Sor Josefa Menéndez recibió mensajes dictados por
Nuestro Señor Jesucristo en el convento de la Sociedad del Sagrado Corazón de
Jesús en Les Feuillants, en Poitiers, Francia, entre 1920 y 1923.
Jesús pidió el 13 de noviembre de 1923: “Deseo que
hagan conocer Mis Palabras. Quiero que el mundo entero Me conozca como Dios de
amor, de perdón y de misericordia. Yo quiero que el mundo lea que deseo
perdonar y salvar, … Mis Palabras serán luz y vida para muchísimas almas”.
En Sus mensajes, Jesús dice: “Amor busco, amo a las
almas y deseo ser correspondido. Por eso Mi Corazón está herido, porque
encuentro frialdad en vez de amor. Yo soy todo Amor y no deseo más que amor. ¡Ah!
¡Si las almas supieran cómo las espero, lleno de misericordia! Soy el Amor de
los amores. Tengo sed de que las almas se salven. ¡Que las almas vengan a Mí!
¡Que las almas no tengan miedo de Mí! ¡Qué las almas tengan confianza en Mí!”.
El Papa Pío XII (en aquel momento Cardenal Eugenio
Pacelli) dio su bendición a la primera edición.
Mensajes del Sagrado Corazón de Jesús a Sor Josefa
Menéndez
Un llamamiento al Amor para descargarse el libro de sor Josefa Menéndez en pdf.
1920
6 DE JUNIO DE 1920
“Por todo lo que tú Me das, Yo te doy Mi Corazón”.
“Ámame en tu pequeñez, y así Me consolarás”.
3 DE JULIO DE 1920
Sor Josefa describe la visión que ha tenido del
Corazón de Jesús rodeado de espinas, con puntas agudísimas que se Le clavaban
dentro y cómo de cada una brotaba Sangre.
Jesús dice entonces acerca de las almas que Le
ocasionan todo este sufrimiento: “todo esto y mucho más ha sufrido Mi Corazón.
Pero también encuentro almas que se unen a Él (Mi Corazón) y Me consuelan por
las que de Mí se apartan”.
5 DE AGOSTO DE 1920
“No encontrarás felicidad fuera de Mi Corazón”.
10 DE AGOSTO DE 1920
“No tengo más deseo que ser amado, Josefa; Mi
Corazón es el único que puede hacerte feliz… descansa en El”.
10 DE AGOSTO DE 1920
“Quiero que Me ames y Me seas fiel. Recuerda que
sólo Yo puedo hacerte feliz. Ama sin medida y te mostraré las riquezas de Mi
Corazón”.
16 DE AGOSTO DE 1920
“Intenso es el dolor que Me causan las ofensas de
los hombres… (Esta persona) la he colmado de talento y ella se lo apropia y se
engríe. Su soberbia la pierde. Tengo para cada alma dos medidas: una de
misericordia, otra de justicia”.
25 DE AGOSTO DE 1920
“Nada hay más fuerte que el amor”.
25 DE AGOSTO DE 1920
“Déjate en Mis Manos… No Me importan tu pequeñez y
tu flaqueza; lo que pido es que Me ames y que lo ofrezcas todo para consolar Mi
Corazón. Quiero que sepas cuánto te amo y qué tesoros te reserva Mi amor”.
25 DE AGOSTO DE 1920
“Quiero que Me lo ofrezcas todo, aun lo más
pequeño, para compensar el dolor que Me causan las ofensas de las almas”.
25 DE AGOSTO DE 1920
“Quiero que descanses sin miedo en Mi Corazón.
Míralo y verás que ese fuego es capaz de consumir todo lo imperfecto que hay en
ti. Abandónate a Mi Corazón y no pienses más que en darme gusto”.
8 DE SEPTIEMBRE DE 1920
“Nada temas… No me abandones. ¡Son tantas las almas
que huyen de Mí! Déjame, al menos, morar en la tuya y complacerme en ella”.
8 DE SEPTIEMBRE DE 1920
“¿Qué prefieres: tu voluntad o la Mía?”
19 DE SEPTIEMBRE DE 1920
“Si Me amas estaré siempre a tu lado. Si eres
constante en seguirme, triunfaré de tus enemigos, Me manifestaré a ti y te
enseñaré a amarme”.
29 DE SEPTIEMBRE DE 1920
“¿Estás dispuesta a hacer Mi Voluntad? Si estás en
Mis Manos, ¿qué puedes temer? No dudes de la bondad ni del amor de Mi Corazón”.
29 DE SEPTIEMBRE DE 1920
“Quiero que estés dispuesta a consolar Mi Corazón
siempre que te lo pida, pues el consuelo que Me da un alma fiel compensa la
amargura de que Me colman las almas frías e indiferentes. A veces sentirás la
angustia de Mi Corazón en el tuyo, pero de este modo Me aliviarás. No temas, Yo
estoy contigo”.
4 DE OCTUBRE DE 1920
Jesús muestra Su Corazón herido a Sor Josefa y
dice:
“Mira en qué estado las almas infieles dejan Mi
Corazón… Ignoran el amor que les tengo; por eso Me abandonan. Pero tú, ¿no
querrás cumplir Mi Voluntad?”
17 DE OCTUBRE DE 1920
“Si estás dispuesta a serme fiel, derramaré toda Mi
Misericordia en ti y conocerás el amor que tengo a tu alma… Pero no olvides
que, si te amo tanto, es por tu pequeñez, no por tus méritos”.
15 DE OCTUBRE DE 1920
“Sin Mí… ¿qué serás? Cuanto más pequeña seas, más
cerca estaré de ti. No lo olvides…”
17 DE OCTUBRE DE 1920
“Me gusta que Me llames, pues…¡tengo tanta sed de
ser amado!”
21 DE OCTUBRE DE 1920
“No quiero más que amor, pero las almas Me
responden con ingratitud. Las llamo dispuesto a llenarlas de Mis gracias… y
ellas huyen de Mí… Traspasan Mi Corazón”.
6 DE NOVIEMBRE DE 1920
Al decirle Sor Josefa a Jesús que ella es tan poco
humilde, Jesús le responde:
-Yo tengo humildad para tu soberbia.
Sor Josefa responde:
-¡Soy tan débil para sufrir!
A lo que Jesús le dice:
-Yo Soy la misma fortaleza.
6 DE NOVIEMBRE DE 1920
“Cuando te dejo tan fría, tomo tu ardor para
calentar otras almas… Cuando estás insensible y Me dices que Me amas, es cuando
más consuelas Mi Corazón”.
7 DE NOVIEMBRE DE 1920
“Dime que Me amas. Es lo que más Me consuela”.
7 DE NOVIEMBRE DE 1920
“Guarda para Mí solo ese corazón que te he dado, y
no busques en todo más que amar. Mi Corazón Se abrasa y arde en deseos de
consumir a las almas en el amor”.
7 DE NOVIEMBRE DE 1920
“Guarda para Mí solo ese corazón que te he dado, y
no busques en todo más que amar. Mi Corazón Se abrasa y arde en deseos de
consumir a las almas en el amor”.
8 DE NOVIEMBRE DE 1920
“No Me resistas, humíllate, que Yo te buscaré en tu
nada para unirte a Mí”.
9 DE NOVIEMBRE DE 1920
“Si te concedo tantas gracias no es más que por tu
fidelidad y obediencia a Mí”.
19 DE NOVIEMBRE DE 1920
“Un solo acto de amor, cuando te sientes
desamparada, repara muchas ingratitudes de otras almas. Mi Corazón los cuenta y
los recoge como bálsamo precioso”.
20 DE NOVIEMBRE DE 1920
“Quiero que me des almas. Y para ello no te pido
más que amor en todos tus actos. Hazlo todo por amor: sufre por amor, trabaja
por amor y, sobre todo, abandónate al amor”.
21 DE NOVIEMBRE DE 1920
Durante la Misa, Jesús aparece de pronto y dice a
Sor Josefa:
-Vengo a descansar en ti; ¡soy tan poco amado!
¡Siempre buscando amor, no encuentro más que ingratitud! ¡Qué pocas son las
almas que aman de verdad!
21 DE NOVIEMBRE DE 1920
“Muchas almas creen que el amor sólo consiste en
decir: os amo, Jesús mío; pero no; el amor es suave, trabaja porque ama y todo
lo hace amando. Así quiero que ames tú, en todo y siempre; en el trabajo y en
el descanso, en la oración y en la acción, en el consuelo, en la tristeza y en
la humillación; siempre amando y demostrando el amor en las obras. Esto es
amar; si las almas lo entendieran ¡cuánto adelantarían en la perfección y qué
consuelo darían a Mi Corazón!”.
21 DE NOVIEMBRE DE 1920
Sor Josefa ve a Jesús a su lado, muy triste y como
un mendigo, sin ningún resplandor. Jesús le pregunta dos veces si ella lo ama y
luego agrega: “dímelo con frecuencia para suplir el olvido de otras almas”.
21 DE NOVIEMBRE DE 1920
Sor Josefa dice a Jesús: “trabajo por vos, Señor,
porque os amo. ¿Veis cuántas baldosas tiene este corredor? Pues así de veces os
digo que os amo”.
29 DE NOVIEMBRE DE 1920
“¿No sabes que Soy el dueño de tu corazón y de todo
tu ser?”
4 DE DICIEMBRE DE 1920
“Ya sé que no mereces estas gracias, pero sólo te
pido que las recibas”.
7 DE DICIEMBRE DE 1920
La Santísima Virgen María dice a Sor Josefa: “si
quieres consolar a Jesús, yo te diré lo que le agrada: ofrécelo todo por las
almas, sin interés alguno personal, sólo para la gloria de Su Corazón”.
8 DE DICIEMBRE DE 1920
La Virgen María dice a Josefa: “hija mía, nunca
temas el sacrificio. Los caminos de Dios son así. Si de veras quieres salir
victoriosa en los combates contra el demonio, sigue estos consejos: primero,
humíllate; tú nada vales, nada mereces; todo es favor de Dios. Segundo, cuando
te sientas tan fría, desamparada, envuelta en tentaciones y sin fuerzas para
combatir, no dejes la oración: ora con humildad y confianza… Recibe mi
bendición; ya sabes que soy tu madre”.
11 DE DICIEMBRE DE 1920
“Mira el fuego que arde en Mi Corazón. Pero hay
almas tan de hielo, que ni con estas llamas se calientan”. Josefa pregunta por
qué no se abrasaban al contacto de Su Corazón, a lo que Jesús responde con
tristeza: “porque no se acercan. El Amor no es amado (es decir, Jesús no es
amado): piensa en esto y nada me negarás”.
18 DE DICIEMBRE DE 1920
La Santísima Virgen dice a Josefa:
“Hija de mi corazón, te lo suplico, no rehúses nada
a mi Hijo, porque no sólo tu felicidad, sino la de otras muchas almas, depende
de tu generosidad. Si eres fiel y te abandonas ¡cuántas se salvarán con tus
sacrificios…! ¡Si supieras lo que vale un alma!”
19 DE DICIEMBRE DE 1920
“Escucha los latidos de Mi Corazón. Es por las
almas: las llamo, las espero… las vuelvo a llamar. Y mientras no responden,
espero contigo. Sufrimos, pero al fin vendrán”.
22 DE DICIEMBRE DE 1920
“Busca hoy lo que te mortifica y te cuesta y no
ceses de hacer actos de amor. Si conocieran las almas este secreto, ¡qué
mortificadas serían! ¡Y cómo consolarían Mi Corazón!”.
24 DE DICIEMBRE DE 1920
“No te pido más que amor y abandono. Quiero que
seas como un vaso vacío que Yo me encargaré de llenar. Deja a tu Creador, que
El cuidará de Su criatura. En cuanto al amor, no tengas medida”.
27 DE DICIEMBRE DE 1920
“Te parece que no ves nada, que caes en el
precipicio, pero… ¿qué falta te hace ver si Yo te guío? Sólo una cosa es
necesaria: olvidarte, abandonarte, no resistir a Mis planes”.
“Por los
actos de amor que has hecho, a pesar de las tentaciones y sufrimientos, algunas
almas se han acercado a Mí. Y pronto entrarán a Mi Corazón”.
Jesús habla de tres tesoros a Sor Josefa:
-El primero es un gran abandono a todo cuanto Yo te
pida, directa o indirectamente, confianza en la bondad de Mi Corazón, que está
siempre cuidando de ti. Así repararás los pecados que cometen las almas que
dudan de Mi amor.
Jesús habla de tres tesoros a Sor Josefa:
-…el segundo es una gran humildad, ya reconociendo
tu nada, ya humillándote delante de todas tus Hermanas… así repararás la
soberbia de muchas almas”.
Jesús habla de tres tesoros a Sor Josefa:
-…el tercero es una gran mortificación en tus
palabras y en tus actos. Quiero también que te mortifiques corporalmente,
cuando la obediencia te permita y recibas con verdadero deseo los sufrimientos
que Yo te hago sentir. Así repararás las faltas de mortificación de tantas
almas y Me consolarás, en algún modo, de las ofensas que recibo, con tantos
pecados de sensualidad y regalo”.
Jesús, refiriéndose a los tres tesoros, explica a
Sor Josefa que quedan sujetados a través de “…un amor ardiente y generoso que
te permitirá vivir abandonada y entregada, humilde y mortificada”.
1921
24 DE ENERO DE 1921
La Santísima Virgen María, al lado de Sor Josefa,
le dice con una sonrisa maternal:
“Vengo, hija mía, a decirte que… el amor y el
sacrificio todo lo alcanzan. No te canses… Es por las almas”.
25 DE ENERO DE 1921
“Dos fines Me propongo al permitirte tantas y tan
fuertes tentaciones: Primero, convencerte de tu impotencia para el bien y de
que todo lo que recibes es puro don gratuito de Mi bondad y de Mi amor.
Segundo, servirme de tus sufrimientos para la salvación de muchas almas… Pero
nada te perjudicará. No lo consentiré”.
“El oro se purifica en el fuego; así tu alma se
purifica y fortalece en la tribulación, y el tiempo de la tribulación es de
gran provecho para ti y para otras almas”.
26 DE ENERO DE 1921
“Déjate guiar. Mis ojos están fijos en ti; tú
fíjalos en Mí y abandónate”.
“Nada temas. Yo Soy la misma fortaleza. Cuando el
peso de tu cruz te parezca superior a tus fuerzas, pide socorro a Mi Corazón”.
“El alma que ama desea sufrir, y el sufrimiento aumenta
el amor. El amor y el sufrimiento unen el alma estrechamente con Dios hasta
hacerla una misma cosa con El”.
6 DE FEBRERO DE 1921
“Estas heridas Me las causa el desamor de los
hombres que, como locos, corren a su perdición”.
8 DE FEBRERO DE 1921
“¡Cuántas almas se condenan! Pero un alma fiel
repara y obtiene misericordia para muchas ingratas”.
9 DE FEBRERO DE 1921
“El amor que tengo a las almas es tan grande, que
no puedo contener la llama de Mi ardiente caridad”.
12 DE FEBRERO DE 1921
Sor Josefa escribe: me hallaba ante el Sagrario en
oración y empecé a pedir por mi madre y mis hermanas. Me llegué a entristecer
por ellas y pensaba lo que haría si estuviese a su lado… Confieso que en aquel
momento no contaba bastante con Dios. De pronto se presentó Jesús, con el
Corazón abrasado lleno de majestad, y en tono de reprensión me dijo:
-Tú sola, ¿qué podrías hacer?
Y señalándome Su Corazón:
-Fija Aquí tu mirada.
Y se fue.
Sor Josefa escribe:
“Cuando viene Jesús lo primero que siento es una
gran necesidad de humillarme mucho y siempre le pido perdón de todos mis
pecados porque me veo muy sucia el alma, y si no fuera por un impulso especial
que me lleva hacia El, no podría acercarme ni atreverme a hablar cuando estoy
en Su Divina Presencia. Pero aún no sé qué me empuja y el alma descansa”.
“Algunas veces no puedo hablar, sólo estoy
anonadada, adorándole… pero otra es como un torrente de consuelos el que siento
en mí, aunque sea cuando sufro con El; parece que el corazón se dilata, se
pierde en Dios”.
“Otras veces es como si dentro de mí tuviese un
gran horno; Jesús me hace sentir el fuego de Su Corazón. Me hace ver tanto mi
pequeñez que me pierdo al ver cómo Jesús, todo un Dios, puede amarme de esta
manera, y esto aumenta en mí el deseo de amarlo y de ganarle almas”.
“Me da también horror de mí misma que no sé qué
haría para destruir mis malas inclinaciones y borrar mis pecados e
ingratitudes”.
20 DE FEBRERO DE 1921
Durante la Santa Misa, después de la Consagración,
Jesús se presenta hermosísimo a Sor Josefa, y le dice:
“Dime, Josefa, ¿qué Me vas a ofrecer por las almas
que te he confiado? Colócalo en la Llaga de Mi Corazón para que reciba un valor
infinito”.
24 DE FEBRERO DE 1921
“Mañana ofrecerás a Mi Padre todas tus acciones,
unidas a la Sangre que derramé en Mi Pasión. Procurarás no perder un momento la
presencia Divina, alegrándote, en cuanto te sea posible, de lo que hayas de
sufrir. Piensa todo el día en las almas… en los pecadores… Tengo sed… sí, tengo
sed de almas”.
“Te quiero tan olvidada de ti misma y tan abandonada
a Mi Voluntad que no te pasaré la más mínima imperfección sin avisarte. Debes
tener siempre presente tu nada y Mi Misericordia. Sabré sacar tesoros de tu
humildad: no lo olvides”.
24 DE FEBRERO DE 1921
Ante la duda de Sor Josefa de realizar la obra que
Jesús le pide, Jesús le dice: “¿Olvidas, Josefa, que Soy tu Dios?… Si tú no
puedes, Yo puedo”.
Jesús dice a Sor Josefa: “El mundo no conoce la
Misericordia de Mi Corazón. Quiero valerme de ti para darla a conocer… Te
quiero Apóstol de Mi bondad y de Mi Misericordia”.
14 DE MARZO DE 1921
Jesús dice a Sor Josefa: “Recuerda que tu nada es
el imán que atrae Mis miradas”.
Jesús dice a Sor Josefa: “Unida a Mí te ofrecerás a
Mi Padre, a fin de alcanzar perdón para muchas almas”.
15 DE MARZO DE 1921
Jesús dice a Sor Josefa: “Si te ocupas de Mi
gloria, Yo me ocuparé de ti. Estableceré en ti Mi Reino de paz y nada podrá
turbarte. Fijaré en tu alma Mi Reino de amor y nadie podrá robarte tu alegría”.
Acabando de comulgar y pidiendo una vez más perdón
a Nuestro Señor, pasó, como un relámpago, por delante de Sor Josefa y le dijo:
17 DE MARZO DE 1921
“Aquel día te llamé y, desde entonces, no te he
abandonado ni un momento. Te he cuidado con amor y no me he separado de ti.
¡Cuántas veces hubieras caído a no haberte sostenido Yo! Hoy te digo de nuevo:
quiero que seas Mía… que Me correspondas… que Me seas fiel…”
“Yo haré todo el trabajo, tú nada tienes que hacer
sino amar y abandonarte. No te importe tu nada, ni tu debilidad, ni aún tus
caídas. Mi Sangre todo lo borra. Bástate a ti saber que te amo. Abandónate”.
22 DE MARZO DE 1921
“¡Ah, sí conocieran Mi Corazón! Esta es Mi mayor
amargura: que las almas no conozcan la bondad y misericordia de Mi Corazón”.
“¿No sabes lo que está escrito en el Santo
Evangelio? Pedid y recibiréis”.
23 DE MARZO DE 1921
Jesús dice a Sor Josefa: “Hay almas cristianas y
muy piadosas, detenidas por un afectillo, un apego, que les impide correr por
el camino de la perfección. Si otra alma ofrece sus obras y sacrificios,
uniéndolos a mis méritos infinitos, les alcanza que salgan del estado en que
están y adelanten en la virtud”.
Jesús dice a Sor Josefa: “Otras almas viven en la
indiferencia o en el pecado, ayudadas del mismo modo, recobran la gracia, y se
salvan. Otras, y no tan pocas, viven obstinadas en el mal y ciegas en su error.
Se condenarían, pero las súplicas de un alma fiel consiguen que la gracia
toque, al fin, su corazón. Y si su flaqueza es tan grande que han de volver a
caer en su vida de pecado, me las llevo a la eternidad, y así las salvo”.
Sor Josefa pregunta a Jesús cómo podría ganarle
muchas almas. Jesús responde: “uniendo tus acciones a las Mías; ya trabajes, ya
descanses, hazlo todo en unión con Mi Corazón hasta el latir del tuyo. ¡Cuánto
podrás ganar así!”
25 DE MARZO DE 1921
La Virgen Santísima dice a Sor Josefa: “en el
Calvario, Jesús me dejó a todos los hombres por hijos. Ven, pues, eres mi hija.
¿No has experimentado ya hasta qué punto soy tu Madre?”
26 DE MARZO DE 1921
Jesús dice a Sor Josefa:
“¿Sabes cuál es Mi fin al concederte tantas
gracias?… Quiero hacer de tu corazón un altar, en el cual arda continuamente el
fuego de Mi amor. Por eso quiero que se purifique y que nada lo toque que pueda
mancharlo”.
Jesús dice a Sor Josefa:
“No te apures, Josefa; si llenas un vaso de agua y
echas en él una piedrecita, saldrá un poco de agua. Echas otras y sale un poco
más. Pues así, a medida que Yo voy entrando en tu alma te vas desocupando de
ti, pero esto se hará poco a poco”.
Sor Josefa escribe: “Rogaba yo al Señor que me
diese la fuerza de vencerme, pues no sé todavía humillarme como El quisiera”.
29 DE MARZO DE 1921
Jesús dice a Sor Josefa:
“¿Por qué temes? Yo sé lo que eres; pero te lo
repito una vez más: no Me importa tu miseria. Para que el niño aprenda a andar,
lo lleva su madre de la mano; después lo deja, pero le sigue, tendiéndole los
brazos para que no caiga… Cuanto más débil es un alma, más cuidados necesita”.
Jesús dice a Sor Josefa:
“Mi Corazón encuentra consuelo perdonando. No tengo
más deseo que perdonar, ni mayor alegría que perdonar. Cuando, después de una
caída, un alma vuelve a Mí, es tan grande el consuelo que me da, que casi
resulta para ella un beneficio, porque la miro con particular amor”.
Jesús dice a Sor Josefa:
“No tengas miedo. Yo sé cómo eres… Yo suplo lo que
te falta: déjame, déjame, que Yo obraré en ti”.
5 DE ABRIL DE 1921
Sor Josefa escribe: “en el momento de comulgar vi
en mi alma un trono resplandeciente en el que se hallaban tres personas
vestidas de blanco; las tres iguales y muy hermosas. Me parecía estar mi alma
un fuego que no quemaba, pero consumía en consuelo… Otras veces siento la
Divina Providencia fuera de mí, y cuando he entrado en el Corazón de Jesús, me
he sentido rodeada de Él. Pero estas dos veces, en el momento de comulgar, me
ha parecido como si, al entrar Jesús, se celebrara una gran fiesta en mi alma y
como si, dentro de mí, entrase Nuestro Señor en Su palacio”.
6 DE ABRIL DE 1921
Jesús dice a Sor Josefa:
“Es tanto lo que Me agrada un alma cuando se
abandona a Mí de verdad, que, aunque esté llena de imperfecciones y miserias
hago de ella un cielo donde Me deleito en morar. Yo mismo te diré lo que Me
impide trabajar en tu alma para realizar Mis designios”.
Jesús dice a Sor Josefa:
“El demonio trabaja con nuevo ardor para hacerte
caer, pero Mi gracia puede más que su malicia. Abandónate en Mí y confía en Mi
Madre”.
7 DE ABRIL DE 1921
Sor Josefa pide a Jesús que le enseñe a humillarse
y abandonarse como El desea. Jesús responde:
“Puedes humillarte de varias maneras: adorando la
Voluntad Divina que, a pesar de tu indignidad, se quiere servir de ti para
extender Su Misericordia. También, dando gracias de que, sin merecerlo, te he
colocado en la Sociedad de Mi Corazón. No te quejes nunca de esta gracia”.
9 DE ABRIL DE 1921
La Santísima Virgen dice a Sor Josefa:
“No te desanimes, Josefa; vigila tus pensamientos;
no des entrada a la tentación y, si sientes alguna complacencia en ti misma,
dilo enseguida y busca la humillación. Esto principalmente te encargo: mucha
sencillez; es lo único que te salvará de las astucias del demonio”.
13 DE ABRIL DE 1921
Jesús dice a Sor Josefa:
“Si todo Me lo abandonas, todo lo encontrarás en Mi
Corazón”.
22 DE ABRIL DE 1921
La Santísima Virgen dice a Sor Josefa:
“Hija mía, quiero enseñarte una lección de gran
provecho: el demonio es como un perro furioso, pero está atado; es decir, que
sólo tiene cierta libertad. No puede devorar sino a quien se acerca a él. Pero
su astucia es tal, que cuando quiere alcanzar una presa, se presenta como un
manso cordero. Esto es la mayor parte de las veces. El alma, sin darse cuenta,
va, paso a paso, acercándose y, cuando ya está a su alcance, descubre el
demonio su malicia. No te descuides, hija, sobre todo cuando lo creas lejos.
Sus pasos son muy silenciosos, para no ser oído y sorprenderte”.
13 DE MAYO DE 1921
Sor Josefa pide perdón a Jesús por una falta. Jesús
le dice:
“Déjalo… Eso lo borra Mi Corazón… y no te
desalientes, porque en tu fragilidad resplandece más Mi Misericordia”.
Jesús dice a Sor Josefa:
“Mi Corazón nunca niega el perdón al alma que su
humilla y, sobre todo, entiéndelo bien, Josefa, si lo pide con verdadera
confianza. Yo haré un gran edificio sobra la nada, es decir, sobre tu humildad,
tu abandono y tu amor”.
17 DE MAYO DE 1921
La Santísima Virgen dice a Sor Josefa:
“¿Cómo no te he de amar, hija mía? Por todas las
almas ha derramado mi Hijo Su Sangre. Todas son mis hijas. Pero cuando Jesús
fija los ojos en un alma, yo pongo en ella el corazón”.
La Santísima Virgen dice a Sor Josefa:
“Hija mía, arroja todas tus miserias en el Corazón
de Jesús, ama al Corazón de Jesús, descansa en el Corazón de Jesús, sé fiel al
Corazón de Jesús”.
18 DE MAYO DE 1921
Jesús dice a Sor Josefa:
“Si tú eres un abismo de miseria, Yo soy un abismo
de bondad y Misericordia… Mi Corazón es tu refugio”.
3 DE JUNIO DE 1921
Jesús dice a Sor Josefa acerca de Su Sagrado
Corazón:
“Toma este Corazón y ofrécelo… Con El, puedes pagar
todas tus deudas”.
Jesús dice a Sor Josefa:
“Deja obrar a Mi amor, que no quiere otra cosa que
rodearte y consumirte. El amor te despojará de ti misma… No te dejará pensar
más que en Mi gloria y en las almas”.
Jesús dice a Sor Josefa:
“Ahora pídeme… Dime qué quieres, pídemelo”.
Jesús dice a Sor Josefa:
“Reza cada día esta invocación: `Jesús mío, por
vuestro Corazón amantísimo, os suplico inflaméis en el celo de vuestro amor y
de vuestra gloria a todos los sacerdotes del mundo, a todos los misioneros, a
todas las personas encargadas de predicar vuestra divina palabra, para que,
encendidas en santo celo, os conquisten las almas y las conduzcan al asilo de
vuestro Corazón, donde os glorifiquen sin cesar´”.
Jesús dice a Sor Josefa acerca de ese día, el día
de renovación de votos:
“Hoy es el día del Amor. Hoy, Mis almas Me roban el
Corazón. Lo que Me da más gloria, lo que más Me consuela es que estas almas, a
quienes tanto amo, vengan a pedir fuerza y remedio a Mi Corazón, que no desea
más que enriquecerlas… Toma este Corazón y ofrécelo al Padre. Con El, puedes
pagar todas tus deudas”.
11 DE JUNIO DE 1921
Jesús dice a Sor Josefa:
“Recuerda Mis palabras y ten fe. El único deseo de
Mi Corazón es aprisionarte y anegarte (sumergirte) en Mi amor, hacer de tu
pequeñez y flaqueza un canal de misericordia para muchas almas que, por tu
medio, se salvarán. Más tarde te descubriré los secretos amorosos de Mi Corazón
y eso te servirá para hacer mucho bien a un gran número de almas. Deseo que
escribas y guardes cuanto Yo te diga. Todo se leerá cuando estés en el Cielo.
Quiero servirme de ti, no por tus méritos, sino para que se vea cómo Mi poder
se sirve de instrumentos débiles y miserables”.
13 DE JUNIO DE 1921
La Santísima Virgen dice a Sor Josefa:
“Líbrate de estas tres cosas que es por donde el
enemigo de las almas te quiere hacer caer:
-No te dejes llevar de los escrúpulos que te
presenta, para que dejes la comunión.
-Cuando mi Hijo te pide un acto de humildad o
cualquier otra cosa, hazlo con mucho amor, diciendo muchas veces: `Jesús mío,
veis lo que me cuesta, pero antes que yo sois Vos´.
-Si el enemigo te sugiere que la confianza con la
Madre Superiora te resta del cariño que debes a Jesús, no le hagas caso”.
14 DE JUNIO DE 1921
Jesús dice a Sor Josefa:
“Cuanto mayor sea tu miseria, más te levantará Mi
poder. Te enriqueceré con Mis dones. Si me eres fiel tendré en tu alma una
morada donde guarecerme, cuando las almas Me arrojen de sí por el pecado. Yo
descansaré en ti y tú hallarás en Mí la vida. Todo lo que necesites ven a
buscarlo en Mi Corazón, incluso lo que Yo te pido. Ten confianza y amor”.
Jesús dice a Sor Josefa:
“Si me quieres consolar, has de trabajar para
acercar a Mi Corazón un alma muy querida. Forma desde ahora la intención y
ofrece todas tus obras. Besa el suelo para adorar Mi Sangre pisoteada y
ultrajada por esta alma a quien tanto amo”.
Jesús dice a Sor Josefa:
“Cuando despiertes, entra en seguida en Mi Corazón
y ofrece a Mi Eterno Padre todas las acciones de este nuevo día, unidas a las
palpitaciones de Mi Corazón. Une tus movimientos a los Míos, es decir, como si
ya no fueses tú misma, sino Yo el que obrase en ti”.
Jesús dice a Sor Josefa:
“Durante la Misa, presenta a Mi Eterno Padre esta
alma que quiero salvar, para que El derrame sobre ella la Sangre de la Víctima
que se está inmolando. Cuando comulgues, puedes ofrecer todo el valor que
tienes a tu disposición, para satisfacer su deuda”.
Jesús dice a Sor Josefa:
“Durante la oración, colócate a Mi lado en
Getsemaní y participa de Mi angustia, ofreciéndote al Padre como víctima,
dispuesta a sufrir todas las penas de que eres capaz”.
Jesús dice a Sor Josefa:
“No te separes un momento de Mi lado”.
Jesús dice a Sor Josefa:
“Cuando tomes alimento, haz cuenta que a Mí me das
ese refrigerio; y así, en todo aquello en que puedas encontrar alguna
satisfacción”.
Jesús dice a Sor Josefa:
“Hazlo todo con mucha sumisión, viendo en todo Mi
voluntad”.
Jesús dice a Sor Josefa:
“Humíllate hasta el polvo, pero a la humildad añade
la confianza y el amor. Hazlo todo por amor, mirando siempre lo que por amor He
sufrido por las almas”.
Jesús dice a Sor Josefa:
“Durante la noche puedes descansar en Mi Corazón.
El recogerá los latidos del tuyo como otros tantos deseos de amarme y
consolarme…”
Sor Josefa vio a Jesús en la Capilla con Sus Manos
y Pies lastimados. Tres veces dijo el Señor a Sor Josefa:
“Ofrece por esta alma la Víctima Divina al Eterno
Padre… Ofrece la Sangre de Mi Corazón”.
20 DE JUNIO DE 1921
Mientras Sor Josefa ofrecía a Jesús el alimento que
ella tomaba, Jesús le dice:
“Sí… Dame de comer, que tengo hambre… Dame de
beber, que tengo sed… Ya sabes tú de qué tengo hambre y sed… Es de almas, de
esas almas que tanto quiero. ¡Dame de beber!”
La Santísima Virgen María dijo a Sor Josefa:
“Este dolor que sientes es una centella del Corazón
de mi Hijo. Cuando lo sientes muy fuerte, cuida de ofrecerlo con mucho amor,
porque eso quiere decir que un alma hiere a Jesús en aquel momento. No tengas
miedo de sufrir: es un tesoro para ti y para las almas”.
23 DE JUNIO DE 1921
Jesús dice a Sor Josefa:
“En la Hora Santa presentarás a Mi Eterno Padre el
alma de este pecador. Recuérdale la agonía que por ella padecí en Getsemaní.
Ofrécele Mi Corazón y une tus sufrimientos a los Míos… Estos sufrimientos no
son nada en comparación del gozo que me dará esta alma, cuando, arrepentida, se
acerque a Mi Corazón”.
29 DE JUNIO DE 1921
La Santísima Virgen María dice llorando a Sor
Josefa acerca de un alma que está por perderse y por la cual Sor Josefa reza y
se sacrifica:
“¡Cómo ha caído!… Se ha dejado engañar… pero
¡ánimo!, haz lo que mi Hijo te diga y pídele te dé a sufrir lo que esta alma
merece por sus pecados. No temas sufrir, hija mía; nunca te faltará la fuerza,
y cuando no puedas más, yo te aliviaré y te daré aliento para ir adelante. Soy
refugio de pecadores: éste no se perderá”.
