Cuarta
Parte
Tema:
CONOCIMIENTO DE JESUCRISTO
Actos
de amor a Dios, acción de gracias por las bendiciones de Jesús, contrición y
resolución
Durante
este período nos emplearemos en estudiar a Jesucristo. ¿Qué se tiene que
estudiar de Jesucristo?
Primero: El Hombre- Dios, su
gracia y gloria, después sus derechos en el dominio soberano sobre nosotros; ya
que, habiendo renunciado a Satanás y al mundo, tomamos a Jesucristo como
Nuestro Señor.
Segundo: Su vida interior;
las virtudes y los actos de su Sagrado Corazón; su asociación con maría y los
misterios de la Anunciación y Encarnación. Durante su infancia y vida oculta en
la fiesta de las bodas de Caná y en el Calvario…
ORACIONES
QUE SE REZARÁN DESDE EL DÍA 27º AL 33º
Letanías
del Espíritu Santo
Señor, ten piedad (bis)
Cristo, ten piedad (bis)
Señor, ten piedad (bis)
Cristo, óyenos (bis)
Cristo, escúchanos (bis)
Cristo, ten piedad (bis)
Señor, ten piedad (bis)
Cristo, óyenos (bis)
Cristo, escúchanos (bis)
Responderemos: Ten misericordia de nosotros
Dios Padre Celestial,
Dios, Hijo, Redentor del mundo,
Dios, Espíritu Santo,
Trinidad Santa, un solo Dios,
Dios Padre Celestial,
Dios, Hijo, Redentor del mundo,
Dios, Espíritu Santo,
Trinidad Santa, un solo Dios,
Responderemos: Ilumínanos
y santifícanos.
Espíritu que procede del
Padre y del Hijo,
Espíritu del Señor, que al comienzo de la creación planeando sobre las aguas las fecundaste,
Espíritu del Señor, que al comienzo de la creación planeando sobre las aguas las fecundaste,
Espíritu por inspiración del
cual han hablado los profetas,
Espíritu cuya unción nos enseña todas las cosas.
Espíritu que das testimonio de Cristo.
Espíritu cuya unción nos enseña todas las cosas.
Espíritu que das testimonio de Cristo.
Espíritu de verdad que nos
instruyes sobre todas las cosa,
Espíritu que sobreviene a María.
Espíritu que sobreviene a María.
Espíritu
del Señor que llena todo el orbe.
Espíritu de Dios que habita en nosotros.
Espíritu de sabiduría y de entendimiento.
Espíritu de consejo y de fortaleza.
Espíritu de ciencia y de piedad.
Espíritu de temor del Señor.
Espíritu de gracia y de misericordia.
Espíritu de fuerza, de dilección (amor reflexivo) y de sobriedad.
Espíritu de fe, de esperanza, de amor y de paz.
Espíritu de humildad y de castidad.
Espíritu de benignidad y de mansedumbre.
Espíritu de multiforme gracia.
Espíritu que escrutas los secretos de Dios.
Espíritu que ruegas por nosotros con gemidos inenarrables.
Espíritu que descendiste sobre Cristo en forma de paloma.
Espíritu en el cual renacemos.
Espíritu de Dios que habita en nosotros.
Espíritu de sabiduría y de entendimiento.
Espíritu de consejo y de fortaleza.
Espíritu de ciencia y de piedad.
Espíritu de temor del Señor.
Espíritu de gracia y de misericordia.
Espíritu de fuerza, de dilección (amor reflexivo) y de sobriedad.
Espíritu de fe, de esperanza, de amor y de paz.
Espíritu de humildad y de castidad.
Espíritu de benignidad y de mansedumbre.
Espíritu de multiforme gracia.
Espíritu que escrutas los secretos de Dios.
Espíritu que ruegas por nosotros con gemidos inenarrables.
Espíritu que descendiste sobre Cristo en forma de paloma.
Espíritu en el cual renacemos.
Espíritu
por el cual se difunde la caridad en nuestros corazones.
Espíritu de adopción de los hijos de Dios.
Espíritu que en lenguas de fuego sobre los apóstoles apareciste.
Espíritu con el cual fueron los apóstoles henchidos.
Espíritu que distribuyes tus dones a cada uno como quieres.
Espíritu de adopción de los hijos de Dios.
Espíritu que en lenguas de fuego sobre los apóstoles apareciste.
Espíritu con el cual fueron los apóstoles henchidos.
Espíritu que distribuyes tus dones a cada uno como quieres.
Sednos propicio, perdónanos, Señor.
Sednos propicio, escúchanos, Señor.
Responderemos: Líbranos, Señor
De todo mal,
De todo pecado,
De tentaciones e insidias del demonio.
De la presunción y desesperación.
De la resistencia a la verdad conocida.
De la obstinación y de la impenitencia.
De la impureza de la mente y del cuerpo.
Del espíritu de fornicación.
De todo espíritu del mal.
