Historia de La Salette
Sucedió
este gran acontecimiento en una meseta montañosa al sudeste de Francia, cerca
del poblado de La Salette. Un niño llamado Maximino Giraud, de once años y
Melanie Mathieu de quince años estaban cuidando el ganado. Melanie estaba
acostumbrada y entrenada a este tipo de trabajo desde que tenía nueve años de
edad, pero todo era nuevo para Maximino. Su padre le había pedido que lo hiciera
como un acto generoso para cooperar con el granjero que tenía a su ayudante
enfermo por esos días.
Narración
de la Aparición según la vidente Melanie
El día
18 de septiembre, de 1846, víspera de la Aparición de la Santísima Virgen,
estaba yo sola como siempre cuidando el ganado de mi amo, alrededor de las once
de la mañana vi a un niño que se aproximaba hacía mí. Por un momento tuve
miedo, pues me parecía que todos deben saber que evitaba todo tipo de compañía.
El niño se acercó y me dijo:
"Hey
niña, voy a ir contigo, soy de Corps". A estas palabras mi malicia natural
se mostró y le dije: "No quiero a nadie a mi alrededor. Quiero estar
sola". Pero él, siguiéndome, dijo: "Mi amo me envió aquí para que
contigo cuidara el ganado. Vengo de Corps". Me separé molesta de él,
dándole a entender que no quería a nadie alrededor mío. Cuando estaba ya a
cierta distancia me senté en la hierba. Usualmente de esta forma hablaba a las
florecitas o al Buen Dios.
Después
de un momento, detrás de mí estaba Maximino sentado y directamente me dijo:
"Déjame estar contigo, me portaré muy bien". Aún en contra de mi
voluntad y sintiendo un poco de lástima por Maximino le permití quedarse. Al
oír la campana de la Salette para el Angelus, le indiqué elevar su alma a Dios.
Él se quitó el sombrero y se mantuvo en silencio por un momento. Luego comimos
y jugamos juntos. Cuando cayó la tarde bajamos la montaña y prometimos regresar
al día siguiente para llevar al ganado nuevamente.
Al día
siguiente, sábado, 19 de septiembre, de 1846, el día estaba muy
caluroso y los dos jovencitos acordaron comer su almuerzo en un lugar
sombreado. Melanie había descubierto que Maximino era muy buen niño, simple y
dispuesto a hablar de lo que ella deseara. Era muy flexible y juguetón, pero sí
un poco curioso. Llevaron el ganado a una pequeña quebrada y encontrando un
lugar agradable decidieron tomar una siesta. Ambos durmieron profundamente.
Melanie fue la primera en despertar. El ganado no estaba a su vista, entonces
rápidamente llamó a Maximino. Juntos fueron en su búsqueda por los alrededores
y lo encontraron pastando plácidamente.
Los dos jóvenes volvían en la búsqueda de sus utensilios donde habían
llevado su almuerzo y cerca de la quebrada en donde habían hecho la siesta
divisaron un globo luminoso que parecía dividirse. Melanie pregunta a Maximino
si él ve lo que ella está viendo. ¡Oh Dios mío!, exclamó Melanie dejando caer
la vara que llevaba. Algo fantásticamente inconcebible la inundaba en ese
momento y se sintió atraída, con un profundo respeto, llena de amor y el
corazón latiéndole más rápidamente.
Videntes de La Salette: Melanie Calvat de quince años
y
Maximin Giraud de once.
Sus
suaves y dulces palabras hicieron que los jóvenes se acercaran apresuradamente.
Melanie cuenta que su corazón deseaba en ese momento adherirse al de la bella
Señora.
La
Señora era alta y de apariencia majestuosa. Tenía un vestido blanco con un
delantal ceñido a la cintura, no se podría decir que era de color dorado pues
estaba hecho de una tela no material, más brillante que muchos soles. Sobre sus
hombros lucía un precioso chal blanco con rosas de diferentes colores en los
bordes. Sus zapatos blancos tenían el mismo tipo de rosas. De su cuello colgaba
una cadena con un crucifijo. Sobre la barra del crucifijo colgaban de un lado
el martillo y del otro las tenazas. De su cabeza una corona de rosas irradiaba
rayos luminosos, como una diadema.
Le dijo
a los jovencitos que la mano de su Hijo era tan fuerte y pesada que ya no
podría sostenerla, a menos que la gente hiciera penitencia y obedeciera las
leyes de Dios. Si no, tendrían mucho que sufrir. "La gente no observa el
Día del Señor, continúan trabajando sin parar los Domingos. Tan solo unas
mujeres mayores van a Misa en el verano. Y en el invierno cuando no tienen más
que hacer van a la iglesia para burlarse de la religión. El tiempo de Cuaresma
es ignorado. Los hombres no pueden jurar sin tomar el Nombre de Dios en vano.
La desobediencia y el pasar por alto los mandamientos de Dios son las cosas que
hacen que la mano de mi Hijo sea más pesada".
Ella
continuó conversando y les predijo una terrible hambruna y escasez. Dijo que la
cosecha de patatas se había echado a perder por esas mismas razones el año
anterior. Cuando los hombres encontraron las patatas podridas, juraron y
blasfemaron contra el nombre de Dios aún más. Les dijo que ese mismo año la
cosecha volvería a echarse a perder y que el maíz y el trigo se volverían polvo
al golpearlo, las nueces se estropearían, las uvas se pudrirían. Después, la
Señora comunica a cada joven un secreto que no debían revelar a nadie, excepto
al Santo Padre, en una petición especial que él mismo les haría.
La
Señora agregó que si el pueblo se convirtiera, las piedras y las rocas se
convertirían en trigo y las patatas se encontrarían sembradas en la tierra.
