“Entonces me fue
dirigida la palabra de Yahveh en estos términos:
«¿Qué estás viendo Jeremías?»
«Una rama de almendro
estoy viendo.»
Y me dijo Yahveh:
«Bien has visto. Pues así
soy yo, velador de mi palabra para cumplirla.» (Jeremías 1, 11-12)
Este blog recomienda vivamente
la siguiente página: Como vara de Almendro.
Creo que es la primera
vez que desde este blog se da un apoyo tan explícito a una página Web (Como
vara de Almendro). Sí hay enlaces a otros sitios de interés en el lateral del
blog, con cuyo contenido el administrador del blog está de acuerdo en su mayoría, pero no en su totalidad.
Estando como estamos,
atravesando por este periodo de Gran Tribulación, ha sido providencial
encontrar esta página, y más providencial que entrara en la pestaña “Sobre
nosotros” y leyera su “manifiesto” con el cual se concuerda cien por cien y por
eso se comparte hoy.
No me cabe la menor duda de
que ha sido providencial este encuentro, pues es la respuesta exacta a mis últimas
súplicas ante el Sagrario. ¡Gracias Señor! Tú eres el Camino, la Verdad y la
Vida; solo tú Señor. Gracias por confirmármelo de nuevo y por tu infinita paciencia.
Les
dejo su “Manifiesto”: Sobre Nosotros
NOTA
EDITORIAL
Somos
una web perteneciente a la Iglesia católica, apostólica y romana, fundada en
2016 por un sacerdote y varios amigos laicos de España e Hispanoamérica, muy
preocupados por la situación actual de la Iglesia.
Estamos
unidos al magisterio eterno, perenne e inmutable de la Iglesia, a la sana
doctrina, a la tradición, al Catecismo y a la Biblia. No debería ser necesario
hacer pública esta declaración de intenciones pero es tal la apostasía y la
herejía infiltradas en la Iglesia que en estos días peligrosos para la fe de
siempre no está de mal recordarlo.
Somos
profundamente marianos. Estamos consagrados al Inmaculado Corazón de la Virgen
María. Nuestros patrones son la Inmaculada Concepción y el Arcángel San Rafael.
La Inmaculada es la patrona de España, la Virgen vestida de Sol que representa
al resto fiel de la Iglesia, la que acabará pisándole la cabeza a la serpiente
infernal. Bajo su protección nos acogemos. Somos muy devotos también del
Arcángel San Rafael, medicina de Dios, al que impetramos que sane los ojos y
los corazones de tantos católicos buenos que, sin embargo, andan engañados y
embelesados con la doctrina envenenada que se está instilando en la Iglesia en
los últimos cuatro años, desde su cima.
No
somos sedevacantistas ni lefebvristas. Aceptamos el Concilio Vaticano II con el
espíritu de continuidad que el Card. Ratzinger ha exigido siempre. No
interpretamos el CVII como una ruptura con el Magisterio anterior de siempre de
la Iglesia, sino con la exégesis de los 2000 años de magisterio previo. Por lo
tanto, abominamos del indiferentismo religioso. Abominamos también del
ecumenismo mal entendido, según el cual todas las confesiones cristianas son
caminos igualmente válidos para llegar a Cristo, que deben unirse en una única
falsa doctrina. Al contrario, abogamos por el auténtico ecumenismo, esto es,
por convertir a ortodoxos y protestantes de sus errores, para que los abandonen
y se unan a la auténtica y única Iglesia fundada por Cristo, la católica, apostólica
y romana.
Aceptamos,
cómo no, a los Papas posteriores al CVII. Con sus aciertos y sus errores, no
han sabido o podido parar el ataque masónico y marxista al que los enemigos de
Cristo han sometido a la Iglesia.
Somos
muy devotos de Juan Pablo II y de Benedicto XVI. Sus Encíclicas y Documentos
magisteriales son una luz en las tinieblas espirituales que cubren hoy la
Iglesia: Veritatis Splendor, Caritas in veritate, Ecclesia de Eucharistia,
Sacramentum Caritatis, Familiaris Consortio, etc. son combatidas con furia
desde dentro de la Iglesia en estos días aciagos que vivimos.