De todo mal,
De todo pecado,
De tentaciones e insidias del demonio.
De la presunción y desesperación.
De la resistencia a la verdad conocida.
De la obstinación y de la impenitencia.
De la impureza de la mente y del cuerpo.
Del espíritu de fornicación.
De todo espíritu del mal.
Responderemos:
Te rogamos, óyenos.
Por Tu eterna procesión del Padre y
del
Hijo.
Por Tu descenso sobre Cristo en el Jordán
Por Tu advenimiento sobre los discípulos.
En el día del juicio, nosotros pecadores.
Para que así como vivimos del Espíritu, obremos también por El.
Para que reacordando que somos templo del Espíritu Santo, no lo profanemos.
Para que viviendo según el Espíritu, no cumplamos los deseos de la carne.
A fin de que por el Espíritu mortifiquemos las obras de la carne.
Para que no te contristemos a Ti, Espíritu Santo de Dios.
Para que seamos solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz.
Para que no creamos a todo espíritu.
Para que probemos a los espíritus si son de Dios.
Para que te dignes renovar en nosotros el espíritu de rectitud.
Para que nos confirmes por tu Espíritu Soberano.
Por Tu descenso sobre Cristo en el Jordán
Por Tu advenimiento sobre los discípulos.
En el día del juicio, nosotros pecadores.
Para que así como vivimos del Espíritu, obremos también por El.
Para que reacordando que somos templo del Espíritu Santo, no lo profanemos.
Para que viviendo según el Espíritu, no cumplamos los deseos de la carne.
A fin de que por el Espíritu mortifiquemos las obras de la carne.
Para que no te contristemos a Ti, Espíritu Santo de Dios.
Para que seamos solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz.
Para que no creamos a todo espíritu.
Para que probemos a los espíritus si son de Dios.
Para que te dignes renovar en nosotros el espíritu de rectitud.
Para que nos confirmes por tu Espíritu Soberano.
Cordero de Dios, que quitas el pecado
del Mundo, perdónanos,
Señor.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del Mundo, escúchanos, Señor
Cordero de Dios, que quitas el pecado del Mundo, ten piedad de nosotros.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del Mundo, escúchanos, Señor
Cordero de Dios, que quitas el pecado del Mundo, ten piedad de nosotros.
Asístanos, te pedimos Señor, la
virtud del Espíritu Santo, que purifique clemente nuestros corazones y
nos preserve de todo mal. Te lo pedimos por el mismo Jesucristo Nuestro Señor.
Amén.
AVE, MARIS
STELLA
Salve, estrella del mar,
Madre, que diste a luz a Dios,
Quedando perpetuamente Virgen, feliz puerta del cielo,
Pues recibiste aquel Ave, de labios de Gabriel,
ciméntanos en la paz, trocando el nombre a Eva.
Suelta las prisiones a los reos, da lumbre a los ciegos,
ahuyenta nuestros males, recábanos todos los bienes,
Muestra que eres Madre, reciba por tu mediación nuestras plegarias,
el que nacido por nosotros, se dignó ser tuyo.
Virgen singular, sobre todos suave,
Haz que libres de culpas, seamos suaves y castos.
Quedando perpetuamente Virgen, feliz puerta del cielo,
Pues recibiste aquel Ave, de labios de Gabriel,
ciméntanos en la paz, trocando el nombre a Eva.
Suelta las prisiones a los reos, da lumbre a los ciegos,
ahuyenta nuestros males, recábanos todos los bienes,
Muestra que eres Madre, reciba por tu mediación nuestras plegarias,
el que nacido por nosotros, se dignó ser tuyo.
Virgen singular, sobre todos suave,
Haz que libres de culpas, seamos suaves y castos.
Danos una vida pura, prepara una
senda segura,
Para que, viendo a Jesús, eternamente nos gocemos.
Gloria sea a Dios Padre, loor a Cristo altísimo
y al Espíritu Santo: a los tres un solo honor. Amén.
Para que, viendo a Jesús, eternamente nos gocemos.
Gloria sea a Dios Padre, loor a Cristo altísimo
y al Espíritu Santo: a los tres un solo honor. Amén.
LETANIA
DEL SANTO NOMBRE DE JESUS
Señor, ten piedad
de nosotros.
Cristo, ten piedad de nosotros.
Señor, ten piedad de nosotros.
Jesús, óyenos.
Jesús, escúchanos.
Cristo, ten piedad de nosotros.
Señor, ten piedad de nosotros.
Jesús, óyenos.
Jesús, escúchanos.
Responderemos: Ten piedad de nosotros.
