(Mensajes de
la Santísima Virgen al Padre Gobbi, del Movimiento Sacerdotal Mariano)
Santuario de Tindari (Sicilia), 14 de
mayo 1989
Fiesta de Pentecostés
El enorme
Dragón rojo
“Hijos
predilectos, hoy adoráis e invocáis al Espíritu Santo, que descendió en
Pentecostés sobre los Apóstoles y los discípulos, reunidos Conmigo en el
Cenáculo de Jerusalén.
Lo seguís
invocando en estos vuestros tiempos, con confianza y con perseverancia,
reunidos conmigo en los muchos Cenáculos de oración que ya se encuentran
difundidos por toda la tierra.
Con mi
Movimiento Sacerdotal Mariano invito hoy a todos los hijos de la Iglesia a
reunirse en un Cenáculo perenne de oración Conmigo, vuestra Madre Celeste.
Invito a
todos los Obispos, Sacerdotes, Religiosos y Fieles.
Mi Corazón
Inmaculado es el lugar de este nuevo, espiritual y universal Cenáculo.
En él debéis
entrar con vuestro acto de consagración, que os confía para siempre a Mí, a fin
de que Yo pueda unir mi voz a las vuestras en la invocación del Don de un
segundo Pentecostés sobre la Iglesia y sobre toda la Humanidad.
Sólo el
Espíritu del Señor puede volver a llevar a la humanidad a la perfecta
glorificación de Dios.
Sólo el
Espíritu del Señor puede renovar la Iglesia con el esplendor de su unidad y de
su santidad.
Sólo el
Espíritu del Señor puede vencer la potencia y la fuerza victoriosa del enorme
Dragón Rojo, que, en este vuestro siglo, se ha desencadenado por doquier,
de una manera terrible, para seducir y engañar a toda la humanidad.
El enorme
Dragón Rojo es el
comunismo ateo que ha difundido por todas partes el error de la negación y del
obstinado rechazo de Dios.
El enorme
Dragón Rojo es el
ateísmo marxista, que se presenta con diez cuernos, es decir con la potencia de
sus medios de comunicación, para conducir a la humanidad a desobedecer los diez
Mandamientos de Dios, y con siete cabezas, sobre cada una de las cuales hay una
diadema, signo de poder y de realeza, las cabezas coronadas indican las
Naciones en las que el comunismo ateo se ha establecido y domina con la fuerza
de su poder ideológico, político y militar.
La enormidad
del Dragón manifiesta claramente la gran extensión de la tierra ocupada por el
dominio incontrastado del ateísmo comunista.
Su color es
rojo porque usa la guerra y la sangre como instrumentos de sus numerosas
conquistas.
El enorme
Dragón Rojo en
estos años ha logrado conquistar la humanidad con el error del ateísmo teórico
o práctico, que ya ha seducido a todas las naciones de la tierra.
De ese modo
se ha logrado construir una nueva civilización sin Dios, materialista, egoísta,
hedonista, árida y fría, que lleva en sí los gérmenes de la corrupción y de la
muerte.
El enorme
Dragón Rojo tiene
el objetivo diabólico de sustraer toda la humanidad al dominio de Dios, a la
glorificación de la Santísima Trinidad, a la plena actuación del Designio del
Padre que, por medio del Hijo, la ha creado para su Gloria.
El Señor me
ha revestido con su Luz y el Espíritu Santo con su Divina Potencia; así Yo
aparezco como un gran signo en el Cielo, Mujer vestida de Sol, porque tengo la
misión de sustraer la humanidad al dominio del enorme Dragón Rojo y de
reconducir a toda ella a la perfecta glorificación de la Santísima Trinidad.
Por eso me
formo el ejército de mis más pequeños hijos, en todas partes del mundo, y les
pido a ellos que se consagren a mi Corazón Inmaculado. De ese modo los conduzco
a vivir sólo para la Gloria de Dios, por medio de la fe y de la caridad, y los
cultivo, Yo misma, celosamente en mi celestial jardín.
Entonces,
cada día Yo me presento ante el trono de mi Señor en acto de profunda
adoración, abro la puerta de oro de mi Corazón Inmaculado y ofrezco entre mis
brazos a todos estos mis pequeños hijos diciendo:
“Santísima y
Divina Trinidad, en el momento de Tu universal negación Yo te presento el
homenaje de mi maternal reparación, por medio de todos estos mis pequeños, que
cada día formo para tu mayor glorificación.”
