“Porque Juan bautizó con agua,
pero ustedes serán bautizados en el Espíritu Santo,
dentro de pocos días". (Hechos 1:5)
“Recibirán
la fuerza del Espíritu Santo que descenderá sobre ustedes, y serán mis testigos
en Jerusalén, en toda Judea y Samaría,
y hasta los confines de la tierra". (Hechos 1:8)
NOVENA
POR LA UNCIÓN
DEL
ESPÍRITU SANTO
Pidamos
por una poderosa efusión del Espíritu Santo. Cristo murió en la Cruz para que
nosotros seamos transformados por el Espíritu en hijos de Dios, participando de
su santidad. Pero debemos desearlo, pedirlo y disponernos a recibirlo.
ORACIONES
INICIALES
PARA
REZAR CADA DÍA DE LA NOVENA
1-Acto
de consagración al Espíritu Santo
Recibid
¡oh Espíritu Santo!, la consagración absoluta de todo mi ser, que os hago en
este día para que os dignéis ser en adelante, en cada uno de los instantes de
mi vida, en cada una de mis acciones, mi Director, mi Luz, mi Guía, mi Fuerza,
y todo el amor de mi Corazón.
Me abandono sin reservas a vuestras divinas operaciones, y quiero ser siempre dócil a vuestras santas inspiraciones.
Me abandono sin reservas a vuestras divinas operaciones, y quiero ser siempre dócil a vuestras santas inspiraciones.
¡Oh
Santo Espíritu! Dignaos formarme con María y en María, según el modelo de
vuestro amado Jesús.
Gloria
al Padre Creador. Gloria al Hijo Redentor. Gloria al Espíritu Santo
Santificador. Amén.
2-Oración
por los 7 dones del Espíritu Santo
Oh,
Señor Jesucristo, que antes de ascender al cielo prometiste enviar al Espíritu
Santo para completar tu obra en las almas de tus Apóstoles y discípulos,
dígnate concederme el mismo Espíritu Santo para que Él perfeccione en mi alma
la obra de tu gracia y de tu amor. Concédeme el Espíritu de Sabiduría para
que pueda despreciar las cosas perecederas de este mundo y aspirar sólo a las
cosas que son eternas, el Espíritu de Entendimiento para iluminar mi mente
con la luz de tu divina verdad, el Espíritu de Consejo para que pueda
siempre elegir el camino más seguro para agradar a Dios y ganar el Cielo, el
Espíritu de Fortaleza para que pueda llevar mi cruz contigo y
sobrellevar con coraje todos los obstáculos que se opongan a mi salvación, el
Espíritu de Conocimiento para que pueda conocer a Dios y conocerme a
mí mismo y crecer en la perfección de la ciencia de los santos, el Espíritu de Piedad para
que pueda encontrar el servicio a Dios dulce y amable, y el Espíritu de Temor
de Dios para que pueda ser lleno de reverencia amorosa hacia Dios y que
tema en cualquier modo disgustarlo. Márcame, amado Señor, con la señal de tus
verdaderos discípulos y anímame en todas las cosas con tu Espíritu.
Amén.
3-Oración para cada día
Se
indican más abajo la oración para cada día de esta novena.
4-oraciones finales
ORACIONES FINALES
Oración
por los siete dones del Espíritu Santo
Ven,
Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos la llama
de tu amor. Oh, Dios, que con la luz del Espíritu Santo iluminas los corazones
de tus fieles, concédenos que guiados por el mismo Espíritu, disfrutemos de lo
que es recto y nos gocemos con su consuelo celestial.
1.Ven,
Espíritu Santo, por tu don Sabiduría, concédenos la gracia de apreciar y
estimar los bienes del cielo y muéstranos los medios para alcanzarlos. Gloria.
2.Ven,
Espíritu Santo, por tu don de Entendimiento, ilumina nuestras mentes
respecto a los misterios de la salvación, para que podamos comprenderlos
perfectamente y abrazarlos con fervor. Gloria.
3.Ven,
Espíritu Santo, por tu don de Consejo, inclina nuestros corazones a actuar
con rectitud y justicia para beneficio de nosotros mismos y de nuestros
semejantes. Gloria.
