EL CAMINO: "YO SOY EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA, NADIE VA AL PADRE SINO POR MÍ". (JUAN 14:6)

"BUSCAD PRIMERAMENTE EL REINO DE DIOS Y SU JUSTICIA, Y TODO LO DEMÁS SE OS DARÁ POR AÑADIDURA". (MATEO 6:33)

"Y EN NINGÚN OTRO HAY SALVACIÓN, PORQUE NO HAY OTRO NOMBRE BAJO EL CIELO DADO A LOS HOMBRES, EN EL CUAL PODAMOS SER SALVOS". (HECHOS 4:12)

martes, 25 de julio de 2023

Santiago Apóstol, patrón de España



Hoy, 25 de julio, festividad de Santiago Apóstol, patrón de España

El apóstol Santiago, primer apóstol martir, viajó desde Jerusalén hasta Cádiz (España). Sus predicaciones no fueron bien recibidas, por lo que se trasladó posteriormente a Zaragoza. Aquí se convirtieron muchos habitantes de la zona. Estuvo predicando también en Granada, ciudad en la que fue hecho prisionero junto con todos sus discípulos y convertidos. Santiago llamó en su ayuda a la Virgen María, que entonces vivía aún en Jerusalén, rogándole lo ayudase. La Virgen le concedió el favor de liberarlo y le pidió que se trasladara a Galicia a predicar la fe, y que luego volviese a Zaragoza.

Santiago cumplió su misión en Galicia y regresó a Zaragoza, donde corrió muchos peligros. Una noche, el apóstol estuvo rezando intensamente con algunos discípulos junto al río Ebro, cerca de los muros de la ciudad, pidiendo luz para saber si debía quedarse o huir. Él pensaba en María Santísima y le pedía que rogara con él para pedir consejo y ayuda a su divino Hijo Jesús, que nada podía entonces negarle. De pronto, se vio venir un resplandor del cielo sobre el apóstol y aparecieron sobre él los ángeles que entonaban un canto muy armonioso mientras traían una columna de luz, cuyo pie, en medio de un rayo luminoso, señalaba un lugar, a pocos pasos del apóstol, como indicando un sitio determinado.

Sobre la columna, se le apareció la Virgen María. Santiago se levantó del lugar donde estaba rezando de rodillas, y recibió internamente el aviso de María de que debía erigir de inmediato una iglesia allí; que la intercesión de María debía crecer como una raíz y expandirse. María le indicó que, una vez terminada la iglesia, debía volver a Jerusalén. Santiago se levantó, llamó a los discípulos que lo acompañaban, que habían oído la música y visto el resplandor; les narró lo demás, y presenciaron luego todos cómo se iba desvaneciendo el resplandor de la aparición. En el lugar de la aparición, se levantó lo que hoy es la Basílica de Nuestra Señora del Pilar, un lugar de peregrinación famoso en el mundo entero que no fue destruido en la guerra civil española (1936-1939), puesto que las bombas que se lanzaron no explotaron, pudiéndose hoy en día verse expuestas en el interior de la Basílica.

Santiago partió de España, para trasladarse a Jerusalén, como María le había ordenado. En este viaje visitó a María en Éfeso. María le predijo la proximidad de su muerte en Jerusalén, y lo consoló y lo confortó en gran manera. Santiago se despidió de María y de su hermano Juan, y se dirigió a Jerusalén, donde al poco tiempo fue hecho prisionero.

Fue llevado al monte Calvario, fuera de la ciudad. Durante el recorrido, estuvo predicando y aún fue capaz de convertir a algunas personas. Cuando le ataron las manos, dijo: "Vosotros podéis atar mis manos, pero no mi bendición y mi lengua". Un tullido que se encontraba a la vera del camino, clamó al apóstol que le diera la mano y lo sanase. El apóstol le contestó: "Ven tú hacia mí y dame tu mano". El tullido fue hacia Santiago, tocó las manos atadas del apóstol e inmediatamente sanó.