Entonces preguntó a los jovencitos: "¿Hacéis bien vuestras oraciones,
hijos míos?" Respondieron los dos: ¡Oh! no, Señora; no muy bien."
"¡Ay,
hijos míos! Hay que hacerlas bien por la noche y por la mañana. Cuando no
podáis hacer más, rezad un Padrenuestro y un Avemaría; y cuando tengáis tiempo
y podáis, rezad más."
Con su
voz maternal y solícita les termina diciendo: "Pues bien, hijos míos,
decid esto a todo mi pueblo". Luego continuó andando hasta el lugar en que
habían subido para ver donde estaban las vacas. Sus pies se deslizan, no tocan
más que la punta de la hierba sin doblarla. Una vez en la colina, la hermosa
Señora se detuvo. Melanie y Maximino corren hacia ella apresuradamente para ver
a donde se dirige. La Señora se eleva despacio, permanece unos minutos a unos
metros de altura (aprox. 3-5 m.). Mira al cielo, a su derecha (¿hacia Roma?), a
su izquierda (¿Francia?), a los ojos de los niños, y se confunde con el globo
de luz que la envuelve. Este sube hasta desaparecer en el firmamento.
Al
principio solo algunos creían lo que los jóvenes decían haber visto y oído. Los
campesinos que habían contratado a los jóvenes estaban sorprendidos que, siendo
estos tan ignorantes, fueran capaces de transmitir y relacionar tan complicado
mensaje tanto en francés, el cual no entendían bien, como en patuá en el cual
describían exactamente lo que decían.
A la
mañana siguiente Melanie y Maximino fueron llevados a ver al párroco. Era un
sacerdote de edad avanzada, muy generoso y respetado. Al interrogar a los
jóvenes, escuchó todo el relato, ante el cual quedó muy sorprendido y realmente
pensó que ellos decían la verdad. En la Misa del domingo siguiente habló de la
visita de la Señora y su petición. Cuando llegó a oídos del obispo que el
párroco había hablado sobre la aparición desde el púlpito, éste fue reprendido
y reemplazado por otro sacerdote. Esto no es sorprendente ya que la Iglesia es
muy prudente en no hacer juicios apresurados sobre apariciones.
Melanie y Maximino eran constantemente interrogados tanto por los
curiosos como por los devotos. Ellos simplemente contaban la misma historia,
repitiéndola una y otra vez. A los que estaban interesados en subir la montaña,
les señalaban el lugar exacto donde la Señora se había aparecido. En varias
ocasiones fueron amenazados de ser arrestados si no negaban lo que continuaban
diciendo. Sin ningún temor y vacilación reportaban a todos los mensajes que la
Señora había dado.
Surgió una fuente cerca del lugar donde la
Señora se había aparecido y el agua corría colina abajo. Muchos milagros
empezaron a ocurrir. Las terribles calamidades que fueron anunciadas se
empezaron a cumplir. La terrible hambruna de patatas de 1846 se difundió,
especialmente en Irlanda donde muchos murieron. La escasez de trigo y maíz fue
tan severa que más de un millón de personas en Europa murieron de hambre. Una
enfermedad afectó las uvas en toda Francia. Probablemente el castigo hubiera
sido peor de no haber sido por los que acataron el mensaje de La Salette.
Muchos comenzaron a ir a misa. Las tiendas fueron cerradas los domingos y la
gente cesó de hacer trabajos innecesarios el día del Señor. Las malas palabras
y las blasfemias fueron disminuyendo.
Las profecías sobre el deterioro de las cosechas
y la hambruna se cumplieron.
(La
Virgen) dijo que habría un castigo, y que las uvas se marchitarán. Yo fui a
estudiar qué había sucedido con las uvas en Francia después de 1846. Después de
las apariciones, hizo su aparición un hongo parásito que agrede a la uva,
esparciendo el oidio, una enfermedad de la vid nunca vista en Francia hasta
entonces. Cuando desapareció, se manifestó enseguida la filoxera, un piojo
microscópico que destruyó la mitad de las viñas de todo el país. Se encontró un
remedio para la filoxera, pero apareció inmediatamente la peronospera, una
enfermedad desconocida en Europa, y originaria de América. Las pocas vides que
habían logrado salir sanas y salvas de los flagelos precedentes, fueron
destruidas por el nuevo mal. He investigado también en los archivos y en las
bibliotecas francesas: en Francia no existe una sola especie de vid anterior a
1847. Todas las que existían murieron. Una terrible predicción que se cumplió
totalmente... -Vittorio Messori enHipótesis sobre María.
APROBACIÓN ECLESIÁSTICA
El
Obispo de la Salette encargó a dos teólogos la investigación de
la aparición y de todas las curaciones registradas. Durante cinco años se
hicieron las más minuciosas investigaciones. En toda Francia, en aproximadamente
ochenta diferente lugares, los obispos encargaron a canónigos que investigasen
las curaciones milagrosas a través de las oraciones a Nuestra Señora de la
Salette y del agua de la fuente. Cientos de milagrosos favores fueron
registrados.
El
Santo Padre, Pío IX, aprobó la devoción a Nuestra Señora de la Salette. Pidió
a los jóvenes que le fuera enviado el relato de los secretos por escrito.
Tiempo después dirá el Santo Padre: "Estos son los secretos de La Salette,
si el mundo no se arrepiente, perecerá".
Proclama de milagros
1-Mellon
Joli, Arzobispo de Sens, Obispo de Auxerre, Primado de las Galias y de Germania.
"Visto
el informe de la Comisión nombrada por Nos el 24 de enero de 1848 para una
investigación jurídica sobre una curación extraordinaria ocurrida en Avallon el
12 de noviembre de 1847 en la persona de Antoinette Bollenat después de una
novena a la Stma. Virgen; invocada con el nombre de Ntra. Sra. De La Salette;
vistos los interrogatorios a los testigos y médicos... habiendo pedido el
parecer de mi Consejo, invocado el santo nombre de Dios, declaramos para la
gloria de Dios, la glorificación de la Stma. Virgen y la edificación de los
fieles, que dicha curación presenta todas las condiciones y caracteres de
milagrosa.” (4 de Marzo de 1849).