4.Ven,
Espíritu Santo, por tu don de Fortaleza, fortalécenos con tu gracia contra
los enemigos de nuestra alma, para que podamos obtener la corona de la
victoria. Gloria.
5.Ven,
Espíritu Santo, por tu don de Ciencia, enséñanos a vivir entre las cosas
terrenos para así no perder las eternas. Gloria.
6.Ven,
Espíritu Santo, por tu don de Piedad, inspíranos a vivir sobria, justa, y
piadosamente en esta vida, para alcanzar el cielo en la otra vida. Gloria.
7.Ven,
Espíritu Santo, por tu don de Temor de Dios, hiere nuestros cuerpos con tu
temor para así trabajar por la salvación de nuestras almas. Gloria.
Oración
Oh Dios, que has unido las naciones en la confesión de tu nombre, concédenos que los que han renacido por el agua del bautismo, tengan la misma fe en sus corazones y la misma piedad en sus acciones.
Oh
Dios, que enviaste el Espíritu Santo a los apóstoles, oye las oraciones de tus
fieles para que gocen de la verdadera paz, quienes por tu gracia, han recibido
el don de la verdadera fe. Te suplicamos, oh Dios, que tu Santo Espíritu
encienda en nuestros corazones esa llama que Cristo trajo a la tierra y deseó
ardientemente fuera encendida.
Inflama,
oh Señor, nuestros corazones con el fuego del Espíritu Santo, para que te
sirvamos castos de cuerpo y limpios de corazón. Enriquece, Señor, nuestros
corazones derramando con plenitud tu Santo Espíritu por cuya sabiduría fuimos
creados y por cuya providencia somos gobernados.
Te
suplicamos, oh Dios Todopoderoso y Eterno, que tu Santo Espíritu nos defienda y
habite en nuestras almas, para que al fin, seamos los templos de su gloria.
Te
pedimos, Señor, que según la promesa de tu Hijo, el Espíritu Santo nos lleve al
conocimiento pleno de toda la verdad revelada. Por Cristo Nuestro Señor. Amén.
ORACIÓN PARA CADA DÍA
PRIMER
DÍA (viernes)
¡Espíritu
Santo! ¡Señor de Luz! ¡Danos, desde tu clara altura celestial, tu puro radiante
esplendor!
El
Espíritu Santo
Sólo
una cosa es importante: la salvación eterna. Por lo tanto, sólo una cosa hay
que temer: el pecado. El pecado es el resultado de la ignorancia, debilidad e
indiferencia. El Espíritu Santo es el Espíritu de Luz, de Fuerza y de Amor. Con
sus siete dones ilumina la mente, fortalece la voluntad, e inflama el corazón
con el amor de Dios. Para asegurarnos la salvación debemos invocar al Divino
Espíritu diariamente, porque “el Espíritu viene en ayuda de nuestra flaqueza.
Pues nosotros no sabemos cómo pedir para orar como conviene; mas el Espíritu
mismo intercede por nosotros”. (Rom 8,26).
Oración
Omnipotente y eterno Dios, que has condescendido para regenerarnos con el agua y el Espíritu Santo, y nos has dado el perdón de todos los pecados, permite enviar del cielo sobre nosotros los siete dones de tu Espíritu, el Espíritu de Sabiduría y de Entendimiento, el Espíritu de Consejo y de Fortaleza, el Espíritu de Conocimiento y de Piedad, y llénanos con el Espíritu del Santo Temor. Amén.
Padrenuestro y Avemaría, una vez. Gloria.
Omnipotente y eterno Dios, que has condescendido para regenerarnos con el agua y el Espíritu Santo, y nos has dado el perdón de todos los pecados, permite enviar del cielo sobre nosotros los siete dones de tu Espíritu, el Espíritu de Sabiduría y de Entendimiento, el Espíritu de Consejo y de Fortaleza, el Espíritu de Conocimiento y de Piedad, y llénanos con el Espíritu del Santo Temor. Amén.
Padrenuestro y Avemaría, una vez. Gloria.
