EL CAMINO: "YO SOY EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA, NADIE VA AL PADRE SINO POR MÍ". (JUAN 14:6)

"BUSCAD PRIMERAMENTE EL REINO DE DIOS Y SU JUSTICIA, Y TODO LO DEMÁS SE OS DARÁ POR AÑADIDURA". (MATEO 6:33)

"Y EN NINGÚN OTRO HAY SALVACIÓN, PORQUE NO HAY OTRO NOMBRE BAJO EL CIELO DADO A LOS HOMBRES, EN EL CUAL PODAMOS SER SALVOS". (HECHOS 4:12)

miércoles, 19 de marzo de 2025

San José, custodio de los dos corazones


Cuando hablamos de San José, hay un silencio que envuelve a su persona; silencio que vivió toda su vida. Su misión fue, después de la Santísima Virgen María, la mas importante que Dios le haya encomendado a criatura alguna, y al mismo tiempo la mas escondida: salvaguardar "los tesoros de Dios" --Jesús y María--y proteger con su silencio, presencia y santidad el misterio de la Encarnación y el misterio de la Santísima Virgen María.
 
En la primera venida del Hijo de Dios al mundo, las vidas de María y José fueron radicalmente escondidas; ahora --en estos momentos tan difíciles de la historia-- han salido a relucir para dar a los hombres testimonio del amor de Dios por la humanidad, y de lo que hace en los corazones de aquellos que son fieles a Su voluntad. Y así vemos como se ha despertado en estos tiempos, un nuevo interés en la persona de San José, en su santidad, en su misión y en su intercesión.


Los papas y San José: el Papa León XIII escribe "Quamquam Pluries" reafirmando su patrocinio sobre toda la Iglesia. El Papa Pío XII instaura la fiesta de San José, Obrero, el día 1 de mayo. Papa Juan Pablo II escribe"Redemptoris Custos"; habla de la misión de San José especialmente en estos tiempos donde la Iglesia enfrenta grandes peligros. De manera particular, Dios quiere hacer relucir la persona y misión de San José en su relación con los Sagrados Corazones de Jesús y María. La primera indicación de ello fue dada en las apariciones de la Virgen de Fátima, en Portugal. En la última aparición de la Virgen, el 13 de octubre, San José aparece junto con el Niño Jesús y bendice al mundo. Sor Lucía, la principal vidente, relata lo sucedido:


"Mi intención [en gritar a la gente que miraran hacía arriba,]no era llamarles la atención hacia el sol, porque yo no estaba consciente de su presencia. Fui movida a hacerlo bajo la dirección de un impulso interior. Después que Nuestra Señora había desaparecido en la inmensidad del firmamento, contemplamos a San José con el Niño Jesús y a nuestra Señora envuelta en un manto azul, al lado del sol. San José y el Niño Jesús aparecieron para bendecir al mundo, porque ellos trazaron la Señal de la Cruz con sus manos. Cuando un poco mas tarde, esta aparición desapareció, vi a nuestro Señor y a la Virgen; me parecía que era Nuestra Señora de los Dolores. Nuestro Señor apareció para bendecir al mundo en la misma manera que lo hizo San José. Esta aparición también desapareció y vi a Nuestra Señora una vez mas, esta vez como Nuestra Señora del Carmen."
 

Ese día en Fátima se hicieron presente los Dos Corazones y San José. Dios nos revela los Corazones de Jesús y María pues ellos son la esperanza de la humanidad. Es el amor y la misericordia de estos Dos Corazones la que salvara al mundo del pecado y de la muerte. Pero el misterio de la presencia de San José revela que, unido al amor de los Dos Corazones, Dios espera y busca el amor y la respuesta del hombre para con su hermano. El hombre, con su amor, intercesión y reparación, sumergidos en el amor de Jesús y María, también debe alcanzar gracias de conversión para la humanidad. Dios salvará la humanidad por medio del amor: el amor de Jesús y María y de todos aquellos que, como San José, se unan y vivan dentro de este amor.


I. La Unión del Corazón de San José con los Dos Corazones


Así, como por designio de Dios, el Corazón Inmaculado de la Santísima Virgen está unido "indisolublemente al Corazón de Cristo", de manera que estos Dos Corazones permanecieran unidos para siempre y por ellos nos llegara la salvación, así mismo, por designio de Dios, el corazón que mas de cerca vive en alianza con éstos Dos Corazones es el corazón de San José.
 

Cuando contemplamos el corazón de San José, contemplamos un corazón puro, que dirige todos sus afectos y acciones hacia aquellos que le fueron encomendados, cuya grandeza él supo leer y entender. Todos los movimientos del corazón de San José tenían un solo objetivo: el amor de los Dos Corazones. Por ellos trabajó; por ellos obedeció; por ellos sufrió; a ellos los defendió y protegió sin interrupción. Su vida era para amar, consolar, proteger y cuidar a los Dos Corazones. Hay que recordar que San José no era Dios hecho hombre, ni tampoco fue concebido inmaculado; el nació con el pecado original igual que todos nosotros. Pero su corazón se hizo uno con el Corazón de María y a través de ella, con el Sagrado Corazón de Jesús. Veamos como se da en San José esta misteriosa unidad.




El Corazón de San José unido al Corazón de María, su Esposa


El corazón de San José vivió en plena comunión con el Inmaculado Corazón de María. Ella fue para el, igual que lo es para todos nosotros, el camino que lo condujo al misterio del Dios hecho Hombre. En el sueño del ángel, oyó éstas palabras: "No temas tomar contigo a María tu mujer porque lo nacido de ella es del Espíritu Santo." (Mt 1: 20) Con esto, es introducido no solamente en el misterio de la Encarnación, sino también en el misterio del corazón excepcional de la Virgen Santísima, escogida para ser Madre de Dios. San José se dio cuenta que el Mesías y Salvador, tan esperado por su pueblo, había de llegar al mundo a través del seno maternal de María, la mujer a quien Dios le había dado por esposa.
 

¿Cuál fue la respuesta de San José? "Despertado José del sueño, hizo como el Ángel del Señor le había mandado, y tomo consigo a su mujer" (Mt 1:24). En otras palabras, San José se consagrá a María, a su persona, a su corazón, y a su misión. Accedió a la voluntad de Dios quien designó que el, y todo el genero humano, había de recibir al Redentor por manos de María. Mucho mas que todas las generaciones que llamarán bendita a la Virgen por las maravillas que Dios ha hecho en ella (cf. Lc 1:48-49), San José las supo ver, ponderar, y amar, levantandose así en su corazón, un profundo deseo de protegerla.


San José vivó en perfección la consagración al Inmaculado Corazón de María. Es él, el perfecto devoto de la Virgen, y nosotros debemos aprender de él. El es el primer ejemplo del mensaje que San Juan Eudes escuchó del Corazón Eucarístico de Jesús: "Te he dado este admirable Corazón de Mi Madre, que es Uno con el Mío, para ser Tu verdadero Corazón también...para que puedas adorar, servir y amar a Dios con un corazón digno de su Infinita Grandeza".
 

Debemos pedirle que nos enseñe como amar con todo nuestro corazón a la Santísima Virgen, a quien amó con todas las fuerzas de su corazón y de quien recibió, con profundo agradecimiento, el Sagrado Corazón de Jesús, el Salvador.


 

El Corazón de San José unido al Corazón de Jesús
 

Después del de la Virgen, el corazón de San José es el que mas cerca estuvo del Corazón del Redentor. San José amaba con verdadero amor paternal a Cristo. Su corazón estaba unido de tal forma al de Jesús, que mucho antes que San Juan se recostara sobre el pecho del Señor, ya San José conocía plenamente los latidos del Corazón de Cristo y aún mas, Cristo conocía perfectamente los latidos del corazón de su padre virginal, puesto que toda su niñez la pasó recostado del pecho de su padre, San José.


En esta comunión de "corazón a Corazón", ¿qué secretos insondables habrá descubierto San José en el Corazón de su Hijo? El Ángel le había revelado en sueño que el Hijo de María era quien "salvará a su pueblo de sus pecados" (Mt 1:21). Entendió que el Corazón del Emmanuel era un corazón humilde, misericordioso y redentor. Era el Corazón de Dios, formado por el Espíritu Santo, que vino a salvar a su pueblo. No para una salvación meramente temporal, sino mucho mas profunda; era la salvación del mal que había entrado en el corazón humano: el egoísmo, el desamor, la división, la injusticia.... el pecado.


Estos secretos insondables fueron conocidos plenamente por San José, por la intimidad de contemplación de los corazones de Jesús y María. Lo encontramos al lado de la Santísima Virgen en los misterios gozosos del Santo Rosario. Al convivir y contemplar lo que se desarrollaba en la vida de Jesús y en la vida de su esposa, su corazón crecía en admiración y amor a Dios y en ardientes deseos de participar plenamente en su obra.