2- Luis
Rossat, Obispo de Verdún
"Declaramos
cierto e incontestable el hecho de la curación instantánea y mantenida desde el
1 de abril de 1849 hasta el día de hoy, en la persona de Martin, alumno de
nuestro Seminario Mayor, según la relación que ordenamos hacer, muy difícil de
explicar por solas las fuerzas naturales; y Nos ha sorprendido que los alumnos
de nuestro Seminario unánimemente lo hayan atribuido a la intervención
sobrenatural de la Stma. Virgen".
La
relación citada, firmada por el superior del Seminario, el ecónomo y tres
profesores, afirma que M. Martin es un edificante clérigo menor, de entera
confianza. Durante el curso, hasta el 1 de abril, apenas podía apoyarse en la
pierna izquierda, con dolores continuos, que no le permitían seguir los actos de
la comunidad. El Obispo decidió que no se le admitiera a las órdenes menores
hasta que no estuviese totalmente curado. El 1 de abril comenzó una novena a
Ntra. Señora de La Salette, y su director espiritual a las 6 de la tarde le dio
un frasco de agua de La Salette. A las siete andaba, subía y bajaba corriendo
las escaleras. La curación produjo una fuerte impresión en todo el
Seminario." (1 de Agosto de 1849).
3-
Clemente, Obispo de la Rochelle y de Saintes.
"...oído el testimonio de muchos personajes
sobre la curación repentina de Madame Bonnet de una enfermedad incurable, como
consecuencia de una novena que hizo a Ntra. Sra. De La Salette; examinado
atentamente el proceso verbal pedido al Dr. M. Kemmerer, que atestiguó la
imposibilidad absoluta de dicha curación con los remedios humanos; consultado
nuestro Consejo e invocadas las luces del Espíritu Santo, pronunciamos que no
puede ser atribuida nada más que a una intervención sobrenatural". (12
de enero de 1855).
Una preciosa basílica fue construida en el lugar de la
aparición, seis mil pies sobre el nivel del mar. En la actualidad junto a la
basílica hay un centro de acogida a los peregrinos con alojamiento.
Una
nueva congregación de sacerdotes fue fundada: "Sacerdotes misioneros de Nuestra Señora de la
Salette", que tienen casas y escuelas alrededor del mundo.
Para fomentar su trabajo y contribuir en la propagación de los mensajes de
Nuestra Señora, de penitencia, una
confraternidad fue fundada, y fue elevada casi instantáneamente a Archicofradía. Una congregación de religiosas, las Hermanas
de Nuestra Señora de la Salette, fue establecida para ayudar a mujeres
peregrinas y a los enfermos. Muchos peregrinos llegan anualmente a la Basílica
y con espíritu de penitencia suben la montaña. Muchos milagros se dan en el
cuerpo y en el alma dependiendo de la devoción de los fieles y la gracia de
Dios.
Al
preguntarnos cuál es el significado y la gracia derramada a la humanidad el 19
de septiembre de 1846, encontramos aspectos de la Palabra de Dios que son
recordados en el mensaje enviado del cielo a través de la Virgen de la Salette.
Gran
significado evangélico
"Para ver
y entender"
"Por eso les hablo en parábolas,
porque viendo no ven,
porque viendo no ven,
y oyendo no oyen ni entienden"
(Mt. 13:13)
Antes de hablar, la Señora se comunica con señales. María la madre de
Jesús y madre nuestra, irradia la luz de la resurrección. El
brillo de su rostro es tanto que Maximino es incapaz de mirarla permanentemente
y a Melanie le deslumbra su presencia. Su
vestidura, como las de Cristo en la montaña el día de la Transfiguración, de igual forma resplandece de luz. La luz procede del gran Crucifijo que tiene
sobre su pecho. Apareciéndose en la Salette, María Santísima continúa
llevando a cabo la misión que recibió al pie de la cruz: tomar el sufrimiento y
el dolor por nosotros para darnos vida en la Fe. "Pues nunca entre
vosotros me precié de conocer otra cosa sino a Jesucristo, y a éste
crucificado". (1Cor 2:2).
De los
hombros de la hermosa Señora cae una larga cadena, el
símbolo bíblico del pecado y de las injusticias cometidas por nosotros contra
nuestros hermanos. Paralelamente a las cadenas, en los bordes del chal, la
hermosa Señora tiene rosas de muchos colores. Esto nos recuerda al
rosario. Desde nuestras raíces humanas hasta la cruz y de la cruz a la
gloria y al festín celestial. También hay rosas alrededor de su cabeza, como
una diadema de luz y alrededor de sus pies. "He arraigado en un
pueblo glorioso, en la porción del Señor, en su heredad. Como plantel de rosas
en Jericó" (Eclco 24:12).
La
Constitución Gaudium et Spes (13) del Concilio Vaticano II,
nos dice "De ahí que el hombre está dividido dentro de sí mismo. Por eso
toda vida humana, individual o colectiva, se nos presenta como una lucha
dramática, entre el mal y el bien, entre las tinieblas y la luz. Más aún el
hombre se encuentra incapacitado para resistir eficazmente por sí mismo a los
ataques del mal, hasta sentirse como aherrojado con cadenas".
Escuchen y pónganlo en práctica
(Luc 6:46, 8:21, 11: 28, Sant 1:25-27)
(Luc 6:46, 8:21, 11: 28, Sant 1:25-27)
Por la
maternal caridad de la Virgen Santísima, Ella intercede, a Ella le importa y
continúa trayendo los dones de la salvación eterna a nosotros, hermanos de su
Hijo, quienes aún estamos peregrinando en esta tierra, rodeados de peligros y
dificultades hasta el día de entrar a la patria feliz.
