Primera Parte
DOCE DÍAS PRELIMINARES
Tema: El espíritu del mundo
DOCE DÍAS PRELIMINARES
Tema: El espíritu del mundo
Examina tu conciencia, reza, practica la renuncia a tu propia voluntad; mortificación, pureza de corazón. Esta pureza es la condición indispensable para contemplar a Dios en el cielo, verle en la tierra y conocerle a la luz de la fe.
La primera parte de la preparación
se deberá emplear en vaciarse del espíritu del mundo, que es contrario al
espíritu de Jesucristo. El espíritu del mundo consiste en esencia en la
negación del dominio supremo de Dios, negación que se manifiesta en la práctica
del pecado y la desobediencia; por tanto es totalmente opuesto al espíritu de
Jesucristo, que es también el de María.
Esto se manifiesta por la
concupiscencia de la carne, por la concupiscencia de los ojos y por el orgullo
como norma de vida, así como por la desobediencia a las leyes de Dios y el
abuso de las cosas creadas. Sus obras son el pecado en todas sus formas; en
consecuencia todo aquello por lo cual el demonio nos lleva al pecado; obras que
conducen al error y oscuridad de la mente y seducción y corrupción de la voluntad.
Sus pompas son el esplendor y las artimañas empleadas por el demonio para hacer
que el pecado sea deleitoso, en las personas, sitios y cosas.
ORACIONES PARA LOS DOCE DÍAS PRELIMINARES
Veni Creator Spiritus
Ven Espíritu creador; visita las
almas de tus fieles.
Llena de la divina gracia los corazones que Tú mismo has creado.
Tú eres nuestro consuelo, don de Dios altísimo, fuente viva, fuego, caridad y espiritual unción.
Tú derramas sobre nosotros los siete dones; Tú el dedo de la mano de Dios,
Tú el prometido del Padre, pones en nuestros labios los tesoros de tu palabra.
Enciende con tu luz nuestros sentidos, infunde tu amor en nuestros corazones
y con tu perpetuo auxilio, fortalece nuestra frágil carne.
Aleja de nosotros al enemigo, danos pronto tu paz,
siendo Tú mismo nuestro guía evitaremos todo lo que es nocivo.
Por Ti conozcamos al Padre y también al Hijo y que en Ti,
que eres el Espíritu de ambos, creamos en todo tiempo.
Gloria a Dios Padre y al Hijo que resucitó de entre los muertos,
y al Espíritu Consolador, por los siglos infinitos.
Amén.
Llena de la divina gracia los corazones que Tú mismo has creado.
Tú eres nuestro consuelo, don de Dios altísimo, fuente viva, fuego, caridad y espiritual unción.
Tú derramas sobre nosotros los siete dones; Tú el dedo de la mano de Dios,
Tú el prometido del Padre, pones en nuestros labios los tesoros de tu palabra.
Enciende con tu luz nuestros sentidos, infunde tu amor en nuestros corazones
y con tu perpetuo auxilio, fortalece nuestra frágil carne.
Aleja de nosotros al enemigo, danos pronto tu paz,
siendo Tú mismo nuestro guía evitaremos todo lo que es nocivo.
Por Ti conozcamos al Padre y también al Hijo y que en Ti,
que eres el Espíritu de ambos, creamos en todo tiempo.
Gloria a Dios Padre y al Hijo que resucitó de entre los muertos,
y al Espíritu Consolador, por los siglos infinitos.
Amén.
Ave Maris Stella
Salve, estrella del mar,
Madre santa de Dios
y siempre Virgen,
feliz puerta del cielo.
Aceptando aquel «Ave»
de la boca de Gabriel,
afiánzanos en la paz
al trocar el nombre de Eva.
Desata las ataduras de los reos,
da luz a quienes no ven,
ahuyenta nuestros males,
pide para nosotros todos los bienes.
Muestra que eres nuestra Madre,
que por ti acoja nuestras súplicas
Quien nació por nosotros,
tomando el ser de ti.
Virgen singular,
dulce como ninguna,
líbranos de la culpa,
haznos dóciles y castos.
Facilítanos una vida pura,
prepáranos un camino seguro,
para que viendo a Jesús,
nos podamos alegrar para siempre contigo.
Alabemos a Dios Padre,
glorifiquemos a Cristo soberano
y al Espíritu Santo,
y demos a las Tres personas un mismo honor. Amén.
Salve, estrella del mar,
Madre santa de Dios
y siempre Virgen,
feliz puerta del cielo.
Aceptando aquel «Ave»
de la boca de Gabriel,
afiánzanos en la paz
al trocar el nombre de Eva.