De este
modo, también hoy, el Señor recibe por boca de los pequeños y de los niños de
pecho su perfecta alabanza.”
Milán, 3 de junio de 1989
Primer sábado y fiesta del Corazón
Inmaculado de María
La bestia
semejante a una pantera
“Hijos
predilectos, hoy os reunís en Cenáculos de oración para celebrar la fiesta del
Corazón Inmaculado de vuestra Madre Celeste.
De todas
partes del mundo os he llamado a consagraros a mi Corazón Inmaculado, y habéis
respondido con filial amor y con generosidad.
Ya he
formado mi ejército con aquellos hijos que han acogido mi invitación y han
escuchado mi voz.
Ha llegado
el tiempo en el cual mi Corazón Inmaculado debe ser glorificado por la Iglesia
y por toda la humanidad.
Porque en
estos tiempos de la apostasía, de la purificación y de la gran tribulación, mi
Corazón Inmaculado es el único refugio y el camino que os conduce al Dios de la
salvación y de la paz.
Sobre todo,
mi Corazón Inmaculado se vuelve hoy el signo de mi segura victoria en la gran
lucha que se combate entre los seguidores del enorme Dragón Rojo y los
seguidores de la Mujer vestida del Sol.
En esta
terrible lucha sube del mar, en ayuda del Dragón, una bestia semejante
a una pantera.
Si el Dragón
Rojo es el ateísmo marxista, la bestia negra es la Masonería.
El Dragón se
manifiesta en el vigor de su potencia; la bestia negra, en cambio, obra en la
sombra, se esconde, se oculta, para introducirse por este medio en todas
partes.
Tiene las
garras de oso y la boca de un león, porque obra por doquier con la astucia y
con los medios de comunicación social, es decir, con la propaganda.
Las siete
cabezas indican las varias logias masónicas que obran en todas partes de una
manera solapada y peligrosa.
Esta bestia
negra tiene diez cuernos y sobre los cuernos diez diademas, que son signos de
dominio y de realeza.
La masonería
domina y gobierna en todo el mundo por medio de los diez cuernos.
El cuerno,
en el mundo bíblico, siempre ha sido un instrumento de amplificación, un modo
de hacer escuchar más fuertemente la propia voz, un importante medio de
comunicación.
Por eso Dios
ha comunicado a su pueblo su Voluntad por medio de diez cuernos que han hecho
conocer su Ley: los diez mandamientos.
Quien los
acoge y los observa anda en la vida por el camino de la Divina Voluntad, de la
alegría y de la paz.
Quien hace
la Voluntad del Padre, acoge la Palabra de su Hijo y participa en la Redención
llevada a cabo por Él. Jesús da a las almas la misma vida divina, a través de
la Gracia, que Él ha merecido con sui Sacrificio realizado en el Calvario.
La Gracia de
la Redención es comunicada por medio de los Siete Sacramentos. Con la gracia se
insertan en el alma gérmenes de vida sobrenatural que son las virtudes. Entre
ellas las más importantes son las tres virtudes teologales y las cuatro
cardinales: fe, esperanza y caridad; prudencia, justicia, fortaleza y
templanza.
Al Sol
divino de los siete Dones del Espíritu Santo, estas virtudes germinan, crecen,
se desarrollan cada vez más y así conducen a las almas por el camino luminoso
del amor y de la santidad.
Objetivo de
la bestia negra, es decir, de la masonería, es el de combatir de una manera
disimulada, pero tenaz, para impedir a las almas recorrer este camino, indicado
por el Padre y por el Hijo e iluminado por los dones del Espíritu.
En efecto,
si el Dragón Rojo obra para llevar a toda la humanidad a prescindir de Dios, a
la negación de Dios y para ello difunde el error del ateísmo, el objetivo de la
masonería no es el de negar a Dios, sino el de blasfemarlo.
La bestia
abre la boca para proferir blasfemias contra Dios, para blasfemar su Nombre y
su morada, contra todos aquellos que habitan en el Cielo.
La mayor de
las blasfemias es la de negar el culto debido sólo a Dios para darlo a las
criaturas y al mismo Satanás.
He aquí por
qué en estos tiempos, tras la perversa acción de la masonería se difunden por
doquier las misas negras y el culto satánico.