La
Santísima Virgen habla el idioma de su pueblo. La Virgen Santísima es una
"hija de Israel" que vivió en una cultura específica. Ella se aparece
también comunicándose según la cultura de sus hijos. Hay una gran consonancia
entre su preocupación y el lenguaje del pueblo. En la Biblia, la Palabra de
Dios se manifiesta de una forma concreta en la historia del pueblo de Dios.
María como hija de Israel nos enseña a descubrir a través de los eventos y
situaciones de la vida, la presencia discreta de Dios quién "hace
maravillas" y quien "recuerda su amor a su pueblo".
Ella
nos llama a la conversión urgentemente. Por su inmenso amor, se preocupa por
nuestra indiferencia religiosa y por nuestros pecados, pero también por nuestros
problemas y esperanzas.
La
Virgen se sitúa en la tradición de los profetas. Un profeta es aquel a quien
Dios le confía la misión de hablar en su Nombre al pueblo, para revelar a este
pueblo en los eventos pasajeros de este mundo la llamada a un mayor amor. En La
Salette, la Virgen toma en cuenta la actual situación de las cosechas: el
trigo, las patatas, las uvas y las nueces. Ella empieza con la predicción
pesimista de los granjeros: hambruna y muerte infantil si el trigo continúa
así. Dice que nosotros no prestamos atención y luego lanza el reto a cada alma,
"Así se convierten". Nos recuerda la llamada de Aquel que es la
Palabra: El reino de Dios está cerca; convertíos y creed en la Buena Nueva
(Mc1:15), y otra vez dice: No os preocupéis, busca primero el reino de
Dios y su justicia. (Mt. 6:33). En realidad es una llamada del Evangelio
que quizá hemos olvidado y la Virgen Santísima nos la recuerda. Analizando su
discurso nos damos cuenta de las grandes verdades encontradas en los
Evangelios.
Todo se conjuga en Cristo: Cristo crucificado y resucitado. El papel de
María Santísima respecto a todo creyente es unirnos a Jesús, en nuestras
luchas, batallas y sacrificios, tenemos la oportunidad diaria de ser
transfigurados en Cristo.
En el Nombre
de Cristo te imploramos
(Juan 20:31; Hech 4:12)
(Juan 20:31; Hech 4:12)
La
Virgen Santísima, modelándose en Jesús resucitado, viene como mensajera de paz,
esa paz que es fruto del Evangelio vivido. La Virgen viene a implorarnos que
retornemos a Jesús. Nos pide también que, en unión con ella seamos mensajeros.
La Buena nueva necesita ser proclamada, oída y difundida.
La
Virgen dijo: "Si mi pueblo no quiere someterse...". En estos
tiempos modernos es difícil oír palabras de advertencia. Pero la Virgen no
viene a quitarnos la libertad ni para amenazar, sino para invitarnos a vivir en
el reinado y liderazgo de Cristo, en comunión con su voluntad. Esta sumisión la
cual es comunión con Dios es la que María, la humilde esclava del Señor, vivió
desde la Anunciación hasta la Crucifixión y Pentecostés. Y es por eso que todas
las generaciones la llamarán bendita. (Luc1:48)
Nunca podremos recompensar el dolor que la Virgen ha sufrido por
nosotros, pero ello es razón para responder lo más generosamente posible.
"Por lo tanto, ofrezcan todos los fieles súplicas insistentes a la Madre
de Dios y Madre de los hombres, para que Ella, que estuvo presente a las
primeras oraciones de la Iglesia, ensalzada ahora en el cielo sobre todos los
bienaventurados y los ángeles, en la comunión de todos los santos, interceda
también ante su Hijo". (Conc Vat II, LG, 69).
Reconcíliense con Dios
(cf. Mt 5:23; Mc.11:24; 2Cor 5:18; Ef 2:15)
(cf. Mt 5:23; Mc.11:24; 2Cor 5:18; Ef 2:15)
Nuestra
Señora específica dos rechazos del pueblo: "Las dos cosas que hacen la
mano de mi Hijo tan pesada" son:
El
irrespeto del Día del Señor. Esto nos lleva a recordar los dos primeros
Libros de la Biblia, el Génesis y el Éxodo, y a recordar que desde el principio
los cristianos celebran el domingo como día de la Resurrección. ¿Cómo damos
honor al Día que el Señor se ha reservado para Él mismo? ¿Es realmente
día de reposo, día de asistir a la Santa Misa?
El
irrespeto al Nombre de mi Hijo. Los que utilizan el Nombre de Cristo por la
menor adversidad e imponen a Dios la responsabilidad de éstas, olvidándose así
de las propias. Cuando nos vemos asediados con toda clase de pruebas,
egoístamente nos cerramos en nosotros mismos sin esperanza. La Virgen viene a
recordarnos nuevamente "Santo es su Nombre", porque no hay bajo el
cielo otro nombre dado a los hombres por el que nosotros debamos salvarnos
(Hech 4:12). Y todo cuanto hagáis, de palabra y de obra, hacedlo todo
en el nombre del Señor Jesús, dando gracias por su medio a Dios Padre. (Col
3:17).
(El
hombre), al negarse muchas veces a reconocer a Dios como su principio,
trastornó, además, su debida ordenación a un fin último y, al mismo tiempo,
dañó todo el programa trazado para sus relaciones consigo mismo, con todos los
hombres y con toda la creación. (Conc. Vat II, Gaudium et Spes, 13).