Desata las ataduras de los reos,
da luz a quienes no ven,
ahuyenta nuestros males,
pide para nosotros todos los bienes.
Muestra que eres nuestra Madre,
que por ti acoja nuestras súplicas
Quien nació por nosotros,
tomando el ser de ti.
Virgen singular,
dulce como ninguna,
líbranos de la culpa,
haznos dóciles y castos.
Facilítanos una vida pura,
prepáranos un camino seguro,
para que viendo a Jesús,
nos podamos alegrar para siempre contigo.
Alabemos a Dios Padre,
glorifiquemos a Cristo soberano
y al Espíritu Santo,
y demos a las Tres personas un mismo honor. Amén.
Magnificat
Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación.
El hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia -como lo había prometido a nuestros padres- en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.
Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación.
El hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia -como lo había prometido a nuestros padres- en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.
DÍA 1º Leer San Mateo
Capítulo 5 versículos del 1 al 19
5:1 Al ver a la multitud, Jesús subió a la montaña, se sentó, y sus
discípulos se acercaron a él.
5:2 Entonces tomó la palabra y comenzó a enseñarles, diciendo:
5:3 "Felices los que tienen alma de pobres, porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos.
5:4 Felices los afligidos, porque serán consolados.
5:5 Felices los pacientes, porque recibirán la tierra en herencia.
5:6 Felices los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados.
5:7 Felices los misericordiosos, porque obtendrán misericordia.
5:8 Felices los que tienen el corazón puro, porque verán a Dios.
5:9 Felices los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios.
5:10 Felices los que son perseguidos por practicar la justicia, porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos.
5:11 Felices ustedes, cuando sean insultados y perseguidos, y cuando se los calumnie en toda forma a causa de mí.
5:12 Alégrense y regocíjense entonces, porque ustedes tendrán una gran recompensa en el cielo; de la misma manera persiguieron a los profetas que los precedieron.
5:2 Entonces tomó la palabra y comenzó a enseñarles, diciendo:
5:3 "Felices los que tienen alma de pobres, porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos.
5:4 Felices los afligidos, porque serán consolados.
5:5 Felices los pacientes, porque recibirán la tierra en herencia.
5:6 Felices los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados.
5:7 Felices los misericordiosos, porque obtendrán misericordia.
5:8 Felices los que tienen el corazón puro, porque verán a Dios.
5:9 Felices los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios.
5:10 Felices los que son perseguidos por practicar la justicia, porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos.
5:11 Felices ustedes, cuando sean insultados y perseguidos, y cuando se los calumnie en toda forma a causa de mí.
5:12 Alégrense y regocíjense entonces, porque ustedes tendrán una gran recompensa en el cielo; de la misma manera persiguieron a los profetas que los precedieron.
5:13 Ustedes son la sal de la tierra. Pero si la sal pierde su
sabor, ¿con qué se la volverá a salar? Ya no sirve para nada, sino para ser
tirada y pisada por los hombres.
5:14 Ustedes son la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad situada en la cima de una montaña.
5:15 Y no se enciende una lámpara para meterla debajo de un cajón, sino que se la pone sobre el candelero para que ilumine a todos los que están en la casa.
5:16 Así debe brillar ante los ojos de los hombres la luz que hay en ustedes, a fin de que ellos vean sus buenas obras y glorifiquen al Padre que está en el cielo.
5:14 Ustedes son la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad situada en la cima de una montaña.
5:15 Y no se enciende una lámpara para meterla debajo de un cajón, sino que se la pone sobre el candelero para que ilumine a todos los que están en la casa.
5:16 Así debe brillar ante los ojos de los hombres la luz que hay en ustedes, a fin de que ellos vean sus buenas obras y glorifiquen al Padre que está en el cielo.
5:17 No piensen que vine para abolir la Ley o los Profetas: yo no he
venido a abolir, sino a dar cumplimiento.
5:18 Les aseguro que no desaparecerá ni una i ni una coma de la Ley, antes que desaparezcan el cielo y la tierra, hasta que todo se realice.
5:19 El que no cumpla el más pequeño de estos mandamientos, y enseñe a los otros a hacer lo mismo, será considerado el menor en el Reino de los Cielos. En cambio, el que los cumpla y enseñe, será considerado grande en el Reino de los Cielos.
5:18 Les aseguro que no desaparecerá ni una i ni una coma de la Ley, antes que desaparezcan el cielo y la tierra, hasta que todo se realice.
5:19 El que no cumpla el más pequeño de estos mandamientos, y enseñe a los otros a hacer lo mismo, será considerado el menor en el Reino de los Cielos. En cambio, el que los cumpla y enseñe, será considerado grande en el Reino de los Cielos.
