HIMNO
Virgen Santa, Madre mía.
Luz hermosa, claro día.
Que la tierra aragonesa
Te dignaste visitar,
Este pueblo que te adora,
De tu amor favor implora,
Y te aclama y te bendice
Abrazada a tu Pilar.
Pilar sagrado
Faro esplendente,
Rico presente
De caridad,
Pilar bendito
Trono de gloria.
Tú a la victoria
Nos llevarás.
Cantad, cantad
Himnos de honor y alabanza
A la Virgen del Pilar.
Luz hermosa, claro día.
Que la tierra aragonesa
Te dignaste visitar,
Este pueblo que te adora,
De tu amor favor implora,
Y te aclama y te bendice
Abrazada a tu Pilar.
Pilar sagrado
Faro esplendente,
Rico presente
De caridad,
Pilar bendito
Trono de gloria.
Tú a la victoria
Nos llevarás.
Cantad, cantad
Himnos de honor y alabanza
A la Virgen del Pilar.
Historia de la Virgen del Pilar
La tradición, tal como ha surgido de unos documentos del siglo XIII que se conservan en la catedral de Zaragoza, se remonta a la época inmediatamente posterior a la Ascensión de Jesucristo, cuando los apóstoles, fortalecidos con el Espíritu Santo, predicaban el Evangelio. Se dice que, por entonces (año 40 después de Cristo), el Apóstol Santiago el Mayor, hermano de San Juan e hijo de Zebedeo, predicaba en España. Aquellas tierras no habían recibido el evangelio, por lo que se encontraban atadas al paganismo. Santiago obtuvo la bendición de la Santísima Virgen para su misión.
Juan y Santiago, hijos
del Zebedeo, pescadores de Galilea que siguieron a Jesús hasta transformarse en
Sus Apóstoles. Después del Pentecostés, llenos del Espíritu Santo, los doce
Apóstoles salieron a evangelizar el mundo. Santiago tuvo la inspiración de elegir
la península Ibérica como destino, cambiando a partir de allí la historia de
España y de la América toda, muchos siglos más tarde.
Los documentos dicen
textualmente que Santiago, "pasando
por Asturias, llegó con sus nuevos discípulos a través de Galicia y de
Castilla, hasta Aragón, el territorio que se llamaba Celtiberia, donde está
situada la ciudad de Zaragoza, en las riberas del Ebro. Allí predicó Santiago
muchos días y, entre los muchos convertidos eligió como acompañantes a ocho
hombres, con los cuales trataba de día del reino de Dios, y por la noche,
recorría las riberas para tomar algún descanso".
María se aparece a Santiago
En la noche del 2 de
enero del año 40, Santiago se encontraba con sus discípulos junto al río Ebro
cuando "oyó voces de ángeles que cantaban Ave, María, gratia plena y vio
aparecer a la Virgen Madre de Cristo, de pie sobre un pilar de mármol". La
Santísima Virgen, que aún vivía en carne mortal, le pidió al Apóstol que se le
construyese allí una iglesia, con el altar en torno al pilar donde estaba de
pie, y prometió que "permanecerá este sitio hasta el fin de los tiempos
para que la virtud de Dios obre portentos y maravillas por mi intercesión con
aquellos que en sus necesidades imploren mi patrocinio".
Desapareció la Virgen y
quedó ahí el pilar. El Apóstol Santiago y los ocho testigos del prodigio
comenzaron inmediatamente a edificar una iglesia en aquel sitio y, con el
concurso de los conversos, la obra se puso en marcha con rapidez. Pero antes
que estuviese terminada la Iglesia, Santiago ordenó presbítero a uno de sus
discípulos para servicio de la misma, la consagró y le dio el título de Santa
María del Pilar, antes de regresarse a Judea. Esta fue la primera iglesia
dedicada en honor a la Virgen Santísima.
La
Virgen no demoró su misión ni un minuto. Cuando aún estaba en esta tierra,
antes de su Asunción, nos mostró con su aparición en España cual iba a ser su
misión a lo largo de los siglos. Mucho tiempo después, fue San Luis Grignon de
Monfort quien nos enseñó el alcance verdadero de la misión de María en el Plan
de Dios.