Las cosas que
se corroen
(cf. Mt 6:19; Luc 12,13; Sant 5:3)
(cf. Mt 6:19; Luc 12,13; Sant 5:3)
La
rebelión contra Dios, que significa "muerte de Dios en nosotros"
inevitablemente nos llevará a la muerte y a la ruptura armoniosa con el
universo. Esa ruptura es la causa de la corrupción. Para redimirnos de esos
males es que vino Nuestro Señor. En La Salette, la Virgen no nos saca de la
realidad, sino que al contrario, nos hace un llamado urgente a que reconozcamos
los peligros en que vivimos y nos abramos a la redención que ofrece su Hijo.
Las cosechas y patatas podridas, el trigo que se vuelve polvo, las nueces
vacías, las uvas en las viñas estropeadas, hambrunas y epidemias, todo ello es
causado por el pecado.
Nuestra
situación precaria y la duración restringida que nuestras vidas tienen sin
embargo un punto positivamente elevado, siendo éstos motivos que nos llaman a
la propia conversión, retándonos al seguimiento de Cristo, viviendo hoy la
nueva vida que Él vivió hasta el Calvario. Esa es la fuente de nuestra
confianza. En esta tierra donde las dos terceras partes de la humanidad sufren
hoy de hambre y desnutrición, donde los derechos humanos son burlados, la
injusticia se encuentra a nuestra puerta, los riesgos de la destrucción
aumentan; que todo esto nos haga meditar los "signos de Dios" y nos
vuelvan a Él. Así actuaremos como verdaderos hermanos, en especial con
los menos afortunados.
Si se
convierten
(cf. Ez 18:30; 1R 8:35; Mc 1:15; Luc 15; Hech 2:38, 3:19)
(cf. Ez 18:30; 1R 8:35; Mc 1:15; Luc 15; Hech 2:38, 3:19)
La
llamada a la conversión está en el corazón del mensaje de la Salette. Todo
se dirige hacia ese fin: las lágrimas y el crucifijo, la luz y las rosas, las
actitudes de la Hermosa Señora, su caminar desde la quebrada hasta la cumbre,
pero sobre todo el discurso de la Virgen. "Regresen a Dios con todo su
corazón", Él es la única fuente de vida.
La
ansiosa espera de la creación desea vivamente la revelación de los hijos de
Dios... en la esperanza de ser liberada de la corrupción para participar en la
gloriosa libertad de los hijos de Dios. (Rom 8:19).
El camino a la
conversión: Tres puntos
(Mt. 6:5; Mc. 14:32; Luc 18:1; Jn 17)
(Mt. 6:5; Mc. 14:32; Luc 18:1; Jn 17)
1-Oración perseverante y profunda "¿Hacéis
bien vuestras oraciones?" "No muy bien, Señora" contestaron.
Quizá también esa es nuestra respuesta. La Virgen Santísima nos exhorta a orar
diariamente, mañana y tarde. Velad y orad (Mt 26:41) La Virgen les indica lo
mínimo, un Padrenuestro y un Ave María, pero les urge ir más allá cuando
puedan.
Los discípulos de Cristo, perseverando en
la oración y alabanza a Dios (Hch 2:42), han de ofrecerse a sí mismos como
hostia viva, santa y grata a Dios (Rom 12:1), han de dar testimonio de Cristo
en todo lugar y, a quien se la pida, han de dar también razón de la esperanza
que tienen en la vida eterna (1Pe 3:15). (Conc Vat II, LG, 10).
2. Participación en la Santa Misa "Durante
el verano solo algunas mujeres mayores van a Misa". El participar juntos
cada semana como cristianos en la celebración de la Misa Dominical es una
necesidad vital. La Palabra de Dios nutre nuestra fe, el contacto con Cristo en
la fracción del pan para un nuevo mundo es fuente de dinamismo, la comunión con
su Cuerpo entregado por nosotros y su Sangre derramada nos recuerda que debemos
estar listos para dar nuestras vidas por otros y entonces hacernos partícipes,
siendo fortalecidos en su Espíritu. En el corazón de este mundo que pasa y al
cual estamos todavía ligados por nuestra ceguera e inercia, la Iglesia, en la
celebración de la Eucaristía, comprende y anuncia que el nuevo mundo,
inaugurado por Cristo resucitado, está realmente presente entre nosotros, y es
necesario que seamos sus testigos en nuestra vida cotidiana, a través de
nuestra conducta individual y como miembros de la sociedad. La necesidad
eucarística entonces es fuente de esperanza y de gozo que nadie nos podrá
quitar (Luc 21:14; Jn13:1, 20:19-26).
3. Recobrar nuestra dignidad actuando como cristianos. "Durante la Semana Santa van a la carnicería como
perros". Lejos de escandalizarnos, las palabras de Nuestra Señora deberían
traspasar nuestras conciencias. En las Sagradas Escrituras, cuando al pueblo se
le compara con los perros significa que éste ha perdido el sentido de su
dignidad (Fil 3:2; Mt. 7:6) ¿Qué realmente hacemos con nuestra dignidad de
hijos de Dios cuando desperdiciamos el alimento, cuando menospreciamos los
bienes que quizá otros necesitan? Para recobrar nuestra dignidad debemos darnos
cuenta que no solo de pan vive el hombre y que los esfuerzos necesarios que
hagamos para compartir nuestras bendiciones con otros nos pone en comunión con
el Hijo de Dios, de Quien se deriva nuestra dignidad. "En verdad
os digo que cuanto hicisteis a unos de estos hermanos míos más pequeños, a mí
me lo hicisteis". (Mt 25:40).
Cada año se nos presenta el maravilloso testimonio dado por Jesús
durante su Pasión (1Tim 6) y es un recordarnos que nunca debemos
"vender" nuestra dignidad. El poder de la resurrección está entre
nosotros obrando y haciéndonos hijos de Dios. Entonces no puede haber nada que
nos comprometa con la falsedad, la injusticia, el dinero o el poder. No vivamos
como perros sino que todo nuestro ser y nuestros bienes estén a la voluntad del
Padre, cueste lo que cueste.
