«Rezad por mí, para que
no huya por miedo delante de los lobos.»
«La más grande
persecución de la Iglesia no viene
de los enemigos de
fuera; nace del pecado en la Iglesia.»
Papa Benedicto XVI
BREVE CRÓNICA DE UN GOLPE DE ESTADO MASÓNICO EN LA
IGLESIA:
ESTUDIO JURÍDICO-TEOLÓGICO DE LA RENUNCIA DE BENEDICTO
XVI
06/03/2017
Visto
en “Como Vara de Almendro”.
Éste es
un documento imprescindible para cualquier católico.
Juan Suárez Falcó
Resumen: en este estudio queremos demostrar
que la renuncia de Benedicto XVI no fue una renuncia al Papado, sino sólo a su
ministerio como obispo de Roma. Mantuvo, por tanto, el officium y el munus petrino,
por lo que creemos que, desde entonces, sigue siendo el Papa, el único Papa
válido y legítimo de la Iglesia. Fueron circunstancias especialmente graves las
que le empujaron a realizar ese movimiento táctico y que se han ido haciendo
públicas con cuentagotas, en diferentes periódicos y por periodistas bien
informados. Intentaremos exponerlas sintéticamente en este Documento.
Estudiamos también desde el punto jurídico y teológico el alcance de esa
renuncia.
1. Introducción
La fecha del 11 de
febrero de 2013[1] ha quedado grabada de manera
indeleble en la mente y el corazón de los fieles de la Iglesia como una fecha
de tristísimo recuerdo. No podré olvidar jamás la sensación de congoja y agonía
que me invadió cuando recibí la llamada de una amiga ese mismo día que me
decía: “Lo que estábamos esperando ha ocurrido. Acaba de dimitir Benedicto
XVI”. Por razones que explicaré más abajo, para mí y un pequeño círculo de
amigos católicos esta renuncia era esperada como el pistoletazo de salida del
fin de los tiempos.
Escribo
este artículo con la autoridad que me confiere el art. 212.2 del Código de
Derecho Canónico, que expresa que los fieles tienen el derecho, Y A VECES
INCLUSO EL DEBER, en razón de su propio conocimiento, competencia y prestigio,
de manifestar a los Pastores sagrados su opinión sobre aquello que pertenece al
bien de la Iglesia y de manifestar a los demás fieles, salvando siempre la
integridad de la fe y de las costumbres, la reverencia hacia los Pastores y
habida cuenta de la utilidad común y de la dignidad de las personas. Es pues,
un deber para mí, conociendo los hechos que voy a describir a continuación, en
completa comunión con la doctrina de la Iglesia, encontrándome en gracia de
Dios, denunciar los hechos que a continuación describo, para conocimiento de la
Iglesia y salvación de las almas.
2. Asaltos de la masonería
eclesiástica y antecedentes
La masonería
eclesiástica es una realidad palpable que lleva infiltrándose en la Iglesia
desde principios del s. XIX. La masonería es la Iglesia de Satanás. En su
versión moderna, nació en 1717 en el Pub inglés “El árbol del Diablo”,
unificando varias logias inglesas. Su única función es derrocar el orden
cristiano en la sociedad, para lo que necesita destruir a la Iglesia (la
católica, apostólica, romana, única verdadera, la Iglesia de Cristo, fundada en
la persona de Pedro[2]). Nace en el seno del protestantismo, y
amparada e inspirada por el falso judaísmo talmúdico y kabalístico, que es
luciferino. NO me detendré más sobre esta materia, que conozco bien. Baste al
católico perplejo un repaso de las muchas condenaciones[3] que la Iglesia ha realizado de esta
infernal secta, que engaña a los incautos con un ropaje de humanismo,
filantropía y conocimientos gnósticos, y que adora en realidad a Lucifer, el
Ángel Caído, como van conociendo finalmente los que, convertidos poco a poco a
las luces deletéreas de Satanás, acaban perdiendo la fe (si la tenían) y
conociendo, finalmente, el secreto masónico.
La masonería, desde el
principio, intentó infiltrarse en la Iglesia, para pervertir su doctrina y
desviarla hacia los errores doctrinales y pastorales, con la intención de
demolerla desde dentro. Recordemos que ya en el s. XIX la masonería italiana
luciferina de los carbonarios aprobó el Documento titulado “La Alta Vendita”
(la Alta Venta, en español), una serie de instrucciones Permanentes o Código de
Reglas que aparecieron en Italia en 1818[4]. Por Providencia divina, este panfleto
cayó en manos de Gregorio XVI. Posteriormente, el Papa Pío IX le dio a Jacques
Crétineau-Joly, periodista e historiador, permiso para publicar en su libro “La iglesia y la Revolución”, las copias de
los documentos y la correspondencia de la Alta Vendita. En octubre de 1884,
seis meses después de la aparición de la Humanum Genus (la mejor y más extensa denuncia de la masonería hecha por
un Papa), se reiteraron estos mismos documentos con comentarios
reales en una serie de conferencias que dio Monseñor George F. Dillon en
Edimburgo, Escocia. Estas conferencias impresionaron de tal manera a León XIII
que las publicó y distribuyó a su propio costo. En la Alta Vendita se
establecía un plan para infiltrar la Iglesia católica, colocando a masones en
los seminarios, para que, con el tiempo, fueran ordenados sacerdotes y
escalando hasta el obispado y el cardenalato, subvirtiendo con modernismo la
doctrina católica desde los altos puestos de la Iglesia. El objetivo final era
lograr que alguno de ellos llegara, algún día, a la Silla de Pedro, para, desde
ahí, demoler la doctrina católica, desviándola hacia la apostasía general, y
obligando a toda la Iglesia a seguir hasta el Infierno a ese falso profeta,
bajo la bandera de la obediencia debida al “Papa”. Entre otras cosas, ese
Documento decía:
“… Es un deber de las
sociedades secretas hacer el primer ataque a la Iglesia y al papa, con el
objeto de conquistarlos a los dos. La obra para la que nos ceñimos no es una
obra de un día, ni de un mes, ni de un año. Puede durar por muchos años, tal
vez un siglo… Lo que debemos pedir, lo que debemos buscar y esperar, así como
los judíos esperan al Mesías, es un papa de acuerdo a nuestras necesidades.
Necesitamos un papa para nosotros, si tal papa fuera posible. Con ese papa
marcharemos de forma más segura al asalto de la Iglesia, que con todos los
libritos de nuestros hermanos franceses e ingleses”
“En un plazo de cien años…los obispos y sacerdotes creerán que están marchando detrás de la bandera de las llaves de Pedro, cuando en realidad estarán siguiendo nuestra bandera… LAS REFORMAS TENDRAN QUE SER INTRODUCIDAS EN NOMBRE DE LA OBEDIENCIA”.
Como
vemos, es precisamente esa obediencia mal entendida la que está en estos
momentos haciendo mella en tantos católicos poco formados, que creen que lo que
diga Francisco debe ser creído y obedecido en su totalidad, como dogma de fe.
Sin embargo, sabemos que cuando el que manda ordena algo contrario a la moral o
a la fe, o que suponga pecado, no debe obedecerse[5]. No cabe obediencia al error. Sólo a la
Verdad. Y hay que obedecer antes a Dios que a los hombres, cuando éstos yerran
o van contras las enseñanzas de Cristo, como bien dijeron Pedro y los apóstoles
ante los judíos que les perseguían[6].
Además,
el dogma de la infalibilidad del Papa se refiere sólo a las ocasiones,
excepcionales, en las que él promulga a toda la Iglesia (no a un grupo de ella)
una enseñanza dogmática en temas de fe y moral bajo el rango de «solemne definición
pontificia» o declaración ex cathedra[7]. Fuera de esos casos, todo lo que declare
un Papa puede ser magisterio, pero no hay promesa de infalibilidad en él. E
incluso puede no ser magisterio, porque declare una mera opinión personal como
teólogo privado o porque lo haga con una mera función de instrucción o
pastoral, no de definición de doctrina, y, por tanto, sin ánimo de vincular a
la Iglesia (es el claro ejemplo de Amoris Laetitia[8]).
El
3 de abril de 1844, un líder de la Alta Venta que se hacía llamar Nubius,
escribió una carta a otro masón de alta posición. La carta también habla sobre
el plan de infiltrar a la Iglesia Católica, y el intento de poner a un “papa”
masónico, que promoviera la religión de la masonería:
“Ahora bien, a fin de
garantizar un papa en las proporciones necesarias, debemos en primer lugar
preparar a una generación digna del reino que soñamos… Deja que el clero avance
bajo su bandera (la bandera masónica) siempre creyendo que están avanzando bajo
la bandera de las llaves apostólicas. Echad la red como Simón Bar Jonás;
extiéndela hasta el fondo de las sacristías, los seminarios y conventos… Habrás
realizado una revolución vestido con la triple corona del papa y la capa,
llevando la cruz y la bandera, una revolución que sólo necesita un pequeño
estímulo para incendiar los cuatro cantos de la tierra”
El
masón Eliph Levi dijo en 1862:
“El día llegará en que el papa…
declarará que todas las excomuniones están suprimidas y todos los anatemas
retirados. Cuando todos los cristianos estén unidos dentro de la Iglesia,
cuando los judíos y los musulmanes sean bendecidos y llamados de nuevo a ella…
permitirá que todas las sectas se le acerquen poco a poco y abarcará a toda la
humanidad en la comunión de su amor y oraciones. Luego, los protestantes ya no
existirán. ¿Contra qué van a protestar? El Sumo Pontífice será entonces verdaderamente
el rey del mundo religioso, y él hará lo que él quiera con todas las naciones
de la tierra”.
Como vemos, data de
antiguo el interés de la masonería eclesiástica (carniceros, macellai, en palabras del propio Cristo en revelación
dada al Padre Pío, que le crucifican de nuevo en cada eucaristía,
sacrílegamente realizada[9]) de usurpar la Iglesia desde dentro,
para, bajo la exigencia de obediencia, llevar a muchos fieles al error y a la
apostasía. Para que la mayoría de los fieles sigan a un falso Papa en todo lo
que diga era necesario educar durante muchas décadas a los católicos en la
falsa creencia de que todo lo que diga el Papa era verdadero y de obligada
obediencia, y dejar de predicar sobre el pecado mortal, escatología, fin de los
tiempos, Infierno o la necesidad de arrepentimiento para salvar el alma. A fin
de cuentas, que la Iglesia dimitiera de su secular misión de enseñar,
centrándose solamente en un mensaje melifluo basado en una misericordia mal
entendida, según la cual todos los bautizados se salvan por la mera fe (e
incluso los ateos, si son buenos, añadiríamos).
Bergoglio
nombra Monseñor Ricca, conocido homosexual,
para
la reforma del IOR.
Y
esto lo ha conseguido la masonería infiltrando a sus elementos como Profesores
de seminarios y Universidades católicas, o como teólogos, o como sacerdotes,
cuyas homilías eran arengas a favor de la libertad, igualdad y fraternidad
masónicas. Lo han conseguido también dejando de predicar la presencia real de
Cristo en la Eucaristía y creando las circunstancias necesarias para ir
eliminando progresivamente la fe de los fieles en ella: quitando reclinatorios;
dejando de decir que la gente debe arrodillarse en la comunión; dejando de
predicar la necesidad de estar en gracia de Dios para comulgar; dejando de
recordar cuáles son los pecados mortales que impiden acercarse a la comunión,
comenzando por faltar a misa deliberadamente; concibiendo la misa como un
banquete festivo con guitarras y canciones desacralizantes; apartando el
Sagrario del ábside; introduciendo la comunión en la mano; permitiendo
monaguillas; abusando de los ministros extraordinarios de la Eucaristía;
quitando crucifijos, cirios y demás elementos del altar que manifestaran
públicamente su carácter sacrificial, convirtiéndolos en mesas de banquetes;
poniendo música durante la Comunión, evitando que los fieles reconocieran en
ella el elemento central de la misa e impidiendo que se concentren en Aquél al
que reciben; cometiendo todo tipo de abusos litúrgicos; permitiendo una
pastoral contraria a la sana doctrina de la Iglesia; enseñando que la
conciencia puede dictar la conducta moral de una persona, aunque contradiga el
magisterio de la Iglesia; promoviendo un falso ecumenismo según el cual todas
las confesiones cristianas son igualmente válidas; promoviendo un falso diálogo
interreligioso que aboca al indiferentismo; desincentivando la confesión,
dejando de ponerse en el Confesionario o diciendo que todos van al Cielo, etc.,
etc., etc…
Con
estas desviaciones litúrgicas, doctrinales y pastorales, promovidas por masones
infiltrados, muchos fieles caen en el Infierno cada día cuando, por error
vencible, por falsos respetos humanos o por simple defección, se adhieren a los
errores masónicos, o cuando, siendo presbíteros, callan ante esa venenosa
ponzoña, sin levantar la voz para defender a su grey, por cobardía.
Cardenal Rampolla
Muchos masones
llegaron incluso a Cardenal. Incluso uno de ellos estuvo a punto de ser elegido
Papa, lo cual fue impedido in extremis por
pura Providencia Divina. Fue el Card. Rampolla del Tindaro, afiliado a la OTO,
orden masónica luciferina, peligrosa donde las haya[10]. Resulta inquetante descubrir que de este
Cardenal procede, en línea directa consacratoria, el Card. Bergoglio[11]. Y no parece casual tampoco que muchos
integrantes de la Mafia de Saint Gallo y del “Team Bergoglio” (nombre dado por
el periodista Austen Ivereigh al círculo íntimo de obispos y cardenales que han
ayudado de manera ilegal e ilegítima para que el Card. Bergoglio llegara a ser
elegido Papa) procedan igualmente de esa línea o de la de los colaboradores del
Card. Rampolla, como el Card. Gasparri o del Card. Giambattista della Chiesa[12].
Luego, a principios
del s. XX, a esa presión masónica se unió el comunismo, que también infiltró a
miles de candidatos al sacerdocio en los seminarios, como ha descrito fielmente
Bella Dodd, que había sido comunista, y fue convertida a la Fe católica por el
Obispo Fulton Sheen, testimonió públicamente que había enviado personalmente un
número superior a mil jóvenes a los seminarios católicos, para que pudiesen
destruir la Iglesia desde su interior. Y cuando ella estaba deponiendo
públicamente, dijo: «Algunos de ellos ya son Obispos».
¡Y estaba hablando al final de la década de 1940 e inicios de los 1950[13]!
También Alice von
Hildebrandt, esposa Dietrich von Hildebrandt, ha dado la voz de alarma sobre la
infiltración del marxismo y de la masonería en la Iglesia, ambos nacidos de las
profundidades de Satanás[14].
1. Los intentos de hacer dimitir a
Juan Pablo II
La
masonería eclesiástica intentó por todos los medios hacer dimitir a nuestro muy
querido Juan Pablo II. Recordemos cómo ya desde antes del año 2000 se produjo
una ola de intervenciones de cardenales, obispos, sacerdotes, organizaciones
supuestamente católicas de base, etc. a favor de la dimisión de Juan Pablo II,
por aquel entonces aquejado ya de una enfermedad de Parkinson avanzado.
Se unían, así, a la
opinión de todos los medios de comunicación social en manos de la masonería,
esto es, las televisiones y periódicos de todo el mundo. Clamaban, iracundos,
para que el Santo Padre dimitiera, pero lo hacían con apariencia de piedad y
bondad, justificándose en que su enfermedad así lo aconsejaba. De todos es
sabido que la masonería internacional, esto es, el falso judaísmo edomita de
las finanzas, junto con las demás sectas satánicas y luciferinas, los
colectivos sodomitas, la ideología de género, las izquierdas, las derechas
paganas, el mundo, a fin de cuentas, bramaban de rabia con el pontificado de
Juan Pablo II, que se caracterizó por una lucha encarnizada contra el
relativismo, el aborto, la sodomía, el comunismo, el falso ecumenismo y el
liberalismo moral. Sus enemigos naturales, pues, dentro y fuera de la Iglesia,
llevaron a cabo una deleznable campaña mediática[15], disfrazada en muchos casos de buenas
intenciones, para que el Santo Padre diera un paso al lado, y poder meter ya
entonces a uno de sus candidatos, que muy posiblemente podría haber sido el
Príncipe del bando masónico, el jesuita Cardenal Martini[16].
Hizo
bien Juan Pablo II en no dimitir, retrasando son ello la entrada del falso
profeta en la silla de Pedro, que, de seguro, estaba ya preparado para gobernar
la Iglesia. El mismo Benedicto XVI hizo unas declaraciones muy importantes con
ocasión del libro entrevista “Luz del Mundo” (2010), con Peter Sewald, en relación
con la posibilidad de su abdicación o renuncia, que han resultado proféticas, y
que son bien aplicables al intento de forzar la dimisión de Juan Pablo II:
“Se
puede dimitir en un momento de serenidad o cuando ya no se puede más” pero no
se puede huir “precisamente en el momento del peligro”[17].
El padre Malachi Martin, autor del libro "El último Papa"
El
interés de la masonería por poner a uno de los suyos en la Cátedra de Pedro no
sólo ha quedado evidenciado por entrevistas, declaraciones y documentos de la
masonería, sino que ha sido confirmado por un destacado sacerdote irlandés,
conocedor como pocos de la masonería eclesiástica porque la sufrió en sus
carnes, en su obra capital “Windswept House”, traducida al castellano como “El
último Papa”.
El Padre Malachi
Martin, jesuita irlandés, políglota, intelectual y muy bien formado, fue
secretario personal del Card. Agostino Bea (posible masón, como puede verse en
la Lista Pecorelli[18]). Tuvo la ocasión de leer el contenido
completo del Tercer Secreto de Fátima, no sólo la visión del Papa huyendo entre
cadáveres de sacerdotes para ir a morir mártir bajo una cruz de madera, sino
las palabras de la Virgen explicando esta visión (las que comienzan con “En
Portugal se conservará siempre el dogma de la fe…”[19]), que tratan, a todas luces, de la
apostasía de la Iglesia del fin de los tiempos, en la que ya estamos[20]. En ese libro, que él describió como
verídico al 85%, el padre Malachi Martin describió con detalles la conjura
masónica dentro de la Iglesia, poniendo otros nombres inventados a sus
protagonistas reales, cuya finalidad era hacer dimitir al Papa, colocar al
falso profeta (un Cardenal masón) como Papa de la Iglesia y llevarla a su
destrucción interna. El Padre Martin, asqueado por el liberalismo que veía en
el Card. Bea y en sus superiores, decidió abandonar la orden jesuita. Pablo VI
le concedió poder exiliarse en Nueva York, sin incardinación eclesiástica[21]. Fue también exorcista, incluso taxista
para ganarse la vida. Escribió libros excepcionales, que relatan las conjuras
masónicas dentro de la Iglesia, que conoció de primera mano. Murió en extrañas
circunstancias, en las que muchos ven un asesinato premeditado.