Josías, la persona que había entregado a Santiago, fue corriendo hacia él para implorar su perdón. Este hombre se convirtió a Cristo. Santiago le preguntó si deseaba ser bautizado. Él dijo que sí, por lo que el apóstol lo abrazó y le dijo: "Tú serás bautizado en tu propia sangre". Y así se cumplió más adelante, siendo Josías asesinado posteriormente por su fe.

En otro tramo del recorrido, una mujer se acercó a Santiago con su hijo ciego para alcanzar de él la curación para su hijo, obteniéndola de inmediato.

Una vez llegado al Monte Calvario, el mismo lugar donde años antes fue crucificado nuestro Señor, Santiago fue atado a unas piedras. Le vendaron los ojos y le decapitaron.

El cuerpo de Santiago estuvo un tiempo en las cercanías de Jerusalén. Cuando se desencadenó una nueva persecución, lo llevaron a Galicia (España) algunos discípulos.


En siglos posteriores y hasta el momento actual, numerosos fieles, principalmente de Europa, recorren parcialmente el "Camino de Santiago" que les conduce a la tumba del Santo, con el fin de pedir perdón por sus pecados.








Santiago de Compostela como lugar de Peregrinación 

En la edad media, todos los caminos conducían a Santiago de Compostela.   Jerusalén había sido conquistada por los moros y los cristianos no podían peregrinar allí.  Quedaban como principales lugares de peregrinación Roma y Santiago de Compostela, la cuidad, localizada en el extremo noroeste de España, y por lo tanto de Europa.

Todos los países Europeos tenían sus lugares santos, pero en Santiago, el peregrinaje llegaba a un punto culmen. Hasta la palabra peregrinación la asociaban con la cuidad de Santiago. Muchos peregrinos caminaban hacía la tumba de Santiago. La ruta a Santiago se hizo tan famosa que los pueblos y monasterios del camino adquirieron notoriedad.

Como muchas personas llegaban desde todas  partes de Europa, no existía un camino exacto.. En Francia habían cuatro lugares que se designaban como el comienzo del camino hacía Santiago de Compostela. En España, estos caminos confluían en dos principales caminos, el Camino Aragonés y el Camino Francés, siendo este último el mas famoso.

El Camino Francés sigue el antiguo camino Romano, la Vía Traiana. Hay evidencia de que había una tradición de hacer peregrinación por este camino ya en los tiempos Romanos para llegar 80 kilómetros mas allá de Santiago de Compostela, hasta Finisterre, o el "fin de la tierra", un lugar de muchas connotaciones místicas y mitológicas.


En la actualidad siguen utilizando los caminos miles de peregrinos y, aunque las motivaciones que los mueven son diversas, es impresionante observar la devoción de muchos de ellos.  Los testimonios de conversión y gracia abundan.



ORACIÓN DEL PEREGRINO
Apóstol Santiago,
elegido entre los primeros,
tú fuisteis el primero en beber
el cáliz del Señor,
y eres el gran protector de los peregrinos;
haznos fuertes en la fe
y alegres en la esperanza,
en nuestro caminar de peregrinos,
siguiendo el camino de la vida cristiana.
Aliéntanos para que, finalmente,
alcancemos la gloria de Dios Padre.
Amén.


ORACIÓN POR ESPAÑA

Señor Jesús, en esta hora de profunda confusión y de gran preocupación por nuestra nación, queremos darte gracias por la predilección que nos has mostrado desde que nos llamaste a la fe en los comienzos de la predicación cristiana. Tu apóstol Santiago trajo hasta nosotros la luz de la verdad y el fuego de tu amor. Desde entonces, tu luz y tu fuego han acompañado nuestra andadura por los intrincados caminos de la Historia.

Ha sido enorme la misión que has confiado a España durante estos dos mil años:

Ser testigo de la fe hasta el martirio en los tiempos de la persecución romana.

Defender la fe durante 800 años de dominación musulmana, con el testimonio también de numerosos de mártires.

Hacer llegar esa luz de la fe a un continente entero que no te conocía y que hoy en su mayoría te reza en español, en la aventura misionera más grande de todos los tiempos.