Dios, Padre celestial,
Dios, Hijo, redentor del mundo,
Dios, Espíritu Santo,
Dios santo, trino y uno,
Jesús, Hijo de Dios vivo,
Jesús, resplandor del Padre,
Jesús, candor de la luz eterna,
Jesús, rey de la gloria,
Jesús, sol de justicia,
Jesús, Hijo de la Virgen María,
Jesús, amable,
Jesús, admirable,
Jesús, Dios fuerte,
Jesús, Padre del siglo futuro,
Jesús, ángel del gran consejo
Jesús, poderosísimo,
Jesús, obedientísimo,
Jesús, manso y humilde de corazón,
Jesús, amador de la castidad,
Jesús, amador nuestro,
Jesús, Dios de paz,
Jesús, autor de la vida,
Jesús, modelo de virtudes,
Jesús, celador de las almas,
Jesús, Dios nuestro,
Jesús, refugio nuestro,
Jesús, padre de los pobres,
Jesús, tesoro de los fieles,
Jesús, buen pastor,
Jesús, luz verdadera,
Jesús, sabiduría eterna,
Jesús, bondad infinita,
Jesús, camino y vida nuestra,
Jesús, gozo de los ángeles,
Jesús, rey de los patriarcas,
Jesús, maestro de los apóstoles,
Jesús, doctor de los evangelistas,
Jesús, fortaleza de los mártires,
Jesús, luz de los confesores,
Jesús, pureza de las vírgenes,
Jesús, corona de todos los santos,
Dios, Padre celestial,
Dios, Hijo, redentor del mundo,
Dios, Espíritu Santo,
Dios santo, trino y uno,
Jesús, Hijo de Dios vivo,
Jesús, resplandor del Padre,
Jesús, candor de la luz eterna,
Jesús, rey de la gloria,
Jesús, sol de justicia,
Jesús, Hijo de la Virgen María,
Jesús, amable,
Jesús, admirable,
Jesús, Dios fuerte,
Jesús, Padre del siglo futuro,
Jesús, ángel del gran consejo
Jesús, poderosísimo,
Jesús, obedientísimo,
Jesús, manso y humilde de corazón,
Jesús, amador de la castidad,
Jesús, amador nuestro,
Jesús, Dios de paz,
Jesús, autor de la vida,
Jesús, modelo de virtudes,
Jesús, celador de las almas,
Jesús, Dios nuestro,
Jesús, refugio nuestro,
Jesús, padre de los pobres,
Jesús, tesoro de los fieles,
Jesús, buen pastor,
Jesús, luz verdadera,
Jesús, sabiduría eterna,
Jesús, bondad infinita,
Jesús, camino y vida nuestra,
Jesús, gozo de los ángeles,
Jesús, rey de los patriarcas,
Jesús, maestro de los apóstoles,
Jesús, doctor de los evangelistas,
Jesús, fortaleza de los mártires,
Jesús, luz de los confesores,
Jesús, pureza de las vírgenes,
Jesús, corona de todos los santos,
Sednos propicio, perdónanos, Jesús
Sednos propicio, escúchanos, Jesús
Sednos propicio, escúchanos, Jesús
Responderemos: Líbranos, Jesús
De todo
mal,
De todo pecado,
De tu ira,
De las asechanzas del demonio,
Del espíritu de fornicación,
De la muerte eterna,
Del desprecio de tus inspiraciones,
Por el misterio de tu santa encarnación,
Por tu nacimiento,
Por tu infancia,
Por tu vida divina,
Por tus trabajos,
Por tu Pasión y gloria,
Por tu cruz y desamparo,
Por tus sufrimientos,
Por tu muerte y sepultura,
Por tu resurrección,
Por tu ascensión,
Por tu institución de la santísima Eucaristía,
Por tus gozos,
Por tu gloria,
De todo pecado,
De tu ira,
De las asechanzas del demonio,
Del espíritu de fornicación,
De la muerte eterna,
Del desprecio de tus inspiraciones,
Por el misterio de tu santa encarnación,
Por tu nacimiento,
Por tu infancia,
Por tu vida divina,
Por tus trabajos,
Por tu Pasión y gloria,
Por tu cruz y desamparo,
Por tus sufrimientos,
Por tu muerte y sepultura,
Por tu resurrección,
Por tu ascensión,
Por tu institución de la santísima Eucaristía,
Por tus gozos,
Por tu gloria,
Cordero de Dios, que quitas los pecados del
mundo, Jesús, perdónanos
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo, Jesús, escúchanos.
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo, Jesús, ten piedad de nosotros.
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo, Jesús, escúchanos.
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo, Jesús, ten piedad de nosotros.
Jesús, óyenos.
Jesús, escúchanos.
Bendito sea el nombre del Señor.
Ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
ORACIÓN
Señor Jesucristo, que dijiste: Pedid y
recibiréis, buscad y hallaréis, llamad y se os abrirá; te suplicamos derrames
sobre nosotros la ternura de tu divino amor, a fin de que amándote de todo
corazón, con palabra y con obras, nunca cesemos de alabarte. Haz, Señor, que
temamos y amemos también perpetuamente tu santo nombre, porque jamás abandona
tu providencia a los que proteges con la fortaleza de tu amor. Que vives y
reinas por los siglos de los siglos. Amén.