Resumo algunos de las
principales conclusiones del libro, que todo católico debe leer para entender
lo que está ocurriendo en la Iglesia. Se encuentra completo en Internet[22]. La lista de equivalencias entre los
nombres ficticios de la novela y los nombres de sus protagonistas reales puede
verse aquí[23]. El libro cuenta lo siguiente:
El
Cardenal Villot, masón, fue mentor del secretario de Estado en tiempos de Juan
Pablo II, el cardenal Casaroli (hasta los años 90). Parece que se atrajo
también a su sucesor, Ángelo Sodano, y le instruyó a ganarse la confianza del
Papa Juan Pablo II, para conseguir que, aunque pareciera contrario a sus
propósitos, el Papa ayudara sin saberlo al advenimiento del deseado NOM. De
hecho, Juan Pablo II, sin saber su adscripción masónica, mantuvo a un buen
número de cardenales y clérigos masones en sus puestos de responsabilidad, no
sólo en Roma, también en las diócesis… El objetivo era fomentar un catolicismo
que no reconociera ningún verdadero vínculo con el catolicismo anterior. Pero
con el Papa reticente en algunos temas, ese progreso hacia el NOM y la
transformación de la Iglesia no se realizarían al ritmo deseado, para poder
alcanzarlo en la fecha deseada.
Juan
Pablo II siguió la línea de la colegialidad y del Concilio Vaticano II y no se
inmiscuyó en las diócesis de los demás obispos, cuando miles de ellos
introdujeron enseñanzas innovadoras en los seminarios, que permitieron que
proliferara entre los clérigos la plaga de la homosexualidad o las diversas
“inculturaciones” con que se adaptaron las ceremonias católicas. Cometió
pecados de omisión, como tolerar herejías e inmoralidades, nunca por dolo.
La
novela basada en un 85% en hechos reales,
“El
último Papa”, del padre Malachi Martin.
En
la novela aparecen diferentes miembros de las élites adscritos a la masonería,
no todos en la misma línea, pero, de una forma más o menos consciente, todos al
servicio de un plan que controlan y conocen en su verdadero alcance sólo unos
pocos. A este plan lo llaman “el proceso” y se trata básicamente de un proyecto
de mundialización que conducirá a un NOM. Dos aspectos importantes de este
proceso son: hacerse con la Iglesia; y un proyecto genocida de reducción de la
población por diferentes medios, sobre todo por el aborto, en relación al cual
se dan descripciones de prácticas terroríficas en Rusia y China, y en general,
con la promoción del “control de la natalidad”. Rusia es una pieza clave de
este programa. El círculo más alto que dirige “el proceso” decidió simular la
caída del bloque soviético, para traer una falsa sensación de paz y concordia,
una falsa paz masónica. Los 75.000 topos y agentes dobles de la KGB infiltrados
por todo el mundo, los gulags, permanecieron igual. Gorbachov recibió
financiaciones ingentes de parte de los Rockefeller, Morgan y compañía para sus
fundaciones por todo el mundo. Se llega a decir que la KGB manipulaba a
distancia el sindicato polaco Solidaridad, para sus planes a largo plazo.
En
cuanto a la Iglesia, un grupo de líderes del NOM, masones de alto grado,
deciden en el marco de un tiempo favorable (5 a 7 años) que les concede su
“Príncipe”, apoderarse del Vaticano (“oficina papal”). Cito: “Para ello,
debemos aseguramos de que el titular de dicha oficina sea un hombre de cuya
adaptabilidad a nuestras necesidades podamos confiar” (páginas 145-146)…”El
candidato que reemplace al actual titular deberá ser alguien familiarizado con
nuestros objetivos […], dispuesto a colaborar en la consecución de los mismos”
(pág. 146).
La
masonería eclesiástica planteó tres estrategias para quitarse de encima a Juan
Pablo II y poner al falso Papa que les interesaba: persuasión, aniquilación y
dimisión (pág. 146). Cito y pongo en mayúsculas, por su importancia:
“LA ELECCIÓN
CATEGÓRICA MEDIANTE LA CUAL ALCANZAREMOS NUESTRO OBJETIVO ES LA DIMISIÓN. EN
RESUMEN, SE INDUCIRÁ AL ACTUAL TITULAR A DIMITIR DE SU CARGO […]. LA DIMISIÓN
VOLUNTARIA DEL PAPA, EN ESTA ENCRUCIJADA DE DIVISIONISMO Y DESUNIÓN ENTRE LOS
CATÓLICOS LAICOS Y ENTRE LOS PROPIOS CLÉRIGOS, SERÍA UNA PODEROSA SEÑAL,
EQUIVALDRÍA A UNA ADMISIÓN DE DERROTA POR PARTE DE IMPORTANTES ELEMENTOS
OPUESTOS A NOSOTROS” (pág. 147).
S.S.
Juan Pablo II en la última fase de su pontificado,
aquejado
de la enfermedad de Parkinson.
Nótese
que lo intentaron con Juan Pablo II durante gran parte de su Papado, y también
en su etapa final, cuando estaba enfermo de Párkinson, como hemos dicho arriba,
pero el Santo Padre se mantuvo firme, conocedor de los planes de sus
adversarios. Sin embargo, esa estrategia sí funcionó con Benedicto XVI, que
dimitió el 11 de febrero de 2013.
Para
realizar este plan, que es el mismo que tiene la “falange vaticana” del
“Príncipe”, mantienen encuentros para colaborar y ser operativos. El líder del
grupo de clérigos, llevando con él a un puñado de cardenales (Silvestrini,
Laghi, Noé), es el secretario de Estado a punto de jubilarse y que continúa
manejando todo en bambalinas tras su jubilación (Casaroli), y entre sus
cardenales “amigos” está el cardenal Suenens de Bélgica (de quien se sabe que
era masón, conforme a la lista Pecorelli).
La
estrategia principal contra Juan Pablo II sería hacer sentir al Papa que la
mayoría de los obispos no estaban con él y no lo querían. Se crearon grupos
liderados por cardenales que usarían a obispos afines para extender su
influencia y su visión, serían el fermento para buscar en los demás obispos una
progresiva asimilación de sus postulados y a su vez identificar a los obispos
refractarios, a los que habría que combatir. Estos grupos concéntricos estaban
formados por obispos de confianza del cardenal en el cargo de esta misión y
obispos con debilidades y que pudiesen ser dóciles para salvar su situación.
Entre ellos cada uno, obedeciendo una estrategia, actuaría: ya fuera cambiando
las cosas en su diócesis por la vía de los hechos, ya fuera levantando
discusiones y polémicas escribiendo a favor de los homosexuales o de la
ordenación de mujeres… y aunque se tuviesen que desdecir transitoriamente, el
efecto buscado ya estaba conseguido. Para algunas cuestiones más delicadas
usarían a obispos auxiliares (cfr. Cap. 27).
Una
de las estrategias era cambiar la concepción del Papado, con tácticas como
dejar de llamar al Papa vicario de Cristo y usar mejor la expresión Vicario de
Pedro. Esto significaría que todos los obispos son iguales (todos son vicarios
de los apóstoles) y el Papado pierde su valor. La expresión “Vicario de Pedro”
se habría introducido en el nuevo misal en inglés, aunque todavía no se había
aprobado (cfr. pág. 270).
Casaroli,
mientras prepara la forma de forzar a Juan Pablo II a dimitir, va maniobrando
para que los cardenales escojan al sustituto propuesto. Trabaja con tres
posibles sustitutos: el Card. Lustiger (parece que de ascendencia judía o
convertido del judaísmo, y seguro que masón), de París, el Card. Martini,
jesuita, de Milán (muy posible masón), y el Card. Noé, del Vaticano.
S.S.
Benedicto XVI, prefiguración del Papa descrito
por
Malachi Martin en su libro.
En
el caso anterior de renuncia de un Papa, Celestino V en 1294, se dice en la
novela que “había suficientes pruebas para demostrar que Celestino había sido
también víctima de engaño y manipulación por parte de su sucesor, el cardenal
Benedetto Caetani, los enemigos de aquel papa también decidieron enclaustrarlo
físicamente (“curiosamente”, al igual que parece ocurrir ahora con Benedicto
XVI, enclaustrado en el Monasterio Mater Ecclesiae). Él también se convirtió en
un prisionero. Falleció de “una infección” en Castello di Fumore, en Frosinone,
pocos meses después de su reclusión” (pág. 711).
“Era
imprescindible debilitar la autoridad central del papado. No bastaba con
librarse del actual sumo pontífice. […] Los papas serían realmente elegidos de
forma democrática por todos los pastores de la Iglesia. El truco […] consistía
en inaugurar el proceso descentralizador y mantener al mismo tiempo un firme
control” (pág. 712).
La
novela desvela un plan urdido en torno al Papa, para forzarlo a dimitir:
primero diciendo ante la opinión pública mundial que el Papa había dimitido, y
luego, forzándole internamente a firmar su dimisión con el argumento de que ya
era un hecho consumado y difundido a todo el mundo por los medios de comunicación.
Malachi Martin sabía que el plan era forzar a dimitir a Juan Pablo II pero el
gran papa eslavo, fuerte como pocos, no cedió. Fijémonos ahora cómo en la
novela se recrea el tono laudatorio que la Iglesia y el mundo tienen hacia la
supuesta dimisión de Juan Pablo II, justo la misma reacción ingenua que ha
existido luego de la “dimisión” de Benedicto XVI. Estremece ver hasta qué punto
es idéntica la situación descrita y la realidad:
“Según los comentaristas
europeos y americanos, el papa eslavo había dimitido por razones de salud.
Transmitían citas de importantes portavoces gubernamentales y de los
secretarios de muchas conferencias episcopales importantes. También se
especulaba sobre el futuro cónclave y la identidad del próximo papa. En
general, el tono de los comentarios era laudatorio. Algunos encomiaban al Santo
Padre por la sabiduría de su dimisión.”
Y,
en lo que parece que tiene un enorme parecido con la dimisión de Benedicto XVI,
se dice en novela cómo describirían el nuevo papel del papa dimisionario:
“Para
el enriquecimiento de la Iglesia, como María en el evangelio, el Santo Padre ha
elegido la mejor parte” (pág. 683). Y pone en boca de Casaroli: “De ahora en
adelante, el ex Santo Padre sustentará la Iglesia con sus oraciones y su
experto asesoramiento” (pág. 705).
Entre los cardenales
más peligrosos (evidentemente todos masones), según Malachi Martin: Laghi,
Casaroli, Lustiger, Martini, Sodano, Noe, Silvestrini, Suenens, Bernardin, etc.
Entre éstos, varios habrían participado directamente en la misa negra satánica
de la noche del 29 de junio de 1963 de entronización de Satanás en el Vaticano[24] (toda la camarilla de Casaroli,
aunque él mismo no estuviese presente, a excepción de su sucesor en la
secretaría de Estado, Angelo Sodano; pero ambos -Casaroli y Sodano- serían
claves en el servicio al “proceso”) con el objetivo de debilitar el Papado
hasta colocar a uno de los suyos en su lugar y a esa tarea consagraron su vida;
en particular se menciona al antiguo secretario de Estado, Card. Villot y a los
cardenales Silvestrini, Noe y Laghi, así como al Card. Bernardin, siendo sacerdote,
en la capilla emisora de USA, como “arcipreste” o segundo en la ceremonia,
presidida allí por el obispo John Russell.
El
cardenal Silvestrini, uno de los varios cardenales más peligrosos, según se
desprende de la lectura de “El último Papa”.
Integrante
de la Mafia de Saint Gallo.
En fin, en la Novela
Juan Pablo II aparece cautivo en medio de los cardenales, sin casi capacidad de
movimiento, con la hostilidad de muchos de ellos. Sin embargo, mantiene un
círculo reducido de fieles que le sirven, como una especie de espías en medio
del campo enemigo, dándole información. Entre ellos, su secretario personal, el
jefe de seguridad, y algunos sacerdotes a los que encomienda misiones
principalmente en Europa oriental y en EEUU, bajo la tapadera de otros encargos
pastorales, o bien que están sirviendo a la estructura de poder de Casaroli y
compañía, pero que se mantienen fieles al Papa (una especie de agentes dobles).
Uno de estos sacerdotes fieles al Papa que habría accedido a toda la
información sobre la misa negra, escapa de ser asesinado, pero en otra ocasión
posterior lo asesinan macabramente y quien está detrás de la
orden de deshacerse de él es el cardenal Silvestrini, por cierto, integrante, y
no por casualidad, de la mafia de Saint Gallo. Entre los sacerdotes
satanistas medio arrepentidos o que trabajaban como informadores para desvelar
la red de EEUU, sistemáticamente todos van apareciendo asesinados ritualmente,
macabramente.
Habla
de una red de capillas satanistas en templos católicos por todo EEUU, pero
parte de una red mundial. La capilla madre en EEUU sería precisamente aquella
donde en 1963 se realizó la misa negra para la entronización en El Vaticano de
“el Príncipe”, en Carolina del Sur, a la que habría asistido siendo sacerdote
el que luego sería Cardenal de Chicago y uno de los mandamases de esa red de
clérigos satanistas, Joseph Bernardin, quien controlaba la Conferencia
Episcopal de EEUU. Esta red estaría muy vinculada a la pederastia, con abusos y
sacrificios rituales, y al homosexualismo. Es decir, todo eso no serían casos
aislados, más o menos abundantes, sino prácticas en las que los que eran
iniciados (o a los que se promovía en su degeneración) entraban en una red de
la que no podían escapar. El “sumo sacerdote” de esa capilla madre satánica era
el obispo John Russell. Uno de los protagonistas se pregunta si “existe un
esfuerzo para transformar la Iglesia en un santuario seguro para pedófilos
conocidos, y al mismo tiempo crear un campo de cultivo perfecto para cultos
satanistas […], un esfuerzo encaminado a destruir la Iglesia, tanto moral como
monetariamente [por las millonarias indemnizaciones a las víctimas de
pederastia], un intento deliberado y expertamente organizado, para destruir la
Iglesia desde el interior” (pág. 506).
“De pronto pasó a ser
incontestable el hecho de que ahora, en este papado, existía dentro de la
Iglesia católica la presencia permanente de clérigos que adoraban a Satán y les
gustaba hacerlo, de obispos y sacerdotes que sodomizaban niños y se sodomizaban
entre sí, de monjas que celebraban ‘ritos negros’ de Wicca y mantenían
relaciones lesbianas dentro y fuera de sus conventos. De pronto quedó claro que
durante este papado la Iglesia católica se había convertido en un lugar donde
todos los días, incluidos domingos y fiestas de guardar, hombres llamados a ser
sacerdotes cometían actos de herejía, blasfemia, sacrilegio e indiferencia ante
los sagrados altares. No sólo se cometían actos sacrílegos ante los altares,
sino que contaban con la complicidad o por lo menos el beneplácito de ciertos
cardenales, arzobispos y obispos. Era alarmante la lista de prelados y
sacerdotes involucrados. En total eran una minoría, oscilaban entre el uno y el
diez por ciento del personal de la Iglesia. No obstante, muchos de ellos ocupaban
cargos asombrosamente de alto rango y autoridad en las cancillerías, los
seminarios y las universidades […].
Bergoglio
da la mano a Don Ciotti,
sacerdote
comunista favorable a la homosexualidad.
Los
hechos que provocaban el nuevo sufrimiento del Papa eran esencialmente dos: los
vínculos sistemáticos y organizados, o, en otras palabras, la red establecida
entre ciertos grupos clericales homosexuales y conciliábulos satanistas, y el
asombroso poder e influencia de dicha red. De los dos, el poder de la red, tan
desproporcionado respecto a la minoría que lo ejercía, era el más devastador
para el papa eslavo” (pág. 556). “El poder desproporcionado y la predominante
influencia de dicha red se debían a sus alianzas con grupos seculares ajenos a
la Iglesia católica y a la enorme cantidad de profesores en seminarios,
universidades y escuelas católicas, que disentían de forma abierta y con toda
naturalidad de los dogmas y enseñanzas morales del catolicismo” (pág. 557).
El
autor pone esta reflexión en boca de Juan Pablo II:
(los adversarios) “ven el cisma
inminente entre el papado y los obispos de la Iglesia. No sólo ven sino que
contribuyen al desmoronamiento progresivo del catolicismo. En realidad, es
justo afirmar que la mayoría de los católicos están ahora enajenados en mayor o
menor grado de la verdad católica. Roma y el papado ya no son objeto de
obediente devoción, sino a lo sumo de una veneración vaga y romántica. Gran
cantidad de las misas y de las confesiones carecen de validez. Un número
indeterminado de sacerdotes no han sido ordenados como es preceptivo. Y ni
siquiera he intentado calcular todavía la cantidad de obispos que no han sido
debidamente consagrados o que han dejado de creer. Ya no se honra a Jesucristo
en nuestros tabernáculos, y en consecuencia ha abandonado nuestras iglesias,
nuestros conventos, nuestras órdenes religiosas, nuestros seminarios y nuestras
diócesis. A decir verdad, ¿por qué debería Nuestro Señor permanecer donde es
objeto de negligencia, insulto y negación? Después de todo, no es él quien nos
necesita” (pág .566).
Se
citan dos diócesis, una de EE.UU. y otra de Canadá, donde los obispos habrían
administrado una especie de orden sagrado a numerosas mujeres (cfr. págs.
658-569). También concursos de ‘monaguillas’ en EEUU.
En
el ritual de Entronización de Satanás que, según el padre Malachi Martin se
realizó en la Capilla paulina del Vaticano el 29 de junio de 1963, los
integrantes exclamaron:
“Aquel que, mediante este
sanctasanctórum, sea designado y elegido como último sucesor al trono
pontificio, por su propio juramento se comprometerá, tanto él como todos bajo
su mando, a convertirse en instrumento sumiso y colaborador de los
constructores de la casa del hombre en la Tierra y en todo el cosmos humano.
Transformará la antigua enemistad en amistad, tolerancia y asimilación
aplicadas a los modelos de nacimiento, educación, trabajo, finanzas, comercio,
industria, adquisición de conocimientos, cultura, vivir y dar vida, morir y
administrar la muerte. Ése será el modelo de la nueva era del hombre”
Por lo dicho en el
párrafo anterior, parece evidente que el último Papa, no canónicamente elegido[25], como dijo Malachi Martin en una
entrevista, sería un masón luciferino[26]. Una vez producida la renuncia del Papa,
en la novela se describe cómo ha de ser el Cónclave posterior, para poder
elegir a su candidato maligno, de manera que el cónclave se hiciera con plena
legalidad para que parezca que el nuevo papa elegido tras la dimisión del otro
había sido canónicamente elegido. Pero al igual que Celestino V dimitió por las
presiones de su sucesor Benedetto Caetani, también el papa eslavo fue objeto de
presiones por los luciferinos (la “falange romana”) para dimitir. En el sínodo
en que el nuevo ha de ser elegido papa se preparan preguntas (las
Congregaciones actuales) para que salga un “consenso común” de los electores y
así conducir a todos a la elección del Papa “adecuado”. Igual que ha pasado en
el cónclave de 2013, en el que Francisco siempre hizo alusión que intenta
aplicar el programa que los electores dijeron antes de las votaciones[27]. También se habría comprometido el voto
de los obispos y cardenales necesarios para que saliera el Papa “adecuado”:
“Maestroianni sabía que, para
no desviarse de sus planes, él y sus colegas debían ajustarse a la tradición
eclesiástica y a la legislación de la Iglesia. La exactitud era la
característica esencial de la tradición sacrosanta y la legislación detallada.