 II. San José y el Triunfo de los Dos Corazones


La presencia de San José en dos de las apariciones de la Santísima Virgen aprobadas por la Iglesia --Knock y Fátima-- muestran el deseo de Dios de que se reconozca a San José. En la aparición de Fátima vemos como Dios no dejó duda alguna de la importancia de San José en su plan para la conversión del mundo a través del Inmaculado Corazón de María. Fue la misma Virgen María la que anunció, en su aparición del día 13 de septiembre, de que en octubre no solo haría un milagro para que todo el mundo creyera, sino que San José vendría con el Niño Jesús a bendecir al mundo. La Virgen le dijo:


"Continúen rezando el rosario para obtener el fin de la guerra. En octubre, Nuestro Señor vendrá, así como nuestra Señora de los Dolores y Nuestra Señora del Carmen. San José aparecerá con el Niño Jesús y bendecirá al mundo."
 

¿Por qué Dios hizo de la presencia de San José en Fátima, un elemento visible en el misterio del triunfo que se avecina? Porque San José es el modelo para toda la humanidad de unión con los Sagrados Corazones de Jesús y de María. Y ademas, lo que fue su misión en la tierra, continúa siendolo en el cielo: él fue y es el protector de los Dos Corazones. Él protegió el Corazón Inmaculado de María y el Sagrado Corazón de Jesús, que latía en el seno de la Virgen. Los protegió celosamente y por eso ellos triunfaron en su corazón. ¿Cómo no va a ser ahora quien los proteja, asegurando su triunfo en los corazones de todos los hombres? 


San José, dado como protector de los Dos Corazones en el principio, es ahora encomendado por Dios como protector de toda la familia humana. De forma particular, San José es protector de todos aquellos que aman a los Dos Corazones, que se han unido a ellos y que promueven su pronto Reinado en la humanidad.
 

Es San José el que enseña de forma mas plena a los apóstoles de los Dos Corazones, a tener plena unidad interior con el corazón de Jesús y el de María, porque fue precisamente él, el tercer corazón, que se unió a ellos en amor, en servicio y en fidelidad.


Son los apóstoles de los Dos Corazones los que de una manera nueva deben acogerse a la protección de San José y pedirle a él que les enseñe a amar, a servir, a sacrificarse y a permanecer unidos a éstos Dos Corazones como él lo hizo toda su vida.


¡San José, Custodio de los Dos Corazones.... Ruega por nosotros!

 Por Hna. María José Socías, sctjm

martes, 11 de febrero de 2025

El Mensaje de Lourdes



Se llama “Mensaje de Lourdes” a los gestos y  palabras que intercambiaron la Virgen y Benardita, en la Gruta de Massabielle, durante las 18 apariciones, del 11 de febrero al 16 de julio de 1858. Para captar y comprender el “Mensaje de Lourdes”, conviene conocer el contexto de las apariciones.


El 11 de Febrero de 1858, Bernardita, su hermana y una amiga van a recoger leña por los prados y se acercan a la gruta de Massabielle, el "cubil de los cerdos". Por delante de la gruta pasaba un arroyo y el agua estaba muy fría. Las dos niñas más pequeñas, aunque llorando por el frío, cruzaron el arroyo; pero Bernardita no se atreve a causa del asma que padece. Oye una ráfaga de viento y nota que los árboles no se mueven; y entonces, en un hueco de la gruta, ve un resplandor y, en seguida, a una jovencita muy hermosa, de su misma edad, que le sonríe.

En tiempos de Bernardita, la Gruta era un lugar sucio, oscuro, húmedo y frío. La llamaban «el cubil de los cerdos », porque allí iban a resguardarse los cerdos que pastaban en los alrededores. Y allí justamente quiso aparecerse María, que es toda pureza, toda blancura, signo del amor de Dios e imagen de lo que Dios quiere realizar en nosotros. Existe, pues, un gran contraste entre esta Gruta obscura y húmeda y la presencia de María, la Inmaculada Concepción. He aquí ya un signo. Estamos de lleno en el Evangelio: El encuentro entre la riqueza de Dios y la pobreza del hombre. Jesús, que “viene a sentarse a la mesa de los pecadores”, porque, “vino a buscar lo que estaba perdido”.

El hecho de que María se apareciera en una gruta sucia y obscura, en un cubil de cerdos, en ese lugar llamado Massabielle, la peña vieja, es para decirnos que Dios viene a encontrarse con nosotros allí donde estamos, en medio de nuestras miserias, de nuestras causas perdidas.
La Gruta no es solamente el lugar geográfico de los acontecimientos; es también un lugar donde Dios hace signos para manifestarnos su amor. Es un lugar donde Dios quiere transmitirnos un mensaje, que no es otro que el del Evangelio. El centro del Mensaje de Lourdes es que Dios viene para decirnos que nos ama. Dios nos ama tal como somos, con nuestros éxitos y también con nuestras debilidades, nuestras heridas y nuestros fracasos.

EL 18 DE FEBRERO 1858: EXTRAORDINARIAS PALABRAS

En la tercera Aparición, el 18 de febrero, la Virgen habla por primera vez. A Bernardita que le tiende una hoja de papel y un lápiz para que escriba su nombre, la "Señora" replica: "lo que tengo que decirle, no es necesario escribirlo". Es una frase extraordinaria. Significa que Maria quiere entablar con Bernardita una relación del orden del amor, que se sitúa en el corazón. El corazón, en la Biblia, significa el centro de la personalidad, de lo que hay de más profundo en la persona. Bernardita abre su corazón a este mensaje de amor. 
La segunda palabra del Virgen fue: ¿"Quiere usted hacerme el favor de venir aquí durante quince días?" Bernardita queda desconcertada Fue la primera vez que alguien me trató de usted, dirá luego. Y explicará esta expresión añadiendo: "Me miraba como una persona mira a otra persona". El hombre, creado a la imagen y a la semejanza de Dios, es una persona. Bernardita, sintiéndose así respetada y amada, experimenta el hecho de ser ella misma una persona. Todos somos dignos a los ojos de Dios; porque Dios ama a cada uno. 

Tercera palabra de la Virgen: "No le prometo la felicidad de este mundo, sino la del otro". Existe el mundo de la violencia, de la opresión, de la mentira, de la sensualidad, del propio interés, de la guerra. Pero también el mundo de la solidaridad, de la justicia, de la disponibilidad y el servicio, del amor. Los dos mundos se dan en esta tierra. Cuando Jesús en el Evangelio nos invita a descubrir el Reino de los Cielos, nos invita a descubrirlo en este mundo en que vivimos, tal como es. Donde hay amor allí está Dios.



DIOS ES AMOR

Tener la experiencia de Dios no es más que tener la experiencia del Amor, aquí en este mundo. A quien descubre esto va dirigida la alabanza de Jesús: "No estás lejos del Reino de Dios". Que es como decir: has sabido descubrir aquí abajo ese Reino y has fundamentado tu vida sobre ese Amor. Esa fue la promesa de Dios a Bernardita: No te prometo la felicidad de este mundo, sino descubrir ya aquí abajo el otro mundo. En ese sentido, Bernardita fue siempre profundamente feliz aquí abajo. Ese es el Reino de Dios.
Durante las siete primeras Apariciones, Bernardita aparecía con rostro radiante de felicidad, y de luz. Pero, entre la octava y la duodécima Aparición, todo cambia: la cara de Bernardita se vuelve dura, triste, dolorosa y sobre todo realiza gestos incomprensibles. 

Va de rodillas hasta el fondo de la Gruta. Besa el suelo, sucio y asqueroso, de la Gruta. Come hierbas amargas. Escarba en el suelo y, por tres veces, intenta beber agua fangosa. Se embadurna la cara con esa misma agua embarrada. Luego mira a la gente y abre los brazos. Todos dicen al verla: "Está loca". Bernardita repetirá los mismos gestos durante cuatro Apariciones. ¿Qué significa eso? ¡Nadie lo entendió! Con todo, estamos en el centro del "Mensaje de Lourdes".

EL SIGNIFICADO BÍBLICO DE LAS APARICIONES
Estos gestos son, en efecto, gestos bíblicos. Porque la "Señora" se lo pide, Bernardita remedando la Encarnación, la Pasión y la Muerte del Cristo. Andar de rodillas hasta el fondo de la Gruta: es el gesto de la Encarnación, del descenso de Dios hasta el hombre. Y Bernardita besa la tierra para significar que ese descenso es el gesto del amor de Dios a los hombres. Comer las hierbas que crecía al fondo de la gruta. Los hebreos, cuando querían significar que Dios había tomado sobre sí todas las amarguras y todos los pecados del mundo, mataban un cordero, lo vaciaban y lo llenaban de hierbas amargas; y pronunciaban sobre el cordero la fórmula siguiente: "Este es el Cordero de Dios, que toma sobre sí las amarguras y los pecados del mundo. zEmbadurnarse la cara. El profeta Isaías nos habla del Mesías llamándolo el "Siervo sufriente" y dice: "No hay en él parecer, no hay hermosura que atraiga las miradas, ni belleza que agrade. Despreciado, deshecho de los hombres.., ante quien se vuelve el rostro..." Bernardita tiene la cara desfigurada por el barro. La gente la desprecia y dicen: "esta chica se ha vuelto loca".