ORACIÓN A NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO
DE SAN LUIS MARÍA GRIGNION DE MONTFORT
DE SAN LUIS MARÍA GRIGNION DE MONTFORT
Dejadme, Amabilísimo Jesús mío, que dirija
a Vos, para atestiguaros mi reconocimiento por la merced que me habéis hecho
con la devoción de la esclavitud, dándome a vuestra Santísima Madre para que
sea Ella mi abogada delante de vuestra Majestad, y en mi grandísima miseria mi
universal suplemento. ¡Ay, Señor! Tan miserable soy, que sin esta buena Madre,
infaliblemente me hubiera perdido. Sí, que a mí me hace falta María, delante de
Vos y en todas partes; me hace falta ahora calmar vuestra justa cólera, pues
tanto os he ofendido y todos los días os ofendo; me hace falta para detener los
eternos y merecidos castigos con que vuestra justicia me amenaza, para pediros,
para acercarme a Vos y para daros gusto; me hace falta para salvar mi alma y la
de otros; me hace falta, en una palabra, para hacer siempre vuestra voluntad,
buscar en todo vuestra mayor gloria. ¡Ah, si pudiera yo publicar por todo el
universo esta misericordia que habéis tenido conmigo! ¡Si pudiera hacer que
conociera todo el mundo que si no fuera por María estaría yo condenado!
¡Si yo
pudiera dignamente daros las gracias por tan grande beneficio! María está en mí. Haec
facta est mihi. ¡Oh, qué tesoro! ¡Oh, qué consuelo! Y, de ahora en
adelante, ¿no seré todo para Ella? ¡Oh, qué ingratitud! Antes la muerte.
Salvador mío queridísimo, que permitáis tal desgracia, que mejor quiero morir
que vivir sin ser todo de María. Mil y mil veces, como San Juan Evangelista al
pie de la cruz, la he tomado en vez de todas mis cosas. ¡Cuántas veces me he
entregado a Ella! Pero si todavía no he hecho esta entrega a vuestro gusto, la
hago ahora, mi Jesús querido, como vos queréis la haga. Y si en mi alma o en mi
cuerpo veis alguna cosa que no pertenezca a esta Princesa augusta, arrancadla,
os ruego arrojadla lejos de mí; que no siendo de María, indigna es de Vos.
¡Oh, Espíritu Santo! Concededme todas las
gracias, plantad, regad y cultivad en mi alma el árbol de la vida verdadero,
que es la amabilísima María, para que crezca y florezca y dé con abundancia el
fruto de vida. ¡Oh, Espíritu Santo!
Dadme mucha devoción y mucha afición a
María; que me apoye mucho en su seno maternal, y recurra de continuo a su
misericordia, para que en ella forméis dentro de mí a Jesucristo, al natural,
crecido y vigoroso hasta la plenitud de su edad perfecta. Amén.
Oh, Jesús, que vives
en María
Ven, ¡Oh, Jesús!, que vives en María; ven a
vivir y reinar en nosotros, que tu vida se exprese en nuestra vida para vivir
tan sólo para Ti. Forja en nuestra alma, ¡Oh, Cristo!, tus virtudes, tu
Espíritu divino y santidad, tus máximas perfectas y tus normas y el ardor de tu
eterna caridad. Danos parte, Señor, en tus misterios para que te podamos
imitar; tú que eres Luz de Luz, danos tus luces, y en pos de Ti podremos
caminar. Reina, Cristo, en nosotros por tu Madre, sobre el demonio y la
naturaleza, en virtud de tu nombre soberano, para la gloria del Padre
celestial. Amén.
Día 27º Cristo,
nuestro fin último
Jesucristo Nuestro Señor, verdadero Dios y
verdadero hombre, debe ser el fin último de nuestras devociones; a no ser así,
serían falsas y engañosas. Jesucristo es el alfa y el omega,
el comienzo y fin de todas las cosas.
No trabajamos, como dice el Apóstol, más
que por hacer perfecto a todo hombre en Jesucristo, porque sólo en El reside
toda plenitud de la Divinidad y todas las demás plenitudes de gracia, de
virtudes y de perfecciones; porque sólo en El estamos bendecidos con toda
bendición espiritual; porque Él es el único Maestro que debe enseñarnos, es
nuestro único Señor de quien debemos depender, nuestro único Jefe a quien
debemos pertenecer, nuestro único Modelo a que debemos conformarnos, nuestro
único Médico que nos debe sanar, nuestro único Pastor que debe alimentarnos,
nuestro único Camino por donde debemos andar, nuestra única Verdad que debemos
creer, nuestra única Vida que debe vivificarnos, y nuestro único Todo en todas
las cosas que debe bastarnos.
No se ha pronunciado bajo el cielo otro
nombre que el de Jesús por el cual debamos ser salvos. Dios no ha puesto otro
fundamento de nuestra salvación, de nuestra perfección y de nuestra gloria, más
que a Jesucristo; todo edificio que no está construido sobre esta piedra firme,
está levantado sobre movediza arena, y más o menos tarde caerá infaliblemente.
