Importancia
Tener dirección clara en nuestras vidas es un proceso que se edifica sobre una sólida vida espiritual, nuestras cualidades humanas y los dones que el Espíritu Santo nos ha concedido. Este conocimiento es un proceso de seria oración y de búsqueda inteligente de su designio. (El camino que cada uno debe recorrer hacia el encuentro con El y para crecimiento en la perfección del amor)
Cristo es el Camino y nuestra vida cristiana se trata de recorrer su
Camino de una forma comunitaria y a la vez, personal. Cada uno debe encontrar
la forma en que está llamado a seguir al Cordero tras sus huellas. En los
primeros años del cristianismo los que se unían a las comunidades eran
conocidos como seguidores de el Camino. La Didajé (catequesis del siglo I para
los que se iniciaban en la fe) dedica sus primeros capítulos a la instrucción
sobre los dos caminos: el de Dios, o el del demonio que comienza con apelar a
la carne: honores, comodidades, riquezas, orgullos, etc... (Tentaciones del desierto)
La vida espiritual tiene como meta “cumplir en todo la voluntad de Dios”.
Debe ser el único deseo de nuestro corazón: Hacer la Voluntad del Padre. Ese
era el único deseo de Cristo:
Juan 4, 34: “Mi alimento es hacer la voluntad del que me ha enviado y
llevar a cabo su obra”
Juan 6, 38: “Porque he bajado del cielo no para hacer mi voluntad, sino la
voluntad del que me ha enviado”.
1.Gran batalla: el encuentro entre las dos voluntades: La nuestra y la de
Dios.
Nuestra mayor ofrenda: entregarle nuestra voluntad. “Hagase en mi según tu Palabras”(Virgen María)... “No se haga mi Voluntad sino la Tuya”. (Mt 26:39) Un no a lo que hubiéramos querido, a lo que nos gusta y agrada; un si a lo que el Padre ha permitido en el designio eterno que tiene para nosotros.
2. Solo en la voluntad de Dios encontramos perfección, paz, plenitud,
gozo, descanso.....
“Mi yugo es suave y mi carga es ligera... (Mt 11).
El propósito de la vida cristiana es estar en comunión con Dios y crecer
cada día en esta comunión con su Corazón y con sus designios para cada uno. Es
estar plenamente en su Voluntad: “hágase tu voluntad aquí en la tierra como en
el cielo”. ¿Saben lo que es que en mi vida se haga su voluntad como se hace en
el cielo? Por esto la gran tarea es discernir cual es la voluntad de
Dios para nuestra vida.
• Por esto la importancia del discernimiento: que es saber descubrir con
claridad y convicción, cual es el designio de Dios para nuestra vida, cual es
la dirección que debo tomar y los medios para llegar a la meta. “Que
lleguéis al pleno conocimiento de su voluntad con toda sabiduría e inteligencia
espiritual, para que viváis de una manera digna del Señor, agradándole en todo,
fructificando en toda obra buena y creciendo en el conocimiento de Dios”.
(Col 1,9)
• El Señor nos ha revelado su Voluntad: a través de las Sagradas
Escrituras, la Tradición y el Magisterio de la Iglesia. Pero quiere que sepamos
aplicarla en nuestra vida personal y en nuestras situaciones personales. Además
quiere revelarnos su plan personal, en cada momento de nuestras vidas. Para
ello, debemos tener las disposiciones necesarias para escucharle.
¿Que es el discernimiento?
• Naturaleza del Discernimiento:
• Discernimiento del espíritu: conocimiento íntimo que nos hace distinguir
y diferenciar si las inspiraciones o impulsos que experimentamos provienen del
Espíritu de Dios, del espíritu malo o de nuestro propio espíritu humano.
• El espíritu humano: nuestro Yo; nuestra imaginación, impulsos de nuestra inteligencia y voluntad, y sobre todo las inclinaciones de nuestro apetito... es el hombre viejo del que hay que despojarse. (Ef 4:22).
• El espíritu humano: nuestro Yo; nuestra imaginación, impulsos de nuestra inteligencia y voluntad, y sobre todo las inclinaciones de nuestro apetito... es el hombre viejo del que hay que despojarse. (Ef 4:22).