LA CUEVA ES EL HOGAR DE UN IMMENSO TESORO

En la 9ª aparición la Señora dice a Bernardita: “Vaya a beber y a lavarse en la fuente”. Bernardita va al fondo de la Gruta, escarba en el suelo y comienza a brotar el agua, primero sucia, después clara y limpia. Estos gestos nos desvelan el misterio del Corazón de Cristo: “Un soldado, con la lanza, les traspasó el costado y, al punto, brotó sangre y agua”.

Pero se nos revela también el corazón del hombre. La Gruta es, pues, el corazón del hombre. El corazón que Dios trata de liberar, por su amor, de todo barro de miseria, de todo pecado, de las hierbas amargas. Besando el suelo de la Gruta, Bernardita nos recuerda el encuentro de Dios con nosotros, como somos y donde estamos, porque en el fondo de nosotros mismos hay una fuente de agua viva. El corazón del hombre, herido por el pecado, está significado en las hierbas y el barro: Pro en el fondo del corazón está la vida misma de Dios, significada en la fuente.

Le preguntaron a Bernardita si la Señora le había hablado, si le había dicho alguna cosa y ella respondió: "Sí, la Señora repetía: Penitencia, penitencia, penitencia. Reza por los pecadores". Recordemos que "Penitencia" significa "Conversión". Para la Iglesia la conversión consiste, como Jesucristo lo enseña, en volver nuestro corazón a Dios y a los hermanos. Estamos en el centro del Mensaje de Lourdes: la oración y la penitencia nos hacen entrar en el Espíritu de Dios.
En la decimotercera Aparición, María dice Bernardita: "Vaya a decir a los sacerdotes que se construya aquí una capilla y que se venga en procesión". Venir en procesión, significa caminar en esta vida, junto a nuestros hermanos. Construir una capilla. En Lourdes, se han construido capillas, para acoger a la muchedumbre de peregrinos. Pero estas capillas no son más que los signos de la comunión, basada en la caridad, a la que todos estamos llamados. La "capilla", es la "Iglesia" que debemos construir, allí donde estamos. En nuestra familia, en nuestro lugar de trabajo, en nuestra parroquia, en nuestra diócesis. Durante toda su vida el cristiano construye la Iglesia viviendo la comunión con sus hermanos. 

LA SEÑORA DIJO QUE SU NOMBRE: "QUE SOY ERA IMMACULADA COUNCEPTIOU"

El 25 de marzo de 1858, día de la decimosexta Aparición, Bernardita va a la Gruta y, siguiendo la iniciativa del P. Peyramale, párroco de Lourdes, pide a la "Señora" que le diga su nombre. Bernardita le hace la pregunta plantea la cuestión por tres veces,. A la cuarta vez, la "Señora" le responde en bigurdán: "Que soy era Immaculada Counceptiou", "Yo soy la Inmaculada Concepción". Bernardita no entendió el sentido de esas palabras. Corrió enseguida junto al P. Peyramale, para comunicarle el nombre de la "Señora". El entendió que es la Madre de Dios la que se aparece a la Gruta de Massabielle. Más tarde, el obispo de Tarbes, Monseñor Laurence, lo declarará solemnemente.




domingo, 2 de febrero de 2025

Los siete dolores y gozos de San José


INTRODUCCIÓN

San José es el patrono Universal de la Iglesia, patrono de la buena muerte y patrono de los seminarios. Fue escogido por Dios como fidelísimo guardián de los tesoros celestiales, que eran Jesús y María. Con fe acogió al Niño que había comenzado a vivir en el seno de María, y a ellos, a Jesús y María, les entregó su vida sin escatimar sacrificios. San José no llegó a ver a Jesús en su vida pública (predicación, milagros, etc.). No ha habido en el mundo santo más feliz ni padre más afortunado. ¡Qué felicidad la suya al ver a su lado al Hijo de Dios!

Los siete Dolores y gozos de San José es una práctica de devoción de la Iglesia Católica. Siguiendo una antigua tradición y como recuerdo de los principales dolores y gozos de la vida de San José, la Iglesia le dedica los siete domingos anteriores a su festividad el 19 de marzo. También se puede practicar esta devoción en cualquier otra época del año.



Rezar despacio, meditando estos dolores y gozos:

PRIMER DOMINGO

El dolor: cuando estaba dispuesto a repudiar a su inmaculada esposa.

La alegría: cuando el Arcángel le reveló el sublime misterio de la encarnación.

Oh castísimo esposo de María, glorioso San José, ¡qué aflicción y angustia la de vuestro corazón en la perplejidad en que estabais sin saber si debíais abandonar o no a vuestra esposa sin mancilla! Pero ¡cuál no fue también vuestra alegría cuando el ángel os reveló el gran misterio de la Encarnación!

Por este dolor y este gozo os pedimos consoléis nuestro corazón ahora y en nuestros últimos dolores, con la alegría de una vida justa y de una santa muerte semejante a la vuestra, asistidos de Jesús y de María.

Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
SEGUNDO DOMINGO

El dolor: al ver nacer el niño Jesús en la pobreza.

La alegría: al escuchar la armonía del coro de los ángeles y observar la gloria de esa noche.

Oh bienaventurado patriarca, glorioso San José, escogido para ser padre adoptivo del Hijo de Dios hecho hombre: el dolor que sentisteis viendo nacer al niño Jesús en tan gran pobreza se cambió de pronto en alegría celestial al oír el armonioso concierto de los ángeles y al contemplar las maravillas de aquella noche tan resplandeciente.

Por este dolor y gozo alcanzadnos que después del camino de esta vida vayamos a escuchar las alabanzas de los ángeles y a gozar de los resplandores de la gloria celestial.

Padrenuestro, Avemaría y Gloria
TERCER DOMINGO

El dolor: cuando la sangre del niño Salvador fue derramada en su circuncisión.
La alegría: dada con el nombre de Jesús.
Oh ejecutor obedientísimo de las leyes divinas, glorioso San José: la sangre preciosísima que el Redentor Niño derramó en su circuncisión os traspasó el corazón; pero el nombre de Jesús que entonces se le impuso, os confortó y llenó de alegría.

Por este dolor y este gozo alcanzadnos el vivir alejados de todo pecado, a fin de expirar gozosos, con el santísimo nombre de Jesús en el corazón y en los labios.

Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
CUARTO DOMINGO

El dolor: la profecía de Simeón, al predecir los sufrimientos de Jesús y María.
La alegría: la predicción de la salvación y gloriosa resurrección de innumerables almas.
Oh Santo fidelísimo, que tuvisteis parte en los misterios de nuestra redención, glorioso San José; aunque la profecía de Simeón acerca de los sufrimientos que debían pasar Jesús y María os causó dolor mortal, sin embargo, os llenó también de alegría, anunciándoos al mismo tiempo la salvación y resurrección gloriosa que de ahí se seguiría para un gran número de almas.

Por este dolor y por este gozo conseguidnos ser del número de los que, por los méritos de Jesús y la intercesión de la bienaventurada Virgen María, han de resucitar gloriosamente.

Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
QUINTO DOMINGO

El dolor: en su afán de educar y servir al Hijo del Altísimo, especialmente en el viaje a Egipto.
La alegría: al tener siempre con él a Dios mismo, y viendo la caída de los ídolos de Egipto.
Oh custodio vigilante, familiar íntimo del Hijo de Dios hecho hombre, glorioso San José, ¡cuánto sufristeis teniendo que alimentar y servir al Hijo del Altísimo, particularmente en vuestra huida a Egipto!, pero cuán grande fue también vuestra alegría teniendo siempre con Vos al mismo Dios y viendo derribados los ídolos de Egipto.

Por este dolor y este gozo, alcanzadnos alejar para siempre de nosotros al tirano infernal, sobre todo huyendo de las ocasiones peligrosas, y derribar de nuestro corazón todo ídolo de afecto terreno, para que, ocupados en servir a Jesús y María, vivamos tan sólo para ellos y muramos gozosos en su amor.

Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

SEXTO DOMINGO

El dolor: a regresar a su Nazaret por el miedo a Arquelao.

La alegría: al regresar con Jesús de Egipto a Nazaret y la confianza establecida por el Ángel.
Oh ángel de la tierra, glorioso San José, que pudisteis. admirar al Rey de los cielos, sometido a vuestros más mínimos mandatos; aunque la alegría al traerle de Egipto se turbó por temor a Arquelao, sin embargo, tranquilizado luego por el ángel, vivisteis dichoso en Nazaret con Jesús y María.

Por este dolor y este gozo, alcanzadnos la gracia de desterrar de nuestro corazón todo temor nocivo, poseer la paz de conciencia, vivir seguros con Jesús y María y morir también asistidos por ellos.

Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
SÉPTIMO DOMINGO

El dolor: cuando sin culpa pierde a Jesús, y lo busca con angustia por tres días.
La alegría: al encontrarlo en medio de los doctores en el Templo.
Oh modelo de toda santidad, glorioso San José, que, habiendo perdido sin culpa vuestra al Niño Jesús, le buscasteis durante tres días con profundo dolor, hasta que, lleno de gozo, le hallasteis en el templo, en medio de los doctores.