SEGUNDO
DÍA (sábado)
¡Ven,
Padre de los pobres! Ven, tesoros que sostienes. Ven, Luz de todo lo que vive!
El
don del Temor
El
don del Santo Temor de Dios nos llena con un soberano respeto por Dios, y nos
hace que a nada temamos más que a ofenderlo por el pecado. Es un temor que se
eleva, no desde el pensamiento del infierno, sino del sentimiento de reverencia
y filial sumisión a nuestro Padre Celestial. Es el temor principio de
sabiduría, que nos aparta de los placeres mundanos que podrían de algún modo
separarnos de Dios. “Los que temen al Señor tienen corazón dispuesto, y en su
presencia se humillan” (Ecl 2,17).
Oración
¡Ven, Oh bendito Espíritu de Santo Temor!, penetra en lo más íntimo de mi corazón, que te tenga, mi Señor y Dios, ante mi rostro para siempre, ayúdame a huir de todas las cosas que te puedan ofender y hazme merecedor ante los ojos puros de tu Divina Majestad en el Cielo, donde Tú vives y reinas en unidad de la siempre Bendita Trinidad, Dios en el mundo que no tiene fin. Amén.
¡Ven, Oh bendito Espíritu de Santo Temor!, penetra en lo más íntimo de mi corazón, que te tenga, mi Señor y Dios, ante mi rostro para siempre, ayúdame a huir de todas las cosas que te puedan ofender y hazme merecedor ante los ojos puros de tu Divina Majestad en el Cielo, donde Tú vives y reinas en unidad de la siempre Bendita Trinidad, Dios en el mundo que no tiene fin. Amén.
Padrenuestro
y Avemaría, una vez. Gloria.
TERCER
DÍA (domingo)
Tú,
de todos los consoladores el mejor, visitando el corazón turbado, da la gracia
de la placentera paz.
El
don de Piedad
El
don de Piedad suscita en nuestros corazones una filial afección por Dios como
nuestro amorosísimo Padre. Nos inspira, por amor a Él, a amar y respetar a las
personas y cosas a Él consagradas, así como aquellos que están envestidos con
su autoridad, su Santísima Madre y los Santos, la Iglesia y su cabeza visible,
nuestros padres y superiores, nuestro país y sus gobernantes. Quien está lleno
del don de Piedad no encuentra la práctica de la religión como deber pesado
sino como deleitante servicio. Donde hay amor no hay trabajo.
Oración
Ven, Oh Bendito Espíritu de Piedad, toma posesión de mi corazón. Enciende dentro mío tal amor por Dios que encuentre satisfacción sólo en su servicio, y por amor a Él me someta amorosamente a toda legítima autoridad. Amén.
Ven, Oh Bendito Espíritu de Piedad, toma posesión de mi corazón. Enciende dentro mío tal amor por Dios que encuentre satisfacción sólo en su servicio, y por amor a Él me someta amorosamente a toda legítima autoridad. Amén.
Padrenuestro
y Avemaría, una vez. Gloria.
CUARTO
DÍA (lunes)
Tú,
en la fatiga dulce alivio, refresco placentero en el calor, solaz en medio de
la miseria.
El
don de Fortaleza
Por
el don de Fortaleza el alma se fortalece ante el miedo natural y soporta hasta
el final el desempeño de una obligación. La fortaleza le imparte a la voluntad
un impulso y energía que la mueve a llevar a cabo, sin dudarlo, las tareas más
arduas, a enfrentar los peligros, a estar por encima del respeto humano, y a
soportar sin quejarse el lento martirio de la tribulación aún de toda una vida.
“El que persevere hasta el fin, ese se salvará”. (Mt 24,13).
Oración
Ven, Oh Espíritu de Fortaleza, alza mi alma en tiempo de turbación y adversidad, sostiene mis esfuerzos de santidad, fortalece mi debilidad, dame valor contra todos los asaltos de mis enemigos, que nunca sea yo confundido y me separe de Ti, Oh mi Dios y mi máximo Bien. Amén
Ven, Oh Espíritu de Fortaleza, alza mi alma en tiempo de turbación y adversidad, sostiene mis esfuerzos de santidad, fortalece mi debilidad, dame valor contra todos los asaltos de mis enemigos, que nunca sea yo confundido y me separe de Ti, Oh mi Dios y mi máximo Bien. Amén
Padrenuestro
y Avemaría, una vez. Gloria.