• un don para correctamente identificar la presencia de Dios, su plan,
voluntad o acción en circunstancias particulares, o cuando nos enfrentamos con
diferentes direcciones o alternativas.
• No es simplemente escoger entre lo bueno y lo malo; sino cuando se
escoge entre variedad de alternativas de valor equivalente. “Todo me es lícito,
mas no todo me conviene” (1 Cor 6,12)
• descubrir de donde provienen los movimientos interiores y exteriores: de
Dios, de la carne o del demonio. 1 Tes 5, 21: “no apaguéis el Espíritu, pero
examinadlo todo, desechad lo malo y quedaos con lo bueno”. A veces en una
situación una parte será de Dios y otra no. (saber ver la hierba mala de la
cizaña, y saber lidear con las dos).
• percibir “llamadas”, “impulsos”, o “espíritus”, que se oponen al
movimiento del Espíritu Santo, o lo impiden y desvirtúan, distraen, frustran de
alguna manera. 1 Jn 4,1: “no os fiéis de cualquier espíritu, sino examinad
si los espíritus vienen de Dios...”
• este don se utiliza mucho con áreas que no son tan evidentes ( 1 Cor
2:90) Percepción espiritual. Capacidad de penetrar a través de las apariencias
externas para descubrir en el fondo, cual es el origen y el propósito.
• descubrir hacia donde Dios nos lleva en nuestro camino espiritual y
apostólico. Que quiere hacer con nuestros corazones y con nuestras vidas.
¿Por que necesitamos discernir?
¿Por que necesitamos discernir?
Para saber el :
• “si” y el “como”, nuestras acciones y decisiones nos dirigen hacia la
meta de nuestra vida en Dios y de su voluntad para cada estado de vida. Ej:
estoy creciendo en mi vocación religiosa, mi comunión, mi vida comunitaria? O,
estoy siendo mejor esposa, madre, miembro de una familia religiosa, llevando el
reino de los Dos Corazones?
• si estamos llevando a cabo la misión que el Señor nos ha dado.
• para descubrir que está haciendo el Señor en cada situación y como se
sitúa en el plan de redención. Saber cual es el propósito y como se debe
alcanzar.
• para no distraernos de la meta primaria y de las prioridades.
(Importante)
Ej: carta del diablito a su tío.
Ej: carta del diablito a su tío.
Discernimiento cristiano
• inseparable de la oración. Solo se logra en la comunicación con
Dios. Para adquirir la mente de Dios: “mis caminos no son los vuestros... En
saber cual es la mente y el camino de Dios en esa situación particular.
• Inseparable de las Escrituras. A través de las Sagradas
Escrituras adquirimos la mente de Cristo (Fil 2:5) Ver el mundo, las realidades
humanas, los conflictos y los remedios desde la perspectiva de Dios.
• Conocimiento y fidelidad al Magisterio de la Iglesia. Que enseña
la Iglesia sobre este tema? Como aplicar esta enseñanza a mi situación
particular.
• Sentido común básico: no hay que discernirlo todo (color de ropa,
lugar de comer, etc.. Eso es trivializar el don)
• Usar la razón dirigida por la fé: usa la razón para aplicar la fe
a las situaciones de la vida. Discernir no es simplemente hacer un juicio de
lógica humana, sino buscar la lógica de Dios en comunión con la razón humana.
• Razón: (Sn. Tomás de Aquino)---- decide basada en los factores
conocidos.
• el Espíritu Santo: puede llevarnos a actuar diferente por factores que
son conocidos a Dios.
• Discernimiento y Prudencia:
• Prudencia: es obra de la inteligencia, iluminada por la fe y ayudada por
la gracia, en orden a lo que conviene hacer.
• Cuida de los pormenores de nuestra vida y regula:
• nuestros pensamientos: para que no estén fuera de Dios.
• nuestras intenciones: para alejar todo lo que vaya en contra de la
pureza.
• nuestros afectos, sentimientos: para dirigirlos a Dios.
• nuestros actos exteriores y el cumplimiento de nuestros propósitos con
el fin de referirlos a nuestro fin último.
• Juzga la acción en sí misma para ver si es buena o mala; el
discernimiento: juzga más bien el impulso que sentimos para determinar su
origen.
• la prudencia es una virtud, el discernimiento es una actitud o cualidad natural o un don sobrenatural.
