“Todo lo que quieras pedir,
pídelo por los méritos de mi infancia
y nada te será negado”.
pídelo por los méritos de mi infancia
y nada te será negado”.
(Jesús a la Venerable
Margarita del Santísimo Sacramento)
Novena al Niño Dios
Del 16 al 24 de diciembre
✞ Por la señal de la Santa Cruz,
✞ de nuestros enemigos,
✞ líbranos Señor Dios Nuestro.
✞ En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu
Santo. Amén.
ORACIONES
PARA TODOS LOS DÍAS
1ª
Al PADRE
Dios
Padre de infinita caridad, que tanto amaste a los hombres, que les entregaste a
vuestro Hijo amado, para que hecho hombre en las entrañas de la Virgen, naciese
en un pesebre para nuestra salud y remedio, os damos gracias por tan soberano
beneficio. Agradecido, os ofrezco todas las virtudes de vuestro Hijo, suplicándoos
por los divinos méritos de su nacimiento, por su pobreza, humildad y por las
lágrimas que derramó en el pesebre, que dispongas nuestros corazones como tu
humilde morada para siempre. Que allí te recibamos limpios de pecados, con
humildad profunda, con amor encendido y con despego de todo lo terreno. Amén.
—Se
reza tres veces el Gloria.
2ª
A LA SANTÍSIMA VIRGEN
Soberana María que, por vuestras grandes virtudes, y especialmente por vuestra humildad, Dios quiso escogerte para ser Su madre; os suplico que vos misma preparéis y dispongáis mi alma y la de todos, para el nacimiento espiritual de vuestro adorado Hijo.
¡Oh
dulcísima Madre! Comunicadme algo del profundo recogimiento y tierno amor con
que le recibisteis vos, para que nos hagáis menos indignos de verle, amarle y
adorarle por toda la eternidad. Amén.
—Rezar
el Avemaría.
3ª
A SAN JOSÉ
¡Oh
Santísimo José!, esposo de la Virgen María y padre putativo de Jesús. Gracias a
Dios que te escogió y a ti por responder con tanta virtud. Dios te dotó con
todos los dones proporcionados a tan excelente grandeza; os ruego por el amor
que tuviste al Divino Niño, me ayudes a tener el mismo fervor para recibirle en
la Eucaristía. Amén.
—Rezar
un Padre Nuestro, Avemaría, Gloria.
4ª
ORACIÓN AL NIÑO JESÚS
Acordaos,
¡oh dulcísimo Niño Jesús!, que dijiste a la Venerable Margarita del Santísimo
Sacramento: “Todo lo que quieras pedir, pídelo por los méritos de mi infancia y
nada te será negado”. Llenos de confianza en Vos, ¡Oh Jesús, que sois la misma
verdad, venimos reconociendo que somos pecadores! Ayúdanos a llevar una vida
santa, para conseguir una eternidad bienaventurada. Nos entregamos a Vos, ¡oh
Niño omnipotente! Seguros de que no quedará frustrada nuestra esperanza y de que,
en virtud de vuestra divina promesa, acogeréis nuestra súplica. Amén.
5ª
CONSIDERACIÓN PARA CADA DIA (ver abajo)
6ª
GOZOS
Dulce
Jesús mío, mi Niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes tanto!
—¡Oh
sapiencia suma del Dios soberano, que a nivel de un niño te hayas rebajado! ¡Oh
Divino infante, ven para enseñarnos la prudencia que hace verdaderos sabios!
Dulce
Jesús mío, mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes tanto!
—¡Niño
del pesebre, nuestro Dios y Hermano!, Tú sabes y entiendes del dolor humano; que
cuando suframos dolores y angustias, siempre recordemos que nos has salvado.
Dulce
Jesús mío, mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes tanto!
—¡Oh
lumbre de oriente, sol de eternos rayos, que entre las tinieblas tu esplendor
veamos! ¡Niño tan precioso, dicha del cristiano, luzca la sonrisa de tus dulces
labios!