30 DE JUNIO DE 1921
Jesús dice a Sor Josefa mostrándole Sus Llagas:
“Mira Mis Llagas, adóralas… Bésalas. No son las
almas, no, que Me han puesto en este estado… es el Amor. Es el amor de
predilección que tengo a Mis almas… y el amor compasivo que siento por los
pecadores. ¡Si ellos lo supieran!… La mayor recompensa que puedo dar a un alma
es hacerla víctima de Mi amor y de Mi misericordia, porque la hago semejante a
Mí que soy Víctima Divina por los pecadores”.
1 DE JULIO DE 1921
La Santísima Virgen María dice a Sor Josefa:
“Adora la Sangre Divina de Jesús, hija, y pide con
gran fervor que se derrame sobre esta alma para que la ablande, la perdone y la
purifique”.
Jesús dice a Sor Josefa:
“Une sin cesar tus actos a los Míos y sigue
ofreciendo a Mi Padre la Víctima Divina… Su Sangre”.
8 DE JULIO DE 1921
Jesús dice a Sor Josefa:
“Mira Mi Corazón, es todo Amor y ternura… Pero hay
almas que no lo conocen”.
Jesús dice a Sor Josefa refiriéndose a dos almas
que El le confía:
“Mira cómo traspasan mi Corazón… Cómo desgarran Mis
Manos”.
9 DE JULIO DE 1921
Jesús dice a Sor Josefa:
“Josefa, esta alma Me ha dado ya lo que Me negaba.
Pero la otra está muy cerca de su perdición, si no quiere reconocer su nada.
Ofrécete a fin de alcanzar perdón para ella. Cuando un alma comete grandes
pecados, pero después se humilla, saca ganancia. Mas la soberbia es lo que más
enoja a Mi Padre… La detesta con odio infinito. Busco almas que se humillen y
reparen su soberbia… Ofrécete sin cesar para reparar la soberbia de esta alma.
No me rehúses nada. Yo soy tu fortaleza”.
25 DE JULIO DE 1921
Jesús dice a Sor Josefa:
“Yo jamás falto a Mi Palabra”.
12 DE JULIO DE 1921
Jesús dice a Sor Josefa:
“La soberbia la ciega (a esta alma) … Olvida que
Soy su Dios y ella sin Mí es nada. ¿Qué importa subir aquí en la tierra?
Póstrate ante Mi Padre Celestial y ofrece la humildad de Mi Corazón. No olvides
que sin Mí el alma es un abismo de miseria. Yo levantaré a los humildes. No Me
importan sus miserias ni sus caídas… Quiero humildad y amor”.
22 DE JULIO DE 1921
La Santísima Virgen María dice a Sor Josefa:
“Hija de mi Corazón, vengo a sostenerte porque soy
tu Madre. No, no es inútil lo que estás sufriendo… Por este acto (tuyo) de
humildad (y por tu) miedo de una tentación tan fuerte, expías el orgullo de
esta (otra) pobre alma; la tentación que sufres y vences, disminuye la de
aquella”.
22 DE JULIO DE 1921
La Santísima Virgen María dice a Sor Josefa:
“Has de sufrir por las almas, has de ser tentada,
porque el demonio quiere, a todo trance, quebrantar tu fidelidad. Pero ten
valor”.
26 DE JULIO DE 1921
Jesús dice a Sor Josefa:
“Has de atraer a Mi Corazón una Comunidad que se ha
alejado… Es una comunidad tibia y relajada… Quiero que Mis esposas vuelvan
aquí” –y mostraba Su Corazón-. “Haz todo lo que te indiqué para aquel pecador.
Ofrece la Sangre Divina: Nada hay de tan alto precio”.
26 DE JULIO DE 1921
Jesús dice a Sor Josefa:
“He escogido nueve almas para esa empresa (de
atraer a Su Corazón una Comunidad que se ha alejado). Ahora estoy contigo;
luego te dejaré para ir con otra (de estas almas). Así, es siempre una esposa
Mía la que Me da consuelo. Es verdad que muchas Me martirizan y son ingratas,
pero también hay muchas en las que puedo descansar y que son Mi delicia”.
26 DE JULIO DE 1921
Jesús dice a Sor Josefa acerca ella y ocho almas
que deben atraer a Su Corazón una Comunidad que se ha alejado:
“Quiero, no sólo que acerquéis estas almas a Mí,
sino que expiéis por ellas, a fin de que no queden en deuda alguna delante de
Mi Padre”.
26 DE JULIO DE 1921
Jesús dice a Sor Josefa que vuelva a sus quehaceres
habituales, y luego:
“Trabaja en Mi compañía”.
27 DE JULIO DE 1921
Jesús dice a Sor Josefa:
“Vengo a descansar en ti… Olvídate de ti misma y
consuélame; quiero que Me ames de tal modo y con tal ardor que no te acuerdes
de ti para nada y Yo solo ocupe tus pensamientos y deseos. No temas sufrir.
Bastante poderoso Soy para cuidar de ti”.
27 DE JULIO DE 1921
Jesús dice a Sor Josefa:
“Nada hay de tanto valor como sufrir en unión con
Mi Corazón”.
27 DE JULIO DE 1921
La Santísima Virgen María dice a Sor Josefa:
“Hasta mañana quiero que pongas todo tu interés en
salvar una hija a quien amo singularmente. Es un alma que Jesús eligió para El…
Le dio una vocación religiosa, pero la ha perdido por su infidelidad. Mañana ha
de morir y lo que más me apena es que se ha quitado mi escapulario… ¡Qué
alegría tendrá mi Corazón de Madre si esta hija no se condena!”
27 DE JULIO DE 1921
Jesús dice a Sor Josefa:
“Besa Mis Manos y Mis Pies y repite Conmigo: `Padre
Mío, ¿no es de bastante valor la Sangre de Vuestro Hijo…? ¿Qué más queréis? Su
Corazón… Sus Llagas… Su Sangre… todo El se ofrece a Vos por la salvación de
estas almas´”.
29 DE JULIO DE 1921
Jesús dice a Sor Josefa:
“Repite Conmigo: `Padre Eterno, mirad estas almas
bañadas con la Sangre de Vuestro Hijo, víctima que se ofrece sin cesar; esa
Sangre que purifica, consume y abrasa. ¿No tendrá eficacia bastante para
ablandar estas almas?´… Sí, quiero que vuelvan a Mí, que se abrasen en ardor
amoroso, como Yo Me consumo por ellas en doloroso Amor”.
29 DE JULIO DE 1921
Jesús dice a Sor Josefa, con tristeza:
“¡Si conocieran las almas Mi deseo ardiente de
comunicarme a ellas por amor! Pero, ¡qué pocas lo entienden y cómo hieren Mi
Corazón!… Yo Soy la única felicidad de las almas. ¿Por qué se apartan de Mí?”
29 DE JULIO DE 1921
Jesús dice a Sor Josefa:
“No Me importan las caídas; conozco las miserias de
las almas… pero quiero que no resistan a Mi llamada y que no huyan cuando les
doy la mano para levantarlas”.
30 DE JULIO DE 1921
Jesús dice a Sor Josefa:
“Cuando un alma consagrada tiene la desgracia de
caer, Yo la levanto; no tiene ella que hacer más que humillarse y amar. Nada me
importa su miseria, si su único deseo es darme gloria y consuelo. A pesar de su
pequeñez, alcanza muchas gracias para otras almas… Yo me deleito en la
humildad, y ¡a cuántas almas consagradas aleja de Mí el orgullo! Quiero que tu
celo y tus sacrificios atraigan a Mi Corazón muchas almas, las Mías en
especial. Que el deseo de verme amado te consuma y que tu amor sea Mi consuelo”.
30 DE JULIO DE 1921
Sor Josefa pide por un alma que necesita fuerza;
Jesús responde:
“Si no la encuentra en Mi Corazón, ¿dónde la
encontrará? El amor da la fuerza, pero el alma ha de olvidarse de sí misma”.
30 DE JULIO DE 1921
Jesús dice a Sor Josefa:
“Cuando un alma desea ser fiel, Yo la sostengo en
su debilidad y sus mismas caídas mueven a obrar con mayor eficacia Mi bondad y
Mi misericordia. Pero es preciso que el alma se humille y se esfuerce, no para
hallar su propia satisfacción sino para darme gloria”.
3 DE AGOSTO DE 1921
Jesús dice a Sor Josefa:
“El pecador que tanto me hacía sufrir ya está en Mi
Corazón… Quiero que se convierta pronto. ¿Quieres sufrir por él? Ofrécelo todo
por esta intención”.
5 DE AGOSTO DE 1921
Jesús dice a Sor Josefa:
“Quiero que te consumas en Mi Amor. Ya te he dado a
entender que no encontrarás felicidad fuera de Mi Corazón. Quiero que Me ames,
pues tengo sed de amor; que ardas en deseos de verme amado, y que tu corazón no
se alimente más que de este deseo”.
5 DE AGOSTO DE 1921
Jesús dice a Sor Josefa:
“Todos los días, después de comulgar, repite con
todo el fervor que puedas estas palabras: `Corazón de mi Jesús: que el mundo
entero se abrase en Vuestro amor´”.
5 DE AGOSTO DE 1921
Jesús dice a Sor Josefa:
“Yo Soy todo Amor y Mi mayor deseo es ser amado,
¿por qué soy tan mal correspondido?”
5 DE AGOSTO DE 1921
Jesús dice a Sor Josefa:
“Cuando un alma realiza una obra importante, pero
no por amor sino por gusto o por interés, obtiene poco mérito. Pero un pequeño
acto ofrecido con mucho amor me da tanto consuelo que Mi Corazón se inclina
hacia ella y olvida todas sus miserias”.
5 DE AGOSTO DE 1921
Jesús dice a Sor Josefa:
“Deseo ardientemente que Me amen… Si las almas
supieras qué exceso de amor siento hacia ellas, no podrían resistir. Por eso
corro tras ellas y no perdono medio para atraerlas a Mí”.
14 DE AGOSTO DE 1921
Jesús le dice a Sor Josefa:
“Sobre aquel pecador He alcanzado completa
victoria. Ahora Me consolará. Yo le amaré y él Me amará… Y tú ¿Me amas? Tengo
sobre ti designios de amor. No Me niegues nada”.
26 DE AGOSTO DE 1921
Jesús dice a Sor Josefa:
“Permanece hoy más unida a Mi Corazón a fin de
reparar por muchas almas”.
26 DE AGOSTO DE 1921
Jesús dice a Sor Josefa:
“Consuélame, ¡hay tanta frialdad en las almas!
¡Cuántas se precipitan, ciegas, en el abismo…! Si no encontrara almas que Me
consuelan y muevan Mi misericordia, no podría detener Mi justicia”.
26 DE AGOSTO DE 1921
Jesús dice a Sor Josefa:
“Es tanto Mi amor hacia las almas, que Me consume
el deseo de su salvación. ¡Cuántas se pierden y cuántas esperan sacrificios
para salir del estado en que se encuentran! Pero aún tengo muchas que son del
todo Mías… Una sola de ellas obtiene perdón par amuchas frías e ingratas”.
1 DE SEPTIEMBRE DE 1921
La Santísima Virgen María dice a Sor Josefa:
“Mira hija mía, cuanto más te pida Jesús, más debes
alegrarte… El que contempla un cuadro muy bien pintado, no es el pincel lo que
admira, sino la mano del pintor. Así tú, Josefa, aun cuando realizaras grandes
cosas, no debes atribuirte nada a ti misma, pues es Jesús quien obra en ti, y
quien se sirve de ti. Da gracias sin cesar a Dios, que tan bueno ha sido
contigo. Sé muy fiel, así en lo grande como en lo pequeño. No mires si te
cuesta. Obedece a Jesús, obedece a las Madres [del convento], sé muy humilde y
deja lo demás. Jesús se encarga de tu pequeñez, y tú sabes que yo soy tu
Madre”.
8 DE SEPTIEMBRE DE 1921
Jesús dice a Sor Josefa:
“No te ocupes más que de amarme: el amor te dará
fortaleza”.
13 DE SEPTIEMBRE DE 1921
Jesús dice a Sor Josefa:
“Hay ahora un alma que me hace sufrir mucho y vengo
a consolarme en ti… ¡Pobre alma! ¡Cómo se pone al borde del abismo!”
La noche del 25 de septiembre Jesús le anuncia a
Sor Josefa:
“Aquella alma ya la hemos ganado”.
25 DE SEPTIEMBRE DE 1921
Jesús dice a Sor Josefa:
“No te aflijas por tu miseria, Mi Corazón es el
trono de la misericordia, donde los más miserables son mejor recibidos, con tal
que ellos quieran perderse en este abismo de amor. Porque eres pequeña y
miserable, he fijado en ti Mis ojos. Yo soy tu fortaleza… Ahora vamos a
conquistar otras almas, pero antes, descansa un poco en Mi Corazón”.
3 DE OCTUBRE DE 1921
Jesús dice a Sor Josefa:
“¡Si las almas religiosas supieran cuánto las amo y
cómo me hieren su frialdad y tibieza! No acaban de conocer a dónde va a parar
el no hacer caso de faltas ligeras. Empiezan por una pequeñez y terminan en la
relajación. Hoy se conceden un gusto, mañana dejan pasar una inspiración de la
gracia y, poco a poco, sin darse cuenta, se van enfriando”.
3 DE OCTUBRE DE 1921
Jesús dice a Sor Josefa:
“Te quiero santa, muy santa, y no lo serás por otro
camino si no es el de la obediencia y la humildad. Te enseñaré todo esto
poquito a poco. Dos cosas te encargo especialmente para que las tengas siempre
ante tus ojos y las grabes en tu corazón:
Primero, que si he fijado en ti Mi mirada es para
que brille más Mi poder, levantando un gran edificio sobre la nada.
Y segundo, que, si te quiero por la derecha y tú
quieres ir por la izquierda, tu perdición es segura”.
3 DE OCTUBRE DE 1921
Jesús dice a Sor Josefa:
“No te vayas a descansar con una falta en tu alma:
mira que te lo encargo mucho. Si cometes una falta, repárala enseguida… deseo
que tu alma brille como el cristal. Si vuelves a caer, no te turbes, porque la
turbación y la inquietud apartan al alma de Dios”.
3 DE OCTUBRE DE 1921
Jesús dice a Sor Josefa:
“Quiero enseñarte a conocer los gustos más
delicados de Mi Corazón… Quiero estés siempre muy atenta para no desperdiciar
ocasión alguna de humillarte y siempre que puedas elegir entre sacrificarte o
no, prefieras el sacrificio”.
3 DE OCTUBRE DE 1921
Jesús dice a Sor Josefa:
“Te quiero muy pequeña, muy humilde y siempre
sonriente; sí, quiero que vivas alegre, aun siendo para ti misma un verdugo.
Escoge lo que más te cueste, pero con gozo. Sírveme en paz y alegría: así
honrarás Mi Corazón”.
20 DE OCTUBRE DE 1921
La Santísima Virgen María, llena de ternura, dice a
Sor Josefa sumergida en una dura lucha de varios días de tribulación:
“No temas sufrir. ¡Cuántas almas se han acercado al
Corazón de Jesús en estos días de tentaciones!”
21 DE OCTUBRE DE 1921
Jesús dice a Sor Josefa:
“Vengo porque Me has llamado”.
Josefa le pregunta qué ha de hacer para reparar y
Jesús le contesta:
“¿Qué has de hacer? Amar… amar… amar…”.
22 DE NOVIEMBRE DE 1921
Jesús dice a Sor Josefa:
“He hecho contigo una alianza de amor y
misericordia. El amor no se cansa. La misericordia no se agota”.
22 DE NOVIEMBRE DE 1921
Jesús, señalando Su Corazón encendido, se empezó a
abrir la Herida y le dijo a Sor Josefa:
“Mira cómo Mi Corazón se consume de amor por las
almas. Así quiero que tú también te abrases en deseos de su salvación. Entra en
este Corazón, y unida a Él, repara… Sí, tenemos que reparar. Yo soy la Gran
Víctima; tú una víctima pequeñita, que, uniéndote a Mí, puedes ser del agrado
del Padre”.
26 DE NOVIEMBRE DE 1921
Jesús dice a Sor Josefa:
“Te he dejado descansar un poquito, Josefa; ahora
déjame que descanse en ti. Deseo darte Mi cruz unos momentos, ¿la quieres? ¡Hay
tantas almas que Me abandonan y tantas que se pierden! Y lo más triste es que a
muchas las he colmado de dones y he fijado en ellas los ojos; en cambio, Me
corresponden unas con frialdad y muchas con ingratitud. ¡Qué pocas son, qué
pocas, las que me devuelven amor por amor!”
28 DE NOVIEMBRE DE 1921
Jesús dice a Sor Josefa:
“Déjame descansar en ti… Repara las ofensas con las
que las almas afligen Mi Corazón. ¡Cuántas de Mis escogidas no son lo que
debieran ser!”
28 DE NOVIEMBRE DE 1921
Cuando Jesús le pide a Sor Josefa que reparen
juntos, ella le confiesa ser poca cosa. Jesús le responde:
“No mires tu poquedad, Josefa, mira la omnipotencia
de Mi Corazón que te sostiene. Soy tu Fortaleza y el reparador de tu miseria.
Yo te daré fuerza para sufrir todo lo que deseo que sufras”.
29 DE NOVIEMBRE DE 1921
Jesús le dice a Sor Josefa:
“Ahora tú vives en Mí y Yo soy tu fortaleza. ¡Ten
ánimo! ¡Lleva Mi cruz!”
4 DE DICIEMBRE DE 1921
En medio de los ataques del maligno a Sor Josefa,
la Santísima Virgen María aparece y el enemigo, entre gritos de rabia, huye.
María le dice a Sor Josefa:
“Nada temas, hija mía. Yo estoy aquí. El maligno te
puede atormentar, pero no te puede dañar. Está furioso por las almas que se le
escapan. ¡Valen tanto las almas! No puedes comprender el valor que tiene un
alma”.
1922
1 DE ENERO DE 1922
Jesús dice a Sor Josefa:
“Necesito almas que amen, almas que reparen,
víctimas que se inmolen… pero, sobre todo, almas que se abandonen”.
1 DE ENERO DE 1922
Jesús dice a Sor Josefa:
“El demonio no tiene más poder que el que le viene
de arriba… Yo estoy por encima de todos los enemigos”.
14 DE FEBRERO DE 1922
Jesús dice a Sor Josefa:
“Si tú tienes hambre de recibirme, Yo también tengo
hambre de que Me reciban mis almas. ¡Es tanto el consuelo que encuentro
entrando en su corazón!”
17 DE FEBRERO DE 1922
Jesús dice a Sor Josefa:
“¡Pobre Josefa! ¿Qué harías si no tuvieras Mi
Corazón? Pero, no temas; cuantas más miserias encuentro en ti, con más ternura
te amo”.
18 DE FEBRERO DE 1922
Jesús dice a Sor Josefa:
“Quiero que tu alimento sea: amor y humildad, y no
olvides que has de vivir abandonada a Mi Voluntad y siempre alegre, porque Mi
Corazón cuida de ti con inmensa ternura”.
Sor Josefa se lamenta de no saber vencerse y que
está llena de miedo, porque no corresponde a Su bondad, y Jesús le contesta:
“No temas, échate en Mi Corazón, déjate guiar y
esto basta”.
19 DE FEBRERO DE 1922
Jesús dice a Sor Josefa después de la Elevación en
la Misa, mostrándole Sus Llagas resplandecientes de luz:
“Aquí traigo a Mis almas para que se purifiquen y
se abrasen. Aquí encuentran la verdadera paz y Yo espero encontrar en ellas el
verdadero consuelo”.
Sor Josefa le pregunta que cómo podemos consolarle,
estando tan llenos de miserias y debilidades. Jesús respondió, señalando Su
Corazón:
“No Me importa, con tal que vengan a Mí llenas de
amor y confianza. Yo puedo suplir todo lo que les falta”.
23 DE FEBRERO DE 1922
En la cercanía de los días de Carnaval, en que el
desenfreno de las pasiones multiplica, como en ninguna época del año, las
ofensas a Dios, Jesús dice a Sor Josefa:
“Quisiera estar un poquito contigo… Ama, Josefa; el
amor consuela, el amor se humilla, el amor lo hace todo. En estos días en que
tanto se Me ofende, quiero que seas Mi Cireneo: Me ayudarás a llevar la cruz.
Es la cruz del amor… La cruz del amor a las almas. Tú Me consolarás y los dos
sufriremos por ellas”.
Al día siguiente, la Santísima Virgen confirma esta
petición de su Divino Hijo:
“Sí, hija mía, si eres dócil y generosa, serás el
consuelo de Su Corazón y del mío; Jesús será glorificado en tu miseria…”.
Posando la Virgen su mano en la cabeza de Sor Josefa, añade: “Mira cómo ofenden
y ultrajan a Jesús los mundanos. No desperdicies la menor ocasión de reparar y
ofrecerlo todo por las almas. Sufre con gran amor”.
25 DE FEBRERO DE 1922
Se acercan los días de Carnaval. Sor Josefa
encuentra a Jesús en el oratorio cargando con la Cruz. El Señor le dice:
“Consuélame, Josefa, porque las almas Me crucifican
de nuevo. Mi Corazón es un abismo de dolor. Los pecadores Me pisotean y Me
desprecian. Nada hay para ellos menos digno del amor que Su Creador”.
Por la noche, pasadas las diez, Jesús vuelve con
una Cruz muy pesada, la corona de espinas y ensangrentada Su Divina Faz. Jesús
dice a Sor Josefa:
“Mira cómo estoy. ¡Cuántos pecados se cometen!
¡Cuántas almas se pierden…! Vengo a buscar alivio en estas almas (del Convento)
que no viven más que para consolarme”.
Jesús se queda unos instantes en silencio, con las
Manos juntas. Está muy triste, pero muy hermoso. Sus Ojos hablan más que Sus
Labios. Después agrega:
“Muchas almas corren a su perdición y Mi Sangre en
inútil para ellas. Pero las almas que aman se inmolan y se consumen como
víctimas de reparación, atraen la misericordia de Dios. Esto es lo que salva al
mundo” (es la cooperación de las almas al Sacrificio de Jesús).
Nota del traductor: “El Señor se mostraba a Sor
Josefa como revestido actualmente del dolor de los pecados de hoy. Sabemos que
Su Santa Humanidad Gloriosa ya no puede sufrir. Pero actuaba delante de ella,
como lo hizo con Santa Margarita María, los sufrimientos que Le causaban en Su
Pasión los pecados y las ofensas de ahora. Josefa discernía muy bien los
consuelos que su participación en los dolores de Jesucristo habían
proporcionado a Su Corazón, ya que en la obra de Su Pasión todo le estaba
presente”.
26 DE FEBRERO DE 1922
Jesús se presenta a Sor Josefa durante la Misa,
mostrando Su Corazón, hermosísimo; muy encendido, parecía el sol. El Señor le
dice:
“Este Corazón es el que da vida a las almas. El
fuego de Su amor es más fuerte que la indiferencia y la ingratitud de los
hombres. Este Corazón es el que da impulso a las almas escogidas, para
consumirse y morir, si es preciso, para probarme Su amor… Los pecadores Me
llenan de amargura. ¿No querrás reparar su ingratitud, tú que eres víctima de
Mi amor?”
26 DE FEBRERO DE 1922
Sor Josefa pregunta a Jesús cómo puede ella reparar
la ingratitud de los pecadores puesto que El conoce su pequeñez, y Jesús le
responde:
“Entra en Mi Corazón. Aquí hallarás fortaleza para
sufrir. No pienses en tu pequeñez. Poder tiene Mi Corazón para sostenerte. Es
tuyo; ofrécelo al Padre Celestial… No vivas más que esta vida que es vida de
amor, de sufrimiento y de reparación”.
26 DE FEBRERO DE 1922
A causa de los días de Carnaval, Jesús dice a Sor
Josefa:
“Vengo a refugiarme aquí, porque lo que son las
murallas para una ciudad, eso son las almas fieles para Mi Corazón. Me
defienden y Me consuelan. El mundo corre a su perdición. Busco almas que
reparen tantas ofensas, pues Mi Corazón se consume en deseos de perdonar. Sí…
perdonar a Mis amados hijos por los cuales derramé toda Mi Sangre… ¡Pobre
almas! ¡Cuántas se pierden! ¡Cómo se precipitan en el infierno…! Pero no temas;
si no te apartas de Mí, serás fuerte con Mi misma fortaleza y Mi poder será tu
poder”.
27 DE FEBRERO DE 1922
A causa de los días de Carnaval, Jesús dice a Sor
Josefa:
“¡Cómo Me ofenden las almas!, pero lo que más Me
duele es que ellas mismas se precipitan ciegamente a su perdición. Ya puedes
comprender cuánto sufro al ver cómo se pierden tantas almas que Me han costado
la vida. Este es Mi dolor: que Mi Sangre sea inútil para ellas. Vamos los dos a
reparar y desagraviar a Mi Padre Celestial”.
27 DE FEBRERO DE 1922
Jesús ora junto a Sor Josefa. Ella lo ve con Sus
Manos juntas, Sus Ojos levantados al Cielo y Su silencio; todo en El habla de
Su Divina y constante ofrenda al Padre Celestial. El Señor dice luego a Sor
Josefa:
“Di a las Madres (del Convento) que esta casa es
para Mí un jardín de delicias. Aquí vengo a buscar consuelo cuando los
pecadores Me hacen sufrir. Diles que soy el Dueño de esta casa y que es un
refugio amado donde descansa Mi Corazón… No busco ni deseo grandes cosas. Lo
que pido, lo que Me consuela, es el amor que mueve a obrar. Sí, es el amor,
sólo amor… y ese amor Me lo dan Mis almas”.
27 DE FEBRERO DE 1922
Jesús dice a Sor Josefa:
“Un grupito de almas fieles alcanza misericordia
para un gran número de pecadores. Mi Corazón no puede permanecer insensible a
tantas súplicas… Buscaba quién Me consolara y lo encontré”.
1 DE MARZO DE 1922
Jesús se presenta a Sor Josefa el Miércoles de
Ceniza, con Su Divina Faz ensangrentada y le dice:
“No hay una sola criatura en la tierra tan
despreciada y ultrajada como Yo. ¡Pobres pecadores! Les he dado la vida y ellos
buscan darme la muerte. Estas almas que tan caro Me costaron no sólo Me
olvidan, sino que llegan a convertirme en objeto de burla y desprecio. Tú,
Josefa, ven, acércate a Mí… descansa en este Corazón y participa de Su
amargura… Consuélame… Amame… Mira que son muchas las almas que Me llenan de
dolor; repara por las que deberían hacerlo y no lo hacen”.
1 DE MARZO DE 1922
Jesús, con Su Divina Faz ensangrentada, continúa
diciendo a Sor Josefa el Miércoles de Ceniza:
“Pide perdón por los pecados del mundo. ¡Cuántos
pecadores!… ¡Cuántas almas perdidas! Y almas que Me conocen, que Me amaron un
día, pero hoy prefieren el goce y el placer. ¿Por qué así Me maltratan? ¿No les
he dado pruebas bastantes de Mi amor? Y ellas correspondieron, pero ahora Me
ponen debajo de sus pies… se burlan de Mí… Mis designios sobre ellas se
frustran… ¿Dónde hallaré consuelo?”
1 DE MARZO DE 1922
El Miércoles de Ceniza, ante la expresión de dolor
de Jesús en cuanto a que El es muy poco amado e incluso despreciado, Sor Josefa
le contesta que en esa casa (el Convento) y en todas partes hay muchas almas
que Lo aman. El Señor responde:
“Sí; pero quisiera aquellas (las que Le aman poco y
Le desprecian)… ¡Las amo demasiado para dejarlas!”
Sor Josefa se ofrece por ellas de nuevo, con la
intención de hacerlo hasta que ellas se arrepintieran, y Jesús le dijo, varias veces:
“Recoge la Sangre que derramé en Mi Pasión. Pide
perdón por el mundo entero, por estas almas que conociéndome Me ofenden… Y
ofrécete para expiar tantos pecados”.
2 DE MARZO DE 1922
Jesús, ante la necesidad de encontrar almas
generosas que expíen los pecados de las almas que no Le aman y Lo desprecian,
dice a Sor Josefa:
“Ve a pedir permiso enseguida (a las Madres).
Necesito almas que Me consuelen y reparen, y si aquí no las encuentro, ¿dónde
iré?”
Jesús regresa la noche del 3 de marzo y le dice a
Sor Josefa:
“Déjame al menos descansar en ti, Josefa, ya que
son tantas las almas que Me apenan. ¡Estas almas que tanto amo…! ¡Cuántas se
pierden!… Si supieras cuánto Me ofenden no rehusarías Mi Cruz. ¿Sabes cuál es
Mi Cruz? El darme libertad para llamarte cuando Te necesite, sin mirar el
sitio, ni la hora, ni la ocupación. Bástate saber que pido consuelo. Si Yo
estoy contigo, ¿qué importa que el mundo entero esté contra ti?”
3 DE MARZO DE 1922
Sor Josefa escribe para su gran humillación, que le
suplicó a Jesús que no la llevara por el camino que El la ha estado llevando. Y
Jesús, mirándola con mucha tristeza le dijo:
“No te puedo abandonar porque te amo demasiado;
pero sí así lo quieres, hágase tu voluntad… La herida de Mi Corazón nadie sino
tú la podrá cerrar”.
Jesús le quitó la corona de espinas que le había
dado anteriormente y la Cruz, con las cuales Sor Josefa compartía el
sufrimiento del Señor, y luego se fue.
Sor Josefa escribe en los siguientes días el
terrible tormento que sufre a causa de su resistencia al Señor, el saber que
había herido a Jesús y el temor que si El ya no volvía, su vida sería un
martirio. Pero Jesús no la abandona sino que se valdrá de esta decisión de Sor
Josefa para hacerla pasar a la etapa más misteriosa de su vida, incrementando su
humildad, su fe y su abandono, que ella jamás hubiera podido alcanzar por sus
propias fuerzas. Esta nueva etapa será, además, de incomparable beneficio para
todas las personas que lean sus escritos.
6 DE MARZO DE 1922
Tres días después que Sor Josefa expresara a Jesús
el deseo de no seguir el camino que El deseaba para ella, Sor Josefa oye
aullidos infernales que le impresionan profundamente. Son voces de condenados
que le echan en cara su falta de generosidad, entre gritos de desesperación y
de rabia:
“Estoy aquí para siempre donde ya nunca jamás podré
amar… ¡qué corto ha sido el placer! Y en cambio ¡el castigo es eterno…! ¿Qué
queda? ¡Odiarte con odio infernal…! ¡Y para siempre…!”
Sor Josefa escribe aterrada: “¡Oh! ¡Saber la
pérdida de un alma que jamás podré remediar! Saber que un alma maldecirá al
Señor por toda la eternidad y ¡no poderlo remediar! Aunque sufriera yo todos
los tormentos del mundo… ¡Dios mío! Esto me destroza! Mil veces morir antes que
ser responsable de la pérdida de un alma”.
14 DE MARZO DE 1922
Ante el sufrimiento de Sor Josefa por haber pedido
a Jesús que no la llevara por el camino que El deseaba para ella, Santa
Magdalena Sofía se le aparece, llevándole un mensaje de Jesús:
“No olvides, hija mía, que nada sucede que no entre
en los planes de Dios”.
Sor Josefa desahoga su pena inmensa, creyendo que
las consecuencias de su falta son graves e irreparables. Santa Magdalena Sofía
le contesta:
“Sí, hija mía, puedes reparar, si de esta caída
sacas mucha humildad y una generosidad mayor”.
16 DE MARZO DE 1922
A las diez de la noche Sor Josefa empezó a sentir
de nuevo el ruido tremendo de cadenas y gritos. Estaba llena de miedo. Ella
escribe:
“Sería algo más de las doce cuando de repente vi
delante de mí al demonio que decía: `atadle los pies… atadle las manos´. Perdí
conocimiento de dónde estaba y sentí que me ataban fuertemente, que tiraban de
mí, arrastrándome. Otras voces decían: `no son los pies los que hay que atarle…
es el corazón´. Y el diablo contestó: `ese no es mío´. Me parece que me
arrastraron por un camino muy largo. Empecé a oír muchos gritos, y en seguida
me encontré en un pasillo muy estrecho. En la pared hay como un nicho, de donde
sale mucho humo pero sin llama, y muy mal olor. Yo no puedo decir lo que se
oye, toda clase de blasfemias y de palabras impuras y terribles. Unos maldicen
su cuerpo… otros maldicen a su padre o madre… otros se reprochan a ellos mismos
el no haber aprovechado tal ocasión o tal luz para abandonar el pecado. En fin,
es una confusión tremenda de gritos de rabia y desesperación…”
16 DE MARZO DE 1922
Sor Josefa continúa escribiendo acerca de sus
descensos temporales al infierno y sus encuentros con el maligno:
“…Pasé por un pasillo que no tenía fin, y luego,
(los demonios) dándome un empujón, me hizo como doblarme y encogerme, me
metieron en uno de aquellos nichos, donde parecía que me apretaban con planchas
encendidas y como que me pasaban agujas muy gordas en el cuerpo, que me
abrasaban. En frente de mí y cerca, tenía almas que me maldecían y blasfemaban.
