Meditaciones para la Cuaresma.Tomado de "Meditaciones para todos los días
del año - Para uso del clero y de los fieles", P. André Hamon, cura de San
Sulpicio (Autor de las vidas de San Francisco de Sales y del Cardenal
Cheverus).
RESUMEN PARA LA VÍSPERA EN LA NOCHE
Conforme al espíritu de la Iglesia, en la
meditación de mañana meditaremos sobre la coronación de espinas y admiraremos
en esta coronación: 1° Un misterio de padecimiento y de humillación; 2º Una
lección preciosa para la salvación.
—Tomaremos en seguida la resolución: 1º De
aceptar con gusto las mortificaciones y humillaciones que se presenten; 2° De
hacer a menudo actos de contrición de nuestras sensualidades y amor propio.
Nuestro ramillete espiritual serán las palabras de San Bernardo: "Tengamos
vergüenza de ser un miembro delicado bajo una cabeza coronada de espinas".
MEDITACIÓN DE LA MAÑANA
Adoremos con respeto profundo a Jesús coronado de
espinas después de haber sido cruelmente azotado, presentado a los judíos con
una caña en la mano como cetro y un jirón de púrpura sobre las espaldas a modo
de manto real. ¡Oh Salvador mío! se quiere ridiculizar de esa manera vuestro
reino, pero bajo estas exterioridades injuriosas os reconozco por mi Rey y mi
Dios; os venero, os alabo y bendigo bajo este indigno disfraz que el amor que
me tenéis os hizo aceptar.
PUNTO PRIMERO -LA CORONACIÓN DE ESPINAS ES UN
MISTERIO DE PADECIMIENTO Y DE HUMILLACIÓN
1º Este es un misterio de padecimientos, porque
las espinas son gruesas y agudas, y los soldados las hincan a fuerza de golpes
en la santísima cabeza, que es la parte más sensible del cuerpo, y las hacen
penetrar tan adentro, que sacan la poca sangre que los azotes habían dejado. De
todas partes chorrea la sangre por su rostro adorable que está completamente
desfigurado; su santo cuerpo está casi sumergido en el sufrimiento, y la
profecía de Isaías se cumplió a la letra: "Desde la planta de los pies
hasta la coronilla de la cabeza, no hay en Él una parte sin dolor". Acepta
con calma y resignación estos atroces dolores, ofreciéndoselos a su Padre por
la salud de los hombres. ¡Qué heroico desprendimiento! ¡Qué amor tan
incomprensible! ¡Oh Jesús! ¿Cómo agradeceremos jamás tanta caridad?
2° Este es un misterio de humillación. Hacen de
este gran Dios un rey de burlas, y le exponen a la mofa pública. Le ponen en la
cabeza la corona de espinas, para ridiculizar la corona real que tenía derecho
a llevar; en la mano una caña por cetro, sobre las espaldas un pedazo de
púrpura por manto real; a más de esto, se arrodillan en su presencia,
diciéndole: "Salve, rey de los judíos". Del ridículo se pasa a la
crueldad: "¡Quitadle, quitadle de este mundo, crucificadle!" —Exclamaba
la muchedumbre-"No queremos otro rey que a César". ¡Oh mi Dios y mi
verdadero rey! perdón por esos gritos, perdón por esas injurias sacrílegas.
Para mí no quiero tener ni otro rey ni otro Dios que a Vos.
PUNTO SEGUNDO -ENSEÑANZA QUE DEBEMOS SACAR DEL
MISTERIO DE LA CORONACIÓN DE ESPINAS
1° Este misterio nos enseña a llorar nuestros
pecados. De rodillas, delante de Jesús coronado de espinas, debemos decirnos:
"Esta es la obra de mis pecados, ved cuántos dolores e ignominia han
costado a mi Dios": y con este pensamiento, ¿es posible no aborrecerlos,
no llorarlos y lavarlos con nuestras lágrimas, mezcladas con la sangre; de
Jesucristo? ¿Es posible no agregar al dolor del pasado el firme propósito para
el porvenir de una vida mejor y más cristiana? 2° Este misterio nos predica la
mortificación, pues dice San Bernardo: "Es una vergüenza ser un miembro
delicado bajo una cabeza coronada de espinas". Este es un contraste
irritante: que el Santo de los santos esté en el padecimiento, y yo en el
placer y el pecado; que Jesús entregue su cabeza a las espinas, y yo no pierda
ocasión de proporcionarme placeres, mientras puedo hacerlo sin pecar
mortalmente. 3º Este misterio nos enseña la humildad, porque la corona de
ignominia que lleva Jesús, es la condenación de la de orgullo y ambición que
forma uno de nuestros más dulces ensueños. Escogiendo por su parte una corona
de humillación, Jesús ha querido decirnos cómo reprueba la pasión de brillar,
de exhibirse y ser más que los otros; cuánto, al contrario, alaba a las almas
humildes, que, contentas con solo Dios, no buscan las miradas de las criaturas
y hacen el bien en secreto, sin ruido y sin pensar en la fama, porque la virtud
les es suficiente. Recojamos en lo íntimo de nuestro corazón estas experiencias
y enseñanzas, y conformemos a ellas nuestros sentimientos y acciones.
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