Hacerla brillar hasta el Oriente lejano, en Filipinas o en China, desde el siglo XVI.

Purificarla, reformarla y elevarla a las cumbres de la vida mística con santos tan grandes como Santo Domingo de Guzmán, Santa Teresa de Jesús, San Juan de la Cruz, San Ignacio de Loyola, San Francisco Javier o San Francisco de Borja.

Defenderla de las desviaciones heréticas, siendo luz de tu Iglesia en el Concilio de Trento y disponiendo todos los recursos para recuperar la unidad de la fe en los países alcanzados por la herejía.

Defender de nuevo la fe cuando se nos quiso imponer una concepción de la vida sin Dios, emanada de una terrible revolución que expulsó sangrientamente a Dios de Francia y que quiso privarnos de nuestra soberanía para asimilarnos a su modo de vida sin Dios.

Volver a testimoniar y a defender la fe ante la agresión que sufrió España en la persecución más intensa que ha padecido tu Iglesia en toda su historia, durante la revolución marxista en los años treinta del siglo XX. Nuestros miles de mártires nos recuerdan esa epopeya de amor y de sacrificio, y su sangre intercede por nosotros.

Queremos darte gracias por esta historia de bendición y de predilección y por habernos permitido servir a tu Reino.

Pero también queremos pedirte perdón porque:

-no todas las páginas de nuestra historia han sido luminosas,
-no siempre hemos sido fieles a tu predilección,
-nos hemos olvidado de ti, no te hemos adorado y hemos vivido como si no existieras, y hemos sido lentos para corresponderte,
-hemos buscado nuestro propio interés,
-hemos adorado los ídolos del placer, del tener y del poder, que nos ofrece este mundo, 
-no hemos sabido amarnos en nuestras familias, hoy muchas de ellas sufren profundas divisiones y hemos llamado familia a lo que  no era,
-no hemos sabido respetar ni acoger el don de la vida, la sangre del casi un millón de hijos de Dios inocentes a los que les hemos negado el derecho de nacer está reclamando justicia ante el tribunal de Dios,
-el sufrimiento de los pobres y de tantas miles de familias que viven en el umbral de la pobreza o llegan con dificultad a fin de mes está clamado al Cielo,
-lo mismo que la corrupción moral que se extiende en toda la sociedad empezando por los que deberían ser ejemplo por la función de servidores públicos que desempeñan;
-lo que Tú aborreces lo hemos considerado no grave, no hemos respetado y hecho respetar tus mandamientos.

¡Te pedimos perdón!

¡Alcánzanos, Señor, la gracia de la conversión, de cambiar la dirección de nuestros pasos, desandar el camino recorrido y de volver a Ti!

Señor Jesús, en esta hora difícil para nuestra  nación, de corrupción moral, de convulsión política, de incertidumbre y de preocupación, volvemos nuestra mirada hacia Ti.

Tú eres nuestra única esperanza.

Confiamos en Ti.

Tú estás con nosotros.

En tus sacramentos y en la oración nos concedes la fuerza y la paz que necesitamos de Ti.

Danos valentía para ser tus testigos, paciencia y fortaleza en los sufrimientos que tengamos que afrontar, y un amor hasta el sacrificio por todos, también por aquellos que se consideren nuestros enemigos sin que nosotros los tengamos como tales.

Creemos que así, venciendo el mal con el bien, el odio con el amor, la venganza con el perdón, vendrá a nosotros el esperado Reino de tu Corazón, cumplimiento de esa Gran Promesa que, a principios del siglo XVIII, nos hiciste en Valladolid por medio de tu siervo fiel el beato Bernardo de Hoyos: Reinaré en España con especial predilección.

Sagrado Corazón de Jesús, en Ti confío.

Sagrado Corazón de Jesús, concédenos ver el cumplimiento de tu Gran Promesa.

Madre Inmaculada, Patrona de España, ruega por nosotros.

Santiago Apóstol, protege a tu nación.

Santos y mártires de España, rogad por vuestra nación.

Padre Álvaro Cárdenas Delgado
Sacerdote de la diócesis de Getafe

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