El único objetivo de la tradición y de la ley era garantizar que el sucesor del
papa anterior fuera inconfundible y manifiestamente el elegido de Dios por
mediación del Espíritu Santo. Todos los actos se encaminaban a dicho fin. Cada
paso debía ajustarse a la ley y a la tradición. De lo contrario, se pondría en
duda la legalidad canónica de todo el proceso. Normalmente, sólo se elegía a un
nuevo papa cuando el anterior había fallecido. Lo complicado en este caso era
que la Iglesia tenía un papa perfectamente vivo. Por consiguiente, desde un
punto de vista canónico, la posición adoptada por el Consejo de Estado, o mejor
dicho la posición adoptada por el propio Maestroianni, junto a los cardenales
Palombo, Aureatini, Pensabene, Graziani y otros, de que el papa viviente
prácticamente había dimitido, tenía una importancia fundamental”…
“Aquellos cuestionarios que
tanto había trabajado Gladstone para completar eran en definitiva documentos de
la posición dogmática y pastoral de prácticamente todos los obispos que estaban
en aquel momento en Roma. Y puesto que Maestroianni había hablado en persona
con cada uno de ellos, creía saber qué cabía esperar.”.
1. El Cónclave de 2005: Card.
Ratzinger versus Card. Martini. El tercer hombre, el Card. Bergoglio
Ha
trascendido a la luz pública que en el Cónclave de 2005, que acabó eligiendo al
Card. Ratzinger, su principal oponente fue el Cardenal jesuita Carlo Maria
Martini, hereje manifiesto.
Card.
Lehmann, otro de los cardenales perteneciente
a la
Mafia de Saint Gallo.
A las pruebas nos
remitimos. En su llamado “testamento vital”, una entrevista concedida en el
umbral de la muerte a dos periodistas (Georg Sporschill y Federica Fossati
Confalonieri) para el Diario Corriere della Sera[28], ofrecía una visión de la Iglesia que
quería realmente desasosegadora, aterradora, negadora de todos sus dogmas, que
primara la conciencia por encima de su magisterio, que concibiera los
sacramentos no como una disciplina sino como un alimento para los débiles, que
concediera la comunión a los adúlteros, que no entrara a juzgar la sexualidad
de sus fieles, que apoyara la teología de la liberación de los jesuitas tristemente
asesinados en El Salvador (Ellacuría y otros), al tiempo que se remitía a otro
miembro de la Mafia de Saint Gallo como el Card. Lehmann[29]. Todo esto, desgraciadamente, ha sido
posteriormente repetido por uno de sus más conspicuos epígonos, el Card.
Bergoglio, antes y después de su elección papal.
Pero no fue el de
Martini un ataque agudo de heterodoxia en el tramo final de su vida:
desgraciadamente, profesó siempre estas ideas y algunas más (negaba la
existencia de un Dios católico, fue abiertamente contrario a la profética
Humanae Vitae, estaba abierto a admitir el divorcio o la sodomía y, en suma,
creía más en un Jesús político y sociológico que divino[30]y[31]).
Martini,
perteneciente a la Mafia de Saint Gallo
y
quien promovió ostensiblemente la elección de Francisco.
Martini, muy posible
masón[32], líder de la Mafia de Saint Gallo, pidió
a sus electores que los votos que tenía pasaran al Cardenal Bergoglio[33]. Esto señala a Bergoglio, también
jesuita, como sucesor en el partido hereje, que aspira a subvertir la Iglesia.
Los martinianos, de hecho, votaron a Bergoglio en 2005 y luego en 2013[34]. El Card. Bergoglio ha alabado
públicamente al Cardenal Martini[35].
1. La oposición a BXVI durante su
pontificado
El
pobre Benedicto XVI tuvo que lidiar durante todo su pontificado con la dura
batalla que, desde fuera y desde dentro de la Iglesia, le hacían sus enemigos.
Desde fuera, porque el mundo no podía soportar su claro posicionamiento contra
el ateísmo, el aborto, la eutanasia, la anticoncepción, el adulterio, al tiempo
que proclamaba sin ambages los dogmas de la Iglesia. En suma, sus palabras y
escritos hacían rechinar los oídos de los medios seculares y profanos.
Pero también desde
dentro, por parte de oponentes íntimos como el sacerdote Hans Küng, la compañía
de Jesús casi al completo, y, entre ellos, el mismísimo Cardenal Carlo Maria
Martini. Esa falange interna la tenía también entre los miembros modernistas,
marxistas y masones de la Curia. Oposición interna que le llevó a decir alguna
vez que “mi autoridad acaba pasando esa puerta[36]”, en referencia a la puerta de sus
apartamentos papales en el Vaticano, lo que hablaba nítidamente de la
hostilidad que sufría cada día entre sus supuestos colaboradores y la
desobediencia que éstos hacían de sus indicaciones y mandatos.
El mismo Paolo
Gabriele, su mayordomo, hombre de su total confianza, dijo siempre que
había dado a conocer papeles suyos para que la gente viera la oposición que
sufría Benedicto dentro del Vaticano y para intentar hacer volver a la Iglesia
a su sitio. Posiblemente, actuó de buena fe, pero mal asesorado, haciendo un
mal para conseguir un bien, lo que acaba siempre redundando en un mal mayor[37].
Lo que la masonería
eclesiástica no podía perdonarle nunca al Cardenal Ratzinger es que hubiera
desempeñado durante casi un cuarto de siglo, de manera impecable, en la más
sana doctrina, la Prefectura de Doctrina de la Fe. En particular, el Card.
Ratzinger cerró el paso de manera rotunda a la comunión de los adúlteros (o,
como se les llama eufemísticamente “divorciados vueltos a casar”) con aquella
famosa CARTA A LOS OBISPOS DE LA IGLESIA CATÓLICA SOBRE LA RECEPCIÓN DE LA
COMUNIÓN EUCARÍSTICA POR PARTE DE LOS FIELES DIVORCIADOS QUE SE HAN VUELTO A
CASAR (1994)[38]. En ella se recuerda un axioma
fundamental de la fe católica: que la auténtica misericordia nunca se encuentra
separada de la Verdad[39]. En un par de párrafos antológicos se
rechazan las razones sentimentaloides que se ofrecían desde Alemania y otros
países a favor de la comunión de los divorciados y vueltos a casar, justo las
mismas razones que luego Francisco ha asumido con su Amoris Laetitia.
Recordemos estos párrafos por su innegable actualidad[40].
Esta idea fue
desarrollada plenamente en su excelsa Encíclica “caritas in Veritate” (2009),
donde, de mil maneras maravillosas, arraigada en la Palabra de Dios y en el
magisterio de la Iglesia, el Papa recuerda que sólo en la Verdad está la
auténtica caridad y la auténtica misericordia que liberan al hombre del pecado.
Como vemos, Verdad y misericordia no se oponen, nunca lo hicieron: quedaron
unidas en Cristo y en el magisterio de la Iglesia. Es, por tanto, una falacia
querer oponer misericordia y justicia, caridad y Verdad, pues Cristo es el
Camino, la Verdad y la Vida[41] y la Verdad nos hace libres[42], no una falsa misericordia que bendiga
los pecados del hombre[43].
Años antes, en 2005,
escribe la Encíclica Deus charitas est, donde desmonta los errores que
pretenden hacer de la caridad un arma política o de ideología política, al
tiempo que proclama la necesidad de centrar el amor a los pobres como un
reflejo del amor del hombre a Dios, desterrando la interpretación marxista de
la justicia social[44].
Es digna también de
recuerdo la amenaza de cisma que, en septiembre de 2011, le dirigieron a
Benedicto XVI con total desfachatez desde Austria un grupo muy significativo de
329 sacerdotes, encabezados por el presbítero Helmut Schüller, que pedía, nada
menos que matrimonios dentro del clero, ordenación de mujeres y de hombres
casados, comunión para divorciados, casados en segundas nupcias o miembros de
otras religiones, entre otras cosas. Una evaluación reciente llevada a cabo por
el instituto de encuestas Ökonsult en este país tradicionalmente considerado
católico, reveló que tres cuartas partes de los 2,6 millones de creyentes
respaldaban el manifiesto “Llamado a la desobediencia”, publicado en internet[45]. En muy parecido sentido se presentó
desde España, por parte del grupo herético, que se proclama católico sin serlo
“Somos Iglesia”[46].
También
ayudó el Card. Ratzinger a Juan Pablo II a escribir esa maravilla que es la
Encíclica “Ecclesia de Eucharistia”, de 2003, donde se reafirma la centralidad
de la Eucaristía en la vida de la Iglesia y se recuerda la Presencia Real de
Cristo en ella. Le valió muchas críticas desde Alemania.
Todo este discurso le
granjeaba constantemente a Benedicto XVI todas las enemistades del mundo y de
los apóstatas disfrazados de corderos dentro de la Iglesia. Y es que el mundo
no escucha a los de Dios y sí a los que son del mundo[47].
1. Algunos encontronazos del Card.
Bergoglio con el Vaticano, en tiempos de Benedicto XVI
El
Card. Bergoglio se ha enfrentado un par de veces con el Vaticano, por dos
asuntos menores.
La
primera y muy sonada, cuando el portavoz del Card. Bergoglio en Buenos Aires
(el padre Guillermo Marcó) criticó duramente a Benedicto cuando hizo aquella
suave alusión crítica al Islam en la Universidad de Ratisbona (septiembre de
2006). El padre Marcó basaba su discurso en que el Islam había aportado muchos
valores buenos a la historia y la sociedad (¡¡!!)[48]. Parece evidente que un mero portavoz no
se arroga esa capacidad de crítica tan fuerte sin que el Cardenal no estuviera
de acuerdo en ello. De hecho, Francisco ha hecho muchas veces ese mismo
discurso, alabando el Islam en su pontificado[49]. El Card. Bergoglio tardó tres meses en
quitarle la portavocía, ante el malestar del Vaticano[50].
El padre Marcó es
famoso por su heterodoxia y ha llegado a pedir libertad sexual para los
católicos y que se cambie la práctica sacramental de la confesión, que debería
sustituirse por la primacía de la conciencia[51]. Si nos preguntamos si Francisco le ha
corregido, diremos que no sólo no lo ha hecho, sino que ha confirmado esa
primacía de la conciencia diferenciada de las normas morales y por encima de
ellas (uno de los pilares del luteranismo) en Amoris Laetitia. Y le ha premiado
sacándole en el vídeo del Apostolado dela Oración de enero de 2016, en un
ejercicio de sincretismo realmente perturbador[52].
La segunda vez fue con
ocasión del nombramiento del presbítero Víctor Manuel Fernández como Rector de
la UCA, propuesta que fue hecha por el Card. Bergoglio y que le fue rechazada
varias veces desde Roma, hasta el punto de que el Cardenal tuvo que viajar a la
metrópoli para resolver el asunto personalmente[53]. Francisco, una vez Papa, ha premiado a
“Tucho”, como él mismo pide ser llamado, con el obispado. Pero lo más grave es
que el autor en la sombra de importantes partes de la Amoris Laetitia, que ya
estaban escritas antes incluso de ambos Sínodos de la familia (¡¡!!)[54]. Es autor de libros como “Sáname con tu
boca. El arte de besar”, está a favor de técnicas orientales de ampliación de
la conciencia [55] y a favor de la comunión de los
adúlteros impenitentes[56]. Espera que Amoris Laetitia sea un
primer paso a una mayor apertura pastoral a otros asuntos de la fe[57].
2. La exitosa estrategia de la
Mafia de Saint Gallo y del “Bergoglio Team” en el Cónclave de 2013
En
septiembre de 2015, el Cardenal Dannels confirmó, en la presentación de su
biografía oficial, algo que era ya sabido como un secreto a voces en algunos
corrillos vaticanos: que el Cardenal Carlo Maria Martini había liderado una
“Mafia” (sic) para impedir que el Cardenal Ratzinger fuera elegido en el
Cónclave de 2005 y para que, una vez elegido, tuviera toda la oposición posible
en su pontificado.
Se reunían desde 1996, nada
menos. Los miembros de ese grupo tomaron el nombre de Mafia de Saint Gallen por
el nombre de la Abadía suiza donde se reunían, bajo la protección y la
connivencia de su obispo, Ivo Fürer[58]. Eran, aparte de él, que se incorporó en
1999, el cardenal arzobispo de Milán, Carlo Mario Martini (fallecido
en 2012) y su compatriota Achille Silvestrini,
los cardenales alemanes Walter Kasper y Karl Lehman, el británico Basil Hume (fallecido en 1999), el obispo holandés
Adriaan Van Luyn y el inglés Cormac Murphy O´Connor.
El vaticanista Paul
Baade ha confirmado que tres días después de la muerte de Juan Pablo II se
reunieron en Villa Nazaret, en Roma, los Cardenales Martini, Murphy O´Connor,
Silvestrini, Van Luyn, Bakis y Danneels, para impedir que saliera elegido el
Card. Ratzinger en el Cónclave siguiente. Afortunadamente no lo consiguieron.
El amigo íntimo de Ratzinger, Card. Meisner (quien, no por casualidad ha sido
uno de los 4 Cardenales en presentar las Dubia contra Francisco por su herética
Amoris Laetitia) fue el más encarnizado enemigo de ese grupo, y podría contar
muchas cosas (si el secreto del Cónclave no se lo impidiese) de cómo se realizó
esa trama[59].
En
2014, el periodista inglés Austen Ivereigh, que fue subdirector de la revista
‘The Tablet’, director de las relaciones públicas del cardenal Cormac
Murphy-O’Connor (integrante principal de la Mafia de Saint Gallo), arzobispo
emérito de Westminster y doctorado con una tesis sobre la Iglesia en la
política de Argentina, publicó una biografía del papa Francisco, ‘The Great
Reformer. Francis and the Making of a Radical Pope’, en agosto de 2014, donde
da detalles sorprendentes de las compromisos y pactos que se produjeron días
antes de la elección de Bergoglio en 2013.
En ella, su autor
afirma que, en los días precedentes al cónclave de 2013,
cuatro cardenales, Murphy O’Connor, Kasper, Daneels (quien ya no podía
participar en el acto debido a su edad) y Lehmann, se aseguraron el consenso del cardenal Bergoglio para su eventual
elección y después pusieron en marcha una campaña para
conseguirla[60].
Recordemos
que Silvestrini aparece como uno de los principales oponentes a Juan Pablo II
en el libro arriba comentado del pable Malachi Martin y como uno de los más
furibundos apóstatas del partido del Ángel caído.
De Kasper poco hay que
decir, salvo que es el teólogo de cabecera de Francisco, quien, en su primer
Angelus, ya hizo propaganda de su libro, calificándole como teólogo “in gamba”[61]. Francisco ha promocionado con
entusiasmo su discurso herético de que puedan comulgar los adúlteros. Lidera la
unión con los protestantes y la desaparición de la Eucaristía. Preside el
Pontificio Consejo para la Unidad de los cristianos. Es ínclito representante
de la Teología del Rhin, caracterizada por la negación de los milagros de
Cristo, la separación entre el Cristo histórico y el Cristo de la fe, promotor
de la comunión de pecadores impenitentes y de la ordenación de mujeres y de la
interpretación histórico-crítica de los Evangelios.
El
cardenal alemán Walter Kasper.
De Lehmann cabría
decir lo mismo. Junto con Martini pidió abiertamente la dimisión de Juan Pablo
II[62]. Y su grupo apoyó a Bergoglio ya en el
Cónclave de 2005[63]. Y antes aún, en 1993, los
futuros cardenales Kasper y Lehmann pidieron al Vaticano admitir en la comunión
a las parejas en matrimonios irregulares. Al año siguiente, la Congregación para
la Doctrina de la Fe, dirigida por el Card. Ratzinger, confirmó la doctrina y
magisterios de siempre de la Iglesia, proclamando que tal cosa era imposible[64].
De Dannels no se puede
decir nada mejor. En el 2010, intentó encubrir
años de abuso sexual que envolvían a su amigo íntimo y colega, Roger
Vangheluwe, obispo de Brujas, Bélgica. En la reunión con la
víctima, el intimidatorio cardenal Danneels ordenó a la víctima de abuso que
permaneciera en silencio[65] sobre el abuso, que “pidiera
perdón” y “reconociera su propia culpa.” Danneels fue descubierto encubriendo
este escándalo de abuso sexual eclesiástico cuando la víctima grabó
secretamente la conversación. Sin embargo, el poderoso Cardenal no sufrió
consecuencias y continuó tramando y conspirando la elección de Jorge Bergoglio
como Papa. Este hombre no teme a nadie y no está restringido por la doctrina de
la Iglesia, la enseñanza bíblica o el Magisterio, los cuales juró sostener en
sus votos episcopales. A pesar del voto solemne, Danneels incentivó a
Balduino, Rey de Bélgica para que firmara una ley en favor del aborto[66] y apoyó la enmienda para el
matrimonio homosexual en Bélgica[67]. En la biografía, que
pondrá a la venta el 29 de septiembre, se desvela también que Danneels escribió en mayo de 2003 una carta al primer ministro
belga Guy Verhofstad felicitándole por haber introducido en el país el
matrimonio para los homosexuales y terminar, de esta manera,
con la discriminación para las parejas formadas por personas del mismo sexo[68]. Sin embargo, a pesar de todos estos
escándalos públicos, ¡Francisco lo eligió como su representante personal para
el Sínodo de la Familia, cuando no tenía derecho a formar parte del mismo! Y no
sólo a él, sino a todo un grupo heterodoxo favorable a la comunión a los
adúlteros[69].
Cardenal
Daneels, uno de los integrantes de la Mafia de Saint Gallo.
La Mafia de Saint
Gallo realizó pactos para obtener la elección del Card. Bergoglio en el
Cónclave de 2013. Recordemos que las maquinaciones y
acuerdos entre los cardenales para elegir papa están prohibidos por
la constitución apostólica ‘Universi Dominici Gregis’, promulgada en 1996, y
cuyo artículo 79 reza así:
«Confirmando también las
prescripciones de mis Predecesores, prohíbo a quien sea, aunque tenga la
dignidad de Cardenal, mientras viva el Pontífice, y sin haberlo consultado,
hacer pactos sobre la elección de su Sucesor, prometer votos o tomar decisiones
a este respecto en reuniones privadas».