Día 2º Leer San Mateo
Capítulo 5 versículo 48
5:48 Por lo tanto,
sean perfectos como es perfecto el Padre que está en el cielo.
Y Capítulo 6 del 1 al 15
6:1 Tengan cuidado de no practicar su justicia delante de los
hombres para ser vistos por ellos: de lo contrario, no recibirán ninguna
recompensa del Padre que está en el cielo.
6:2 Por lo tanto, cuando des limosna, no lo vayas pregonando delante de ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles, para ser honrados por los hombres. Les aseguro que ellos ya tienen su recompensa.
6:3 Cuando tú des limosna, que tu mano izquierda ignore lo que hace la derecha,
6:4 para que tu limosna quede en secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.
6:5 Cuando ustedes oren, no hagan como los hipócritas: a ellos les gusta orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las calles, para ser vistos. Les aseguro que ellos ya tienen su recompensa.
6:6 Tú, en cambio, cuando ores, retírate a tu habitación, cierra la puerta y ora a tu Padre que está en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.
6:7 Cuando oren, no hablen mucho, como hacen los paganos: ellos creen que por mucho hablar serán escuchados.
6:8 No hagan como ellos, porque el Padre que está en el cielo sabe bien qué es lo que les hace falta, antes de que se lo pidan.
6:2 Por lo tanto, cuando des limosna, no lo vayas pregonando delante de ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles, para ser honrados por los hombres. Les aseguro que ellos ya tienen su recompensa.
6:3 Cuando tú des limosna, que tu mano izquierda ignore lo que hace la derecha,
6:4 para que tu limosna quede en secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.
6:5 Cuando ustedes oren, no hagan como los hipócritas: a ellos les gusta orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las calles, para ser vistos. Les aseguro que ellos ya tienen su recompensa.
6:6 Tú, en cambio, cuando ores, retírate a tu habitación, cierra la puerta y ora a tu Padre que está en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.
6:7 Cuando oren, no hablen mucho, como hacen los paganos: ellos creen que por mucho hablar serán escuchados.
6:8 No hagan como ellos, porque el Padre que está en el cielo sabe bien qué es lo que les hace falta, antes de que se lo pidan.
6:9 Ustedes oren de esta manera:
Padre nuestro,
que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre,
6:10 que venga tu Reino,
que se haga tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
6:11 Danos hoy nuestro pan de cada día.
6:12 Perdona nuestras ofensas,
como nosotros perdonamos
a los que nos han ofendido.
6:13 No nos dejes caer en la tentación,
sino líbranos del mal.
6:14 Si perdonan sus faltas a los demás, el Padre que está en el cielo también los perdonará a ustedes.
6:15 Pero si no perdonan a los demás, tampoco el Padre los perdonará a ustedes.
Padre nuestro,
que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre,
6:10 que venga tu Reino,
que se haga tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
6:11 Danos hoy nuestro pan de cada día.
6:12 Perdona nuestras ofensas,
como nosotros perdonamos
a los que nos han ofendido.
6:13 No nos dejes caer en la tentación,
sino líbranos del mal.
6:14 Si perdonan sus faltas a los demás, el Padre que está en el cielo también los perdonará a ustedes.
6:15 Pero si no perdonan a los demás, tampoco el Padre los perdonará a ustedes.
Día 3º Leer San Mateo
Capítulo 7 versículos 1 al 14
7:1 No juzguen, para no ser juzgados.
7:2 Porque con el criterio con que ustedes juzguen se los juzgará, y la medida con que midan se usará para ustedes.
7:3 ¿Por qué te fijas en la paja que está en el ojo de tu hermano y no adviertes la viga que está en el tuyo?
7:4 ¿Cómo puedes decirle a tu hermano: "Deja que te saque la paja de tu ojo", si hay una viga en el tuyo?
7:5 Hipócrita, saca primero la viga de tu ojo, y entonces verás claro para sacar la paja del ojo de tu hermano.
7:2 Porque con el criterio con que ustedes juzguen se los juzgará, y la medida con que midan se usará para ustedes.
7:3 ¿Por qué te fijas en la paja que está en el ojo de tu hermano y no adviertes la viga que está en el tuyo?
7:4 ¿Cómo puedes decirle a tu hermano: "Deja que te saque la paja de tu ojo", si hay una viga en el tuyo?
7:5 Hipócrita, saca primero la viga de tu ojo, y entonces verás claro para sacar la paja del ojo de tu hermano.
7:6 No den las cosas sagradas a los perros, ni arrojen sus perlas a
los cerdos, no sea que las pisoteen y después se vuelvan contra ustedes para
destrozarlos.