Por este dolor y este gozo, os suplicamos con palabras salidas del corazón, intercedáis en nuestro favor para que jamás nos suceda perder a Jesús por algún pecado grave. Mas, si por desgracia le perdiéramos, haced que le busquemos con tal dolor que no hallemos sosiego hasta encontrarle benigno sobre todo en nuestra muerte, a fin de ir a gozarle en el cielo y cantar eternamente con Vos sus divinas misericordias.

Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

Novena a Nuestra Señora de Lourdes



Se trata de una bellísima Novena de autor anónimo y bastante extensa ya que incluye secciones históricas donde se detallan los principales sucesos acaecidos durante las apariciones. Escrita para el uso de los miembros de una cofradía dedicada a esta advocación de la Virgen, su práctica está abierta a todo el mundo y desde aquí se invita a su rezo. El ejemplar de donde se ha tomado esta novena data de 1907.

Esta novena se realiza desde el día 2 al 10 de febrero, siendo la festividad de Nuestra Señora de Lourdes el día 11 de febrero.


ORACIONES PARA TODOS LOS DÍAS DE LA NOVENA
ORACIONES INICIALES

LA SEÑAL DE LA CRUZ

Por la señal de la Santa Cruz,
de nuestros enemigos,
líbranos Señor, Dios nuestro.
En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

ACTO DE CONTRICIÓN

Señor mío Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío, en quien creo, en quien espero y a quien amo sobre todas las cosas; humildemente postrado ante vuestra divina majestad, os pido me perdonéis todas las ofensas e ingratitudes que he cometido contra Vos. Conozco, Señor, que soy indigno de parecer ante vuestra presencia; por lo cual vengo a Vos por medio de vuestra amantísima Madre, a la que ruego interceda por mí, para alcanzarme el perdón de los pecados que yo de corazón aborrezco, y propongo con vuestra gracia no volver a cometer. Amén.

ORACIÓN PREPARATORIA PARA TODOS LOS DÍAS

¡Oh María Inmaculada, Santísima Virgen de Lourdes! deseando hacer esta novena con la mayor devoción de mi alma, y responder al llamamiento que en persona de la humilde Bernardita, habéis hecho a todos vuestros hijos, me postro a vuestro pies para escuchar con atención vuestra voz, exponeros mis necesidades y solicitar vuestros amorosos cuidados. No me desechéis, Madre mía, a pesar de mi indignidad; atended únicamente al arrepentimiento que tengo por haber afligido vuestro maternal corazón y renovado la pasión de vuestro amantísimo Hijo, acudid en mi ayuda durante esta santa novena, en la cual me propongo purificar mi alma y conseguir por vuestra intercesión el favor especial que solicito de la Divina Majestad y dar gracias a la misma, por todos los beneficios recibidos (y especialmente por el que es motivo de estos obsequios) Amén.
Leer a continuación las lecturas y oraciones del día que corresponda (dadas al final).

ORACIONES FINALES PARA TODOS LOS DÍAS

Tres AVEMARÍAS, añadiendo después de cada una la siguiente jaculatoria: "VIRGEN, DE LOURDES, ROGAD POR NOSOTROS".

ORACIÓN DE SAN BERNARDO

Acordaos, ¡oh piadosísima Virgen María!, que jamás se ha oído decir que ninguno de los que han acudido a vuestra protección, implorado vuestra asistencia y reclamado vuestro socorro, haya sido abandonado de Vos; animado con esta confianza a Vos también acudo, y aunque gimiendo bajo el peso de mis pecados, me atrevo a parecer ante vuestra presencia soberana; no desechéis, Madre de Dios, mis humildes súplicas, antes bien escuchadlas y dignaos acogerlas benignamente. Amén.

ORACIÓN FINAL


Inmaculada Señora y Madre mía, por el grande amor que mostrasteis a los hombres, dignándote aparecer en una tosca gruta e instruir a la joven y dichosa Bernardita, os ruego me hagáis merced de alegrar mi corazón con vuestras influencias soberanas. Y así, Señora, como hicisteis brotar en la gruta de Lourdes aquel manantial riquísimo de cristalinas y saludables aguas, para remedio del cuerpo, derramad sobre mi pobre alma las dulcísimas y fértiles aguas de la gracia, que apaguen mi sed por las cosas de la tierra, y limpien mi espíritu para que sea digno de los goces purísimos del cielo. Amén.


ORACIONES PARA CADA DÍA DE LA NOVENA

 DÍA PRIMERO

MEDITACIÓN

Los designios de Dios son incomprensibles. Precisamente en un siglo de soberbia y orgullo, en un siglo de racionalismo, que pretendía haber concluido con todo lo sobrenatural y divino; en una nación donde más se trabajaba por extender y propagar todos los errores, que tiene por fundamento no admitir más que el orden puramente natural, razón por la cual se negaba no sólo el pecado original, sino hasta la elevación de la naturaleza humana; donde no se quería admitir la intervención divina en las cosas de. los hombres; precisamente en esa época y en esa nación, es donde Dios Nuestro Señor quiso destruir el fundamento de todos los errores; y para ello, se sirvió del instrumento al parecer más despreciable. De una niña pobre, débil e ignorante, que no sabía otra cosa que rezar el Sto. Rosario, es de quien se valió Dios para vencer al mundo, confundir a los soberbios, humillar a los sabios y conseguir tan señalada victoria. En Lourdes el hecho sobrenatural es permanente, puesto que la fuente misteriosa que allí brota y los efectos asombrosos que sus aguas producen lo evidencian; allí ha recibido el naturalismo su más rudo golpe y la fe una confirmación maravillosa. Guardémonos de todos los errores, que puedan mancillar en lo más mínimo nuestra fe, avivémosla más y más cada día y repitamos con el Profeta respecto de la Iglesia, lo que él decía de Jerusalén: ¡Séquese, Señor mi mano derecha y quede pegada mi lengua al paladar antes que dejar de amarte y alabarte, oh Iglesia Santa!

Medítese sobre lo dicho y pida cada uno la gracia que desea alcanzar por medio de esta Novena.

PARTE HISTÓRICA

Hace pocos años apenas era conocida en el mundo una población situada en la falda de los Pirineos; nadie la nombraba, permaneciendo en la oscuridad del olvido y entre las nieves que coronan sus montañas.

Pero ¡qué cambio más asombroso no se ha verificado! Hoy su nombre corre de boca en boca, ha traspasado los montes, ha salvado las distancias, y es pronunciado con entusiasmo y amor en América como en Europa, en África como en Asia, y en la dilatada Oceanía, y singularmente en Filipinas. ¿Qué prodigo se ha obrado?

Era el once de febrero de mil ochocientos cincuenta y ocho, cuando una sencilla y humilde niña, por nombre Bernardita, al intentar pasar el Gave que corre al oeste de Lourdes para recoger, como su hermana María y otra amiga de ésta, un poco de leña, entre las sinuosidades de las rocas de Massabielle, oyó un ruido como de suave brisa, que lentamente agitaba las ramas de los árboles. Levanta su vista, y sus ojos no distinguen objeto alguno; se reproduce la agitación en las ramas y vuelve a mirar; a sus ojos aparece entonces una visión celestial. Una Señora rodeada de una claridad que brilla más que el sol, pero que ni daña ni ofusca como éste, sino que por el contrario atrae y admira; una Señora de incomparable hermosura, cubierta con un velo blanquísimo, más que la nieve que se halla en la cima de las próximas colinas, y ceñida con un cinturón azul. Los pies de tan admirable hermosura descansan en la roca, rozando ligeramente el ramaje de un rosal silvestre, dejando ver sobre cada uno de ellos una rosa de oro. Sus manos cruzadas tenían un rosario, cuyas cuentas de alabastro, engarzadas con cadena de oro, se deslizaban entre sus dedos, guardando, sin embargo, un silencio misterioso. Los ojos de la excelsa Señora se habían fijado llenos de benignidad en la niña, que se hallaba asombrada, extasiada y como fuera de sí. Aquella hizo la señal de la cruz, y la niña entonces tomando su rosario, empezó a rezarlo, durando la visión celestial hasta que lo terminó; y concluido, la celestial Aparición volvió a la eterna morada, de donde había venido, dejando en pos de sí un rayo luminoso, que al poco tiempo también se desvaneció.

ORACIÓN PARA ESTE DÍA

¡Oh Inmaculada María! Os pido humildemente la gracia de que se acreciente más y más cada día nuestra fe, y que obtengáis un rayo de luz divina para los que están sentados en las tinieblas del pecado. Extended más el reino de Dios, desterrad de entre nosotros todos los errores, y haced que Filipinas, y esta ciudad principalmente, tengan siempre como su mayor gloria vivir en la fe de vuestro Smo. Hijo y que sus habitantes permanezcan unidos a la Santa Iglesia Romana hasta el último suspiro. Con este objeto os rezamos las siguientes Avemarías y deprecaciones.

Se rezan las oraciones finales.




DÍA SEGUNDO

MEDITACIÓN

Uno de los documentos más importantes de la vida cristiana es la práctica de la oración. Ella es el medio ordinario que Dios ha puesto en manos del hombre para conseguir el remedio de todas sus necesidades. Sube al cielo nuestra oración y baja sobre nosotros la divina compasión y misericordia en forma de mil favores y gracias soberanas. "Pedid y recibiréis," nos tiene dicho nuestro Divino Salvador, "Buscad y encontraréis, llamad, y se os abrirá."