Es lo que más me hizo sufrir… pero lo que no tiene comparación con ningún
tormento es la angustia que siente el alma, viéndose apartada de Dios. Me
pareció que pasé muchos años en este infierno, aunque sólo fueron seis o siete
horas… Luego sentí que tiraban otra vez de mí y después de ponerme en un sitio
muy oscuro, el demonio, dándome como una patada me dejó libre. No puedo decir
lo que sintió mi alma cuando me di cuenta que estaba viva y que todavía podía
amar a Dios…”
19 DE MARZO DE 1922
Sor Josefa enfrenta fuertes tentaciones ante el
camino que Jesús le propone recorrer, y los descensos temporales al infierno
que ella experimenta le ayudarán a finalmente tomar la decisión de olvidarse
por completo de sí misma y colaborar de lleno con Jesús y Su plan para salvar
las almas. Estas duras descripciones son un tesoro para todas las almas, tanto
para las que están en riesgo de condenarse como las que desean amar más a
Jesús. Sor Josefa escribe:
“…Otra vez he bajado a ese abismo, me parece que he
pasado allí muchos años (aunque ha sido sólo unas pocas horas), he sufrido
mucho, pero lo que me atormenta sobre todo es creerme incapaz de amar a Nuestro
Señor; así que cuando vuelvo otra vez a la vida, me vuelvo loca de alegría;
creo que Le amo más que nunca y para demostrárselo estoy dispuesta a sufrir
todo lo que El quiera; sobre todo, creo que amo y estimo mi vocación con
locura… Esto que veo me da mucha fuera para sufrir; veo el provecho de los
sacrificio, aún de los más pequeños; Nuestro Señor los recoge y de todo se
sirve para salvar a las almas. Qué gran ceguedad no querer sufrir cosas tan
pequeñas, primero por librarse uno mismo, y después por librar a tantas almas
de estos terribles tormentos…”
“…Cuando entro en el infierno, oigo unos gritos de
rabia y de alegría, porque hay un alma más que participa en sus tormentos. No
me acuerdo entonces de haber estado allí otras veces, sino que me parece que es
la primera vez. También creo que ha de ser para toda la eternidad y eso me hace
sufrir mucho, porque recuerdo que conocía y amaba a Dios, que estaba en la
Religión, que me ha concedido muchas gracias y muchos medios para salvarme…
¿Qué he hecho para perder tanto bien…? ¿Cómo he sido tan ciega…? ¡Y ya no hay
remedio…! También me acuerdo de mis Comuniones, de que era novicia, pero lo que
más me atormenta es que amaba a nuestro Señor muchísimo… Lo conocía y era todo
mi tesoro… No vivía sino para El… ¿Cómo ahora podré vivir sin El…? Sin amarlo…
oyendo siempre estas blasfemias y este odio… siento que el alma se oprime y se
ahoga… Yo no sé explicarlo bien porque es imposible…”
19 DE MARZO Y 2 DE ABRIL DE 1922
Sor Josefa continúa escribiendo acerca de sus
descensos temporales al infierno, los cuales le ayudarán a finalmente tomar la
decisión de olvidarse por completo de sí misma y colaborar de lleno con Jesús y
Su plan para salvar las almas. Sus narraciones son una valiosísima ayuda para
aquellas almas que desean amar más a Jesús, así como a regresar al Señor
aquellas que están en riesgo de condenarse. Sor Josefa escribe:
“…El diablo estaba muy furioso porque quería que se
perdieran tres almas… Gritaba con rabia: `¡Que no se escapen…! ¡que se van…!
¡Fuerte…! ¡fuerte!´ Esto así, sin cesar, con unos gritos de rabia que
contestaban, de lejos, otros demonios. Durante varios días presencié estas
luchas… Yo supliqué al Señor que hiciera de mí lo que quisiera con tal que
estas almas no se perdiesen. Me fui también a la Virgen y ella me dio gran
tranquilidad porque me dejó dispuesta a sufrirlo todo para salvarlas, y creo
que no permitirá que el diablo salga victorioso…”
“El demonio gritaba mucho: `…Estad atentas a todo
lo que las pueda perturbar…! ¡Que no se escapen… haced que se desesperen´. Era
tremenda la confusión que había de gritos y de blasfemias. Luego oí que decía
furioso: `¡No importa! Aún me quedan dos… Quitadles la confianza…´ Yo comprendí
que se le había escapado una, que había pasado ya a la eternidad, porque
gritaba: `Pronto… de prisa… que estas dos no se escapen… Tomadlas, que se
desesperen… Pronto, que se nos van´. En seguida, con un rechinar de dientes y
una rabia que no se puede decir, yo sentía esos gritos tremendos: `¡Todavía
tengo una y no dejaré que se la lleve…!´ El infierno todo ya no fue más que un
grito de desesperación, con un desorden muy grande y los diablos chillaban y se
quejaban y blasfemaban horriblemente. Yo conocí con esto que las almas se
habían salvado. Mi corazón saltó de alegría, pero me veía imposibilitada para
hacer un acto de amar…
Sor Josefa, aún en medio de su experiencia en el
infierno escribe: “no siento odio hacia Dios como estas otras almas, y cuando
oigo que maldicen y blasfeman, me causa mucha pena; no sé qué sufriría para
evitar que Nuestro Señor sea injuriado y ofendido… Siento mucho tormento. Es
como si entrase por la garganta un río de fuego que pasa por todo el cuerpo, y
unido al dolor que he dicho antes. Como si me apretasen por detrás y por
delante con planchas encendidas… No sé decir lo que sufro… es tremendo tanto
dolor… Parece que los ojos salen de su sitio y como si tirasen para arrancarlos…
Los nervios se ponen muy tirantes. El cuerpo está como doblado, no se puede
mover ni un dedo… El olor que hay tan malo, no se puede respirar *, pero todo
esto no es nada en comparación del alma, que conociendo la bondad de Dios, se
ve obligada a odiarle y, sobre todo, si Le ha conocido y amado, sufre mucho
más…”
* Josefa despedía este hedor intolerable siempre
que volvía de una de sus visitas al infierno o cuando la arrebatada y
atormentaba el demonio: olor de azufre, de carnes podridas y quemadas que,
según fidedignos testigos, se percibía sensiblemente durante un cuarto de hora
y a veces media hora; y cuya desagradable impresión conservaba ella misma mucho
tiempo más todavía.
2 DE ABRIL DE 1922
Una de las muchas almas (del Purgatorio) que acuden
a Sor Josefa pidiendo humildemente oraciones y sufragios le dice a Sor Josefa:
“¡Si las almas supieran cómo se pagan aquí los
gustos innecesarios concedidos a la naturaleza!… Ya he terminado mi destierro.
Ahora voy a la Eterna Patria”.
Otra alma le dice:
“¡Bendita sea la infinita bondad de Dios que quiere
servirse de los sacrificios de otras almas para reparar nuestras infidelidades!
¡Cuánta más gloria podía tener ahora en el Cielo, si mi vida hubiera sido
otra!”
Otra alma más dice a Sor Josefa:
“No saben cuán diferentes se ven las cosas de la
tierra, cuando se ha pasado a la eternidad. Los cargos no son nada delante de
Dios, tan sólo la pureza de intención con que se ejercen aun las más pequeñas
acciones. ¡Qué poca cosa es la tierra y todo lo que ella encierra! Y a pesar de
esto, ¡cuánto se la ama! ¡Ah, la vida, por larga que sea, es nada en
comparación de la eternidad! No pueden figurarse los hombres lo que es un solo
momento de purgatorio y cómo el alma se consume y se derrite en deseos de ver a
Dios Nuestro Señor”.
2 DE ABRIL DE 1922
Una de las muchas almas que acuden a Sor Josefa
pidiendo humildemente oraciones y sufragios, dice a Sor Josefa:
“Estoy aquí por bondad de Dios, porque mi gran
orgullo me tenía abierta las puertas del infierno. Tenía muchas personas debajo
de mis pies… y ahora me pondría yo debajo del último de los pobres… Ten
compasión de mí… y haz actos de humildad para reparar mi orgullo. Así podrás
sacarme de este abismo”.
2 DE ABRIL DE 1922
Otra de las almas del Purgatorio que visitan a Sor
Josefa, le dice:
“He pasado siete años en pecado mortal y tres años
enferma rehusando siempre confesarme. Tenía bien abierto el infierno, y hubiera
caído en él, si con tus sufrimientos de hoy, no me hubieses obtenido fuerza
para confesarme y ponerme en gracia. Ahora estoy en el Purgatorio y te ruego
que pidas por mí, pues así como has podido salvarme, puedes sacarme pronto de
esta cárcel tan triste”.
“Estoy en el Purgatorio por mi infidelidad… No he
correspondido al llamamiento divino. Desde hacía doce años estaba resistiendo a
mi vocación y viviendo en peligro de condenarme, pues para quitarme el
remordimiento, me había entregado al pecado. Doy gracias a la bondad divina que
ha querido, por tus sufrimientos, darme valor para ponerme en gracia. ¡Qué
difícil era mi salvación! Ahora te pido tengas piedad de mí y me saques pronto
de este lugar de penas”.
Otra alma más dice:
“Ofrece por nosotras la Sangre de Nuestro Señor.
¿Qué sería de nosotros si no hubiera almas para aliviarnos?”
13 DE ABRIL DE 1922
El Jueves Santo Sor Josefa recibe la visita de San
Juan Evangelista. Era un joven alto, muy hermoso y su túnica de un color como
heliotropo o rojo algo apagado. San Juan le dice a Sor Josefa:
“Nada temas (de los constantes ataques del
demonio), tu alma es una azucena que Jesús guarda en Su Corazón… Vengo a darte
a conocer algunos sentimientos del Corazón del Divino Maestro en este gran día
(Jueves Santo). El amor le obliga a separarse de Sus discípulos; tenía que ser
bautizado con bautismo de sangre. Pero el amor le obliga también a quedarse con
ellos, y así el amor le llevó a instituir el Sacramento de la Eucaristía”.
“¡Qué lucha sintió entonces Su Corazón! ¡Cómo
descansaría entrando en las almas puras… pero cómo se renovaría Su Pasión
entrando en corazones manchados! ¡Cómo se alegraba Su alma cuando se acercaba
el momento de ir al Padre… pero qué tristeza sintió viendo que era uno de los
doce, por El escogido, el que le había de entregar a la muerte, y que Su Sangre
empezaba a ser inútil para aquella alma!”
“Su Corazón se anegaba en amor y el amor le hacía
sentir la más terrible amargura, viendo tan poca correspondencia de parte de
estas almas tan amadas. Y ¿qué decir de lo que sintió al ver la ingratitud y
frialdad de tantas almas escogidas…?”
16 DE ABRIL DE 1922
Sor Josefa le pide perdón a Jesús y le cuenta de
todas sus flaquezas y miserias. Jesús, con amor indecible, le contesta:
“No es más feliz el que nunca ha necesitado perdón,
sino más bien el que ha tenido que humillarse muchas veces”.
17 DE ABRIL DE 1922
El día del Evangelio de los Discípulos de Emaús,
Sor Josefa le pide a Jesús que se quede con ella, que ya es tarde. Y Jesús se
presentó enseguida, muy hermoso, y le dijo:
“Sí, me quedaré contigo… Yo seré la luz de tu alma.
Se hace tarde, es verdad… Dime, Josefa, ¿qué harías sin Mí?”
21 DE ABRIL DE 1922
Sor Josefa habla con Jesús acerca de los ataques
del demonio y Jesús le contesta:
“Josefa… me quiero valer de ti como instrumento de
Mi misericordia para con las almas. Pero si tú no te abandonas completamente a
Mi Voluntad, ¿qué quieres que haga? ¡Son tantas las almas que necesitan perdón!
Por esto, Mi Corazón busca víctimas* que le ayuden a reparar los ultrajes del
mundo y, por su medio, derramar Mi misericordia. ¿Qué te importa todo lo demás
si estoy contigo para sostenerte? Yo no te dejo. ¿Qué más puedes pedir…?”
(* “almas víctimas”, que desean colaborar con Jesús
en la salvación de las almas a través de su entrega total y amorosa)
22 DE ABRIL DE 1922
Jesús le dice a Sor Josefa:
“Si te comunico estas cosas, es para que no
retrocedas ante ningún sacrificio. No lo dudes: lo que más te hace sufrir es lo
que más Me consuela. Y cuando menos te lo figuras, es cuando acercas más almas
a Mi Corazón”.
Sor Josefa le dice confiadamente cuán agotada y sin
fuerzas está y Jesús le responde:
“No necesito fuerzas, lo único que necesito es tu
abandono. La verdadera fortaleza está en Mi Corazón. Quédate en paz… No olvides
que es la misericordia y el amor lo que obra en ti”.
24 DE ABRIL DE 1922
Sor Josefa habla con Jesús después de la Comunión
acerca de los ataques del demonio. Jesús le dice:
“No te preocupes. Tenemos que librar a un alma de
las manos del demonio y ésta es para ella la hora del peligro. Así la podremos
salvar. ¡Son tantas las almas que corren riesgo de perderse! Pero hay otras que
Me consuelan y muchas vuelven a Mi Corazón”.
Sor Josefa le pregunta qué hacer por la conversión
de un pecador que da mucho escándalo y Jesús le dice:
“Hay que poner Mi Corazón entre este pecador y Mi
Eterno Padre. Mi Corazón se apiadará de él y aplacará la ira divina. Adió,
Josefa; consuélame con tu amor y con tu abandono”.
2 DE MAYO DE 1922
Jesús dice a Sor Josefa:
“¿No sabes que el demonio puede atormentarte pero
no puede dañarte? ¿Quién es más poderoso, él o Yo?”
3 DE MAYO DE 1922
Jesús dice a Sor Josefa:
“…Cómo agrada a Mi Corazón perdonar faltas que son
de pura fragilidad. Quédate tranquila. Porque eres así de frágil, he fijado Mi
ojos en ti… Mi corazón te ama y se complace en tu miseria. ¿Sabes cómo Me
puedes consolar? Amándome, sufriendo por las almas, no rehusándome nada”.
11 DE MAYO DE 1922
Jesús dice a Sor Josefa:
“Yo deseo aprisionarte del todo en Mi Corazón,
porque Mi amor hacia ti es sin medida. Y a pesar de todas tus faltas y todas
tus miserias, quiero servirme de ti para dar a conocer a las almas Mi amor y Mi
misericordia. ¡Son tantas las que desconocen la bondad de Mi Corazón! Y es mi
único deseo, que estas almas que tanto amo, se pierdan en el abismo sin fondo
de Mi Corazón”.
11 DE MAYO DE 1922
Jesús, refiriéndose a Su Sagrado Corazón, dice a
Sor Josefa:
“Cuando te encuentres más apurada y más débil, ven
aquí a buscar fortaleza”.
16 DE JULIO DE 1922
Jesús dice a Sor Josefa:
“Desde toda la eternidad Yo he sido tuyo. Desde
ahora para siempre, tú eres Mía. Tú trabajarás para Mí, Yo trabajaré para ti.
Tus intereses son Míos, Mis intereses son tuyos”.
22 DE JULIO DE 1922
Jesús dice a Sor Josefa:
“Josefa, Esposa Mía, déjame dilatarme en ti. Mi
grandeza suplirá tu pequeñez. Desde ahora trabajaremos unidos. Yo viviré en ti,
y tú vivirás para las almas… Déjate guiar… Mi corazón lo hará todo, Mi
misericordia obraré en ti y Mi amor anonadará todo tu ser”.
16 DE JULIO DE 1922
La Virgen María dice a Sor Josefa:
“Vive en paz, hija mía, no te reserves nada para
ti, ni te preocupes más que del momento presente. Jesús te lleva y guía a tus
Superiores. No te apartes de sus consejos. Sé fiel y sumisa a la voluntad de mi
Hijo, en los momentos más difíciles”.
27 DE JULIO DE 1922
Sor Josefa está rezando a la Virgen, diciéndole
cuánto ama a Jesús y cuánto desea ser totalmente Suya, pero que tuviera
presente su pequeñez. En ese momento llega Jesús y colocándose cerca de Josefa,
le dice:
“No tengas miedo; Soy tu Salvador… Soy tu Esposo…
¡qué poco conocen las almas esos dos nombres! Esta es la obra que quiero hacer
en ti: el deseo más ardiente de Mi Corazón es que las almas se salven, y quiero
que Mis esposas conozcan con qué facilidad pueden ganarse almas. Yo haré
conocer por tu medio el tesoro que muchas veces dejan perder, porque no
profundizan bastante estos dos nombres: Salvador y Esposo”.
30 DE JULIO DE 1922
La Virgen María dice a Sor Josefa:
“Hija mía, no te asustes de tus caídas. Todavía
caerás más de una vez, pero siempre te levantará el Amor. Te sostiene un Esposo
que es Dios y que te ama”.
5 DE AGOSTO DE 1922
Jesús le dice a Sor Josefa:
“Son muchas las almas que Me afligen… y muchas se
pierden… Pero las que más hieren Mi Corazón, son estas que tanto amo y que no
se entregan del todo a Mí. Siempre se reservan algo. ¿No les doy Yo Mi Corazón
entero?”
Josefa pide perdón al Señor por estas almas y por
ella misma, que tanto se reserva a Jesús y le pidió que tomara los actos y el
amor de esas almas que desean consolarle. Jesús le contesta con gran bondad:
“Sí, eso busco; reparar las faltas de las unas con
los actos de las otras”.
6 DE AGOSTO DE 1922
Sor Josefa expresa a Jesús su temor de fallarle en
Su Obra. Jesús le dice con inmensa ternura:
“¡Pequeña Mía!… Empieza Mi obra agarrada de la mano
de Mi Madre. ¿No te da ánimo esto?”
Sor Josefa se llena gozo en su corazón al oír estas
palabras y Jesús le da solemnemente tres indicaciones que Josefa ha de observar
como preparación a esa Obra:
“Meditar profundamente sobre la nada de Mis
instrumentos”.
“Confiar plenamente en la Misericordia de Mi
Corazón, y prometer desde el fondo del alma, no resistir jamás a Mis
peticiones, por duras y penosas que sean”.
“Hacer una Hora Santa, el jueves, para consolar Mi
Corazón de las resistencias de Mis almas escogidas. Y el viernes, un acto de
reparación por las penas y ofensas que de estas mismas almas recibo”.
6 DE AGOSTO DE 1922
Jesús dicta a Sor Josefa, una a una, las palabras
que desea que ella escriba. En estos escritos el Señor nos revela algo
maravilloso:
“No temas; cuando tú escribas Yo te lo diré todo.
Ninguna de Mis palabras se perderá. Nada de lo que Yo te diga se borrará jamás.
Poco importa que seas tan miserable y pequeña. Yo haré todo. Yo daré a conocer
que Mi Obra se funda sobre la nada y la miseria; este es el primer eslabón de
la cadena de amor que preparo a las almas desde toda la eternidad. Me serviré
de ti para enseñar que amo la miseria, la pequeñeza y la nada”.
“Haré que las almas conozcan hasta qué punto las
ama y perdona Mi Corazón y cómo sus mismas caídas pueden servirme de
complacencia. Penetro el fondo de las almas, sus deseos de darme gusto, de
consolarme y de glorificarme; y el acto de humildad que sus faltas les obliga a
hacer, viéndose tan débiles, es precisamente lo que consuela y glorifica Mi
Corazón”.
“No importa que las almas sean débiles. Yo suplo lo
que les falta. Les daré a conocer cómo su misma debilidad puede servirme para
dar vida a muchas almas que la han perdido”.
“Daré a conocer que la medida de Mi Misericordia
para con las almas caídas, no tiene límites… Deseo perdonar. Descanso
perdonando… Siempre estoy esperándolas con amor… ¡Que no se desanimen!… ¡Que
vengan!… ¡Que se echen sin temor en Mis brazos…! ¡Soy Su padre…!”
“Muchas entre Mis Esposas no comprenden cuánto
pueden hacer para atraer a Mi Corazón a otras almas que están sumidas en un abismo
de ignorancia, y no saben cómo deseo que se acerquen a Mí para darles vida… La
verdadera vida”.
“Yo te enseñaré los secretos de amor y tú serás
ejemplo vivo de Mi Misericordia, pues si por ti, que eres miseria y nada, tengo
tanta predilección y te amo tanto, ¿qué haré con otras almas mucho más
generosas que tú?”
7 DE AGOSTO DE 1922
Jesús dice a Sor Josefa:
“Yo obraré en ti… Hablaré por ti… Me haré conocer
por ti… ¡Cuántas almas encontrarán la vida en Mis palabras! ¡Cuántas cobrarán
ánimo al ver el fruto divino de su vida ordinaria! ¡Un actito de generosidad,
de paciencia, de pobreza, puede ser un tesoro que gane para Mi Corazón gran
número de almas!”
7 DE AGOSTO DE 1922
Sor Josefa le dice a Jesús cuánto teme no serle
fiel. Jesús la mira con Sus ojos hermosísimos y con indecible bondad le
responde:
“Nada temas; Yo te conduciré del modo más
conveniente para Mi gloria y el provecho de las almas; tú abandónate al amor,
déjate guiar por el amor, vive perdida en el amor”.
Jesús añade en otro momento:
“Deseo que tu pequeñez se deje conducir y guiar por
Mi mano paternal, sabia e infinitamente fuerte… Nada temas, pues te guardo con
esmero, como la más tierna de las madres cuida de su hijo pequeño”.
7 DE AGOSTO DE 1922
Después de comulgar, Sor Josefa le pide a Jesús que
le dé tanta confianza en Su Corazón como pena por sus faltas. Poco después el
Señor le concede una visión simbólica muy significativa. Sor Josefa escribe:
“Serían las nueve y media, sin saber dónde estaba,
tenía delante de mi vista un sitio oscuro, cubierto de niebla. Era como un
patio o jardín no muy grande y se notaba un olor a humedad, muy malo; muchas
hierbas y espinas, altas como varas de rosal pero sin hojas. Después vino un
poco de claridad como de sol. Vi muy bien aquel desorden de espinas y yerbas
que estaban como llenas de agua sucia y eso era lo que producía el mal olor.
Después desapareció. No comprendía qué podía ser esto, y me fui a la capilla.
De pronto, Jesús se presenta a Sor Josefa, muy
hermoso, y le dice:
“Amada Mía, ¡Miseria de Mi Corazón…! Yo soy el sol
que te da a conocer tu miseria. Cuanto más grande la veas, más debe aumentar
hacia Mí tu ternura y amor; no temas. El fuego de Mi Corazón consume tus
miserias. Tu corazón es una tierra viciada que no puede producir fruto bueno.
Pero Yo soy el Jardinero que cultivará esa partecita de tierra. Enviaré un rayo
de sol que la purifique, y Mi mano sembrará… Sigue siendo pequeñita, muy
pequeña… Yo soy bastante grande, soy tu Dios, soy tu Esposo, tú eres la miseria
de Mi Corazón”.
7 DE AGOSTO DE 1922
Mientras las hermanas rezan el Rosario en la sala
del Noviciado, la Virgen se aparece a Josefa, vestida como el día de sus Votos,
con la diadema en la cabeza y las manos cruzadas sobre el pecho. Josefa vio que
se formaba como una corona de rositas blancas en torno a su corazón. La Virgen
le dice a Josefa:
“Estas flores se cambiarán en perlas de gran valor
para la salvación de las almas”.
Esto lo dijo refiriéndose al Rosario que rezaban
las novicias, arrodilladas alrededor de su imagen. Y agregó:
“Sí, las almas es lo que más ama Jesús. Yo también
las amo porque son el precio de Su Sangre, y ¡se pierden tantas!… No resistas,
hija mía, no rehúses nada; abandónate completamente a la obra de Su Corazón,
que es la salvación de las almas… No temas, hija mía; la Voluntad de Jesús se
cumplirá, Su obra se hará”.
Querido amigo que amas a Jesús:
Te invito a que, en este día especial en que
celebramos la fiesta del Sagrado Corazón de Jesús, procuremos juntos darle
gloria y mostrarle nuestro profundo amor ofreciéndole nuestra Eucaristía en
compañía de María, consagrándonos a Su Sagrado Corazón y al Corazón Inmaculado
de María y con humildad ponernos a Sus pies reconociendo nuestra pequeñez y
pidiéndole que jamás permita que le ofendamos ni nos separarnos de El.
Comparto contigo el mensaje que Jesús diera a Sor
Josefa el día de Su Sagrado Corazón.
Que la Presencia de Jesús, que es Misericordia,
Perdón y Bondad, esté contigo y tu familia hoy y por siempre.
9 DE AGOSTO DE 1922
Jesús dice a Sor Josefa:
“Yo soy el que gobierna todas las cosas y nunca
permitiré que te lleven por un camino errado. Ten confianza y no veas más que a
Mí; Mi mano que te guía, Mi ternura que te ama con amor de Padre y de Esposo”.
19 DE AGOSTO DE 1922
Jesús se presenta ante Sor Josefa y le dice:
“Todo lo que te pido que digas, aunque te parezca
duro, es por el bien de las almas. ¡No sabes cuánto amo a las almas!”
Jesús continúa luego, como expansionando Su
Corazón:
“¡Cuánto amo esta casa! En ella he puesto Mis ojos.
Aquí Mi Corazón encuentra miseria*, apta para hacer de ella instrumentos de Mi
Amor. A este grupo de almas he entregado la parte más pesada de Mi Cruz. Pero
no están solas para llevarla; Yo estoy con ellas; Yo las ayudo. El amor se
prueba con obras; he sufrido porque las amo y ellas sufren también por Mi
amor”.
*se debe entender correctamente que Jesús utiliza
el término “miseria” para describir la realidad de nuestra alma, que es pobreza
y pequeñez, defectos e impurezas, flaquezas e incapacidad de producir frutos
sin Su ayuda.
24 DE AGOSTO DE 1922
Jesús dice a Sor Josefa:
“Escribe cómo Mis almas darán a conocer Mi Corazón
de Padre a los pecadores”.
Josefa escribe arrodillada delante de la mesa
mientras Jesús va hablando:
“Conozco el fondo de las almas; sus pasiones y el
atractivo que sienten por el mundo, por el placer. Yo sabía desde la eternidad
cuántas almas amargarían Mi Corazón y que para muchas, Mis sufrimientos y Mi
Sangre serían inútiles… pero no es el pecado lo que más hiere Mi Corazón… lo
que más lo desgarra es que no vengan a refugiarse en El después que lo han
cometido”.
24 DE AGOSTO DE 1922
Jesús continúa dictando a Sor Josefa:
“Sí, deseo perdonar y quiero que Mis almas
escogidas den a conocer al mundo cómo espero, lleno de amor y de misericordia,
a los pecadores”.
Josefa le dice a Jesús que las almas ya lo saben y
que ella teme estropear Sus planes. Jesús le contesta:
“Yo sé que las almas lo saben, pero de cuando en
cuando necesito hacer una nueva llamada de amor… Tú nada tienes que hacer;
ámame y permanece abandonada a Mi voluntad. Te esconderé en Mi Corazón y nadie
te descubrirá. Sólo después de tu muerte se leerán Mis palabras. Arrójate en Mi
Corazón. Yo te sostengo con muchísimo amor. Te amo, ¿no lo sabes? ¿No te doy
bastantes pruebas de amor?”
31 DE AGOSTO DE 1922
Jesús continúa dictando a Sor Josefa:
“Quiero que escribas. Quiero hablarte de las almas…
¡las amo tanto!… Quiero que encuentren siempre en Mis palabras, remedio a todas
sus enfermedades”.
3 DE SEPTIEMBRE DE 1922
Jesús dice a Sor Josefa:
“No me importan las miserias de las almas, lo que
quiero es amor… No me importan las flaquezas, lo que quiero es confianza. Estas
son las almas que atraen al mundo la misericordia y la paz. Sin ellas (las
almas elegidas) no podría detener la ira divina; ¡son tantos los pecados!”
Josefa escribe con mucha compasión que cuando Jesús
dijo estas palabras, poco a poco se fueron formando llagas en Su Corazón… todo
El era una llaga. Josefa procura consolarle y el Señor mirándola con mucha
tristeza le dijo:
“Sí, son muchos los pecados que se cometen… y
muchas las almas que se pierden. Pero lo que más destroza Mi Corazón son las
ofensas de Mis almas escogidas…”
Jesús, refiriéndose a un alma de ellas, dice a
Josefa:
“¡Pobre alma! ¡Pobre alma!… No sabe a qué tormento
se está preparando ella misma para toda la eternidad…”
Josefa intercede por esta alma y Jesús le dice:
“Mientras encuentre víctimas que reparen, Mi
justicia se detendrá”.
3 DE SEPTIEMBRE DE 1922
Sor Josefa anota las palabras que Jesús exclama,
refiriéndose a un alma elegida que es encuentra obstinada en el pecado:
“Alma a quien amo, ¿por qué Me desprecias?… ¿No
basta que Me ofendan los mundanos? Pero tú que Me estás consagrada, ¿por qué Me
tratas así?… ¡Qué dolor para Mi Corazón recibir tantos ultrajes de un alma, que
Yo he escogido con tanto amor!”
4 DE SEPTIEMBRE DE 1922
Sor Josefa narra las penas espantosas que padecen
en el infierno los religiosos infieles:
“No puedo explicar lo que es este sufrimiento, pues
si el tormento de un seglar es terrible, es nada comparado con el de un religioso.
Los demonios le gritan: `tú hiciste ese voto (de pobreza, castidad y
obediencia) libremente y con pleno conocimiento… Tú misma te obligaste… Tú lo
quisiste´. El alma recuerda sin cesar que había escogido a Dios por Esposo y
que Le amaba sobre todas las cosas… Siente necesidad de odiarle con una sed que
la consume… No hay recuerdo que pueda darle el más ligero consuelo… Otro de los
tormentos que padece es la vergüenza. Parece que le gritan todos: `que nos
hayamos perdido nosotros, que no tuvimos los medios que tú, es más
comprensible; pero a ti, ¿qué te faltaba?… Tú vivías en el palacio del Rey… Tú
te sentabas en la mesa de los escogidos´. En fin, todo esto que escribo, no es
sino una sombra al lado de lo que el alma sufre y padece, pues no hay palabras
que puedan explicar semejante tormento”.
6 DE SEPTIEMBRE DE 1922
Acerca del alma elegida de Jesús que es encuentra
obstinada en el pecado, Sor Josefa escribe que durante la Misa el Señor se le
aparece con un aspecto de bondad y tristeza que la deja sobrecogida. La herida
del Corazón se ve muy grande. Jesús le dice, como un pobre que pide limosna:
“No te pido más que tu corazón para esconderme en
él, para librarme de la amargura que Me causa esta alma, haciéndome entrar en
el suyo… que Mis almas escogidas sean las que así Me tratan, eso es lo que más
Me aflige”.
Después que Josefa comulga, Jesús le dice:
“Hija Mía, a quien amo como a la niña de Mis ojos,
escóndeme en tu corazón… Consuélame… ámame… glorifícame con Mi propio Corazón…
Repara con El y satisface con El a la justicia divina… Preséntalo a Mi Padre
como víctima de amor por las almas… pero de un modo especial por estas almas
que Me están consagradas… Vive Conmigo… Yo viviré contigo… Escóndete en Mí. Yo
Me esconderé en ti… Los dos nos consolaremos mutuamente, porque tus penas serán
Mías y Mis penas serán tuyas”.
Nota del traductor: “El Señor se mostraba a Sor
Josefa como revestido actualmente del dolor de los pecados de hoy. Sabemos que
Su Santa Humanidad Gloriosa ya no puede sufrir. Pero actuaba delante de ella,
como lo hizo con Santa Margarita María, los sufrimientos que Le causaban en Su
Pasión los pecados y las ofensas de ahora. Josefa discernía muy bien los
consuelos que su participación en los dolores de Jesucristo habían
proporcionado a Su Corazón, ya que en la obra de Su Pasión todo le estaba
presente”.
8 DE SEPTIEMBRE DE 1922
Sor Josefa escribe que esa noche Jesús se acerca a
ella como un “pobre hambriento” *, para expresar el aspecto triste y suplicante
que el Señor tenía. Jesús le dice:
“Quítame la sed que tengo de que Me amen las almas,
pero sobre todo Mis almas escogidas… No sabe esta alma (la del sacerdote
alejado de El) cuánto la amo… Por eso su ingratitud Me pone en este estado”.
Josefa le ofrece a Jesús sus fatigas y sufrimientos
y los de las hermanas religiosas, así como el buen deseo de consolarle y
agradarle para que El lo purifique y transforme de forma que el sacerdote tenga
más valor para retornar a El. Jesús le dice:
“Yo no miro la acción, miro la intención. El acto
más pequeño hecho con amor, ¡adquiere tanto mérito y puede darme tanto
consuelo!… No busco más que amor… No pido más que amor…”
El sábado 9 la Virgen dice a Josefa:
“Hija mía, sufre con ánimo y valor. Gracias al
sufrimiento, esta alma no cae en otro pecado más grave”.
* Nota del traductor: “El Señor se mostraba a Sor
Josefa como revestido actualmente del dolor de los pecados de hoy. Sabemos que
Su Santa Humanidad Gloriosa ya no puede sufrir. Pero actuaba delante de ella,
como lo hizo con Santa Margarita María, los sufrimientos que Le causaban en Su
Pasión los pecados y las ofensas de ahora. Josefa discernía muy bien los
consuelos que su participación en los dolores de Jesucristo habían
proporcionado a Su Corazón, ya que en la obra de Su Pasión todo le estaba
presente”.
12 DE SEPTIEMBRE DE 1922
Jesús dice a Josefa acerca del sacerdote que se
halla alejado de El:
“Escóndeme en tu corazón y quítame un poco la
amargura que Me consume. No puedo resistir más los ultrajes que recibo de esta
alma… pero la quiero… la espero. Deseo perdonarla. ¡Con cuánto amor la recibirá
Mi Corazón cuando vuelva a Mí!… Tú, Josefa, consuélame, acércate a Mi Corazón y
participa de Su amargura”.
Esa misma noche, después de la cena, Jesús se
presenta a Josefa hermosísimo con Su túnica blanca que brillaba en la oscuridad
de la noche. Su mano derecha, levantada como para bendecir a las hermanas del
convento. Se acerca a Josefa y le dice:
“Estoy aquí, entre Mis esposas, porque encuentro
descanso y consuelo”. Y luego añade, acerca del alma del sacerdote: “ánimo; un
poquito más y pronto vendrá a Mí”.
13 DE SEPTIEMBRE DE 1922
Jesús dice a Sor Josefa acerca de las almas:
“Muchas Me reciben bien cuando las visito con la
consolación. Muchas Me reciben con gusto en la comunión. Pero hay pocas que Me
reciben bien cuando las visito con Mi cruz. El alma que se ve tendida en la
cruz y en ella se abandona, esta alma Me glorifica… Esta alma Me consuela. Es
la que está más cerca de Mí. Por el sufrimiento de Mis Esposas (las hermanas en
el Convento), no se pone este sacerdote en mayor peligro, pero todavía hay que
sufrir por él. Cuando venga a Mí, Yo te manifestaré nuevos secretos de amor
para las almas. Quiero que sepan todas cuánto las ama Mi Corazón”.