7:7 Pidan y se les dará; busquen y encontrarán; llamen y se les
abrirá.
7:8 Porque todo el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y al que llama, se le abrirá.
7:9 ¿Quién de ustedes, cuando su hijo le pide pan, le da una piedra?
7:10 ¿O si le pide un pez, le da una serpiente?
7:11 Si ustedes, que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más el Padre de ustedes que está en el cielo dará cosas buenas a aquellos que se las pidan!
7:8 Porque todo el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y al que llama, se le abrirá.
7:9 ¿Quién de ustedes, cuando su hijo le pide pan, le da una piedra?
7:10 ¿O si le pide un pez, le da una serpiente?
7:11 Si ustedes, que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más el Padre de ustedes que está en el cielo dará cosas buenas a aquellos que se las pidan!
7:12 Todo lo que deseen que los demás hagan por ustedes, háganlo por
ellos: en esto consiste la Ley
y los Profetas.
7:13 Entren por la puerta estrecha, porque es ancha la puerta y
espacioso el camino que lleva a la perdición, y son muchos los que van por
allí.
7:14 Pero es angosta la puerta y estrecho el camino que lleva a la Vida, y son pocos los que lo encuentran.
7:14 Pero es angosta la puerta y estrecho el camino que lleva a la Vida, y son pocos los que lo encuentran.
Día 4º Que ningún bien tiene el
hombre de suyo ni cosa alguna de qué alabarse
Señor, ¿qué es el hombre para que
te acuerdes de él, o el hijo del hombre para que le visites?
¿Qué ha merecido el hombre para
que le dieses Tu gracia?
Señor, ¿de qué me puedo quejar si me desamparas? O ¿cómo justamente podré contender contigo, si no hicieres lo que pido?
Por cierto, una cosa puedo yo pensar y decir con verdad: Nada soy. Señor, nada puedo, nada bueno tengo de mí; mas en todo me hallo vacío, y camino siempre a la nada.
Señor, ¿de qué me puedo quejar si me desamparas? O ¿cómo justamente podré contender contigo, si no hicieres lo que pido?
Por cierto, una cosa puedo yo pensar y decir con verdad: Nada soy. Señor, nada puedo, nada bueno tengo de mí; mas en todo me hallo vacío, y camino siempre a la nada.
Y si no soy ayudado e instruido
interiormente por Ti, me vuelvo enteramente tibio y disipado.
Mas Tú, Señor, eres siempre el
mismo, y permaneces eternamente, siempre bueno, justo y santo, haciendo todas
las cosas bien, justa y santamente, y ordenándolas con sabiduría. Pero yo, que
soy más inclinado a caer que a aprovechar, no persevero siempre en un estado, y
me mudo siete veces cada día.
Mas luego me va mejor cuando te
dignas alargarme tu mano auxiliadora; porque Tú solo, sin humano favor, me
puedes socorrer y fortalecer, de manera que no se mude más mi semblante, sino
que a Ti solo se convierta y en Ti descanse mi corazón. El que quisiere estar
muy seguro en tiempo de paz, se encontrará abatido y temeroso en tiempo de
guerra.
Si supieses permanecer siempre
humilde y pequeño para contigo, y morar u regir bien tu espíritu, no caerías tan
presto en peligro ni pecado.
Buen consejo es que pienses cuando
estás con fervor de espíritu, lo que puede ocurrir con la ausencia de luz.
(Imitación de Cristo, libro II,
caps. 40 y 7)
DIA 5º
Por lo cual, si yo supiese bien
desechar toda consolación humana, ya sea por alcanzar devoción o por la
necesidad que tengo de buscarte, porque no hay hombre que me consuele, entonces
con razón, podría yo esperar en tu gracia, y alegrarme con el don de la nueva
consolación.
Gracias sean dadas a Ti, de quien
viene todo, siempre que me sucede algún bien.
Porque delante de Ti yo soy
vanidad y nada, hombre mudable y flaco.
¿De dónde, pues, me puedo gloriar, o por qué deseo ser estimado?
¿Por ventura de la nada? Esto es vanísimo.
¿De dónde, pues, me puedo gloriar, o por qué deseo ser estimado?
¿Por ventura de la nada? Esto es vanísimo.
Verdaderamente, la gloria frívola
es una verdadera peste y grandísima vanidad; porque nos aparta de la verdadera
gloria y nos despoja de la gracia celestial.
