La
Divina Misericordia es el atributo más grande de Dios y el último remedio que
concede a la humanidad para su salvación.
Fuera de ésta, nada podrá librarnos de Satanás y del castigo merecido por nuestros pecados.
“Estoy prolongándoles el tiempo de la
misericordia, pero ay de ellos si no reconocen este tiempo.”
(Diario Sta Faustina, 965)
“Lo invocarán en vano cuando sea demasiado tarde.”
(Diario Sta Faustina, 1448)
La
Imagen de la Misericordia
El
primer elemento de la Devoción a la Divina Misericordia que fue revelado a
Santa Faustina fue la Imagen, el 22 de febrero del 1931.
Origen
de la devoción
Jesús
se le aparece a esta Santa con rayos de luz irradiando desde su Corazón y le
dice:
“Pinta
una imagen según el modelo que ves, y firma: “Jesús, en ti confío”. Deseo que
esta imagen sea venerada primero en su capilla y luego en el mundo entero.”
(Diario, 47)
Explicó
también el significado de esta imagen, y de sus dos rayos:
“Los
dos rayos significan la Sangre y el Agua. El rayo pálido simboliza el Agua que
justifica las almas. EL rayo rojo simboliza la Sangre que es la vida de las
almas (…)
Ambos
rayos brotaron de las entrañas más profundas de Mi misericordia cuando Mi
Corazón agonizado fue abierto en la cruz por la lanza. (…)
Estos
rayos protegen a las almas de la indignación Mi Padre. Bienaventurado quien
viva a la sombra de ellos, porque no le alcanzará la mano justa de Dios.”
(Diario, 299)
Santa
Faustina tras recibir el mandato, paso por numerosos problemas con respecto a
la imagen, ya que ella no sabía pintar y los numerosos pintores que hicieron
una imagen según su descripción no conseguían captar toda la belleza y
majestuosidad del Señor tal y como ella lo había visto.
Ante
su inquietud, el Señor le contestó:
“No
en la belleza del color, ni en la del pincel, está la grandeza de esta imagen,
sino en Mi gracia.” (Diario, 313)
Promesas
El
Señor ha prometido numerosas gracias a todos aquellos que veneren esta imagen:
“Ofrezco
a los hombres un recipiente con el que han de venir a la Fuente de la
Misericordia para recoger gracias. Este recipiente es esta imagen con la firma:
Jesús en Ti confío”. (Diario, 327)
“Prometo
que el alma que venere esta imagen no perecerá. También prometo, ya aquí en la
tierra, la victoria sobre los enemigos y, sobre todo, a la hora de la muerta.
Yo Mismo la defenderé como Mi gloria” (Diario, 48)
“A
través de esta imagen concederé muchas gracias a las almas, ella ha de recordar
a los hombres las exigencias de Mi Misericordia, porque la fe sin obras, por
fuerte que sea, es inútil.” (Diario, 742)
“Por
medio de esta imagen colmaré a las almas con muchas gracias, por eso, que cada
alma tenga acceso a ella”. (Diario, 570)
Sin
embargo, como bien explica, esta devoción no consiste en adorar una imagen,
pues eso sería idolatría ya que Dios no está presente en ese cuadro. Lo que se
pretende es emplear dicha imagen como medio para la adoración de la
Misericordia de Dios.
De
esta forma, el Señor nos pide guiar todas nuestras obras a las exigencias de su
misericordia, es decir, amar a Dios cumpliendo su voluntad y ser
misericordiosos con el prójimo.
“Perdona
nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden”. (Mt
6, 12)
“Bienaventurados
los misericordiosos, porque alcanzarán Misericordia”. (Mt 5, 7)
La
Imagen
De
todas las imágenes que se hicieron, que son igualmente válidas para esta
devoción mientras cumplan las condiciones establecidas por el Señor, Santa
Faustina prefería una de ellas, por ser la que más se asemejaba a lo que ella
había visto.
Se
recomienda situar esta imagen en el lugar más privilegiado de su vivienda, y
llevarla siempre con usted en su cartera. De esta forma, cada vez que vea la
imagen recordará el gran amor que el Señor tiene por nosotros y su Gran Promesa
de Misericordia.
«Antes del Día de la Justicia envío el
Día de la Misericordia.»
(Diario, 1588).
«Quien no quiera pasar por la puerta
de Mi misericordia, tiene que pasar por la puerta de Mi justicia.»
(Diario, 1146).
