EL CAMINO: "YO SOY EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA, NADIE VA AL PADRE SINO POR MÍ". (JUAN 14:6)

"BUSCAD PRIMERAMENTE EL REINO DE DIOS Y SU JUSTICIA, Y TODO LO DEMÁS SE OS DARÁ POR AÑADIDURA". (MATEO 6:33)

"Y EN NINGÚN OTRO HAY SALVACIÓN, PORQUE NO HAY OTRO NOMBRE BAJO EL CIELO DADO A LOS HOMBRES, EN EL CUAL PODAMOS SER SALVOS". (HECHOS 4:12)

sábado, 9 de junio de 2018

Festividad del Inmaculado Corazón de María


“Al final mi Inmaculado Corazón triunfará”. La Santísima Virgen María a los pastorcillos en Fátima.

La fiesta del Inmaculado Corazón de María se celebra el sábado después de Corpus Christi. La Fiesta del Sagrado Corazón es el día anterior (viernes). La Iglesia celebra las dos fiestas en días consecutivos para manifestar que estos dos corazones son inseparables.  María siempre nos lleva a Jesús. 

HISTORIA

Ya San Juan Eudes, en el siglo XVII, había difundido esta devoción. En 1942, en plena II Guerra Mundial, el Papa Pío XII consagró el mundo al Corazón Inmaculado de María.

La fiesta del Corazón Inmaculado de María fue oficialmente establecida en toda la Iglesia por el papa Pío XII, el 4 de mayo de 1944, para obtener por medio de la intercesión de María "la paz entre las naciones, libertad para la Iglesia, la conversión de los pecadores, amor a la pureza y la práctica de las virtudes".

El Papa Juan Pablo II declaró que la conmemoración del Inmaculado Corazón de María, será de naturaleza "obligatoria" y no "opcional". Es decir, por primera vez en la Iglesia, la liturgia para esta celebración debe de realizarse en todo el mundo católico. 

Del texto de la consagración de Pío XII: "Ante tu trono nos postramos suplicantes, seguros de alcanzar misericordia, de recibir gracias y el auxilio oportuno... Obtén paz y libertad completa a la Iglesia santa de Dios; detén el diluvio del neo-paganismo; fomenta en los fieles el amor a la pureza, la práctica de la vida cristiana y del celo apostólico, para que los que sirven a Dios aumenten en mérito y número".

FUNDAMENTO

Después de su entrada a los cielos, el Corazón de María sigue ejerciendo a favor nuestro su amorosa intercesión. El amor de su corazón se dirige primero a Dios y a su Hijo Jesús, pero se extiende también con solicitud maternal sobre todo el género humano que Jesús le confió al morir; y así la veneramos por la santidad de su Inmaculado Corazón y le solicitamos su ayuda maternal en nuestro camino a su Hijo.

El Inmaculado Corazón de María, nuestra madre, es el camino más rápido y seguro para llegar a Jesús.

Venerar el Inmaculado Corazón de María es venerar a la mujer que está llena del Espíritu Santo, llena de gracia, y siempre pura para Dios. Su corazón femenino siempre está lleno de amor por sus hijos. Por eso se representa rodeado de blancas rosas. 

Veneramos el corazón que guarda todas las cosas de Dios en su Corazón y que nos ayuda a sanar y consagrar a Dios nuestro propio corazón.

 “Hemos visto al lado izquierdo de Nuestra Señora un poco más en lo alto a un Ángel con una espada de fuego en la mano izquierda; centelleando emitía llamas que parecía iban a incendiar el mundo; pero se apagaban al contacto con el esplendor que Nuestra Señora irradiaba con su mano derecha dirigida hacia él; el Angel señalando la tierra con su mano derecha, dijo con fuerte voz: ¡Penitencia, Penitencia, Penitencia!”. 
(Visión de los pastorcillos en Fátima.)


EL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA, FÁTIMA Y LOS
ÚLTIMOS TIEMPOS

Esta es la promesa que Nuestra Bendita Madre nos hizo, a sus niños, en Fátima. Esta, Su promesa de triunfo final, es nuestra brillante esperanza; es el rayo de luz que penetra entre las acumuladas nubes oscuras que revolotean sobre la tierra. Porque es solamente viviendo en unión con el Inmaculado Corazón de María que podemos hallar sostén y fuerzas mientras los poderes del Infierno se esparcen alrededor de la tierra, atrayendo al hombre hacia la "paz y hermandad" del Reino del Anticristo.

No debemos caer en desesperación, como muchos otros lo han hecho. En vista del “Nuevo Orden Mundial” del socialismo que, como el estandarte rojo comunista, ha sido transportado triunfalmente de nación en nación.

No debemos perder la fe, como muchos otros, mientras presenciamos la propagación del caos y confusión dentro de la Iglesia, mientras los falsos maestros de nuestros tiempos propagan los cánceres de herejías, dudas y apostasía en cada parte; no podemos seguir callando y hacernos cómplices, porque el Señor nos pedirá cuentas por pecado de omisión, por no advertir al hermano.

No debemos ceder a las tentaciones seductoras del materialismo moderno y del humanismo mesiánico que aparenta ser como el cristianismo, pero que en realidad es la hermandad mundial del Anticristo.