Dulce
Jesús mío, mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes tanto!
—¡Rey
de las naciones, Emmanuel preclaro, de Israel anhelo, Pastor del rebaño! ¡Niño
que apacientas con suave cayado, ya la oveja arisca ya el cordero manso!
Dulce
Jesús, mío mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes tanto!
—¡Ábrase
los cielos y llueva de lo alto bienhechor rocío, como riego santo! ¡Ven hermoso
niño! ¡Ven Dios humanado! ¡Luce hermosa estrella, brota flor del campo!
Dulce
Jesús mío, mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes tanto!
—¡Tú
te hiciste Niño en una familia llena de ternura y calor humano! ¡Vivan los
hogares aquí congregados, el gran compromiso del amor cristiano!
Dulce
Jesús mío, mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes tanto!
—¡Del
débil auxilio, del doliente amparo, consuelo del triste, luz de desterrado! ¡Vida
de mi vida, mi sueño adorado, mi constante amigo, mi divino hermano!
Dulce
Jesús mío, mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes tanto!
—¡Ve
ante mis ojos de ti enamorados! ¡Bese ya tus plantas! ¡Bese ya tus manos!
¡Prosternado en tierra te tiendo los brazos! ¡Y aún más que mis frases, te dice
mi llanto!
¡Ven
Salvador nuestro por quien suspiramos! ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes
tanto!
CONSIDERACIÓN
PARA CADA DIA
16 de diciembre
La
vida del Verbo Eterno en el seno de su padre era una vida maravillosa; y, sin
embargo, ¡misterio sublime! Busca otra morada. Una mansión creada. No era
porque en su mansión eterna faltase algo a su infinita felicidad, sino porque
su misericordia infinita anhelaba la redención y la salvación del género
humano, que sin Él no podría realizarse. El pecado de Adán había ofendido a
Dios, y esa ofensa no podía ser perdonada sino por los méritos del mismo Dios.
La raza de Adán había desobedecido y merecido un castigo eterno; era, pues,
necesario para salvarla y satisfacer su culpa que Dios se encarnara y obediente
a los designios de su Padre, expiase aquella desobediencia, ingratitud y
rebeldía. Por eso el Verbo Eterno, ardiendo en deseos de salvar al hombre,
resolvió hacerse hombre y así redimir al culpable.
17 de diciembre
El
verbo eterno se halla a punto de tomar su naturaleza creada en la santa casa de
Nazaret. María estaba sola y embebida en oración. Pasaba las silenciosas horas
de la noche en la unión más estrecha con Dios. El arcángel Gabriel la visita
con el mensaje divino, pide su consentimiento. El creador no quiso efectuar
este gran misterio sin la aquiescencia de su criatura. Ella da su FIAT.
Entonces, el Verbo Eterno se encarnó en ella convirtiéndola en su madre.
18 de diciembre
Jesús
fue un bebé en el vientre de su madre. Consideremos su pequeñez, su total
dependencia, como niño, en su madre. Adorémosle porque ese bebé es Dios.
Consideremos que el niño es el Señor de toda la creación a quién obedecen los
ángeles. Es más poderoso que todos los ejércitos que jamás existieron o
existirán. Viene, sin embargo, humilde y débil para enseñarnos a amar.
19 de diciembre
Desde
el seno de su Madre comenzó el Niño Jesús a poner en práctica su eterna
sumisión a Dios, que continuó sin la menor interrupción durante toda su vida.
Adoraba a su Eterno Padre, le amaba, se sometía a su voluntad, aceptaba su
humanidad con todas sus limitaciones para enseñarnos a nosotros a vivir como
hombres y expiar nuestro orgullo, origen de todos nuestros pecados. ¿Quiénes de
nosotros quisiera retroceder a un estado semejante en el pleno goce de la razón
y la reflexión?