Además, la
masonería obra, con todos los medios, para impedir que las almas se salven y de
este modo quiere volver inútil la Obra de Redención llevada a cabo por Cristo.
Si el Señor
ha comunicado su Ley con los diez mandamientos, la masonería difunde por todas
partes, con la potencia de sus diez cuernos, una ley que es completamente
opuesta a la de Dios.
Al
mandamiento del Señor: –“No tendrás otro Dios más que a Mí”– aquélla construye
otros falsos ídolos, frente a los cuales hoy muchos se postran en oración.
Al
mandamiento: –“No tomarás el nombre de Dios en vano”– aquélla se opone con las
blasfemias contra Dios y su Cristo, de muchas maneras engañosas y diabólicas,
hasta reducir a una marca comercial indecorosa su Nombre y hacer películas
sacrílegas sobre su vida y su divina Persona.
Al
mandamiento: –“Santificarás las fiestas”– aquélla transforma el domingo en
“week-end”, en el día del deporte, de las competiciones, de los juegos, de las
diversiones.
Al
mandamiento: –“Honrarás a tu padre y a tu madre”– aquélla contrapone un modelo
nuevo de familia sobre la convivencia incluso de homosexuales.
Al
mandamiento: –“No matarás”– aquélla ha logrado hacer legitimar en todas partes,
el aborto, hacer aceptar la eutanasia, hacer casi desaparecer el respeto debido
al valor de la vida humana.
Al
mandamiento: –“No cometerás actos impuros”– aquélla justifica, exalta y hace
propaganda de toda forma de impureza, hasta llegar a la justificación de los
actos contra natura.
Al
mandamiento: –“No robarás”– ella obra para que se difundan cada vez más los
hurtos, la violencia, los secuestros, las rapiñas.
Al
mandamiento: –“No darás falso testimonio ni mentirás”– aquélla obra para que se
propague cada vez más la ley del engaño, de la mentira, de la doblez.
Al
mandamiento: –“No desearás los bienes ajenos y a la mujer de tu prójimo”– Actúa
para corromper lo más profundo de la conciencia, engañando la mente y el
corazón del hombre.
De esta
manera, las almas son impulsadas por el camino perverso y malo de la
desobediencia a la Ley del Señor, son sumergidas en el pecado y así se les
impide recibir el Don de la Gracia y de la Vida de Dios.
–A las
siete virtudes teologales y cardinales, que son el fruto de vivir en
Gracia de Dios, la masonería opone la difusión de los siete vicios
capitales, que son el fruto de vivir habitualmente en estado de pecado.
A la fe,
aquélla opone la soberbia; a la esperanza, la lujuria; a la caridad, la avaricia;
a la prudencia, la ira; a la fortaleza, la pereza; a la justicia, la envidia; a
la templanza, la gula.
Aquél que
llega a ser víctima de los siete vicios capitales es conducido gradualmente a
abandonar el culto debido al único Dios, para darlo a falsas divinidades, que
son la personificación misma de todos estos vicios. En esto consiste la
blasfemia más grande y horrible.
He aquí por
qué sobre cada cabeza de la bestia hay escrito un título blasfemo. Cada logia
masónica tiene la tarea de hacer adorar una divinidad distinta.
La primera
cabeza lleva el título blasfemo de la soberbia, que se opone a la virtud de la
fe y conduce a dar culto al dios de la razón humana y del orgullo, de la
técnica y del progreso.
La segunda
cabeza lleva el título blasfemo de la lujuria, que se opone a la virtud de la
esperanza, y lleva a dar culto al dios de la sensualidad y de la impureza.
La tercera
cabeza lleva el título blasfemo de la avaricia, que se opone a la virtud de la
caridad, y difunde por doquier el culto al dios del dinero.
La cuarta
cabeza lleva el título blasfemo de la ira, que se opone a la virtud de la
prudencia, y conduce a dar culto al dios de la discordia y de la división.
La quinta
cabeza lleva el título blasfemo de la acidia (o pereza espiritual), que se opone
a la virtud de la fortaleza, y difunde el culto al ídolo del miedo de la
opinión pública y de la explotación del prójimo.
La sexta
cabeza lleva el título blasfemo de la envidia, que se opone a la virtud de la
justicia, y lleva a dar culto al ídolo de la violencia y de la guerra.