En el artículo
81, esos compromisos se castigan con la excomunión.
Por tanto, todos los
Cardenales y obispos implicados en la Mafia de Saint Gallo están
excomulgados latae sententiae y también el
mismo Bergoglio, si se confirma, como parece, que estaba al tanto del complot.
Y hay testimonios muy fiables que confirman que lo estaba: el Card. Murphy
O´Connor confesó, como informa el Catholic Herald el 12 de septiembre de 2013,
que el Card. Bergoglio sabía que él estaba siendo promocionado como candidato
antes del Cónclave. Él admitió también que, después del Cónclave, el Card.
Bergoglio personalmente reconoció el liderazgo del Cardenal inglés en la
campaña para sacarle elegido Papa[70]. En la misma entrevista el Cardenal
inglés confesó que Bergoglio conocía los planes para cabildear votos a su favor
y apoyarle en el Cónclave, y que mantuvo discreción al respecto[71].
En el IX Capítulo del Libro
“The Great Reformer: Francis and the making of a radical pope”, titulado
“Cónclave”, páginas 349-367, Austen Ivereigh detalla cómo se hizo el complot:
aprendieron del Cónclave de 2005, donde parece que Bergoglio no estaba
informado de que el sector herético de Martini le apoyaría frente a Benedicto
XVI y le captaron antes del Cónclave de 2013. A ello, Bergoglio respondió que
sí: “Ellos primero se aseguraron su asentimiento, preguntado si quería,
él dijo que él creía que en ese momento de crisis de la Iglesia, ningún
Cardenal podría decir que no si se le proponía” (“They first secured his assent. Asked if he was willing, he
said that he believed that at this time of crisis for the Church no cardinal
could refuse if asked.”[72]). Con este asentimiento Bergoglio quedaba
excomulgado automáticamente, sabedor como era de la pena de que la
Constitución Universi Dominici Gregis le imponía en su art. 81[73]
A partir de su consentimiento,
como revela Austen Ivereigh y el The Wall Street Journal, los Cardenales Murphy
O´Connor y O´Malley fueron por las cenas previas al Cónclave promocionando a
Bergoglio como candidato[74]. Su objetivo era alcanzar los
25 votos comprometidos antes de la primera votación, con lo que mostrarían con
mayor claridad la apuesta por Bergoglio, algo que aprendieron del fallido
Cónclave de 2005, según cuenta Ivereigh. Esos votos comprometidos implican que
los Cardenales electores comprometidos a votar al Card. Bergoglio caían también
bajo la excomunión del art. 81 mencionada. El Card. Santos Abril y Castelló,
hasta hace poco Arcipreste de la Basílica de España en Roma, Santa María la
Mayor, cabildeó los 19 votos de los cardenales electores hispanos (españoles y
latinoamericanos), con los que tenía buena relación después de haber sido
Nuncio en Bolivia (1985) y, ¡atención!, en Argentina (2000-2003). Los
Cardenales Schönborn, Vingt-trois y Monsengwo Pasinya también ayudaron en
la recogida de votos. Todo esto se hizo muy discretamente, por separado, sólo
en la semana previa al Cónclave, la de las Congregaciones (del 4 al 12 de marzo
de 2013), por lo que los medios de comunicación de masas no lo detectaron. En
total, unos 30 Cardenales comprometieron su voto, todos ellos excomulgados[75].
El
asentimiento de Bergoglio es claro, además, por los propios hechos posteriores,
a la vista de las buenas relaciones que mantuvo y mantiene con Martini,
Danneels (quien incluso estaba en la Loggia del Vaticano el día de la
presentación de Bergoglio como Papa), Kasper, Lehmann o Marx… Todo parece
indicar que era parte cómplice de la conjura contra Benedicto XVI.
1.
El
Cardenal de Palermo, Paolo Romeo, revela un complot para asesinar a Benedicto
XVI en noviembre de 2012
Una renuncia, como indica
el Código de Derecho Canónico, sólo es válida si no ha sido obtenida por un
miedo invencible o insuperable.
Cardenal
Paolo Romeo
No poca cosa parece
una amenaza de asesinato. Y es que en febrero de 2012 el Periódico italiano reveló
una exclusiva a nivel mundial[77], se dio a conocer que, en una cena en
China en noviembre de 2011, el Cardenal de Palermo, Paolo Romeo, hizo a alguien
una confidencia sobre un complot que se estaba preparando para asesinar en el
plazo de un año al Papa (noviembre de 2011-noviembre de 2012[78]). La información estaba contenida en un
Informe elaborado por el Cardenal colombiano Darío Castrillón Hoyos, que lo
hizo llegar al Papa en enero del mismo año[79].
Debe
darse credibilidad a esta amenaza pues también se han hecho especulaciones muy
serias sobre la muerte de Juan Pablo I (asesinado, a los ojos de muchos
investigadores serios) y sobre la mano eclesiástica que estaba detrás del
atentado de Alí Agca contra Juan Pablo II. La masonería eclesiástica, que sirve
a Satanás, no se detiene ante nada para conseguir sus planes.
No
sabemos si el plan desvelado por el Card. Castrillón era o no cierto, o si era
una amenaza encubierta de la masonería para que renunciara. Las amenazas
sutiles, dejadas caer, son las preferidas de los amigos de los mandiles.
1. Una Carta desde Alemania en
septiembre 2012
Recientemente
hemos sabido que en septiembre de 2012 BXVI recibió una Carta desde Alemania a
raíz de la cual comenzó a pensar en dimitir. Parece evidente que se le
amenazaba con algo muy grave e injusto: tal vez una amenaza de cisma, o una
rebelión de la Iglesia alemana, como la que años antes propugnó también la
Iglesia austríaca. Tal vez esa rebelión pretendía subvertir la disciplina de
los sacramentos en materia de casados vueltos a casar, pues es precisamente de
Alemania donde estaban los más protervos defensores de ese sacrilegio.
Quien da la noticia es
un sacerdote que escribe con pseudónimo, y promete su veracidad. A la carta sólo
tuvo acceso, aparte de BXVI, su secretario, Mons. Gänswein[80].
2. Últimas informaciones:
presiones del SWIFT y de la Administración Obama
También es público y
notorio que desde inicios de enero de 2013, antes de que BXVI renunciara
el sistema de transacciones bancarias mundial, denominado SWIFT[81], cortó la conexión del Vaticano con el
resto del mundo, de forma que ningún turista podía pagar en los Museos
vaticanos, ningún trabajador del Vaticano podía sacar dinero de los cajeros, y
ninguna transacción (cobro o pago) electrónica o en papel podía hacerse desde
el Vaticano al resto del mundo, ni a las misiones, ni a ningún país. Y justo al
día siguiente de la renuncia de BXVI, la conexión quedó restablecida…. Parece
que el Banco de Italia no concedió autorización a los nuevos sistemas de pago
electrónico que el Vaticano había pactado con el Deutsche Bank[82].
Además, se ha conocido
hace poco que la Administración Obama[83], a través de la conjunción entre un
falso católico (a favor de la sodomía y del aborto) como el Vicepresidente Joe
Biden, quien se reunió con BXVI en junio de 2012, un falso judío, Georges Soros
(ateo, mundialista y luciferino) y de John Podestá (amigo de los Clinton) y
participante en fiestas satánicas[84].
Es por eso que un
grupo de católicos ha enviado al nuevo presidente de los EE.UU., Donald Trump,
una Carta pidiéndole que investigue el posible papel de la NSA y de la
Administración Obama en la renuncia de BXVI[85].
ESTUDIO JURÍDICO-TEOLÓGICO DE
LA RENUNCIA DE BENEDICTO XVI
CONCLUSIÓN
FINAL, QUE ANTICIPAMOS AQUÍ
Tras
estudiar los hechos, el Derecho canónico y la teología aplicables, hemos
llegado a la siguiente conclusión, que iremos explicando en las páginas que
siguen:
1º. O bien Benedicto
XVI sólo renunció al ministerio de Obispo de Roma y a parte de su ministerio
petrino (el gobierno activo y ordinario de la Iglesia universal), pero no al
oficio (officium), ni al cargo (munus), ni al nudo
ministerio petrino (en relación al ministerio petrino, todavía puede enseñar
ocasionalmente -como ha hecho en alguna vez[86]-, gobernar de otra forma -secreta o
discretamente[87] -, y podría confirmarnos en la fe,
como esperamos muchos que haga, corrigiendo a Francisco en su voluntad de dar
la comunión a los adúlteros sin propósito de enmienda o si quisiera, como
parece, crear una liturgia conjunta católico-luterana que quitase la
transubstanciación[88]).
2ª.
O bien su renuncia es nula.
En
ambos casos, Benedicto XVI continúa siendo el Papa, el único Papa válido y
legítimo de la Iglesia. Conforme a la primera teoría, el Card. Bergoglio sería
Obispo de Roma. Conforme a la segunda teoría, ni siquiera eso. Dejo en el aire
si es o no el falso profeta del Apocalipsis. Los hechos dirán, aunque todo el
daño que lleva hecho apunta a una conclusión parecida. Por lo pronto, es un
falso profeta, porque es amado por el mundo (Lucas 6, 26), a diferencia de los
Papas anteriores y está atacando la Eucaristía, a la que no parece amar (no se
arrodilla nunca en la consagración, ni ante Jesús eucarístico, aunque sí lo
hace en otras ocasiones como ante los mártires protestantes de Uganda o en el
lavatorio de los pies a transexuales y musulmanes). Baste decir que está
promoviendo dar la Eucaristía a los que vivan en adulterio sin propósito de
enmienda, desde su llegada al trono de Pedro.
PREMISAS:
–
Distinción entre oficio, munus y ministerio
En Derecho canónico,
el oficio (officium) es el cargo que se ocupa. Sólo una persona
puede ser su titular. Conforme al canon 145.1, el Oficio eclesiástico es
cualquier cargo, constituido establemente por disposición divina o
eclesiástica, que haya de ejercerse para un fin espiritual. Cada oficio
conlleva una serie de competencias, potestades, derecho y obligaciones (canon.
145.2). Es lo que se llama “munus” (significa tarea, obligación, encargo,
misión, función). Y ese oficio, con ese munus, se ejerce
mediante el ministerio, es decir, con el ejercicio activo de dichas funciones,
con la potestad de gobierno efectivo que lleva aparejada. Es la acción de
administrar.
El
esquema es:
Oficio
(cargo)—– munus (competencias)—— ministerio (ejercicio de las mismas, gobierno)
El Papado no es un
oficio o cargo de Derecho canónico, sino instituido por disposición divina (“Y
yo a mi vez te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi iglesia; y las
puertas del Hades no prevalecerán contra ella” (Mateo 16:18”). Su munus o tarea
es la de confirmar en la fe a los fieles católicos (Lucas 22,32). Su ministerio
es doble:
·
ministerio
papal: enseñar, gobernar la Iglesia universal y santificar a los fieles;
·
ministerio
de Obispo de Roma: al ser elegido Papa, se convierte automáticamente en Obispo
de Roma. Su ministerio propio es enseñar, gobernar la Iglesia de Roma y
santificar a los fieles.
–
Las renuncias papales en la historia de la iglesia
Mucho se ha discutido
sobre esto. La única renuncia que se puede asegurar fue cierta y válida fue la
del Papa Celestino V. Antes de ella la Enciclopedia Católica registra
las renuncias del papa Ponciano (230–235), del papa Marcelino (296–308), del papa Liberio (352–366), y del papa Juan XVIII (1004–1009), quien se retiró a
un monasterio a
terminar su vida como un monje, aunque
se ha postulado que tal vez no habría sido por decisión propia sino haber sido
forzado por Crescencio III,
muriendo allí después de unos meses, en julio de 1009.
Otra que tuvo muchos
visos de ser cierta fue la del papa Benedicto IX en 1045. Con el fin de librar
a la Iglesia del escándalo, el papa Gregorio VI dio
a Benedicto posesiones valiosas al
renunciar al papado a su favor. Gregorio VI renunció en 1046 debido a que el
acuerdo que había firmado con Benedicto IX fue considerado simonía. El sucesor de
Gregorio VI, el papa Clemente II,
murió en 1047, por lo
que Benedicto IX se convirtió nuevamente en papa.
La renuncia a un
papado más conocida es la del papa Celestino V en 1294. Después de sólo
cinco meses de pontificado, emitió un decreto declarando solemnemente permitido
que un papa renunciase, y luego hizo lo propio. Posteriormente vivió dos años
más como un ermitaño, pero
terminó sus días encarcelado por su sucesor, el papa Bonifacio VIII, que
le temía como a un rival; por lo que fue canonizado. El decreto papal que
emitió terminó con algunas dudas entre los canonistas sobre
la posibilidad de que una renuncia de un papa sea realmente válida.
Posteriormente,
el papa Gregorio XII (1406–1415), renunció en 1415
para poner fin al Cisma de Occidente,
en donde se había llegado a un momento en el cual había tres reclamantes al
trono papal: el papa romano Gregorio XII, el antipapa Benedicto XIII de Aviñón —en
el Papado de Aviñón—,
y el antipapa Juan XXIII,
fruto del Concilio de Pisa.
Antes de renunciar formalmente, al ya existente Concilio de Constanza lo
autorizó para elegir a su sucesor.
Durante los siguientes
598 años no ocurrieron nuevas renuncias papales, hasta que el 11 de febrero de 2013, el papa Benedicto XVI anunció
que iba a renunciar el 28 de febrero de ese
mismo año.
También
ha habido en la historia de la Iglesia algunas renuncias condicionadas que no
llegaron a entrar en vigor. Así, antes de partir hacia París para coronar a
Napoleón Bonaparte en 1804, el papa Pío VII (1800-1823) firmó un documento de
renuncia, el cual solo podría surtir efecto si fuera encarcelado en Francia.
También, durante la Segunda Guerra Mundial, el Papa Pío XII elaboró un
documento con las instrucciones para que, en caso de que fuera secuestrado por
los nazis, debía considerarse que había renunciado a su cargo, y que se
evacuase el Colegio cardenalicio a Portugal; país neutral en la contienda, para
allí poder elegir a un sucesor.
–
¿Son válidas las renuncias papales?
La mayoría de los autores
creen que sí. Celestino V así lo estableció, y su sucesor, Bonifacio VIII,
reguló la institución, incluyéndola en las Decretales. Tanto más, añado yo,
cuanto que sabemos que no todas las elecciones de Papas las ha hecho el
Espíritu Santo, ya que la Iglesia sólo tiene garantizado que el Espíritu Santo
asiste al Cónclave, e inspira a todos los electores para que elijan al
candidato que Dios quiere, pero no puede garantizar que los Cardenales
electores rechacen las gracias recibidas y elijan a su candidato por gustos
personales, pactos, simpatías, afinidad, nacionalidad, etc. Hay elecciones
papales, por tanto, que no han sido hechas por Dios, sino por los hombres. Y
ello no es óbice para que el candidato, una vez elegido, si acepta el cargo, se
convierta en Papa válido y legítimo. Ya se encargará Dios de ayudar y asistir
con su gracia al Papa elegido. La barca la lleva Él. Así lo cree el mismo Card.
Ratzinger, que en 1997 hizo estas declaraciones: “Hay Papas que el Espíritu
Santo probablemente no habría elegido. El Espíritu Santo actúa como un buen
maestro, pero no dicta al candidato”[89].
Sin
embargo, no faltan autores que creen que no es válido renunciar al Papado, pues
se trata de una institución divina. Los que consideran, erróneamente, a mi
juicio, que la elección es divina. Nosotros nos posicionamos con la primera
postura.
–
La renuncia, según el derecho canónico
La
renuncia de un oficio eclesiástico viene regulada en el Código de Derecho
Canónico en sus cánones 187 y 188. Veamos su tenor literal:
187 El que se halla en su sano
juicio puede, con causa justa, renunciar a un oficio eclesiástico.
188 Es nula en virtud del
derecho mismo la renuncia hecha por miedo grave injustamente provocado, dolo,
error substancial o simonía.
La
renuncia al Papado (renuntiatio muneri suo/rinunciare al suo ufficio/renoncer á
sa charge/resign his office) viene recogida en el canon 332.2. Dice así:
“Si el Romano Pontífice
renunciase a su oficio, se requiere para la validez que la renuncia sea libre y
se manifieste formalmente, pero no que sea aceptada por nadie”
Veamos
a continuación las pruebas y elementos de juicio de que disponemos,
comentándolas una por una. Luego, extraeremos una conclusión final, que es la
que hemos anticipado más arriba.
Este texto fue leído el día 11 de
febrero de 2013, lunes, día de la aparición de la Virgen Inmaculada en Lourdes
(detalle no menor, como guiño del Cielo protegiendo a su Iglesia). Posiblemente
BXVI consultara durante el fin de semana el asunto con sus colaboradores de
mayor confianza. Subrayo en negrita los elementos importantes, y pongo en
mayúsculas algunos especialmente relevantes. Dice así:
“Queridísimos hermanos,
Os he convocado a este
Consistorio, no sólo para las tres causas de canonización, sino también para
comunicaros una decisión de gran importancia para la vida de la Iglesia. Después
de haber examinado ante Dios reiteradamente mi conciencia, he llegado a la
certeza de que, por la edad avanzada, ya no tengo fuerzas para ejercer
ADECUADAMENTE el ministerio petrino. Soy muy consciente de que este
ministerio, por su naturaleza espiritual, debe ser llevado a cabo no únicamente
con obras y palabras, sino también y en no menor grado sufriendo y rezando. Sin
embargo, en el mundo de hoy, sujeto a rápidas transformaciones y sacudido por
cuestiones de gran relieve para la vida de la fe, para gobernar la barca de san
Pedro y anunciar el Evangelio, es necesario también el vigor tanto del
cuerpo como del espíritu, vigor que, en los últimos meses, ha disminuido en mí
de tal forma que he de reconocer mi incapacidad para ejercer BIEN el ministerio
que me fue encomendado. Por esto, siendo muy consciente de la seriedad de
este acto, con plena libertad, declaro que RENUNCIO AL MINISTERIO DE
OBISPO DE ROMA,
Sucesor de San Pedro, que me fue confiado por medio de los Cardenales el 19 de
abril de 2005, de forma que, desde el 28 de febrero de 2013, a las 20.00 horas,
la sede de Roma, la sede de San Pedro, quedará vacante y
deberá ser convocado, por medio de quien tiene competencias, el cónclave para
la elección del nuevo Sumo Pontífice.
Queridísimos hermanos, os doy
las gracias de corazón por todo el amor y el trabajo con que habéis llevado
junto a mí el peso de mi ministerio, y pido perdón por todos mis defectos.