El viernes (fiesta de los Dolores), la Virgen se
presenta a Josefa, vestida con túnica de color violeta pálido, juntas las manos
sobre el pecho y hermosísima, y le dice:
“Hija mía, este sacerdote destroza el Corazón de mi
Hijo… Se salvará pero a fuerza de muchos sufrimientos. No en vano lo confía
Jesús a Sus esposas… ¡Dichosas las almas en quien Jesús fija Sus ojos para
confiarles tan precioso tesoro!”
Más tarde Jesús, compadecido de los sufrimientos de
Sor Josefa, le dice:
“No tengas miedo, esta alma no se perderá. Pronto
volverá a Mi Corazón; pero por un alma hay que sufrir mucho”.
25 DE SEPTIEMBRE DE 1922
Después de una larga noche de fatigosa expiación
por parte de Sor Josefa, Jesús aparece de repente. Su Corazón no tenía herida
ninguna y estaba resplandeciente de hermosura y claridad. Jesús le dice:
“¡Mira! Esta alma (la del Sacerdote alejado) ya ha
venido a Mí. Herido al fin por la gracia, se ha ablandado su corazón. Amame y
nada rehúses para conseguir que otras almas Me amen. Sí, ya ha venido a
arrojarse en Mis brazos y se ha confesado… Sufre todavía conmigo para alcanzarle
la fuerza de perseverar hasta el fin”.
Algunos días más tarde Jesús le dice:
“Esta alma Me busca y Yo la espero lleno de amor
para colmarla de las más dulces caricias”.
El 20 de septiembre Jesús confirma a Josefa el
regreso definitivo de la oveja perdida, logrado a tanta costa:
“Ya está en Mi Corazón; ahora no le queda más que
el mérito de su dolor, al recordar su caída”.
26 DE SEPTIEMBRE DE 1922
Apenas Jesús había recuperado el alma del sacerdote
se presenta de nuevo con Josefa para pedirle que colabore con El para recuperar
dos almas más. Jesús le dice:
“Tenemos que salvar dos almas en gran peligro.
Ponte en estado de víctima”. Jesús le explica lo que estas palabras significan:
“déjame hacer de ti lo que quiera”.
Enseguida Josefa comenzó a sentir muchísima
angustia en el alma y un sufrimiento muy grande y no sabía qué hacer para que
estas almas se salven. Al anochecer, Jesús aparece en su celda y, con las manos
juntas y mirando al Cielo, dijo con voz muy clara y llena de majestad:
“¡Padre Eterno! ¡Padre misericordioso! ¡Recibid la
Sangre de Vuestro Hijo! ¡Tomad Sus llagas, recibid Su Corazón, por estas
almas!… Padre Eterno, recibid la Sangre de Vuestro Hijo, tomas Sus llagas,
tomad Su Corazón, mirad Su cabeza traspasada de espinas. No permitáis que una
vez más esta Sangre sea inútil. Mirad la sed que tengo de daros almas… Padre
Mío, no permitáis que estas almas se pierdan… Salvadlas para que os glorifiquen
eternamente”.
27 DE SEPTIEMBRE DE 1922
Al amanecer, Jesús se aparece a Sor Josefa. El está
hermosísimo, con el Corazón inflamado. Ella renueva sus votos, como siempre, y
Jesús le dice:
“Dime una vez más que Me amas. Yo también voy a
decirte un secreto de Mi Corazón. Josefa… ¡ayúdame en esta obra de amor!…”
Jesús agrega:
“¡Mira! Unas almas sufren par dar fuerza a otras y
evitar que caigan en el mal. Si estas dos almas de ayer hubieran caído en
pecado, se habrían perdido para siempre. ¡Lo que por ellas has hecho les ha
dado fuerza para resistir!”
Sor Josefa se muestra sorprendida de que cosillas
tan pequeñas puedan tener tanta eficacia. Jesús continúa:
“Sí, Mi Corazón da valor divino a esas cosas tan
pequeñas. Lo que Yo quiero es amor. Amor busco, amo a las almas y deseo ser
correspondido. Por eso Mi Corazón está herido, porque encuentro frialdad en vez
de amor. Dame amor y dame almas. Une bien tus acciones a Mi Corazón. Permanece
Conmigo, que Yo estoy siempre contigo. Yo soy todo Amor y no deseo más que
amor. ¡Ah! Si las almas supieran cómo las espero, lleno de misericordia! Soy el
Amor de los amores y sólo puedo descansar perdonando…”.
6 DE OCTUBRE DE 1922
Sor Josefa, hallándose en un momento de tribulación
intensa, escribe lo cansada de sufrir que está. De repente ve delante de ella
como un sol; tanto brillaba que casi no podía mirar. Y oye la voz de Jesús que
dice:
“La Santidad Divina es ofendida y la Justicia pide
satisfacción. No es inútil (dice el Señor refiriéndose al pensamiento de Josefa
que cree que es inútil el sufrimiento que ella sufre las veces que es llevada
al infierno). Todas las veces que te hago experimentar las penas del infierno,
expías el pecado y se aplaca la ira divina. ¿Qué sería del mundo si no hubiera
quien reparase tantas ofensas?… ¡Hacen falta víctimas!… * ¡Hacen falta
víctimas!…”
Sor Josefa le pregunta que cómo puede ella reparar
si está tan llena de miseria y de faltas. Jesús le dice:
“No importa. Este sol de amor te purifica, para que
tus sufrimientos sirvan de reparación por los pecados del mundo”.
* Nota: El Señor enseña claramente que El es La
Víctima, El es Quien salva, pero desea nuestra participación en la obra de la
salvación que El ha hecho por nosotros. Para ello nos pide que unamos nuestros
sufrimientos a los Suyos y los ofrezcamos al Padre Celestial: “…ofrece Mi
Corazón a Mi Eterno Padre, por el alma de este pecador, y une tus sufrimientos
a los Míos…”. Jesús explica a Josefa que cuando El le pide: “ponte en estado de
víctima”, significa: “déjame hacer de ti lo que quiera”. Es muy grande el
aporte que todos podemos hacer por nuestro prójimo, jamás por nuestros méritos
sino por los del Señor.
17 DE OCTUBRE DE 1922
Jesús dice a Sor Josefa:
“No puedes comprender hasta qué punto te amo… Mi
Sangre te purifica y te abrasa. En ella encontrarás fuerza y valor”.
20 DE OCTUBRE DE 1922
Jesús dice a Sor Josefa:
“¡Josefa! Participa del fuego que devora Mi
Corazón: tengo sed de que las almas se salven… ¡Que las almas vengan a Mí!…
¡Que las almas no tengan miedo de Mí!… ¡Qué las almas tengan confianza en Mí!”
Su Corazón se dilata y se inflama como si no
pudiera contener Su ardor y agrega:
“Yo soy todo amor; no puedo tratar con severidad a
las almas que tanto amo. Y aunque es verdad que las amo a todas, tengo entre
todas “Mis preferidas”. Las he escogido para consolarme con ellas y para
colmarlas de Mis más dulces caricias… No Me importan sus miserias… y quiero que
sepan que, después que han caído en alguna flaqueza, si humildemente se arrojan
en Mi Corazón, las perdono y las amo con más ternura que antes”.
20 DE OCTUBRE DE 1922
Sor Josefa le dice a Jesús que ella nota cuánto la
ama El porque en cuanto Le pide perdón, El en seguida, le da nuevas pruebas de
Su amor y le demuestra que la ha perdonado. Jesús le dice:
“¿No sabes que cuanto más miserables son las almas,
más las amo? Tú me has robado el Corazón, a causa de tu pequeñez y de tu
miseria”.
Josefa le pregunta por qué lleva Su Cruz ese día y
Jesús le dice:
“Llevo la Cruz porque hay muchas almas escogidas
que en cositas pequeñas Me resisten; y estas resistencias forman esta Cruz.
¿Sabes cuál es la causa de estas resistencias?… La falta de amor… Sí; falta de
amor a Mi Corazón… Exceso de amor a sí mismas… Cuando el alma tiene generosidad
bastante para darme gusto en todo lo que le pido, recoge un gran tesoro para sí
y para las almas, y aparta a muchas del camino de la perdición”.
20 DE OCTUBRE DE 1922
Jesús continúa diciendo a Sor Josefa:
“Las almas que Mi Corazón escoge están encargadas
de distribuir al mundo Mis gracias, por medio de su amor y de sus sacrificios.
Sí, el mundo está lleno de peligros… ¡Cuántas almas arrastradas al mal, que
necesitan de una ayuda constante, ya visible, ya invisible! ¡Ah! lo repito: ¿se
dan cuenta Mis almas escogidas de cuánto bien se privan y privan a las almas,
por falta de generosidad?…
20 DE OCTUBRE DE 1922
Sor Josefa continúa escuchando las Palabras
reveladoras de Jesús:
“No quiero decir con esto que un alma por Mí
escogida se vea libre por ello de sus defectos y miserias. Puede caer y caerá
más de una vez, pero si sabe humillarse y reconocer su nada, si procura reparar
sus faltas con actos de generosidad y de amor, si confía y se abandona de nuevo
a Mi Corazón, Me da más gloria y puede hacer mayor bien a otras almas que si no
hubiera caído… No Me importa la miseria… lo que pido es amor”.
Jesús añade:
“En medio de su gran miseria, un alma puede tener
locura por Mí… pero entiende bien, Josefa, que me refiero no a las faltas de
premeditación (infidelidad voluntaria) y advertencia, sino a las que son de
fragilidad e inadvertencia”.
20 DE OCTUBRE DE 1922
Sor Josefa le ruega a Jesús que conceda a las almas
escogidas ese amor del cual El le habla, para que crezcan sin medida en
confianza y generosidad. Jesús le responde:
“Deseo que Me amen… Ofrece tu vida, aunque sea
imperfecta, para que todas las almas escogidas entiendan qué misión tan hermosa
pueden realizar con sus obras ordinarias, con su trabajo cotidiano. Que no
olviden que las he preferido a tantas otras, no por su perfección, sino por su
miseria. Yo soy todo amor y el fuego que Me abrasa consume todas sus miserias”.
Josefa le expresa su temor ante la responsabilidad
de tantas gracias extraordinarias y Jesús le dice:
“¡No tengas miedo de nada! Te he escogido a ti que
eres tan miserable*, para que vean una vez más que no busco la grandeza ni la
santidad… ¡Busco amor!… Yo haré todo lo demás. Te diré más secretos de amor,
Josefa, pero el deseo que me consume es siempre el mismo: que las almas
conozcan más y más Mi Corazón”.
*Se debe entender correctamente que Jesús utiliza
el término “miseria” para describir la realidad de nuestra alma, que es pobreza
y pequeñez, defectos e impurezas, flaquezas e incapacidad de producir frutos
sin Su ayuda.
21 DE OCTUBRE DE 1922
Jesús dice a Sor Josefa:
“¡Pobres almas! Sí, es verdad que hay muchas que no
Me conocen, pero es mayor el número de las que, conociéndome, Me han
despreciado para seguir una vida de placer. ¡Hay tantas almas sensuales! No
sólo en el mundo, también entre las almas escogidas hay muchas que buscan el
placer. Y así se pierden, porque Mi camino es de sufrimiento y de cruz. Lo
único que da fuerza para seguirlo es el amor. Por eso busco amor”.
21 DE OCTUBRE DE 1922
Jesús dice a Sor Josefa:
“Porque eres pequeñita has podido entrar tan dentro
en Mi Corazón”.
23 DE OCTUBRE DE 1922
Jesús dice a Sor Josefa:
“Hay almas muy amadas de Mi Corazón que Me ofenden…
No son bastante fieles; precisamente las que más quiero son las que más Me
hacen sufrir”.
Josefa le dice que quiere ayudarle, pero que no
sabe cómo convertir ese deseo en obras. Jesús le responde:
“Josefa, tan unida te tengo a Mi Corazón, que el
mismo amor que Me consume por el bien de las almas, te consume también a ti. El
corazón descansa comunicándose; por eso, vengo a descansar en ti, siempre que
un alma Me causa pena. Y es Mío tu deseo de hacerle algún bien, porque soy Yo
quien te lo comunica… Es verdad que son muchas las almas que Me ofenden, pero
encuentro también en otras muchas, consuelo y amor… Cuando dos personas se
aman, la menor falta de delicadeza lastima el corazón. Por eso quiero que las
que aspiran a ser Mis esposas lo comprendan bien, para que más tarde no rehúsen
nada al amor”.
25 DE OCTUBRE DE 1922
La Santísima Virgen María dice a Sor Josefa:
“Hija, mía, vengo a decirte en Nombre de Jesús que
hoy has dado mucha gloria a Su Corazón. Todo lo que permite que veas o sufras,
como las penas del infierno (cuando Josefa es conducida allí), es para
purificarte, sí, pero también para que te humilles, diciéndolo a las Madres; no
pienses en ti misma, sólo en la gloria del Corazón de Jesús y en la salvación
de las almas”.
5 DE NOVIEMBRE DE 1922
Sor Josefa escribe angustiada:
“He visto cómo caían las almas en grandes grupos en
el infierno… hay tormentos tan terribles que es imposible contarlos, ni
calcular el número de los que caen”.
Nuestro Señor se aparece a Josefa el domingo y
Josefa le habla del número incalculable de almas que se pierden para siempre.
Jesús la escucha con expresión de inmensa tristeza y, después de un momento de
silencio, le dice:
“Ves las que caen, pero no ves las que suben”.
Entonces Josefa vio como una fila muy apretada de
almas dirigiéndose al Cielo. El Corazón de Jesús se puso muy encendido y dijo:
“Todas estas almas son las que han aceptado con
sumisión la cruz de Mi amor y de Mi Voluntad”.
5 DE NOVIEMBRE DE 1922
Jesús le dice a Josefa:
“El pecado, que es una ofensa hecha a la infinita
majestad de Dios, requiere castigo y una reparación infinita. Cuando tú bajas a
ese abismo infernal, tus dolores impiden la pérdida de muchas almas; satisfaces
la Divina Majestad por los ultrajes que de ellas ha recibido y expías la pena
que merecen sus culpas… No olvides que si permito todo esto, es por el gran
amor que te tengo a ti y a las almas”.
22 DE NOVIEMBRE DE 1922
Poco antes de la Elevación de la Misa, aparece el
Señor a Sor Josefa, más hermoso que nunca. Su Corazón ardía y parecía
escapársele del pecho. Llevaba la corona de espinas en la mano derecha.
Sor Josefa renueva sus votos ante El y ella
pronuncia alabanzas divinas. El maligno jamás pudo decirlas con ella; en cambio
Jesús, María y los santos las repetían sonriendo, con inefable benevolencia.
Luego Jesús le dice:
“¡Josefa! ¿Me conoces? ¿Me amas? Y ¿sabes cuánto te
ama Mi Corazón?”
Semejantes preguntas eran como flechas ardientes,
que inflamaban el corazón de Josefa. Ella escribe: “sé que me ama muchísimo,
pero no puedo comprender cuánto. Yo también deseo amarle muchísimo aunque no sé
corresponder a Sus bondades”.
22 DE NOVIEMBRE DE 1922
Sor Josefa expresa a Jesús su temor de fallarle y
el Señor le responde:
“No tengas miedo, Josefa, a pesar de tu pequeñez y
hasta de tus resistencias. Yo hago Mi Obra en ti, y en las almas”.
Sor Josefa le responde: “Señor, no entiendo cuál es
esta Obra de la que me habláis”.
Y Jesús le responde algo maravilloso:
“¿No sabes cuál es Mi Obra? Pues es de Amor. Y
aunque tú no eres ni vales nada, quiero servirme de ti para dar a conocer más
todavía la misericordia y el amor de Mi Corazón. Por eso Me glorifican (tus
Superioras), cuando Me dan libertad para hacer de ti y en ti lo que quiera. Ya
con tu pequeñez y tu sufrimiento, muchas almas se salvan. Más tarde, las
palabras y deseos que doy a conocer por tu medio, excitarán el celo de otras
muchas e impedirán la pérdida de un gran número; y comprenderán cada vez más
que la Misericordia y el Amor de Mi Corazón son inagotables… No pido grandes
cosas Mis almas, lo que pido es amor”.
22 DE NOVIEMBRE DE 1922
Por la tarde, durante el Vía Crucis, al llegar a la
undécima estación, Jesús se presenta a Sor Josefa y le dice:
“Josefa, esposa de Mi Corazón, esta es la Cruz que
Me hizo llevar el amor que te tengo. Dime, una vez más, que por Mi amor quieres
tú abrazar también la Cruz de Mi Voluntad… En Mi Corazón hallan la verdadera
paz las almas que, por Mi amor, saben negarse a sí mismas”.
22 DE NOVIEMBRE DE 1922
Sor Josefa le ruega a Jesús que le dé ese amor del
que El habla y luego le expresa sus deseos de abandonarse a El. Jesús, con
muchísima bondad, mientras le hablaba le ponía la corona de espinas:
“Toma Mi corona; que te recuerde siempre tu
pequeñez… Te amo y tengo tanta compasión de ti que no te abandonaré. Tú ámame,
consuélame y abandónate”.
25 DE NOVIEMBRE DE 1922
Por la mañana, acude el Señor a la celda de Sor
Josefa. Después de mirarla un momento en silencio, y recibir el homenaje de
adoración que ella le rinde, postrada y anonadada a Sus pies, Jesús le dice:
“Quiero que al renovar los votos te ofrezcas con
entera sumisión para que Yo disponga de ti libremente, y no encuentre obstáculo
a Mis designios. Ahora escribe…”
A partir de este momento Jesús empieza a revelar
con más detalle muchos de los secretos que El guarda en Su Corazón, para
iluminar a cuantos lean Sus Palabras:
“Primero hablaré a LAS ALMAS CONSAGRADAS. Quiero
que Me conozcan, para que enseñen después a las almas que Yo les confíe, cuánta
es la bondad y ternura de Mi Corazón, y cómo siendo un Dios infinitamente
justo, Yo soy también un Padre lleno de misericordia. Que las almas escogidas,
Mis esposas, Mis religiosos y sacerdotes, enseñen a las pobres almas el amor
que por ellas siente Mi Corazón.
“Esto te iré enseñando poco a poco, y así Me
glorificaré en tu miseria, en tu pequeñez y en tu nada. No te amo por lo que
eres, sino por lo que no eres; porque así tengo dónde colocar Mi grandeza y Mi
bondad”.
“Adiós, Josefa, ¿vendrás también mañana…? Yo
seguiré hablando y tú transmitirás Mis palabras, con gran celo a las almas.
Déjame obrar. Yo Me glorifico y las almas se salvan… Quiero que Me sirvas con
alegría y que tengas delante de tus ojos que eres un instrumento inútil. Sólo
el amor que siento por ti Me hace olvidar tus resistencias. Amame con ardor
para corresponder a Mi bondad”.
25 DE NOVIEMBRE DE 1922
Al cerrar la noche, Jesús le lleva Su cruz a Sor
Josefa. Jesús le dice:
“¡Cuántos pecados!… ¡Y cuántas almas han de caer
esta noche al infierno!
Este pensamiento parece oprimir Su Divino Corazón.
Jesús agrega:
“Al menos, tú consuélame y repara tanta ingratitud.
¡Cuánto sufre Mi Corazón, viendo que todo lo que he hecho es inútil para estas
almas!… Participa de Mi sufrimiento… Toma Mi Cruz y permanece unida a Mí. Ya
sabes que no estás sola”.
26 DE NOVIEMBRE DE 1922
Jesús vuelve al amanecer. Su rostro lleva impresa
la huella de esa hermosura triste, que Josefa no acierta a describir. Jesús
dice:
“¡Pobres almas!… ¡Cuántas se han perdido para
siempre!…”
26 DE NOVIEMBRE DE 1922
Jesús dice a Sor Josefa:
“No puedes calcular el valor del sufrimiento y cómo
éste repara el pecado”.
Por la tarde, mientras Sor Josefa adora a Jesús
ante el Sagrario, aparece de pronto con la Cruz y dice:
“Josefa, esposa Mía; vengo a descansar en ti. No
puedes comprender lo que es el mundo para Mi Corazón. Los pecadores Me hieren
sin compasión. Y no sólo los pecadores, sino las almas escogidas lanzan
constantemente flechas, que Me causan gran dolor”.
26 DE NOVIEMBRE DE 1922
Jesús dice a Sor Josefa:
“¡Qué satisfacción siente Mi Corazón viendo que Mis
almas Me dan libertad y que con sus obras Me dicen: `¡Señor, Vos sois el
dueño!´… ¿Crees que esto no Me glorifica?”
“Toma Mi Cruz; mas no creas tampoco que sólo tú la
llevas. En ti descanso y Me glorifico, pero también en otras almas… En estas
almas que con tanto amor y tanta sumisión acatan y adoran Mi voluntad, sin otro
interés que Mi gloria… Toma Mi Cruz, Josefa… Pide misericordia para los
pecadores, luz para las almas ciegas, amor para los corazones indiferentes…
Consuélame… Amame… Abandónate… Un acto de abandono Me glorifica más que todos
los sacrificios”.
28 DE NOVIEMBRE DE 1922
Jesús dice a Sor Josefa:
“No tengas miedo. Yo te conozco, pero te amo tanto,
que todas estas miserias no podrán apartar de ti Mis ojos ni Mi amor”.
28 DE NOVIEMBRE DE 1922
Jesús continúa dando Su hermoso mensaje:
“Yo soy todo amor; Mi Corazón es un abismo de amor.
“El amor Me hizo crear al hombre y todo lo que en
el mundo existe, para su servicio”.
“El amor hizo que el Padre diera a Su Hijo para
salvar al hombre, perdido por la culpa”.
“El amor hizo que una Virgen pura, renunciando a
los encantos de la vida oculta en el templo, consintiera en ser Madre de Dios y
aceptara los sufrimientos de la maternidad divina”.
“El amor Me hizo nacer en el rigor del invierno,
pobre y falto de todo”.
“El amor Me hizo vivir treinta años en la más
absoluta oscuridad, ocupado en humildes trabajos”…
28 DE NOVIEMBRE DE 1922
Sor Josefa continúa escribiendo, palabra a palabra,
el hermoso mensaje que Jesús le dicta:
“El amor Me hizo escoger la soledad, el silencio…
Pasar desconocido y someterme voluntariamente a las órdenes de Mi Padre
adoptivo y de Mi Madre.
“El amor Me llevó a abrazarme con todas las
miserias de la naturaleza humana”.
“El amor Me hizo sufrir los desprecios más grandes
y los más crueles tormentos, derramar toda Mi Sangre y llegar a morir en una
cruz para salvar al hombre”.
“Porque el amor sabía que, más tarde, habría muchas
almas que Me seguirían, y pondrían sus delicias en conformar su vida con la
Mía”.
“Y el amor miraba más lejos aún: sabía que muchísimas
almas en peligro se verían ayudadas con los actos y sacrificios de otras, y
recobrarían la vida”…
28 DE NOVIEMBRE DE 1922
Jesús continúa hablando a Josefa. Ella va anotando
Sus Palabras, una a una:
“Veía, en fin, el amor, que más tarde con esta
misma Sangre y unidas a estos mismos tormentos, muchas almas escogidas podrían
avalorar sus sacrificios, sus acciones hasta las más triviales, y ganarme con
ellas gran número de almas.
“Te iré enseñando todo esto con claridad, Josefa,
para que veas hasta dónde llega el amor de Mi Corazón a las almas. Ahora,
vuelve a tu trabajo, Vive en Mí, como Yo vivo en ti”.
Sor Josefa sale entonces de su celda y entrega a
las Madres las páginas que acaba de escribir. No las guarda nunca ella misma, y
su desprendimiento es tanto mayor, cuanto mejor comprende la importancia que
tienen.
30 DE NOVIEMBRE DE 1922
La trascendencia del mensaje que en esta ocasión
Jesús dicta a Sor Josefa es un obsequio especial para las almas, un tesoro
incalculable para aquellas que decidan vivir de acuerdo a lo que el Señor
propone.
“Escribe para Mis almas”, dice Jesús a Sor Josefa.
“El alma que sabe hacer de su vida una continua unión con la Mía, Me glorifica
mucho y trabaja útilmente en bien de las almas. Está, por ejemplo, ejecutando
una acción que en sí misma no vale mucho, pero si la empapa en Mi Sangre o la
une a aquella acción hecha por Mí durante Mi Vida mortal, el fruto que logra
para las almas es tan grande o mayor quizá que si hubiera predicado al universo
entero”.
30 DE NOVIEMBRE DE 1922
Jesús continúa dictando a Sor Josefa Su maravilloso
mensaje. Sor Josefa anota, una a una, cada Palabra del Señor. Para dar la
debida continuidad al mensaje, retomaremos las Palabras desde el principio del
30 de noviembre de 1922:
“El alma que sabe hacer de su vida una continua
unión con la Mía, Me glorifica mucho y trabaja útilmente en bien de las almas.
Está, por ejemplo, ejecutando una acción que en sí misma no vale mucho, pero si
la empapa en Mi Sangre o la une a aquella acción hecha por Mí durante Mi Vida mortal,
el fruto que logra para las almas es tan grande o mayor quizá que si hubiera
predicado al universo entero.
“Y esto, sea que estudie o que hable, que escriba,
ore, barra, cosa o descanse; con tal que la acción reúna dos condiciones:
primero, que esté ordenada por la obediencia y el deber, no por el capricho;
segundo, que se haga en íntima unión Conmigo, cubriéndola con Mi Sangre y con
pureza de intención”.
30 DE NOVIEMBRE DE 1922
Sor Josefa continúa escribiendo cada una de las
Palabras que Jesús le dicta con tanto amor:
“¡Cuánto deseo que las almas comprendan esto: que
no es la acción la que tiene en sí valor, sino la intención y el grado de unión
con que se hace! Barriendo y trabajando en el taller de Nazaret, di tanta
gloria a Mi Eterno Padre como cuando prediqué durante Mi vida pública”.
30 DE NOVIEMBRE DE 1922
Jesús continúa dictando a Sor Josefa:
“Hay muchas almas que a los ojos del mundo tienen
un cargo elevado, y en él, dan grande gloria a Mi Corazón, es cierto; pero
tengo otras muchas que, escondidas y en humildes trabajos, son obreras muy
útiles a Mi viña porque es el amor que las mueve y saben envolver en oro
sobrenatural las acciones más pequeñas, empapándolas en Mi Sangre”.
30 DE NOVIEMBRE DE 1922
Sor Josefa sigue adelante en su labor de anotar las
maravillosas Palabras de Jesús:
“Mi amor llega a tal punto, que de la nada pueden
Mis almas sacar grandes tesoros. Si desde por la mañana se unen a Mí y ofrecen
el día con ardiente deseo de que Mi Corazón se sirva de sus acciones para
provecho de sus almas, y van, hora por hora y momento por momento cumpliendo
por amor con su deber, ¡qué tesoros adquieren en un día!… Yo le iré
descubriendo más y más Mi amor… ¡Es inagotable!… Y ¡es tan fácil al alma que
ama dejarse guiar por el amor…!”
30 DE NOVIEMBRE DE 1922
Jesús, finalizando Su mensaje, calla. Josefa deja
la pluma y queda un instante inmóvil, adorando al Corazón de Cristo, que con
tanta condescendencia se le abre. Y Jesús le dice:
“Adiós, vuelve a tu trabajo. Ama y sufre. Déjate
cuidar por el mejor de los padres. Abandónate al amor del más tierno de los
esposos”.
Un Dios, Salvador de los hombres por la Cruz, ha de
acabar siempre con una lección de sacrificio: éste es el don de los dones, Su
más escogido favor.
2 DE DICIEMBRE DE 1922
Apareciendo, Jesús dice a Sor Josefa:
“Escribe para las almas… Mi Corazón es todo amor y
el amor es para todos. Pero ¿cómo haré Yo comprender a Mis almas escogidas la
predilección que siente Mi Corazón por ellas? Por eso Me sirvo de ellas para
salvar a los pecadores y a otras pobres almas, que viven en los peligros del
mundo”.
El Señor agrega:
“Por eso también quiero que entiendan el deseo que
Me consume de su perfección, y cómo esta perfección consiste en hacer en íntima
unión Conmigo las acciones comunes y ordinarias. Si Mis almas lo comprendieran
bien, pueden divinizar sus obras y su vida y ¡cuánto vale un día de vida
divina!”
2 DE DICIEMBRE DE 1922
Jesús continúa dictando a Sor Josefa Su importante
mensaje para las almas. Refiriéndose el Señor cómo ellas pueden divinizar sus
obras, explica:
“Cuando un alma arde en deseos de amor, nada hay
difícil para ella; mas cuando se encuentra fría y desalentada, todo se le hace
arduo y penoso… Que venga entonces a cobrar fuerzas en Mi Corazón… que Me
ofrezca su abatimiento, que lo una al ardor que Me consume y que tenga la
seguridad de que un día así empleado, será de incomparable precio para las
almas. ¡Mi Corazón conoce todas las miserias humanas y tiene gran compasión de
ellas!”
2 DE DICIEMBRE DE 1922
Sor Josefa continúa escribiendo las hermosas y
reveladoras palabras de Jesús:
“No deseo tan sólo que las almas se unan a Mí de
una manera general; quiero que esta unión sea constante, íntima, como es la
unión de los que se aman y viven juntos; que aun cuando no siempre están
hablando, se miran y se guardan mutuas delicadezas y atenciones de amor”.
2 DE DICIEMBRE DE 1922
Jesús continúa dictando a Sor Josefa:
“Si el alma está en paz y en consuelo, le es fácil
pensar en Mí, pero si está en desolación y angustia, que no tema. ¡Me basta su
mirada!… La entiendo, y con sólo esta mirada alcanzará que Mi Corazón la colme
de las más tiernas delicadezas”.
2 DE DICIEMBRE DE 1922
Sor Josefa escribe, una a una, las palabras del
Señor:
“Yo iré diciendo a las almas cómo las ama Mi
Corazón: quiero que Me conozcan bien y así Me hagan conocer a aquellas que Mi
amor les confíe. Deseo con gran ardor que todas las almas escogidas fijen en Mí
los ojos para no apartarlos ya más, que no haya entre ellas medianías, cuyo
origen la mayor parte de las veces es una falsa comprensión de Mi amor. No,
amar a Mi Corazón no es difícil ni duro; es fácil y suave. Para llegar a un
alto grado de amor no hay que hacer cosas extraordinarias; pureza de intención
en la acción más pequeña como en la más grande; unión íntima con mi Corazón; ¡y
el amor hará lo demás…!”
2 DE DICIEMBRE DE 1922
Después de dictar Jesús a Sor Josefa Su hermosísimo
mensaje, el Señor le dice:
“Vuelve a tu trabajo y nada temas; Yo soy el
Jardinero que cultivará esta florecilla, para que no perezca. Amame en paz y
alegría”.
Por la noche Jesús se le vuelve a mostrar para
tranquilizarla, porque el demonio, engañándola, intenta sembrar en ella la
desconfianza y la inquietud. Jesús le dice:
“Recuerda lo que dije a Mis discípulos: `porque no
sois del mundo, el mundo os aborrece´. Y ahora os digo a vosotras: porque no
sois del diablo, el diablo os persigue; pero Mi Corazón os guarda y estos
sufrimientos Me glorifican…”
Y, dejándole Su Cruz, agrega refiriéndose a un alma
consagrada que flaquea en el amor:
“Ama y sufre; es por un alma”.
5 DE DICIEMBRE DE 1922
Jesús dice a Sor Josefa:
“Sí, soy Yo, ese Jesús que ama a las almas con
tanta ternura… este Corazón que sin cesar las llama, cuida de ellas y las
guarda… este Corazón que se abrasa en continuo deseo de ser amado de las almas
todas, y en particular de Sus almas escogidas”.
5 DE DICIEMBRE DE 1922
Jesús dice a Sor Josefa:
“Escribe… escribe para Mis almas: Mi Corazón no es
solamente un abismo de amor, es también un abismo de misericordia, y conociendo
todas las miserias del corazón humano, de las que no están exentas Mis almas
escogidas, he querido que sus acciones, por pequeñas que sean en sí, puedan por
Mí alcanzar un valor infinito, en provecho de los pecadores y de las almas que
necesitan ayuda”.
5 DE DICIEMBRE DE 1922
Jesús continúa dictando a Josefa Sus reveladoras
Palabras:
“No todas las almas pueden predicar ni ir a
evangelizar a países lejanos. Pero todas, sí, todas pueden ayudarse mutuamente
y aumentar el número de los escogidos, evitando que muchísimas almas se pierdan
eternamente; y todo esto, por efecto de Mi amor y de Mi misericordia. Pero Mi
amor va aún más lejos. Se sirve, no solamente de la vida ordinaria y de sus
menores acciones, sino también de sus miserias… y de sus debilidades… y muchas
veces de sus caídas… para bien de otras muchas almas…”
Jesús agrega:
“El amor todo lo transforma y lo diviniza, y la
misericordia todo lo perdona”.
8 DE DICIEMBRE DE 1922
El día de la Concepción Inmaculada, María se
presenta hermosísima a Sor Josefa, y le dice:
“Hija mía, si quieres dar mucha gloria a Jesús y
que se salven muchas almas, déjale que haga de ti lo que quiera y abandónate a
Su amor”.
10 DE DICIEMBRE DE 1922
Jesús le dice a Sor Josefa:
“Josefa, ¿por qué estás triste?… Dímelo”.
Las palabras de Jesús le permiten a Sor Josefa
expresarle su preocupación que las personas que la rodean se percaten de sus
vías extraordinarias. Renueva sus votos al Señor y Jesús le responde:
“Ya te he dicho que vivirás escondida en Mi
Corazón. ¿Por qué dudas de Mi amor?… Deja que Mis palabras ayuden a muchas
almas que lo necesitan… Escóndete en Mi Corazón; Yo cuidaré de ti con toda la
delicadeza de Mi amor”.