En
particular, profesamos gran admiración al Papa BXVI, víctima de un ataque
brutal desde dentro y fuera de la Iglesia. Rezamos por él, para que la Virgen
le ampare y proteja, y para que el Espíritu Santo le dé la fuerza necesaria
para jugar el papel de defensor de la fe que el Cielo le tiene reservado.
No
somos neocones: somos muy conscientes de que la Iglesia, en su gran mayoría,
defeccionará y caerá en la apostasía prevista en el número 675 del Catecismo, y
que esa apostasía, como dijo la Virgen en Fátima y quedó escrita por Sor Lucía
en enero de 1944 en la parte aún no hecha pública del Tercer Secreto de Fátima,
comenzará “desde la cima”. Rusia aún no ha sido consagrada al Inmaculado
Corazón de María, por lo que será el azote y castigo de Dios contra este
Occidente pervertido y apóstata en el que vivimos.
La
promesa de Cristo de que las puertas del Infierno no prevalecerán contra la
Iglesia se cumplirá, por supuesto, pero en el resto fiel que, por gracia de
Dios, no caerá en la apostasía, en la Iglesia remanente y catacumbal que verá
la Parusía o Venida del Señor, a instaurar nuevos Cielos y Nueva tierra.
Mientras tanto, la Iglesia visible defeccionará y, dirigida por un falso papa,
un falso profeta, engañará a los que no amen la Verdad y quieran salvar su vida
en lugar de su alma.
Somos
muy conscientes de que la masonería eclesiástica ha usurpado la Iglesia y que
actúa como lobo con piel de cordero, persiguiendo el magisterio auténtico y a
los que lo profesan, y amparando a los herejes y apóstatas que quieren
destruirla desde dentro.
Consideramos
que estamos al comienzo del fin de los tiempos, que la gran apostasía de la que
habla San Pablo está a punto de producirse, y que ya están en marcha los
acontecimientos esjatológicos de los que hablaban San Juan, los apóstoles y los
profetas.
Conocemos
muy bien que la misa de siempre es la misa tradicional, a la que amamos y
respetamos, como amamos y respetamos igualmente el Novus Ordo cuando es
celebrado con la seriedad que merece la Misa, por santos sacerdotes de sana
doctrina. La Misa es la renovación incruenta del sacrificio de Cristo, con
efecto propiciatorio, no una cena convivial ni una fiesta muy alegre al modo
protestante. La misa nueva es válida y legítima, como la tradicional. Asistimos
muchos de nosotros a misas novus ordo, pero en parroquias e Iglesias donde se
celebra con el respeto y el amor que Cristo se merece. Rechazamos con fuerza
las liturgias “creativas”, con música profana o mundana. Amamos la liturgia
cuidada, con reclinatorios, canto gregoriano u órgano, o con música respetuosa.
Animamos a los sacerdotes a hablar del pecado mortal, del Infierno, de la
necesidad de convertirse para salvar el alma. La “salus animarum” es, a fin de
cuentas, la más alta misión de la Iglesia.
Consideramos
que la confesión frecuente y el amor a la ley de Dios unido a la caridad con
los hermanos conjuran cualquier tentación de fariseísmo. Al contrario, fariseos
son los que profesan el casuismo y la moral de situación y parecen haber
triunfado en la Iglesia: su caballo de batalla es la Exhortación Amoris
Laetitia.
No
somos tradicionalistas, sino tradicionales. No profesamos el celo amargo. Nos
sometemos en todo a Cristo y a su Iglesia, pero a la Iglesia unida al
magisterio de Cristo, ya que la obediencia mal entendida está haciendo que
muchos católicos crean que deben obedecer a sus superiores en todo caso, cuando
es doctrina de la Iglesia que la obediencia cesa cuando el superior ordena algo
en contra de la moral o del magisterio, o que sea pecado.
Apoyamos
las Dubia de los Cardenales Caffarra, Burke, Meisner y Brandmüller. Somos muy
conscientes del daño inmenso que el deletéreo “magisterio” líquido de Bergoglio
está infligiendo a la Iglesia, haciendo que muchas almas se condenen. Rezamos
por su conversión, para que no sea definitivamente el Judas que traicione a la
Iglesia.