• Error: pretender ser guiado exclusivamente por el Espíritu Santo
y negar la razón. Tendencia a la sobre espiritualidad: querer ser guiado solo
por inspiraciones, signos, visiones, etc... El Señor habla de manera regular a
través de los eventos ordinarios de la vida. Utilizando nuestra razón y
juicio humano pero iluminado por la fé y dirigidos hacia el amor.
• Inspiraciones ordinarias son la forma preferida de acción del
Espíritu Santo en aquellos que viven unidos a Él. El es el “amor de Dios
derramada sobre nuestros corazones” (Rom 5:5) por lo que prefiere obrar por
medio del amor más que mediante imágenes o ideas.
• En algunas ocasiones hablará de forma extraordinaria. Modos en
que se presentan:
• Una Visión: de este tipo es la visión de los animales puros e
impuros de San Pedro (Hech. 10:11)
• Una idea o convicción que se forma súbitamente en el pensamiento
y sin causa natural: Dios habló a Abrahám (Gn. 12:1-7; 13:14) El Espíritu Santo
habló a Felipe impulsándole a salir al encuentro del etíope (Hech. 8:29)
• Un Sueño: Es el caso de San José (Mt 1:20) y el de los magos (Mt
2:12).
• orden: generalmente, no hacer decisiones fuera del contexto o
línea de lo que el Señor ha estado haciendo en nuestras vidas.
• Conciencia: como guía para evitar hacer decisiones que están
fuera del orden y la gracia de Dios. Fuera de su voluntad. Ej. no hay necesidad
de discernir si se aborta o no a un niño.
• pureza de corazón y de intención: indivisión por Dios y su reino.
“Solo los puros verán a Dios” (Mt 5) No se separa de la penitencia y
mortificación. A la medida que somos mas pobres de espíritu, mas abnegados,
olvidados de sí, mas dispuestos y dóciles estamos a escuchar la voluntad de
Dios.
• entender que somos parte de un plan mayor y del Cuerpo Místico de Cristo.
Cada uno somos una parte pequeña de toda la obra que Dios está haciendo en su
Iglesia. Tenemos visión limitada de todas las realidades divinas hacia las que
El dirige a Su Iglesia. Discernir dentro del contexto de todo lo que Dios está
haciendo con su pueblo.
• usar como criterio la enseñanza pero también experiencia de la
Iglesia. La vida de los santos, de otros hombres y mujeres que han aplicado
en sus vidas la enseñanza de la Iglesia y nos han dado un legado y un ejemplo
que seguir.
• paciencia: saber esperar su dirección y no actuar cuando no la
tenemos clara. “en tiempo de tempestad no hacer mudanzas” (S. Ignacio)
Nos habla a través de:
Nos habla a través de:
- su Palabra, la Tradición y el Magisterio. La Iglesia.
- don profético, que debe ser discernido y confirmado.
- inspiraciones: un conocimiento intuitivo que proviene de estar en
comunión con el Corazón de Dios y su Voluntad.
- signos que confirman: algunas veces. No siempre debemos pedirlos o
esperarlos. Exceso en esto puede suprimir nuestra responsabilidad de hacer
decisiones.
- circunstancias en las cuales podemos percibir la obra de Dios. No siempre nos habla a través de ellas (1 Tes 2:18)
- nuestros hermanos. Pedir a nuestro director espiritual o a hermanos
cercanos, que oren y nos ayuden a discernir. Evitar: escuchar a todos, pedir consejo
a muchos, etc...
Obstáculos:
- orgullo y arrogancia: “yo se lo que quiero” “nadie me tiene que
decir”... o presumir que siempre sé escuchar al Señor. Autosuficiencia.
- propia interpretación de las Escrituras. No estar formados en el
Magisterio de la Iglesia que es el único interprete de las Sagradas Escrituras.
No estar formados en la fé católica.
- nuestra concupiscencia. Inclinación al pecado, a no abrazar la cruz y el
camino estrecho. Tendencia a buscar lo mas fácil y menos costoso o doloroso.
- tensión entre “deseo de grandeza” y “pequeño camino de fidelidad”.
- independencia: no someter la vida con todo lo que implica al Señorío de
Dios.
- fuerte apego a nuestros deseos y proyectos.