Porque contentándose un hombre a
sí mismo, te descontenta a Ti; cuando desea las alabanzas humanas, es privado
de las virtudes verdaderas.La verdadera gloria y alegría santa consiste en
gloriarse en Ti y no en sí; gozarse en Tu nombre, y no en su propia virtud, ni
deleitarse en criatura alguna, sino por Ti.
Sea alabado Tu nombre, y no el
mío; engrandecidas sean Tus obras, y no las mías; bendito sea Tu santo nombre,
y no me sea a mí atribuida parte alguna de las alabanzas de los hombre. Tú eres
mi gloria. Tú eres la alegría de mi corazón.
En Ti me gloriaré y ensalzaré
todos los días; mas de mi parte no hay de qué, sino de mis flaquezas.
(Imitación de Cristo, libro III,
cap. 40)
Día 6º El ejemplo de los
Santos Padres
Considera bien los heroicos
ejemplos de los Santos Padres, en los cuales resplandece la verdadera
perfección y religión, y verás cuán poco o casi nada es lo que hacemos.
¡Ay de nosotros! ¿Qué es nuestra
vida comparada con la suya?
Los santos y amigos de Cristo sirvieron al Señor en hambre, en sed, en frío y desnudez, en trabajos y fatigas, en vigilias y ayunos, en oraciones y santas meditaciones, en persecuciones y muchos oprobios.
Los santos y amigos de Cristo sirvieron al Señor en hambre, en sed, en frío y desnudez, en trabajos y fatigas, en vigilias y ayunos, en oraciones y santas meditaciones, en persecuciones y muchos oprobios.
¡Oh! ¡Cuán graves y muchas
tribulaciones padecieron los apóstoles, mártires, confesores, vírgenes y todos
los demás que quisieron seguir las pisadas de Jesucristo!
Pues en esta vida aborrecieron sus
vidas para poseer sus almas en la eterna.
¡Oh! ¡Cuán estrecha retirada vida
hicieron los Santos Padres en el yermo! ¡Cuán largas y graves tentaciones
padecieron! ¡Cuán ordinarios fueron atormentados del enemigo! ¡Cuán continuas y
fervientes oraciones ofrecieron a Dios! ¡Cuán rigurosas abstinencias
cumplieron! ¡Cuán gran celo y fervor tuvieron en su aprovechamiento espiritual!
¡Cuán fuertes peleas pasaron para vencer los vicios! ¡Cuán pura y recta
intención tuvieron con Dios!
De día trabajaban, y por la noche
se ocupaban en larga oración; y aunque trabajando, no cesaban de la oración
mental.
Todo el tiempo gestaban bien; las horas les parecían cortas para darse a Dios; y por la gran dulzura de la contemplación, se olvidaban de la necesidad del mantenimiento corporal.
Todo el tiempo gestaban bien; las horas les parecían cortas para darse a Dios; y por la gran dulzura de la contemplación, se olvidaban de la necesidad del mantenimiento corporal.
Renunciaban a todas las riquezas,
honras, dignidades, parientes y amigos; ninguna cosa querían del mundo; apenas
tomaban lo necesario para la vida, y les era pesado servir a su cuerpo aun en
las cosas necesarias.
De modo que eran pobres de lo
temporal, pero riquísimos en gracia y virtudes.
(Imitación de Cristo, libro I,
cap. 18)
Día 7º
En lo de fuera eran necesitados,
pero en lo interior estaban con la gracia y divinas consolaciones recreados.
Ajenos eran al mundo; mas muy
allegados a Dios, del cual eran familiares y amigos.
Teníanse por nada cuando a sí
mismos, y para con el mundo eran despreciados; mas en los ojos de Dios eran muy
preciosos y amados.
Estaban en verdadera humildad; vivían en la sencilla obediencia; andaban en caridad y paciencia, y por eso cada día crecían en espíritu, y alcanzaban mucha gracia delante de Dios.
Estaban en verdadera humildad; vivían en la sencilla obediencia; andaban en caridad y paciencia, y por eso cada día crecían en espíritu, y alcanzaban mucha gracia delante de Dios.
Fueron puestos por dechados a todos
los religiosos y más nos deben mover para aprovechar el bien, que no la
muchedumbre de los tibios para aflojar y descaecer. ¡Oh! ¡Cuán grande fue el
fervor de todos los religiosos al principio de sus sagrados institutos! ¡Cuánta
la devoción de la Oración! ¡Cuánto el celo de la virtud! ¡Cuánta disciplina
floreció! ¡Cuánta reverencia y obediencia al superior hubo en todas las cosas!
Aun hasta ahora dan testimonio de ello las señales que quedaron, de que fueron verdaderamente varones santos y perfectos que, peleando tan esforzadamente, vencieron al mundo.