Ahora, confiamos la Iglesia al cuidado de su Sumo Pastor, Nuestro Señor
Jesucristo, y suplicamos a María, su Santa Madre, que asista con su materna
bondad a los Padres Cardenales al elegir el nuevo Sumo Pontífice. Por lo que a
mi respecta, también en el futuro, quisiera servir de todo corazón a la Santa
Iglesia de Dios con una vida dedicada a la plegaria.
Vaticano, 10 de febrero 2013.
Comentario
1.
Vemos
que BXVI recalca que está en plena posesión de sus capacidades mentales,
condición necesaria para que la renuncia sea válida. Necesaria pero no
suficiente. ¿Puede considerarse “causa justa” la disminución de su vigor físico
y espiritual? A mi juicio, es muy discutible. Por causa justa debemos entender
una razón objetiva que impida seguir siendo Papa. Y no parece una razón de
peso, pues las facultades mentales de BXVI estaban intactas. El tener menos
fuerzas impediría al Papa ir, por ejemplo, a las exigentes JMJ de Brasil, pero
no le impide enviar un delegado suyo o enviar un mensaje televisivo desde Roma.
Nos parece, por tanto, absurda, y no deja de ser una forma de llamar la
atención sobre otras posibles causas reales de su dimisión, que BXVI dijera en
una entrevista al Diario La Repubblica que dimitió porque no tenía fuerzas para
asistir a la JMJ de Rio de Janeiro[91]. Igualmente absurda es la razón que dio
BXVI cuando le preguntaron por qué, tras dimitir, no usa sotana negra,
prefiriéndola blanca que sólo pueden llevar los Papas, a lo que contestó que no
había sotanas negras en el Vaticano en ese momento[92]. De nuevo, detrás de esta respuesta
absurda (¿cómo no va a haber sotanas negras en el Vaticano?) parece que BXVI
está queriendo llamar la atención sobre las razones graves de su renuncia.
En
fin, la mayoría de Papas que le precedieron murieron de viejo y nunca fue norma
en la Iglesia que la decrepitud física o espiritual justificara renunciar a un
cargo. No cabe interpretar, pues, justa causa, como “motivadamente”; no basta
con dar un motivo cualquiera; ni basta con el mero voluntarismo (porque el
sujeto lo desee o quiera). Tengamos en cuenta que es algo muy serio ser Papa, y
que, igualmente, por una causa muy seria debería poder renunciar uno de ellos.
No se da, pues, el presupuesto de hecho de la renuncia, y eso la invalida.
2.
Pensemos,
no obstante, que la causa es justa, para poder seguir elucubrando: Benedicto
XVI sólo renuncia a su Ministerio como obispo de Roma. Como hemos dicho, para
ser Obispo de Roma hay que ser primero Papa. Lo que es primero es ser Papa, y
luego Obispo de Roma. El ser Obispo de Roma es parte de su ministerio como
Papa, pero no el único: hay un ministerio petrino como Pastor universal y un
ministerio episcopal, como Obispo de Roma. Parece que renuncia al ministerio
episcopal romano, no al completo ministerio petrino, ni, por supuesto, al
munus.
3.
BXVI
no dice en ningún momento que no puede ejercer de ningún modo su ministerio
petrino. Dice sólo que no lo puede ejercer “adecuadamente” o “bien”. Esto es,
viene a decir que lo ejercerá de otra forma, capitidisminuida sí. ¿Cómo es esa
nueva forma de ejercerlo? Dejando de ejercer el ministerio episcopal, al que
renuncia.
4.
A
pesar de eso, dice que desde su renuncia la sede está vacante y que hay que
nombrar un nuevo Papa: es contrario a lo dicho arriba en los dos puntos
previos. En este caso, creemos que ha hecho una reserva mental. Además, creemos
firmemente que existían circunstancias que le presionaron de modo irresistible
para renunciar, lo que hace que la renuncia sea nula por miedo grave
injustamente provocado (esas causas graves las explicaremos más adelante).
Sobre el miedo grave,
recordemos que el propio BXVI anunció que no se debería renunciar por miedo.
Para empezar, él mismo preveía problemas graves con la masonería (los lobos con
piel de cordero, porque conocía la infiltración masónica en la Iglesia desde
hacía décadas). Justo después de su elección, en la Misa de su entronización,
BXVI pide a los fieles rezar por él, “para que no huya por miedo a los lobos”[93].
Pero
es que en el libro “Luz del Mundo” dice que no debería renunciar nunca un Papa
en ocasiones de peligro, sino quedarse a luchar:
“«Cuando un Papa llega a la
clara conciencia de no ser capaz espiritualmente, mentalmente o físicamente, de
llevar a cabo la tarea que se le ha confiado, entonces tiene el derecho, en
determinadas circunstancias, y también el deber, de renunciar» (Luz del Mundo,
Libreria Editrice Vaticana, 2010, pág. 53).”.
En
este párrafo anterior parece estar anticipando, con 3 años de diferencia, su
propia renuncia, por las causas expresadas. Pero dice algo más, que no parece
darse en esta ocasión…
“Cuando el peligro es grande no
se puede escapar. Es, por eso, que éste definitivamente no es el momento de
renunciar. Es precisamente en momentos como éste, que tenemos que resistir y
superar la situación difícil. Este es mi pensamiento. Uno puede renunciar en un
momento de paz, o en las que simplemente no puede hacerlo más. Pero uno no
puede huir en el momento del peligro y decir: “que se ocupe otro”(Luz del
Mundo, Libreria Editrice Vaticana, 2010, pág. 53)
Una
de dos, o la presión masónica fue muy grande; o realmente no huye, sino que se
queda junto al rebaño, como pastor, escondido para poder defender finalmente al
rebaño. Yo creo firmemente que en febrero de 2012, y antes, el Papa se
encontraba en un aprieto muy grave, y tuvo que renunciar, lo que hace inválida
la renuncia por miedo grave injustamente provocado.
1.
Homilía
de Benedicto del 27 de febrero de 2013: deja caer que sigue siendo Papa, pues
sólo ha renunciado al ejercicio activo del Papado (a parte del ministerio
petrino, por tanto).
Se trata de la última
homilía pronunciada por Benedicto XVI antes de que su renuncia fuera efectiva
(al día siguiente, 28 de febrero, a las 20 horas)[94]. Subrayaré en negrita las partes más
relevantes: expresa que su aceptación del Papado en 2005 es irrevocable, para
siempre, y que mantiene el ministerio petrino, habiendo renunciado sólo a su
ejercicio activo. El subrayado es nuestro, y ponemos en mayúsculas las palabras
más llamativas:
“Permitidme aquí volver de
nuevo al 19 de abril de 2005. La seriedad de la decisión reside precisamente
también en el hecho de que a partir de aquel momento me comprometía
siempre Y PARA SIEMPRE con el Señor. Siempre –quien asume el ministerio
petrino ya no tiene ninguna privacidad. Pertenece siempre y totalmente
a todos, a toda la Iglesia. Su vida, por así decirlo, viene despojada de la
dimensión privada. He podido experimentar, y lo experimento precisamente
ahora, que uno recibe la vida justamente cuando la da. Antes he
dicho que muchas personas que aman al Señor aman también al SUCESOR DE
SAN PEDRO y le tienen un gran cariño; que el PAPA tiene
verdaderamente hermanos y hermanas, hijos e hijas en todo el mundo, y que se
siente seguro en el abrazo de vuestra comunión; porque ya no se pertenece a sí
mismo, pertenece a todos y todos le pertenecen.
El “siempre” es también un
“para siempre” –ya no existe una vuelta a lo privado. MI DECISIÓN DE RENUNCIAR
AL EJERCICIO ACTIVO DEL MINISTERIO NO REVOCA ESTO. No vuelvo a la vida privada, a
una vida de viajes, encuentros, recepciones, conferencias, etcétera. No
abandono la cruz, sino que PERMANEZCO de manera nueva junto al Señor
Crucificado. YA NO TENGO LA POTESTAD DEL OFICIO PARA EL GOBIERNO DE LA IGLESIA,
pero en el servicio de la oración PERMANEZCO, por así decirlo, EN EL RECINTO DE
SAN PEDRO. San Benito, cuyo nombre llevo como Papa, me será de gran
ejemplo en esto. Él nos mostró el camino hacia una vida que, activa o pasiva,
pertenece totalmente a la obra de Dios.”
Como
vemos, el Papa dice que la aceptación del Papado es para siempre. ¿Qué quiere
decir con que es para siempre? ¿Es esa frase compatible con su renuncia al
papado, tal y como se ha entendido, como si hubiera dejado de ser Papa?
Ciertamente no. Siendo un intelectual completo, un teólogo extraordinario y un
hombre de palabra precisa, una frase ambigua no cabe en su mente ni en sus
discursos. A menos que quisiera indicar algo, y hacerlo, justamente, en
su última homilía antes de que su renuncia fuera efectiva, como para que quien
quisiera y supiera verlo entendiera realmente el alcance real de su renuncia,
para que guardara este discurso en su corazón (como María), de cara a los
tiempos duros de apostasía y error que vendrían de ahí en adelante. Y el
mensaje es éste: ¡sigo siendo Papa!
Pues bien, si la
aceptación del oficio y del munus petrino
es para siempre, el corolario evidente es que no cabe una vuelta a la vida
privada (como intentó su antecesor, Celestino V, quien sí dimitió realmente del
Papado). Y esa alusión a entregar la vida parece una clara referencia al
sacrificio de Cristo, que entrega la vida por nosotros, por su Iglesia, como
parece hacer también BXVI en ese momento supremo de la renuncia, pues
quedándose en el recinto de Pedro en los momentos en que la masonería va a
usurpar el Papado es firmar la propia sentencia de muerte.
Desde luego, las
frases claves, absolutamente trascendentales para entender lo que ocurrió el 11
de febrero de 2013 (día de la Inmaculada de Lourdes) en la historia de la
Iglesia, es categórica: “El “siempre” es también un
“para siempre” –ya no existe una vuelta a lo privado. Mi decisión de renunciar
al ejercicio activo del ministerio no revoca esto.”. Aquí, BXVI
proclama sin ambages, a todos, a la Iglesia y al mundo, a los cuatro vientos,
que sólo renuncia al ejercicio activo del ministerio. No dice que renuncia al
ministerio, sino sólo a su “ejercicio activo”, a parte de su ministerio, como
vimos arriba en el texto de la renuncia.
Como teólogo
superlativo que es BXVI, sabe bien que no caben dos Papas simultáneos y
válidos: se trata de un ministerio unipersonal, lo que en latín
denominamos officium (para diferenciarlo
de collegium u órgano colegiado). Al querer
distinguir entre ministerio activo y pasivo del Papado, es evidente que
Benedicto XVI quiere decirnos que sigue siendo Papa, y que el que ocupará el
ministerio activo no lo será, será el mero obispo de Roma, o ni siquiera eso,
un lobo con piel de cordero que ha usurpado el papado. En otro caso, no habría
hecho esa disquisición, imposible en términos jurídicos y teológicos.
Ésta
es la interpretación correcta de la renuncia de BXVI. Y ello porque la otra
interpretación es absurda: nadie puede pretender que haya dos Papas, uno activo
y otro pasivo. Sólo puede haber uno, el que retiene el oficio y el cargo.
BXVI
expresa su renuncia sólo al ejercicio activo del ministerio, por lo que su
Papado NO ES REVOCADO por dicha renuncia, ergo, sigue siendo su titular. Veamos
que esa frase remite a una que pronuncia anteriormente en su homilía, en
concreto a ésta:
“Cuando el 19 de abril de hace casi
ocho años acepté asumir el ministerio
petrino, tuve esta firme certeza que siempre me ha acompañado: la certeza de la
vida de la Iglesia por la Palabra de Dios”.
Luego,
cuando dice que su renuncia NO REVOCA ESTO, se refiere A QUE NO REVOCA SU
MINISTERIO PETRINO, ESTO ES, SIGUE SIENDO PEDRO, RENUNCIANDO SÓLO AL EJERCICIO
ACTIVO DEL MISMO, NO AL MINISTERIO O MUNUS.
Por
último, se sigue refiriendo a sí mismo como “SUCESOR DE SAN PEDRO” y como
“Papa”, algo extraño estando a sólo unas horas de dejar de serlo,
aparentemente…
1.
Explosivas
declaraciones de Mons. Gänswein en las que viene a dejar caer que Benedicto XVI
sigue siendo el único Papa
Monseñor Georg
Gänswein, Secretario personal de Benedicto XVI y Prefecto de la Casa
Pontificia de la Santa Sede con Francisco, acudió el 21 de mayo de 2016 a la
presentación en el Vaticano de este libro de Roberto Regoli, Director del
Departamento de Historia de la Iglesia en la Pontificia Universidad Gregoriana.
En
la presentación de este libro, Mons. Gänswein hizo unas declaraciones
escandalosas por su claridad, denunciando a la Mafia de Saint Gallo y dejando
caer, a mi juicio, que Benedicto XVI seguía siendo el único Papa legítimo:
confirmó que en el año 2005, durante el cónclave en el que fue elegido
papa Joseph Ratzinger, se produjo una lucha de poder entre
el “Partido de la sal de la tierra” (“Salt of Earth Party”) en torno a los
cardenales López Trujillo, Ruini, Herranz, Rouco Varela o Medina y el así
llamado “Grupo de San Galo” en torno a los cardenales Danneels, Martini,
Silvestrini o Murphy-O’Connor.
Como se ha comentado
arriba, las declaraciones de Mons. Gänswein hacían referencia a la
confesión del cardenal Godfried Danneels, quien hace unos meses, en la
presentación de su biografía, reconoció la existencia de un
grupo de cardenales centroeuropeos que desde 1996 se confabularon para controlar
la sucesión de Juan Pablo II e impedir que accediera a la silla de Pedro el
cardenal Joseph Ratzinger[95].
Veamos las
declaraciones de Mons. Gänswein. La cita, aunque larga, es obligada. Cito la
traducción realizada por la web Benedictogaenswein.com[96], y dejo también aquí las declaraciones
originales en italiano[97]:
“En una de las últimas
conversaciones que el biógrafo del Papa, Peter Seewald (Múnich, Baviera), pudo
tener con Benedicto XVI, al despedirse le preguntó: “¿Usted es el fin de lo
viejo y el inicio de lo nuevo?”. La respuesta del Papa fue breve y segura: “Lo
uno y lo otro”, respondió.
La grabadora ya estaba apagada;
es por eso que esta última parte de la conversación no se encuentra en ninguno
de los libros-entrevista de Peter Seewald, tampoco en el famoso “Luz del
mundo”. Se encuentra solo en una entrevista que él concedió al
Corriere della Sera, después de la Declaración de renuncia de Benedicto XVI, en
la que el biógrafo recordó aquellas palabras claves que figuran, en cierto
modo, como máxima en el libro de Roberto Regoli.
Monseñor
Gängswein, secretario de Benedicto XVI.
De hecho, debo admitir que
quizás es imposible resumir más concisamente el pontificado de Benedicto XVI. Y
lo afirma quien en todos estos años ha tenido el privilegio de vivir una
experiencia cercana a este Papa como un clásico “homo historicus”, el hombre
occidental por excelencia, que ha encarnado la riqueza de la tradición católica
como ningún otro; y que -al mismo tiempo- ha sido tan audaz
como para abrir la puerta a una nueva fase, por aquel giro histórico que nadie
hace cinco años hubiese podido imaginar. Desde entonces, vivimos una
época histórica que en la bimilenaria historia de la Iglesia no tiene
precedentes.
Como en los tiempos de
Pedro, también hoy la Iglesia una, santa, católica y apostólica
continúa teniendo un único Papa legítimo. Y aun así, desde hace tres años,
tenemos dos sucesores de Pedro viviendo entre nosotros -que no se encuentran en
una relación de competencia entre ellos-, y sin embargo, ambos, con una
presencia extraordinaria! Podríamos añadir que el espíritu de Joseph Ratzinger
marcó previamente y de forma decisiva el largo pontificado de San Juan Pablo
II, en el que sirvió fielmente durante casi un cuarto de siglo como Prefecto de
la Congregación para la Doctrina de la Fe. Muchos perciben todavía hoy
esta nueva situación como una especie de estado de excepción querido por el
Cielo.
Pero ¿ya ha llegado el momento
de hacer un balance sobre el pontificado de Benedicto XVI? Por lo general, en
la historia de la Iglesia, solo ex post los papas pueden ser juzgados
y valorados correctamente. Y como prueba de ello, el mismo Regoli menciona el
caso de Gregorio VII, el gran Papa reformador del medievo, que al final de su
vida murió en el exilio, en Salerno -fracasado, a juicio de tantos
de sus contemporáneos. Y sin embargo, fue precisamente Gregorio VII, en el
centro de las controversias de su tiempo, quien plasmó de modo decisivo el
rostro de la Iglesia para las generaciones que le siguieron. Tanto más audaz
parece ser hoy el profesor Regoli, tratando de hacer en este momento un balance
del pontificado de Benedicto XVI, aún en vida (…)
Y así, a esta obra de Regoli no
le faltan notas a pie de página, numerosos son los recuerdos que despierta en
mí. Porque yo estaba presente cuando Benedicto XVI, al final de su mandato,
depuso el anillo del pescador, como ocurre a la muerte de un Papa, aunque en
este caso ¡él estaba vivo todavía! Estuve presente cuando él, en
cambio, decidió no renunciar al nombre que había elegido, como sí hizo el Papa
Celestino V cuando, el 13 de diciembre de 1294, a pocos meses del inicio de su
ministerio, se convirtió de nuevo en Pietro dal Morrone.
Por eso, desde el 11 de febrero
de 2013, el ministerio papal no es ya como ha sido hasta ahora. Es y sigue
siendo el fundamento de la Iglesia católica; y sin embargo, es un fundamento
que Benedicto XVI ha transformado profundamente y de forma duradera en
su pontificado de excepción (Ausnahmepontifikat), respecto al cual el sobrio
cardenal Sodano, reaccionando con inmediatez y simplicidad después de la
sorprendente Declaración de renuncia, profundamente emocionado y preso del
desconcierto, exclamó que aquella noticia resonó entre los cardenales presentes
“como un rayo en cielo despejado”. Era la mañana de aquel mismo día en
que, por la noche, un rayo quilométrico con un ruido atronador golpeó
la punta de la cúpula de San Pedro situada sobre la tumba del Príncipe de los
apóstoles. Rara vez el cosmos ha acompañado más dramáticamente un punto de
inflexión histórico. Pero la mañana de aquel 11 de febrero, el decano
del Colegio cardenalicio, Angelo Sodano, concluyó su réplica a la Declaración
de Benedicto XVI con una primera y análogamente cósmica valoración del
pontificado, cuando al final dijo: “Cierto, las estrellas del cielo continuarán
siempre brillando y así brillará siempre entre nosotros la estrella de
su pontificado”.