No hay cosa que así purifique de ignorancias el entendimiento y de afectos desordenados el corazón como la oración, la cual inflama a este con el fuego del divino amor y llena a aquel de divina claridad y luz celestial: es agua de bendición, cuyo riego hace reverdecer y florecer las plantas de los buenos deseos, y lava nuestras almas de las pasiones que tiene el corazón.

"Oremos" dijo Bernardita "y pasemos el rosario". Oremos también nosotros con ella y seamos constantes en la oración, pues sólo así podremos vernos libres de los lazos y asechanzas que continuamente nos está armando nuestro infernal enemigo. Oremos sin intermisión, como nos lo aconseja el Apóstol, y oremos con fervor, porque los tiempos en que vivimos son malos, y la tempestad arrecia por momentos y sólo con la oración podremos salir ilesos de entre tantos peligros a que estamos expuestos.

Medítese sobre lo leído y pida cada uno la gracia que desea alcanzar por medio de esta novena.

PARTE HISTÓRICA

El domingo siguiente al primer día de la aparición, habiendo obtenido el permiso la niña Bernardita de su piadosa madre, para volver a la gruta, se dirigió a ella a la hora de medio día, acompañada de su hermana y otras niñas. El grupo juvenil comenzó por entrar en la Iglesia para orar un instante y llenar de agua bendita un frasquito que llevaban preparado.

Pónense después en camino y llegan al sitio tan deseado; el sol estaba radiante: "Oremos", dijo Bernardita, "y pasemos el rosario…" De repente, su rostro aparece transfigurado, su mirada se ilumina, se conmueven sus facciones: era que la maravillosa aparición acababa de manifestarse a sus ojos. Veía a la misma Señora resplandeciente de una gracia celestial, de una belleza sin igual. Sus pies descansaban en la roca dentro del nicho.

"Mirad, exclama Bernardita, ahí está". Pero ¡ay! a sus amigas no les era dado contemplar tanta hermosura, y no pudieron ver lo que extasiaba a Bernardita. Recibiendo ésta de una de sus amigas el agua bendita, roció a la Aparición, diciendo: "Si venís de parte de Dios, acercaos". A estas palabras, la Virgen graciosamente se inclina varias veces y se adelanta casi hasta el borde de la roca, pareciendo que se sonreía.

"Si venís de parte de Dios, acercaos!" repetía Bernardita; y luego prosternándose, como subyugada por aquella inefable hermosura, continuó rezando el rosario, que la Virgen parecía escuchar, deslizando ella también el suyo entre sus dedos. Concluido el rosario, la visión desapareció.

ORACIÓN PARA ESTE DÍA

¡Oh Virgen Inmaculada, Santísima Madre mía! Ya veo las lecciones de vida eterna que me dais en la gruta de Lourdes. Me enseñáis la práctica de la oración tan recomendada por vuestro Santísimo Hijo; y en la especial complacencia con que pasáis las cuentas del rosario que pende de vuestras manos, mientras Bernardita pasa devotamente las del suyo, me dais a entender el agrado con que miráis esta hermosa devoción y cuánto os place que vuestros siervos os honren e invoquen con ella. Así lo haré Señora, y desde hoy me propongo no pasar día alguno sin rezar una parte al menos del santo rosario. Os ruego me mantengáis constante en este mi propósito y que lo rece siempre con fervor y devoción, os saludo ahora con las siguientes Avemarías y deprecaciones.

Se rezan las oraciones finales.



DÍA TERCERO

MEDITACIÓN


Grande y sublime es el interés y solicitud de María para con los hombres. "No sólo no me opongo", le dice a Bernardita, "a que vengan contigo tus compañeras, sino que deseo venga mucha gente". La criatura mas excelsa, la Reina de los Cielos, la Madre de Dios, llama a los hombres, les invita y desea que se le acerquen y le expongan sus necesidades con la más viva confianza, porque poderosa es ante su Santísimo Hijo para obtener el remedio de todas ellas. Hijos de los hombres ¿os negaréis a acudir al llamamiento de tan amorosa madre? Si vuestra inteligencia está ofuscada por las tinieblas del error, si vuestra voluntad está aficionada a objetos pecaminosos, si vuestro corazón es juguete de viles y abominables pasiones, si os halláis en grandes necesidades y aflicciones o gemís bajo el peso de molestas e importunas tentaciones, ¿por qué no acudís a María que os llama con aquellas dulcísimas palabras de su Divino Hijo: "Venid a mí todos los que trabajáis y estáis cansados, que yo os aliviaré?

Mas aunque la Virgen Santísima llama a todos los hombres, y a todos los ama, Ella ha manifestado especial predilección por los congregantes que la honran conformando su vida con las reglas de las Asociaciones o Cofradías a que pertenecen;. y ciertamente pueden prometerse de Ella especiales favores y más particular protección. Afiliados a sus banderas, mostrémonos en todo tiempo verdaderos siervos suyos, no nos avergoncemos jamás de parecer devotos de esta Señora ni de ostentar visiblemente en las ocasiones oportunas el distintivo de tales, pues en verdad no nos rebaja ni envilece, antes sí nos ensalza y dignifica. Ella lo ha dicho: "Yo amo a los que me aman. Los que me esclarecen, obtendrán la vida eterna."

Medítese sobre lo dicho y pida cada uno la gracia que desea alcanzar por medio de esta Novena.

PARTE HISTÓRICA

Después de oír la Santa Misa el día 18 de Febrero a las seis de la mañana, Bernardita se dirigía a la Gruta con una señora de Lourdes y una joven de la Congregación de María. Llegada primera la niña, se arrodilla, empieza a rezar el Rosario, y al poco tiempo ve una luz clarísima que iluminaba el hueco de la peña, y al momento la celestial Visión. Oye la voz que llama, y ve que la aparición con su mano le hace señas para que se aproxime. "Ahí está, dice a sus compañeras, (que ya lo habían imaginado, al ver su rostro transfigurado por el éxtasis) y me hace señas para que me acerque". "Pregúntala si le molesta que estemos aquí contigo".

Bernardita mira a la Virgen y después de breve rato contestó: "Podéis quedaros". Las dos mujeres se arrodillaron y encendieron un cirio bendito, que habían llevado consigo. Adelantándose la niña, a instancia de sus compañeras, recibiendo de éstas el papel, la tinta y la pluma que le daban presentó estos objetos a la Aparición, diciéndole: Señora mía, si tenéis algo que comunicarme, quisiera que tuvieseis la bondad de escribir en este papel quién sois y qué deseáis. La Virgen se sonrió al oír tan sencilla petición y entreabriendo sus labios dijo: "Lo que tengo que deciros no es necesario escribirlo. Hacedme únicamente el favor de venir aquí durante quince días." Os lo prometo, respondió Bernardita.

"Y yo a mi vez te prometo hacerte dichosa, repitió la Virgen, no en este mundo, sino en el otro". Bernardita, sin perder de vista la Aparición, se volvió hacia sus compañeras, pero notó que la Virgen fijó su mirada y detuvo largo rato su vista con complacencia en la joven que pertenecía a la Congregación de María. "La Señora te mira en este momento." Antonia, así se llamaba la joven, oyó con sumo gozo y como enajenada estas palabras y vivió siempre con este recuerdo.
"Pregúntala si la molestará que vengamos a acompañarte."

"Pueden venir contigo, respondió la Santísima Virgen, no sólo ellas sino otras personas; deseo ver aquí mucha gente."

ORACIÓN PARA ESTE DÍA

¡Virgen Santísima de Lourdes! agradecido a los innumerables beneficios que por vuestra mediación he recibido, y especialmente al de haber descendido del cielo a la tierra para llamarme, me ofrezco de nuevo a vuestro servicio, y os consagro mis potencias y sentidos, prefiriendo mil veces morir antes que ofender a vuestro divino Hijo, mi Redentor y todo mi bien. Confirmad Señora este mi buen deseo, y haced que sea fiel devoto vuestro en la tierra, para reinar eternamente con vos en el cielo. Y a fin de alcanzar este favor, os saludo con las siguientes Avemarías y deprecaciones.

Se rezan las oraciones finales.


DÍA CUARTO

MEDITACIÓN

Deseo grande es el de la Santísima Virgen, que se ruege por los pecadores. Y ciertamente no puede menos de ser así: creado el mundo por Dios para su gloria; hecho el hombre a su imagen y semejanza, y redimido después a costa de la sangre preciosísima de su Santísimo Hijo, está en el deber de honrarle, servirle y reverenciarle; pero, ¡oh dolor!, los hombres se han vuelto contra su Dios y Señor y continuamente le ofenden. No se puede oír sin angustiarse tantas blasfemias horribles; no se puede mirar, sin exhalar un grito de dolor, la profanación de los santos días del Señor, convertidos hoy por la perversión de los hombres, en días de labor, de bacanales inmundas y orgías sangrientas. Las naciones se han levantado contra Cristo y su Iglesia: el error y la impiedad dominan por todas partes, y la sensualidad sube como una ola, sobre la generación presente, amenazando sumergirla. ¿Qué hacer? Rogar a Dios... Se pierden tantas almas todos los días… y ¿ habremos de estar ociosos? Este es uno de los fines de esta Cofradía; pedir a Dios por los pecadores. ¿ Lo cumplimos fielmente? ¿Dedicamos todos los días un rato de oración por la disminución de las culpas? Meditemos en la tristeza que demostró en esta Aparición la Santísima Virgen, y propongámonos disminuir los pecados en nosotros y en nuestros prójimos y especialmente la blasfemia y la profanación de los días festivos.