10 DE DICIEMBRE DE 1922
Jesús le dice a Sor Josefa que escriba para Sus
almas:
“Mi amor transforma las menores acciones de las
almas dándoles un valor infinito. Pero va todavía más lejos: Mi Corazón ama tan
tiernamente a esas almas escogidas, que se sirve aún de sus miserias y
debilidades y muchas veces hasta de sus mismas faltas, para la salvación de
otras almas. Efectivamente; el alma que se ve llena de miserias, no se atribuye
a sí misma nada bueno y sus flaquezas la obligan a revestirse de cierta
humildad, que no tendría si se encontrase menos imperfecta”.
Jesús agrega:
“Así, cuando en su trabajo o en su cargo apostólico
se siente incapaz y hasta experimenta repugnancia para dirigir a las almas
hacia una perfección que ella no tiene, se ve forzada como a anonadarse; y si
conociéndose a sí misma recurre a Mí, Me pide perdón de su poco esfuerzo e
implora de Mi Corazón valor y fortaleza… ¡ah! entonces… ¡no sabe esta alma con
cuánto amor se fijan en ella Mis ojos, y cuán fecundos hago sus trabajos!”
10 DE DICIEMBRE DE 1922
Jesús continúa dictando Su mensaje a Sor Josefa:
“Hay otras almas que son pocas generosas para
realizar con constancia los esfuerzos y sacrificios cotidianos. Pasan su vida
haciendo promesas, sin llegar nunca a cumplirlas. Aquí hay que distinguir: si
esas almas se acostumbran a prometer, pero no se imponen la menor violencia ni
hacen nada que pruebe su abnegación ni su amor, les diré esta palabra:
¡cuidado, no prenda el fuego en toda esa paja que habéis amontonado en los
graneros, o que el viento no se la lleve en un instante!…”
Con estas palabras Jesús distingue claramente entre
las faltas veniales habitualmente cometidas o no combatidas, y las que son sólo
faltas de fragilidad pero no reparadas; de estas últimas el Señor explica:
“Hay otras, y a ellas Me refiero, que al empezar el
día, llenas de buena voluntad y con gran deseo de mostrarme su amor, Me
prometen abnegación y generosidad en esta o aquella circunstancia; y cuando
llega la ocasión, su carácter, su salud, el amor propio, les impide realizar lo
que con tanta sinceridad prometieron horas antes; sin embargo, reconocen su
falta, se humillan, piden perdón, vuelven a prometer. ¡Ah! Que estas almas
sepan que Me han agradado tanto como si nunca Me hubiesen ofendido”.
12 DE DICIEMBRE DE 1922
Jesús le confirma Sus palabras:
“Sí, Josefa; te he dicho que no estés triste,
porque Mi amor cuida de ti y se encarga de esconderte en Mi Corazón; no quiero
que dudes de Mi amor y no olvides lo que te he repetido tantas veces: que tú no
eres más que una criatura pequeña… que debe dejarse en manos de su Creador y
abandonarse con entera sumisión a Su Divina Voluntad”.
14 DE DICIEMBRE DE 1922
Jesús le dice a Josefa:
“¿Ves cómo soy Padre y esposo fiel? No tengas miedo
ni siquiera cuando parece que la borrasca va a descargar sobre ti… Déjate a Mi
cuidado, y no dudes nunca de Mi amor. No importa que los vientos te sacudan; he
fijado la raíz de tu pequeñez en la tierra de Mi Corazón”.
14 DE DICIEMBRE DE 1922
Jesús prosigue con grave acento:
“Di a la Madre que todas las circunstancias van
dispuestas o permitidas por Mi amorosa Providencia para la realización de Mi
Obra; que por la Sociedad de Mi Corazón se salvarán muchas almas. Que Mis
palabras reanimarán el fervor de muchas almas consagradas. Y que otras, que
ahora no saben apreciar el valor de las cosas pequeñas, hechas con verdadero
amor, hallarán en Mis enseñanzas un raudal de consuelos y de gracias”.
15 DE DICIEMBRE DE 1922
Sor Josefa escribe:
“Esperaba a Nuestro Señor Jesucristo; ha venido muy
pronto, hacia las ocho y media… Traía la Cruz pero no estaba triste. Su Corazón
y Sus ojos, hermosísimos, más que otras veces… Me puse de rodillas, renové los
Votos, Le adoré y Le pedí Su verdadero amor. Luego le dije: `¡qué alegría,
Señor!, ¡me traéis vuestra Cruz!´”. Jesús le preguntó inmediatamente:
“¿La quieres?”
Sor Josefa le dice que sí y Jesús le dice:
“Tómala y consuélame. Cuida de Mis intereses, que
Yo cuidaré de ti”.
Jesús agrega, leyendo el fondo del corazón de
Josefa:
“Sí, es verdad, de nadie necesito; pero deja que te
pida amor y que por ti Me manifieste a las almas. Deja que Mi Corazón se
expansione y descanse, derramando Su amor sobre este grupo de almas escogidas….
Quiero que todas las almas sepan cómo Mi amor las
busca, las desea y las espera, para colmarlas de felicidad…
Que las almas fieles no tengan miedo de Mí…
Que los pecadores no huyan de Mí…
Que vengan a refugiarse en Mi Corazón: Yo los
recibiré con paternal amor. Tú, Josefa, ámame. No temas tu flaqueza. Yo mismo
te sostendré. Tú Me amas y Yo te amo. Tú eres Mía y Yo Soy tuyo. ¿Qué más
quieres?”
Sor Josefa escribe: “me ha dicho estas cosas con
tanto fuego, que me ha dejado el alma como anegada a El. No sé explicar lo que
me pasa. Le pido que me enseñe a amar porque es lo único que deseo en la
tierra: vivir para amar a mi Jesús tan bueno”.
16 DE DICIEMBRE DE 1922
En este día Jesús revela a Josefa una fracción del
secreto del verdadero amor:
“Hoy Me vas a consolar. Entrarás en Mi Corazón y te
presentarás a Mi Padre revestida con todos Mis méritos. Le pedirás perdón por
tantas almas ingratas y le dirás que con tu pequeñez estás dispuesta a reparar
las ofensas que recibe. Que aunque eres una víctima muy miserable te cubre la
Sangre de Mi Corazón.
“Pasarás así el día, pidiendo perdón y reparando,
uniendo tus sentimientos al celo y el ardor que Me devoran.
“No quiero que las almas se aparten de Mí, ¡Las amo
tanto!
“Y quiero que sepan que Yo deseo ser su recompensa
y su felicidad. Sobre todo, las almas escogidas… ¿Comprenderán al fin la
predilección que siento por ellas?”
16 DE DICIEMBRE DE 1922
Jesús le pregunta a Sor Josefa:
“Josefa, ¿comprendes el amor que tengo a las
almas?”
Sor Josefa le responde: “creo que sí, Señor, pues
siempre estáis pensando en ellas”. Jesús agrega, refiriéndose a la Congregación
a la que Josefa pertenece:
“Por eso amo a Mi Sociedad (del Sagrado Corazón) y
Mi Corazón descansa en ella… Porque ha comprendido el precio de las almas y la
importancia de glorificar Mi Corazón. Adiós, Josefa; consuélame y repara”.
17 DE DICIEMBRE DE 1922
Poco antes de la Misa de nueve, entra Jesús en la
celda de Sor Josefa y le dice:
“Ayer me consolaste porque no Me dejaste solo.
¡Tantas almas Me olvidan! ¡Y tantas se preocupan sólo de bagatelas! ¡Y a Mí Me
dejan solo, días enteros…! …Otras, aunque les hablo continuamente, no Me
escuchan… porque su corazón está demasiado apegado a las cosas de la tierra”.
22 DE DICIEMBRE DE 1922
Sor Josefa le dice a Jesús que lleva cinco días
llamándole y El no llegaba, ante lo cual el Señor le responde:
“¡Cinco días llamándome, Josefa! Y Yo, ¡cuántos
días, cuántos meses, cuántos años paso llamando a las almas y no Me responden!
¡Antes, al contrario, se alejan de Mí! Cuando tú Me llamas, Yo no Me alejo;
estoy cerca, muy cerca de ti. Consuélame llamándome y deseándome. Con esta
hambre apagarás Mi sed”.
Estas palabras del Señor pueden dar ánimo a
aquellas almas que Le llaman aparentemente en vano. Aunque Jesús parezca
tardar, las almas deben recordar durante su espera, acerca del valor de
reparación que ellas pueden hacer por aquellas que no buscan al Señor. La sed
que un alma siente por Jesús apaga la sed del Señor por las almas que no Lo
necesitan, no Lo buscan, no Le escuchan.
25 DE DICIEMBRE DE 1922
El día de la Navidad Sor Josefa le dice a Jesús
cuánto ella Lo ama. Jesús de repente se presenta ante ella como un bebé pequeño
y le dice:
“Sí, Josefa, Soy tu Rey”.
Sor Josefa le dice a Jesús cuán dispuesta está a
pelear sin descanso por El. Jesús le dice:
“Por eso precisamente Soy tu Rey; porque luchas No
temas a los enemigos… te sabré defender. Quiero que tú también seas pequeña…
con la humildad, la sencillez, la prontitud en obedecer”.
Jesús le pide entonces un regalo con motivo de la
Navidad:
“Quiero que Me hagas un vestido, adornado de muchas
almas: estas almas tan amadas de Mi Corazón… ¿Ves, Josefa, que pequeñito Soy?
Pues quiero que tú seas más pequeñita todavía. ¿Sabes cómo? Con tu sencillez,
tu humildad, tu prontitud en obedecer”.
25 DE DICIEMBRE DE 1922
Jesús continúa diciendo a Sor Josefa el día de la
Navidad:
“Busco calor de amor y sólo las almas Me lo pueden
dar. ¡Josefa! Procúrame ese calor, dándome almas. Son muchas las que te
esperan; no retrases Mi Obra. Si tú Me das almas, Yo te daré Mi Corazón. Dime,
¿cuál de los dos ofrece mejor regalo?… Adiós; volveré pronto. Entretanto,
empieza Mi vestido; dame almas a fuerza de amor. Mira que muchas se alejan… No
las dejes escapar… ¡Pobres almas!… ¡No Me las abandones, Josefa!”
26 DE DICIEMBRE DE 1922
Antes de la Comunión, Sor Josefa pide a la
Santísima Virgen María que le enseñe a amar y consolar a Jesús. María se
presenta ante ella con el Niño Jesús en brazos y le dice:
“Mira, hija querida, te traigo a Jesús… Colócale
muy dentro, en el fondo de tu corazón, porque tiene mucho frío; tú, al menos,
ámale mucho y Le darás calor, ¡te ama tanto y es tan bueno! Que El solo sea el
Rey de tu corazón”.
Jesús, para que Josefa comprenda la importancia de
la solicitud que El le ha hecho (en el mensaje #287), le dice a Su Madre:
“Madre, he pedido a Josefa que Me haga un vestido
adornado con muchas almas. ¡Son tantas las que huyen de Mí! Ya sabéis Vos que
reservo su conquista a las almas más amadas; y si ellas Me corresponden, darán
a Mi Corazón un consuelo inmenso”.
Josefa le dice a Jesús que ese es su deseo, pero
que a veces sin darse cuenta Le resiste porque el demonio la enreda. María le
dice entonces a Josefa:
“No temas, Jesús no te pide más que buena voluntad.
Esfuérzate cuanto puedas para mostrarle tu amor. Te quiere pequeña, muy
pequeña… Es verdad que a veces eres muy ingrata… ¿sabes por qué? Porque te
miras a ti misma más que a Jesús. Demuéstrale tu amor haciendo lo que te manda,
sin pensar si cuesta o no cuesta. Si te manda hablar, habla. Si callar, calla.
Si amar, ama. Si cuida El de ti, lo demás ¿qué te importa?… Adiós, hija; no te
olvides de la túnica de mi Hijo. Dale calor y dale almas”.
27 DE DICIEMBRE DE 1922
Durante la adoración, el Apóstol San Juan visita a
Sor Josefa. Su figura está llena de noble majestad… Todo él emana un resplandor
muy puro y habla despacio y grave, penetrando sus palabras hasta el fondo. Su
voz es a la vez firme y suave. Josefa renueva sus votos y San Juan le dice:
“Esposa del Divino Corazón, ya que a nuestro
adorable Maestro le place deleitarse en las almas puras, vengo para reanimar en
ti el fuego de amor divino que te ha de consumir.
“El nos amó primero. Sea nuestro amor agradecido,
constante, tierno y generoso. Y, sobre todo, puro, sin mezcla de propio
interés. Tengamos sin cesar ante los ojos la bondad de ese Corazón Divino, a
fin de que éste sea el móvil principal de nuestro amor; buscar sólo la gloria
del Amado”.
27 DE DICIEMBRE DE 1922
El Apóstol San Juan continúa su maravilloso mensaje
a Sor Josefa:
“Alma escogida, predilecta del Maestro: fija en Su
Corazón tu morada. Deja que Sus llamas te abrasen; deja que Su dulzura
celestial te purifique y te embriague. Que tu alma no se pose en la tierra sino
para tomar el preciso sustento, como la mariposa sobre la flor. Para quien ama
a Cristo con toda el alma, el mundo debe ser un pasadizo oscuro y sombrío, que
atraviesa deprisa y sin detenerse”.
San Juan guarda un momento de silencio. Cruzadas
las manos sobre el pecho, estaba hermosísimo. Parecía un ángel. Sor Josefa le
pregunta si el Corazón de Jesús se complace en las almas religiosas, ya que ama
tanto la virginidad. San Juan, mirando al cielo y como si su rostro se
iluminare, le responde:
“Las almas vírgenes son moradas de amor donde
descansa el Cordero Inmaculado. Pero entre ellas, las hay que son la admiración
de los cielos; en ellas fija Su mirada purísima el Celestial Esposo y deposita
el suavísimo néctar que destila Su Corazón”.
Y extendiendo su brazo derecho como para
bendecirla, añade:
“Déjate poseer y consumir por El. Vive tan sólo
para procurarle gloria y amor. Que Su paz te guarde”.
27 DE DICIEMBRE DE 1922
Esa misma noche llega Jesús, hermosísimo, encendida
y muy abierta la llaga de Su Corazón. Jesús le dice a Josefa:
“Ven, entra en Mi Corazón y descansa en El. Después
Me darás el tuyo para que Yo descanse”.
Sor Josefa escribe: “yo creía que estaba en el
Cielo… Es imposible explicar lo que es entrar en Su Corazón”.
1923
8 DE ENERO DE 1923
Sor Josefa escribe: “tenía esta mañana un gran deseo
de recibir a Jesús, pues estos días, como sufro mucho, la Comunión es para mí
un gran descanso. Así que hoy, después de pasar en el infierno una noche
espantosa, sentía aún mayores ansias de comulgar. Cuando volvía a mi sitio, vi
a Jesús que andaba delante de mí y volviéndose me dijo:
“Josefa, ven, Mi Corazón te espera”.
Sor Josefa renueva sus votos y Jesús le repite:
“Sí, Mi Corazón te espera”.
Sor Josefa renueva sus votos por segunda vez y
Jesús le dice:
“Yo he descansado en ti, ahora tú descansarás en
Mí”.
Jesús le abre Su Corazón y la hace entrar en El.
Josefa describe esta morada como “momentos de Cielo”. Luego Josefa le habla a
Jesús del miedo que ella le tiene al maligno y de sus amenazas y le ruega a
Jesús que no permitiera nunca que el maligno la engañe. Jesús le responde:
“¿Por qué temes? ¿No sabes que soy más poderoso que
él y que todos sus enemigos? Toda la rabia del demonio no puede hacerte más
daño que el que consienta Mi amor. Soy Yo el que permito las pruebas y
tentaciones de Mis almas. Porque si el sufrimiento es necesario para todos,
mucho más a las almas escogidas. Las purifica, y así puedo servirme de ellas
para arrebatar otras almas del infierno”.
8 DE ENERO DE 1923
Jesús continúa diciendo a Josefa acerca del
maligno:
“No le temas y confía en Mi Corazón que os guarda
como a las niñas de Mis ojos. Sí, Josefa, tengo predilección por esta casa,
aunque le haga sentir, a veces, la amargura de Mi cáliz”.
21 DE ENERO DE 1923
Sor Josefa, acerca de sus sufrimientos y de su
resistencia a las tentaciones y tormentos del maligno, la Santísima Virgen
María le dice:
“Porque has vencido tu repugnancia por amor,
ganaste para el Cielo un alma que estaba en gran peligro de perderse. ¡Si
supieras cuántas almas se pueden salvar con estos sacrificios tan pequeños!”
21 DE ENERO DE 1923
La Santísima Virgen María revela a Sor Josefa un
trascendental detalle acerca de los mensajes de Jesús:
“Jesús quiere que, mientras vivas, estas palabras
permanezcan ocultas, pero, después de tu muerte, en todo el mundo se conocerán
y, gracias a ellas, muchas almas hallarán salvación, siguiendo el camino real
de confianza y abandono en el Corazón misericordioso de Jesús”.
21 DE ENERO DE 1923
Sor Josefa expresa su temor ante la trascendencia
de las palabras de la Santísima Virgen María. Ella, con ternura maternal, le
dice:
“Hija mía, no temas. La Obra de Jesús ha de
fundarse en amor y sacrificio. No te apures; Jesús que es Todopoderoso lo hará
todo. Es fuerte y os sostendrá; es misericordioso y os ama.
“El conoce el fondo de los corazones y permite todo
lo que sucede hasta el menor detalle. Si te parece, a veces, que Sus planes
divinos se frustran, no lo creas; con eso quiere que permanezcas siempre en
humildad”.
21 DE ENERO DE 1923
Sor Josefa se reconoce miserable ante Jesús, mas luego
la Santísima Virgen María, con tierna compasión, la tranquiliza con palabras de
esperanza, no sólo para Sor Josefa sino para todas las almas:
“…Esa misma miseria es la que atrae la misericordia
de Jesús; en Su Corazón te ha escondido para que nada pueda dañarte. Abísmate
en tu pequeñez y en tu nada, pero cree en Su amor y confía que nunca te
abandonará. No tengas más ambición que la de darle muchas almas, mucha gloria y
mucho amor”.
Sor Josefa le pide su bendición y María traza en su
frente la señal de la cruz mientras le dice:
“Sí, te bendigo de todo corazón”.
1 y 4 DE FEBRERO DE 1923
Santa Magdalena Sofía se aparece a Sor Josefa y le
comunica la entrada en el Cielo de cinco religiosas y luego añade:
“No sabes con qué alegría veo llegar aquí (al
Convento) a mis hijas. Las bendigo desde allá arriba, con ternura de madre, y
derramo sobre ellas abundantes gracias. Mi deseo es que cada religiosa de mi
Instituto sea para el Corazón de Jesús un lugar de descanso y de amor.
“No te canses de sufrir. Las almas que sufren por
amor verán grandes cosas, no digo en el tiempo, pero sí en la eternidad.
10 DE FEBRERO DE 1923
Santa Magdalena Sofía continúa diciendo a Sor
Josefa:
“Que la paz de Jesús te guarde, hija mía. Pronto
vendrá, consuélale con gran confianza. No olvides que si es tu Dios es también
tu Padre; más aún, tu Esposo. No temas y háblale de todo, porque está siempre
pronto a escucharte. ¡Es tan bueno! ¡Es tan compasivo Su Corazón!”
10 DE FEBRERO DE 1923
Santa Magdalena Sofía, refiriéndose al Carnaval,
que empieza al día siguiente, le dice a Sor Josefa acerca de Jesús:
“Consoladle y amadle. Que Su Corazón descanse entre
vosotras y que tu pequeñez le gane muchas almas”. Sí, consoladle con vuestra
humildad; porque donde hay humildad todo va bien, pero donde no la hay todo va
torcido… Adiós, ¡no Le niegues nada!”
Aquella misma noche el demonio se enfurece contra
la intervención de la Santa y especialmente contra sus consejos. Grita con
rabia: “esa Beata aplasta todo mi poder sólo con su humildad. ¡Ah! —ruge blasfemando,
y como si le forzasen a traicionar su infernal secreto, confiesa—: si quiero
tener segura a un alma, no necesito más que hacer brotar en ella el orgullo… Si
quiero perderla del todo, me basta con dejarla seguir sus orgullosos instintos…
En la soberbia está mi victoria y no descansaré hasta verla abundar en el
mundo. Por la soberbia perdí: no puedo consentir que las almas se salven por la
humildad. …Las almas que llegan a la cumbre de la santidad son las que se han
abismado más hondamente en la humildad”.
11 DE FEBRERO DE 1923
Llega el 11 de febrero, domingo de Carnaval, época
del año de intensa y fervorosa reparación de Sor Josefa para expiar los
placeres desenfrenados de los hombres y evitar la perdición de muchos. Jesús se
aparece y le dice:
“Josefa, ¿Me quieres consolar?”
Sor Josefa renueva los votos y Le manifiesta su
deseo ardiente de aliviar Sus dolores, pero lo hace con algún temor porque
tiene miedo de sí misma, que cada día se descubre más miserable. Jesús le dice:
“No pienses en lo que eres. Yo te daré fuerzas para
cuanto te pida. Ya sabes que tus debilidades y caídas* las permito para que
tengas siempre presente tu nada, a pesar de las gracias que te concedo”.
(*Las caídas a las cuales Nuestro Señor hace
alusión son las simples imperfecciones que ella se reprocha como
infidelidades).
11 DE FEBRERO DE 1923
Jesús continúa dictando Su mensaje a Sor Josefa:
“Ahora vamos a ocuparnos de las almas. Es verdad
que muchas se pierden. Pero podemos arrancar a otras muchas del camino del mal
y, al menos, Mi Corazón recibirá ese consuelo. ¡No sabes, Josefa, cómo
desgarran mi Corazón los pecadores! ¡Y cómo necesito de almas que reparen!
“Por esto, vengo a descansar entre las que Yo mismo
he escogido. ¡Ojalá sepan por su fidelidad, cicatrizar las heridas que recibo
de los pecadores! ¡Ah! Cuán necesario es que haya víctimas* para compensar la
amargura de Mi Corazón y para aliviar el dolor que Me causa la maldad de los
hombres!
“¡Cuántos pecados!… ¡Cómo se pierden las almas!”
* Nota: El Señor enseña claramente que El es La
Víctima, El es Quien salva, pero desea nuestra participación en la obra de la
salvación que El ha hecho por nosotros. Para ello nos pide que unamos nuestros
sufrimientos a los Suyos y los ofrezcamos al Padre Celestial: “…ofrece Mi
Corazón a Mi Eterno Padre, por el alma de este pecador, y une tus sufrimientos
a los Míos…”. Es muy grande el aporte que todos podemos hacer por nuestro
prójimo, pero jamás por nuestros méritos sino por los del Señor. Finalmente,
este tipo de almas a las que se refiere el Señor, “almas víctimas”, son
aquellas que desean colaborar con El en la salvación de las almas a través de
su entrega amorosa.
11 DE FEBRERO DE 1923
Sor Josefa continúa anotando el importante mensaje
de Nuestro Señor Jesucristo:
“Lo único que quiero es amor. Amor dócil que se
deja conducir por Aquel a quien ama… Amor desinteresado que no busca ni su
gusto ni su interés, sino los de su Amado… Amor celoso, ardiente, devorador,
que vence todos los obstáculos que el amor propio le pone delante; éste es el verdadero
amor, el que aparta a tantas almas del abismo de perdición en que se
precipitan”.
11 DE FEBRERO DE 1923
Sor Josefa le pregunta a Jesús:
“¿Cómo es posible, Señor, que cuando se pide tanto
por un alma, pase tiempo y tiempo sin que al parecer se consiga nada? ¿Cómo Vos
mismo, que tanto deseáis la conversión de los pecadores, no les movéis el
corazón para que no se pierdan tantas oraciones y tantos sacrificios?”
Jesús le contesta:
“Cuando un alma ruega por un pecador, con deseo
ardiente de que se convierta, Mi Corazón encuentra en esta súplica reparación
por la ofensa recibida, y la mayor parte de las veces esta alma obtiene lo que
pide aunque sea en el último momento.
“De todos modos, la oración nunca se pierde, porque
repara la injuria que Me causa el pecador y si no éste, otros mejores
dispuestos alcanzarán misericordia y recibirán el fruto de esta oración”.
11 DE FEBRERO DE 1923
Jesús continúa su maravillosa explicación a Sor
Josefa:
“Hay almas que durante su vida y también por toda
la eternidad están llamadas a darme la gloria que les pertenece darme, y la que
Me hubieran debido dar otras almas que se han perdido… de este modo Mi gloria
no sufre mengua, pues un alma justa puede reparar los pecados de otras muchas.
“Que tu oración constante sea ésta: `Padre Eterno,
que por amor a las almas habéis entregado a la muerte a Vuestro Hijo único, por
Su Sangre, por Sus méritos y por Su Corazón, tened piedad del mundo y perdonad
los pecados de los hombres. Recibid la humilde reparación que os tributan
vuestras almas consagradas. ¡Unidla a los méritos de Vuestro divino Hijo, para
que sus actos sean todos de gran eficacia! ¿Oh Padre Eterno!: tened piedad de
las almas y no olvidéis que aún no ha llegado el tiempo de la justicia, sino el
de la misericordia´.
“No me rehúses nada, recuerda que necesito almas
que continúen Mi Pasión, para contener la ira divina. Yo te sostendré”.
11 DE FEBRERO DE 1923
Sor Josefa continúa escribiendo las Palabras que
Jesús va dictándole:
“No puedes figurarte cuánto descanso en ti”.
Sor Josefa le pregunta extrañada cómo puede ser, ya
que ella considera que no hace nada que valga la pena. A lo que el Señor le
contesta:
“No te asombres; a pesar de tantas ofensas como
recibo de los pecadores, Mi Corazón encuentra consuelo, porque son muchas las
almas que Me aman. Sí, es verdad; la pérdida de tantas almas Me llena de
tristeza, mas no disminuye por ello Mi gloria. Entiéndelo bien; un alma que Me
ama puede reparar las ofensas de muchos pecadores y aliviar la amargura de Mi
Corazón”.
11 DE FEBRERO DE 1923
Sor Josefa le dice a Jesús que durante esa Cuaresma
ella desea ser dócil y muy sencilla, pero sobre todo humilde, pero que no sabe
cómo conseguirlo. Jesús le dice:
“La humildad… no consiste precisamente en palabras
y actos externos, sino en seguir fielmente todas las inspiraciones de la
gracia, sin dejarse llevar de las sugestiones del amor propio. Lo cual no
impide que, para ayudar a adquirir la verdadera y profunda humildad, se ayude
el alma con estos actos externos”.
11 DE FEBRERO DE 1923
Jesús le dice a Sor Josefa:
“He aquí lo que has de hacer para desagraviarme de
los pecados del mundo. Y más en particular de los de Mis almas escogidas:
“Durante la Cuaresma rezarás cada día con humildad
el Miserere y un Padrenuestro.
“Te postrarás tres veces en tierra y pedirás, por
espacio de un Avemaría, misericordia y perdón por los pecadores. Las
penitencias que te permiten tus Superiores, ofrécelas por la misma intención”.
“Adiós. Pronto vendré para reanudar Mis
condifencias… No Me dejes solo… No te olvides de Mí”.
12 DE FEBRERO DE 1923
El martes de Carnaval, mientras Josefa sigue con
sus hermanas el piadoso ejercicio del Vía crucis, Jesús se le aparece con la
Faz ensangrentada y triste, pero abrasado Su Corazón Divino en llamas y
resplandores. Le pide que le haga un rato de compañía. Josefa solicita permiso
y vuelve a la capilla, donde está el Santísimo expuesto. Jesús le dice:
“Mira Mi rostro. Así Me ha puesto el pecado. El
mundo corre precipitadamente a abismarse en los placeres, y es tanta la
multitud de los pecados que se cometen, que Mi Corazón está anegado de un
torrente de amargura y tristeza *”.
Josefa Le dice algunas palabras que le parecieron
podían consolar al Señor, Quien luego de una pausa, continúa:
“Ven Conmigo a la celda. Allí repararemos juntos
tantas ofensas y pecados”.
Josefa sale de la Capilla y Jesús va delante de
ella. Un poco antes de entrar en el cuarto no Lo ve, pero al abrir la puerta,
ya estaba dentro.
12 DE FEBRERO DE 1923
Jesús le dice a Sor Josefa:
“Póstrate en tierra y adora la Majestad Divina, tan
despreciada de los hombres. Haz un acto de desagravio… Repite Conmigo: `¡Oh
Dios infinitamente Santo! Me postro humildemente en Vuestra presencia, os adoro
y os pido, por Vuestro Divino Hijo, perdonéis a tantos pecadores que os ofenden.
Os ofrezco mi vida y deseo reparar tanta ingratitud´”.
Jesús se queda en silencio y Josefa le pregunta si
Le hieren mucho estas ofensas de las almas. Jesús le responde:
“Sí; estas almas Me ofenden mucho, pero las almas
escogidas Me consuelan”.
Josefa le dice cuánto desea consolarlo pero que
está llena de miserias. Jesús le dice:
“Sí… Pero ¿no sabes que eso no Me importa? Lo que
quiero es ser el dueño de tu miseria. No te preocupes de lo demás, Mi Corazón
todo lo transforma”.
12 DE FEBRERO DE 1923
Jesús continúa instruyendo a Sor Josefa:
“Besa de nuevo el suelo y repite Conmigo: `Padre
mío, Dios Santo y misericordioso: recibid mi deseo de consolaros. Quisiera
reparar todos los pecados de los hombres, mas como no me es posible, os ofrezco
los méritos de Jesucristo, Redentor del género humano, para satisfacer con
ellos vuestra Justicia´”.
12 DE FEBRERO DE 1923
Luego de las significativas palabras de Jesús,
Josefa le pregunta si aquella noche la atribulará el demonio como en las
anteriores o si podía hacer la Hora Santa con la Comunidad. Jesús le dice:
“Te dejaré pasar esa hora unida a los sentimientos
de Mi Corazón, que se consume en deseos de atraer a las almas para perdonarlas.
¡Pobres pecadores! ¡Qué ciegos están! Yo no deseo más que perdonarlos y ellos
no piensan más que en ofenderme. Esto es lo que Me causa mayor dolor: la
pérdida de tantas almas y que no vengan a Mi Corazón para que las perdone”.
Con sencillez de niña, Josefa le pregunta si se
acuerda de nuestros pecados después que nos arrepentimos y pedimos perdón.
Jesús le contesta:
“Una vez que el alma se arroja a Mis pies,
implorando misericordia, no Me vuelvo a acordar de sus pecados”.
12 DE FEBRERO DE 1923
Luego de la respuesta tan tranquilizadora de Jesús,
Josefa le pregunta si habrá hasta el fin del mundo tantas almas que Lo ofendan.
Jesús responde:
“Sí, pero también hasta el fin del mundo tendré
almas que Me consuelen”.
12 DE FEBRERO DE 1923
Sor Josefa pregunta a Jesús si las almas, cuando
están sumidas en el pecado, El no les hace sentir Su voz para que se
arrepientan, tal y como a ella le pasa cuando está tentada y resiste la gracia,
que de pronto siente en su corazón algo que le hace conocer la verdad y
enseguida le pesa de haber obrado así. Jesús le contesta:
“Josefa, Yo voy tras los pecadores, como la
Justicia tras los criminales; pero la Justicia los busca para castigarlos, y Yo
para perdonarlos”.
12 DE FEBRERO DE 1923
Jesús le dice a Sor Josefa:
“Mis almas son a Mi Corazón lo que el bálsamo a las
heridas… Más tarde volveré, Josefa; sigue consolándome”.
17 DE FEBRERO DE 1923
La Virgen María, la estrella del mar, aparece
radiante a Josefa. Trae consigo la corona de espinas de su Hijo. María le dice
a Josefa, que se encuentra atribulada por angustias y ansiedades y los lazos
que el demonio le tiende:
“Toma, hija mía la corona, es para ti. No te
preocupes de estas cosas… Todos son enredos y engaños del demonio para
turbarte”.
María le descubre a Josefa el secreto de la
fortaleza:
“Medita la Pasión de Jesús”.
Josefa, que se encuentra timorata y escarmentada
por los engaños del demonio, ve más tarde a Jesús que aparece ante ella y duda.
Pero Jesús, Rey de paz, le dice bondadoso:
“Si vuelves a caer, Yo te levantaré”.
Josefa recobra su sencillez habitual y refiere al
Señor la entrevista que acaba de tener con Su Santísima Madre. Jesús le dice:
“Sí, piensa en Mis padecimientos. Desde ahora, voy
a venir cada día a hablarte de Mi Pasión, para que sea el objeto de tu
pensamiento y de Mis confidencias para las almas”.
18 DE FEBRERO DE 1923
Sor Josefa tiene permiso de sus superioras de
ponerse en oración de once a doce de la noche, los lunes, miércoles y sábados.
Josefa escribe: “Anoche me ofrecí a todo lo que El quisiera y, como tenía miedo
de dormirme, le pedí que me despertase a la hora convenida. En efecto, me dormí
enseguida. No sé a qué hora me despertó Su voz”:
“¡Josefa!”
“Me entró mucha vergüenza de haberme dormido y le
dije: `¡Oh, Jesús mío!, perdonadme. ¿Qué hora es?´:
“No importa, Josefa… ¡Es la hora del amor!”
“Estaba hermosísimo. Llevaba la Cruz. Renové los
votos y me dijo”:
“Es la hora en que el Amor viene a buscar consuelo
y alivio, dejándote la Cruz. Vamos a implorar perdón y clemencia para las
almas. Toma Mi Cruz para que Yo descanse un poco”.
“Me la dio y yo sentí un peso muy grande, al mismo
tiempo que el dolor de costado y mucha angustia en el espíritu. Hubiera querido
consolarle… Pero ¡me siento tan indigna de llevar Su Cruz!