- el juicio simplemente humano o la precipitación en la emisión de los
juicios
- impaciencia: querer todo muy rápido.
Criterios Generales de Discernimiento:
Hay dos tipos: 1. Criterios
Objetivos o externos y 2. Criterios subjetivos o internos.
1. Criterios Objetivos:
1. Criterios Objetivos:
- Fidelidad a la doctrina de la fe: La Palabra de Dios es la Verdad
absoluta y válida “lo mismo hoy como ayer y por toda la eternidad” (Hech 13:8).
Por lo tanto, toda inspiración que se aparte de cualquier punto de la fe, no
viene del Espíritu Santo. (Ver: Dt 13:1-4; 1 Cor 12:3; Gal 1:8)
“El que reconoce que Cristo Jesús se hizo hombre, habla de parte de Dios. En esto reconocerán al que Dios inspira. en cambio, si alguien no reconoce a Jesús, ese no habla de parte de Dios, sino que habla como Anticristo.” (1Jn 4:2-3)
- Fidelidad al Estado de Vida: es un llamado de Dios. ninguna
inspiración del Espíritu Santo puede ir en contra de nuestros deberes de
estado. “ Lo que para un cristiano constituye una decisión correcta, para otro
será incorrecta, porque tienen vocaciones diferentes o porque tienen papeles
diferentes dentro de la misma vocación”
- Obediencia a la legítima autoridad: la prontitud para obedecer es
uno de los criterios más seguros para discernir las auténticas inspiraciones
del Espíritu Santo.
“Estos carismas, tanto los extraordinarios como los más comunes y
difundidos, deben ser recibidos con gratitud y consuelo, porque son muy
adecuados y útiles a la Iglesia... el juicio de su autenticidad y de su
ejercicio razonable pertenece a quienes tienen autoridad en la Iglesia, a los
cuales compete, ante todo, no sofocar el Espíritu, sino probarlo todo y retener
lo que es bueno” (1 Tes 5:12; 19-20). LG #12.
Desde luego que la autoridad se puede equivocar; pero aun en este caso hay
que obedecer. Si la experiencia viene del Espíritu Santo, El se manifestará y
hará que los oponentes la acepten, esto se ve a todo lo largo de la vida de la
Iglesia.
2. Criterios subjetivos o internos:
Para dar un juicio más acertado se necesitan criterios subjetivos o
interiores. De éstos habla San Pablo cuando dice: “El fruto del Espíritu es
caridad, alegría y paz; generosidad, comprensión de los demás, bondad y
confianza; mansedumbre y dominio de sí mismo. Si tenemos la vida del Espíritu,
dejémonos conducir por el Espíritu. No busquemos la gloria vana; que no hay
entre vosotros provocaciones ni rivalidades.” (Gal 5: 22-23; 25-26).
• La Humildad: Es propio de la acción del Espíritu Santo fomentar
la humildad y por esta razón es uno de los criterios válidos para conocer la
auténtica inspiración del Espíritu Santo. “Si tenemos la vida del
Espíritu....no busquemos la gloria vana.” (Gal 5: 25-26; Mat 6: 1-8; Lc
22:26-27; Jn 13:4-5).
Jesús nos da ejemplo: después de las grandes manifestaciones de su poder,
manda que no sean publicadas (Mt 8:4; Mc 8:30; Lc 5:14). Cuando lo quieren hacer
rey se esconde (Jn 6: 15).
Si en nuestro impulso experimentamos algún deseo de aparecer, de ser
tenidos en algo, debemos preguntarnos si tal impulso es del Espíritu Santo o es
nuestro.
• La Paz: en toda la Escritura la paz aparece como signo de la
presencia de Dios.
La paz que producen las inspiraciones del Espíritu Santo es una profunda seguridad de que estamos en el Señor y que el Señor está con nosotros. Es una seguridad de que nuestras relaciones con Dios están en orden, y el orden produce la paz. “Dios no es Dios de desorden sino de paz” (1 Cor 14:33).
Por supuesto que pueden surgir tensiones y violencias al tratar de hacer la voluntad de Dios pero estas se parecen a las olas del mar, que están en la superficie, mientras que en el fondo reina la calma.