En la finca de
"Coins"
(Jer 23:24; Os 6:1; Mt 28:20; Luc 24:29; 2Cor 6:16).
(Jer 23:24; Os 6:1; Mt 28:20; Luc 24:29; 2Cor 6:16).
La
Hermosa Señora hace mención a Maximino de un evento aparentemente sin
importancia. Una pequeña obra y una observación que había hecho su padre. Por
mucho tiempo el señor Giraud no había atendido a la iglesia y era realmente
indiferente a la religión. Cuando el 20 de septiembre escuchó el relato de la
Aparición, su reacción fue prohibirle a su hijo decir nuevamente esos cuentos
sin sentido. Días después, molesto por el ir y venir de las personas
interesadas en hacer preguntas a Maximino, lo amenazó con castigos severos.
"Pero, papá, Ella me habló de ti", exclamó el muchacho. Le recordó el
episodio del trigo estropeado en la finca de Coins y el trozo de pan que le
había dado a su hijo de regreso a Corps. Así, como Maximino había olvidado el
incidente, de igual forma lo había olvidado su padre. El señor Giraud se
sorprende, pensaba que quizá había desterrado a Dios de su vida y ahora se da
cuenta, descubre que ni siquiera por un instante Dios cesa de percibir sus
esperanzas y ansiedades y en particular del temor de no tener más pan que darle
a su hijo. Este descubrimiento será el comienzo de una auténtica conversión que
será intensificada más tarde con la milagrosa curación de su asma crónica.
Nosotros
nos podríamos preguntar si realmente estamos conscientes de la presencia de
Dios que nos acompaña a dondequiera que vayamos. Cuando compartimos el pan,
cuando lo distribuimos entre los hambrientos, dondequiera que se da vida, el
Padre está, pues Él es la fuente de la Vida.
Dimensión
Misionera es Urgente
(Mt 28:18; Luc10:1; Jn 17:18; 20:21; Rom 10:13).
(Mt 28:18; Luc10:1; Jn 17:18; 20:21; Rom 10:13).
"Pues
bien, hijos míos, decid esto a todo mi pueblo". La
dimensión misionera es esencial para todo cristiano y Nuestra Señora nos lo
recuerda. Cristo, nuestro Señor vino a crear nuevas condiciones de vida,
reconciliada con Dios y con el prójimo. Debemos dedicar nuestro existir a
realizar esta vida de reconciliación en este mundo dividido en el cual nos
encontramos. La Reconciliación es la fuerza viva capaz de abrir el futuro a
todas las gentes, renovando así los lazos rotos o debilitados por el egoísmo y
los temores. En este mundo donde tantos trabajan, construyen, sufren y esperan,
tengamos tan solo un tipo de obsesión: obsesión misionera.
Son muchos los peregrinos que se acercan a la Aparición de la Salette y
suben la montaña santa. Todos juntos y cada uno personalmente se siente llamado
por la Hermosa Señora que nos recuerda que Dios "rico en misericordia"
está presente en cada una de nuestras vidas.
¿Cómo
no hacer caso ante tanta ternura? ¿Cómo resistir el llanto incesante de aquella
que ora e intercede por nosotros sin cesar? Ella está junto a nosotros con su
atención maternal, en cada detalle y acontecimiento de nuestras vidas. En
nuestras luchas y penas, en nuestras decisiones y nuestras aflicciones diarias.
María Santísima, fiel a la misión recibida en el Calvario, nunca cesa de
recordarnos los medios que se nos han dado para regresar a su Hijo; pues sin Su
ayuda no podremos construir nuestras vidas o nuestro mundo. El rechazo de Su
gracia trae serias consecuencias. María, nuestra abogada y reconciliadora vino
a La Salette a recordarnos esta verdad.
Hemos
olvidado las verdades del Evangelio y al contemplar su aparición y el
profundizar en sus palabras nos debe mover a responder su llamado, aliviando su
dolor, secando sus lágrimas, retornando a Dios con todo nuestro corazón, a
través de su Hijo Jesucristo, Quien es el Camino, la Verdad y la Vida. El que
fue crucificado por nuestros pecados y resucitó de entre los muertos para
nuestra salvación. Jesús, nuestra paz y reconciliación.
Los videntes de La Salette a la edad adulta.
Maximino trató
de ser sacerdote y entró en el seminario menor. Tenía mucha dificultad en aprender,
tuvo muchas dudas sobre su vocación y se retiró del seminario. Muchos se
preguntan por qué, acaso ¿no tuvo la gracia de la vocación o no correspondió a
ella? Podemos decir que la vida íntima de cada alma es un misterio, las gracias
que recibe y la respuesta que ésta da.
Afirman
que Maximino tenía una fe profunda, y en la virtud de la castidad fue muy
íntegro y delicado llegando a decir en confidencia: "Cuando
se ha visto a la Santísima Virgen, uno no piensa más en mujeres".
Trabajó
en un hospital por un tiempo, luego llegó a ser soldado y finalmente terminó
administrando una pequeña tienda de artículos religiosos.