La devoción a la Virgen del Pilar
Muchos historiadores e
investigadores defienden esta tradición y aducen que hay una serie de
monumentos y testimonios que demuestran la existencia de una iglesia dedicada a
la Virgen de Zaragoza. El más antiguo de estos testimonios es el famoso
sarcófago de Santa Engracia, que se conserva en Zaragoza desde el siglo IV,
cuando la santa fue martirizada. El sarcófago representa, en un bajo relieve,
el descenso de la Virgen de los cielos para aparecerse al Apóstol Santiago.
Asimismo, hacia el año
835, un monje de San Germán de París, llamado Almoino, redactó unos escritos en
los que habla de la Iglesia de la Virgen María de Zaragoza, "donde había
servido en el siglo III el gran mártir San Vicente", cuyos restos fueron
depositados por el obispo de Zaragoza, en la iglesia de la Virgen María. También
está atestiguado que antes de la ocupación musulmana de Zaragoza (714) había
allí un templo dedicado a la Virgen.
La
devoción del pueblo por la Virgen del Pilar se halla tan arraigada entre los
españoles y desde épocas tan remotas, que la Santa Sede permitió el
establecimiento del Oficio del Pilar en el que se consigna la aparición de la
Virgen del Pilar como "una antigua y piadosa creencia".
Tradición a través de los siglos
En 1438 se escribió un
Libro de milagros atribuidos a la Virgen del Pilar, que contribuyó al fomento
de la devoción hasta el punto de que, el rey Fernando el católico dijo:
"creemos que ninguno de los católicos de occidente ignora que en la ciudad
de Zaragoza hay un templo de admirable devoción sagrada y antiquísima, dedicado
a la Sta.y Purísima Virgen y Madre de Dios, Santa María del Pilar, que
resplandece con innumerables y continuos milagros".
La tradición habla del
gran milagro del Cojo de Calanda, ocurrido en el año 1640. Se trata de un
hombre a quien le amputaron una pierna. Un día años más tarde, mientras
soñaba que visitaba la basílica de la Virgen del Pilar, la pierna volvió a su
sitio. Era la misma pierna que había perdido. Miles de personas fueron
testigos y en la pared derecha de la basílica hay un cuadro recordando este
milagro.
El Papa Clemente XII
señaló la fecha del 12 de octubre para la festividad particular de la Virgen
del Pilar, pero ya desde siglos antes, en todas las iglesias de España y entre
los pueblos sujetos al rey católico, se celebraba la dicha de haber tenido a la
Madre de Dios en su región, cuando todavía vivía en carne mortal.
Tres rasgos peculiares
que caracterizan a la Virgen del Pilar y la distinguen de las otras:
1- Se trata de una venida
extraordinaria de la Virgen durante su vida mortal. A diferencia de las otras
apariciones la Virgen viene cuando todavía vive en Palestina:
"Con ninguna
nación hizo cosa semejante", cantará con razón la liturgia del 2 de enero,
fiesta de la Venida de la Virgen.
2- La Columna o Pilar que
la misma Señora trajo para que sobre él se construyera la primera capilla que,
de hecho, sería el primer Templo Mariano de toda la Cristiandad.
3- La vinculación de la
tradición pilarista con la tradición jacobea (del Santuario de Santiago de
Compostela). Por ello, Zaragoza y Compostela, el Pilar y Santiago, han
constituido dos ejes fundamentales, en torno a los cuales ha girado durante
siglos la espiritualidad de los españoles.
ORACIÓN
Omnipotente y eterno Dios
que te dignaste disponer que la sacratísima Virgen María, Madre tuya, entre
coros de ángeles sobre esta Columna de mármol, enviada del Cielo, viniera
viviendo en carne mortal. Y que esta iglesia fuese edificada para su honra por
el protomártir de los apóstoles, Santiago, y sus discípulos; te suplicamos por
sus méritos e intercesión, nos concedas alcancemos fácilmente lo que con toda
confianza pedimos. Tu que vives y reinas con Dios Padre, en unidad del Espíritu
Santo, por todos los siglos de los siglos. Amén.
Bendita
y alabada sea la hora en que María Santísima vino en carne mortal a Zaragoza.
Por siempre sea bendita y alabada.
Bendita sea tu pureza y eternamente lo sea,
ResponderEliminarpues todo un Dios se recrea en tan graciosa belleza.
A ti, celestial princesa, Virgen Sagrada María,
yo te ofrezco en este día alma, vida y corazón.
Mírame con compasión, no me dejes Madre mía,
morir sin tu bendición sería mi perdición.
Gloria, hermosísima esta oración. Gracias por tu visita.
ResponderEliminarUn abrazo, amiga.