La razón de esta calma es la seguridad de “que Dios dispone todas las cosas para bien de los que le aman, a lo que él ha llamado según su voluntad.” (Rom 8:28)
• La Alegría: es la emoción propia de aquel que está en posesión de
algo bueno; de algo que le llena. Nada hay tan bueno como Dios( Lc 18:19) y por
eso, las inspiraciones del Espíritu Santo que son una “venida de Dios” a
nosotros dan lugar a una profunda alegría.
“Alégrense en el Señor en todo momento. Les repito, alégrense.” (Fil 4:4).
Esta alegría debe reinar aún en medio de los sufrimientos: “Ellos salieron
del Sanedrín muy gozosos por haber sido considerados dignos de sufrir por el
nombre de Jesús” (Hech 5:41)
Una espiritualidad sin alegría es motivo de sospecha. Se pueden dar
momentos de sufrimiento o angustia, en los que pudiera, aparentemente
desaparecer la alegría, pero estos son muy cortos ya que en el fondo siempre
permanece la paz inalterable que mueve el corazón a la confianza en Dios.
• El Amor: Es el principal criterio de que las inspiraciones y
dones provienen del Espíritu Santo, ya que si son auténticos necesariamente
tienen que llevarnos al amor. “El fruto del Espíritu es caridad” (Gal 5). El
Espíritu Santo es “El Amor de Dios derramado en nuestros corazones” (Rom 5:5)
por lo tanto sus inspiraciones nos inflaman de amor: amor a Dios y amor a los
hermanos.
1 Cor 13: 4-7: "El amor es paciente, es servicial; el amor no es envidioso, no hace alarde, no se envanece, 5 no procede con bajeza, no busca su propio interés, no se irrita, no tiene en cuenta el mal recibido, 6 no se alegra de la injusticia, sino que se regocija con la verdad. 7 El amor todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta."
1 Cor 13: 4-7: "El amor es paciente, es servicial; el amor no es envidioso, no hace alarde, no se envanece, 5 no procede con bajeza, no busca su propio interés, no se irrita, no tiene en cuenta el mal recibido, 6 no se alegra de la injusticia, sino que se regocija con la verdad. 7 El amor todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta."
Todos los Criterios juntos:
Dice Edward O’Connor, C.S.C que “no obstante, todas estas señales- tanto
objetivas como subjetivas- deben concurrir al mismo tiempo para confirmar
cualquier obra genuina de Dios; aunque, debido a las circunstancias, puede
suceder que una u otra sea más palpable en cierto caso. Así mismo, estas
señales son importante verificación la una de la otra. Una falsa alegría puede
ser descubierta porque no deja paz; a la paz falsa le faltará la humildad y el
amor; y así por el estilo.”
Los criterios de discernimiento nunca pueden ser una norma de certeza
absoluta, aunque sí guía que dan cierta seguridad de que las inspiraciones
vienen de Dios o del espíritu malo. Si verdaderamente tratamos de buscar la
voluntad de Dios, esta falta de seguridad completa no debe inquietarnos. Toda
decisión humana corre un riesgo de inseguridad. El Señor tomará a su cargo el
que realicemos su voluntad, aunque no estemos seguros de que la estamos
realizando.
En los casos en que persiste la duda, la norma más segura a seguir será
inclinarse por aquello que contradice más nuestro natural modo de ser, según lo
que dice San Francisco de Asís:
“que no me empeñe tanto en ser consolado como en consolar, en ser
comprendido, como en comprender, en ser amado, como en amar" La
razón es porque el demonio ordinariamente trabaja aprovechándose de nuestras
debilidades.
Inspiraciones del Espíritu Malo:
San Pablo nos lo revela:
“Es fácil ver lo que viene de la carne: relaciones sexuales prohibidas,
impurezas y desvergüenzas, culto a los ídolos y supersticiones; odios,
divisiones, sectarismo, desavenencias y envidias; borracheras, orgías y cosas
semejantes” (Gal 5:19-21; Rom 1:21-32).
Estos son los frutos de la acción diabólica en nosotros, y si nuestras
inspiraciones nos lleva a esto, entonces podremos estar seguros que no provienen
del Espíritu Santo.
Madre Adela Galindo, Fundadora SCTJM
© Solo para uso
privado
Fuente: Corazones.org
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