La
Hora de la Misericordia
Jesús
llamó “La Hora de la Misericordia” a las 3 de la tarde, por ser la hora de su
muerte. En diversas revelaciones, el Señor insistió en la importancia de esta
Hora para la salvación del mundo.
“A
las 3 de la tarde implora mi Misericordia especialmente para los pecadores y,
aunque solo sea por un brevísimo momento, sumérgete en mi Pasión, especialmente
en mi abandono en el momento de mi Agonía. Ésta es la Hora de la Gran
Misericordia para el mundo entero. Te permitiré penetrar en mi tristeza mortal.
En esta hora nada le será negado al alma que lo pida por los méritos de mi
Pasión.” (Diario, 1320)
A
las tres de la tarde, se debe, por tanto, contemplar la Pasión de Cristo y los
sufrimientos que Él padeció para traer la Misericordia al mundo. Acojámonos a
Ella, ya que es Fuente de Salvación.
“Son
pocas las almas que contemplan Mi Pasión con verdadero sentimiento; a las almas
que meditan devotamente Mi Pasión, les concedo el mayor número de gracias”.
(Diario, 737)
El
mismo Jesús lo dice, es importantísimo el aprovechar esta Hora de Misericordia
acudiendo a visitar al Santísimo, rezando el Via Crucis y la Coronilla a la
Divina Misericordia.
Sin
embargo, también deja claro que no hay escusas para cumplir su mandato, ya que,
en caso de imposibilidad por causa de fuerza mayor, bastará para alcanzar las
gracias el contemplar su Pasión, aunque solo sea por un instante en la mente.
“Te
recuerdo, hija Mía, que cuantas veces oigas el reloj dando las tres, sumérgete
totalmente en Mi misericordia, adorándola y glorificándola; suplica su
omnipotencia para el mundo entero y especialmente para los pobres pecadores, ya
que en ese momento se abrió de par en par para cada alma. En esa hora puedes
obtener todo lo que pides para ti y para los demás. En esa hora se estableció
la gracia para el mundo entero: la Misericordia triunfó sobre la Justicia. Hija
Mía, en esa hora procura rezar el Vía Crucis, en cuanto te lo permitan los
deberes; y si no puedes rezar el Vía Crucis, por lo menos entra un momento en
la capilla y adora en el Santísimo Sacramento a Mi Corazón que está lleno de
Misericordia. Y si no puedes entrar en la capilla, sumérgete en oración allí
donde estés, aunque sea por un brevísimo instante. Exijo el culto a Mi
misericordia de cada criatura, pero primero de ti, ya que a ti te he dado a
conocer este misterio de modo más profundo”. (Diario, 1572)
Para
todos aquellos que se encuentren imposibilitados por motivos de fuerza mayor
para postrarse en presencia del Señor en esta Hora, se recomienda la recitación
mental de una pequeña jaculatoria.
“Oh
Sangre y Agua, que brotaste del Corazón de Jesús como una Fuente de
Misericordia para nosotros, en Ti confío.” (Diario, 84)
Esto
es posible se encuentre donde se encuentre en el momento en el que el reloj de
las tres de la tarde, ya que solo requerirá de unos segundos.
¡Cumplamos
el mandato del Señor!
Para saber cómo se rezan estas devociones dictadas y pedidas por Nuestro Señor mismo entrar en los enlaces siguientes:
Novena a la Divina Misericordia
La
Fiesta de la Misericordia
De
todas las formas de la devoción a la Divina Misericordia reveladas a Santa
Faustina, ésta es la que tiene mayor importancia.
Origen
de la devoción
El
Señor habló por primera vez del establecimiento de esta fiesta en 1941, cuando
Santa Faustina se encontraba en Plock (Polonia).
Fue
en ese lugar cuando el Señor comunicó por primera vez a Santa Faustina su deseo
de que se pintase la Imagen.