Con Jesucristo y en Jesucristo lo podemos
todo: podemos dar toda honra y gloria al Padre en unidad del Espíritu Santo,
hacernos perfectos y ser para el prójimo buen olor de vida eterna.
Si, pues, nos entregamos a la hermosa
devoción hacia la Virgen Santísima, es sólo para establecer más perfectamente
el amor de Jesucristo, y de hallar un medio fácil y seguro de hallar a
Jesucristo.
Como ya lo he demostrado, y aún demostraré
más adelante, pues esta devoción nos es necesaria para hallar a Jesucristo
perfectamente, para amarle tiernamente y para servirle fielmente.
(Tomado del Libro Tratado de la Verdadera
Devoción a la Santísima Virgen por San Luis María Grignion de Montfort.
Núms.61-62)
Día 28º Leer: San Mateo, capítulo 26, versículos 1-2;
26:1 Cuando Jesús terminó de decir todas estas palabras, dijo a
sus discípulos:
26:2 "Ya saben que dentro de dos días se celebrará la Pascua, y el Hijo del hombre será entregado para ser crucificado".
26:2 "Ya saben que dentro de dos días se celebrará la Pascua, y el Hijo del hombre será entregado para ser crucificado".
26-29;
26:26 Mientras comían, Jesús tomó el pan, pronunció la
bendición, lo partió y lo dio a sus discípulos, diciendo: "Tomen y coman,
esto es mi Cuerpo".
26:27 Después tomó una copa, dio gracias y se la entregó, diciendo: "Beban todos de ella,
26:28 porque esta es mi Sangre, la Sangre de la Alianza, que se derrama por muchos para la remisión de los pecados.
26:29 Les aseguro que desde ahora no beberé más de este fruto de la vid, hasta el día en que beba con ustedes el vino nuevo en el Reino de mi Padre".
26:27 Después tomó una copa, dio gracias y se la entregó, diciendo: "Beban todos de ella,
26:28 porque esta es mi Sangre, la Sangre de la Alianza, que se derrama por muchos para la remisión de los pecados.
26:29 Les aseguro que desde ahora no beberé más de este fruto de la vid, hasta el día en que beba con ustedes el vino nuevo en el Reino de mi Padre".
Y 36-46.
26:36 Cuando Jesús llegó con sus discípulos a una propiedad
llamada Getsemaní, les dijo: "Quédense aquí, mientras yo voy allí a
orar".
26:37 Y llevando con él a Pedro y a los dos hijos de Zebedeo, comenzó a entristecerse y a angustiarse.
26:38 Entonces les dijo: "Mi alma siente una tristeza de muerte. Quédense aquí, velando conmigo".
26:39 Y adelantándose un poco, cayó con el rostro en tierra, orando así: "Padre mío, si es posible, que pase lejos de mí este cáliz, pero no se haga mi voluntad, sino la tuya".
26:40 Después volvió junto a sus discípulos y los encontró durmiendo. Jesús dijo a Pedro: "¿Es posible que no hayan podido quedarse despiertos conmigo, ni siquiera una hora?
26:41 Estén prevenidos y oren para no caer en la tentación, porque el espíritu está dispuesto, pero la carne es débil".
26:42 Se alejó por segunda vez y suplicó: "Padre mío, si no puede pasar este cáliz sin que yo lo beba, que se haga tu voluntad".
26:43 Al regresar los encontró otra vez durmiendo, porque sus ojos se cerraban de sueño.
26:44 Nuevamente se alejó de ellos y oró por tercera vez, repitiendo las mismas palabras.
26:45 Luego volvió junto a sus discípulos y les dijo: "Ahora pueden dormir y descansar: ha llegado la hora en que el Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los pecadores.
26:46 ¡Levántense! ¡Vamos! Ya se acerca el que me va a entregar".
26:37 Y llevando con él a Pedro y a los dos hijos de Zebedeo, comenzó a entristecerse y a angustiarse.
26:38 Entonces les dijo: "Mi alma siente una tristeza de muerte. Quédense aquí, velando conmigo".
26:39 Y adelantándose un poco, cayó con el rostro en tierra, orando así: "Padre mío, si es posible, que pase lejos de mí este cáliz, pero no se haga mi voluntad, sino la tuya".
26:40 Después volvió junto a sus discípulos y los encontró durmiendo. Jesús dijo a Pedro: "¿Es posible que no hayan podido quedarse despiertos conmigo, ni siquiera una hora?
26:41 Estén prevenidos y oren para no caer en la tentación, porque el espíritu está dispuesto, pero la carne es débil".
26:42 Se alejó por segunda vez y suplicó: "Padre mío, si no puede pasar este cáliz sin que yo lo beba, que se haga tu voluntad".
26:43 Al regresar los encontró otra vez durmiendo, porque sus ojos se cerraban de sueño.