Nos
asiste el derecho recogido en el art. 212.3 del Código de Derecho Canónico para
manifestar nuestro desacuerdo con aquellos lobos con piel de cordero que están
introduciendo la confusión dentro de la Iglesia, y para denunciarles
abiertamente. Y no lo hacemos por libre, sobre el falible libre examen
luterano, sino apoyados en la piedra firme e inconmovible del magisterio bimilenario
de la Iglesia que interpreta válidamente la revelación pública.
Cristo
eucaristía es el centro de nuestras vidas. Todos somos adoradores perpetuos o
nocturnos. Comulgamos de rodillas. Sabemos que el Demonio y sus instrumentos
dentro de la Iglesia están atacando la Eucaristía, promoviendo la comunión de
los que viven en adulterio sin propósito de enmienda, y que, a continuación,
ocurrirá lo mismo con homosexuales y demás pecadores públicos impenitentes.
Pronto, además, querrán abolir el sacrificio perpetuo (Daniel 9, 27), diciendo
que la Misa es una conmemoración de la última cena, al modo protestante, lo que
harán como condición previa para la unión de la Iglesia católica en una falsa
Iglesia de las tinieblas, dirigida por el falso profeta, donde protestantes y
otras confesiones se sientan cómodos. Y quedará abierta la puerta al Ánomos, y
a la gran tribulación.
En
resumen… somos católicos.
Padre
Elías
Antonio
José Sánchez Sáez
Montserrat
Sanmartí Fernández
Fundadores
de Como Vara de Almendro
SOBRE EL
SIGNIFICADO DE NUESTRA PÁGINA
El
almendro es un pequeño árbol que no alcanza grandes dimensiones. Pero, dentro
de su pequeña estatura, encierra algo maravilloso. Sus ramas, sus varas, son
siempre las primeras en reverdecer y son las que florecen antes de la llegada
de la primavera. Son precursoras de la estación más bella, la de las flores, la
de los pajarillos, la estación en la que se empiezan a alargar las horas de
luz, hasta llegar al solsticio de verano.
Pero para que eso suceda, el almendro sacrifica, año tras año, parte de sus flores y de sus frutos en aras de la crudeza de las heladas, de los vientos y de las fuertes tormentas que se han de dar todavía en los meses de invierno. No tememos perder nada quienes editamos en esta página, porque la recompensa es grande. Es pareja al gozo de ver, aun en invierno, esos campos de almendros cuajados de flores blancas y rosadas. Gracias a su perseverancia, gracias a su valentía, gracias a su tesón, logran alegrarnos siempre el corazón y nos recuerdan que no está lejos el buen tiempo.
Nuestra
página pretende ser eso: alegría para el corazón de aquellos que nos lean
y motivo de esperanza, pues queremos, como el almendro, ser precursores de la
cercanía de la venida de Cristo, ayudar a discernir “los signos de los tiempos”.
Puede que durante este “viaje” el temor nos atenace, surjan dudas y
dificultades para entender por qué están pasando tantas cosas en el mundo y en
la Iglesia. Pero es momento de recordar el pasaje evangélico: “Cuando estas
cosas empiecen a suceder, erguíos y levantad vuestras cabezas, porque se acerca
vuestra redención” (Lc. 21,28).
La
imagen que encabeza este portal representa eso, ni más ni menos. Ese almendro
florecido que anuncia ese sol que aparece cada día en el horizonte, el Sol fiel,
el Sol que nace de lo alto y que viene para iluminar a los que
vivimos en tinieblas y en sombra de muerte. Ese Sol, que es Cristo y que
esperamos con ansia, el mismo que deseamos haga su aparición cada madrugada
durante el momento del alba, y añoramos y deseamos su regreso, porque el mundo
lo necesita y agoniza segundo a segundo cuando no está.
Gracias
por visitarnos. Te deseamos toda clase de bendiciones, a ti y a los tuyos, de
parte del Señor. Si te gusta la página, esperamos la des a conocer entre tus
amistades y familiares, para juntos llevar la verdad del Evangelio a todos los
rincones.
Muchas gracias por compartir nuestra página. Dios les bendiga por ayudar a compartir la verdad del Evangelio y del Magisterio de siempre.
ResponderEliminarMontse Sanmartí.