Medítese sobre lo dicho y pida cada uno la gracia que desea alcanzar por medio de esta Novena.

PARTE HISTÓRICA

La noticia de las apariciones, así como la promesa que había hecho Bernardita de ir al lugar de las manifestaciones durante quince días, se había extendido por toda la comarca. De todas partes acudían a la Gruta, y millares de personas al salir el sol, el día 21 de Febrero se hallaban reunidas, esperando ver lo que en las rocas de Massabielle se verificaba.

La niña por su parte, cumpliendo la promesa hecha a la Señora, y atravesando por medio de la multitud, sin afectación pero también sin perturbarse, llega a las proximidades del nicho. A los pocos momentos desfigúrase su rostro, volviéndose radiante; todas sus facciones se elevan, y como si penetrase en una región superior, expresaban sentimientos que no son de este mundo. La boca entreabierta, estaba como petrificada de admiración; sus ojos fijos y bienaventurados contemplaban una hermosura divina que ningún otro veía pero que todos presentían, viéndola, por decirlo así, en la reverberación de la cara de la niña.

A su lado se hallaba el Dr. Dozous y al verla en esta situación, la observa detenidamente, la toma el pulso, y después de un rato exclama: "No, esta no es la rigidez de la catalepsia; aquí no hay excitación febril, ni el éxtasis inconsciente de los alucinados; aquí hay un hecho extraordinario completamente para la medicina."

En aquel momento, la niña arrodillada da algunos pasos, y avanza en esta actitud, hacia el interior de la Gruta. La Madre de la misericordia pareció recorrer con mirada triste la tierra. Bernardita, al verla llena de dolor, exclama: ¿Qué tenéis? ¿Qué es preciso hacer?

Responde la excelsa Madre de Dios: "Rezar por los pecadores". Entretanto el corazón de la inocente pastorcilla se llena de amargura, por ver el dolor que manifiesta la santísima Virgen; y la fisonomía que antes aparecía radiante, se cubre de una indecible tristeza, al tiempo que de sus ojos se desprenden dos gruesas lágrimas que ruedan por sus mejillas, donde se detienen sin caer hasta la tierra.


ORACIÓN PARA ESTE DÍA

¡Oh Madre del amor hermoso, del temor y de la santa esperanza! A vuestros pies vengo lloroso, avergonzado y confuso. Yo soy el que con mis pecados llené de amargura vuestro corazón y de tristeza vuestro rostro. Mas no quiero desesperar sabiendo que sois toda benigna y que recibís con entrañas de misericordia a todo el que acude a Vos arrepentido. A Vos acudo, Señora, con el corazón desgarrado por el dolor de mis culpas y resuelto a morir mil veces antes que volver a cometerlas. Volved hacia mí esos vuestros ojos misericordiosos y salvadme. Mirad también compasiva a todos los pecadores y atraedlos a la gracia de vuestro Santísimo Hijo. Por la conversión y salvación de ellos os rezo las siguientes Avemarías y deprecaciones:

Se rezan las oraciones  finales. 


DÍA QUINTO

MEDITACIÓN

Ya nos lo tiene dicho Jesucristo. "Si el mundo os aborrece, sabed que antes me aborreció a Mí." Todo el que quiera vivir y ser de Cristo, ha de pasar por la tribulación y por las amarguras de la persecución. El mundo no puede conformarse con las máximas del Señor porque son opuestas a las suyas. De aquí las ironías y escarnios de que son objeto de parte de los mundanos los que se entregan a la devoción, y procuran santificar su alma llevando una vida conforme a los principios del Evangelio. No obstante, en esta lucha del mal contra el bien, no habemos de desmayar; si el mundo nos critica, nos ridiculiza y zahiere, tenemos en cambio en nosotros mismos el testimonio de la buena conciencia y la aprobación y complacencia de Dios y de toda la corte celestial.

Nunca miró la Virgen a Bernardita con ojos más benignos y complacientes, que cuando la vio perseguida y calumniada.

El Señor envía a sus siervos las tribulaciones para probar su fidelidad, para purificarlos más y más de sus imperfecciones y para darles ocasión de ganar mayores méritos para la vida eterna. Las penas y trabajos de esta vida son como el sello de las complacencias de Dios sobre un alma. Nadie amó a Dios en el mundo ni de Dios fue tan amado como Jesús y María, pero nadie tampoco sufrió en esta vida tanto como ellos sufrieron.

Medítese sobre lo dicho y pida cada uno la gracia que desea alcanzar por medio de esta Novena.


PARTE HISTÓRICA

Los sucesos acaecidos en la Gruta eran tan públicos y extraordinarios que nadie pudo permanecer indiferente. La impiedad, viendo progresar el entusiasmo religioso, y deseosa de concluir con aquella manifestación de lo sobrenatural, que eran su palmaria condenación, quiso valerse de la fuerza y de la amenaza, como en efecto lo hizo llevando a Bernardita por los tribunales y conminándola con penas y castigos incluso con encerrarla en la cárcel. A la edad que tenía la niña, bien podía creer la impiedad seguro su triunfo; pero ignoraba lo que es el poder y la gracia de Dios, que se complace en escoger la más débil para confundir lo más fuerte según el mundo. Así es, que a pesar de las prohibiciones que se habían hecho a la niña, sintiendo ésta una fuerte inspiración que la llamaba hacia la gruta, en la mañana del veintitrés de febrero, se dirigió a ella. Arrodillada, con un cirio en una mano y el rosario en la otra, empezó a rezarlo, cuando al poco tiempo, la multitud advierte la súbita transformación de su rostro. La augusta Soberana del Paraíso detuvo sobre la pobre niña una mirada llena de inexplicable ternura, pareciendo amarla más desde que había sufrido. Luego la llamó amorosamente por su propio nombre:- "¡Bernardita! -Aquí estoy", respondió la niña Y la Virgen Sma. entabló con ella una conversación íntima, y aun pudiera decirse familiar. En aquella misteriosa intimidad le reveló un secreto para ella sola. "Y ahora," le dijo, "id a decir a los sacerdotes que quiero se me edifique aquí una capilla." Y al pronunciar estas palabras, la fisonomía de la Virgen Sma., su mirada y su ademán parecían prometer que allí repartiría gracias sin cuento. Bernardita cumplió fielmente el encargo que se la había hecho.


ORACIÓN PARA ESTE DÍA

¡Santísima Virgen María, Madre mía! A vos me llego fatigado y sin fuerzas de tanto luchar con las adversidades de la vida. Mi corazón, cual frágil navecilla, es llevado por los vientos de las tribulaciones a merced de las olas desenfrenadas de los vaivenes del mundo y corre a cada momento peligro de dar en los escollos del pecado o en el abismo de la desesperación. A vos levanto mis ojos que sois la Estrella de los mares; mostradme el rumbo seguro, guiad vos misma la nave para que no naufrague en el mar proceloso de las tentaciones y trabajos, sino que llegue al feliz puerto de la salvación eterna. Para conseguir esta gracia os saludo con las siguientes Avemarías y deprecaciones:

Se rezan las oraciones finales.


DÍA SEXTO

MEDITACIÓN

Después de recomendarnos la Sma. Virgen que roguemos por los pecadores nos recomienda también que nos arrepintamos y hagamos penitencia de nuestros pecados. Es muy digna de consideración aquella insistente repetición de la palabra: "Penitencia, penitencia, penitencia." Es como el grito amoroso de alarma salido del corazón de una madre, que ve en grave peligro a su amado hijo. Viendo en efecto desde la eterna morada los pecados e iniquidades que continuamente se cometen en el mundo; oprimido su corazón, de un lado por las ofensas que se hacen a Dios, y de otro por los castigos a que se hacen acreedores los hombres; viendo ya la divina diestra levantada para descargar el golpe sobre los miserables pecadores, se adelanta, baja a la tierra y nos advierte con solicitud maternal que hagamos penitencia de nuestros pecados, pues sólo haciéndola muy humilde y dolorosa, podremos vernos libres de los castigos que nos amenazan. Tal vez a ninguna otra época se puedan aplicar con más propiedad que a la presente las palabras del Bautista: "Haced penitencia, porque ya está el hacha puesta a la raíz del árbol, y todo árbol que no lleve buen fruto será cortado y arrojado al fuego." Grabemos en nuestro corazón estas palabras del Bautista, y hagamos una verdadera y digna penitencia de nuestros pecados.

Medítese sobre lo dicho y pida cada uno la gracia que desea alcanzar por medio de esta Novena.