26:44 Nuevamente se alejó de ellos y oró por tercera vez, repitiendo las mismas palabras.
26:45 Luego volvió junto a sus discípulos y les dijo: "Ahora pueden dormir y descansar: ha llegado la hora en que el Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los pecadores.
26:46 ¡Levántense! ¡Vamos! Ya se acerca el que me va a entregar".
Día 29º De la
imitación de Cristo y desprecio de todas las vanidades del mundo.
Quien me sigue no anda en tinieblas, dice
el Señor. Estas palabras son de Cristo, con las cuales nos amonesta que
imitemos su vida y costumbres, si queremos verdaderamente ser alumbrados y
libres de toda la ceguedad del corazón.
Sea, pues, nuestro estudio pensar en la
vida de Jesucristo. La doctrina de Cristo excede a la de todos los Santos, y el
que tuviese espíritu hallará en ella maná escondido.
Mas acaece que muchos, aunque a, menudo
oigan el Evangelio, gustan poco de él, porque no tienen el espíritu de Cristo.
Conviéneles que procuren conformar con El toda su vida.
¿Qué te aprovecha disputar altas cosas de
la Trinidad, si careces de humildad, por donde desagradas a la Trinidad?
Por cierto, las palabras subidas no hacen
santo ni justo; mas la virtuosa vida hace al hombre amable a Dios.
Más deseo sentir la contrición que saber
definirla.
Si supieses toda. 1a Biblia. a la letra y
los dichos de todos los filósofos, ¿qué te aprovecharía todo sin caridad y
gracia de Dios?
Vanidad de vanidades y todo vanidad, sino amar
y servir solamente a Dios.
Suma sabiduría es, por el desprecio del
mundo, ir a los reinos celestiales.
(Tomado del Libro:
Imitación de Cristo, Libro I, cap. 1).
Día 30º Leer: San Mateo,
capítulo 27, versículos 36-44.
27:36 y sentándose allí, se
quedaron para custodiarlo.
27:37 Colocaron sobre su cabeza una inscripción con el motivo de su condena: "Este es Jesús, el rey de los judíos".
27:38 Al mismo tiempo, fueron crucificados con él dos bandidos, uno a su derecha y el otro a su izquierda.
27:37 Colocaron sobre su cabeza una inscripción con el motivo de su condena: "Este es Jesús, el rey de los judíos".
27:38 Al mismo tiempo, fueron crucificados con él dos bandidos, uno a su derecha y el otro a su izquierda.
27:39 Los que pasaban, lo insultaban y, moviendo la cabeza,
27:40 decían: "Tú, que destruyes el Templo y en tres días lo vuelves a edificar, ¡sálvate a ti mismo, si eres Hijo de Dios, y baja de la cruz!"
27:41 De la misma manera, los sumos sacerdotes, junto con los escribas y los ancianos, se burlaban, diciendo:
27:42 "¡Ha salvado a otros y no puede salvarse a sí mismo! Es rey de Israel: que baje ahora de la cruz y creeremos en él.
27:43 Ha confiado en Dios; que él lo libre ahora si lo ama, ya que él dijo: "Yo soy Hijo de Dios"".
27:44 También lo insultaban los bandidos crucificados con él.
27:40 decían: "Tú, que destruyes el Templo y en tres días lo vuelves a edificar, ¡sálvate a ti mismo, si eres Hijo de Dios, y baja de la cruz!"
27:41 De la misma manera, los sumos sacerdotes, junto con los escribas y los ancianos, se burlaban, diciendo:
27:42 "¡Ha salvado a otros y no puede salvarse a sí mismo! Es rey de Israel: que baje ahora de la cruz y creeremos en él.
27:43 Ha confiado en Dios; que él lo libre ahora si lo ama, ya que él dijo: "Yo soy Hijo de Dios"".
27:44 También lo insultaban los bandidos crucificados con él.
Del Camino Real de la
Santa Cruz
Esta palabra parece dura a muchos: Niégate
a ti mismo, toma tu cruz, y sigue a Jesús. Pero mucho más duro será oír aquella
postrera palabra: Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno. Pues los que ahora
oyen y siguen de buena voluntad la palabra de la cruz, no temerán entonces oír
la palabra de la eterna condenación.
Esta señal de la cruz estará en el cielo,
cuando el Señor vendrá a juzgar.
Entonces todos los siervos de la cruz, que
se conformaron en la vida con el crucificado, se llegarán a Cristo juez con
gran confianza.
Pues que así es, ¿por qué temes tomar la
cruz, por la cual se va al reino?
En la cruz está la salud, en la cruz la
vida, en la cruz está la defensa de los enemigos, en la cruz está la infusión
de la suavidad soberana, en la cruz está la fortaleza del corazón, en la cruz
está el gozo del espíritu, en la cruz está la suma virtud, en la cruz está la
perfección de la santidad.
No está la salud del alma, ni la esperanza
de la vida eterna, sino en la cruz.
