“Combatid,
hijos de la luz, pues he aquí el tiempo de los tiempos, el fin de los fines.”
Algunos puntos del importante secreto dado por la
Virgen a Melanie
La Hermosa Señora de la Salette comunicó un secreto que debía revelar años
más tardes. Maximino aseguró que la Virgen dijo algo a Melanie que él no oyó.
Este secreto, sin embargo, no está incluido en la aprobación dada por la
Iglesia a la aparición ya que fue divulgado posteriormente.
Melanie: “Esto
que Yo te voy a decir no será siempre secreto; puedes publicarlo en 1858. Los
sacerdotes, ministros de mi Hijo, por su mala vida, por sus irreverencias y su
impiedad al celebrar los santos misterios, por su amor al dinero, a los honores
y a los placeres, se han convertido en cloacas de impureza. Sí, los sacerdotes
piden venganza, y la venganza pende de sus cabezas. ¡Ay de los sacerdotes y
personas consagradas a Dios, que por sus infidelidades y mala vida crucifican
de nuevo a mi Hijo! Los pecados de las personas consagradas a Dios claman al
cielo y piden venganza, y he aquí que la venganza está a las puertas, pues ya
no hay almas generosas ni persona digna de ofrecer la Víctima sin mancha al
Eterno en favor del mundo. Dios va a castigar de una manera sin precedentes.
¡Ay de los habitantes de la tierra! Dios va a derramar su cólera y nadie podrá
sustraerse a tantos males juntos. Los jefes, los conductores del pueblo de
Dios, han descuidado la oración y la penitencia, y el demonio ha oscurecido sus
inteligencias, se han convertido en estrellas errantes que el viejo diablo
arrastrará con su cola para hacerlos perecer. Dios permitirá a la antigua
serpiente poner divisiones entre los soberanos, en todas las sociedades y en
todas las familias. Se sufrirán penas físicas y morales. Dios abandonará a los
hombres a sí mismos y enviará castigos que se sucederán durante más de treinta
y cinco años.
Los malos
libros abundarán en la tierra y los espíritus de las tinieblas extenderán por
todas partes un relajamiento universal en todo lo relativo al servicio de Dios
y obtendrán un poder extraordinario sobre la naturaleza: habrá iglesias para
servir a esos espíritus. Algunas personas serán transportadas de un lugar a
otro por esos espíritus malvados, incluso sacerdotes, por no seguir el buen
espíritu del Evangelio, que es espíritu de humildad, de caridad y de celo por
la gloria de Dios.
Habrá por
todas partes prodigios extraordinarios, porque la verdadera fe se ha extinguido
y la falsa luz alumbra al mundo. ¡Ay de los príncipes de la Iglesia que se
hayan dedicado únicamente a amontonar riquezas, a poner a salvo su autoridad y
a dominar con orgullo!
Dado el
olvido de la santa fe de Dios, cada individuo querrá guiarse por sí mismo y ser
superior a sus semejantes. El Santo Padre sufrirá mucho. Yo estaré con él hasta
el fin para recibir su sacrificio. Los malvados atentarán muchas veces contra
su vida, sin poder poner fin a sus días.
Los
gobernantes civiles tendrán todos un mismo plan, que será abolir y hacer
desaparecer todo principio religioso, para dar lugar al materialismo, al
ateísmo, al espiritismo y a toda clase de vicios.
En los
conventos, las flores de la Iglesia estarán corrompidas y el demonio se hará
como el rey de los corazones. Que los que estén al frente de las comunidades
religiosas vigilen a las personas que han de recibir, porque el demonio usará
de toda su malicia para introducir en las órdenes religiosas a personas
entregadas al pecado, pues los desórdenes y el amor de los placeres carnales se
extenderán por toda la tierra.