18 DE FEBRERO DE 1923
Jesús, sabiendo los pensamientos de Josefa, le dice
estas palabras hermosísimas y esperanzadoras:
“No temas; Mi Cruz se apoyará sobre tu miseria y Yo
descansaré en tu pequeñez. Mi Cruz te fortalecerá y Yo te sostendré… Cuando un
alma viene a Mí buscando fuerza, no la dejo sola; la sostengo y si, por su
debilidad, ha caído, Yo mismo la levanto”.
18 DE FEBRERO DE 1923
Jesús, después de palabras tan consoladoras para
las almas que caen, continúa diciendo a Josefa:
“Ahora vamos a pedir perdón… A reparar las ofensas
que se cometen contra la Majestad Divina. Repite Conmigo…”
Y Jesús enseña entonces a Josefa esta impresionante
oración para que las almas la hagan al Padre Celestial:
“Dios Santo, Dios Justo… Padre de infinita bondad y
clemencia, que por amor habéis creado al hombre y por amor le habéis
constituido heredero de bienes eternos, si por debilidad os ha ofendido y
merece castigo, recibid los méritos de Vuestro Hijo, que Se ofrece a Vos como
Víctima de expiación. Por esos méritos infinitos perdonadle y ponedle de nuevo
en estado de recibir la herencia celestial. ¡Oh, Padre mío! ¡Piedad y
misericordia para las almas…!”
Jesús agrega entonces:
“Josefa, te dejo Mi Cruz para que Me alivies. Yo
soy tu fortaleza. Consuélame”.
Josefa escribe: “Y se fue, dejándome la Cruz”.
19 DE FEBRERO DE 1923
Antes de dormir, Josefa renueva su ofrecimiento y
luego ella misma explica: “no sé si fue Su voz o Su presencia lo que me
despertó a eso de las once. Jesús ya estaba allí con la Cruz, y me preguntó”:
“Josefa, ¿me amas?”
“Cuando me pregunta estas cosas, casi no me atrevo
a contestar, porque soy tan miserable que ni siquiera sé amar… Le he pedido
perdón porque me había preocupado y turbado por naderías que no merecen la
pena”. Jesús le responde:
“Aprovecha esas pequeñeces para ganarme almas”.
“Luego, con inmensa bondad, el Señor me dijo”:
“Toma la cruz; vamos a reparar los dos, durante
esta hora, los pecados que se están cometiendo. No sabes cuántas almas se
precipitan en el mal…”
“Luego me dio Su Cruz y yo me humillé en Su
presencia… Le adoré, porque más que nunca veía mi indignidad delante de Su
grandeza. En seguida, juntando las manos, me dijo”:
“Vamos a adorar a la Majestad Divina ofendida y
ultrajada… Vamos a reparar tantos pecados.
“¡Oh, Dios infinitamente santo!… Padre
infinitamente misericordioso! Os adoro. Quisiera reparar los ultrajes que
recibís de los pecadores en todos los lugares de la tierra y en todos los
instantes del día y de la noche. Quisiera, especialmente, Padre mío, reparar
los pecados que se cometen durante esta hora, y para ello os ofrezco todos los
actos de adoración y de reparación que os tributan las almas que os aman. Os
ofrezco, sobre todo, el holocausto que continuamente os presenta Vuestro Divino
Hijo, inmolándole en el altar, en todos los puntos de la tierra y en todos los
momentos de esta hora. ¡Oh, Padre infinitamente bueno y compasivo! Recibid esta
Sangre purísima en reparación de los ultrajes de los hombres. Perdonadles sus
pecados y tened misericordia de ellos”.
19 DE FEBRERO DE 1923
“Luego nos hemos quedado en silencio. Jesús miraba
al Cielo. Yo sentía en el alma dolorosa angustia y la pena oprimía mi corazón.
Después continuó”:
“Ofrece todo tu ser para reparar tantas ofensas y
satisfacer a la Divina Justicia”.
“Le recordé de nuevo mi indignidad, pues yo misma
soy una gran pecadora”. Jesús contestó:
“Si tu indignidad y tus pecados son tan grandes,
ven a sumergirte en el torrente de Sangre de Mi Corazón y deja que ella te
purifique. Después, acepta generosamente todos los sufrimientos que Mi Voluntad
te envía para ofrecerlos a Mi Padre Celestial. Deja que tu alma se abrase en
deseos de desagraviar a un Dios ultrajado y toma Mis méritos para reparar
tantos pecados”.
Y como Jesús s dispone a dejarla, Josefa se atreve
a recordarle Su promesa de hablarle de la Pasión. El Señor le dice:
“Sí, volveré… Mientras tanto, consuela Mi Corazón y
repara”.
21 DE FEBRERO DE 1923
Jesús despierta a Josefa y le dice:
“Vengo a descansar en ti, Josefa”.
Sor Josefa renueva los votos y se ofrece para
aliviar al Señor el peso de la Cruz. Jesús le responde:
“Sí, vengo a dártela, y con ella, todas las
angustias de Mi Corazón”.
Jesús se la dio enseguida y ella, para consolarlo,
hizo un comentario, al cual Jesús contesta:
“Dime, ¿dónde hay un corazón que ame más que el Mío
y que sea menos correspondido? ¿Qué corazón hay que se consuma en mayores
deseos de perdonar? Y en pago de tanto amor, recibo las mayores ofensas.
“¡Pobres almas! Vamos a pedir perdón y reparar por
ellas: ¡Oh Padre mío!, tened piedad de las almas, no las castiguéis como
merecen sino hacedles misericordia, como lo pide vuestro Hijo.
“Yo quisiera reparar sus pecados y daros la gloria
que Os es debida, ¡oh Dios infinitamente Santo! Mirad a Vuestro Hijo como
Víctima para expiar tantas ofensas”.
Jesús, antes de desaparecer, agrega:
“Queda muy unida a Mí, Josefa, y acepta con entera
sumisión todos los sufrimientos de esta hora”.
21 DE FEBRERO DE 1923
Al retirarse Jesús, Josefa queda por una hora
abismada en dolores, así en el cuerpo como en el espíritu… A la mañana
siguiente, agotada, sólo tiene fuerzas para ir a comulgar. Luego, transcribe
los acontecimientos de la pasada noche y de pronto, Jesús aparece, diciéndole:
“Josefa, Esposa y víctima de Mi Corazón, vamos a
hablar de Mi Pasión, para que tu alma se alimente constantemente de este
recuerdo y Mis almas encuentren donde saciar su hambre y apagar su sed”.
Josefa escribe: “No me atrevía a interrumpirle para
renovar los votos; al fin le pregunté si quería que lo hiciera y me dijo”:
“Sí, renuévalos. Cada vez que renuevas los lazos
que te unen a Mí, Me glorificas, y derramo en tu alma tantas gracias que, no
sólo queda en el mismo estado de pureza que el día en que los hiciste, sino que
adquiere un grado más elevado de mérito que la hace más grata a Mis ojos.
“Esto sucede a todas las almas que Me están unidas
con los sagrados vínculos de los votos religiosos. Cada vez que los renuevan es
como si se revistiesen de nuevos méritos y se aproximan más y más a Mi Corazón,
que se complace en ellas”.
22 DE FEBRERO DE 1923
Jesús empieza Su narración a Josefa acerca de Su
Pasión:
“Ahora, Josefa, voy a empezar a descubrirte los
sentimientos que embargaban Mi Corazón cuando lavé los pies de Mis Apóstoles.
“Fíjate bien que reuní a los doce. No quise excluir
a ninguno. Allí se encontraban Juan, el discípulo amado, y Judas el que, dentro
de poco, había de entregarme a Mis enemigos.
“Te diré por qué quise reunirlos a todos y por qué
empecé por lavarles los pies.
“Los reuní a todos, porque era el momento en que Mi
Iglesia iba a presentarse en el mundo y pronto no habría más que un solo Pastor
para todas las ovejas.
“Quería también enseñar a las almas que aun cuando
estén cargadas de los pecados más atroces, no las excluyo de las gracias, ni
las separo de Mis almas más amadas; es decir, que a unas y a otras, las reúno
en Mi Corazón y Les doy las gracias que necesitan”.
22 DE FEBRERO DE 1923
Jesús continúa diciendo a Josefa acerca de Su
Pasión:
“¡Qué congoja sentí en aquel momento, sabiendo que
en el infortunado Judas estaban representadas tantas almas, que reunidas a Mis
pies y lavadas muchas veces con Mi Sangre, habían de perderse…!
“¡Sí, en aquel momento quise enseñar a los
pecadores que, no porque estén en pecado deben alejarse de Mí, pensando que ya
no tienen remedio y que nunca serán amados como antes de pecar. No, ¡pobres
almas! No son estos los sentimientos de un Dios que ha derramado toda Su Sangre
por vosotras…
“¡Venid a Mí todos! Y no temáis, porque os amo;
lavaré vuestros pecados en el agua de Mi misericordia y nada será capaz de
arrancar de Mi Corazón el amor que Os tengo…”
22 DE FEBRERO DE 1923
Josefa continúa escribiendo, una a una, las
hermosas palabras de Jesús acerca de Su Pasión:
“Josefa, déjate penetrar del más ardiente deseo de
que todas las almas, y sobre todo los pecadores, vengan a purificarse en el
agua de la penitencia… que se penetren de sentimientos de confianza y no de temor,
porque soy Dios de misericordia y siempre estoy dispuesto a recibirlas en Mi
Corazón”.
Jesús se detiene y Su mirada se posa, largo rato,
sobre Josefa, que ha dejado la pluma y permanece allí, de rodillas a Sus pies.
Con tiernas palabras se despide de ella y desaparece.
QUE JESÚS Y MARÍA ESTÉN EN TU ALMA EN FORMA
ESPECIAL EN ESTE DÍA QUE CELEBRAMOS LA FIESTA DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS
22 DE FEBRERO DE 1923
Por la noche, luego del piadoso ejercicio del Vía
Crucis, aparece Jesús junto a Sor Josefa. Llega para encomendarle tres almas
predilectas de Su Corazón. Al día siguiente, viernes, Jesús aparece con Su Cruz
y mientras miraba a todas haciendo el Vía crucis, le dice a Josefa:
“¡Cuánto consuelo Me dais! ¡Ah! si vuestros ojos
penetraran el más allá, ¡qué maravillas verían! Verían transformarse estas
oraciones en verdaderos tesoros para las almas”.
Josefa anota: “mientras Jesús hablaba, se iba
acercando. Al llegar a mi lado, me dio Su Cruz. Yo le confesé el miedo que
estoy pasando, pues estas últimas noches el diablo no hace más que amenazar la
casa”. Jesús le contesta:
“No temas, Josefa; no pasarán de amenazas, porque
Yo Soy Omnipotente y cuido de vosotras. El diablo os aborrece porque Yo os amo.
¡Si supierais qué obra tan importante se hace en esta casa! ¡Y cómo se trabaja
en ella por las almas y a mayor gloria de Mi Corazón!… Pero, ahora, Mi Corazón
está en un mar de amargura, por causa de las tres almas que os he confiado.
Mientras Me sigan ofendiendo, vendré a buscar descanso y consuelo en vosotras…
Te dejo Mi Cruz, no Me dejes solo”.
Después añadió:
“Amadme y consoladme”.
25 DE FEBRERO DE 1923
Sor Josefa ha ido anotando en cuadernos las
Palabras de Jesús. Ella le comenta al Señor su temor ante las amenazas del
enemigo de hacerlos desaparecer. Jesús le dice:
“Sí, su astucia diabólica maquina mil proyectos
para que Mis Palabras desaparezcan. Pero no lo conseguirá, y hasta el fin de
los siglos, Mis Palabras serán fuente de vida para muchas almas”.
Jesús añade en otro momento:
“¿No sabes cuál es Mi Obra? Pues… ¡es de amor!…
Quiero servirme de ti para dar a conocer más todavía la misericordia y el amor
de Mi Corazón… Las palabras y deseos que te doy a conocer por tu medio
excitarán el celo de muchas almas e impedirán la pérdida de un gran número, y
comprenderán cada vez más que la misericordia y el amor de Mi Corazón son
inagotables”.
Jesús dice a Sor Josefa en otra ocasión:
“De cuando en cuando necesito hacer una nueva
llamada de amor… Sí, es verdad que no necesito de ti, pero déjame, Esposa de Mi
Corazón, que por ti Me manifieste una vez más a las almas”.
25 DE FEBRERO DE 1923
Josefa ha pasado la noche expiando por las almas
que se han dejado seducir por el maligno y alcanzando para ellas la luz que ha
de llevarlas a la verdad. Durante la noche el enemigo la ataca, como tantas
otras veces. El domingo por la mañana Jesús aparece en la celda de Josefa y,
lleno de bondad, le pregunta:
“¿Qué temes? Tienes muchas imperfecciones, pero no
los pecados que el diablo falsamente te acusa”.
Sor Josefa renueva sus votos y continúa escribiendo
las Palabras del Señor:
“Hoy te diré una de las razones que Me indujeron a
lavar los pies a Mis Apóstoles antes de la Cena.
“Fue primeramente para mostrar a las almas cuánto
deseo que estén limpias y blancas cuando Me reciben en el Sacramento de Mi Amor
(la Eucaristía).
“Fue también para representar el Sacramento de la
Penitencia en el que las almas que han tenido la desdicha de caer en el pecado
pueden lavarse y recobrar su perdida blancura”.
25 DE FEBRERO DE 1923
Jesús continúa revelando a Josefa los secretos de
la Santa Cena:
“Quise lavarles Yo mismo los pies, para enseñar a
las almas que se dedican a los trabajos apostólicos a humillarse y tratar con
dulzura a los pecadores y a todas las almas que les están confiadas.
“Quise ceñirme con un lienzo, para indicarles que,
para obtener buen éxito con las almas, hay que ceñirse con la mortificación y
la propia abnegación. También quise enseñarles la mutua caridad y cómo se deben
lavar las faltas que se observan en el prójimo, disimulándolas y excusándolas
siempre, sin divulgar jamás los defectos ajenos”.
25 DE FEBRERO DE 1923
Josefa continúa escribiendo los secretos que Jesús
va revelándole acerca de la Santa Cena:
“…El agua que derramé sobre los pies de Mis
Apóstoles, era imagen del celo que consumía Mi Corazón, en deseos de la
salvación de los hombres.
“En aquel momento, próxima ya la redención del
género humano, Mi Corazón no podía contener Sus ardores y, como era infinito el
amor que sentía por los hombres, no quise dejarlos huérfanos.
“Para vivir con ellos hasta la consumación de los
siglos y demostrarles Mi amor, quise ser su alimento, su sostén, su vida, su
todo…
“¡Ah!, ¡Cómo quería hacer conocer los sentimientos
de Mi Corazón a todas las almas! ¡Cuánto deseo que se penetren del amor que
sentía por ellas, cuando en el Cenáculo instituí la Eucaristía!”
25 DE FEBRERO DE 1923
Jesús continúa revelando a Josefa los secretos de
la institución de la Eucaristía:
“En aquel momento vi a todas las almas, que en el
transcurso de los siglos habían de alimentarse de Mi Cuerpo y de Mi Sangre, y
los efectos divinos producidos en muchísimas…
“¡En cuántas almas esa Sangre inmaculada
engendraría pureza y la virginidad! ¡En cuántas encendería la llama del amor…!
¡Cuántos mártires de amor se agrupaban en aquella hora ante Mis ojos y en Mi
Corazón…! ¡Cuántas otras almas, después de haber cometido muchos y graves
pecados, debilitadas por la fuerza de la pasión, vendrían á Mí para renovar su
vigor con el Pan de los fuertes…
“¡Ah! ¡Quién podrá penetrar los sentimientos de Mi
Corazón en aquellos momentos! Sentimientos de amor, de gozo, de ternura… Mas…
¡cuánta fue también la amargura que embargó Mi Corazón!
“Continuaré, Josefa. Vete en paz. Consuélame y no
temas; porque Mi Sangre no se ha agotado y ella purifica tu alma… Adiós, besa
el suelo… Volveré”.
2 DE MARZO DE 1923
Josefa de repente ve a Jesús, que se pone delante
de ella y le pregunta:
“¿A dónde vas, Josefa?”
Josefa le responde que va a la ropería, a planchar
los uniformes. Jesús le pide que regrese a su celda. Cuando ella llega, el
Señor ya se encuentra allí, esperándola. Jesús, conociendo los temores de
Josefa, le pregunta:
“¿Quién te ha creado?”
Josefa le responde que El es quien lo ha hecho.
Jesús le dice:
“¿Quién te ha dado más pruebas de amor? ¿Quién, como
Yo, te ha perdonado y está dispuesto a perdonarte todavía?”
Josefa, confundida, no sabe cómo expresar su
arrepentimiento. Jesús le ayuda, diciéndole:
“Sí, humíllate, Josefa, besa el suelo y no me
resistas más.
“Escribe ahora para Mis almas. Quiero manifestarles
la amargura de que estaba poseído Mi Corazón durante la última Cena. Pues si
era grande Mi alegría de hacerme compañero de los hombres hasta el fin de los
siglos y alimento divino de las almas, y veía cuántas Me rendirían homenaje de
adoración, de reparación y de amor… no fue menor la tristeza que Me causó el
ver cuántas habrían de abandonarme en el Sagrario y cuántas habrían no creerían
en la presencia real…
2 DE MARZO DE 1923
Jesús continúa revelando a Josefa los secretos de
la Eucaristía, expresando Sus sentimientos durante la noche de la última Cena:
“¡En cuántos corazones manchados por el pecado
tendría que entrar… y cómo Mi Carne y Mi Sangre, así profanadas, habían de
convertirse en causa de condenación para muchas almas…!
“¡Ah! ¡Cómo vi en aquel momento, todos los
sacrilegios y ultrajes y las tremendas abominaciones que habrían de cometerse
contra Mí! ¡Cuántas horas había de pasar solo en el Sagrario! ¡Cuántas noches!
¡Cuántas almas rechazarían los llamamientos amorosos que, desde esa morada, les
dirigía…!
2 DE MARZO DE 1923
Josefa continúa escribiendo los secretos de la
Eucaristía que Jesús comparte con ella. Las Palabras del Señor evidencian Su
incomprensible grado de amor por nosotros, pero también la triste realidad de
la respuesta que El recibe por parte de aquellos a quienes El tanto bien les
hace:
“Por amor a las almas, Me quedo prisionero en la
Eucaristía, para que en todas sus penas y aflicciones puedan venir a consolarse
con el más tierno de los corazones, con el mejor de los padres, con el amigo
más fiel. Mas ¡ese amor que se deshace y se consume por el bien de las almas,
no ha de ser comprendido…!
“Habito en medio de los pecadores para ser su
salvación y su vida, su médico y su medicina en todas las enfermedades de su
naturaleza corrompida, y ellos, en cambio, se alejan de Mí, Me ultrajan y Me
desprecian…
“¡Pobres pecadores! No os alejéis de Mí… Os espero
día y noche en el Sagrario… No os reprenderé vuestros crímenes… No os echaré en
cara vuestros pecados… Lo que haré será lavaros con la Sangre de Mis Llagas; no
temáis. Venid a Mí… ¡No sabéis cuánto os amo!
2 DE MARZO DE 1923
Jesús sigue adelante revelando los sorprendentes
secretos de la Eucaristía, los cuales Josefa transcribe sin perder una sola
Palabra del Señor:
“Y vosotras, almas queridas, ¿por qué estáis frías
e indiferentes a Mi amor? Sé que tenéis que atender a las necesidades de
vuestra familia, de vuestra casa, y que el mundo os solicita sin cesar; pero
¿no tendréis un momento para venir a darme una prueba de amor y de agradecimiento?
No os dejéis llevar de tantas preocupaciones inútiles y reservad un momento
para venir a visitar al Prisionero del Amor”.
2 DE MARZO DE 1923
Josefa continúa transcribiendo los maravillosos
secretos de la Eucaristía que Jesús le dicta:
“Si vuestro cuerpo está débil y enfermo, ¿no
procuráis hallar un momento para ir a buscar al médico que debe sanaros? Venid
al que puede haceros recobrar las fuerzas y la salud del alma… Dad una limosna
de amor a este mendigo divino que os espera, os llama y os desea.
“Todo esto sentía Mi Corazón, en el momento de la
Cena, Josefa; pero aún no te he dicho lo que sentía al pensar en Mis almas
escogidas… En mis esposas… Mis sacerdotes… te lo diré otro día. Adiós, no
olvides que Mi Corazón te ama. Y tú, ¿Me amas?”
3 DE MARZO DE 1923
Este día, Primer Sábado, por la tarde, estando Sor
Josefa en adoración ante el Santísimo Sacramento manifiesto, Jesús se le
aparece y le dice:
“Josefa, déjame descansar en ti… Deja que Mi
Corazón comparta con el tuyo Su alegría: las tres almas que os había confiado,
ya han venido a Mí”.
Luego, como si recordar a las que todavía
permanecen alejadas:
“¡Me pesa tanto la Cruz! Por eso vengo a descansar
aquí, y a repartir entre Mis almas una parte de su peso. Mi Corazón busca
víctimas* que conquisten el mundo para el amor, y aquí las encuentro”.
Josefa se une a la alegría de su Maestro y Le
ofrece todos los deseos de sus Madres y de las almas.
* Nota: El Señor enseña claramente que El es “La
Víctima”, El es Quien salva, pero desea nuestra participación en la obra de la
salvación que El ha hecho por nosotros. Para ello nos pide que unamos nuestros
sufrimientos a los Suyos y los ofrezcamos al Padre Celestial: “…ofrece Mi
Corazón a Mi Eterno Padre, por el alma de este pecador, y une tus sufrimientos
a los Míos…”. Es muy grande el aporte que todos podemos hacer por nuestro
prójimo, pero jamás por nuestros méritos sino por los del Señor. Finalmente,
este tipo de almas a las que se refiere el Señor, “almas víctimas”, son
aquellas que desean colaborar con El en la salvación de las almas a través de
su entrega amorosa.
3 DE MARZO DE 1923
Luego del mensaje de alegría de Jesús, Josefa le
pregunta al Señor lo que, en el Sacramento del Amor, El espera de las almas
consagradas. Jesús le contesta:
“Sí; quiero que conozcáis, tú y las almas
predilectas de Mi amor, lo que de vosotras espero. Porque si sus infidelidades
Me hieren vivamente, su amor Me consuela y Me roba hasta tal punto el Corazón,
que Me olvido, por decirlo así, de las ofensas de otras muchas almas”.
4 DE MARZO DE 1923
Al terminar Josefa el Vía crucis, Jesús se le
aparece y le dice:
“Si Me quieres consolar, esta es la ocasión. Aquí,
en la ciudad, habrá esta noche una reunión donde Me ofenderán gravemente.
Ofrécete como víctima para reparar los ultrajes que Me infieren estas almas.
¡Pobres almas…! ¡Cuánto Me ofenden…! Y luego… ¿cómo harán para mantenerse
alejados de ese lugar?”
Minutos después, Jesús la sigue a su celda, le da
Su Cruz, y, como otras veces, luego que Josefa acepta Su llamado para cooperar
con El en la salvación de las almas, el Señor ora:
“Ya que estas almas ofenden a Vuestra soberana
Majestad y pisotean la Sangre de Vuestro Hijo, permitid, ¡oh Padre mío! que os
presente esta alma que se ofrece como víctima unida a mi Corazón, para sufrir y
reparar. Aceptad ¡oh Padre de bondad! sus sufrimientos unidos a Mis méritos”.
Y dirigiéndose a Josefa, Jesús le dice:
“Deja que la amargura de Mi Corazón inunde tu
alma”.
Dicho esto desaparece, quedando Josefa bajo el peso
de la Cruz. Hacia las diez de la noche, Jesús regresa y le dice:
“Dame la Cruz; ya Me habéis consolado”.
Josefa le da las gracias por el favor que les hace
de poderle aliviar un poco y le promete que no Le volvería a resistir jamás.
Jesús le contesta:
“Sí; en el momento y hora en que te necesito ven a
curarme las llagas que me hacen los pecadores… Vosotras Me habéis dado de
beber. Yo os daré parte en el reino de los cielos”.
6 DE MARZO DE 1923
Jesús continúa revelando a Josefa Sus secretos
maravillosos:
“¿Me esperabas, Josefa? Voy a hablarte del mayor
misterio de amor hacia Mis almas escogidas y consagradas.
“En el momento de instituir la Eucaristía vi
presentes a todas las almas privilegiadas que habían de alimentarse con Mi
Cuerpo y con Mi Sangre y los diferentes efectos producidos en ellas. Para unas
sería remedio a su debilidad; para otras, fuego que consumiría sus miserias y
las inflamaría en amor.
“¡Ah!… esas almas reunidas ante Mí serán como un
inmenso jardín en el que cada planta produce diferente flor, pero todas Me
recrean con su perfume. Mi Sagrado Cuerpo será el sol que las reanime…
“Me acercaré a unas para consolarme, a otras para
ocultarme, en otras descansaré. ¡Si supierais, almas amadísimas, cuán fácil es
consolar, ocultar y descansar a todo un Dios!
6 DE MARZO DE 1923
Sor Josefa continúa escribiendo las Palabras de
Jesús, auténticos tesoros para las almas que desean conocer los secretos de
amor del Señor:
“Este Dios que os ama con amor infinito, después de
libraros de la esclavitud del pecado, ha sembrado en vosotras la gracia incomparable
de la vocación religiosa, os ha traído de un modo misterioso al jardín de Sus
delicias. Este Dios Redentor vuestro se ha hecho vuestro Esposo.
“El mismo os alimenta con Su Cuerpo purísimo, y con
Su Sangre apaga vuestra sed.
“Si estáis enfermas, El es vuestro médico; venid,
os dará la salud. Si tenéis frío, venid, os calentará. En El encontraréis
descanso y la felicidad. No os alejéis de El, que es la Vida, y cuando os pide
consuelo, no se lo neguéis”.
6 DE MARZO DE 1923
Josefa escribe con tristeza las Palabras de Jesús,
que expresan Su dolor ante las almas indiferentes a Su amor bondadoso y
desinteresado:
“¡Qué amargura sentí en mi Corazón cuando vi a
tantas almas que, después de haberlas colmado de bienes y de caricias, habían
de ser motivo de tristeza para Mi Corazón!
“¿No soy siempre el mismo…? ¿Acaso he cambiado para
vosotras…? No, Yo no cambiaré jamás y hasta el fin de los siglos os amaré con
predilección y ternura.
“Sé que estáis llenas de miserias, pero esto no Me
hará apartar de vosotras Mis miradas más tiernas, y con ansia os estoy
esperando, no sólo para aliviar vuestras miserias, sino también para colmaros
de nuevos beneficios.
“Si os pido amor no Me lo neguéis; es muy fácil
amar al que es el Amor mismo.
“Si os pido algo costoso a vuestra naturaleza, os
doy juntamente la gracias y la fuerza necesaria para vencerlos”.
6 DE MARZO DE 1923
Jesús dicta a Josefa un modelo de conversación para
aquellas almas que desean un encuentro muy especial y profundo con El:
“Os he escogido para que seáis Mi consuelo. Dejadme
entrar en vuestra alma y si no encontráis en ella nada que sea digno de Mí,
decidme con humildad y confianza: `Señor, ya veis los frutos y las flores que
produce mi jardín, venid y decidme qué debo hacer para que desde hoy empiece a
brotar la flor que deseáis´.
“Si el ama me dice esto con verdadero deseo de
probarme su amor, le responderé:
“`Alma querida, para que tu jardín produzca
hermosas flores deja que Yo mismo las cultive; deja que Yo labre la tierra;
empezaré por arrancar hoy esta raíz que Me estorba y que tus fuerzas no
alcanzan a quitar. No te turbes, si te pido el sacrificio de tus gustos, de tu
carácter… tal acto de caridad, de paciencia, de abnegación… de celo, de
mortificación, de obediencia. Ese es el abandono que mejorará la tierra y la
hará producir flores y frutos.
“`La victoria sobre tu carácter, en tal ocasión,
obtendrá luz para un pecador; con esta contrariedad, soportada con alegría,
cicatrizarás las heridas que Me hizo con su pecado, repararás la ofensa y
expiarás su falta… Si no te turbas al recibir esta advertencia y la aceptas con
cierto gozo, alcanzarás que las almas a quienes ciega la soberbia, abran los
ojos a la luz y pidan humildemente perdón.
“`Esto haré Yo en tu alma si Me dejas trabajar
libremente en ella; no sólo brotarán flores en seguida, sino que darás gran
consuelo a Mi Corazón… Voy buscando consuelo y quiero hallarlo en Mis almas
escogidas´.
6 DE MARZO DE 1923
Ante semejante revelación de Jesús, Josefa
inmediatamente Le dice: “Señor, ya veis que estaba dispuesta a dejaros hacer de
mí lo que quisierais y no sé cómo he caído y os he disgustado. ¿Me perdonaréis?
¡Soy tan miserable! No sirvo para nada…”
Jesús le contesta:
“Sí, alma querida, sirves para consolarme. No te
desanimes, porque si no hubieses caído, tal vez no hubieras hecho este acto de
humildad y de amor que la falta te obliga a hacer y que tanto Me consuela.
Animo y adelante. Déjame trabajar en ti”.
El Señor retoma Su conversación con Josefa:
“Todo esto (que te he dicho) se Me puso delante al
instituir la Eucaristía. El amor Me encendía en deseos de ser el alimento de
las almas. No Me quedaba entre los hombres para vivir solamente con perfectos,
sino para sostener a los débiles y alimentar a los pequeños. Yo los haré crecer
y robusteceré sus almas. Descansaré en sus miserias y sus buenos deseos Me
consolarán.
“Pero, ¡ay, Josefa! Entre Mis almas escogidas ¿no
habrá algunas que Me causen pena? ¿Perseverarán todas? Este es el grito de
dolor que se escapa de Mi Corazón… Este es el gemido que quiero que oigan las
almas.
“Basta por hoy. Adiós. No sabes cuánto Me consuelas
cuanto te entregas a Mí con entero abandono. No todos los días puedo hablar así
a las almas. Deja que, para ellas, te diga Mis secretos… Déjame aprovechar los
días de tu vida…”.
7 DE MARZO DE 1923
Al día siguiente, miércoles 7 de marzo, el doloroso
acento de Jesús se deja oír:
“Besa humildemente el suelo”.
Josefa se postra a Sus pies y luego, enderezándose,
permanece de rodillas junto a la mesa, esperando que el Señor comience a
hablar. Jesús le revela entonces secretos extraordinarios a Josefa, que los
transcribe así:
“Escribe lo que sufrió Mi Corazón en aquella hora
cuando no pudiendo contener el fuego que Me consume, inventé esta maravilla del
amor: LA EUCARISTÍA.
“Al contemplar entonces a todas las almas que
habían de alimentarse de este Pan Divino, vi también las ingratitudes y
frialdades de muchas de ellas, en particular de tantas almas escogidas… de
tantas almas consagradas… de tantos sacerdotes… ¡Cuánto sufrió Mi Corazón! Vi
cómo se irían enfriando poco a poco, dando entrada primero a la rutina y al
cansancio… ¡después al hastío y finalmente a la tibieza!…
“¡Y estoy en el Sagrario por ellas! ¡Y espero!…
Deseo que esa alma venga a recibirme, que Me hable con confianza de esposa; que
Me cuente sus penas, sus tentaciones, sus enfermedades… que Me pida consejo y
solicite Mis gracias, ya para ella, ya para otras almas… Quizá entre las
personas de su familia o las que están a su cargo las hay que están en peligro…
tal vez alejadas de Mí… `Ven´, le digo, `dímelo todo con entera confianza…
Pregúntame por los pecadores… Ofrécete para reparar… Prométeme que hoy no Me
dejarás solo… Mira si Mi Corazón desea algo de ti que Le pueda consolar…!´
“Esto esperaba Yo de aquella alma ¡y de tantas!
Mas, cuando se acerca a recibirme, apenas Me dice una palabra, porque está
distraída, cansada o contrariada. Su salud la tiene intranquila, sus
ocupaciones la desazonan, la familia la preocupa, y entre los que conviven o
tratan con ella, siempre hay algo que la molesta”.
7 DE MARZO DE 1923
Josefa continúa escribiendo el sorprendente Señor.
Jesús explica entonces el diálogo que mantiene con las almas que Lo visitan en
el Sagrario pero que no saben qué hacer o qué decirle:
“`No sé qué decir´ -se expresa el alma (según Jesús
explica a Josefa) -, ` estoy fría… me aburro y paso el rato deseando salir de
la Capilla. ¡No se me ocurre nada!´
“¡Ah! -le contesto (dice Jesús)-. ¿Y así vas a
recibirme, alma a quien escogí y a quien he esperado con impaciencia toda la
noche?
“Sí, la esperaba para descansar en ella; le tenía
preparado alivio para todas sus inquietudes; la aguardaba con nuevas gracias,
pero… como no Me las pide… No Me pide consejo ni fuerza… tan sólo se queja y
apenas se dirige a Mí. Parece que ha venido por cumplimiento… porque es
costumbre y porque no tiene pecado mortal que se lo impida. Pero no por amor,
por verdadero deseo de unirse íntimamente a Mí. ¡Qué lejos está esa alma de
aquellas delicadezas de amor que Yo esperaba de ella!
7 DE MARZO DE 1923
Jesús prosigue Su mensaje, que Josefa escribe,
palabra a palabra. Luego de dictar a Josefa las expectativas que tiene de las
almas que Lo visitan en el Sagrario, se refiere ahora a Sus expectativas de los
Sacerdotes:
“¿Y aquel sacerdote?… ¿Cómo diré todo lo que espera
Mi Corazón de Mis sacerdotes? Los he revestido de Mi poder para absolver los
pecados; obedezco a una palabra de sus labios y bajo del cielo a la tierra;
estoy a su disposición y Me dejo llevar de sus manos, ya para colocarme en el
Sagrario, ya para darme a las almas en la comunión. Son, por decirlo así, Mis
conductores.