Igualmente brillante y
clarificadora es la exposición profunda y bien documentada de Don Regoli sobre
las diversas fases del pontificado. Sobre todo la relativa al inicio, el
cónclave de abril de 2005, del cual Joseph Ratzinger, después de una de las
elecciones más breves de la historia de la Iglesia, salió elegido tras sólo
cuatro votaciones que siguieron a una dramática lucha entre el así
llamado “Partido de la sal de la tierra” en torno a los cardenales, López
Trujíllo, Ruini, Herranz, Rouco Varela y Medina y el denominado “Grupo de Saint
Gallo” en torno a los cardenales Danneels, Martini, Silvestrini y Murphy-O’Connor;
grupo que recientemente, el mismo cardenal Danneels de Bruselas, de
manera divertida ha definido como “una especie de mafia-club”. La
elección fue ciertamente el resultado de un enfrentamiento, la clave la
había proporcionado el mismo Ratzinger como cardenal decano, en la histórica
homilía del 18 de abril de 2005 en San Pedro; precisamente allí, donde a “Una
dictadura del relativismo que no reconoce nada como definitivo y que deja como
última medida solo el propio yo y sus propias ansias” contrapuso otra
medida: “El Hijo de Dios y verdadero hombre” como “la medida de verdadero
humanismo”. Esta parte del inteligente análisis de Regoli, hoy se lee casi
como una obra de suspense desde no hace mucho tiempo; mientras, en cambio, la
“dictadura del relativismo” desde hace tiempo se expresa de modo abrumador a
través de los muchos canales de nuevos medios de comunicación que, en el 2005,
apenas podíamos imaginar.
Ya el nombre que adoptó el
nuevo Papa después de su elección fue, por tanto, un programa. Joseph Ratzinger
no se convierte en Juan Pablo III, como tal vez muchos hubiesen deseado. Se
vincula sin embargo a Benedicto XVI con el incomprendido y desafortunado
gran Papa de la paz en los terribles años de la Primera guerra mundial
– y a san Benito de Norcia, patriarca del monaquismo y patrono de
Europa-. Yo podría comparecer como testigo para testimoniar que, en los años
precedentes, nunca el cardenal Ratzinger había presionado para obtener el más
alto puesto en la Iglesia católica.
En cambio, soñaba vivamente con
una posición que le hubiese permitido escribir en paz y tranquilamente algunos
últimos libros. Todos sabemos que las cosas no fueron así. Durante la elección,
después, en la Capilla Sixtina, fui testigo de que vivió la elección como un
“verdadero shock” y se sentía “perturbado”, sintió “como vértigo” tan pronto se
dio cuenta que “el hacha” de la elección recaía sobre él. No desvelo ningún
secreto porque fue el propio Benedicto XVI el primero en confesar todo esto
públicamente con ocasión de la primera audiencia concedida a peregrinos
llegados desde Alemania. De esta forma, no sorprende que fuese Benedicto XVI el
primer Papa que, justo después de su elección, invitó a los fieles a
rezar por él, hecho que una vez más recuerda este libro.
No es necesario que aquí me
detenga sobre como él, que fue tan duramente golpeado por la repentina muerte
de Manuela Camagni, más tarde sufrió también por la traición de Paolo Gabriele,
miembro de la misma “Familia pontificia”. Y, sin embargo, está bien que
yo diga de una buena vez y con toda claridad que Benedicto no renunció a causa
del pobre y mal guiado ayudante de cámara, ni tampoco a causa de las
“ghiottonerie” provenientes de su apartamento que, en el llamado “affaire
Vatileaks”, circulaban por Roma como moneda falsa pero fueron comercializados
en el resto del mundo como auténticos lingotes de oro. Ningún traidor o “topo”
o cualquier periodista hubiese podido empujarle a esa decisión. Ese escándalo
era demasiado pequeño para la magnitud del bien ponderado paso de
histórica importancia milenaria que realizó Benedicto XVI.
La exposición de ese hecho por
parte de Regoli merece consideración, ya que él no pretende sondear y explicar
completamente esto último, paso misterioso; no promueve ese enjambre de
leyendas con más supuestos que poco o nada tienen que ver con la realidad. Y yo
también, testigo inmediato de aquel paso espectacular e inesperado de
Benedicto XVI, tengo que admitir que por eso me viene de nuevo a la mente el
notable y genial axioma con el cual en el medievo, Giovanni Duns Scoto
justificó el divino decreto para la inmaculada concepción de la Madre de
Dios: “Decuit, potuit, fecit”.
A saber: era conveniente,
porque era razonable. Dios podía, por eso lo hacía. Yo aplico el axioma a la
decisión de la renuncia del modo siguiente: era conveniente, porque Benedicto
XVI era sabedor de que sus fuerzas estaban mermando, tan necesarias para un
trabajo de tal envergadura. Podía hacerlo, porque desde hacía tiempo había
reflexionado a fondo, desde el punto de vista teológico, sobre la posibilidad
de Papas eméritos en el futuro. Así lo hizo.
La renuncia trascendental del
Papa teólogo ha representado un paso hacia adelante esencialmente por el hecho
de que el 11 de febrero de 2013, hablando en latín ante los cardenales sorprendidos,
introduce en la Iglesia católica la nueva institución del “Papa emérito”,
declarando que sus fuerzas no eran las suficientes “para ejercitar de modo
adecuado el ministerio petrino”. La palabra clave de
aquella Declaración es munus petrinum, traducido como ocurre la mayoría de
las veces – como “ministerio petrino”-. Sin embargo, munus, en latín, tiene una
gran variedad de significados: puede querer decir servicio, encargo, guía o
don, incluso prodigio. Antes y DESPUÉS de su dimisión, Benedicto ha
entendido y entiende su tarea como la participación en tal “ministerio petrino”. Él
ha dejado la cátedra pontificia y sin embargo, con el paso del 11 de febrero de
2013, no ha abandonado de hecho este ministerio. Él, en cambio,
ha integrado el cargo personal en una dimensión colegial y sinodal, casi un
ministerio en común, como si con esto quisiera confirmar una vez más la
invitación contenida en aquel lema que el entonces Joseph Ratzinger escogió
como arzobispo de Munich y Frisinga y que luego naturalmente mantuvo como
Obispo de Roma: “cooperatores veritatis”, que significa concretamente
“cooperador de la verdad”. De hecho no está en singular, sino en
plural, traducido de la tercera carta de Juan, en la que en el
versículo 8 está escrito: “Tenemos que acoger a estas personas para
convertirnos en cooperadores de la verdad”.
Desde la elección de su
sucesor, Francisco, el 13 de marzo de 2013, no hay por tanto dos papas, pero de
hecho el ministerio se expandió – con un miembro activo y un miembro
contemplativo-. Por
esto, Benedicto XVI no ha renunciado ni a su nombre, ni a la sotana blanca. Por
esto, el apelativo correcto para dirigirse a él es todavía hoy el de “Santidad”; y
por esto, tampoco se ha retirado a un monasterio aislado, sino dentro del
Vaticano – como si solo hubiese hecho un paso a un lado para dar espacio a su
sucesor y a una nueva etapa en la historia del papado que él, con ese paso, ha
enriquecido con el “eje” de su oración y de su compasión puesta en los jardines
vaticanos.
Ha sido “el paso menos esperado
en el catolicismo contemporáneo”, escribe Regoli, y por el contrario, una
posibilidad sobre la cual el cardenal Ratzinger ya había reflexionado
públicamente el 10 de agosto de 1978 en Múnich, en una homilía con ocasión de
la muerte de Pablo VI. 35 AÑOS DESPUÉS, ÉL NO HA ABANDONADO EL ENCARGO
DE PEDRO – COSA QUE LE HUBIESE SIDO IMPOSIBLE A CONSECUENCIA DE SU ACEPTACIÓN
IRREVOCABLE DEL ENCARGO EN ABRIL DE 2005-. Con un acto de
extraordinaria audacia él, en cambio, ha renovado este encargo (también
contra las opiniones de consejeros bien intencionados y sin duda competentes) y
con un último esfuerzo lo ha potenciado (como espero). Esto ciertamente podrá
demostrarlo únicamente la historia. Pero en la historia de la Iglesia quedará
que aquel año 2013, el célebre teólogo sobre la Cátedra de Pedro se convirtió
en el primer “Papa emeritus” de la historia. Desde entonces, su rol –
me permito repetirlo una vez más -, es completamente diferente a aquel, por
ejemplo, del santo Papa Celestino V, que después de su dimisión en el año 1294
quiso volver a ser eremita, convirtiéndose en cambio en prisionero de su
sucesor Bonifacio VIII (al que debemos hoy en la Iglesia la
institución de los años jubilares). Un paso como el realizado por Benedicto XVI
hasta ahora nunca había sucedido. Por eso, no es sorprendente que para algunos
haya sido percibido como un acto revolucionario, o por el
contrario como absolutamente conforme al Evangelio; mientras otros todavía lo
ven como el papado secularizado como nunca antes, y por lo
tanto más colectivo y funcional o incluso simplemente más humano y
menos sagrado. Y otros son de la opinión que Benedicto XVI, con este paso,
-hablando en términos teológicos e histórico-críticos- casi ha desmitificado el
papado.
En su panorámica del
pontificado, Regoli expone todo esto claramente como nadie antes lo ha hecho.
La parte quizás más conmovedora de su lectura ha sido para mí el paso donde, en
una larga cita, recuerda la última audiencia general de Benedicto XVI, el 27 de
febrero de 2013 cuando, bajo un inolvidable cielo limpio y claro, el Papa que
hacía poco había dimitido, resume su pontificado de esta manera:
“Ha sido un trecho del camino
de la Iglesia, que ha tenido momentos de alegría y de luz, pero también
momentos no fáciles; me he sentido como San Pedro con los apóstoles en la barca
en el lago de Galilea: el Señor nos ha dado muchos días de sol y de brisa
suave, días en los que la pesca ha sido abundante; ha habido también momentos
en los que las aguas se agitaban y el viento era contrario, como en toda la
historia de la Iglesia, y el Señor parecía dormir. Pero siempre supe que en esa
barca estaba el Señor y siempre he sabido que la barca de la Iglesia no es mía,
no es nuestra, sino que es suya. Y el Señor no deja que se hunda; es Él quien
la conduce, ciertamente también a través de los hombres que ha elegido, pues
así lo ha querido. Ésta ha sido y es una certeza que nada puede empañar.”
Debo admitir que, al releer
estas palabras, ahora casi me vuelven las lágrimas a los ojos, tanto por haber
visto personalmente, de cerca y de forma incondicional, como él mismo y su
ministerio, se traduce en la adhesión del Papa Benedicto a las palabras de San
Benito, según las cuales “nada debe anteponerse al amor de Cristo”, nihil
amori Christi praeponere, como se dice en la regla dictada por el Papa Gregorio
Magno. Fui entonces testigo, pero todavía ahora sigo estando fascinado por la
precisión de aquel último análisis en la Plaza de San Pedro que sonaba tan
poético, pero que no era más que profético. De hecho, son palabras que aún hoy
Francisco firmaría de inmediato y sin duda suscribiría. No a los papas sino a
Cristo, el Señor mismo y a nadie más pertenece la nave de Pedro, batida
por las olas en un mar en tempestad, cuando una y otra vez tememos que el
Señor duerma y que no se preocupe de nuestras necesidades, mientras le basta
una sola palabra para cesar todas las tormentas; cuando, en cambio, lo que nos
hace caer continuamente en el pánico, más que las altas olas y el aullar del
viento, es nuestra incredulidad, nuestra poca fe y nuestra impaciencia.
Así, este libro lanza de nuevo
una mirada consoladora sobre la pacífica imperturbabilidad y
serenidad de Benedicto XVI, en el timón de la barca de Pedro en los dramáticos
años 2005-2013[98].
Tras
varias lecturas pausadas y meditadas sobre las palabras de Mons. Gänswein, creo
que podemos sacar varias conclusiones muy serias y graves de lo por él dicho,
que vienen a confirmar las que hemos sacado más arriba del texto de la renuncia
de BXVI y de su última homilía, el 27 de febrero de 2013:
1.
Desde
la renuncia de BXVI vivimos un estado de excepción, querido por el Cielo.
2.
Esta
época no ha tenido precedentes en la historia de la Iglesia: la renuncia de
BXVI es diferenciada por Mons. Gänswein, por tanto, de la archiconocida
renuncia de Celestino V, quien renunció verdaderamente al Papado y pasó a ser
simplemente “Pietro de Morrone”. A diferencia de ese antecedente, algo distinto
ocurre con BXVI, pues tras su renuncia sigue denominándose Benedicto XVI.
3.
Desde
su renuncia, Benedicto XVI ha transformado su Pontificado (que inició en 2005)
en un Pontificado de excepción: parece querer decir que su pontificado sigue,
si bien transformado.
4.
Desde
el 11 de febrero el pontificado ya no es como había sido hasta ahora: si
considerara que Francisco es el Papa legítimo y único, no habría lugar a dicha
frase, pues desde la renuncia de BXVI todos creen que Francisco es Papa, como
lo han sido todos los 266 Papas que le han antecedido. Esa frase implica que
hay algo nuevo que ha transformado el papado y no puede (por reducción al
absurdo) sino referirse a que hay un Papa que sigue siendo legítimo, en un
estado de excepción, a pesar de que hay alguien vestido de Papa (Francisco),
que parece gobernar sin ser Papa. Por eso dice Gänswein: “Benedicto XVI ha transformado profundamente y de forma duradera en
su pontificado de excepción (Ausnahmepontifikat)”, del que
antes dijo que era querido así por el Cielo, como si Dios le hubiera inspirado
a Benedicto transformar su pontificado normal en un pontificado distinto por
gravísimas razones, quedándose como Papa en Roma, sin apariencia de serlo.
5.
En
Derecho Constitucional, la declaración de un “Estado de excepción”, idea
teorizada por Carl Schmitt en Alemania (seguido por otros como Tingsten o Carl
Friedrich), exige la existencia de causas de excepcional gravedad (externas
-como guerras-, pero también internas -como una revolución interna, una guerra
civil o sublevaciones. Añado yo que aquí se trata de un golpe de estado o
sublevación de la masonería contra el Papa legítimo, BXVI) que impliquen una
situación en que los poderes del Poder legislativo pasen exclusivamente al
Ejecutivo (mutatis mutandi, que BXVI mantenga el poder completo del Papado, el
oficio y el munus, sin ejercerlo). En resumidas cuentas, en estos casos está
permitido el establecimiento de una dictadura la manera romana o Führerprinzip,
donde el Ejecutivo (aquí BXVI) ejerce el poder, de forma excepcional, quizás de
manera discreta y privada, como pudiera estar haciéndolo discretamente (o aún
no) desde su residencia en el Monasterio Mater Ecclesiae, y con la finalidad
legítima de proteger al Estado (aquí la Iglesia), de un enemigo externo o
interno, aunque también puede pasar al ataque. En el estado de excepción,
además, se suelen suspender las comunicaciones (por eso BXVI apenas hace
declaraciones). Implica un estado de necesidad, donde las normas, las leyes,
quedan suspendidas[99].
6.
Que
estamos ante un estado de excepción ha sido también revelado por Dios, que hizo
caer un rayo sobre la Cúpula del Vaticano el mismo día de la renuncia,
acompañando ese dramático momento de la historia de la Iglesia (a las 19:30
horas).
1.
De
forma profética, el Card. Sodano, quizás inconscientemente, dice que la
estrella del pontificado de Ratzinger continuará brillando (reinando como
Papa).
2.
En
el Cónclave de 2005 hubo una lucha entre el sector católico y el sector
apóstata de la Mafia de Saint Gallo, del que Gänswein dice que encarna la
dictadura del relativismo y del propio ego, y de las ansias de poder, en lo que
constituye una “obra de suspense”.
3.
Dice
que BXVI escogió el nombre de Benedicto por Benedicto XV, quien tuvo que reinar
en una Guerra mundial. Y por San Benito (añado yo que San Benito tuvo que
sufrir el enfrentamiento de sus hermanos de Abadía, que querían un relajamiento
de las normas, hasta el punto en que intentaron envenenarle, lo que, por gracia
de Dios, no acabó ocurriendo, tras cuyo intento de envenenamiento, dimitió[100]).
4.
BXVI
no renunció por el escándalo del Cuervo del Vaticano o por otras informaciones
salidas de su apartamento vaticano. Todo esto, dice, era un escándalo demasiado
pequeño para hacerle dimitir. Con esto está viniendo a decir que la causa de su
misión debía ser mucho más grave.
5.
La
renuncia fue inesperada, pero bien ponderada por BXVI.
6.
Aunque
Gänswein dice que BXVI había hipotetizado hacía tiempo sobre la posibilidad de
la dimisión y de la existencia de Papas eméritos, se olvida mencionar que, en
“Luz del Mundo”, cuando lo hace, explica que no se debe renunciar cuando hay
graves peligros que amenazan a la Iglesia, como parecía evidente los había.
7.
Para
Gänswein, BXVI, en su renuncia, dice que ya no puede ejercitar, del modo
adecuado, su ministerio petrino. Luego podría ejercitarlo todavía, pero de otra
forma. Y por eso dice que BXVI sigue ejerciéndolo, incluso después de su
renuncia, manteniendo su ministerio petrino. Su cargo personal, dice, ha sido
integrado en una dimensión colegial, casi un ministerio en común. Estas
palabras ciertamente descolocan, pues sabe perfectamente Mons. Gänswein que el
Papado es un ministerio unipersonal, luego, con esta afirmación asombrosa, una
de dos: o está diciendo una herejía, esto es, que cabe un papado doble y
simultáneo (en la línea de la interpretación que hemos hecho en nota el pie
como poco probable), lo cual es imposible desde el punto de vista teológico y
jurídico-canónico; o, lo que es más grave, con esta afirmación estrambótica nos
quiere decir de manera críptica, por reducción al absurdo, que BXVI sigue
siendo Papa, por seguir manteniendo el oficio y el munus petrino tras su
renuncia, aunque de otra forma, menos adecuada, sin ejercerlo. No cabe un tertium aliud.
8.
“Desde
la elección de su sucesor, Francisco, el 13 de marzo de 2013, no hay por tanto
dos papas, pero de hecho el ministerio se expandió – con un miembro activo y un
miembro contemplativo-. Aquí está la clave de toda su declaración: BXVI ha
renunciado sólo a parte de su ministerio (a su ejercicio activo), pero mantiene
una especie de “nudo ministerio petrino”, que, por ahora, sólo puede ejercer
con la oración. Por esto, Benedicto XVI no ha renunciado ni a su nombre, ni a
la sotana blanca”. A continuación dice que es por esta razón, o sea, porque
BXVI sigue manteniendo el munus petrino, por lo que decidió quedarse en el
Vaticano con apariencia de Papa, con sotana blanca y manteniendo su nombre
(como se dijo antes) y el tratamiento de “Santidad” y -esto es importante- no
renunciando realmente a su ministerio, como sí hizo Celestino V (que renunció
al Papado, y, por tanto, al munus y al ministerio), quien, como Pietro de
Morrone se retiró a una abadía para rezar. A diferencia de él, BXVI decide
quedarse en el Vaticano, dando un mero “paso al lado”, ejerciendo de otro modo
(rezando) el munus y el ministerio petrino.