QUINTO
DÍA (martes)
¡Luz
inmortal! ¡Divina Luz! ¡Visita estos corazones tuyos y llena nuestro más íntimo
ser!
El
don del Conocimiento
El
don del Conocimiento permite al alma darle a las cosas creadas su verdadero
valor en su relación con Dios. El conocimiento desenmascara la simulación de
las creaturas, revela su vacuidad y hace notar sus verdaderos propósitos como
instrumentos al servicio de Dios. Nos muestra el cuidado amoroso de Dios aún en
la adversidad, y nos lleva a glorificarlo en cada circunstancia de la vida.
Guiados por su luz damos prioridad a las cosas que deben tenerla y apreciamos
la amistad de Dios por encima de todo. “El conocimiento es fuente de vida para
aquel que lo posee”. (Prov 16,22).
Oración
Ven, Oh Bendito Espíritu de Conocimiento, y concédeme que pueda percibir la voluntad del Padre; muéstrame la nulidad de las cosas de la tierra, que tenga idea de su vanidad y las use sólo para tu gloria y mi propia salvación, siempre por encima de ellas mirándote a Ti y tus premios eternos. Amén.
Ven, Oh Bendito Espíritu de Conocimiento, y concédeme que pueda percibir la voluntad del Padre; muéstrame la nulidad de las cosas de la tierra, que tenga idea de su vanidad y las use sólo para tu gloria y mi propia salvación, siempre por encima de ellas mirándote a Ti y tus premios eternos. Amén.
Padrenuestro
y Avemaría, una vez. Gloria.
SEXTO
DÍA (miércoles)
Si
tu apartas tu gracia, nada puro permanecerá en el hombre, todo lo que es bueno
se volverá enfermo.
El
don del Entendimiento
El
Entendimiento, como don del Santo Espíritu, nos ayuda a aferrar el significado
de las verdades de nuestra santa religión. Por la fe las conocemos, pero por el
entendimiento aprendemos a apreciarlas y a apetecerlas. Nos permite penetrar el
profundo significado de las verdades reveladas y, a través de ellas, avivar la
novedad de la vida. Nuestra fe deja de ser estéril e inactiva e inspira un modo
de vida que da elocuente testimonio de la fe que hay en nosotros. Comenzamos a
“caminar dignos de Dios en todas las cosas complaciendo y creciendo en el
conocimiento de Dios”.
Oración
Ven, Oh Espíritu de Entendimiento, e ilumina nuestras mentes, que podamos conocer y creer en todos los misterios de la salvación, y que por fin podamos merecer ver la eterna luz en la Luz, y en la luz de la gloria tener una clara visión de Ti y del Padre y del Hijo. Amén.
Ven, Oh Espíritu de Entendimiento, e ilumina nuestras mentes, que podamos conocer y creer en todos los misterios de la salvación, y que por fin podamos merecer ver la eterna luz en la Luz, y en la luz de la gloria tener una clara visión de Ti y del Padre y del Hijo. Amén.
Padrenuestro
y Avemaría, una vez. Gloria.
SÉPTIMO
DÍA (jueves)
Sana
nuestras heridas, renueva nuestra fuerza. En nuestra aridez derrama tu rocío.
Lava las manchas de la culpa.
El
don de Consejo
El
don de Consejo dota al alma de prudencia sobrenatural, permitiéndole juzgar con
prontitud y correctamente qué debe hacer, especialmente en circunstancias
difíciles. El Consejo aplica los principios dados por el Conocimiento y el
Entendimiento a los innumerables casos concretos que confrontamos en el curso
de nuestras diarias obligaciones en tanto padres, docentes, servidores públicos
y ciudadanos cristianos. El Consejo es sentido común sobrenatural, un tesoro
invalorable en el tema de la salvación. “Y por encima de todo esto, suplica al
Altísimo para que enderece tu camino en la verdad”. (Ecl 37,15).