Toma, pues, tu cruz, y sigue a Jesús, e irás
a la vida eterna.
El vino primero, y llevó su cruz y murió en la cruz por ti; porque tú también la lleves, y desees morir en ella.
Porque si mueres juntamente con El, vivirás
con El.
Y si fueres compañero de la pena, lo serás
también de la gloria.
(Tomado del Libro: Imitación de Cristo, Libro II, cap. 11).
Día 31º De la
Bondad y Caridad de Dios, que se manifiesta en el Santísimo Sacramento a los
hombres
Señor, confiando en tu bondad y gran
misericordia, vengo yo enfermo, al médico: hambriento y sediento, a la Fuente
de la vida; pobre, al rey del cielo; siervo, al Señor; criatura, al Criador;
desconsolado, a mi piadoso consolador.
Mas ¿de dónde a mí tanto bien, que Tú
vengas a mí? ¿Quién soy yo para que te me des a Ti mismo?
¿Cómo se atreve el pecador a comparecer
delante de Ti? Y Tú ¿cómo te dignas de venir al pecador?
Tú conoces a tu siervo, y sabes que ningún
bien tiene por donde pueda merecer que Tú le hagas este beneficio.
Yo te confieso, pues, mi vileza, reconozco
tu verdad, alabo tu piedad, y te doy gracias por tu extremada caridad.
(Tomado del Libro:
Imitación de Cristo, Libro IV, cap. 3).
Los que toman esta santa esclavitud
profesarán devoción singular al gran misterio de la Encarnación del Verbo, el
25 de marzo, que es el misterio propio de esta devoción que ha sido inspirada
por el Espíritu Santo: primero, para honrar e imitar la dependencia inefable
que Dios Hijo ha querido tener respecto de María, para la gloria de Dios su
Padre y para nuestra salvación, la cual dependencia se muestra particularmente
en este misterio en que Jesús aparece cautivo y esclavo en el seno de la divina
María, en donde depende totalmente de Ella para todas las cosas. Segundo, para
dar gracias a Dios por los favores incomparables que ha concedido a María y
particularmente el de haberla escogido por su dignísima Madre, elección que ha
sido hecha en este misterio. Tales son los dos principales fines de la
esclavitud de Jesús en María. Como vivimos en un siglo orgulloso, en que hay un
gran número de sabios hinchados, espíritus fuertes y críticos que encuentran
defectuosas las prácticas de piedad mejor fundadas y más sólidas, vale más,
para no darles ocasión de crítica sin necesidad, decir la esclavitud de Jesús
en María, y llamarse el esclavo de Jesucristo, que es esclavo de María, tomando
la denominación de esta devoción más bien de su fin último, que es Jesucristo,
que el camino y medio para llegar a este fin, que es María, por más que una y
otra se pueden, a la verdad, usar sin escrúpulo. Otra razón es, que el
principal misterio que en esta devoción se celebra y se honra es el misterio de
la Encarnación, en el cual no se puede ver a Jesucristo sino en maría y
encarnado en su seno, es más a propósito decir la esclavitud de Jesús
en María, según aquella hermosa plegaria de tan grandes almas: Oh
Jesús que vives en María, ven vivir y reinar en nosotros…etc.
Los que adopten esta esclavitud dirán con
gran devoción el Ave María o la salutación angélica, cuyo
precio, mérito, excelencia y necesidad, pocos cristianos, aun los más
ilustrados, conocen. Ha sido preciso que la Santísima Virgen se haya aparecido
muchas veces a grandes santos muy esclavos suyos para mostrarles tan gran
mérito.
Día 32º Del amor
de Jesús sobre todas las cosas
Bienaventurado el que conoce lo que es amar
a Jesús, y despreciarse a sí mismo por Jesús.
Conviene dejar un amado por otro amado,
porque Jesús quiere ser amado sobre todas las cosas. El amor de la criatura es
engañoso y mudable, el amor de Jesús es fiel y durable. El que se llega a la
criatura, caerá con lo caedizo; el que abraza a Jesús, afirmará en El para
siempre. Ama a Jesús y tenle por amigo, que aunque todos te desamparen, El no
te desamparará ni te dejará perecer en el fin.
Tu amado es de tal condición, que no quiere
consigo admitir a otro, mas El solo quiere tener tu corazón, y como rey
sentarse en su propia silla.
Si tú supieras bien desocuparte de toda
criatura, Jesús morará de buena gana contigo.
(Tomado del Libro:
Imitación de Cristo, Libro II, cap. 7)
He aquí algunas prácticas interiores muy
propias para los que el Espíritu Santo llama a una alta perfección, que, en
cuatro palabras, se reducen a ejecutar todas las acciones por María, con María,
en María y para María, a fin de practicarlas más perfectamente por Jesús, con
Jesús, en Jesús y para Jesús.