9.
Resumiendo:
es patente y clarísimo, porque lo dice en muchas ocasiones, que, según Mons.
Gänswein, BXVI conserva aún el munus petrino, pero de otra forma, no ejerciendo
el gobierno sino rezando. Y eso es imposible, a menos que siga siendo Papa. Y
si es Papa, Francisco no lo es, porque el munus petrino no es divisible ni
compartible, salvo que se pretenda que el Card. Bergoglio sea meramente Obispo
de Roma. En mi opinión, parece claro que Gänswein, amigo personal de BXVI, nos
quiere decir en esta larga alocución que BXVI sigue siendo el único Papa
legítimo, y es muy preciso y claro en esta frase, que cito textualmente: “…ÉL
NO HA ABANDONADO EL ENCARGO DE PEDRO – COSA QUE LE HUBIESE SIDO IMPOSIBLE A
CONSECUENCIA DE SU ACEPTACIÓN IRREVOCABLE DEL ENCARGO EN ABRIL DE 2005-”.
El Papado, dice, es irrevocable, por lo que, tras su dimisión, sigue siendo
Papa. Aquí Mons. Gänswein viene a coincidir con BXVI, quien ya dijo en su
homilía de 27 de febrero de 2013 que el “siempre es un para siempre”[101].
10.
La
renuncia sólo ha supuesto una renovación de su aceptación, dice. Y por eso su
rol, tras su renuncia, es distinto al de Celestino V, quien realmente sí
renunció a su munus y se retiró. Y aquí viene una afirmación extremadamente
grave y reveladora, por tratarse de una información que no era necesaria ni
relevante en el discurso de Gänswein: dice que Pietro de
Morrone quedó prisionero de su sucesor, Bonifacio VIII (¿tal vez como lo está
BXVI de Francisco y su mafia masónica?).
Ni
qué decir tiene que Mons. Gänswein no hizo estas gravísimas declaraciones sin
contar con el apoyo del propio Benedicto XVI, quien dejó caer las mismas
conclusiones en su última homilía en el Vaticano, ya dimitido, el 27 de febrero
de 2013.
1.
Otra
prueba más de que BXVI no renunció al oficio ni al munus petrino: no usó la
fórmula de la renuncia establecida por Bonifacio VIII
La
norma expresa que regula la disciplina sobre la renuncia papal se encuentra en
la Constitución Apostólica “Quoniam aliqui”, que fue recibida en el Código de
Derecho Canónico de 1917, y actualmente en el canon ya citado del CDC de 1983,
el 322.2.
Veamos
el texto de esa Decretal de Bonifacio VIII:
“Decretal de Bonifacio VIII (in
6°), 1.1, T.7, cap. 1, De Renunciatione : « Quoniam aliqui curiosi
disceptantes de his, quae non multum expediunt, et plura sapere, quam
opporteat, contra doctrinam Apostoli, temere appetentes, in dubitationem
sollicitam, an Romanus Pontifex (maxime cum se insufficientem agnoscit ad
regendam universalem Ecclesiam, et summi Pontificatus onera supportanda) renunciare
valeat Papatui, eiusque oneri, et honori, deducere minus
provide videbantur: Caelestinus Papa quintus praedecessor noster, dum eiusdem
ecclesiae regimini praesidebat, volens super hoc haesitationis cuiuslibet
materiam amputare, deliberatione habita cum suis fratribus Ecclesiae Romanae
Cardinalibus (de quorum numero tunc eramus) de nostro, et ipsorum omnium
concordi consilio et assensu, auctoritate Apostolica statuit, et
decrevit: Romanum Pontificem posse libere resignare. Nos igitur ne
statutum huiusmodi per temporis cursum oblivioni dari, aut dubitationem eandem
in recidiuam disceptationem ulterius deduci contingat: ipsum inter
constitutiones alias, ad perpetuam rei memoriam, de fratrum nostrorum consilio
duximus redigendum».”
Parece claro que en la
Declaratio de renuncia leída por BXVI el 11 de febrero de 2013, con fecha del
día anterior, no hay alusión alguna al canon 332.2 del CDC, lo que parece
extrañísimo, viniendo de alguien tan minucioso y formal en todo. Tampoco se usa
la fórmula de la Decretal de Bonifacio VIII (“renuntiare Papatui”) ni la fórmula
empleada por Celestino V en su renuncia (“cedere Papatui”[102]). Por el contrario, usa la fórmula
“ministerio Episcopi Romae… commisso renuntiare” (renuncio al ministerio de
Obispo de Roma). E igualmente, aclarándolo aún más, en su homilía de
27 de febrero usa la expresión “renunciar el ejercicio activo del ministerio…
Ya no tengo la potestad del oficio para el gobierno de la Iglesia”.
El
Papa Benedicto XVI, para dar la Voluntad de Dios clara sobre su renuncia como
Papa legítimo, tenía que haber manifestado que renunciaba al ministerio
petrino, no al ministerio episcopal. No puede ser, por tanto, mero Papa
emérito, ya que el Papado implica tener siempre unidos en sí el Primado de
honor y el Primado de jurisdicción. Lo expresaba muy bien el CDC de 1917:
«El Pontífice Romano, sucesor
del primado de San Pedro, tiene no solamente un Primado de Honor, sino también
el supremo y pleno Poder de Jurisdicción sobre la Iglesia universal,
concerniente a la fe y las costumbres, y concerniente a la disciplina y el
gobierno de la Iglesia dispersa por todo el globo».
El
Cónclave, por tanto, que eligió al Card. Bergoglio como Papa no es válido, pues
el Papa seguía siendo el Card. Ratzinger: se trató de una elección, por tanto,
hecha sin asistencia del Espíritu Santo, y en la que se eligió sólo, por puros
medios humanos, al Obispo de Roma. Y puede que incluso ni eso.
Es por eso que en una
respuesta a Peter Sewald, en su reciente libro “Últimas conversaciones”, cuando
éste le pregunta por la Profecía de los Papas de San Malaquías, y sobre si él
puede ser el último Papa, contesta BXVI, de forma sorprendente: “Todo puede
ser”[103].
CONCLUSIÓN FINAL
Benedicto
XVI no ha renunciado al Papado. Él expresamente reconoce que sólo ha renunciado
al ministerio petrino, y no a todo él, sólo al ministerio como Obispo de Roma,
a su ejercicio activo. Retiene, por tanto, su oficio papal y su munus petrino.
Por eso se quedó vestido de blanco, en el Vaticano, con solideo y pectoral, se
sigue llamando “Benedicto XVI” y su tratamiento es “Santidad”, como es
exclusivo de los papas. O eso, o su renuncia es inválida, por haber sido
arrancada por miedo grave injustamente provocado, como creemos haber demostrado
en este estudio con las muchas amenazas, presiones y complots armados a su
alrededor, desde el principio de su pontificado, intensificados en los últimos
meses antes de su renuncia.
La
masonería eclesiástica, que desde hace muchos años intenta colocar a uno de los
suyos en la Silla de Pedro, parece haberlo conseguido con Bergoglio. Tenemos
pruebas de su pertenencia a la masonería, desde hace décadas. Y desde ahí, bajo
la bandera de la obediencia, está atacando la Eucaristía y demoliendo todos los
dogmas de la Iglesia, fulminando a los católicos fieles en sus homilías en
Santa Marta, un día sí y otro también (con toda una suerte de calificativos
poco misericordiosos), llevando a la confusión total al rebaño santo, con un
magisterio tenebroso, que diluye la doctrina sana de la Iglesia en la
conciencia personal de cada uno, promoviendo el indiferentismo religioso y
abogando por la comunión de los adúlteros sin propósito de enmienda.
La
situación en que ha quedado Benedicto XVI es inquietantemente parecida a la que
vio la Beata Ana Katalina Emmerick en una de sus visiones de los últimos
tiempos (los paréntesis explicativos son nuestros):
“He visto muy afligido al Padre Santo. Vive en otro palacio (¿Mater
Ecllesiae?) y solo se deja ver de muy pocos amigos de confianza. Si el partido
malo conociera de su propia fuerza habría ya estallado la revolución. Temo que
el Papa tenga que padecer mucho antes de morir. Veo la negra iglesia de Satanás
prosperar y ejercitar su pernicioso influjo (¿la falsa Iglesia de Bergoglio?).
La angustiosa situación de la Iglesia y del Papa es tan triste que debemos
pedir a Dios incesantemente que acuda en su auxilio. Yo recibí encargo de orar
mucho por la Iglesia y por el Papa. Esta
noche fui conducida a Roma, donde el Papa vive todavía oculto con el fin de
evitar exigencias injustas. Está muy débil y consumido a causa de la tristeza,
de la inquietud y de la continua oración. Se ha ocultado sobre todo porque no
puede fiarse de muchos de los que le rodeaban. Junto a él está un sacerdote
anciano muy sencillo y piadoso, amigo suyo (su hermano Georg), al cual no han
creído necesario alejarlo de su lado. Este hombre tiene mucha gracia y favor de
Dios. Mira y ve muchas cosas y todo se lo dice fielmente al Papa. A él descubrí
en la oración muchas cosas acerca de algunos traidores y personas mal
intencionadas que hay entre los altos empleados con quienes más confianza tiene
el Papa; todo lo cual debía él comunicar al mismo Pontífice. Así está prevenido
y se guardará de aquel que hasta ahora lo hacía todo y ahora ya no podrá hacer
nada. El Papa está tan débil que no puede andar solo (BXVI camina con andador).
Tomado de “Visiones y Revelaciones Completas de Ana Catalina Emmerick. Edición
de Ciudadela, tomo 1, página 285.”
Nuestra hipótesis es
ésta: ante la manada de lobos que rodeaban a Benedicto, amenazándolo con la
muerte, con el cisma, con la rebelión abierta, etc. el Papa decide huir. Pero
no es una huida definitiva: al igual que Pedro huyó de miedo cuando la guardia
judía arrestó a Cristo en el huerto de los olivos, pero se quedó cerca de él,
así parece haber actuado también este penúltimo Pedro, Benedicto XVI[104].
Se queda cerca, junto a la cruz, en una rocalla junto a la grey, esperando el
momento decisivo para poder defenderla, a su debido tiempo, aunque quizás en
estos momentos esté pasando por las mismas negaciones que el primer Pedro, por
miedo, no denunciando los desmanes, la tiranía de gobierno y el daño grandísimo
que Bergoglio le está infligiendo a la Iglesia.
A
Benedicto no le amenazaba un solo lobo, sino muchos y ante la posibilidad de
morir en el combate, sabedor de que no tenía opciones de vencer, decidió
dimitir pero sin dimitir. La masonería, cuyo plan, que hemos contado, fue
desvelado por el padre Malachi Martin en su libro “El último Papa”, hizo creer
al mundo y a la Iglesia ingenua que BXVI había renunciado al Papado, como
Celestino V.
Pero
no ha sido así: sólo ha renunciado al ejercicio activo del ministerio de Obispo
de Roma, como el mismo BXVI expresó en su renuncia y en su homilía de 27 de
febrero de 2013. Se esconde momentáneamente, hasta que llegue la hora de
luchar contra los lobos y dar la vida por la Iglesia. Mientras Pedro sigue a
Cristo desde lejos, otros apóstoles fieles plantan cara al rebaño infernal
(¿quizás los 4 cardenales de las Dubia?), como Juan al pie de la cruz…
Recemos todos,
hermanos de la Iglesia fiel, para que Dios le dé la fortaleza a BXVI para alzar
la voz cuando Francisco quiera eliminar la Eucaristía, el corazón de la
Iglesia, en esa liturgia conjunta católico-luterana que parece estar preparando
en secreto, en la que no habrá transubstanciación. Sería la abolición del
sacrificio perpetuo que profetiza Daniel 9, 27, y de la que nos han avisado
también tantas apariciones marianas. O para que hable ya, cuando Francisco ha
dejado claro por su propia boca (lo dijo en el avión de vuelta de Lesbos) y por
personas interpuestas que está a favor de dar la eucaristía a pecadores
públicos[105],
y cuando Conferencias episcopales de países enteros se apostan alegremente a
esa misma herejía, mientras otros callan, cómplices… Pero la serpiente no
triunfará. María Santísima le pisará la cabeza con su resto fiel, esos que no
han de doblar la rodilla, por pura gracia, ante Baal. La gran parte de la
Iglesia defeccionará, apostatará, caerá en la gran apostasía profetizada por
San Pablo y por el Catecismo (n. 675), de modo que la falsa Iglesia ecuménica
que se prepara aparentará triunfar en el Vaticano (la parte visible, para los
fieles, de la Iglesia), pero la Iglesia fiel estará en las catacumbas, y en
ella se cumplirá la promesa de Cristo (las puertas del Hades no prevalecerán
contra ella). Muy pocos despidieron a Cristo cuando ascendió a los Cielos, y
muy pocos le estarán esperando cuando vuelva. ¿Habrá acaso fe en la tierra
cuando venga el Hijo del Hombre? Sí, en el remanente fiel que ama al Señor y a
sus mandamientos, de la mano de María.
Juan Suárez Falcó
[1] BXVI
leyó el texto de su renuncia el 11 de febrero de 2013, si bien el texto estaba
firmado el día anterior:
http://w2.vatican.va/content/benedict-xvi/es/speeches/2013/february/documents/hf_ben-xvi_spe_20130211_declaratio.html
[2] Y
yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las
puertas del Infierno no prevalecerán contra ella” (Mateo 16,18). Como se ve, la
Iglesia de Cristo, la única fundada por él, es la católica. Pero la promesa de
que el Infierno no la derrotaría no es óbice para saber que, en estos últimos
tiempos que vivimos, la masonería lograría infiltrar a uno de los suyos en la
Silla de Pedro para, desde ahí, destruirla desde dentro. La Iglesia católica,
la fiel, sin embargo, no caerá en la apostasía, y, oponiéndose a los errores,
herejías y apostasía de la masonería eclesiástica, entonces en el poder, pasará
a las catacumbas y será perseguida por el mundo y por esa falsa Iglesia
católica que aparentará triunfar, que no será más que la falsa Iglesia
ecuménica mundial del falso profeta, una Iglesia puramente humana, donde las
doctrinas humanas de los fariseos triunfarán, aboliendo el sacrificio perpetuo
(no habrá transubstanciación ni eucaristía) al modo protestante y desviando el
magisterio de la Iglesia hacia la adoración del hombre y de sus pecados.
[4] Véase
aquí: http://fundacionsanvicenteferrer.blogspot.com.es/2013/06/el-gran-oriente-de-la-masoneria-sin_13.html
[5] http://santotomasdeaquino.verboencarnado.net/la-virtud-de-la-obediencia-en-santo-tomas-su-naturaleza-volitiva-e-intelectual-p-carlos-pereira-ive/
[10] A
la muerte del Papa León XIII, todos daban por segura la elección del cardenal
Mariano Rampolla, Secretario de Estado, como sucesor al trono pontificio. Sin
embargo, durante el cónclave, el cardenal metropolitano de Cracovia marcó el
alto mediante un telegrama de Su Majestad Franz Josef, del imperio
Austro-Húngaro vetando esa nominación. Años después se supo que la objeción se
debió a la notificación de que Rampolla pertenecía a la Gran Logia del Ordo
Templis Orienti (aún hoy existente, cada vez más pujante y muy en boga),
en la que había sido iniciado en Suiza, llegando a escalar hasta el grado de
Gran Maestro.
http://adelantelafe.com/canonizaciones-dos-papas-santos-ii/
Puede leerse el
excepcional artículo de C. HEIMBICHNERen el enlace siguiente: Rampolla
OTO HEIMBICHNER
[12] https://fromrome.wordpress.com/2015/01/10/team-bergoglio-and-the-legacy-of-cardinal-mariano-rampolla-del-tindaro/
[14] https://forocatolico.wordpress.com/2016/06/02/alice-von-hildebrand-denuncio-a-la-neo-iglesia-y-bergogliole-dio-un-reconocimiento/
http://www.eluniverso.com/2005/02/09/0001/14/BB41B237F0404D1291E4C8482176FD7E.html
http://www.lanacion.com.ar/1012-un-obispo-aleman-sostuvo-que-juan-pablo-ii-deberia-retirarse
http://www.cardinalrating.com/cardinal_129__article_725.htm
http://www.eluniverso.com/2002/03/27/0001/257/54CA2DBD9A9340E9B50B8EC938E8C762.html
http://www.emol.com/noticias/internacional/2005/02/18/173387/peruanos-creen-que-juan-pablo-ii-debe-renunciar.html
Sin
embargo, ha subrayado que no dimitiría a pesar de las dificultades de su
Pontificado porque “cuando el peligro es grande no se puede huir” sino que es
necesario “resistir y superar la situación difícil”.
[19] Como
muy inteligentemente dejó escritas Sor Lucía en su cuarta Memoria (1941), dando
a entender que así comenzaban las palabras de la Virgen explicando la visión
del Tercer secreto.
[20] Así
lo dijeron los Cardenales Ciappi y Oddi, que leyeron el Tercer Secreto
completo. El mismo Malachi Martin habló en muchas ocasiones del tercer secreto.
No podía revelar su contenido, porque estaba bajo juramento, pero sí podía
decir sí o no cuando alguien le proponía alguna intuición sobre el mismo. Llegó
a confirmar que dentro del tercer secreto se hablaba de un Papa que estaría
controlado por el Diablo.
https://www.youtube.com/watch?v=qPSWwm3TAKA
http://www.fatima.org/span/crusader/cr107/cr107pg23.pdf
[24] El
padre Malachi Martin siempre declaró que esa Misa negra se produjo
efectivamente. Que una de las promesas de Satanás era que, cuando el papa
reinante se llamara Pablo, pronto, uno de los suyos, ocuparía el Trono de
Pedro. Hay autores que señalan que ese “pronto” se refería al plazo de 50 años.
