"Todo para mayor Gloria de
Dios" (San Ignacio)
SAN
IGNACIO DE LOYOLA
31
de Julio
Año
1556
Íñigo
López Sánchez, quien adoptaría el nombre de Ignacio, nació en 1491 en el
castillo de Loyola junto a la aldea vasca llamada Azpeitia. Fue caballero al
servicio de Carlos I de España y V de Alemania, "hombre dado a las
vanidades del mundo", "con un grande y vano deseo de ganar
honra" (Autobiografía).
Herido en 1521 por una bala de cañón cuando defendía la fortaleza de Pamplona,
fue llevado al castillo de su familia y se sometió a dolorosas cirugías debido
a la fractura de una pierna.
Durante
su convalecencia, al no encontrar libros de caballería se dedicó a leer una
vida de Cristo y las vidas de los santos.
Cuenta
él mismo que "cuando pensaba en aquello del mundo, se deleitaba mucho; mas
cuando después de cansado lo dejaba, hallábase seco y descontento; y cuando en
ir a Jerusalén descalzo, y en no comer sino yerbas, y en hacer todos los demás
rigores que veía haber hecho los santos, no solamente se consolaba cuando
estaba en los tales pensamientos, mas aún después de dejado, quedaba contento y
alegre". (Autobiografía).
Esta experiencia lo conduciría a la conversión.
Su
primera decisión fue ir a Jerusalén como peregrino. Una vez curado se dirigió a
pie a la abadía benedictina de Nuestra Señora de Montserrat cercana a
Barcelona. Allí, ante la imagen de María con el Niño Jesús, veló una noche
entera y dejó sus armas de caballero para dirigirse a Manresa, pequeño poblado
de Cataluña donde permaneció desde marzo de 1522 a febrero de 1523 viviendo una
experiencia de Dios que alcanzó su momento más luminoso junto al río Cardoner:
"Y estando allí sentado se le empezaron a abrir los ojos del
entendimiento; y no que viese alguna visión, sino entendiendo y conociendo
muchas cosas, tanto de cosas espirituales, como de cosas de la fe y de letras;
y esto con una ilustración tan grande, que le parecían todas las cosas nuevas” (Autobiografía). Él mismo consignaría su
experiencia en el libro de los "Ejercicios Espirituales".
Después de pasar el año 1523 en Jerusalén buscando las huellas de Jesús, a quien quería "conocer mejor, para imitarlo y seguirlo", a su regreso se dedicó a estudiar gramática y letras en Barcelona y Alcalá. Pronto tuvo que afrontar dificultades y fue solicitado por la Inquisición en Salamanca, donde fue interrogado y declarado inocente. En febrero de 1528 llegó a París para estudiar en La Sorbona, donde en marzo de 1533 obtuvo el grado de Maestro en Artes, que según la titulación universitaria lo autorizaba para enseñar filosofía y teología. Desde entonces latinizó su nombre firmando como "Ignatius".
En
París compartió un cuarto con dos estudiantes: Pedro Fabro, de Saboya, y
Francisco Javier, de Navarra, ambos con 23 años de edad. Se hicieron amigos y
pronto Fabro, designado como su tutor de estudios, compartiría su deseo de
llevar una vida austera en seguimiento de Cristo. Otro tanto sucedió con
Javier, joven de gran ambición en quien hizo mella una frase de Jesús que le
repetía Ignacio con frecuencia: "¿De qué le sirve al hombre ganar el mundo
entero si pierde su alma?". (Mateo 16,26). Otros estudiantes se unieron al
proyecto: el portugués Simón Rodríguez y los españoles Diego Laínez, Alfonso
Salmerón y Nicolás de Bobadilla. Oraban juntos, discutían sobre la vida
cristiana y hablaban de "cosas de Dios". Ignacio les comunicaba lo
que había experimentado, principalmente en Manresa, y suscitaba en ellos el
deseo de buscar a Dios.
Fortalecidos por su experiencia espiritual, los siete amigos deciden lo que van a hacer: servir como sacerdotes, si es posible en Jerusalén, o si no irán a Roma para presentarse ante el Papa "a fin de que él los envíe a donde juzgue que será más favorable a la gloria de Dios y utilidad de las almas". Se dan un año como plazo, desde cuando se encuentren en Venecia. El 15 de agosto de 1534 en París, en la capilla de Montmartre, sellan su proyecto con voto solemne en una misa presidida por Fabro, ordenado el 30 de mayo.
Fortalecidos por su experiencia espiritual, los siete amigos deciden lo que van a hacer: servir como sacerdotes, si es posible en Jerusalén, o si no irán a Roma para presentarse ante el Papa "a fin de que él los envíe a donde juzgue que será más favorable a la gloria de Dios y utilidad de las almas". Se dan un año como plazo, desde cuando se encuentren en Venecia. El 15 de agosto de 1534 en París, en la capilla de Montmartre, sellan su proyecto con voto solemne en una misa presidida por Fabro, ordenado el 30 de mayo.