La séptima
cabeza lleva el título blasfemo de la gula, que se opone a la virtud de la
templanza, y conduce a dar culto al ídolo tan exaltado del hedonismo, del
materialismo, del placer.
El objetivo
de las logias masónicas, hoy, es el de actuar con gran astucia, para llevar a
la humanidad en todas partes a despreciar la santa Ley de Dios, a obrar en
abierta oposición a los diez Mandamientos, a sustraer el culto debido al único
Dios para darlo a los falsos ídolos, que son exaltados y adorados por un número
creciente de hombres: la razón, la carne, el dinero, la discordia, el dominio,
la violencia, el placer. De esta manera las almas son precipitadas en la
tenebrosa esclavitud del mal, del vicio y del pecado, y, en el momento de la muerte
y del juicio de Dios, en el estanque de fuego eterno que es el infierno.
Ahora
comprenderéis por qué, en estos tiempos, mi Corazón Inmaculado se convierte en
vuestro refugio y en el camino seguro que os lleva a Dios, frente al terrible e
insidioso ataque de la bestia negra, es decir, de la masonería. En mi Corazón
Inmaculado se delinea la táctica usada por vuestra Madre Celeste para
contraatacar y vencer la astuta trama usada por la bestia negra.
Es por esto
que formo a todos mis hijos en la observancia de los diez Mandamientos de Dios:
a vivir al pie de la letra el Evangelio; a recibir con frecuencia los
Sacramentos, especialmente la Penitencia y la Comunión Eucarística, como
auxilios necesarios para vivir en Gracia de Dios; para ejercitar de una manera
fuerte las virtudes y para andar siempre por el camino del bien, del amor, de
la pureza y de la santidad.
De ese modo,
me sirvo de vosotros, pequeños hijos que os habéis consagrado a Mí, para
desenmascarar todas estas insidias disimuladas que la bestia negra os tiende y,
en fin, anular el gran ataque que la masonería hoy, ha desencadenado contra
Cristo y su Iglesia. Y al final, sobre todo, con su mayor derrota, aparecerá en
todo su esplendor el triunfo de mi Corazón Inmaculado en el mundo.”
Dongo (Como), 13 de junio de 1989
Aniversario de la segunda Aparición de
Fátima
La bestia
semejante a un cordero
“Hijos
predilectos, hoy recordáis mi segunda aparición, ocurrida en la pobre Cova de
Iria en Fátima, el 13 de junio de 1917.
Ya entonces
os predije lo que estáis viviendo en estos tiempos.
Os anuncié
la gran lucha entre Yo, la Mujer vestida del Sol, y el enorme Dragón Rojo que
ha llevado a la humanidad a vivir sin Dios.
Os predije
también el astuto y tenebroso trabajo realizado por la Masonería, para alejaros
de la observancia de la Ley de Dios y haceros de ese modo víctimas de los
pecados y de los vicios.
Sobre todo,
como Madre, os he querido advertir de los grandes peligros que hoy amenazan a
la Iglesia, a causa de los muchos y diabólicos ataques que se llevan a cabo
contra Ella para destruirla.
Para
alcanzar este fin, a la bestia negra que sube del mar, acude en ayuda, desde la
tierra, una bestia que tiene dos cuernos, semejantes a los de un
cordero.
El cordero,
en la Sagrada Escritura, siempre ha sido el símbolo del sacrificio. En la noche
del Éxodo, es sacrificado un cordero y, con su sangre, son rociados el dintel y
las jambas de las casas de los hebreos, para sustraerlos al castigo que, en
cambio, alcanza a todos los egipcios.
La Pascua
hebrea recuerda este hecho cada año con la inmolación de un cordero, que es
sacrificado y consumido.
Sobre el
Calvario, Jesucristo se inmola por la redención de la humanidad, se hace Él
mismo nuestra Pascua y se convierte en el verdadero Cordero de Dios que quita
todos los pecados del mundo.
La bestia
tiene en la cabeza dos cuernos semejantes a los del cordero.
Al símbolo
del sacrificio está íntimamente unido el del Sacerdocio: los dos cuernos. Un
cubrecabeza con dos cuernos llevaba el Sumo sacerdote del Antiguo Testamento.
La Mitra,
con dos cuernos, llevan los Obispos de la Iglesia, para indicar la plenitud de
su Sacerdocio.