[25] En
esto, recordemos la Profecía escalofriante de San Francisco de Asís, que narra
igual hecho: “Los demonios tendrá un poder inusual; la pureza inmaculada de
nuestra Orden y de otras, se oscurecerá en demasía, ya que habrá muy pocos
cristianos que obedecerán al verdadero Sumo Pontífice y a la Iglesia Romana con
corazones leales y caridad perfecta. En el momento de esta tribulación un hombre,
elegido no canónicamente, se elevará al Pontificado, y con su astucia se
esforzará por llevar a muchos al error y a la muerte. Entonces, los escándalos se multiplicarán, nuestra Orden se
dividirá, y muchas otras serán destruidas por completo, porque se
aceptará el error en lugar de oponerse a él. Habrá tal diversidad de opiniones y cismas entre la gente, entre
los religiosos y entre el clero, que, si esos días no se acortaren, según las
palabras del Evangelio, aun los escogidos serían inducidos a error, si no fuere
que serán especialmente guiados, en medio de tan grande confusión, por la
inmensa misericordia de Dios..”
http://wwwapostoladoeucaristico.blogspot.com.es/2013/03/una-profecia-casi-desconocida-de-san.html
[27] Antes
del Cónclave de 2013, las Congregaciones comenzaron el 4 de marzo y duraron una
semana. Después de deliberar durante esta semana, en la cual se esperó la
llegada de los 115 cardenales electores, se tocaron los temas de administración
y finanzas vaticanas y el perfil del nuevo pontífice, entre otros. De ese
perfil ya prefabricado, que se impuso a los electorales, salió el Card.
Bergoglio. Junto a ese perfil “deseable” de Papa, se habla de las necesidades y
problemas de la Iglesia. Todo conspiraba para la elección de Bergoglio… La
Congregación general estaba dirigida por el Card. Angelo Sodano, por aquel
entonces Decano del Colegio de Cardenales, uno de los miembros de la “falange
vaticana”. El perfil del nuevo Papa se trató en el tercer día de las
Congregaciones, como explicó el padre Lombardi
(http://www.vidanueva.es/2013/03/06/tercer-dia-de-congregaciones-los-cardenales-discuten-el-perfil-del-nuevo-papa/)
y también en la última de las Congregaciones, la décima, el día 12 de marzo
(http://www.europapress.es/sociedad/noticia-conclave-perfil-nuevo-papa-banco-vaticano-centran-ultimas-intervenciones-antes-eleccion-20130311172131.html).
Ha trascendido, incluso, el bosquejo del discurso que hizo el Card. Bergoglio
en estas Congregaciones generales, el 9 de marzo, uno de los últimos en
intervenir (https://www.aciprensa.com/noticias/cardenal-ortega-revela-lo-que-francisco-queria-del-nuevo-papa-32126/ y http://chiesa.espresso.repubblica.it/articolo/1350484?sp=y).
Y también se conocen algunas palabras de los electores sobre ese “perfil”:
http://www.24horas.cl/noticiasbbc/que-debe-tener-el-curriculo-del-nuevo-papa-551277
[28] http://www.religionenlibertad.com/viva-el-cardenal-martini-texto-autentico-de-su-testamento-espiritual-24633.htm
[29] http://www.religionenlibertad.com/viva-el-cardenal-martini-texto-autentico-de-su-testamento-espiritual-24633.htm
http://www.traditioninaction.org/ProgressivistDoc/A_163_MartiniI.html
http://www.traditioninaction.org/ProgressivistDoc/Snap/A_153_Martini_1.jpg
http://www.news.va/es/news/el-papa-francisco-recordar-al-cardenal-martini-es
[36] https://bibliaytradicion.wordpress.com/2013/02/23/el-papa-ha-abdicado-algo-maligno-se-desencadenara/
[37] http://www.eluniversal.com/internacional/120927/el-mayordomo-creia-ayudar-al-papa-revelando-los-escandalos-del-vatican
http://www.religionenlibertad.com/paolo-gabriele-solo-queria-ayudar-al-papa-y-le-duele-que-24079.htm
[38] http://www.vatican.va/roman_curia/congregations/cfaith/documents/rc_con_cfaith_doc_14091994_rec-holy-comm-by-divorced_sp.html
[39] En
Cristo, Verdad y Misericordia se han dado la mano: Salmo 85, 10-12: “El amor y
la verdad se encontrarán, se besarán la paz y la justicia.”
[40] “Conscientes
sin embargo de que la auténtica comprensión y la genuina misericordia no se
encuentran separadas de la verdad (4), los pastores tienen el deber de recordar
a estos fieles la doctrina de la Iglesia acerca de la celebración de los
sacramentos y especialmente de la recepción de la Eucaristía. Sobre este punto,
durante los últimos años, en varias regiones se han propuesto diversas
soluciones pastorales según las cuales ciertamente no sería posible una
admisión general de los divorciados vueltos a casar a la Comunión eucarística,
pero podrían acceder a ella en determinados casos, cuando según su conciencia
se consideraran autorizados a hacerlo. Así, por ejemplo, cuando hubieran sido
abandonados del todo injustamente, a pesar de haberse esforzado sinceramente
por salvar el anterior matrimonio, o bien cuando estuvieran convencidos de la
nulidad del anterior matrimonio, sin poder demostrarla en el foro externo, o
cuando ya hubieran recorrido un largo camino de reflexión y de penitencia, o
incluso cuando por motivos moralmente válidos no pudieran satisfacer la
obligación de separarse.
En
algunas partes se ha propuesto también que, para examinar objetivamente su
situación efectiva, los divorciados vueltos a casar deberían entrevistarse con
un sacerdote prudente y experto. Su eventual decisión de conciencia de acceder
a la Eucaristía, sin embargo, debería ser respetada por ese sacerdote, sin que
ello implicase una autorización oficial.
En
estos casos y otros similares se trataría de una solución pastoral, tolerante y
benévola, para poder hacer justicia a las diversas situaciones de los
divorciados vueltos a casar.”
[41] Juan
14, 6: “Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad y la
vida; nadie viene al Padre sino por mí.”.
[42] Juan
8, 31-32: “Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si
vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad, y la verdad os hará
libres.”
[43]https://w2.vatican.va/content/benedict-xvi/es/encyclicals/documents/hf_ben-xvi_enc_20090629_caritas-in-veritate.html
[44]https://w2.vatican.va/content/benedict-xvi/es/encyclicals/documents/hf_ben-xvi_enc_20051225_deus-caritas-est.html
Sacerdotes
austríacos desafían a la Iglesia Católica
[46] Pedían
la aprobación por la Iglesia de los siguientes 5 puntos:
1.- Una mayor participación de los fieles,
2.- La plena igualdad de derechos de las mujeres para acceder a cualquier ministerio,
3.- El celibato opcional para los presbíteros,
4.- Una valoración positiva de la sexualidad, abierta a distintas formas de expresión
5.- En suma, una Iglesia acogedora, sin amenazas, y opuesta a toda forma de exclusión.
1.- Una mayor participación de los fieles,
2.- La plena igualdad de derechos de las mujeres para acceder a cualquier ministerio,
3.- El celibato opcional para los presbíteros,
4.- Una valoración positiva de la sexualidad, abierta a distintas formas de expresión
5.- En suma, una Iglesia acogedora, sin amenazas, y opuesta a toda forma de exclusión.
http://es.catholic.net/op/articulos/16525/herejes-los-sacerdotes-rebeldes-de-austria.html
[47] Juan
15, 19: “9 Si fuerais del mundo, el mundo amaría lo
suyo; pero porque no sois del mundo, antes yo os elegí del mundo, por eso el
mundo os aborrece.”.
[49]http://www.alertadigital.com/2016/03/22/el-islam-segun-francisco-una-religion-de-paz-matadles-dondequiera-que-los-encontreis/
http://www.religionenlibertad.com/es-el-islam-religion-de-paz-21919.htm
[51] “El
problema que entreveo en este esfuerzo por subrayar su misericordia es que
hasta hace 40 años y durante siglos la Iglesia amenazó a los pecadores con toda
clase de castigos, en la vida presente y en la eterna, sobre todo por pecados
privados y, más precisamente, ligados al ejercicio libre del placer y la
sexualidad, y un gran número de gente se fue apartando porque después de mucha
terapia decidió, en el mejor de los casos, que si Dios existe la había hecho
libre para poder decidir por su vida sin que la Iglesia la “reprima”. En
el peor, abandonó sus creencias por pensar que son anticuadas e inadaptables al
tiempo de hoy. Si continuó con su fe, vivió con conciencia de
culpa… Sería interesante que, en esta etapa, el Papa se animara
a revisar la práctica del sacramento de la confesión y dejar más
libre al creyente en su relación con Dios para que en su fuero íntimo pueda
discernir lo bueno y lo malo. Y no usar la confesión como una boletería para
poder comulgar, o un consultorio psicológico gratuito donde desahogarse de los
pecados de los demás”. http://infocatolica.com/blog/caritas.php/1601150713-113-guillermo-marco-isacerdot
http://infocatolica.com/?t=noticia&cod=22273
[57]http://adelantelafe.com/tucho-habla-sobre-el-sinodo-esta-fue-solo-una-etapa-en-el-camino-el-papa-espera-una-mayor-apertura-pastoral/
[64] CARTA
A LOS OBISPOS DE LA IGLESIA CATÓLICA SOBRE LA RECEPCIÓN DE LA COMUNIÓN
EUCARÍSTICA POR PARTE DE LOS FIELES DIVORCIADOS QUE SE HAN VUELTO A CASAR
(1994), Prefecto, Card. Ratzinger: “6. El fiel que está conviviendo
habitualmente «more uxorio» con una persona que no es la legítima esposa o el
legítimo marido, no puede acceder a la Comunión eucarística. En el caso de que
él lo juzgara posible, los pastores y los confesores, dada la gravedad de la
materia y las exigencias del bien espiritual de la persona y del bien común de
la Iglesia, tienen el grave deber de advertirle que dicho juicio de conciencia
riñe abiertamente con la doctrina de la Iglesia. También tienen que recordar
esta doctrina cuando enseñan a todos los fieles que les han sido encomendados.”.
[67]https://www.lifesitenews.com/news/cardinal-danneels-congratulated-belgian-gvmt-for-legalizing-gay-marriage-ne
[69] Entre
los asistentes al Sínodo por designación papal (como es su prerrogativa) se
encontraban los Cardenales Godfried Danneels, Walter Kasper, Christoph
Schonborn OP, Oscar Rodríguez Maradiaga SDB, John Dew, Donald Wuerl,
Dionigi Tettamanzi (antiguo Arzobispo de Milan quien apoya las propuestas de
Kasper) y Daniel Sturla SDB; el Arzobispo Víctor Manuel Fernández, “Tucho”,
Rector de la Pontificia Universidad Católica de Argentina y uno de los
consejeros y escritores más cercanos al Papa y parece que escritor “en la
sombra” de amplios párrafos de Amoris Laetitia, que ya existían en textos suyos
previos a los Sínodos; el Arzobispo Blase Cupich de Chicago (USA), Card. Tagle
(líder conspicuo de la Escuela de Bolonia), Mons. Bruno Forte, y Monseñor Pio
Vito Pinto (Decano del Tribunal de la Rota Romana que encabeza la comisión Papal para la reforma de las anulaciones e integrante
de la lista Pecorelli de eclesiásticos masones). Cfr. http://adelantelafe.com/ultima-hora-kasper-daneels-schonborn-cupich-wuerl-y-maradiaga-nombrados-por-el-papa-francisco-para-el-sinodo-de-2015/
La
lista puede ser consultada aquí:
http://press.vatican.va/content/salastampa/it/bollettino/pubblico/2015/09/15/0676/01469.html
[70]https://fromrome.wordpress.com/2014/12/06/cardinal-murphy-oconner-admits-pope-francis-recognized-his-leadership-of-team-bergoglio/
http://www.catholicherald.co.uk/news/2013/09/12/pope-sent-greeting-to-queen-straight-after-his-election-says-cardinal/
[71]https://fromrome.wordpress.com/2014/12/09/the-great-reformer-francis-and-the-making-of-a-radical-pope/
[72]https://fromrome.wordpress.com/2014/12/09/the-great-reformer-francis-and-the-making-of-a-radical-pope/
[73] Su
art. 81 dice así: “81. Los Cardenales electores se abstendrán, además, de toda
forma de pactos, acuerdos, promesas u otros compromisos de cualquier género,
que los puedan obligar a dar o negar el voto a uno o a algunos. Si esto
sucediera en realidad, incluso bajo juramento, decreto que tal compromiso sea nulo
e inválido y que nadie esté obligado a observarlo; y desde ahora impongo la
excomunión latae sententiae a los
transgresores de esta prohibición. Sin embargo, no pretendo prohibir que
durante la Sede vacante pueda haber intercambios de ideas sobre la elección.”.
Parece evidente que en caso del Cónclave de 2013, por todo lo que llevamos
dicho, hubo un auténtico pacto explícito para sacar a Bergoglio papa, no un
mero intercambio de ideas. Ese pacto venía gestándose desde, al menos, 1996,
pero quedó materializado expresamente en los días previos al Cónclave de 2013,
y consentido por el Card. Bergoglio.
[75]https://fromrome.wordpress.com/2014/12/09/the-great-reformer-francis-and-the-making-of-a-radical-pope/
[77]http://www.ilfattoquotidiano.it/2012/02/09/lesclusiva-fatto-quotidiano-complotto-uccidere-papa/190194/
[79] http://www.periodistadigital.com/religion/vaticano/2012/02/10/-benedicto-xvi-morira-en-noviembre-de-2012-iglesia-papa-vaticano-religion-cardenal-romeo.shtml
[80]https://anonimidellacroce.wordpress.com/2017/02/10/esclusivo-la-mia-fonte-in-vaticano-mi-ha-rivelato-la-vera-causa-delle-dimissioni-di-benedetto-xvi-di-fra-cristoforo/
[81] SWIFT
es el acrónimo de Sociedad de Telecomunicaciones Financieras Interbancarias
Mundiales) en teoría, es una “cámara de compensación mundial “, que interrelaciona
a 10.500 bancos en 215 países.
http://www.lapresse.ca/voyage/destinations/europe/italie/201301/03/01-4608053-vatican-tous-les-paiements-par-carte-bancaire-suspendus.php
¿SE
EJERCIÓ CHANTAJE EN LA RENUNCIA DE BENEDICTO XVI?
[83]https://www.thenewamerican.com/usnews/foreign-policy/item/25256-catholics-ask-trump-to-probe-soros-obama-clinton-conspiracy-at-vatican
[84]http://gaceta.es/noticias/wikileaks-filtra-invitacion-podesta-cena-tintes-satanicos-04112016-1832
[86]Reafirmando
la presencia real en la Eucaristía:http://www.romereports.com/2016/06/28/discurso-del-papa-benedicto-al-papa-francisco
Diciendo
que el diálogo no puede reemplazar la misión:
http://infocatolica.com/?t=noticia&cod=22284
[87] Parece
que envió discretamente a algún representante suyo a Irlanda para que
estimulara al clero irlandés a oponerse con todas sus fuerzas al referéndum a
favor de las parejas homosexuales)
[88]https://anonimidellacroce.wordpress.com/2017/02/06/spifferi-da-santa-marta-sullintercomunione-di-fra-cristoforo/
http://infocatolica.com/blog/espadadedoblefilo.php/1610240420-pero-ial-papa-lo-elige-el-esp
[90]http://w2.vatican.va/content/benedict-xvi/es/speeches/2013/february/documents/hf_ben-xvi_spe_20130211_declaratio.html
http://www.religionenlibertad.com/una-entrevista-benedicto-xvi-revela-las-razones-exactas-que–51524.htm
[94]http://w2.vatican.va/content/benedict-xvi/es/audiences/2013/documents/hf_ben-xvi_aud_20130227.html
[95]https://infovaticana.com/2016/05/25/ganswein-confirma-la-lucha-los-partidarios-ratzinger-club-la-mafia/
[97]http://www.acistampa.com/story/bendetto-xvi-la-fine-del-vecchio-linizio-del-nuovo-lanalisi-di-georg-ganswein-3369
[99] Quizás
Benedicto XVI pensó en renunciar al gobierno o ministerium papal, pero
conservando el munus (de forma que sigue siendo el único Papa legítimo, como
legítimo es el Poder legislativo aun cuando no tiene poderes, en un estado de
excepción, que pasan al ejecutivo), de forma que el Cardenal salido del Cónclave
sólo fuera detentador de ese ministerium, sin ser Papa legítimo, poseedor de
una especie de poder ejecutivo excepcional mientras dure el asalto a la Iglesia
por parte de la masonería. Terminadas las causas de ese pontificado de
excepción, entonces el poder volvería a Benedicto XVI, como vuelve en los
Estados de excepción desde el Ejecutivo al Legislativo. Pero esta teoría
implicaría que BXVI confió en Francisco para ejercitar esos poderes
extraordinarios en caso de necesidad, y que le tiene por bueno y leal (lo que
podría explicar su aparente buena relación), cuando es evidente que finalmente
se ha desenmascarado como el lobo que es (y masón), habiendo pactado con otros
Cardenales su elección, y abusando de sus poderes de dictador para demoler la Iglesia
desde dentro. No descartamos esta interpretación, aunque nos posicionamos
más con las que mantenemos arriba, y parece también defender Gänswein: que
Benedicto XVI renunció sabiendo que el que vendría tras de él no sería Papa
sino un impostor, un lobo con piel de cordero, el lobo principal de la manada,
y que nos remiten a aquel momento crítico en que, en la Misa de su
entronización, pidió rezar a todos para que no huyera cuando llegasen esos
lobos (aunque ha acabado huyendo o, si no huyendo, escondiéndose junto al
rebaño, en una rocalla, esperando el momento de contraatacar).
[101] Parecen
posicionarse BXVI y Mons. Gänswein en la teoría teológica de que no es válido
renunciar al Papado, al contrario de lo que pensaba en el libro “Luz del
Mundo”. Parece haber cambiado de opinión, o, quizás, siempre pensó así…
[102] «Ego
Caelestinus Papa Quintus motus ex legittimis causis, idest causa humilitatis,
et melioris vitae, et coscientiae illesae, debilitate corporis, defectu
scientiae, et malignitate Plebis, infirmitate personae, et ut praeteritae
consolationis possim reparare quietem; sponte, ac libere cedo Papatui, et
expresse renuncio loco, et Dignitati, oneri, et honori, et do plenam, et
liberam ex nunc sacro caetui Cardinalium facultatem eligendi, et providendi
duntaxat Canonice universali Ecclesiae de Pastore» «cedo Papatui, et expresse
renuncio loco, et Dignitati, oneri, et honori»: «me retiro del Papado y, expresamente,
renuncio al lugar y a la dignidad y al peso del deber y al cargo en el poder».
[103]http://www.antoniosocci.com/benedetto-xvi-ultimo-papa-puo-risponde-quello-non-vi-detto-sul-libro-ratzinger/
[104] Decimos
penúltimo porque creemos que, a su muerte mártir (como vieron los pastorcitos
en la visión del Tercer Secreto de Fátima), tomará el trono el último Papa
antes de la Parusía, Pedro romano.
[105] Así
lo confirmó Francisco en la carta que les envió a los obispos argentinos
confirmando su interpretación favorable a la comunión de adúlteros sin
propósito de enmienda con hijos en común, por boca del Card. Schönborn, de su
leal escudero Antonio Spadaro, e incluso del opúsculo que ha visto la luz hace
pocos días escrito por el Card. Coccopalmerio.
Juan Suárez Falcó
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