Los
justos sufrirán mucho; sus oraciones, su penitencia y sus lágrimas subirán
hasta el cielo y todo el pueblo de Dios pedirá perdón y misericordia e
implorará mi ayuda e intercesión. Entonces Jesucristo, por un acto de justicia
y de su gran misericordia con los justos, mandará a sus ángeles para que mueran
todos sus enemigos. De golpe los perseguidores de la Iglesia de Jesucristo y
todos los hombres dados al pecado perecerán y la tierra quedará como un
desierto. Entonces se hará la paz, la reconciliación de Dios con los hombres;
Jesucristo será servido, adorado y glorificado; la caridad florecerá en todas
partes. Los nuevos reyes serán el brazo derecho de la Santa Iglesia, que será
fuerte, humilde, piadosa, pobre, celosa e imitadora de las virtudes de
Jesucristo. El Evangelio será predicado por todas partes y los hombres harán
grandes progresos en la fe, porque habrá unidad entre los obreros de
Jesucristo, y los hombres vivirán en el temor de Dios. Esta paz entre los
hombres no será larga: 25 años de abundantes cosechas les harán olvidar que los
pecados de los hombres son la causa de todos los males que suceden en la
tierra.
Yo dirijo
una apremiante llamada a la tierra; llamo a los verdaderos discípulos del Dios
que vive y reina en los cielos; llamo a los verdaderos imitadores de Cristo
hecho Hombre, el único y verdadero Salvador de los hombres; llamo a mis hijos,
a mis verdaderos devotos, a los que se me han consagrado a fin de que los
conduzca a mi divino Hijo, los que llevo, por decirlo así, en mis brazos, los
que han vivido de mi espíritu; finalmente llamo a los apóstoles de los últimos
tiempos, los fieles discípulos de Jesucristo que han vivido en el menosprecio
del mundo y de sí mismos, en la pobreza y en la humildad, en el desprecio y en
el silencio, en la oración y en la mortificación, en la castidad y en la unión
con Dios, en el sufrimiento y desconocidos del mundo. Ya es hora que salgan a
iluminar la tierra. Id y mostraos como mis hijos queridos, Yo estoy con
vosotros y en vosotros con tal que vuestra fe sea la luz que os ilumine en esos
días de infortunio. Que vuestro celo os haga hambrientos de la gloria de Dios y
de la honra de Jesucristo. Pelead, hijos de la luz, vosotros, pequeño número
que ahí veis; pues he aquí el tiempo de los tiempos, el fin de los fines”.
La Virgen Santísima predijo acontecimientos que se cumplieron en la fecha
indicada, afectando naciones, a la Iglesia y al mundo entero.
El cumplimiento de las profecías de María
María dio a los dos niños
profecías que se cumplirían en lo inmediato: la hambruna y peste que asoló
Europa fue anunciada allí, y su cumplimiento ayudó a la aprobación oficial de
la aparición. Sin embargo, María realizó profecías más importantes, que
afectarían al mundo entero no sólo en esos tiempos sino en el siglo por venir.
Profecías que nos tocan en forma directa en la actualidad, ya que los hechos iniciados
en Europa en la segunda mitad del siglo XIX dispararon el inicio de los
movimientos y las filosofías que culminaron en el alejamiento de Dios que
vivimos actualmente.
De este modo, las
palabras de la Virgen comenzarían a ser realidad muy pronto. En 1848, sólo dos
años después de esta aparición, Karl Marx lanza su manifiesto comunista, siendo
el marxismo la máxima expresión del humanismo secular, materialista y ateo. Es
la visión del hombre sin Dios, y sus consecuencias son harto conocidas en el mundo
entero. Como la Virgen lo había predicho, ese mismo año nace un movimiento
llamado “espiritualismo”,
iniciado por las hermanas Fox en Nueva York, que muy pronto se difundió en
Europa. En 1859 surge “El
libro de los espíritus” de Allan Kardec, codificador de la práctica
espiritista, la cual se extendió rápidamente. Una espiritista y contemporánea
suya, Elena Blavatsky, ayudada por algunos masones, funda la Sociedad Teosófica en
1875, en Nueva York, donde se gesta el movimiento de la “nueva era” o “new age”.