La bestia
negra semejante a una pantera indica la Masonería; la bestia con dos cuernos,
semejante a un cordero, indica la Masonería infiltrada dentro de la Iglesia, es
decir la masonería Eclesiástica, que se ha difundido sobre todo
entre los miembros de la Jerarquía.
Esta
infiltración masónica dentro de la Iglesia, ya os ha sido predicha por Mí en
Fátima, cuando os anuncié que Satanás se introduciría hasta el vértice de la
Iglesia.
Si el
objetivo de la masonería es el de conducir a las almas a la perdición,
llevándolas al culto de falsas divinidades, el fin de la masonería
eclesiástica, en cambio, es el de destruir a Cristo y a su Iglesia,
construyendo un nuevo ídolo, es decir, un falso Cristo y una falsa Iglesia.
–Jesucristo
es el Hijo del Dios Viviente, es el Verbo Encarnado, es Verdadero Dios y
Verdadero Hombre, puesto que une en su Persona divina la naturaleza humana y la
naturaleza divina.
Jesús, en el
Evangelio, ha dado de sí mismo la más completa definición, diciendo ser la
Verdad, el Camino y la Vida.
–Jesús es
la Verdad, porque nos revela al Padre, nos dice su Palabra definitiva,
lleva a su perfecto cumplimiento toda la Revelación Divina.
–Jesús es la
Vida, porque nos
da la misma vida divina con la Gracia merecida por Él con la Redención, e
instituye los Sacramentos como medios eficaces que comunican la Gracia.
–Jesús es el
Camino, que
conduce al Padre por medio del Evangelio que nos ha dado como camino a recorrer
para alcanzar la salvación.
Jesús es
Verdad, porque es Él –Palabra viviente– fuente y sello de toda la Revelación
Divina.
Entonces la
masonería eclesiástica obra para obscurecer su Divina Palabra, por medio de interpretaciones
naturales y racionales y, con el pretexto de volverla más comprensiva y
aceptada, la vacía de todo contenido sobrenatural.
Así es como
se difunden los errores por todas partes dentro de la misma Iglesia Católica.
A causa de
la difusión de estos errores, hoy muchos se alejan de la verdadera fe,
volviendo realidad la profecía que os ha sido hecha por Mí en Fátima: –vendrán
tiempos en los que muchos perderán la verdadera fe. –La pérdida de la fe es
apostasía.
La masonería
eclesiástica actúa de una manera astuta y diabólica, para conducir a todos a la
apostasía.
Jesús es
Vida porque da la Gracia.
La masonería
eclesiástica tiene como propósito justificar el pecado, presentarlo no ya como
un mal, sino como un valor y un bien.
Por lo cual
se aconseja realizarlo como un modo de satisfacer las exigencias de la propia
naturaleza, destruyendo la raíz de la cual podría nacer el arrepentimiento y se
dice que ya no es necesario confesarlo.
Fruto
pernicioso de este maldito cáncer, que se ha difundido por toda la Iglesia, es
la desaparición, en todas partes, de la confesión individual.
Las almas
son llevadas a vivir en el pecado, rechazando el Don de la vida que Jesús nos
ha ofrecido.
Jesús es el
camino que conduce al Padre por medio del Evangelio.
La masonería
eclesiástica favorece la exégesis que dan de él interpretaciones racionalistas
y naturales, por medio de la aplicación de los varios géneros literarios, de
manera que el mismo queda lacerado en todas sus partes.
Al final se
llega a negar la realidad histórica de los milagros y de Su resurrección y se
pone en duda la divinidad misma de Jesús y su Misión Salvífica.
–Después de
haber destruido al Cristo histórico, la bestia con dos cuernos,
semejante a un cordero, trata de destruir al Cristo Místico que es la
Iglesia.
La Iglesia
instituida por Cristo es una sola: la Santa, Católica, Apostólica, Una, fundada
sobre Pedro.
Como Jesús,
también la Iglesia fundada por Él, que constituye su Cuerpo Místico, es verdad,
vida y camino.
–La
Iglesia es verdad porque a Ella sola Jesús ha confiado la custodia, en
su integridad, de todo el depósito de la Fe.
Lo ha
confiado a la Iglesia Jerárquica, es decir, al Papa y a los Obispos unidos a
Él.