Aun hasta ahora dan testimonio de ello las señales que quedaron, de que fueron verdaderamente varones santos y perfectos que, peleando tan esforzadamente, vencieron al mundo.
Ahora ya se estima en mucho aquel
que no es transgresor, y si con paciencia puede sufrir lo que aceptó por su
voluntad.
¡Oh tibieza y negligencia de nuestro estado, que tan presto declinamos del fervor primero, y nos es molesto el vivir por nuestra flojedad y tibieza!
¡Oh tibieza y negligencia de nuestro estado, que tan presto declinamos del fervor primero, y nos es molesto el vivir por nuestra flojedad y tibieza!
¡Pluguíese a Dios que no durmiese en
ti el aprovechamiento de las virtudes, pues viste muchas veces tantos ejemplos
de devotos!
(Imitación de Cristo, libro I,
cap. 18)
Día 8º Cómo se ha de
resistir a las tentaciones
Mientras en el mundo vivimos no
podemos estar sin tribulaciones y tentaciones.
Por lo cual está escrito en Job:
Tentación es la vida del hombre sobre la tierra.
Por eso cada uno debe tener mucho
cuidado acerca de la tentación, y velar en oración, porque no halle el demonio
lugar de engañarle, que nunca duerme, sino busca por todos lados a quién
tragarse.
Ninguno hay tan santo ni tan perfecto que no tenga algunas veces tentaciones, y no podemos vivir sin ellas.
Ninguno hay tan santo ni tan perfecto que no tenga algunas veces tentaciones, y no podemos vivir sin ellas.
Mas las tentaciones son muchas
utilísimas al hombre, aunque sean graves y pesadas, porque en ellas es uno
humillado, purgado y enseñado.
Todos los santos, por muchas
tribulaciones y tentaciones pasaron, y aprovecharon.
Y los que no las quisieron sufrir
y llevar bien, fueron tenidos por malos y desfallecieron.
No hay orden ni religión tan
santa, ni lugar tan secreto, donde no haya tentaciones y adversidades.
No hay hombre seguro del todo de
tentaciones mientras que vive; porque en nosotros mismos está la causa de donde
vienen, pues que nacimos con la inclinación al pecado.
Pasada una tentación o tribulación
sobreviene otra, y siempre tendremos que sufrir, porque se perdió el bien de
nuestra primera felicidad.
Muchos quieren huir de las
tentaciones, y caen en ellas más gravemente.
No se pueden vencer sólo con
huirlas; con paciencia y buen ánimo, vencerlas (con el favor divino) mejor que
no con tu propio conato y fatiga.
Toma muchas veces consejo en la
tentación, y no seas desabrido con el que está tentado; antes procura
consolarle como tú lo quisieras para ti.
El principio de toda tentación es
la inconstancia del ánimo y la poca confianza en Dios.
Porque como la nave sin timón la
llevan a una y otra parte las olas, así el hombre descuidado y que desiste de
sus propósitos es tentado de diversas maneras.
(Imitación de Cristo, libro 1,
cap. 13)
Día 9º El fuego prueba al
hierro, y la tentación al hombre justo.
Muchas veces no sabemos lo que
podemos; mas la tentación descubre lo que somos.
Debemos pues, velar principalmente
al venir la tentación; porque entonces más fácilmente es vencido el enemigo
cuando no le dejamos pasar de la puerta del alma, y se le resiste al umbral
luego que toca.
Atajar al principio el mal
procura:
Si llega a echar raíz, tarde se
cura. Porque primeramente se ofrece al ánima sólo el pensamiento sencillo;
después, la importuna imaginación; luego, la delectación y el torpe movimiento,
y el consentimiento.
Y así entra poco a poco el maligno
enemigo, y se apodera de todo por no resistirle al principio.
Y cuanto más tiempo fuere uno
perezoso en resistir, tanto se hace cada día más flaco, y el enemigo contra él
más fuerte.
Algunos padecen graves tentaciones
al principio de su conversión, y otros, al fin.
Pero otros son molestados casi por
toda su vida.
Algunos son tentados blandamente,
según la sabiduría y el juicio de la divina Providencia, que mide el estado y
los méritos de los hombres, y todo lo tiene ordenado para la salvación de sus
escogidos.
Por eso no debemos desconfiar cuando somos tentados, sino antes rogar a Dios con mayor fervor que sea servido de ayudarnos en toda tribulación; el cual, sin duda, según el dicho de San Pablo, nos dará el auxilio junto con la tentación para que la podamos resistir.
Humillemos, pues, nuestras almas bajo la mano de Dios en toda tribulación y tentación, porque El salvará y engrandecerá a los humildes de espíritu.