“Deseo
que haya una Fiesta de la Misericordia. Quiero que esta imagen que pintarás con
el pincel sea bendecida con solemnidad el primer domingo después de la Pascua
de Resurrección; ese domingo debe ser la Fiesta de la Misericordia”. (Diario,
49)
“Deseo
que los sacerdotes proclamen esta gran Misericordia que tengo a las almas
pecadoras. Que el pecador no tenga miedo de acercarse a Mi. Me queman las
llamas de la Misericordia, deseo derramarlas sobre las almas humanas.” (Diario
50a)
“Pide
a mi siervo fiel que en aquel día hable al mundo entero de esta gran
Misericordia mía”. (Diario, 300a)
“Hija
mía, mira hacia el abismo de mi Misericordia y rinde honor y gloria a esta
Misericordia mía, y hazlo de este modo: Reúne a todos los pecadores del mundo
entero y sumérgelos en el abismo de mi Misericordia. Deseo darme a las almas,
deseo las almas, hija Mía. El día de mi Fiesta, la Fiesta de la Misericordia,
recorrerás el mundo entero y traerás a las almas desfallecidas a la fuente de
mi Misericordia. Yo las sanaré y las fortificaré”. (Diario, 206)
La
elección del primer domingo después de la Pascua tiene un profundo sentido, ya
que indica la relación entre la Pasión y Muerte de nuestro Señor Jesucristo,
Redención de la humanidad, con la Divina Misericordia, Fuente de dicha
redención.
Esta
relación se ve subrayada por la realización de la Novena de la Misericordia,
que se comienza el Viernes Santo, momento de la Pasión y Muerte de Cristo, y
sirve de preparación a la Fiesta.
Este
día no solo se muestra como una veneración a tan grandioso atributo de Dios,
sino que se constituye como el momento elegido por Él mismo para derramar
infinidad de gracias sobre las almas que acudan a su Misericordia con corazón
contrito.
“Deseo
que la Fiesta de Misericordia sea refugio y amparo para todas las almas y,
especialmente, para los pobres pecadores. Este día están abiertas las entrañas
de mi Misericordia. Derramo todo un mar de gracias sobre las almas que se
acercan al manantial de mi Misericordia.” (Diario, 699a)
“Que
ningún alma tema acercarse a Mi, aunque sus pecados sean como escarlata. Mi
Misericordia es tan grande que en toda la eternidad no la penetrará ningún
intelecto humano ni angélico. Todo lo que existe ha salido de las entrañas de
mi misericordia.” (Diario, 699c)
Promesas
“El
alma que se confiese y reciba la Santa Comunión obtendrá el perdón total de las
culpas y las penas. En ese día están abiertas todas las compuertas divinas a
trasvés de las cuales fluyen las gracias”. (Diario, 699b)
“Quien
se acerque ese día a la Fuente de Vida, recibirá el perdón total de las culpas
y de las penas”. (Diario, 300b)
Exigencias
de la Divina Misericordia
I-Misericordia
con el prójimo:
“Exijo
de ti obras de misericordia que deben surgir del amor hacia Mi. Debes mostrar
misericordia al prójimo siempre y en todas partes. No puedes dejar de hacerlo
ni excusarte ni justificarte.
Te
doy tres formas de ejercer misericordia al prójimo:
La
primera, la acción;
La
segunda, la palabra;
La
tercera, la oración.
En
estas tres formas está toda la plenitud de la Misericordia y es el testimonio
irrefutable del amor hacia Mi. De este modo el alma alaba y adora mi
Misericordia”. (Diario, 742)
II-Confianza
sincera en Dios y su infinita Misericordia:
“Oh,
cuanto me hiere la desconfianza del alma. Esta alma que reconoce que soy Santo
y Justo y no cree que Yo soy la Misericordia, no confía en mi Bondad. También
los demonios admiran mi Justicia, pero no creen en mi Bondad”. (Diario, 300c)
“La
desconfianza de las almas desgarra mis Entrañas. Aún más me duele la
desconfianza de las almas elegidas; a pesar de mi Amor inagotable no confían en
Mi. Ni siquiera mi Muerte ha sido suficiente para ellas. ¡Ay de las almas que
abusen de ella!”. (Diario 50b)
“Mi
corazón sufre porque hasta las almas consagradas ignoran mi Misericordia y me
tratan con indiferencia. ¡Cómo me hieren! Si no creen en mis Palabras,
crean al menos en mis Llagas“. (Diario, 699)
Frutos
de la Divina Misericordia
I-Condición
para la Paz:
“La
Fiesta de mi Misericordia ha salido de mis Entrañas (…)
La
humanidad no conocerá la paz hasta que no se dirija a la Fuente de mi
Misericordia”. (Diario, 699d)
II-Condición
para la Salvación:
“Las
almas mueren a pesar de mi amarga Pasión. Les ofrezco la última tabla de
salvación, es decir, la Fiesta de mi Misericordia. Si no adoran mi Misericordia,
morirán para siempre”. (Diario, 965)
“No
encontrará alma ninguna la justificación hasta que no se dirija con confianza a
mi Misericordia y por eso el primer domingo después de Pascua ha de ser la
Fiesta de la Misericordia”. (Diario, 570)
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