Hoy, 25 de septiembre de 2013, se cumplen 30 años
de las apariciones de Nuestra Madre en San Nicolás, Argentina.
Historia
de María del Rosario de San Nicolás
San
Nicolás de los Arroyos se encuentra en la provincia de Buenos Aires, República
Argentina, a 230 Km. de la Capital Federal, a orillas del Río Paraná. Ciudad
donde en 1852 se acordara fundar la Asamblea Constituyente, por eso conocida
como Ciudad del Acuerdo, o también como Ciudad del Acero, por la industria
metalúrgica, pues allí se encuentra uno de los altos hornos más grandes de
América Latina, pero será luego conocida como la Ciudad de María.
La ciudad
lleva el nombre de un Santo nacido hacia el año 270, a quien se ha levantado
mayor cantidad de iglesias en el mundo, después de la Santísima Virgen. San
Nicolás defendió valientemente en el Concilio de Nicea el misterio de la
maternidad divina de María.
En esta
ciudad que lleva su nombre, el día 25 de septiembre de 1983 la Virgen se
aparece a Gladys Quiroga de Motta, en su habitación, mientras rezaba el
rosario.
La Virgen
estaba vestida de azul, tenía el Niño en brazos y un rosario en la mano. La
Santísima Madre hizo un gesto, como para darle el rosario a Gladys.
La
aparición fue muy breve, como una especie de anunciación.
Gladys es
una mujer de pueblo, sencilla, esposa de un operario metalúrgico y madre de dos
hijas. Nunca antes había experimentado nada similar. El día anterior había
visto iluminarse el rosario que tenía colgado en su habitación. Algunos vecinos
lo vieron también. Allí comenzó a rezar el rosario, y al día siguiente se
produjo la primera aparición.
Durante
algún tiempo, en varios lugares de Buenos Aires varias familias atestiguaron
este fenómeno en sus propias casas.
Gladys no
acostumbraba a escribir. Asistió a la escuela primaria hasta cuarto grado. Sin
embargo fue dejando testimonio por escrito de los mensajes y los hechos que
cambiaron su vida y la de muchos.
El 28 de
septiembre y el 5 de octubre de 1983 nuevamente la Virgen se le aparece a
Gladys mientras reza el rosario. La Madre repite el gesto de tenderle el suyo.
La Virgen no había hablado todavía.
El 7 de
octubre, fiesta del Rosario, sintió el anuncio interior que había aprendido a
reconocer, cerró los ojos, vio una luz, y en ella a la Santísima Virgen, real y
llena de vida, sosteniendo en sus manos un gran rosario. Gladys le preguntó qué
esperaba de nosotros. La imagen se borró y apareció la visión de un templo. Con
ello comprendió que María quería estar entre nosotros.
El 13 de
octubre, día de la última aparición de Fátima, la Virgen habla por primera vez:
Has
cumplido. No tengas miedo. Ven a verme. De mi mano caminarás y muchos caminos
recorrerás.
Luego del
mensaje la Virgen agrega una cita de la Biblia, la palabra de Dios que ilumina
toda palabra. Con este texto la alienta a cumplir su misión, a llevar sus
mensajes aunque se presenten dificultades. A partir de allí comienza a recibir
otros mensajes en forma frecuente. El 19 de octubre le dijo:
Rebeldes
son los injustos y humildes los servidores del Señor. Buscad ayuda, se te dará.
No temáis. Nada te pasará. El Señor nada deja librado al azar.
El 25 de
octubre Gladys va por segunda vez, desde que comenzaron las apariciones, a la
ciudad de Rosario, sede del arzobispado, ciudad consagrada a Nuestra Señora del
Rosario. Ese día, exactamente a un mes de la primera aparición, la Virgen se le
aparece y le tiende un rosario blanco: Recibe este rosario de mis manos y
guárdalo por los siglos de los siglos. Contenta estoy porque eres obediente. Y
alégrate porque Dios está contigo.
Los
mensajes continúan, con frecuentes referencias a las Sagradas Escrituras. Es
que María conduce a la palabra de Dios y de esta manera continúa su invitación,
como lo hiciera a los servidores de Caná: “Hagan todo lo que él les diga”. Éste
es un hecho nuevo y singular en la historia de las apariciones marianas.
En
noviembre la Virgen le da varios mensajes, donde recuerda su cercanía, su
protección y ayuda:
Cuando
lo necesitéis, acudid a mí, yo te responderé. Feliz estoy contigo, digna eres
de mi confianza. Gloria al Señor.
De mi
presencia tenéis sed, de mis manos comerán. Tened paciencia, todo a su debido
tiempo llegará.
Tu
espíritu, del Espíritu Santo alimentado está.
Gladys
siente entonces un gran aroma a rosas, una de las frecuentes manifestaciones marianas.
La Virgen le dice: Aquél que huele el perfume de mis rosas, conmigo camina.
Gloria al Señor.