Por eso no debemos desconfiar cuando somos tentados, sino antes rogar a Dios con mayor fervor que sea servido de ayudarnos en toda tribulación; el cual, sin duda, según el dicho de San Pablo, nos dará el auxilio junto con la tentación para que la podamos resistir.
Humillemos, pues, nuestras almas bajo la mano de Dios en toda tribulación y tentación, porque El salvará y engrandecerá a los humildes de espíritu.
En las tentaciones y adversidades
se ve cuánto uno ha aprovechado y en ellas consiste el mayor merecimiento y se
conoce mejor la virtud.
(Imitación de Cristo, libro I,
cap.13)
Día 10º En despreciando el
mundo, es dulce cosa servir a Dios
Otra vez hablaré, Señor, ahora, y no callaré. Diré en los oídos de mi Dios, mi Señor y mi Rey, que está en el cielo:
¡Oh Señor, cuán grande es la abundancia de tu dulzura, que escondiste para los que te temen! Pero, ¿qué eres para los que te aman, y qué para los que te sirven de todo corazón?
Verdaderamente es inefable la dulzura de tu contemplación, la cual das a los que te aman.
Otra vez hablaré, Señor, ahora, y no callaré. Diré en los oídos de mi Dios, mi Señor y mi Rey, que está en el cielo:
¡Oh Señor, cuán grande es la abundancia de tu dulzura, que escondiste para los que te temen! Pero, ¿qué eres para los que te aman, y qué para los que te sirven de todo corazón?
Verdaderamente es inefable la dulzura de tu contemplación, la cual das a los que te aman.
En esto me has mostrado
singularmente tu dulce caridad, en que cuando yo no existía me creaste, y
cuando erraba lejos de ti, me convertiste para que te sirviese, y me mandaste
que te amase.
¡Oh fuente de amor perenne! ¿Qué diré de Ti?
¿Cómo podré olvidarme de Ti, que te dignaste acordarte de mí aun después que yo me perdí y perecí?
¡Oh fuente de amor perenne! ¿Qué diré de Ti?
¿Cómo podré olvidarme de Ti, que te dignaste acordarte de mí aun después que yo me perdí y perecí?
Usaste de misericordia con tu
siervo sobre toda esperanza, y sobre todo merecimiento me diste tu gracia y
amistad.
¿Qué te volveré yo por esta
gracia? Porque no se concede a todos que, dejadas todas las cosas, renuncien al
mundo y escojan vida retirada.
¿Por ventura es gran cosa que yo te sirva, cuando toda criatura está obligada a servirte?
¿Por ventura es gran cosa que yo te sirva, cuando toda criatura está obligada a servirte?
No me debe parecer mucho servirte,
sino más bien me parece grande y maravilloso que Tú te dignaste recibir por
siervo a un tan pobre e indigno y unirle con tus amados siervos.
Tuyas son, pues, todas las cosas
que tengo y con que te sirvo.
Pero, por el contrario, Tú me sirves más a mí que yo a Ti.
El cielo y la tierra que Tú creaste para el servicio del hombre, están prontos, y hacen cada día todo lo que les has mandado; y esto es poco, pues aun has destinado los ángeles para servicio del hombre.
Mas a todas estas cosas excede el que Tú mismo te dignaste servir al hombre, y le prometiste que te darías a Ti mismo.
¿Qué te daré yo por tantos millares de beneficios? ¡Oh! ¡Si pudiese solamente, siquiera un solo día hacerte algún digno servicio!
Verdaderamente Tú solo eres digno de todo servicio, de toda honra y de alabanza eterna.
Pero, por el contrario, Tú me sirves más a mí que yo a Ti.
El cielo y la tierra que Tú creaste para el servicio del hombre, están prontos, y hacen cada día todo lo que les has mandado; y esto es poco, pues aun has destinado los ángeles para servicio del hombre.
Mas a todas estas cosas excede el que Tú mismo te dignaste servir al hombre, y le prometiste que te darías a Ti mismo.
¿Qué te daré yo por tantos millares de beneficios? ¡Oh! ¡Si pudiese solamente, siquiera un solo día hacerte algún digno servicio!
Verdaderamente Tú solo eres digno de todo servicio, de toda honra y de alabanza eterna.
Verdaderamente Tú solo eres mi
Señor, y yo soy un pobre siervo tuyo, que estoy obligado a servirte con todas
mis fuerzas, y nunca debo cansarme de alabarte.
Así lo quiero, así lo deseo; y lo
que me falta, ruégote que Tú lo suplas.
Grande honra y gran gloria es
servirte, y despreciar todas las cosas por Ti.