Se
habla de un mal entendido entre el Santo Cura de Ars y Maximino. El
joven visitó al santo cuando tenía una crisis vocacional. El Cura de Ars
que hasta entonces había sido entusiasta de las apariciones se decepcionó al
interpretar que Maximino se retractaba de haber visto a la Virgen. Como buen
obediente se remitía a la autoridad del obispo y del Papa que habían aprobado
las apariciones. "Dios no confirmaría con milagros una superchería, ni la
Iglesia la enriquecería con indulgencias" (Journal d´une Institutrice,
pag. 117). Maximino por su parte negaba que él se hubiese retractado. Conforme
a las explicaciones del muchacho el cura estaba sordo y se le entendía mal,
además sólo se le podía hablar en el confesionario y hubo un mal entendido: él
le dijo haber mentido a veces, el cura de Ars entendió que se refería a la
aparición... Parece ser que años después el santo cura recibió una prueba
de Dios de la autenticidad de la aparición de la Salette. (Aunque en realidad
no era necesaria, dado el juicio de la Iglesia basado en el estudio de los
hechos y en los milagros reconocidos). No dejó de ser providencial el incidente
de Ars, pues de él hablaron tanto los periódicos que acudió el arzobispo de
Lyon al Papa Pío IX quién de esa forma recibió el secreto y aprobó la
aparición.
Cuenta
un amigo de Maximino con cierto asombro y tristeza que en ocasiones se reunían
con eclesiásticos y muchas otras personas y tristemente observaban a Maximino
vaciar los vasos de vino y volverlos a llenar en seguida. Dentro de la
providencia de Dios se pueden enumerar muchas purificaciones de pobreza y
enfermedad y calumnias con cuyos méritos sin duda habrá alcanzado glorias para
el cielo. Murió en estado de gracia cuando tenía treinta y ocho años de edad.
Su corazón, por voluntad expresada antes de morir, está en la basílica de
Nuestra Señora de La Salette, ya que "A Ella se lo he entregado".
Melanie también
trató de entrar a la vida religiosa. Visitó varias comunidades, pero no
permanecía suficiente tiempo en ellas. Le era muy difícil la vida comunitaria.
Recibió mucha persecución por haber sido elegida especialmente para comunicar
los mensajes. Aún en medio y llena de contradicciones, rechazos e injurias
poseía una fuerte valentía y una tenacidad admirable para difundir al mundo el
mensaje de Nuestra Señora de La Salette. Su vida de oración era intensa,
algunos milagros son atribuidos a ella aún estando en vida. Uno de ellos es la
enfermedad del Rev. Combe sanada al día siguiente después que Melanie le dijera
que estaría bien y que viviría hasta la ancianidad. El sacerdote admirado le
preguntó: "¿Qué dijiste?" "Bueno, contesta Melanie, tan solo oré
a la Señora y le dije: Madre mía, el P. Combe está enfermo, él trabaja para ti
y lo has dejado así." La vida del P. Combe duró hasta sus 82 años.
En
junio de 1904, Melanie deja Francia y se traslada a un pequeño pueblo llamado
Altamura en el sur de Italia. El obispo Mons. Cecchini, O.P, es amigo suyo y la
recibe con agrado. Encuentra una casa fuera de la ciudad. Está tranquila y
alegre en su soledad. Todos los días va a la Catedral. El 15 de diciembre no
fue. Había muerto durante la noche del 14 de diciembre. Forzaron la puerta de
su casa y la encontraron en el piso completamente vestida, tenía 72 años. En
febrero de 1903 había profetizado que forzarían la puerta de su casa y la
encontrarían muerta, en un lugar desconocido de Italia. Dos de sus vecinos
cuentan que la noche anterior se había oído la preciosa melodía del Tantum Ergo
en la habitación de la dama francesa y que también oyeron una campanita como la
que es usada para llevar el Sagrado Viático a los moribundos. La gente de
Altamura sostiene que la Sagrada Comunión fue traída a Melanie por el mismo
Señor.
Algunos puntos del importante secreto dado por la
Virgen a Melanie
La
Hermosa Señora de la Salette comunicó un secreto que debía revelar años más
tardes. Maximino aseguró que la Virgen dijo algo a Melanie que él no oyó. Este
secreto, sin embargo, no está incluido en la aprobación dada por la Iglesia a
la aparición ya que fue divulgado posteriormente.
Melanie:
Esto que Yo te voy a decir no será siempre secreto; puedes publicarlo en 1858.
Los sacerdotes, ministros de mi Hijo, por su mala vida, por sus irreverencias y
su impiedad al celebrar los santos misterios, por su amor al dinero, a los
honores y a los placeres, se han convertido en cloacas de impureza. Sí, los
sacerdotes piden venganza, y la venganza pende de sus cabezas. ¡Ay de los
sacerdotes y personas consagradas a Dios, que por sus infidelidades y mala vida
crucifican de nuevo a mi Hijo! Los pecados de las personas consagradas a Dios
claman al cielo y piden venganza, y he aquí que la venganza está a las puertas,
pues ya no hay almas generosas ni persona digna de ofrecer la Víctima sin
mancha al Eterno en favor del mundo. Dios va a castigar de una manera sin
precedentes. ¡Ay de los habitantes de la tierra! Dios va a derramar su cólera y
nadie podrá sustraerse a tantos males juntos. Los jefes, los conductores del
pueblo de Dios, han descuidado la oración y la penitencia, y el demonio ha
oscurecido sus inteligencias, se han convertido en estrellas errantes que el
viejo diablo arrastrará con su cola para hacerlos perecer. Dios permitirá a la
antigua serpiente poner divisiones entre los soberanos, en todas las sociedades
y en todas las familias. Se sufrirán penas físicas y morales. Dios abandonará a
los hombres a sí mismos y enviará castigos que se sucederán durante más de
treinta y cinco años.
Los
malos libros abundarán en la tierra y los espíritus de las tinieblas extenderán
por todas partes un relajamiento universal en todo lo relativo al servicio de
Dios y obtendrán un poder extraordinario sobre la naturaleza: habrá iglesias
para servir a esos espíritus. Algunas personas serán transportadas de un lugar
a otro por esos espíritus malvados, incluso sacerdotes, por no seguir el buen
espíritu del Evangelio, que es espíritu de humildad, de caridad y de celo por
la gloria de Dios.