El 15 de
noviembre de 1983, Jesús le habla a Gladys por primera vez: “Soy el
sembrador, la cosecha será grande”
El mismo
día la Virgen dice: Soy patrona de esta región. Haced valer mis derechos.
Este
mensaje nos recuerda que la parroquia de San Nicolás había sido encomendada
desde el principio a Nuestra Señora del Rosario. La imagen, hoy venerada en el
Santuario, había ocupado un lugar destacado en la catedral inaugurada en 1884.
Luego de ser bendecida por el Papa León XIII, fue traída desde Roma y donada
para este lugar. Después de distintas ubicaciones en la catedral y a raíz de su
deterioro, fue depositada la imagen en el campanario, a la espera de una reparación
que nunca llegaba.
En 1983,
el 27 de noviembre, día de la Medalla Milagrosa y primer día de la Novena a San
Nicolás, el Padre Pérez, confesor de Gladys y párroco de la catedral, se dio
cuenta de que la imagen de Nuestra Señora del Rosario que por largo tiempo
había estado en la catedral y se encontraba ahora en el campanario, coincidía
con la descripción de Gladys. Entonces condujo a Gladys hasta el campanario,
quien reconoció inmediatamente la imagen de la aparición, aunque le faltaba una
mano y el rosario. En ese momento se le apareció la Virgen María frente a la
imagen: Me tienen olvidada, pero he resurgido. Ponedme allí, porque me ves
tal cual soy. No os apenéis, ya me tendrán. Quiero estar en la ribera del
Paraná. Poneos firmes. Allí viste mi luz. Que no flaqueen tus fuerzas. Gloria
al Altísimo Padre.
El Padre
Pérez hizo reparar la imagen y colocó en sus manos y en las del Niño Jesús un
nuevo rosario.
Nuestra
Madre ha elegido un lugar de bendición, cerca del río. Allí quiere recibirnos: Cerca
de ti quiero estar. El agua es una bendición. Quiero poder recibiros en un día
no muy lejano en la casa que he elegido.
Ante la
pregunta de Gladys, de si debía ser capilla o santuario, la Virgen le da una
respuesta a través de las Sagradas Escrituras. Le dice que lea Éxodo, capítulo
25, versículo 8º que dice: “Me harán un santuario y habitaré en medio de
ellos”.
En la
noche del 24 de noviembre, unos días antes del reconocimiento de la imagen que
estaba en el campanario, Gladys se dirigió con un grupo de personas al lugar
que la Santísima Madre eligiera para construir su Templo. Y al tiempo que les
mostraba el sitio donde veía la aparición, un fuerte rayo de luz cayó sobre el
lugar pareciendo hundirse en el suelo. Una niña de nueve años vio también ese
rayo.
Al día
siguiente la Virgen dijo a Gladys: El Espíritu Santo es tu guía. Debes
obedecer. Elegido está el lugar de mi morada. Todo queda en vuestras manos.
Aproximadamente
a los tres meses de la primera aparición, un rayo de luz iluminó por segunda
vez el lugar del Santuario.
Vuestra
Madre os pide su morada. No quiero esplendores. Quiero sí una casa espaciosa.
No olvidéis el santuario, ya que será el santuario del Señor. El tiempo pasará
mas esto perdurará.
Una vez aprobado
el proyecto del Templo, por la Santísima Virgen, y comenzada su construcción,
la imagen fue trasladada al nuevo Santuario en 1989.
Ante la
pregunta de Gladys si le gustaría que la llamaran María del Rosario de San
Nicolás, la Virgen le responde: Así debe ser. Mi anhelo es estar entre
vosotros, colmarles de bendiciones, de paz, de alegría, y acercarles al Señor
Nuestro Dios.
La Virgen
hizo acuñar a Gladys una medalla con la advocación de María del Rosario de San
Nicolás, y en el reverso la Santísima Trinidad con siete estrellas. Hija
mía, el significado de las siete estrellas son siete gracias que mi Hijo
Jesucristo concederá a quien la lleve sobre su pecho. Alabado sea el Señor.
Gladys
recibió más de mil ochocientos mensajes, desde el 13 de octubre de 1983 hasta
el 11 de febrero de 1990, día del último mensaje.
La primera
vez que vio a la Virgen fue el 25 de septiembre de 1983. Pero desde el 27 de
noviembre de ese año, las visiones fueron diarias, en su casa, en diferentes
horarios. Antes de cada aparición recibe un anuncio interior, y si está con
otros no lo manifiesta. Dice Gladys: “Siento como un hormigueo en los brazos,
entonces sé que Ella viene; cierro los ojos y aparece”. Pareciera ser que ella
no cae en éxtasis, si se entiende esta palabra como desconexión con el mundo
exterior. Sin embargo no se trata de una visión interior subjetiva. Para Gladys
la Virgen es real y está viva. La ha tocado. Ha sentido la consistencia y el
calor de su cuerpo. La escucha y le responde, gozando de una real intimidad. A
veces las personas cercanas perciben un perfume de rosas o una sensación de
calor.