La masonería
eclesiástica trata de destruir esta realidad con el falso ecumenismo,
que lleva a la aceptación de todas las Iglesias cristianas, afirmando que cada
una de ellas posee una parte de la verdad. Cultiva el designio de fundar una
Iglesia ecuménica universal formada por la fusión de todas las confesiones cristianas,
entre las cuales estaría la Iglesia Católica.
–Las Iglesia
es vida porque
da la Gracia y Ella sola posee los medios eficaces de la Gracia, que son los
siete Sacramentos.
Es vida
especialmente porque a Ella sola ha sido dado el poder de generar la Eucaristía,
por medio del Sacerdocio Ministerial y Jerárquico.
En la
Eucaristía Jesucristo está realmente presente con su Cuerpo Glorioso y su
Divinidad.
Entonces la
masonería eclesiástica trata de atacar, de muchas maneras engañosas, la piedad
eclesial hacia el Sacramento de la Eucaristía. De ésta, sólo valoriza el
aspecto de la Cena, tiende a minimizar su valor sacrificial, trata de negar la
presencia personal y real de Jesús en las Hostias Consagradas.
Por esto se
han ido suprimiendo gradualmente todos los signos externos que son indicativos
de la fe en la presencia real de Jesús en la Eucaristía, como las
genuflexiones, las horas de adoración pública, la santa costumbre de rodear el
tabernáculo con luces y flores.
–La Iglesia
es camino porque
conduce al Padre, por medio del Hijo, en el Espíritu Santo, por el camino de la
perfecta unidad.
Como el
Padre y el Hijo son uno, así debéis ser una sola cosa entre vosotros.
Jesús ha
querido que Su Iglesia sea signo e instrumento de la unidad de todo el género
humano.
La Iglesia
logra estar unida porque ha sido fundada sobre la piedra angular de su unidad:
Pedro y el Papa que sucede al carisma de Pedro.
Entonces la
masonería eclesiástica trata de destruir el fundamento de la unidad de la
Iglesia con el ataque astuto e insidioso contra el Papa.
Ella urde
las tramas del disentimiento y de la contestación al Papa; sostiene y premia a
aquellos que lo vilipendian y lo desobedecen; propaga las críticas y las
oposiciones de Obispos y teólogos.
De esta
manera se demuele el fundamento mismo de su unidad y así la Iglesia es cada vez
más lacerada y dividida.
–Hijos
predilectos, os he invitado a consagraros a mi Corazón Inmaculado y a entrar en
este mi refugio maternal, sobre todo para ser preservados y defendidos contra
esta terrible insidia.
Por esto en
el acto de consagración de mi Movimiento Yo os he solicitado renunciar a toda
aspiración a “hacer carrera”. Así podéis sustraeros a la más peligrosa y fuerte
insidia usada por la masonería, para asociar a su secta secreta a tantos hijos
míos predilectos.
Os llevo a
un gran amor a Jesús Verdad, haciéndoos valientes testimonios de fe; a Jesús
Vida, llevándoos a una gran santidad; a Jesús Camino, pidiéndoos ser en la vida
sólo Evangelio vivido y anunciado al pie de la letra.
Luego os
conduzco a un gran amor a la Iglesia.
–Os hago
amar a la Iglesia–verdad, haciéndoos
fuertes anunciadores de todas las verdades de la fe católica, mientras os
oponéis, con fuerza y coraje a todos los errores.
–Os hago
Ministros de la Iglesia–vida, ayudándoos a ser Sacerdotes fieles y santos. Estad siempre disponibles
a las necesidades de las almas, prestaos con generosa abnegación al ministerio
de la Reconciliación y sed llamas ardientes de amor y de celo hacia Jesús
presente en la Eucaristía.
Que en
vuestras iglesias se vuelva a tener con frecuencia la hora de pública Adoración
y reparación al Santísimo Sacramento del altar.
–Os
transformo en testimonio de la Iglesia–camino, y os hago instrumentos
preciosos de su unidad. Por esto os he dado, como segundo compromiso de mi
Movimiento, una particular unidad con el Papa.
Por medio de
vuestro amor y de vuestra fidelidad, el designio divino de la perfecta Unidad
de la Iglesia volverá a resplandecer en todo su esplendor.
De ese modo,
a la tenebrosa fuerza que hoy ejerce la masonería eclesiástica para destruir a
Cristo y a su Iglesia, Yo opongo el fuerte esplendor de mi ejército sacerdotal
y fiel, para que Cristo se amado por todos, escuchado y seguido, y su Iglesia
sea cada vez más amada, defendida y santificada.