El Teosofismo difunde en el mundo occidental la teoría de la reencarnación y
propicia la formación de una religión mundial basada en el ocultismo. Sin
embargo, en este mismo período, la Iglesia, a pesar de haber sufrido un grave
deterioro de su posición oficial en casi toda Europa, produce grandes santos
empeñados en la misión de recristianizar el viejo continente, como el santo
cura de Ars (San Juan Bautista Vianney) o San Pío de Pietrelcina, entre muchos
otros. Su semilla se haría sentir oportunamente.
En el mensaje de La
Salette la Santísima Virgen anunciaba situaciones muy específicas, como la
indiscutible apostasía que reina hoy, el agnosticismo que avanza rápidamente
aún en ambientes católicos, el intento del hombre de usurpar el puesto de Dios,
la difusión del espiritismo, especialmente propiciado por el movimiento “nueva
era” o “new age”
con la llamada
“canalización de espíritus”, la proliferación de iglesias para el
culto a esos espíritus, los perniciosos libros que abundan por doquier, el plan
de las sociedades secretas para destruir la Iglesia, la terrible influencia del
materialismo y el ateísmo en el mundo a partir de entonces. También es una
realidad la cantidad de
“dioses encarnados”: gurúes, babas, swamis, etc., realizando “prodigios y milagros”,
que abundan por todas partes y pretenden suplantar a Jesucristo. La decadencia
moral es evidente. La verdadera espiritualidad se diluye en el error.
Aquellos que difundimos
la palabra del único y verdadero Salvador, Jesucristo, somos muchas veces perseguidos
y acusados de promover doctrinas que fomentan la división entre los hombres. Se
nos dice que para generar la unión y la paz en este mundo tenemos que aceptar
quitar del medio o suavizar aquello que fomenta las discusiones y diferencias:
así se nos orienta a aceptar a otros salvadores que reemplazan o complementan a
Jesús, a reducir el papel de María en la obra de la Salvación o a eliminarla
por completo, a suavizar o eliminar la verdad sobre el mayor regalo que Cristo
nos legó: Su Presencia cotidiana en los altares a través de la Eucaristía, a la
negación de los Sacramentos que Jesús mismo instauró (como la confesión o
penitencia), entre muchas otras iniciativas que nos alejan de la Palabra del
Verbo Encarnado. La Salette es un testimonio que no podemos desconocer, porque
nos regresa a la esencia que el mundo no puede negar:
¡Jesucristo
está vivo entre nosotros!
Los Videntes después de la Aparición
Maximino trató de ser sacerdote y entró en el seminario menor. Tenía mucha
dificultad en aprender, tuvo muchas dudas sobre su vocación y se retiró del
seminario. Muchos se preguntan por qué, acaso ¿no tuvo la gracia de la vocación
o no correspondió a ella? Podemos decir que la vida íntima de cada alma es un
misterio, las gracias que recibe y la respuesta que ésta da.
Afirman que Maximino tenía una fe profunda, y en la virtud de la castidad
fue muy íntegro y delicado llegando a decir en confidencia: "Cuando se ha
visto a la Santísima Virgen, uno no piensa más en mujeres". Trabajó en un
hospital por un tiempo, luego llegó a ser soldado y finalmente terminó
administrando una pequeña tienda de artículos religiosos.