Ignacio
enferma en 1535 y va a recuperarse en su tierra natal. La cita en Venecia se
aplaza entonces para comienzos de 1537. Mientras tanto el grupo aumenta con los
franceses Claudio Jay, Pascasio Broet y Juan Bautista Codure. Restablecido
Ignacio, el 8 de enero de 1537 se encuentran en Venecia, donde el 24 de junio
son ordenados sacerdotes los que aún no lo eran. La guerra con los turcos
dificulta el viaje, y mientras esperan a embarcarse trabajan pastoralmente y se
designan "Compañía de Jesús". Desde entonces añaden a sus nombres las
iniciales S.J. (Societatis Jesu, en latín).
Como
no parte ningún barco se dirigen a Roma, donde se encuentran en la Pascua de
1538. Ignacio llega con Laínez y Fabro hacia mediados de noviembre de 1537. A
15 kilómetros de Roma, en la capilla de La Storta, Ignacio "sintió tal
mutación en su alma y vio tan claramente que Dios Padre lo ponía con Cristo, su
Hijo, que no se atrevería a dudar de esto..." (Autobiografía). A sus compañeros les dijo:
"He visto a Cristo con su cruz a cuestas y a su lado al Padre Eterno que
le decía a su Hijo: 'quiero que tomes a éste como servidor', y Jesús me dijo:
'quiero que nos sirvas' ".
Los
compañeros son recibidos por el Papa en noviembre de 1538 y se ofrecen para
cualquier misión que les confíe. Y siendo de países tan diferentes, se hacen
esta reflexión: “más vale que permanezcamos de tal manera unidos y ligados en
un solo cuerpo, que ninguna separación física, por grande que sea, nos pueda
separar”. Deciden por ello formar una nueva orden religiosa, cuya primera “Fórmula
del Instituto” es sometida a la consideración de Paulo III, quien el 27 de
septiembre de 1540 firma la bula o documento pontificio de aprobación. El 17 de
abril de 1541, después de haber rechazado dos veces el voto unánime de sus
compañeros, Ignacio acepta el cargo de Prepósito (del latín: puesto delante como
guía) General. El 22 de abril los compañeros hacen votos solemnes de pobreza,
castidad y obediencia, y otro voto especial de obediencia al Papa para las
misiones que les confíe.
En
1541 Ignacio fija su residencia en una vieja casa situada en el centro de Roma
frente a una capilla dedicada a Nuestra Señora de la Estrada. La Compañía de
Jesús recibe la responsabilidad de la parroquia, e Ignacio se instala en tres
pequeñas piezas cercanas al presbiterio. Su principal trabajo allí fue la
redacción de las Constituciones de la Compañía de Jesús, lo cual hizo hasta su
muerte, siempre en proceso de incorporar las observaciones de sus compañeros y
las nuevas experiencias. Su libro de los Ejercicios Espirituales fue aprobado y
recomendado por el Papa Paulo III el 31 de julio de 1548.
El
21 de julio de 1550 la Compañía de Jesús obtiene del Papa Julio III su
confirmación como orden religiosa, mediante la bula aprobatoria de una segunda “Fórmula
del Instituto”, con un texto ampliado. Las misiones se multiplican en Europa,
Asia, África y América.
El
Papa envía a algunos teólogos jesuitas al Concilio de Trento, convocado para
tratar los puntos de discusión suscitados con motivo del cisma protestante.
Ignacio funda instituciones educativas, casas para catecúmenos judíos y
mahometanos, un refugio para mujeres errantes, y organiza colectas para los
pobres y los prisioneros.
A comienzos de julio de 1556, una fatiga extrema lo obliga a descansar y muere al amanecer del 31 del mismo mes, a los 65 años. Al morir Ignacio, la Compañía de Jesús contaba en el mundo con 1036 jesuitas, unos sacerdotes y otros hermanos, distribuidos en 11 Provincias (circunscripciones territoriales), y con 92 casas de las que 33 correspondían a obras educativas. Fue canonizado como santo por el Papa Gregorio XV el 12 de marzo de 1622, con Francisco Javier y Teresa de Ávila. Sus restos reposan en Roma, en la Iglesia del Gesú.
Visto
en sjloyola.org
Oración
de San Ignacio de Loyola.
ALMA
DE CRISTO
Alma de Cristo, santifícame.
Cuerpo de Cristo, sálvame.
Sangre de Cristo, embriágame.
Agua del costado de Cristo, lávame.
Pasión de Cristo, confórtame.
¡Oh, buen Jesús!, óyeme.
Dentro de tus llagas, escóndeme.
No permitas que me aparte de Ti.
Del enemigo, defiéndeme.
En la hora de mi muerte, llámame.
Y mándame ir a Ti.
Para que con tus santos te alabe.
Por los siglos de los siglos. Amén.
Cuerpo de Cristo, sálvame.
Sangre de Cristo, embriágame.
Agua del costado de Cristo, lávame.
Pasión de Cristo, confórtame.
¡Oh, buen Jesús!, óyeme.
Dentro de tus llagas, escóndeme.
No permitas que me aparte de Ti.
Del enemigo, defiéndeme.
En la hora de mi muerte, llámame.
Y mándame ir a Ti.
Para que con tus santos te alabe.
Por los siglos de los siglos. Amén.
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