PARTE HISTÓRICA

Los sucesos milagrosos se imponían a todos en Lourdes y sus cercanías. La multitud que acudía continuamente a la Gruta y las admirables transformaciones que se referían de Bernardita, habían excitado la curiosidad aún de aquellos que hasta entonces por un soberano desdén hacia lo que ellos llamaban superstición, no habían querido mezclarse con la multitud para examinar de cerca los hechos; resolvieron, pues, acudir en adelante a la Gruta, siquiera fuese para presenciar la decepción popular. Uno de esos espíritus fuertes o librepensadores, que no creía en nada de lo sobrenatural acudió a la Gruta el día siguiente a aquel en que la Santísima Virgen había encargado se le edificase una capilla. El mismo nos va a referir sus impresiones nada sospechosas.

"Llegué," dice el Sr. Estrada, "muy dispuesto a examinarlo todo, y para ser franco a burlarme y reírme, esperando encontrarme con una comedia o con una farsa grotesca. Una inmensa multitud se iba reuniendo poco a poco alrededor de aquellos lugares, admirándome interiormente la sencillez de tantos necios y riéndome de la credulidad de una porción de mujeres que se habían arrodillado devotamente delante de las rocas. A la hora acostumbrada, hacia la salida del sol llegó Bernardita. Gracias a los esfuerzos que hice, pude, no sin harto trabajo, ponerme en primera fila, cerca de ella. Arrodillóse con naturalidad sin turbarse ni aturdirse por la muchedumbre que la rodeaba, sacó un rosario y principió a rezarlo. Bien pronto sus ojos parecieron recibir y reflejar una luz desconocida, quedándose fija, y deteniéndose maravillada, extasiada, radiante de felicidad, en la abertura de la roca. Miré en aquella dirección y nada vi, a no ser las desnudas ramas del rosal silvestre. Y no obstante ¿qué os diré? Ante la transfiguración de la niña, todas mis preocupaciones anteriores, todas mis objeciones filosóficas, todas mis negaciones preconcebidas cayeron de un golpe, haciendo lugar a un sentimiento extraordinario que me sobrecogió a mi pesar. Sentí la certidumbre de que allí se encontraba, un ser misterioso. Súbita y completamente transfigurada Bernardita, no era ya Bernardita; era un ángel del cielo. Su actitud, sus movimientos, sus menores ademanes, su manera, por ejemplo, de hacer la señal de la cruz, tenían una nobleza, una dignidad, una grandeza tan admirable, que si en el cielo se persignasen, solo pueden hacerlo como Bernardita en éxtasis. Yo estaba profundamente conmovido; procuraba retener el aliento para oír el coloquio entablado entre la Virgen y la niña, expresando ésta de ordinario a la par que un profundo respeto una inmensa alegría, aunque a veces una nube de tristeza venía a velar momentáneamente su rostro. Durante todo aquel tiempo conservaba su rosario en la mano, ora inmóvil abismada en la contemplación de aquel ser divino, ora pasándolo irregularmente entre sus dedos, o ya tomando el movimiento ordinario." Hasta aquí el Sr. Estrada.

En un momento dado Bernardita se adelantó andando sobre sus rodillas desde el punto donde rezaba, es decir, desde las orillas del Gave hasta el fondo de la Gruta, que se hallaba a unos quince metros. Mientras subía aquella pendiente algo escarpada; oyó de los labios benditísimos de la Virgen Santísima estas palabras: "Penitencia, penitencia, penitencia," las cuales repetidas por Bernardita, fueron oídas muy distintamente por las personas que se hallaban a su lado.


ORACIÓN PARA ESTE DÍA

Postrado ante el trono de vuestra majestad, Dios mío, yo imploro vuestra piedad y misericordia. Vengo a Vos arrepentido, como el hijo pródigo, por haberme alejado de Vos por el pecado, y quisiera borrar con mis lágrimas y aún con mi sangre las ofensas que os he hecho. ¡Perdón! Señor; no lo merezco, porque muchas veces he despreciado vuestra gracia y reincidido en las mis culpas; pero en este día siento movido mi corazón con especial arrepentimiento de mis pecados, y deseos de no volverlos a cometer jamás. Vos, Madre de misericordia, que no queréis la muerte del pecador, sino que se convierta y viva; Vos que me amonestáis por medio de Bernardita que haga penitencia de mis pecados, Vos ayudadme a hacerla digna y cumplida de todos ellos. Y para que me alcancéis la gracia de no volverlos a cometer, os rezo las siguientes Avemarías y deprecaciones.

Se rezan las oraciones finales.



DÍA SÉPTIMO

MEDITACIÓN

Muy grande y soberano es el premio que está prometido a la obediencia. Bernardita ve el agua cenagosa, que en pequeña cantidad manaba en el hoyo que había hecho en la tierra; oye el mandato de la Visión de beber aquella agua y lavarse con ella y cumpliéndolo fielmente merece que la Virgen fije en ella una mirada benignísima pagándole así con creces el esfuerzo que hizo al cumplir su mandato. Nada costará quizás tanto a nuestro orgullo, como habernos de humillar a confesar nuestros pecados al ministro de Dios. Mas, ¡Oh! Si los pecadores supiesen las delicias que están escondidas en la piscina saludable de la penitencia, ciertamente se apresurarían a lavarse en ella y purificarse de todas sus culpas; si conociesen el riquísimo don que Jesús les ofrece; si acudiesen a la invitación que les hace Jesús diciéndoles: "bebed de esta agua", se convencerían de que la alegría y paz interior que se halla en sacramento de la penitencia, excede a toda paz y alegría humana, y que los consuelos que proporciona, son sobre todo encarecimiento. Haced la prueba, pecadores, y lo experimentaréis.

Que sea el principal fruto, que saquemos de esta Novena, el hacer en obsequio a la Virgen Sma. una buena confesión antes de terminarla.
Medítese sobre lo dicho y pida cada uno la gracia que desea alcanzar por medio de esta Novena.


PARTE HISTÓRICA

Cada día crecía el inmenso oleaje de personas, que acudían a la Gruta. Arrastrados por la universal admiración habían ido muchos escépticos, librepensadores y curiosos, con el objeto de burlarse o de hallar alguna superchería indigna. En esta disposición de ánimo se hallaban, cuando el 25 de febrero se presentó Bernardita, en cumplimiento de la promesa que había hecho a la celestial Visión, de ir a la Gruta durante quince días; y sobrecogidos por una emoción inexplicable, al ver a la niña, se descubrieron y se arrodillaron como todos los demás. La favorecida pastorcilla, sin cuidarse de nada de cuanto la rodeaba, y pensando sólo en la celestial Aparición, se arrodilló y se puso en oración. Al poco tiempo su faz se transforma y todos creen ver a la Santísima Virgen, en los rayos de luz que se reflejaban en las facciones de Bernardita, a la manera que por los rayos de luz que iluminan las cumbres de las montañas, conocemos que el sol está presente en nuestro horizonte.

Una misteriosa conversación se advierte entre la Reina de los cielos y la humilde pastorcita de la tierra, no desdeñando aquella comunicar a ésta un tercer secreto, Y ahora, añadió la Virgen después de una pausa, ve a beber y lavarte en la fuente y come la yerba que brota junto a ella. Bernardita se quedó suspensa al oír la palabra fuente, y sin apartar los ojos de la Virgen, se dirigió hacia el río, pues por aquellos parajes no había más agua que la que arrastraba el Gave a algunos pasos de las rocas.

Una palabra y un ademán de la Aparición la detuvieron en su camino. "No es ahí" le dijo; "yo no te he dicho que bebas en el Gave sino en la fuente que está aquí". Bernardita empezó a escarbar en la tierra, en el lugar que le indicaba la Aparición. De improviso el fondo de aquella cavidad abierta por la niña tornóse húmedo. Una agua misteriosa comenzó a filtrarse gota a gota bajo las manos de Bernardita, y a llenar aquel hueco del tamaño de un vaso que acababa de formarse.

Aquella agua, al mezclarse con la tierra removida por las manos de la niña, no formaba en un principio más que barro. Bernardita trató por tres veces de llevar a sus labios aquel cenagoso líquido; pero por tres veces fue tan fuerte su aversión, que lo arrojó sin tener fuerzas para tragarlo. No obstante quería ante todo obedecer a la radiante Aparición, y a la cuarta vez, venció su repugnancia, bebió, se lavó, y comió un poco de la planta campestre que brotaba al pié de la roca.

Cuando Bernardita cumplió todas las órdenes que había recibido, la Virgen fijó en ella una mirada llena de satisfacción y a los pocos instantes desapareció.


ORACIÓN PARA ESTE DÍA

¡Santísima Virgen María, Madre mía! Acercándome ya al final de esta novena que estoy celebrando en obsequio y honor vuestro, no quiero resistir más a los llamamientos interiores que me incitan a sellarla con una buena confesión de todas mis culpas. Sí, quiero confesarme bien para recibir dignamente a Vuestro Santísimo Hijo el último día de la Novena. Vos, Señora que me inspiráis este deseo, alcanzadme gracia para practicarlo, a fin de que mi confesión sea grata a los divinos ojos, y mi alma quede enteramente purificada, y lleve en adelante una vida perfectamente cristiana y conforme con los preceptos de la ley divina. Con este objeto os rezo las siguientes Avemarías y deprecaciones:

Se rezan las oraciones finales. 