Sobre todo
en esto resplandece la victoria de la Mujer vestida del Sol y mi Corazón
Inmaculado tiene su más luminoso triunfo.”
Milán, 17 de junio de 1989
Sábado
El número de
la bestia: 666
“Hijos
predilectos, comprended ahora el designio de vuestra Madre Celeste, la Mujer
vestida del Sol, que combate, con su ejército, en la gran lucha contra todas
las fuerzas del mal, para obtener su victoria, en la perfecta glorificación de
la Santísima Trinidad.
Combatid
Conmigo, pequeños hijos, contra el Dragón, que trata de llevar a toda la
humanidad contra Dios.
Combatid
Conmigo, pequeños hijos, contra la bestia negra, la masonería, que quiere
conducir las almas a la perdición.
Combatid
Conmigo, pequeños hijos, contra la bestia semejante a un cordero, la masonería
infiltrada dentro de la vida eclesial, para destruir a Cristo y a su iglesia.
Para lograr
este objetivo ella quiere construir un nuevo ídolo, es decir, un falso Cristo y
una falsa Iglesia.
La masonería
eclesiástica recibe órdenes y poder de las varias logias masónicas y actúa para
conducir secretamente a todos a formar parte de estas sectas secretas.
Así pues,
solicita a los ambiciosos con la perspectiva de fáciles carreras; colma de
bienes a los hambrientos de dinero; ayuda a sus miembros a sobresalir y a
ocupar los puestos más importantes, mientras de una manera disimulada, pero,
decidida, margina a todos aquellos que se niegan a participar en sus planes.
En efecto,
la bestia semejante a un cordero ejercita todo el poder de la primera bestia en
su presencia y obliga a la tierra y a sus habitantes a adorar a la
primera bestia.
Sin rodeos,
la masonería eclesiástica llega hasta construir una estatua en honor de la
bestia y obliga a todos a adorar esta estatua.
–Pero según
el primer mandamiento de la Santa Ley del Señor, sólo DIOS debe ser adorado y a
Él sólo se debe tributar toda forma de culto.
Entonces se
sustituye a DIOS por un ídolo poderoso, fuerte, dominador. Un ídolo tan
poderoso como para dar muerte a todos aquellos que no adoren la estatua de la
bestia.
Un ídolo tan
fuerte y dominador que hace que todos, pequeños y grandes, ricos y pobres,
libres y esclavos, reciban una marca sobre la mano derecha o en la frente, de
manera que ninguno pueda comprar o vender sin tener esa marca, es decir, el
nombre de la bestia o el número de su nombre.
Este gran
ídolo, construido para ser adorado y servido por todos, como ya os he revelado
en el mensaje precedente, es un falso Cristo y una falsa Iglesia.
Pero, ¿cuál
es su nombre?
–En el
capítulo 13 del Apocalipsis está escrito: “Aquí se requiere sabiduría. El que
tiene inteligencia calcule el número de la bestia; este número representa la
cifra de un hombre. Tal cifra es 666 (seiscientos sesenta y seis)”.
Con la
inteligencia, iluminada por la luz de la Divina Sabiduría, se logra descifrar
del número 666 el nombre de un hombre y este nombre, indicado por tal número,
es el del Anticristo.
Lucifer, la
serpiente antigua, el diablo o Satanás, el dragón rojo, se vuelve, en estos
últimos tiempos, elAnticristo.
El Apóstol
San Juan ya afirmaba que cualquiera que negara que Jesucristo es Dios, es el
Anticristo.
La estatua o
el ídolo construido en honor de la bestia para ser adorado por todos los
hombres, es el Anticristo.
Calculad
ahora su número 666, para comprender cómo indica el nombre de un hombre.
El número
333 indica la Divinidad.
Lucifer se
rebela contra Dios por soberbia, porque quiere ponerse por encima de Dios.
El 333 es el
número que indica el misterio de Dios. Aquél que quiere ponerse por encima de
Dios lleva el signo de 666; por lo tanto este número indica el nombre de Lucifer,
Satanás, es decir, de aquel que se pone contra Cristo, del Anticristo.
El 333
indicado una vez, es decir por 1, expresa el misterio de la Unidad de Dios.
