“Llegarás
primero a las sirenas, que encantan a cuantos hombres van a su encuentro. Aquel
que imprudentemente se acerca a ellas y oye su voz, ya no vuelve a ver a su
esposa ni a sus hijos pequeñuelos rodeándole, llenos de júbilo, cuando torna a
sus hogares; sino que le hechizan las sirenas con el sonoro canto, sentadas en
una pradera y teniendo a su alrededor enorme montón de huesos de hombres
putrefactos cuya piel se va consumiendo.” (La Odisea)
La
mitología menos infantil sobre las sirenas las ilustra como seres perversos que
atraían a los marineros con sus hipnóticos cantos, susurrando entre sus
melodías mensajes con un atractivo tan sugestivo para la víctima que no podía
resistir acercarse para ser devorados. En La Odisea, Ulises advirtió
a sus marineros y con tapones de cera lograron esquivar su peligro, pero él,
queriendo escuchar su canto, se ató al mástil de su propio barco para no
dejarse atrapar, consciente de que su poder seductor y narcótico le haría
irremisiblemente ir hacia ellas.
Hoy
en día Satanás ejerce sobre nosotros un poder seductor, no similar, sino
infinitamente más poderoso. Sus “sirenas” son numerosas: la televisión, el
cine, internet, la educación, los gobiernos, la falsa espiritualidad… forman un
todo que nos cantan continuamente “ven, ven con nosotras a hacer lo que todos
hacen y serás feliz”. Visto en conjunto es una apisonadora de la que es
dificilísimo escapar, y como si estuviéramos en el barco de Ulises sin tapones
ni ataduras, vamos viendo con espanto como la inmensa mayoría de nuestros seres
queridos van cayendo poco a poco en sus brazos.
Estos,
por su libre decisión, quedan en manos del diablo, porque, no nos
engañemos, o se está en manos de Dios o en las de Satanás, no hay un estado
intermedio de “buena persona” que no está ni con uno ni con otro. Y cuando eso
ocurre, nos dice San Alfonso María de Ligorio, Dios termina abandonando al
pecador. ¿Y cómo lo hace? Dejándolo ciego y sordo a la Luz divina, por eso
vemos que a estas personas les resbala como el aceite al agua absolutamente
todo lo que podamos decirles, leerles o enseñarles, es como si tuvieran una
coraza que los inmuniza de Dios, y nosotros nos damos perfecta cuenta de su
dureza y ceguera. Y aquí es donde el diablo, que siempre trata de pescar en río
revuelto, trata de aprovecharse y llevarnos a la desesperación: “no hay nada
que hacer”, “es un caso imposible” …
¿Pero
podemos hacer algo por ellos? Sí, ofrecer nuestros sacrificios y oraciones. Son
justamente éstos los que podrían permitir que Dios se apiade de ellos y les
conceda la gracia de que dejen la ceguera y sordera para poder escuchar su
mensaje, si bien ellos tendrán que aceptarlo libremente. Por eso es tan
importante la vida de oración, la Santa Misa, la actividad de nuestras monjas y
monjes contemplativos, por solo dar unos ejemplos, las cuales en su anonimato
permiten que otras personas perdidas tengan una nueva oportunidad. Cuando
muchos se convierten detrás hay alguien que ha intercedido o ayudado con su
oración, en la iglesia militante, purgante o triunfante.
Tenemos
dos ejemplos en los que inspirarnos en esta tarea titánica, que entendieron que
solo entregando su vida en sacrificio absoluto y expiación por los demás
obtendrían de Dios la gran gracia de la conversión de sus seres queridos, que,
en justicia, Dios no debería dar por cuanto ellos mismos por libre iniciativa
decidieron abandonarlo.
Beata Laura Vicuña
Un
ejemplo admirable en el que inspirarnos es la beata chilena Laura Vicuña,
cuyo padre falleció a los pocos años de nacer ella, quien con tan solo13
años murió tras pedir a Dios se la llevara de alguna enfermedad a cambio
de la conversión de su madre, que convivía en unión libre con un hombre con el
que no estaba casada. No fue una casualidad. Laura lo planeo y comunicó a su
confesor, el padre Crestanello.
Tras
caer enferma y ya en su lecho de muerte llamó a su madre, quien se acercó y
Laura le dijo “Mamá, desde hace dos años ofrecí mi vida a Dios en sacrificio
para obtener que tu no vivas más en unión libre. Que te separes de ese hombre y
vivas santamente”. Mamá: ¿antes de morir tendré la alegría de que te
arrepientas, y le pidas perdón a Dios y empieces a vivir santamente?