20 de diciembre
Ya
hemos visto la vida que llevaba el Niño Jesús en el seno de su purísima Madre;
veamos hoy la vida que llevaba también María durante el mismo tiempo. María,
llena de esperanza, deseaba contemplar la faz de Dios encarnado. Estaba a punto
de ver aquella faz humana que debía iluminar el cielo durante toda la
eternidad. Iba a verle en la ignorancia aparente de la infancia, en los
encantos particulares de la juventud y en su revelación pública de la edad
madura.
21 de diciembre
Jesús
había sido concebido en Nazaret, domicilio de Jesús y María, y allí era de
creer que iba a nacer, según todas las posibilidades. Más Dios lo tenía
dispuesto de otra manera y los profetas habían anunciado que el Mesías nacería
en Belén de Judá, ciudad de David. Para que se cumpliese esta predicción, Dios
se sirvió de un medio que no parecía tener ninguna relación con este objeto a
saber: la orden dada por el emperador Augusto de que todos los súbditos del
imperio romano se empadronasen en el lugar de donde eran originarios. María y
José, como eran descendientes de David, estaban obligados a ir a Belén.
22 de diciembre
Meditemos
en el viaje de Sta. María y San José hacia Belén; llevando consigo, aun no
nacido, al creador del universo, hecho hombre. Contemplemos la humildad y
obediencia de ese divino Niño que, aunque de raza judía y habiendo amado a su
pueblo con una predilección inexplicable, obedece así a un príncipe extranjero
que forma el censo de la población de su provincia. Vive esa circunstancia y
sus padres también la han de sufrir. Ellos no entendían todo, pero aceptaron
por fe. Nosotros también vivimos en un mundo donde los fuertes se imponen, pero
si confiamos en Dios veremos maravillas.
23 de diciembre
Llegan
a Belén José y María, buscando hospedaje, pero no lo encuentran. Todo está lleno
por causa del censo. Ellos eran pobres y no podían pagar por privilegios. Pero
nada puede turbar la paz interior de los que están fijos en Dios. Si José
experimenta tristeza cuando era rechazado de casa en casa, porque pensaba en
María y en el Niño, sonreía también con santa tranquilidad cuando fijaba la
mirada en su casta esposa que le animaba. El Niño aun no nacido aceptaba
aquellas negativas que eran el preludio de las humillaciones venideras. Esas
humillaciones no lo alejan. El vino a buscar a los pecadores.
24 de diciembre
Ha
llegado la media noche, y de repente vemos en el pesebre, poco antes vació, al
Divino Niño esperando, vaticinado durante cuatro mil años con tan inefables
anhelos. Allí su Santísima Madre en los transportes de una adoración de la cual
nada puede dar idea. José, también se acerca y le rinde homenaje, ejerciendo su
misterioso e imponderable oficio de padre putativo del redentor de los hombres.
La multitud de Ángeles que desciende del cielo a contemplar esa maravilla sin
par hace vibrar en los aires las armonías de ese Gloria in Excelsis, que es el
eco de la adoración en torno del trono del Altísimo hecho perceptible a los
oídos de los pobres en la tierra. Convocados por ellos, vienen en tropel los
pastores de la comarca a adorar al recién nacido y presentarle sus humildes
ofrendas.
¡Oh adorable Niño! Nosotros también, los que hemos hecho esta novena para prepararnos al día de vuestra Navidad, queremos ofreceros nuestra pobre adoración; ¡no la rechacéis! Venid a nuestras almas; venid a nuestros corazones llenos de amor. Encended en ellos la devoción que realmente practicada y celosamente propagada, nos conduzca a la vida eterna, librándonos del pecado y sembrando en nosotros todas las virtudes cristianas.
¡Oh adorable Niño! Nosotros también, los que hemos hecho esta novena para prepararnos al día de vuestra Navidad, queremos ofreceros nuestra pobre adoración; ¡no la rechacéis! Venid a nuestras almas; venid a nuestros corazones llenos de amor. Encended en ellos la devoción que realmente practicada y celosamente propagada, nos conduzca a la vida eterna, librándonos del pecado y sembrando en nosotros todas las virtudes cristianas.
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