Muchos pueblos renacieron a Dios por mí
De la Confesión de san Patricio
(Caps. 14-16: PL 53, 808-809)
De la Confesión de san Patricio
(Caps. 14-16: PL 53, 808-809)
Sin cesar doy gracias a Dios que me mantuvo fiel el
día de la prueba. Gracias a él puedo hoy ofrecer con toda confianza a
Cristo, quien me liberó de todas mis tribulaciones, el sacrificio de mi
propia alma como víctima viva, y puedo decir: ¿Quién soy yo, y cuál es
la excelencia de mi vocación, Señor, que me has revestido de tanta
gracia divina? Tú me has concedido exultar de gozo entre los gentiles y
proclamar por todas partes tu nombre, lo mismo en la prosperidad que en
la adversidad. Tú me has hecho comprender que cuanto me sucede, lo mismo
bueno que malo, he de recibirlo con idéntica disposición, dando gracias
a Dios que me otorgó esta fe inconmovible y que constantemente me
escucha. Tú has concedido a este ignorante el poder realizar en estos
tiempos esta obra tan piadosa y maravillosa, imitando a aquellos de los
que el Señor predijo que anunciarían su Evangelio
para que llegue a oídos de todos los
pueblos. ¿De dónde me vino después este don tan grande y tan
saludable: conocer y amar a Dios, perder a mi patria y a mis padres y
llegar a esta gente de Irlanda, para predicarles el Evangelio, sufrir
ultrajes de parte de los incrédulos, ser despreciado como extranjero,
sufrir innumerables persecuciones hasta ser encarcelado y verme privado
de mi condición de hombre libre, por el bien de los demás?
Dios me juzga digno de ello, estoy dispuesto a dar mi
vida gustoso y sin vacilar por su nombre, gastándola hasta la muerte.
Mucho es lo que debo a Dios, que me concedió gracia tan grande de que
muchos pueblos renacieron a Dios por mí. Y después les dio crecimiento y
perfección. Y también porque pude ordenar en todos aquellos lugares a
los ministros para el servicio del pueblo recién convertido; pueblo que
Dios había llamado desde los confines de la tierra, como lo había
prometido por los profetas: A ti
vendrán los paganos, de los extremos del orbe, diciendo: «Qué engañoso
es el legado de nuestros padres, qué vaciedad sin provecho».
Y también: Te
hago luz de las naciones, para que mi salvación alcance hasta el confín
de la tierra.
Allí
quiero esperar el cumplimiento de su promesa infalible, como afirma en
el Evangelio:
Vendrán de Oriente y Occidente y se sentarán con Abrahán,
Isaac y Jacob.
Oración
Oh Dios, que elegiste a tu obispo san Patricio para
que anunciara tu gloria a los pueblos de Irlanda, concede, por su
intercesión y sus méritos, a cuantos se glorían llamarse cristianos, la
gracia de proclamar siempre tus maravillas delante de los hombres. Por
nuestro Señor Jesucristo.
Coraza de San Patricio
Me envuelvo hoy día y ato a mí una fuerza poderosa;
La invocación de la Trinidad, la fe en las Tres Personas, la confesión de
La unidad del Creador del universo.
Me envuelvo hoy día y ato a mí:
La fuerza de Cristo con Su Bautismo,
La fuerza de Su Crucifixión y Entierro,
La fuerza de Su Resurrección y Ascensión,
La fuerza de Su Vuelta para el juicio de la eternidad.
Me envuelvo hoy día y ato a mí:
La fuerza del amor de los querubines,
La obediencia de los ángeles,
El servicio de los arcángeles,
La esperanza de la resurrección para el premio,
La oración de los patriarcas,
La visión de los profetas,
Las palabras de los apóstoles,
La fe de los mártires,
La inocencia de las santas vírgenes y
Las buenas obras de los confesores.
Me envuelvo hoy día y ato a mí el poder del Cielo,
La luz del sol, el brillo de la luna,
El resplandor del fuego, la velocidad del rayo,
La rapidez del viento, la profundidad del mar,
La firmeza de la tierra, la solidez de la roca.
Me envuelvo hoy día y ato a mí:
La Fuerza de Dios para orientarme,
El Poder de Dios para sostenerme,
La Sabiduría de Dios para guiarme,
El Ojo de Dios para prevenirme,
El Oído de Dios para escucharme,
La Palabra de Dios para apoyarme,
La Mano de Dios para defenderme,
El Camino de Dios para recibir mis pasos,
El Escudo de Dios para protegerme,
Los Ejércitos de Dios para darme seguridad
Contra las trampas de los demonios,
Contra las tentaciones de los vicios,
Contra las inclinaciones de la naturaleza,
Contra todos los que desean el mal de lejos y de cerca
Estando yo solo en la multitud
Convoco hoy día todas esas fuerzas poderosas que están entre mí y esos males
Contra las encantaciones de los falsos profetas,
Contra las leyes negras del paganismo,
Contra las leyes falsas de los herejes,
Contra la astucia de la idolatría,
Contra los conjuros de las brujas, brujos y magos,
Contra las curiosidades que dañan el cuerpo y el alma del hombre.
Invoco a Cristo que me proteja hoy día:
Contra el veneno, el incendio, el ahogo, las heridas,
Para que pueda yo alcanzar abundancia de premio.
Cristo conmigo, Cristo delante de mí, Cristo detrás de mí,
Cristo en mí, Cristo bajo mí, Cristo sobre mí,
Cristo a mi derecha, Cristo a mi izquierda,
Cristo en la anchura, Cristo en la longitud, Cristo en la altura,
Cristo en el corazón de todo hombre que piensa en mí,
Cristo en la boca de todos los que hablan de mí,
Cristo en todo ojo que me ve, Cristo en todo oído que me escucha
Me envuelvo hoy día y ato a mí una fuerza poderosa;
La invocación de la Trinidad, la fe en las Tres Personas,
La confesión de la unidad del Creador del universo.
Del Señor es la salvación. Del Señor es la salvación. De Cristo es la salvación
Tu salvación, Señor, está siempre con nosotros.
Amén
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