Oración
Ven, Oh Espíritu de Consejo, ayúdame y guíame en todos mis caminos para que siempre haga tu Santa Voluntad. Inclina mi corazón a aquello que es bueno, apártame de todo lo que es malo y dirígeme por el sendero recto de tus Mandamientos a la meta de la vida eterna que yo anhelo. Amén.
Ven, Oh Espíritu de Consejo, ayúdame y guíame en todos mis caminos para que siempre haga tu Santa Voluntad. Inclina mi corazón a aquello que es bueno, apártame de todo lo que es malo y dirígeme por el sendero recto de tus Mandamientos a la meta de la vida eterna que yo anhelo. Amén.
Padrenuestro
y Avemaría, una vez. Gloria.
OCTAVO
DÍA (viernes)
Dobla
la voluntad y el corazón obstinado, funde lo que está helado, calienta lo que
está frío. ¡Guía los pasos que se han desviado!
El
don de Sabiduría
Abarcando
a todos los otros dones, como la caridad abraza a todas las otras virtudes, la
Sabiduría es el más perfecto de los dones. De la Sabiduría está escrito: “todo
lo bueno vino a mí con Ella, y riquezas innumerables me llegaron a través de
sus manos”. Es el don de la Sabiduría el que fortalece nuestra fe, fortifica la
esperanza, perfecciona la caridad y promueve la práctica de la virtud en el más
alto grado. La Sabiduría ilumina la mente para discernir y apreciar las cosas de
Dios, ante las cuales los gozos de la tierra pierden su sabor, mientras la Cruz
de Cristo produce una divina dulzura, de acuerdo a las palabras del Salvador:
“Toma tu cruz y sígueme, porque mi yugo es dulce y mi carga ligera”.
Oración
Ven, Oh Espíritu de Sabiduría y revela a mi alma los misterios de las cosas celestiales, su enorme grandeza, poder y belleza. Enséñame a amarlas sobre todo y por encima de todos los gozos pasajeros y las satisfacciones de la tierra. Ayúdame a conseguirlas y a poseerlas para siempre. Amén.
Ven, Oh Espíritu de Sabiduría y revela a mi alma los misterios de las cosas celestiales, su enorme grandeza, poder y belleza. Enséñame a amarlas sobre todo y por encima de todos los gozos pasajeros y las satisfacciones de la tierra. Ayúdame a conseguirlas y a poseerlas para siempre. Amén.
Padrenuestro
y Avemaría, una vez. Gloria.
NOVENO
DÍA (sábado)
Tú,
en aquellos que siempre más te confiesan y te adoran, en tus siete dones,
desciende. Dales alivio en la muerte. Dales vida Contigo en las alturas. Dale
los gozos que no tienen fin. Amén.
Los
frutos del Espíritu Santo
Los
dones del Espíritu Santo perfeccionan las virtudes sobrenaturales al
permitirnos practicarlas con mayor docilidad a la divina inspiración. A medida
que crecemos en el conocimiento y en el amor de Dios, bajo la dirección del
Santo Espíritu, nuestro servicio se torna más sincero y generoso y la práctica
de las virtudes más perfecta. Tales actos de virtudes dejan el corazón lleno de
alegría y consolación y son conocidos como frutos del Espíritu Santo. Estos
frutos, a su vez, hacen la práctica de las virtudes más activa y se vuelven un
poderoso incentivo para esfuerzos aún mayores en el servicio de Dios.
Oración
Ven, Oh Divino Espíritu, llena mi corazón con tus frutos celestiales: caridad, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre y templanza. Que nunca esté yo cansado en el servicio de Dios sino que, por continua y fiel sumisión a tu inspiración, merezca estar eternamente unido Contigo, en el amor del Padre y del Hijo. Amén.
Ven, Oh Divino Espíritu, llena mi corazón con tus frutos celestiales: caridad, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre y templanza. Que nunca esté yo cansado en el servicio de Dios sino que, por continua y fiel sumisión a tu inspiración, merezca estar eternamente unido Contigo, en el amor del Padre y del Hijo. Amén.
Padrenuestro
y Avemaría, una vez. Gloria.
No hay comentarios:
Publicar un comentario