DÍA OCTAVO

MEDITACIÓN

Digna de consideración es la manera de brotar el agua de la fuente milagrosa. Primeramente empieza el agua a abrirse paso gota a gota, poco después es ya un hilito apenas perceptible; y creciendo sin cesar llega a formarse una fuente que arroja diariamente más de cien mil litros de agua. La oración tiene que ser perseverante. Por eso dejan de recibirse muchas veces las gracias y favores que se piden al Señor y a la Santísima Virgen, porque no se piden con constancia, pues por razones misteriosas no se conceden de ordinario sino después de instar y de perseverar en la oración. Las gracias que uno recibe a la manera de la fuente milagrosa, generalmente no producen cambios repentinos, por cuya razón se ha dicho que nadie de repente se hace santo, así como ninguno llega de un solo golpe a ser sumamente malo. Puede Dios nuestro Señor en un solo momento concedernos gracias eficacísimas, que produzcan en nosotros una transformación súbita, pero de ordinario nos las concede según es nuestra cooperación y correspondencia a ellas. En todos los días ¡cuántas veces habrá Dios tocado, nuestros corazones!... ¿Y será posible que permanezcamos sordos y no acudamos a sus llamamientos...? Una fuente abundante de todas las gracias tenemos en el Santísimo Sacramento de la Eucaristía. Es el Autor de todo bien, Jesús, quien desde la sacratísima Hostia nos dice: "Venid a Mí todos." Acerquémonos a esta fuente del amor divino para apagar la sed que sentimos por las cosas de la tierra, y no desear sino las celestiales y eternas.

Medítese sobre lo dicho y pida cada uno la gracia que desea alcanzar por medio de esta Novena.


PARTE HISTÓRICA

El agua que al principio tan tenuemente brotaba de las entrañas de la tierra iba paulatinamente aumentándose hasta llegar a ser una fuente caudalosa. Las gentes, impulsadas por una secreta inspiración, acudían a beber de aquella agua, y hasta los enfermos, reputados por la ciencia muchos de ellos, incurables, al ser bañados, sanaban de sus dolencias. Con estos prodigios, el entusiasmo religioso y la devoción se acrecentaban por momentos; y el pueblo, a pesar de que la Aparición no había dicho quién era, creía que no podía ser otra que la Madre de Dios. Bernardita, que ansiaba también saber quién era la hermosa Señora, al verla el 25 de Marzo, como siempre, rodeada de luz indescriptible y con una bondad sin igual, se atrevió a decirla:

"Señora, ¿tendréis la bondad de decirme quién sois y cuál es vuestro nombre?".
La bendita Aparición sonrió sin contestar, Animada por su benevolencia, Bernardita insistió: "¡oh Señora! ¿Queréis tener la bondad de decirme vuestro nombre?" Los resplandores de la Aparición aumentaron, como si fuese creciendo en alegría; pero tampoco respondió. Bernardita, extasiada ante esta hermosura, redobló sus instancias, pronunciando por tercera vez estas palabras: "Señora, ¿queréis tener la bondad de decirme cuál es vuestro nombre?" A pesar de tantas instancias, la Aparición permanecía silenciosa. La niña, como si una inspiración superior la guiara, por cuarta vez dijo: "¡Oh Señora! os lo suplico, ¿queréis tener la bondad de decirme quién sois y cómo os llamáis? A esta última súplica, la Aparición desplegó las manos, suspendió del brazo derecho el rosario, abrió los brazos y los inclinó al suelo, corno para indicar las bendiciones que derramaría sobre la tierra. Después elevándolos hacia el cielo, pronunció con una gratitud indecible: "Yo soy la Inmaculada Concepción."


ORACIÓN PARA ESTE DÍA

¡Oh Inmaculada María; toda hermosa, pura y sin mancha desde el primer instante de vuestra Concepción! Alcanzadme la pureza de alma y cuerpo, y la limpieza de toda culpa, para que pueda acercarme dignamente al Santísimo Sacramento del altar. Si el ciervo sediento corre presuroso a las aguas cristalinas para apagar su sed, sedienta se halla mi alma, por acercarse a ese Sacramento de bondad y de amor. Obtenedme, Virgen Santa, tal gracia al recibir mañana a vuestro Santísimo Hijo en la comunión, que jamás llegue a echarlo de mi alma por el pecado, porque sin Jesús, qué es mi vida, mi dicha y todo mi consuelo, no puedo vivir, ni tener paz en mi corazón. Para conseguir esto os saludo con las siguientes Avemarías y deprecaciones.

Se rezan las oraciones finales. 


DÍA NOVENO

MEDITACIÓN

Gran consuelo es para nosotros el considerar la solicitud maternal de María para con los hombres. Nadie puede llegar a comprender en esta vida, todo lo que María ha hecho y hace para salvarnos. Siendo Ella la Madre de la misericordia, como la llama la Iglesia, es el medio por donde nos vienen todas las gracias que Dios quiere dispensarnos.

Con gran ternura las comunica al justo, para que persevere en el servicio del Señor; con gran solicitud las procura y se las envía al pecador, para que, aún en medio de sus extravíos, no se endurezca su corazón, y vuelva en sí, y se convierta y se salve. Si alguno se pierde, no eche a nadie más que a sí mismo la culpa de su perdición, porque Dios nos ha descubierto en su Madre en estos últimos tiempos por medio de Bernardita, todos los tesoros de su gracia y de su amor. Nosotros que tenemos la dicha de ser el objeto de la solicitud maternal de María y que nos hemos consagrado a Ella ingresando en su Cofradía, conduzcámonos como verdaderos hijos y devotos suyos, cumpliendo con las obligaciones que contrajimos al ser regenerados en las aguas del bautismo; pues en esto consiste la verdadera y principal devoción a María. Huyamos con sumo cuidado y diligencia de todo aquello que puede apartarnos del recto camino que nos conduce al cielo; de las malas lecturas, de los falsos amigos, de las reuniones peligrosas, pues guardándonos a nosotros mismos, Dios también nos guardará y nos sostendrá para que no caigamos de su divina gracia.

Medítese sobre lo dicho y pida cada uno la gracia que desea alcanzar por medio de esta Noveno.

PARTE HISTÓRICA

Dieciocho veces se había aparecido la Sma. Virgen a Bernardita, siendo la última en el día que la Iglesia dedica en honor de Nuestra Señora del Carmen. Multitud de gentes en muchas ocasiones habían presenciado la admirable transformación, que causara en la niña la Aparición. Una fuente misteriosa había brotado bajo las manos de la pastorcita, guiada por las indicaciones de la Señora; muchos enfermos de alma y cuerpo habían recobrado la salud; y a pesar de todos los librepensadores se obstinaban en negarlo todo sin someterse a las pruebas, a que los católicos les provocaban. Siempre han sido los mismos los impíos; ellos que tanto claman por los fueros de la razón, son los que menos los respetan en cuanto dejan de serles favorables. Mas en, lo que a la Aparición de la Santísima Virgen de Lourdes se refiere, aún cuando hubiesen querido perseverar en seguir su sistema sobredicho, de nada les hubiera servido, pues los sucesos se habían verificado de una manera tan prodigiosa, que sin remedio tuvieron que verse humillados y confundidos sin recurso de apelación.

Desde el fondo de una roca desierta, y anunciada por la voz de una niña, lo sobrenatural se había abierto camino, derribando todos los obstáculos, arrastrando a las muchedumbres y conquistando a su paso todos los corazones que de buena fe buscaban la verdad. El Sr. Obispo de Tarbes, después de la más escrupulosa depuración de los hechos confirmó la verdad de las apariciones por un decreto de 18 de Enero de 1862. Desde entonces el mundo entero católico, ansioso de corresponder a los deseos de la Santísima Virgen, ha acudido a su llamamiento y todos los años llegan a Lourdes muchos millares de peregrinos de las cinco partes del mundo. Nosotros en esta Novena hemos procurado también honrar a la que descendió de los cielos para nuestro bien.


ORACIÓN PARA ESTE DÍA

¡Inmaculada y Santísima Madre de Dios! Altísimas lecciones me habéis dado en esta Novena; saludables y amorosas invitaciones he recibido; no quiero ser ingrato ni obstinado. Decididamente me propongo servir a Dios con fidelidad, amarle con todo el afecto de mi alma, y honraros a Vos como a Madre mía queridísima. Imprimid estos efectos en mi corazón para que jamás los olvide; obtenedme la gracia de perseverar constantemente en estos Santos pensamientos hasta exhalar el último suspiro de mi vida, mereciendo, ahora y siempre vuestra protección, hasta que tenga la dicha de gozar en el cielo de las infinitas delicias, que Dios tiene preparadas para los que le aman. Y a fin de que estos mis propósitos os sean más aceptables, os saludo con las siguientes Avemarías y deprecaciones

Se rezan las oraciones finales.