“He confiado a cada uno de ellos cierto número de
almas para que con su predicación, sus consejos y, sobre todo, su ejemplo, las
guíen y las encaminen por el camino de la virtud y del bien. ¿Cómo responden a
este llamamiento? ¿Cómo cumplen esta misión de amor?… Hoy, al celebrar el Santo
Sacrificio, al recibirme en su corazón, ¿Me confiará aquel sacerdote las almas
que tiene a su cargo?… ¿Reparará las ofensas que sabe que recibo de tal pecador?…
¿Me pedirá fuerza para desempeñar su ministerio, celo para trabajar en la
salvación de las almas?… ¿Sabrá sacrificarse hoy más que ayer?…. ¿Recibiré el
amor que de él espero?… ¿Podré descansar en él como en un discípulo amado?…
7 DE MARZO DE 1923
Jesús continúa compartiendo a Josefa Su mensaje:
“¡Ah! ¡Qué dolor tan agudo siente Mi Corazón!… Los
mundanos hieren Mis manos y Mis pies, manchan Mi rostro… pero las almas
escogidas, Mis esposas, Mis ministros, desgarran y destrozan Mi Corazón.
¡Cuántos sacerdotes que devuelven a muchas almas la vida de la gracia están
ellos mismos en pecado! ¡Y cuántos celebran así… Me reciben así… viven y mueren
así…!
“Este fue el más terrible dolor que sentí en la
última Cena cuando vi, entre los doce, al primer apóstol infiel, representando
a tantos otros que, en el transcurso de los siglos, habían de seguir su
ejemplo.
7 DE MARZO DE 1923
Jesús explica a Josefa Sus secretos acerca de la
Eucaristía:
“La Eucaristía es invención del amor, es vida y
fuerza de las almas, remedio para todas las enfermedades, viático para el paso
del tiempo a la eternidad.
“Los pecadores encuentran en ella la vida del alma;
las almas tibias, el verdadero calor; las almas puras, suave y dulcísimo
néctar; las fervorosas, su descanso y el remedio para calmar todas sus ansias;
las perfectas, alas para elevarse a mayor perfección.
7 DE MARZO DE 1923
Jesús explica a Josefa más de Sus secretos acerca
de la Eucaristía:
“En fin, las almas religiosas hallan en la
Eucaristía su nido su amor, y, por último, la imagen de los benditos y sagrados
Votos que las unen íntima e inseparablemente al Esposo Divino.
“Sí, almas consagradas; vuestro voto de pobreza
está perfectamente representado en esta hostia pequeña, redonda y fina, lisa y
sin peso. Así el alma que ha hecho voto de pobreza, no debe tener ángulos, es
decir, aficioncillas a cosas de su uso o de su empleo, ni a su familia, ni a su
pueblo natal; ha de estar siempre dispuesta a dejar… a cambiar… Nada de la
tierra… el corazón libre, sin apegos ocultos que lo aprisionen.
“Esto no quiere decir que haya de ser insensible.
El corazón más amante, puede mantener el voto de pobreza en toda su integridad.
Lo esencial para el alma religiosa es que no posea nada sin la aprobación de
los Superiores y que esté siempre dispuesta a abandonarlo, a la primera señal
de la Voluntad de Dios.
“Continuaré otro día, Josefa”.
A pesar de estas horas de intimidad con el Maestro,
no se suaviza el áspero camino que recorre Josefa. En más de una ocasión teme
haber cedido a las violentas tentaciones del enemigo, y el pensamiento de haber
ofendido Aquel a quien ama más que a su vida, la hace estremecer.
“He perdido una Comunión”, escribe pasada de pena.
11 DE MARZO DE 1923
Jesús viene a tranquilar a Josefa:
“Toma Mi Corona y no tengas miedo. La misericordia
de Dios es infinita y no niega el perdón a los pecadores, mucho menos a una
criatura tan pequeña y tan pobre como tú”.
Acerca de la Comunión a la que Josefa no asistió
(mensaje 351), sorprenden las palabras de Jesús acerca de Su profundo anhelo
que las almas Le reciban en la Sagrada Comunión:
“¡Si vieras, Josefa, cómo te esperaba y cuánto
deseaba esconderme en tu corazón!… Repararás, preparándote hoy, con ardientes
deseos, a recibirme mañana; y cada vez que Me desees, Mi Corazón se consolará.
Además, que el espíritu de la fe y una obediencia ciega te guíen siempre. Ahora
sigue escribiendo para Mis almas”.
11 DE MARZO DE 1923
Jesús continúa revelando a Josefa Sus secretos
acerca de la Eucaristía, esta vez refiriéndose a la castidad:
“Diles a Mis almas que encontrarán también en la
Hostia, pequeña y blanca, la perfecta imagen del voto de castidad. Aquí se
halla encubierta, bajo las especies de pan y vino, la presencia real de todo un
Dios. Tras este velo estoy Yo con Mi Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad.
“Así el alma consagrada por el voto de virginidad,
debe cubrirse con un velo de modestia y sencillez, de modo que bajo apariencias
humanas, se esconda la pureza que la asemeja a los ángeles. Y sabedlo, almas
que formáis la corte del Cordero Inmaculado: la gloria que Me dais es
incomparablemente mayor a la que Me dan estos espíritus angélicos. Pues no han
conocido las miserias de la naturaleza humana y no han tenido que luchar por
vencer para estar siempre purísimos”.
11 DE MARZO DE 1923
Sor Josefa escribe los secretos que Jesús va
compartiendo con ella acerca de la Eucaristía. El Señor continúa hablando
acerca de la castidad y, para quienes viven la castidad, la similitud que ellos
poseen con Su Madre:
“Además os asemejáis a Mi Madre, que siendo criatura
mortal ha vivido todas las miserias humanas y, sin embargo, inmaculada en todos
los instantes de su vida. Ella sola Me ha glorificado más que todos los
espíritus celestes y, atraído por esta pureza, Dios tomó de ella carne mortal,
habitando en Su criatura”.
11 DE MARZO DE 1923
Jesús continúa dictando a Josefa Sus secretos
acerca de la Eucaristía. El Señor continúa hablando acerca de la castidad y
cómo quienes la viven poseen una similitud con El mismo:
“Más aún: el alma que vive consagrada a Mí por el
voto de castidad, se asemeja también, en cuanto puede la criatura, a Mí que Soy
su Creador, y que habiendo tomado la naturaleza humana con sus miserias, He
vivido sin la más ligera sombra de mancha.
“Así, el alma que hace voto de castidad es una
hostia blanca y pura que rinde constante homenaje a la Majestad divina”.
11 DE MARZO DE 1923
Jesús continúa compartiendo con Josefa Sus
innumerables secretos acerca de la Eucaristía. Ella escribe mientras el Señor
habla:
“Almas religiosas, encontraréis también en la Eucaristía
la imagen perfecta de vuestro voto de obediencia.
“Pues en esta hostia está cubierta y anonadada la
grandeza y el poder de todo un Dios. Allí Me veréis como sin vida. Yo que soy
la vida de las almas y el sostén del mundo. Allí, no soy dueño de ir ni de
quedarme, de estar solo o acompañado: bajo esta hostia, sabiduría, poder,
libertad, todo está escondido. Estas especies de pan son las ataduras que Me
atan y el velo que Me cubre. Así el voto de obediencia es para el alma
religiosa la cadena que la ata, el velo que la encubre para que no tenga
voluntad, no sabiduría, ni gusto, ni libertad, más que según el beneplácito
divino manifestado por sus Superiores”.
11 DE MARZO DE 1923
Luego de la maravillosa explicación que el Señor ha
realizado acerca de la Eucaristía, Josefa le comenta con sencillez acerca de si
El se complace en las almas inocentes que celebran su Primera Comunión. El
Señor le responde:
“Sí, en estas almas y en las de Mis esposas vengo a
refugiarme para olvidar las ofensas de los pecadores. Los niños son para Mi
Corazón como tiernos capullos en los que encuentro deleite y solaz. Y en Mis
esposas descanso porque, como las rosas, Me defienden con sus espinas y Me
consuelan con su amor… Tú, dame tu amor… Prepárate a venir Conmigo a Getsemaní.
Yo te enseñaré a sufrir y te fortaleceré con el sudor de Sangre que brotó de Mi
Cuerpo por los pecados del mundo.
“Adiós, no te olvides de Mí… Amame como Yo te amo…
Búscame como Yo te busco… ¿Ves como nunca te dejo?”
12 DE MARZO DE 1923
Josefa se encuentra aturdida ante el esmero del
maligno que busca alejarla de la Sagrada Comunión. Jesús la ayuda con las
siguientes palabras:
“No temas; no es mayor que el Mío el poder del
demonio. Me gusta que Me llames, y Me consuelan tanto tus ansias de comulgar,
que cada deseo de tu corazón es como si Me recibieses por tantas y tantas almas
que no Me reciben”.
12 DE MARZO DE 1923
Jesús continúa compartiendo Sus secretos a Josefa:
“Humíllate, besa el suelo… Y ahora ven Conmigo…
Vamos a Getsemaní… Deja que tu alma se penetre de los mismos sentimientos de
tristeza y de amargura que inundaron la Mía en aquella hora.
“Después de haber predicado a las turbas, curado a
los enfermos, dado vista a los ciegos, resucitado a los muertos… después de
haber vivido tres años en medio de Mis Apóstoles para instruirlos y confiarles
Mi doctrina… les había enseñado, con Mi ejemplo, a amarse, a soportarse
mutuamente, a practicar la caridad, lavándoles los pies y haciéndome su
alimento.
“Se acercaba la hora para la que el Hijo de Dios se
había hecho hombre… Redentor del género humano, iba a derramar Su Sangre y a
dar Su vida por el mundo…”
12 DE MARZO DE 1923
Jesús continúa dictando a Josefa:
“En esa hora quise ponerme en oración y entregarme
a la Voluntad de Mi Padre.
“¡Almas queridas! Aprended de vuestro modelo que la
única cosa necesaria, aunque la naturaleza se rebele, es someterse con humildad
y entregarse con un acto supremo de voluntad al cumplimiento de la Voluntad
Divina, en cualquier ocasión y circunstancia.
“También quise enseñar a las almas que toda acción
importante debe ir prevenida y vivificada por la oración, porque en la oración
se fortifica el alma para lo más difícil y Dios se comunica a ella, y la
aconseja e inspira, aun cuando el alma no lo sienta”.
12 DE MARZO DE 1923
Sor Josefa escribe todas las palabras que Jesús le
comparte acerca del Huerto de Getsemaní:
“Me retiré al huerto de Getsemaní… a la soledad.
Que el alma busque a Dios en la soledad, es decir, dentro de sí misma. Que para
hallarla imponga silencio a todos los movimientos de la naturaleza, en rebelión
continua contra la gracia. Que haga callar los razonamientos del amor propio y
de la sensualidad, los cuales sin cesar intentan ahogar las inspiraciones de la
gracia, para impedir que el alma llegue a encontrar a Dios…
“Postraos humildemente, como criaturas en presencia
de su Creador y adorar Sus designios sobre vosotras, seas cuales fueren,
sometiendo vuestra voluntad a la divina.
“Así Me ofrecí Yo para realizar la obra de
redención del mundo”.
12 DE MARZO DE 1923
Impresionan las palabras de Jesús acerca de
Getsemaní, las cuales Josefa recoge así:
“¡Ah!, ¡qué momento aquel en que sentí venir sobre
Mí todos los tormentos que había de sufrir en Mi Pasión: las calumnias, los
insultos, los azotes, la corona de espinas, la sed, la Cruz!… ¡Todo se agolpó
ante Mis ojos y dentro de Mi Corazón! Al mismo tiempo vi las ofensas, los
pecados y las abominaciones que se cometerían en el transcurso de los siglos; y
no solamente los vi, sino que Me sentí revestido de todos esos horrores y así
Me presenté a Mi Padre Celestial para implorar misericordia. Entonces sentí
pesar sobre Mí la cólera de un Dios ofendido y airado. Y Yo mismo, que era Su
Hijo, Me ofrecí como fiador para calmar Su cólera y aplacar Su justicia”.
12 DE MARZO DE 1923
Jesús continúa dictando a Josefa Su impresionante
mensaje acerca de Su sufrimiento en Getsemaní:
“Pero viendo tanto pecado y tantos crímenes, Mi
naturaleza humana experimentó terrible angustia y mortal agonía, hasta tal
punto, que sudé sangre.
“¡Oh!, ¡Almas que Me hacéis sufrir de esta manera!
¿Será esta Sangre salud y vida para vosotras.?… ¿Os vais a perder? ¿Será
posible que esta angustia, esta agonía y esta Sangre sean inútiles para tantas
y tantas almas?…
“Aquí nos quedaremos hoy, Josefa, permanece a Mi lado
en Getsemaní y deja que Mi Sangre riegue y fortifique la raíz de tu pequeñez”.
12 DE MARZO DE 1923
Por la noche Jesús vuelve con Su Cruz y,
entregándosela a Josefa, le dice:
“Descanso en tu pequeñez, pero también en este
grupo de esposas Mías (Jesús se refiere a las demás Hermanas en el Convento),
pues sin que ellas lo adviertan, les confío almas alejadas de Mí para que
vuelvan a Mis brazos y se salven… Quédate con la Cruz y mañana te diré nuevos
secretos”.
13 DE MARZO DE 1923
A la mañana siguiente Jesús revela a Josefa nuevos
tesoros:
“No son tus méritos los que Me atraen sino el amor
que tengo a las almas.
“Sí… aquí vengo para manifestarte los sentimientos
de Mi Corazón; pero también para descansar en vosotras. ¡Ah! ¡Qué gozo Me
proporcionan las almas que reciben con alegría Mi visita! A veces las visito
para consolarlas; otras, para que Me consuelen. Pero no siempre conocen que soy
Yo, sobre todo cuando tienen que sufrir…”.
13 DE MARZO DE 1923
Jesús dice a Josefa:
“Vamos a continuar nuestra oración en Getsemaní.
Colócate a Mi lado, y cuando Me veas sumergido en un mar de tristeza, ven
Conmigo a buscar a los tres discípulos que se han quedado a cierta distancia.
“Los había traído para que Me ayudasen,
compartiendo Mi angustia… para que hiciesen oración Conmigo… para descansar en
ellos… pero ¿cómo expresar lo que experimentó Mi Corazón cuando fui a buscarlos
y los encontré dormidos?… ¡Cuán triste es verse solo sin poder confiarse a los
suyos!…
“¡Cuántas veces sufre Mi Corazón la misma angustia…
y queriendo hallar alivio en Mis almas, las encuentro dormidas!…”
13 DE MARZO DE 1923
(Hoy, 29 de diciembre, se celebra el aniversario de
la muerte de Sor Josefa; este mensaje es enviado recordándola con todo cariño)
Jesús continúa diciendo a Josefa acerca de cuánto sufre
a causa de las almas que no Le reciben, pero sobre todo, la instruye acerca de
cómo es que Le negamos ciertas cosas que necesita de nosotros:
“Más de una vez cuando quiero despertarlas y
sacarlas de sí mismas, de sus vanos e inútiles entretenimientos, Me contestan,
si no con palabras, con obras: `ahora no puedo… estoy demasiado cansada… tengo
mucho que hacer… esto perjudica mi salud… necesito un poco de paz…´
“Insisto y digo suavísimamente a esa alma: `no
temas; si dejas para Mí ese descanso, Yo te recompensaré. Ven a orar Conmigo
tan sólo una hora. Mira que en este momento es cuando te necesito. ¡Si te
detienes ya será tarde!… Y ¡cuántas veces oigo la misma respuesta!´
“¡Pobre alma! ¡No has podido velar una hora
Conmigo!
“Almas queridas, quise enseñaros aquí cuán inútil y
vano es buscar alivio en las criaturas. ¡Cuántas veces están dormidas y en vez
de hallar el descanso que buscáis, se llena vuestro corazón de amargura, porque
no corresponden a vuestros deseos ni a vuestro cariño!”
13 DE MARZO DE 1923
Jesús continúa compartiendo a Josefa Sus
reveladoras palabras acerca de Getsemaní como una gran ayuda para todos los que
sufren de alguna manera:
“Volviendo enseguida a la oración, Me postré de
nuevo, adoré al Padre y Le pedí ayuda, diciéndole: `Padre Mío´; no dije: `Dios
Mío´. Cuando vuestro corazón sufra más, debéis decir: `Padre mío´. Pedidle
alivio, exponedle vuestros sufrimientos, vuestros temores y, con gemidos,
recordadle que sois Sus hijas; que vuestro corazón se ve tan oprimido que
parece a punto de perder la vida… que vuestro cuerpo sufre tanto que ya no
tiene fuerza para más… Pedid con confianza de hijas y esperad que vuestro Padre
os aliviará y os dará la fuerza necesaria para pasar esta tribulación vuestra o
de las almas que os están confiadas.
“Mi alma triste y desamparada padecía angustias de
muerte… Me sentí agobiado por el peso de las más negras ingratitudes”.
13 DE MARZO DE 1923
Josefa escribe cada una de las palabras que Jesús
le dice acerca de Su sufrimiento en Getsemaní:
“La Sangre que brotaba de todos los poros de Mi
Cuerpo, y que dentro de poco saldría de todas Mis heridas, sería inútil para
gran número de almas. Muchas se perderían… ¡Muchísimas Me ofenderían y otras no
Me conocerían siquiera!…
“Derramaría Mi Sangre por todas y Mis méritos
serían aplicados a cada una de ellas… ¡Sangre divina!… ¡Méritos infinitos!… Y
sin embargo, inútiles para tantas y tantas almas!…”
13 DE MARZO DE 1923
El Señor continúa compartiendo con Josefa Sus
palabras de amor y entrega por nosotros, así como Su tristeza ante el rechazo o
indiferencia que muchas veces recibe. Josefa escribe:
“Sí; por todas derramaría Mi Sangre y a todas
amaría con gran amor. Mas para muchas este amor sería más delicado, más tierno,
más ardiente… De estas almas escogidas esperaba más consuelo y más amor; más
generosidad, más abnegación… Esperaba, en fin, más delicada correspondencia a
Mis bondades. Y sin embargo… ¡ah! en aquel momento, vi cuántas Me habían de
volver la espalda. Unas no serían fieles en escuchar Mi voz… Otras, la escucharían
pero sin seguirla; otras, responderían al principio con cierta generosidad, mas
luego, poco a poco caerían en el sueño de la tibieza. Sus obras Me dirían: ya
he trabajado bastante; he mortificado mi naturaleza y he llevado una vida de
abnegación… Bien puedo permitirme ahora un poco más de libertad. Ya no soy una
niña… Ya no hace falta tanta vigilancia ni tanta privación… Me puedo dispensar
de lo que me molesta…”.
13 DE MARZO DE 1923
Jesús expresa a Josefa Su tristeza por el
desinterés y acomodo de las almas:
“¡Pobre alma! ¿Empiezas a dormir? Dentro de poco
vendré y no Me oirás porque estarás dormida. Desearé concederte una gracia y no
podrás recibirla… Y ¿quién sabe si después tendrás fuerzas para despertar? Mira
que si vas perdiendo alimento se debilitará tu alma y no podrá salir de este
letargo…
“Almas queridas: pensad que a muchas las ha
sorprendido la muerte en medio de un profundo sueño. Y ¿dónde y cómo han
despertado?.
13 DE MARZO DE 1923
Josefa continúa anotando las palabras penetrantes y
reveladoras del Señor acerca de Su sufrimiento en el Huerto de Getsemaní:
“Estas cosas se agolpaban ante Mis ojos y en Mi
Corazón en aquellos instantes. ¿Qué haría?… ¿Retroceder?… ¿Pedir al Padre que
Me librara de esta angustia, viendo, por tantos, la inutilidad de Mi
sacrificio? No; Me sometí de nuevo a Su Voluntad Santísima y acepté el cáliz
para apurarlo hasta las heces. Todo para enseñaros, almas queridas, a no volver
atrás a la vista de los sufrimientos y a no creerlos inútiles aun cuando no
veáis el resultado. Someted vuestro juicio y dejad que la Voluntad Divina se
cumpla en vosotras.
“Yo no retrocedí, antes al contrario, sabiendo que
era el huerto donde habían de prenderme, permanecí allí…, no quise huir de Mis
enemigos… Queda en paz. Estoy siempre a tu lado, aunque tú no lo sientas”.
14 DE MARZO DE 1923
Jesús prosigue compartiendo con Josefa los
misterios de Su Pasión y la forma que ellos se relacionan con las almas:
“Después que fui confortado por el enviado de Mi
Padre, vi que Judas, uno de Mis doce Apóstoles, se acercaba Mí, y tras él
venían todos los que Me habían de prender… Llevaban en las manos cuerdas,
palos, piedras y toda clase de instrumentos para sujetarme…
“Me levanté y acercándome a ellos, les dije: `a
quién buscáis´?
“Entretanto, Judas, poniendo las manos sobre Mis
hombros, Me besó… ¡Ah! ¿qué haces, Judas?… ¿Qué significa este beso?…
“También puedo decir a muchas almas: ¿qué hacéis?…
¿Por qué Me entregáis con un beso?… ¡Almas a quien amo!… Dime tú que vienes a
Mí, que Me recibes en tu pecho… que Me dirás más de una vez que Me amas… ¿No Me
entregarás a Mis enemigos cuando salgas de aquí?… Ya sabes que en esa reunión
que frecuentas hay piedras que Me hieren fuertemente, es decir, conversaciones
que Me ofenden… ¡y tú que Me has recibido hoy y que Me vas a recibir mañana,
pierdes ahí la blancura preciosa de Mi gracia!…
14 DE MARZO DE 1923
Jesús continúa narrando a Josefa los misterios de
Su Pasión y el mensaje que tiene para las almas:
“A otra le diré: ¿seguirás con ese asunto que te
ensucia las manos?… ¿No sabes que no es lícito el modo como adquieres el
dinero, alcanzas esa aposición, te procuras ese bienestar?…
“Mira que obras como Judas: ahora Me recibes y Me
besas, dentro de unos instantes o de unas horas, Me prenderán los enemigos y tú
mismo les darás la señal para que Me conozcan… Tú también, alma cristiana, Me
haces traición con esa amistad peligrosa. No sólo Me atas y Me apedreas, sino
que eres causa de que tal persona Me ate y Me apedree también.
“¿Por qué Me entregas así, alma que Me conoces y
que en más de una ocasión te has gloriado de ser piadoso y de ejercer la
caridad?… Cosas todas que, en verdad, podrían hacerte adquirir grandes méritos;
más… ¿qué vienen a ser para ti sino un velo que cubre un delito?…
14 DE MARZO DE 1923
Josefa continúa anotando las Palabras del Señor
acerca de cómo las almas pueden en un momento decirle cuánto Lo aman y luego
traicionarlo, como sucedió con Judas:
“Amigo, ¿ha qué has venido? ¡Judas! ¿con un beso
entregas al Hijo de Dios?… ¿a tu Maestro y Señor?… ¿Al que te ama y está
dispuesto todavía a perdonarte?… Tú, uno de los doce… uno de los que se han
sentado a Mi mesa y que y a quien Yo mismo he lavado los pies… ¡Ah! ¡Cuántas
veces he de repetir estas palabras a las almas más amadas de Mi Corazón!
“Alma querida, ¿por qué te dejas llevar de esa
pasión?… ¿por qué no resistes?… No te pido que te libres de ella, pues eso no
está en tu mano, pero sí pido que trabajes, que luches, que no te dejes
dominar. Mira que el placer momentáneo que te proporciona es como los treinta
dineros en que Me vendió Judas, los cuales no le sirvieron sino para su
perdición.
“¡Cuántas almas Me habrán vendido y Me venderán por
el vil precio de un deleite, de un placer momentáneo y pasajero! ¡Ah, pobres
almas! ¿A quién buscáis?… ¿Es a Mí?… ¿Es a Jesús a quien conocéis, a quien a
quien habéis amado y con quien habéis hecho alianza eterna?…”
14 DE MARZO DE 1923
Sor Josefa continúa escribiendo los detalles
reveladores que Jesús comparte con ella acerca del alma y las tentaciones:
“Dejad que os diga una palabra: velad y orad.
Luchad sin descanso y no dejéis que vuestras malas inclinaciones y defectos
lleguen a ser habituales…
“Mirad que hay que segar la hierba todos los años y
quizá en las cuatro estaciones; que la tierra hay que labrarla y limpiarla, hay
que mejorarla y cuidar de arrancar las malezas que en ella brotan.
“El alma también hay que cuidarla con mucho esmero,
y las tendencias torcidas hay que enderezarlas”.
14 DE MARZO DE 1923
Jesús concluye esta parte de Su mensaje acerca del
alma y las tentaciones, el cual Sor Josefa escribe con exactitud:
“No creáis que el alma que Me vende y se entrega a
los mayores desórdenes empezó por una falta grave. Esto puede suceder, pero no
es lo corriente. En general, las grandes caídas empezaron por poca cosa: un
gustito, una debilidad, un consentimiento quizá lícito, pero poco mortificado,
un placer no prohibido pero poco conveniente… El alma se va cegando, disminuye
la gracia, se robustece la pasión y, por último, vence.
“¡Ah, cuán triste es para el Corazón de un Dios que
ama infinitamente a las almas, ver a tantas que se pierden insensiblemente en
el abismo!…
“Aquí nos quedaremos por hoy, Josefa; no olvides
que no son tus méritos los que Me atraen, sino tu miseria, y la compasión que
tengo de ti”.
14 DE MARZO DE 1923
Jesús, antes de retirarse, dice a Josefa estas
palabras, que también reconfortan nuestras almas:
“Toma Mi Cruz y no tengas miedo; nunca será mayor
que tus fuerzas, porque está a medida y pesada en la balanza del amor. ¡Ah!
¡Cuánto te amo! Y ¡cuánto amo a las almas! …Aunque eres tan pequeña… uniéndote
a Mis méritos y a Mi Corazón, puedo utilizar tu pequeñez. Te dejo la Cruz.
Sufre por las almas y por Mi amor”.
15 DE MARZO DE 1923
Jesús habla a Josefa acerca de las almas:
“Josefa: te he dicho ya cómo las almas que pecan
gravemente Me entregan a Mis enemigos y el arma con que Me hieren es el pecado…
“Pero no siempre se trata de grandes pecados; hay
almas, y aún almas escogidas, que Me traicionan y Me entregan con sus defectos
habituales, con sus malas inclinaciones no combatidas, con concesiones a la
naturaleza inmortificada, con faltas de caridad, de obediencia, de silencio… Y
si es triste recibir una ofensa o una ingratitud de cualquier alma, mucho más
cuando viene de almas escogidas, las más amadas de Mi Corazón. Si el beso de
Judas Me causó tanto dolor, fue precisamente porque era uno de los doce y que
de él, como de los otros, esperaba más amor, más consuelo, más delicadeza”.
15 DE MARZO DE 1923
Josefa continúa escribiendo el mensaje que Jesús
desea que lean las almas por las que El tanto sufrió, particularmente los
Sacerdotes y Religiosas:
“Sí, almas que he escogido para que seáis Mi
descanso y el jardín de Mis delicias; espero de vosotras mucha mayor ternura,
mucha más delicadeza, mucho más amor que de otras que no Me están tan
íntimamente unidas.
“De vosotras espero que seáis el bálsamo que
cicatrice Mis heridas, que limpiéis Mi rostro, afeado y manchado…, que Me
ayudéis a dar luz a tantas almas ciegas, que en la oscuridad de la noche Me
prenden y Me atan para darme muerte.
“No Me dejéis solo… Despertad y venid…, porque ya
llegan Mis enemigos”.
15 DE MARZO DE 1923
Jesús continúa narrando a Josefa lo que desea de
las almas, especialmente de los Sacerdotes y las Religiosas, y la forma que El
las ayuda:
“No Me dejéis solo… Despertad y venid…, porque ya
llegan Mis enemigos.
“Cuando se acercaron a Mí los soldados para
prenderme, les dije: `Yo Soy´.
“Lo mismo repito al alma que se acerca al peligro y
a la tentación: `Yo Soy; Yo Soy, ¿vienes a prenderme y a entregarme? No
importa, ven… Soy Tu Padre y si tú quieres, estás a tiempo todavía; te
perdonaré y en vez de atarme tú con las cuerdas del pecado, Yo te atraeré a ti
con ligaduras de amor´.
“Ven, Yo Soy… Soy el que te ama y ha derramado toda
Su Sangre por ti… El que tiene tal compasión de tu debilidad, que está
esperándote con ansia para estrecharte en Sus brazos.
“Ven alma de esposa… alma de sacerdote… Soy la
misericordia infinita; no temas… No te rechazaré ni te castigaré… Te abriré Mi
Corazón y te amaré con mayor ternura que antes. Con la Sangre de Mis Heridas
lavaré las manchas de tus pecados, tu hermosura será la admiración de los
ángeles y dentro de ti descansará Mi Corazón”.
15 DE MARZO DE 1923
Josefa anota las palabras de amor y perdón que
Jesús desea obsequiar a las almas que se enfrentan a la tentación pero
finalmente retornan a El, en especial los Sacerdotes y las Religiosas:
“¡Qué triste es para Mí, después de haber llamado
con tanto amor a las almas!; ellas, ingratas y ciegas, Me atan y Me llevan a la
muerte!
“Luego que Judas Me dio el beso traidor, salió del
huerto y, comprendiendo la magnitud de su delito, se desesperó.
“¡A, qué inmenso, qué profundo dolor sentí al ver
que había sido Mi apóstol, caminar a su perdición eterna!
“Mas… había llegado Mi hora… y dando libertad a los
soldados, Me entregué con la docilidad de un cordero.
15 DE MARZO DE 1923
Jesús revela la parte final del mensaje que con
tanto dolor le transmite a Josefa, quien cuidadosamente anota, palabra a
palabra:
“En seguida Me condujeron a casa de Caifás, donde
Me recibieron con burlas e insultos y donde uno de los criados me dio la
primera bofetada…
“¡Ah, Josefa…! ¡Entiende esto…! ¡La primera
bofetada…! ¿Me hizo sufrir más que los azotes de la flagelación…? No; pero en
esta primera bofetada vi el primer pecado mortal de tantas almas, que después
de vivir en gracia, cometerían ese primer pecado… y tras él…¡cuántos otros…!,
siendo causa con su ejemplo de que otras almas los cometieran también… y
teniendo tal vez la misma desgracia: ¡morir en pecado…!
“Mañana seguiremos… Pasa hoy el día reparando y
pidiendo que muchas almas conozcan a dónde las conduce el camino que llevan…”.
15 DE MARZO DE 1923
La Santísima Virgen María dice a Sor Josefa:
“Ofrécete a Jesús para curarle las heridas que Le
causan los pecados del mundo. Ya sabes cómo goza Su Corazón cuando las almas
religiosas se ofrecen a El para consolarle”.
16 DE MARZO DE 1923
Jesús retoma Sus Palabras del día de ayer, las
cuales Josefa las anota, una a una:
“Mis Apóstoles Me habían abandonado…! Pedro, movido
de curiosidad, pero lleno de temor, se quedó oculto entre la servidumbre. A Mi
alrededor sólo había acusadores que buscaban cómo acumular contra Mí delitos
que pudieran encender más la cólera de jueces tan inicuos. Los que tantas veces
habían alabado Mis milagros se convierten en acusadores. Me llaman perturbador,
profanador del sábado, falso profeta. La soldadesca, excitada por las
calumnias, profiere contra Mí gritos y amenazas. Aquí quiero hacer un
llamamiento de amor a Mis apóstoles y a Mis almas escogidas.
“¿Dónde estáis vosotros, Apóstoles y discípulos que
habéis sido testigos de Mi vida, de Mi doctrina, de Mis milagros…? ¡Ah!, de
todos aquellos de quienes esperaba alguna prueba de amor, no queda ninguno para
defenderme; Me encuentro solo y rodeado de soldados, que como lobos quieren
devorarme”.
16 DE MARZO DE 1923
Sor Josefa continúa escribiendo la narración del
Señor acerca de las primeras horas de Su Pasión:
“Mirad cómo Me maltratan; uno descarga sobre Mi
rostro una bofetada; otro, Me arroja su inmunda saliva; otro, Me retuerce el
rostro en son de burla.
“Mientras Mi Corazón se ofrece a sufrir todos esos
suplicios, Pedro, a quien había constituido jefe y cabeza de la Iglesia, y que
algunas horas antes había prometido seguirme hasta la muerte… a una sola
pregunta, que podría haberle servido para dar testimonio de Mí, ¡Me niega…! Y
como el temor se apodera más y más de él y la pregunta se reitera, jura que
jamás Me ha conocido ni ha sido Mi discípulos…”
16 DE MARZO DE 1923
Jesús continúa revelando a Josefa el dolor que
representa para El las ofensas y desprecio de las almas, especialmente las
escogidas por El:
“¡Ah, Pedro! ¡Juras que no conoces a tu Maestro! No
sólo juras, sino que interrogado por tercera vez, respondes con horribles
imprecaciones.
“Almas escogidas, no sabéis cuán doloroso es para
Mi Corazón, que se abraza y se consume de amor, verse abandonado de los suyos.
Cuando el mundo clama contra Mí, cuando son tantos los que Me desprecian, Me
maltratan y buscan medios de darme muerte, ¡qué tristeza, qué inmensa amargura
para Mi Corazón si, volviéndose entonces a los amigos, se encuentra solo y
abandonado de ellos!
“Os diré como a Pedro: ¡Alma a quien tanto amo! ¿No
te acuerdas ya de las pruebas de amor que te he dado? ¿Te olvidas de los lazos
que te unen a Mí? ¿Olvidas cuántas veces Me has prometido ser fiel y
defenderme?… Si eres débil, si temes que te arrastre el respeto humano, ven y
pídeme fuerza para vencer. No confíes en ti misma, porque entonces estarás
perdida. Pero si recurres a Mí con humildad y firme confianza, no tengas miedo:
Yo te sostendré”.
16 DE MARZO DE 1923
Josefa continúa anotando las Palabras de Jesús
acerca del desprecio que El recibe de tantas almas. El Señor se refiere ahora a
las que viven en el mundo de todos los días:
“Y vosotras, almas que vivís en el mundo, rodeadas
de tantos peligros, huid de las ocasiones (de pecado). Pedro no hubiera caído
si hubiera resistido con valor sin dejarse llevar de vana curiosidad”.