Es menester ejecutar las acciones por
María, es decir, es menester obedecer en todo a la Santísima Virgen y
conducirse en todo por su espíritu, que es el espíritu de Dios. Los que son
guiados por El, son hijos de Dios. Los que son guiados por el espíritu de
María, son hijos de María, y por consiguiente hijos de Dios, y entre tantos
devotos de la Santísima Virgen, no hay más verdaderos y fieles devotos que los
que se conducen por su espíritu. Porque el espíritu de María es el espíritu de
Dios, ya que Ella no se guió jamás por su propio espíritu.
Qué dichosa es un alma cuando está del todo
poseída y gobernada por el espíritu de María, que es un espíritu suave y
fuerte, celoso y prudente, humilde e intrépido, puro y fecundo.
Es necesario hacer todas nuestras obras con
María; es decir: que debemos en nuestras acciones mirar a María como modelo
acabado de toda virtud y perfección que el Espíritu Santo ha formado en una
pura criatura, para que lo imitemos, según nuestra capacidad. Es menester,
pues, que en cada acción miremos cómo María la ha hecho o la haría si estuviera
en nuestro lugar. Para esto debemos examinar y meditar las grandes virtudes que
Ella practicó durante su vida, particularmente: primero su fe viva, por la cual
creyó sin titubear la palabra del ángel, y creyó fiel y constantemente hasta el
pie de la cruz; segundo, su humildad profunda, que la ha hecho ocultarse, callarse,
someterse a todo y colocarse siempre la última.
(Tomado del Libro
Tratado de la Verdadera Devoción a la Santísima Virgen por San Luis María
Grignion de Montfort. Núms.257-260)
Día 33º El cuerpo
de Cristo y la Sagrada Escritura son muy necesarios al alma fiel.
¡Oh dulcísimo Señor Jesús! ¡Cuánta es la
dulzura del alma devota, que se regala contigo en el banquete, donde se le
presenta otro manjar que a su único amado, apetecible sobre todos los deseos de
su corazón!
Sería ciertamente muy dulce para mí derramar
en Tu presencia copia de lágrimas afectuosas, y regar con ellas tus pies, como
la piadosa Magdalena. Mas, ¿Dónde está ahora esta devoción? ¿Dónde el copioso
derramamiento de lágrimas devotas?
Por cierto, en Tu presencia, y en la de tus
santos ángeles, todo mi corazón debiera encenderse y llorar de gozo.
Porque en el Sacramento te tengo
verdaderamente presente, aunque encubierto bajo otra especie.
Porque el mirarte en tu propia y divina
claridad no podrían mis ojos resistirlo, ni el mundo entero subsistiría ante el
resplandor de la gloria de Tu majestad.
Tienes, pues, consideración a mi debilidad
cuando te ocultas bajo de este Sacramento.
(Tomado del Libro:
Imitación de Cristo, Libro IV, cap. 12).
Es menester practicar estas acciones en
María. La Santísima Virgen es el verdadero paraíso terrenal del nuevo Adán, del
cual el antiguo paraíso terrestre era sólo figura. Hay, pues, en este paraíso
terrenal riquezas, bellezas, singularidades y dulzuras inexplicables que el
nuevo Adán, Jesucristo, dejó en él. En este paraíso tuvo El sus complacencias
durante nueve meses, obró sus maravillas y ostentó sus riquezas con la
magnificencia de Dios. En este paraíso terrestre es donde verdaderamente está
el árbol de la vida, que es Jesucristo, fruto de la vida eterna; el árbol de la
ciencia del bien y del mal que ha dado la luz al mundo. Hay en este lugar
divino árboles plantados por la mano de Dios y rociados con su divina gracia,
que han producido y todos los días dan frutos de un sabor exquisito. Solamente
el Espíritu Santo puede hacer conocer la verdad escondida bajo las figuras de
las cosas materiales.
El Espíritu Santo, por boca de los Santos
Padres, llama también a la Santísima Virgen, la puerta oriental por la cual el
gran sacerdote Jesucristo entró en el mundo; por ella entró la primera vez y
por ella vendrá la segunda.
Por último, es necesario hacer todas
nuestras acciones para María. No que la tomemos como el último fin de nuestras
acciones, que es sólo Jesucristo, sino por nuestro fin próximo, nuestro
misterioso medio y manera segura para ir a Él.
Es necesario emprender y hacer grandes
cosas para esta augusta soberana, apoyados en su protección. Es necesario
defender sus privilegios, cuando se le disputan, es necesario sostener su
gloria, cuando se la ataca; llevar todo el mundo, si se puede, a su servicio y
a esta sólida y verdadera devoción.
Es necesario no pretender de ella, como
recompensa de estos pequeños servicios, más que el honor de pertenecer a una
tan amable Princesa y la felicidad de estar por Ella unidos a Jesús Hijo en el
tiempo y en la eternidad.
(Tomado del Libro
Tratado de la Verdadera Devoción a la Santísima Virgen por San Luis María
Grignion de Montfort. Núms.261-265)
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la Consagración al Inmaculado Corazón de María
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