No debemos temer a la muerte en un cataclismo nuclear, las escrituras nos aconsejan no temerle a aquellos que pueden matar el cuerpo, sino más bien aquellos que tienen el poder de destruir el alma.

No debemos ser engañados en creer que podemos combatir y vencer ésas fuerzas diabólicas con fuerza y armas humanas, porque Satanás se ríe de esto.

Nuestra esperanza contra la tiranía invasora de "un gobierno mundial" no se encuentra en buscar soluciones políticas o económicas panaceas; nuestra esperanza contra la perversión modernista de la Iglesia no se encuentra en esfuerzos humanos y movimientos de protesta; nuestra esperanza por la verdadera paz no se encuentra en las mesas de negociaciones internacionales de los políticos, porque tal como nos dijo san Pablo en la carta a los Efesios:

“Revestíos con toda la armadura de Dios para que podáis estar firmes contra las insidias del diablo. Porque nuestra lucha no es contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los poderes de este mundo de tinieblas, contra las huestes espirituales de maldad en las regiones celestiales. Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiéndolo hecho todo, estar firmes…”

Más bien, nuestra esperanza, nuestra confianza, nuestra confidencia debe ser en María —porque es a Ella a quien Dios ha confiado la paz del mundo y el triunfo sobre las legiones aliadas del infierno.

María es nuestra vida, nuestra dulzura, nuestra esperanza en este valle de lágrimas. Es a través del plan de la Santísima Virgen María y no otro que nosotros encontraremos y pondremos la verdad, la luz y la paz en medio del caos y la oscuridad.

"MI INMACULADO CORAZÓN SERÁ TU ÚNICO REFUGIO".

Y para ello nos ha ofrecido sus armas; las principales: el rezo el Santo Rosario a diario, si puede ser al menos tres partes, es decir, quince misterios; la devoción de los Cinco Primeros Sábados y la Consagración a su Inmaculado Corazón:


DEVOCIÓN DE LOS CINCO PRIMEROS SÁBADOS

Es una devoción al Corazón de María. En diciembre de 1925, la Virgen se le apareció a Lucía Martos, una de las tres pastorcitas vidente de Fátima, y le dijo: "Yo prometo asistir a la hora de la muerte, con las gracias necesarias para la salvación, a todos aquellos que, en los primeros sábados de cinco meses consecutivos, se confiesen, reciban la Sagrada Comunión, recen la tercera parte del Rosario, con intención de darme reparación". Para saber cómo se realiza entrar aquí. 



CONSAGRACIÓN AL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA

En estos tiempos es urgente que nos consagremos al Inmaculado Corazón de María para ser defendidos y consolados en todo lo que pueda ocurrir en nuestra vida y en el mundo. La Virgen desde Fátima nos viene pidiendo esta consagración.

Consagración total a Jesús, por medio del Inmaculado Corazón de María, según la preparación de 33 días de san Luis María Grinion de Montfort.

“Consagrarse a María significa ponernos en sus manos, a su servicio y disposición. Y Ella nos guiará hacia Jesús. Consagrarnos a Ella significa dejarse llevar sin condiciones, sabiendo que Ella conoce mejor el camino y que podemos dormir tranquilos en sus brazos de madre. Consagrarse a María significa vivir permanentemente en su Inmaculado Corazón, dentro del Corazón divino de Jesús. Es dejar que Ella actúe por medio de nosotros. Es como prestarle nuestra lengua para que hable por nosotros y nuestro corazón para que ame a los demás por nuestro medio. En una palabra, es vivir en unión total con María para que podamos llegar a decir: Ya no vivo yo, es Cristo quien vive en mí por medio de María. Por eso, un consagrado a María debe confiar plenamente en Ella y dejarse llevar por Ella sin condiciones”.
Padre Ángel Peña, O.A.R.

El método desarrollado por san Luis María Grignion de Montfort consta de un período de preparación de 33 días, dividido a su vez en cuatro partes: La primera parte consta de 12 días que serán empleados con el propósito de vaciarse del espíritu del mundo; la segunda parte consta de 7 días empleados en adquirir el conocimiento de uno mismo; la tercera parte consta de 7 días empleados en adquirir el conocimiento de la Santísima Virgen; y la cuarte parte que consta también de 7 días y estarán empleados en adquirir el conocimiento de Nuestro Señor Jesucristo.

La Consagración a María, siguiendo este método, debemos hacerla en uno de los días del año en que celebremos una fiesta dedicada a nuestra Madre del Cielo, algunas de las cuales se detallan en el enlace al final del artículo. Una vez elegida dicha fiesta debe comenzarse con la preparación, con una anticipación mínima de 33 días.

Para poder entender y vivir esta “esclavitud mariana” es importante leer y meditar, fundamentalmente, el “Tratado de la VerdaderaDevoción a la Santísima Virgen” o bien “El secreto de María”, ambos libros escritos por san Luis María.

Para ver los días en que se puede realizar esta Consagración al Inmaculado Corazón de María, y toda la información, oraciones de la Consagración, las lecturas, la Oración de Consagración al finalizar la preparación, etc, entrar en el enlace.


Entreguémonos al Corazón de María diciéndole:
"¡Llévanos a Jesús de tu mano!
¡Llévanos, Reina y Madre, hasta las profundidades de su Corazón adorable!
¡Corazón Inmaculado de María, ruega por nosotros!




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