El 8 de
noviembre de 1984 Gladys relata cómo es la Mujer de la visión: “Hoy como nunca
siento deseos de decir cómo veo a la Santísima Virgen María. Es de una belleza nada
fácil de describir, pero es hermosa, y en Ella van juntas la humildad, la
fuerza, la pureza y el Amor, así con mayúscula, porque todo el amor del mundo
creo que no cubre el amor que Ella siente por sus hijos. Cuando ordena, siento
la fuerza que hay en Ella. Cuando da consejos, siento su amor maternal. Y
cuando me dice que sufre por esos hijos alejados del Señor, me transmite su
tristeza. Todo esto deja en mí esta maravillosa Madre a quien venero y he
consagrado mi vida. Hago esto para que mis queridos hermanos puedan saber de
alguna manera cómo es nuestra Madre del cielo.
Desde
noviembre de 1984 Dios le concede a Gladys vivir los grandes dolores de la
Pasión de Nuestro Señor Jesucristo. Los estigmas de las manos aparecen durante
los jueves y los viernes de Adviento y Cuaresma, año tras año. La sangre brota
solo los viernes de Cuaresma. Los estigmas de los pies se presentan los viernes
santo, después de las tres de la tarde, hora de la muerte de Cristo. Es como si
el Señor quisiera concretar el sufrimiento de su Pasión por medio del cuerpo de
Gladys que representaría a la Iglesia. Cada viernes santo siente en forma
especial el dolor de cargar una cruz. Su hombro queda marcado con una mancha
alargada y muy dolorosa. Algunas veces ha sentido también la llaga del costado.
Gladys asegura que si bien el dolor físico es grande, el sufrimiento moral es
aun mayor.
La Virgen
fue quien le propuso a Gladys ayunar. El ayuno de Cuaresma dura cuarenta días.
A pesar de comer tan poco, su aspecto es saludable y su peso normal.
El 11 de
febrero, día de Nuestra Señora de Lourdes, en 1989, la Virgen dice a Gladys: Ayer
en Lourdes, hoy aquí. Siempre la Madre en busca de sus hijos. Oración, ayuno,
penitencia y sobre todo conversión espera de ellos. Las almas se salvarán si se
asoman al Señor, si admiten al Señor. Falta la paz en muchas almas. Busque el
alma la paz y hallará a Dios.
Y el 13 de
mayo de 1989, día de la primera aparición de Fátima: Hoy como entonces, en Fátima,
son nuevamente mis visitas aquí en la tierra, aunque son éstas más frecuentes y
prolongadas ya que la humanidad vive momentos de gran dramatismo.
El obispo
de San Nicolás, Monseñor Domingo Salvador Castagna, lejos de tomar distancia de
ese fenómeno vital que ocurre en su diócesis lo acepta, lo guía y lo nutre, sin
dejar de lado la prudencia y el discernimiento. De manera ejemplar alienta a
los peregrinos que desde el primer momento comienzan a afluir a San Nicolás.
Las procesiones se suceden todos los meses el día 25, siendo la más importante
y numerosa el 25 de septiembre de cada año, en recuerdo del día de la primera
aparición.
El 25 de
septiembre de 1986 el obispo coloca la piedra fundamental del actual Santuario.
El Campito
de la Virgen que se halla junto al Santuario se ha transformado en un lugar de
procesiones, vía crucis y de confesiones, particularmente en días de mayor
concurrencia.
Las
conversiones son numerosas y profundas. Esta gracia tiene efectos duraderos.
A lo largo
de la Argentina se han formado miles de grupos de oración que son fuente de
luz.
Varios han
dado también testimonio de curaciones físicas realizadas por Jesús, por
intercesión de la Virgen María.
Muchos
atestiguan haber visto manifestaciones extraordinarias de la presencia de Dios
y de la Virgen como la danza del sol, que nos recuerda el milagro de Fátima; el
perfume a rosas; el ver brillar el rosario sobre las paredes en varios hogares;
las bombitas de luz que al quemarse dejan impresa la letra M de María del lado
de adentro. Más recientemente comenzó a fluir agua del Santuario y muchos han
percibido olor a rosas en ello. Pero el milagro más grande que marca la
presencia del Cielo en este lugar de la tierra, son las numerosas conversiones.
Dios quiere renovar la alianza con su pueblo por medio de María, su arca de la
Alianza. Ella es la Mujer vestida de sol del Apocalipsis. Es nuestra ancla de
salvación que nos lleva a su Hijo.
Fuente: Santísima Virgen
¡Feliz aniversario, querida Virgencita!
ResponderEliminarGracias por tu presencia en nuestra vida, ¡gracias por tantas Gracias!
¡Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios!
Gracias, por pasarte amiga mía y dejarle tan hermosas palabras a nuestra Madre. Que nos lleve de su mano y nos guíe y proteja siempre. Que nunca nos suelte, ni permita que nos soltemos de su mano.
ResponderEliminarUn abrazo, hermana.