Se habla de un mal entendido entre el Santo Cura de Ars y
Maximino. El joven visitó al santo cuando tenía una crisis
vocacional. El Cura de Ars que hasta entonces había sido entusiasta de
las apariciones se decepcionó al interpretar que Maximino se retractaba de
haber visto a la Virgen. Como buen obediente se remitía a la autoridad del
obispo y del Papa que habían aprobado las apariciones. "Dios no
confirmaría con milagros una superchería, ni la Iglesia la enriquecería con
indulgencias" (Journal d´une Institutrice, pag. 117). Maximino por su
parte negaba que él se hubiese retractado. Conforme a las explicaciones del
muchacho el cura estaba sordo y se le entendía mal, además sólo se le podía
hablar en el confesionario y hubo un mal entendido: él le dijo haber mentido a
veces, el cura de Ars entendió que se refería a la aparición... Parece
ser que años después el santo cura recibió una prueba de Dios de la autenticidad
de la aparición de la Salette. (Aunque en realidad no era necesaria, dado el
juicio de la Iglesia basado en el estudio de los hechos y en los milagros
reconocidos). No dejó de ser providencial el incidente de Ars, pues de él
hablaron tanto los periódicos que acudió el arzobispo de Lyón al Papa Pío IX
quién de esa forma recibió el secreto y aprobó la aparición.
Cuenta un amigo de Maximino con cierto asombro y tristeza que en ocasiones
se reunían con eclesiásticos y muchas otras personas y tristemente observaban a
Maximino vaciar los vasos de vino y volverlos a llenar en seguida. Dentro de la
providencia de Dios se pueden enumerar muchas purificaciones de pobreza y
enfermedad y calumnias con cuyos méritos sin duda habrá alcanzado glorias para
el cielo. Murió en estado de gracia cuando tenía treinta y ocho años de edad.
Melanie también trató de entrar a la vida religiosa. Visitó varias comunidades,
pero no permanecía suficiente tiempo en ellas. Le era muy difícil la vida
comunitaria. Recibió mucha persecución por haber sido elegida especialmente
para comunicar los mensajes. Aún en medio y llena de contradicciones, rechazos
e injurias poseía una fuerte valentía y una tenacidad admirable para difundir
al mundo el mensaje de Nuestra Señora de la Salette. Su vida de oración era
intensa, algunos milagros son atribuidos a ella aun estando en vida. Uno de
ellos es la enfermedad del Rev. Combe sanada al día siguiente después que
Melanie le dijera que estaría bien y que viviría hasta la ancianidad. El
sacerdote admirado le preguntó: "¿Qué dijiste?" "Bueno, contesta
Melanie, tan solo oré a la Señora y le dije: Madre mía, el P. Combe está
enfermo, él trabaja para ti y lo has dejado así." La vida del P. Combe
duró hasta sus 82 años.
En junio de 1904, Melanie deja Francia y se traslada a un pequeño pueblo
llamado Altamura en el sur de Italia. El obispo Mons. Cecchini, O.P: es amigo
suyo y la recibe con agrado. Encuentra una casa fuera de la ciudad. Está
tranquila y alegre en su soledad. Todos los días va a la Catedral. El 15 de
diciembre no fue. Había muerto durante la noche del 14 de diciembre. Forzaron
la puerta de su casa y la encontraron en el piso completamente vestida, tenía
72 años. En febrero de 1903 había profetizado que forzarían la puerta de su
casa y la encontrarían muerta, en un lugar desconocido de Italia. Dos de sus
vecinos cuentan que la noche anterior se había oído la preciosa melodía del
Tantum Ergo en la habitación de la dama francesa y que también oyeron una
campanita como la que es usada para llevar el Sagrado Viático a los moribundos.
La gente de Altamura sostiene que la Sagrada Comunión fue traída a Melanie por
el mismo Señor.
Juan
Pablo II y La Salette
Como se puede advertir
claramente, La Salette es un llamado a evitar una posible catástrofe para la
humanidad, un llamado a la conversión, a rectificar, a volver a Dios. En la
celebración del 150 aniversario de la aparición de La Salette, el Papa Juan
Pablo II envió un mensaje al obispo de Grenoble:
Para el
Papa, el mensaje de La Salette se enmarca “en un tiempo de grandes sufrimientos
para los pueblos afectados por el hambre y las injusticias, y aún más por la
indiferencia y la hostilidad con relación al mensaje evangélico... Las palabras
de María en La Salette... conservan una real actualidad... Presentad a la
Virgen Inmaculada las penas y esperanzas de este mundo.”
Fuentes: Corazones.org y Reina del Cielo
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