Habrá
por todas partes prodigios extraordinarios, porque la verdadera fe se ha
extinguido y la falsa luz alumbra al mundo. ¡Ay de los príncipes de la Iglesia
que se hayan dedicado únicamente a amontonar riquezas, a poner a salvo su
autoridad y a dominar con orgullo!
Dado el
olvido de la santa fe de Dios, cada individuo querrá guiarse por sí mismo y ser
superior a sus semejantes. El Santo Padre sufrirá mucho. Yo estaré con él hasta
el fin para recibir su sacrificio. Los malvados atentarán muchas veces contra
su vida, sin poder poner fin a sus días.
Los
gobernantes civiles tendrán todos un mismo plan, que será abolir y hacer
desaparecer todo principio religioso, para dar lugar al materialismo, al
ateísmo, al espiritismo y a toda clase de vicios.
En los
conventos, las flores de la Iglesia estarán corrompidas y el demonio se hará
como el rey de los corazones. Que los que estén al frente de las comunidades
religiosas vigilen a las personas que han de recibir, porque el demonio usará
de toda su malicia para introducir en las órdenes religiosas a personas
entregadas al pecado, pues los desórdenes y el amor de los placeres carnales se
extenderán por toda la tierra.
Los
justos sufrirán mucho; sus oraciones, su penitencia y sus lágrimas subirán
hasta el cielo y todo el pueblo de Dios pedirá perdón y misericordia e
implorará mi ayuda e intercesión. Entonces Jesucristo, por un acto de justicia
y de su gran misericordia con los justos, mandará a sus ángeles para que mueran
todos sus enemigos. De golpe los perseguidores de la Iglesia de Jesucristo y
todos los hombres dados al pecado perecerán y la tierra quedará como un
desierto. Entonces se hará la paz, la reconciliación de Dios con los hombres;
Jesucristo será servido, adorado y glorificado; la caridad florecerá en todas
partes. Los nuevos reyes serán el brazo derecho de la Santa Iglesia, que será
fuerte, humilde, piadosa, pobre, celosa e imitadora de las virtudes de
Jesucristo. El Evangelio será predicado por todas partes y los hombres harán
grandes progresos en la fe, porque habrá unidad entre los obreros de
Jesucristo, y los hombres vivirán en el temor de Dios. Esta paz entre los
hombres no será larga: 25 años de abundantes cosechas les harán olvidar que los
pecados de los hombres son la causa de todos los males que suceden en la
tierra.
Yo dirijo una apremiante llamada a la tierra; llamo a los
verdaderos discípulos del Dios que vive y reina en los cielos; llamo a los
verdaderos imitadores de Cristo hecho Hombre, el único y verdadero Salvador de
los hombres; llamo a mis hijos, a mis verdaderos devotos, a los que se me han
consagrado a fin de que los conduzca a mi divino Hijo, los que llevo, por
decirlo así, en mis brazos, los que han vivido de mi espíritu; finalmente llamo
a los apóstoles de los últimos tiempos, los fieles discípulos de Jesucristo que
han vivido en el menosprecio del mundo y de sí mismos, en la pobreza y en la
humildad, en el desprecio y en el silencio, en la oración y en la
mortificación, en la castidad y en la unión con Dios, en el sufrimiento y
desconocidos del mundo. Ya es hora que salgan a iluminar la tierra. Id y
mostraos como mis hijos queridos, Yo estoy con vosotros y en vosotros con tal
que vuestra fe sea la luz que os ilumine en esos días de infortunio. Que
vuestro celo os haga hambrientos de la gloria de Dios y de la honra de
Jesucristo. Pelead, hijos de la luz, vosotros, pequeño número que ahí veis;
pues he aquí el tiempo de los tiempos, el fin de los fines.
La Virgen Santísima predijo acontecimientos que se cumplieron
en la fecha indicada, afectando naciones, a la Iglesia y al mundo entero.
Conclusión
Los
mensajes de Nuestra Señora de la Salette para el mundo dados a Maximino y Melanie
en 1846 son importantes y actuales para nuestros días: "No ofendan
más a Dios (no pequen más) y hagan penitencia; si no, terribles pruebas y
sufrimientos vendrán sobre el mundo". El mismo mensaje ha dado
Nuestra Señora en sus apariciones, especialmente en Lourdes, en Fátima y en Garabandal: oración, rezo del Santo Rosario,
penitencia y consagración a su Inmaculado Corazón.
Datos principales de La Salette:
Los
pastorcitos Maximino y Melanie, vieron a la Virgen y recibieron sus mensajes
urgentes para toda la humanidad.
La
Virgen mencionó específicamente la necesidad de renunciar a dos graves pecados
que se habían hecho muy comunes:
1-La
blasfemia
2-El no
tomar el domingo como día de descanso y asistencia a la Santa Misa.
Le
pidió a los niños que recen, hagan sacrificios y propaguen su mensaje.
La
Virgen lloraba, con su cabeza entre sus manos, porque los hombres ignoran la
cruz de Jesucristo.
Varias
congregaciones se han fundado por inspiración de La Salette, entre estas, los
Misioneros y las Hermanas de Nuestra Señora de La Salette, que están dedicados
a propagar el mensaje de reconciliación.
La
Salette es una de las apariciones que fueron aprobadas en el siglo XIX.
Juan Pablo II:
"En este lugar, María, la madre siempre amorosa, mostró su dolor
por el mal moral causado por la humanidad. Sus lágrimas nos ayudan a entender
la gravedad del pecado y del rechazo a Dios, mientras que manifiestan al mismo
tiempo la apasionante fidelidad que su Hijo mantiene para con cada persona,
aunque su amor redentivo está marcado con las heridas de la traición y abandono
de los hombres."
Fuente: Corazones.org
Mensaje de gran vigencia en nuestros días, dado el cariz de los acontecimientos que se están dando en el mundo.
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