El 333
indicado dos veces, es decir por 2, indica las dos naturalezas, la divina y la
humana, unidas en la Persona Divina de Jesucristo.
El 333
indicado por tres veces, es decir por 3, indica el misterio de las Tres
Personas Divinas, o sea, expresa el misterio de la Santísima Trinidad.
Entonces el
número 333 enunciado una, dos o tres veces, expresa los Misterios principales
de la Fe Católica, que son: 1º) la Unidad y la Trinidad de Dios.
2º) La
Encarnación, la Pasión, la Muerte y la Resurrección de Nuestro Señor
Jesucristo.
Si el 333 es
el número que indica la Divinidad, aquel que quiere ponerse por encima del
mismo Dios es indicado con el número 666.
El 666
enunciado una vez, es decir
por 1, expresa el año 666 seiscientos sesenta y seis.
En este
período histórico el Anticristo se manifiesta a través del fenómeno del Islam,
que niega directamente el misterio de la Divina Trinidad y la Divinidad
de Nuestro Señor Jesucristo.
El
islamismo, con su fuerza militar, se desencadena por doquier, destruyendo todas
las antiguas comunidades cristianas, invade Europa y sólo por una intervención
maternal y extraordinaria Mía, solicitada fuertemente por el Santo Padre, no
logra destruir completamente la Cristiandad.
El 666
indicado dos veces, es decir
por 2, expresa el año 1332, mil trescientos treinta y dos.
En este
período de tiempo histórico el Anticristo se manifiesta con un radical
ataque a la fe en la Palabra de Dios.
A través de
los filósofos, que comenzaron a dar exclusivo valor a la ciencia y luego a la
razón, se tiende gradualmente a constituir como único criterio de verdad a la
sola inteligencia humana.
Nacen los
grandes errores filosóficos que se prolongan a través de los siglos hasta
vuestros días.
La
importancia exagerada dada a la razón, como criterio exclusivo de verdad, lleva
necesariamente a la destrucción de la fe en la Palabra de Dios.
En efecto,
con la reforma protestante se rechaza la Tradición como fuente de la Divina
Revelación, y se acepta sólo la Sagrada Escritura.
Pero también
ésta debe ser interpretada por medio de la razón, y se rechaza obstinadamente
el Magisterio auténtico de la Iglesia Jerárquica, a quien Cristo ha confiado la
custodia del depósito de la fe.
Cada uno es
libre para leer y para comprender la Sagrada Escritura, según su personal
interpretación.
De esta
manera la fe en la Palabra de Dios es destruida.
Obra del
Anticristo, en este período histórico, es la división de la Iglesia, la
consiguiente formación de nuevas y numerosas confesiones cristianas, que
gradualmente son impulsadas a una pérdida creciente de la verdadera fe en la
Palabra de Dios.
El 666
enunciado 3 veces, es decir
por 3, expresa el año 1998, mil novecientos noventa y ocho.
En este
período histórico, la masonería, ayudada por la eclesiástica, logrará su gran
objetivo: construir un ídolo para ponerlo en lugar de Cristo y de su Iglesia.
Un falso
Cristo y una falsa Iglesia. Por lo tanto, la estatua construida en honor de la
primera bestia, para ser adorada por todos los habitantes de la tierra y que
marcará con su sello a todos aquellos que quieran comprar o vender, es la del Anticristo.
Habréis
llegado así al vértice de la purificación, de la gran tribulación y de la
apostasía.
La apostasía
será entonces generalizada porque casi todos seguirán al falso Cristo y a la
falsa Iglesia.
¡Entonces
será abierta la puerta para la aparición del hombre o de la persona misma del Anticristo!
He aquí,
hijos predilectos, por qué os he querido iluminar sobre las páginas del
Apocalipsis, que se refieren a los tiempos que vivís.
Para
prepararos Conmigo a la parte más dolorosa y decisiva de la gran lucha que se
está combatiendo entre vuestra Madre Celeste y todas las fuerzas del mal que se
han desencadenado.
¡Valor! Sed
fuertes, mis pequeños niños. A vosotros corresponde la misión, en estos años
difíciles, de permanecer fieles a Cristo y a su Iglesia, soportando hostilidad,
luchas y persecuciones. Pero sois parte preciosa de la pequeña grey, que tiene
la misión de combatir y de vencer al fin a la poderosa fuerza del Anticristo.
Os formo, os
defiendo y os bendigo a todos.”
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