Por cierto, grande gracia tendrán
los que de toda voluntad se sujetaren a Tu santísimo servicio.
Hallarán la suavísima consolación
del Espíritu Santo los que por amor tuyo despreciaron todo deleite carnal.
(Imitación de Cristo, libro III,
cap. 10)
DIA 11º De la fervorosa
enmienda de nuestra vida
Se hallaba uno lleno de congoja luchando entre el temor y la esperanza; y un día cargado de tristeza entró en la iglesia y se postró delante del altar en oración, y meditando en su corazón varias cosas, dijo: ¡Oh! ¡Si supiese que había de perseverar! Y luego oyó en lo interior la divina respuesta: ¿Qué harías si eso supieses? Haz ahora lo que entonces quisieras hacer, y estarás seguro.
Se hallaba uno lleno de congoja luchando entre el temor y la esperanza; y un día cargado de tristeza entró en la iglesia y se postró delante del altar en oración, y meditando en su corazón varias cosas, dijo: ¡Oh! ¡Si supiese que había de perseverar! Y luego oyó en lo interior la divina respuesta: ¿Qué harías si eso supieses? Haz ahora lo que entonces quisieras hacer, y estarás seguro.
Y en aquel punto, consolado y
confortado, se ofreció a la divina voluntad, y cesó su congojosa
turbación.
Y no quiso escudriñar curiosamente
para saber lo que le había de suceder, sino que anduvo con mucho cuidado de
saber lo que fuese la voluntad de Dios, y a sus divinos ojos más agradable y
perfecto, para comenzar y perfeccionar toda buena obra.
El Profeta dice: Espera en el
Señor, y has bondad, y habita en la tierra, y serás apacentado en sus riquezas.
Detiene a muchos el fervor de su
aprovechamiento, el espanto de la dificultad, o el trabajo de la pelea.
Ciertamente aprovechan más en las
virtudes, aquellos que más varonilmente ponen todas sus fuerzas para vencer las
que les son más graves y contrarias.
Porque allí aprovecha el hombre
más y alcanza mayor gracia, adonde más se vence, a sí mismo y se mortifica el
espíritu.
Pero no todos tienen igual ánimo
para vencer y mortificarse.
No obstante, el diligente y celoso
de su aprovechamiento, más fuerte será para la perfección, aunque tenga muchas
pasiones, que el de buen natural, si pone poco cuidado en las virtudes.
(Imitación de Cristo, libro I,
cap. 25)
Día 12º
Mas si vieres alguna cosa digna de
reprensión, guárdate de hacerla; y si alguna vez la hiciste, procura enmendarte
luego.
Así como tú miras a los otros, así los otros te miran a ti.
Así como tú miras a los otros, así los otros te miran a ti.
¡Oh! ¡Cuán alegre y dulce cosa es
ver los devotos y fervorosos hermanos, con santas costumbres y observante
disciplina!
¡Cuán triste y penoso es verlos
andar desordenados, y qué no hacen aquello a que son llamados por su
vocación!
¡Oh! ¡Cuán dañoso es ser
negligentes en el propósito de su llamamiento, y ocuparse en lo que no les
mandan!
Acuérdate de la profesión que tomaste, y proponte por modelo al Crucificado.
Acuérdate de la profesión que tomaste, y proponte por modelo al Crucificado.
Bien puedes avergonzarte mirando
la vida de Jesucristo; porque aún no estudiaste a conformarte más con El,
aunque ha muchos años que estás en el camino de Dios.
El religioso que se ejercita
intensa y devotamente en la santísima vida y pasión del Señor, halla allí todo
lo útil y necesario cumplidamente para sí; y no hay necesidad que busque cosa
mejor fuera de Jesús.
¡Oh! Si viniese a nuestro corazón
Jesús crucificado, cuán presto y cumplidamente seríamos enseñados.
El hombre fervoroso y diligente, a
todo está dispuesto.
Mayor trabajo es resistir a los vicios y pasiones, que sudar en los trabajos corporales.
Mayor trabajo es resistir a los vicios y pasiones, que sudar en los trabajos corporales.
El que no evita los defectos
pequeños, poco a poco cae en los grandes.
Te alegrarás siempre a la noche,
si gastares bien el día.
Vela sobre ti, despiértate a ti, amonéstate a ti, y sea de los otros lo que fuere, no descuides de ti.
Vela sobre ti, despiértate a ti, amonéstate a ti, y sea de los otros lo que fuere, no descuides de ti.
Tanto aprovecharás cuanto más
fuerza te hicieres.
Amén.
(Imitación de Cristo, libro I,
cap. 25)
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