“¡Ay
hija mía! Exclama doña Mercedes su madre llorando, ¿entonces yo soy la causa de
tu enfermedad y de tu muerte? Pobre de mí ¡Oh Laurita, qué amor tan grande has
tenido hacia mí! Te lo juro ahora mismo. Desde hoy ya nunca volveré a vivir con
ese hombre. Dios es testigo de mi promesa. Estoy arrepentida. Desde hoy
cambiará mi vida”.
Laura
manda llamar al Padre Confesor. “Padre, mi mamá promete solemnemente a Dios
abandonar desde hoy mismo a aquel hombre”. Madre e hija se abrazan llorando.
Desde
aquel momento el rostro de Laura se torna sereno y alegre. Siente que ya nada
le retiene en esta tierra. La Divina Misericordia ha triunfado en el corazón de
su amadísima madre. Su misión en este mundo ya está cumplida. Dios la llama al
Paraíso.
Isabel Lesseur
Otro
ejemplo motivador es el de Isabel Lesseur, muy poco conocido, casada en el
siglo XIX con un notable ateo francés. Ella ofreció su vida por completo a Dios
para obtener la conversión de su marido ofreciendo penitencias, una
dolorosísima enfermedad y, sobre todo, un sufrimiento espiritual indescriptible
por ver como su ser más querido vivía alejado de Dios y que fue retratando en
su extraordinario diario. Pocos días antes de morir le profetizó a una
religiosa que su marido se convertiría y se haría sacerdote.
El
sufrimiento de Isabel llegó hasta el final, pues expiró sin ver a su marido
convertido, pero murió confiada en Dios. Y así fue, su esposo continuó en su
ateísmo y fue justamente pasando por Lourdes, pues planeaba escribir un libro
para desacreditar las apariciones, cuando delante de la Virgen en la gruta
sintió algo que lo transformaba y renovaba por completo convirtiéndose
ipso-facto. Isabel, por fin, pudo ver desde el cielo la conversión de su
marido, el cual se hizo sacerdote y fue un famoso predicador, Felix Lesseur.
Cristo
dice en el Evangelio que “no hay amor más grande que el de aquel que da la vida
por sus amigos”. Ellos lo entendieron, y nosotros debemos entenderlo. No
olvidemos nunca que la conversión no es obra humana -sólo podemos colaborar-,
es una Gracia.
Aquí
es donde está el verdadero amor, la verdadera valentía, la verdadera Fe, poco
importa lo que nos pase aquí, lo que nos injurien, se rían de nosotros, nos
desprecien, los sacrificios y sinsabores que pasemos si finalmente logramos
colaborar en la salvación de uno de nuestros seres queridos. Podríamos incluso
no verlo en vida, como Isabel Lesseur, pero qué importa, la felicidad no es
esta vida, sino verlos en la eternidad.
Jesús
nos prometió darnos todo lo que le pidamos y sea bueno para nuestra alma. Confiemos
en él y entreguémonos en cuerpo y alma a ello, porque todos tenemos cerca a
alguien por quien ofrecernos en inmolación.
Miguel Ángel Yáñez
Visto en “Adelante la fe”.
TEMA RELACIONADO: Ofrecimiento de vida, dirigido en especial a las madres de familia con excelentes promesas de la Virgen.
La misma Virgen lo concreta: "En el corazón de muchas madres arde el dolor, se les oprime el corazón por el estado espiritual de sus hijos, por su conducta inmoral, por el destino de sus vidas más allá de la muerte. Por amor hacia ellas, movida de compasión, alcancé con mis ruegos las cinco promesas. ¡Que se consuelen, que ofrezcan con una entrega total todos los sucesos de su vida!".
Promesas de María Santísima a quienes hacen el ofrecimiento de vida
1-Nadie de sus familiares caerá en el infierno aun cuando las apariencias externas lo harían suponer, porque antes de que el alma abandone el cuerpo, recibirán la gracia del perfecto arrepentimiento.
2-En el mismo día del ofrecimiento saldrán del Purgatorio todos los difuntos de su familia.
3-En la muerte estaré a su lado y llevaré sus almas a la Presencia de Dios sin pasar por el Purgatorio.
4-Sus nombres estarán inscritos en el Corazón de Jesús y en el Corazón Inmaculado de María.
5-Salvarán a muchas almas de la eterna condenación por este ofrecimiento unido a los méritos de Cristo. El mérito de sus sacrificios beneficiará a las almas hasta el fin del mundo.
Para saber cómo se realiza esta devoción entrar en el enlace:
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