(día del Sagrado Corazón)
Querido amigo que amas a Jesús:
Comparto contigo el hermosísimo mensaje que el
Señor diera a Sor Josefa el día de Su Sagrado Corazón.
También te invito a mostrarle tu profundo amor
ofreciéndole tu Eucaristía, consagrándote a Su Sagrado Corazón y al Corazón
Inmaculado de María.
Que la Presencia de Jesús, que es Misericordia,
Perdón y Bondad, esté contigo y tu familia hoy y por siempre.
16 DE MARZO DE 1923
Josefa anota las Palabras de Jesús acerca del
desprecio que El recibe de tantas almas, refiriéndose ahora a aquellas que
trabajan en Su viña:
“En cuanto a las que trabajáis en Mi viña… si os
sentís movidas por curiosidad o por alguna satisfacción humana, también os diré
que huyáis; pero si trabajáis puramente por obediencia o impulsadas del celo de
las almas y de Mi gloria, no temáis… Yo os defenderé y saldréis victoriosas…”
16 DE MARZO DE 1923
Jesús continúa compartiendo con Josefa Su mensaje,
revelando misterios acerca de la forma que El llama a las almas:
“Cuando los soldados Me conducían a la prisión, al
pasar por uno de los patios vi a Pedro, que estaba entre la turba… Le miré… El
también Me miró… Y lloró amargamente su pecado.
“¡Cuántas veces miró así al alma que ha pecado…!
Pero, ¿Me mira ella también? ¡Ah…! Que no siempre se encuentran estas dos
miradas… ¡Cuántas veces miro al alma y ella no Me mira a Mí…! No Me ve… Está
ciega. La toco con suavidad y no Me oye. La llamo por su nombre y no Me
responde… Le envío una tribulación para que salga de su sueño, pero no quiere
despertar…”
16 DE MARZO DE 1923
Josefa escribe las impresionantes palabras del
Señor, Su llamado de amor a las almas:
“¡Almas queridas!, si no miráis al cielo, viviréis
como los seres privados de razón… Levantad la cabeza y ved la patria que os
espera… Buscad a vuestro Dios y siempre Le encontraréis con los ojos fijos en
vosotras, y en Su mirada hallaréis la paz y la vida”.
16 DE MARZO DE 1923
La Santísima Virgen se presenta ante Josefa, que le
ha pedido que le enseñe alguna oración que fuese de mucho agrado al Corazón de
Jesús. María le dice:
“Lo que más agrada a mi Hijo es el amor y la
humildad. Escribe, hija, esta oración:
`¡Oh, dulcísimo y amadísimo Jesús mío! Si no
fueseis mi Salvador no me atrevería a venir a Vos. Pero bien sé que sois mi
Jesús, mi Salvador, y tenéis un Corazón que me ama con el amor más tierno y más
ardiente cual ningún otro corazón es capaz de amarme´.
`¡Ah, dulce Jesús mío! Yo deseo corresponder a ese
amor que me tenéis y quisiera tener para con Vos, que sois mi único amor, todo
el ardor de los serafines, toda la pureza de los ángeles y de las vírgenes y
toda la santidad de los santos que os poseen y glorifican en el Cielo. Si
tuviera todo esto, aún no sería bastante para alabar vuestra bondad y vuestra
misericordia´”.
16 DE MARZO DE 1923
Josefa continúa escribiendo la oración que le
enseña la Santísima Virgen María, una oración de mucho agrado al Corazón de
Jesús:
“…Mas, como no lo tengo, os presento mi pobre
corazón, tal como es, con todas sus enfermedades, con todas sus miserias y con
todos sus buenos deseos. Vos lo purificaréis con la Sangre de Vuestro Corazón,
lo transformaréis y lo abrasaréis en amor puro y ardiente, y así resultará que
una pobre criatura como yo, incapaz de todo lo bueno y capaz de todo lo malo,
Os amará y Os glorificará tanto como los más encendidos serafines.
`En fin, dulcísimo Jesús mío, yo Os pido que
comuniquéis a mi alma la santidad de Vuestro mismo Corazón, o sea, que la
abisméis en Vuestro Corazón Divino, y que en El Os ame, Os sirva, Os glorifique
y se pierda durante toda la eternidad.
`Os pido esta misma gracia para todas las personas
que quiero, y deseo que ellas Os den la gloria y el honor que yo os he quitado
cuando Os he ofendido”.
16 DE MARZO DE 1923
Josefa da las gracias a la Santísima Virgen María,
quien le enseña otra oración, más corta, que también es del agrado del Corazón
de Jesús:
“¡Oh Esposo mío, que también Sois mi Dios, haced
que mi corazón sea una brasa de puro amor por Vos!”
16 DE MARZO DE 1923
Josefa pregunta ahora a la Santísima Virgen María
acerca de cómo purificar cada día las acciones y así disminuir nuestro
Purgatorio lo más posible. María le responde:
“Cada noche antes de entregaros al descanso diréis
con gran confianza al mismo tiempo con gran respeto estas palabras:
`Oh, Jesús, Vos conocíais mi miseria antes de fijar
en mí Vuestros ojos, y ella, lejos de hacéroslos apartar, ha hecho que me
amaseis con tanta ternura y delicadeza. Os pido perdón de lo mal que he
correspondido hoy a Vuestro amor, y Os suplico me perdonéis y purifiquéis mis
acciones en Vuestra Sangre Divina´.
`Me pesa haberos ofendido porque sois infinitamente
santo. Me arrepiento con toda mi alma y prometo hacer cuanto me sea posible
para no caer más en las mismas faltas”.
María agrega:
“Después, hija mía, os entregaréis al descanso con
toda tranquilidad”.
16 DE MARZO DE 1923
Luego de las hermosas oraciones que la Santísima
Virgen María ha enseñado a Josefa, nos adelantamos varios meses más tarde, al
día que Jesús enseña a Josefa una oración para María:
“¿Deseas una oración que agrade mucho a Mi Madre?…
Escríbela”.
`¡Oh, Madre tierna y que me amas! ¡Virgen Purísima!
¡Madre de mi Redentor! Vengo a saludaros con el más filial amor del que es
capaz el corazón de una hija´.
`Sí, Madre mía, soy hija vuestra, y como mi
impotencia es grande, muy grande, me apropiaré los ardores del Corazón de
vuestro Hijo Jesús y con El os saludaré como a la más pura de las criaturas,
formada según los deseos del Dios tres veces Santo´.
16 DE MARZO DE 1923
Jesús comparte con Josefa los pensamientos y
sentimientos que El desea que tengamos por Su Madre, la Santísima Virgen María:
“`Concebida sin mancha de pecado original, exenta e
toda corrupción, siempre fiel a todos los movimientos de la gracia, vuestra
alma atesoró esos méritos que os han levantado sobre todas las criaturas´.
`Escogida para Madre de Jesucristo, Le habéis
guardado como en un santuario purísimo, y el que venía a dar vida a las almas,
la ha tomado de vos, y ha recibido de vos Su sustento´.
`¡Oh, Virgen incomparable! ¡Virgen Inmaculada!
¡Delicias de la Trinidad Beatísima! ¡Admirada de los ángeles y de los santos!
Sois la alegría de los cielos! Estrella de la mañana, rosal florido de la
primavera, azucena blanquísima, lirio esbelto y gracioso, violeta perfumada,
jardín cerrado y cultivado para delicia del Rey de los Cielos´.
16 DE MARZO DE 1923
Jesús sigue adelante con los hermosos sentimientos
que desea que tengamos para con Su Madre, María, para expresárselos a ella en
nuestra oración:
“`Sois mi Madre, ¡Virgen Prudentísima, arca
preciosa donde se cierran todas las virtudes! Sois mi Madre, ¡refugio de los
pecadores! Os saludo y me regocijo al ver que el Todopoderoso os ha otorgado
tales dones y os ha enriquecido con tantas prerrogativas´.
`Bendita y alabada seáis, ¡Madre de mi Redentor!
¡Madre de los pobres pecadores! Tened piedad de nosotros y protegednos con
vuestra maternal solicitud´.
`Yo os saludo en nombre de todos los hombres, de
todos los santos y de todos los ángeles´.
16 DE MARZO DE 1923
Josefa continúa escribiendo las Palabras afectuosas
que Jesús nos enseña que debemos tener respecto a Su Madre, la Santísima Virgen
María, Palabras tan diferentes y sentimientos tan alejados de nuestra forma
acostumbrada de rezarle a nuestra Madre:
`Deseo amaros con el amor y los ardores de los más
encendidos serafines, y aun esto es muy poco para saciar mis deseos. Deseo
tributaros eternamente un homenaje filial y puro.
`¡Virgen incomparable! Bendecidme, ya que soy
vuestra hija.
`Bendecid a todos los hombres, protegedlos y rogad
por ellos al que es Todopoderoso y nada os puede negar.
`Adios, ¡tierna y querida Madre! Os saludo día y
noche, en el tiempo y en la eternidad´”.
Josefa comenta: “nunca había visto a Jesús con el
Corazón tan encendido y con tanto entusiasmo en el tono de Su Voz”. Y termina
con las Palabras del Señor:
“Ahora, Josefa, alaba a la Madre con las palabras
del Hijo y al Hijo con las palabras de la Madre”.
17 DE MARZO DE 1923
Josefa escribe: “Hoy hace 22 años que Jesús me hizo
oír Su voz por primera vez, mientras me preparaba a la Primera Comunión. Cuando
yo se lo estaba recordando, después de Comulgar, de repente vino el Señor ¡tan
hermoso! Parecía Su túnica de oro y Su Corazón estaba tan encendido que no se
puede explicar”:
“Josefa, aquel día te dije: `Quiero que seas toda
Mía. Ahora, te puedo decir: Ya eres toda Mía. Entonces te preparaba para
traerte a Mi Corazón. Ahora ya estás guardada en El. Ven, entra… y descansa,
puesto que es tu morada´”.
Jesús abre Su Corazón y Josefa anota: “Estaba como
en el Cielo ¡Yo no creía que vivía!”
17 DE MARZO DE 1923
Jesús viene horas más tarde a Josefa para compartir
con ella algo de Su sufrimiento la noche previa a Su crucifixión:
“Contémplame en la prisión donde pasé gran parte de
la noche. Los soldados venían a insultarme de palabra y de obra burlándose,
empujándome, golpeándome… Al fin, hartos de Mí, Me dejaron solo, atado, en una
habitación oscura y húmeda, sin más asiento que una piedra, donde Mi Cuerpo
dolorido se quedó al poco rato, aterido de frío”.
17 DE MARZO DE 1923
Jesús entrega a Josefa una extraordinaria analogía
entre Su prisión y el Sagrario y el corazón de quienes recibimos al Señor.
Josefa anota, una a una, las Palabras reveladoras del Señor:
“Vamos ahora a comparar la prisión con el Sagrario
y, sobre todo, con los corazones de los que Me reciben.
“En la prisión pasé una noche no entera… pero en el
Sagrario, ¡cuántas noches y días paso…!”
17 DE MARZO DE 1923
Jesús continúa dictando a Josefa la analogía entre
Su prisión y el Sagrario:
“En la prisión Me ultrajaron y maltrataron los
soldados que eran Mis enemigos… ¡Pero en el Sagrario Me maltratan y Me insultan
almas que llaman Padre… y que no se portan como hijos…!”
17 DE MARZO DE 1923
Josefa anota la tristeza de las palabras de Jesús
con las cuales El compara Su prisión y el Sagrario:
“En la prisión pasé frío y sueño, hambre y sed,
vergüenza, dolores, soledad y desamparo… y desde allí veía, en el transcurso de
los siglos, tantos sagrarios en lo que Me faltaría el abrigo del amor… ¡Cuántos
corazones helados serían parte de Mi Cuerpo, frío y herido, como la piedra de
la prisión…! ¡Cuántas veces tendría sed de amor, sed de almas…!”
17 DE MARZO DE 1923
Jesús comparte más del impacto profundo que en El
tiene nuestro olvido que El está en el Sagrario y nuestro desgano de ir a
recibirle en nuestro corazón:
“¡Cuántos días espero que tal alma venga a
visitarme en el Sagrario y a recibirme en Su corazón! ¡Cuántas noches Me paso
solo y pensando en ella! Pero se deja absorber por sus ocupaciones o dominar
por la pereza, o por el temor de perjudicar su salud, y no viene”.
17 DE MARZO DE 1923
Josefa escribe las Palabras que Jesús Le revela
desde el fondo de Su Corazón acerca de Su tristeza por el abandono en que Le
tenemos:
“¡Alma querida…! Yo esperaba que apagarías Mi sed y
que consolarías Mi tristeza, ¡y no has venido!
“¡Qué de veces siento hambre de almas… de su
fidelidad generosa…! ¿Sabrán calmarla con aquella ocasión de vencerse… con esta
ligera mortificación…? ¿Sabrán con su ternura y compasión aliviar Mi tristeza?
¿Sabrán, cuando llegue la hora del dolor… cuando hayan de pasar por una humillación…
una contrariedad… una pena de familia o un momento de soledad o desolación…
decirme desde el fondo del alma: `Os lo ofrezco para aliviar Vuestra tristeza,
para acompañaros en Vuestra soledad´?”
17 DE MARZO DE 1923
Jesús continúa compartiendo con Josefa acerca de Su
tristeza por el abandono en que Le tenemos:
“¡Ah! Si de este modo supieran unirse a Mí, ¡con
cuánta paz pasarían por aquella tribulación! Su alma saldría de ella
fortalecida y habría aliviado Mi Corazón.
“En la prisión sentí vergüenza al oír las horribles
palabras que se proferían contra Mí… y esta vergüenza creció al ver que más
tarde esas mismas palabras serían repetidas por almas muy amadas”.
17 DE MARZO DE 1923
Josefa continúa escribiendo la narración
impresionante del Señor:
“Cuando aquellas manos sucias y repugnantes
descargaban sobre Mí golpes y bofetadas, vi cómo sería muchas veces golpeado y
abofeteado por tantas almas que sin purificarse de sus pecados, Me recibirían
en sus corazones, y con sus pecados habituales descargarían sobre Mí repetidos
golpes”.
17 DE MARZO DE 1923
Jesús continúa explicando a Josefa Sus sentimientos
profundos:
“Cuando en la prisión Me empujaban, y Yo, atado y
falto de fuerzas, caía en tierra, vi cómo tantas almas por no renunciar a una
vana satisfacción Me despreciarían, y atándome con las cadenas de su
ingratitud, Me arrojarían de su corazón y Me dejarían caer en tierra, renovando
Mi vergüenza y prolongando Mi soledad.
“¡Almas escogidas!, mirad a vuestro Esposo en la
prisión; contempladle en esta noche de tanto dolor… Y considerad que este dolor
se prolonga en la soledad de tantos Sagrarios, en la frialdad de tantos
corazones…”
17 DE MARZO DE 1923
Josefa anota las reveladoras palabras de Jesús
acerca de lo que El desea de nosotros:
“Si queréis darme una prueba de vuestro amor,
abridme vuestro pecho para que haga en él Mi prisión. Atadme con las cadenas de
vuestro amor… Cubridme con vuestras delicadezas… Alimentadme con vuestra
generosidad… Apagad Mi sed con vuestro celo… Consolad Mi tristeza y desamparo con
vuestra fiel compañía”.
17 DE MARZO DE 1923
Josefa anota las reveladoras palabras de Jesús
acerca de lo que El desea de nosotros:
“Haced desaparecer Mi dolorosa vergüenza con
vuestra pureza y rectitud de intención. Si queréis que descanse en vosotras,
preparadme un lugar de reposo con actos de mortificación. Sujetad vuestra
imaginación, evitad el tumulto de las pasiones, y en el silencio de vuestra
alma, de vez en cuando oiréis Mi voz que os dice suavemente: `esposa Mía que
ahora eres Mi descanso, Yo seré l tuyo en la eternidad; a ti que con tanto
desvelo y amor Me procuras la prisión de tu corazón, Yo te prometo que Mi
recompensa no tendrá límites y no te pesarán los sacrificios que hayas hecho
por Mí durante tu vida.
“Nos quedaremos aquí, Josefa. Déjame pasar el día
en la prisión de tu alma. Haz gran silencio en ella para que puedas oír Mis
Palabras y os deseos que te quiero confiar”.
20 DE MARZO DE 1923
Josefa se encuentra en el jardín, tendiendo la ropa
y se encuentra de pronto con el Señor, que la mira, compasivo. Le indica que
suba a su celda para continuar escribiendo Su mensaje. Ya allí, Jesús le
comparte:
“Después de haber pasado gran parte de la noche en
la prisión, oscura, húmeda sucia… después de haber sido objeto de los más viles
escarnios y malos tratos por parte de los soldados… de insultos y de burlas de
la muchedumbre curiosa… cuando Mi cuerpo se encontraba extenuado a fuerza de
tormentos… escucha, Josefa, los deseos que entonces sentía Mi Corazón: lo que
Me consumía de amor y despertaba en Mí una nueva sed de padecimientos, era el
pensamiento de tantas y tantas almas a quienes este ejemplo habría de inspirar
el deseo de seguir Mis huellas.
“Las veía, fieles imitadoras de Mi Corazón,
aprendiendo de Mi mansedumbre, paciencia, serenidad, no sólo para aceptar los
sufrimientos y desprecios, sino aun para amar a los que las persiguen y, si
fuera preciso, sacrificarse por ellos, como Yo Me sacrifiqué para salvar a los
mismos que así Me maltrataban”.
20 DE MARZO DE 1923
Josefa continúa escribiendo las Palabras de Jesús,
Quien en esta ocasión le comparte lo que desea de las almas como respuesta a Su
amor y Su sacrificio:
“Las veía, motivadas por la gracias, corresponder
al llamamiento divino, abrazar el estado perfecto, aprisionarse en la soledad,
atarse a las cadenas de amor, renunciar a cuanto amaban según la naturaleza,
luchar con valor contra la rebeldía de sus pasiones, aceptar los desprecios,
quizá los insultos… hasta ver por los suelos su fama y reputado por locura su
modo de vivir… ¡y entretanto, conservar el corazón en paz, y unido íntimamente
a su Dios y Señor!”
20 DE MARZO DE 1923
Josefa prosigue en su tarea de anotar las Palabras
del Señor, esta vez dirigidas a las almas religiosas y el sufrimiento que
muchas veces deben sobrellevar:
“Así, en medio de tantos ultrajes y tormentos, el
amor Me encendía más y más deseos de cumplir la Voluntad de Mi Padre, y Mi
Corazón, más fuertemente unido a El en estas horas de soledad y dolor, se
ofrecía a reparar Su gloria ultrajada. Así vosotras, almas religiosas, que os
halláis en prisión voluntaria por amor, que más de una vez pasáis a los ojos de
las criaturas por inútiles y quizá por perjudiciales: ¡NO TEMÁIS!, dejad que
griten contra vosotras, y en estas horas de soledad y de dolor, que vuestro
corazón se una íntimamente a Dios, único objeto de vuestro amor. ¡Reparad Su
gloria ultrajada por tantos pecados!”
20 DE MARZO DE 1923
Josefa continúa escribiendo las sobrecogedoras
Palabras que Jesús comparte con ella:
“Al amanecer del día siguiente, Caifás ordenó que
Me condujeran a Pilatos para que pronunciara la sentencia de muerte.
“Este Me interrogó con gran sagacidad, deseoso de
hallar causa de condenación; pero al mismo tiempo su conciencia le remordía y
sentía gran temor ante la injusticia que contra Mí iba a cometer; al fin
encontró un medio para desentenderse de Mí y mandó Me condujeran a Herodes.
“En Pilatos están fielmente representadas las almas
que, sintiendo la lucha entre la gracia y sus pasiones, se dejan dominar por el
respeto humano y por un excesivo amor propio. Cuando se les presenta una
tentación o se ven en peligro de pecar, dejándose cegar, procuran convencerse
de que en aquello no hay ningún mal, ni corren peligro alguno, que tienen
bastante talento para juzgar por sí mismas y no necesitan pedir consejo. Temen
ponerse en ridículo a los ojos del mundo… Les falta energía para resistir y,
cerrándose al impulso de la gracia, de esta ocasión caen en otra, hasta llegar,
cediendo como Pilatos, a entregarme en manos de Herodes.
20 DE MARZO DE 1923
Josefa escribe una a una las Palabras que el Señor
le comparte acerca de las tentaciones:
“Si se trata de un alma escogida, tal vez la
ocasión no será de pecado grave. Pero para resistir a ella, hay que pasar por
una humillación, soportar alguna molestia… Si en vez de seguir el movimiento de
la gracia, y de descubrir lentamente su tentación, esta alma se sugestiona a sí
misma convenciéndose de que no hay motivo para aparatarse de aquella ocasión o
renunciar a aquel gusto, bien pronto caerá en mayor peligro. Como Pilatos
acabará por cegarse, perderá la fortaleza para obrar con rectitud y, poco a
poco, Me entregará.
“Ahora, quédate en paz y abísmate en el sentimiento
de tu nada. Ya ves qué poco basta para hacerte caer… pero no temas: Mi amor y
Mi misericordia sobrepujan en mucho tu miseria, y por grande que sea tu
debilidad, nunca será mayor que Mi fortaleza”.
20 DE MARZO DE 1923
Jesús dice a Josefa:
“No temas. Adonde voy Yo, la Cruz Me acompaña.
Recíbela con todo respeto y amor por la salvación de tantas almas que se hallan
en peligro”.
Luego, Jesús enseña a Josefa una extraordinaria
oración para que la dirijamos al Padre Celestial por las almas que necesitan
conversión:
“Ofrece al Eterno Padre los tormentos de Mi Pasión
por la conversión de las almas. Dile Conmigo:
`¡Oh, Padre mío! ¡Oh Padre Celestial! Mirad las
llagas de Vuestro Hijo y dígnanos recibirlas para que las almas se abran a los
toques de la gracia. Que los clavos que taladraron Sus manos y Sus pies
traspasen los corazones endurecidos… que Su Sangre los ablande y los mueva a
hacer penitencia. Que el peso de la Cruz sobre los hombros de Vuestro Divino
Hijo mueva a las almas a descargar el peso de sus delitos en el tribunal de la
penitencia´”.
20 DE MARZO DE 1923
Jesús continúa dictando a Josefa la oración que
debemos dirigir al Padre Celestial por las almas que necesitan conversión:
`Os ofrezco ¡oh Padre Celestial! La corona de
espinas de vuestro amado Hijo. Por este dolor os pido que las almas se dejen
traspasar por una sincera contrición.
`Os ofrezco el desamparo que vuestro Hijo padeció
en la Cruz… Su ardiente sed y todos los demás tormentos de Su agonía, a fin de
que los pecadores encuentren paz y consuelo en el dolor de sus culpas’.
20 DE MARZO DE 1923
Josefa anota el final de la oración que Jesús le
enseña, la cual debemos dirigir al Padre Celestial por las almas que necesitan
conversión:
`En fin, ¡Oh, Dios compasivo y lleno de
misericordia!: por aquella perseverancia con que Jesús, Vuestro Hijo, rogó por
los mismos que Lo crucificaban, os ruego, y os suplico, concedáis a las almas
un ardiente amor a Ti y al prójimo y la perseverancia en el bien.
`Y así como los tormentos de Vuestro Hijo
terminaron con la eterna bienaventuranza, así los sufrimientos de los
arrepentidos y penitentes sean también coronados eternamente con el premio de
vuestra gloria´”.
Terminada esta enseñanza, Jesús dice a Josefa:
“Ahora te dejo Mi Cruz… queda unida a Mis
sufrimientos. Presenta sin cesar a Mi Padre las llagas de Su Hijo”.
21 DE MARZO DE 1923
Miércoles de Pasión. Al acudir Jesús por la mañana,
prosigue Su día anterior:
“Escribe, Josefa: a todas las preguntas que Pilatos
Me hizo, nada respondí; mas cuando Me dijo: `¿eres Tú el Rey de los Judíos?´
Entonces con gravedad y entereza le dije: `tú lo has dicho´: Yo soy Rey, pero
Mi Reino no es de este mundo´.
“Con estas palabras, quise enseñar a muchas almas
cómo, cuando se presenta la ocasión de soportar un sufrimiento o una
humillación que podrían fácilmente evitar, deben contestar con generosidad”.
Jesús explica a Josefa cómo debe aplicar para sí
estas palabras (“Mi Reino no es de este mundo”), diciéndose ella a sí misma:
“No busco las alabanzas de los hombres; mi patria
no es ésta; ya descansaré en la que lo es verdaderamente; ahora, ánimo para
cumplir mi deber sin tener en cuenta la opinión del mundo… Si por ello me
sobreviene una humillación o un sufrimiento, no importa; no retrocederé,
escucharé la voz de la gracia, ahogando los gritos de la naturaleza. Y si no
soy capaz de vencer sola, pediré fuerzas y consejo, pues en muchas ocasiones
las pasiones y el excesivo amor propio ciegan el alma y la impulsan a obrar el
mal”.
21 DE MARZO DE 1923
Continúa el Miércoles de Pasión. Jesús ha acudido a
Josefa para proseguir Su mensaje:
“Entonces Pilatos, dominado por el respeto humano y
temiendo, por otra parte, hacerse responsable de Mi causa, mandó que Me
llevaran a la presencia de Herodes. Era éste un hombre corrompido, que no
buscaba más que el placer, dejándose arrastrar de sus pasiones desordenadas. Se
alegró de verme comparecer ante su tribunal, pues esperaba divertirse con Mis
discursos y milagros.
“Considerad, almas queridas, la repulsión que
experimenté al verme ante aquel hombre vicioso cuyas preguntas, gestos y
movimientos Me cubrían de confusión.
“¡Almas puras y virginales! ¡Venid a rodear y
defender a vuestro Esposo…! Escuchad las calumnias… los falsos testimonios y
los escarnios de aquella turba vil, ávida solamente de escándalos”.
21 DE MARZO DE 1923
El Miércoles de Pasión Josefa continúa anotando el
mensaje de Jesús:
“Herodes esperaba que Yo contestaría a sus
preguntas sarcásticas, pero no quise despegar los labios; guardé en su
presencia el más profundo silencio.
“No contestar era la mayor prueba que podía darle
de Mi dignidad. Sus palabras obscenas no merecían con las Mías purísimas.
“Entretanto, Mi Corazón estaba íntimamente unido a
Mi Padre Celestial. Me consumía en deseos de dar por las almas hasta la última
gota de Mi Sangre. El pensamiento de todas las que, más tarde, habían de
seguirme, conquistadas por Mis ejemplos, Me encendía en amor, y no sólo gozaba
en aquel terrible interrogatorio, sino que deseaba soportar el suplicio de la
Cruz”.
21 DE MARZO DE 1923
Continúa el Miércoles de Pasión, en el que Jesús
comparte con Josefa Su mensaje:
“Así, después de sufrir en silencio las afrentas
más ignominiosas, dejé que Me trataran de loco y Me cubrieran con una vestidura
blanca en señal de burla; después, en medio de gritos furiosos, Me llevaron de
nuevo a la presencia de Pilatos.
“Mira cómo este hombre, confundido y enredado en
sus propios lazos, no sabe qué hacer de Mí, y para apaciguar el furor del
populacho, manda que Me hagan azotar.
“Así son las almas cobardes que, faltas de
generosidad para romper enérgicamente con las vigencias del mundo o de sus
propias pasiones, en vez de cortar de raíz aquello que la conciencia les
reprende, ceden a un capricho, se conceden una ligera satisfacción, capitulan
en parte con lo que la pasión exige”.
21 DE MARZO DE 1923
Jesús continúa Su mensaje alas almas:
“Se venden en tal punto pero no en tal otro en que
el esfuerzo tiene que ser mayor. Se mortifican en una ocasión pero no en otras,
cuando para seguir la inspiración de la gracia o la observancia de la Regla
(Religiosa), han de privarse de ciertos gustillos que halagan la naturaleza y
alimentan la sensualidad.
“Y para callar los remordimientos, se dicen a sí
mismas: `ya me he privado de esto…’ sin ver que sólo es la mitad de lo que la
gracias les pide”.
21 DE MARZO DE 1923
Josefa continúa escribiendo el mensaje de Jesús a
las almas, esta vez el Señor se refiere a las ocasiones que debiésemos callar
algo pero la lucha interior nos vence:
“…Si algún alma impulsada, no por la caridad y el
deseo del bien al prójimo, sino por un secreto movimiento de envidia, procura
divulgar una falta ajena, la gracia y la conciencia levantan la voz y le dicen
que aquello es una injusticia, y que no procede de bueno sino de mal espíritu.
Quizá tenga un instante de lucha interior pero, cobarde al fin, su pasión
inmortificada la ciega y procura inventar un arreglo que, a la vez, acalle su
conciencia y satisfaga su mala inclinación: esto es, acallar en parte lo que
debía callar del todo; y se excusa diciendo: `tiene que saberlo… sólo diré una
palabra…´”
21 DE MARZO DE 1923
Josefa anota las reveladoras palabras de Jesús acerca
del efecto que las tentaciones producen cuando no han sido vencidas:
“Alma querida, como Pilatos, Me haces flagelar. Ya
has dado un paso… Mañana darás otro… ¿Crees satisfacer así tu pasión? No;
pronto te pediré más, y como no has tenido valor para luchar con tu propia
naturaleza en esta pequeñez, mucho menos la tendrás después, cuando la
tentación sea mayor”.
21 DE MARZO DE 1923
Jesús narra a Josefa algunos detalles reveladores
de Su flagelación:
“Miradme, almas tan amadas de Mi Corazón, dejándome
conducir con la mansedumbre de un cordero al terrible y afrentoso suplicio de
la flagelación. Sobre Mi Cuerpo ya cubierto de golpes y agobiado del cansancio,
los verdugos descargan cruelmente con cuerdas embreadas y con varas, terribles
azotes. Y es tanta la violencia con que Me hieren, que no quedó en Mí un solo
hueso que no fuese quebrantado por el más terrible dolor… La fuerza de los
golpes Me produjo innumerables heridas… Las varas arrancaban pedazos de Piel y
Carne divina… La Sangre brotaba de todos los miembros de Mi Cuerpo, que estaba
en tal estado, que más parecía monstruo que hombre”.
21 DE MARZO DE 1923
Jesús comparte a Josefa estas hermosísimas
Palabras, en las que se refiere a Su flagelación:
“¡Ah! ¿Cómo podéis contemplarme en este mar de
dolor y de amargura sin que vuestro corazón se mueva a compasión?
“Pero no son los verdugos los que Me han de
consolar, sino vosotras; almas escogidas, aliviad Mi dolor… contemplad Mis
heridas, y ved si hay quien haya sufrido tanto para probaros su amor”.
21 DE MARZO DE 1923
Jesús se dirige a Josefa, exclamando:
“Contémplame en este estado de ignominia, Josefa”.
Josefa levanta los ojos y ve a Jesucristo, en pie,
delante de ella, en el estado tristísimo en que Le ha dejado la flagelación.
Largo rato permanece en esta dolorosa contemplación, como si el Divino Maestro
quisiera grabar para siempre en su alma la imagen de sus padecimientos.
“Dime, ¿no te darán Mis llagas fuerza para
convencerte? ¿No serás generosa para sacrificarte y entregarte completamente a
Mi voluntad…?
“Mírame, Josefa, y déjate guiar por el impulso de
la gracia y el deseo de consolarme. No temas. Jamás llegarán tus sufrimientos a
igualar a los Míos. Y para todo cuanto Yo te pida, estarás asistida por Mi
gracia. Adiós. Consérvame así delante de tus ojos”.
Josefa escribe: “Sentí tan gran compasión al verle,
que creo que desde ahora tendré valor para todo lo que haya de sufrir hasta el
fin de mi vida”.
21 DE MARZO DE 1923
Josefa escribe, impresionada por la revelación que
Jesús le ha mostrado, y que mueve a cuantos lo leen a corresponder al Señor a
Su amor y sacrificio:
“Jamás he visto un dolor que se asemeje, ni
siquiera de lejos, al dolor de Nuestro Señor. Lo que más me ha impresionado son
Sus ojos. Esos ojos hermosísimos, que cuando miran penetran hasta el fondo del
alma… ¡Y dicen tantas cosas…! Hoy estaban cerrados… muy hinchados y llenos de
sangre, que le caía por la cara, los ojos y la boca. Estaba de pie, pero
encogido y atado, no sé a qué, pues yo no veía sino a Jesús. Atadas también las
manos, una con otra, y ensangrentadas. El cuerpo todo cubierto de heridas y de
manchas negras y las venas de los brazos muy hinchadas y de color oscuro. Por
varias partes, jirones de carne, como desprendidos, en particular en el hombro
izquierdo. Sus vestiduras estaban en el suelo, llenas de sangre y una cuerda
muy apretada sujetaba en la cintura un trozo de tela, tan ensangrentado que no
se distinguía su propio color”.
22 DE MARZO DE 1923
Josefa escribe:
“Un rumor suave me despertó y vi a la Virgen junto
a mí. Llevaba la Cruz apoyada en su brazo derecho”.
“Hija mía: vengo a traerte la Cruz de Jesús, hay
que consolarle, porque muchas almas le ofenden, pero una, sobre todo, llena de
amargura Su Corazón… Guarda tan precioso tesoro y ruega por las almas”.
23 DE MARZO DE 1923
Jesús dice a Josefa:
“Deja que tu alma se penetre de las palabras que te
va a confiar Mi Corazón… Cuando los brazos de aquellos hombres crueles quedaron
rendidos a fuerza de descargar golpes sobre Mi cuerpo, colocaron sobre Mi
Cabeza una corona tejida con ramas de espinas y, desafiando por delante de Mí
Me decían: `¿con que eres Rey? ¡Te saludamos…!’
“Unos Me escupían… otros Me insultaban… otros
descargaban nuevos golpes sobre Mi Cabeza, cada uno añadía un nuevo dolor a Mi
Cuerpo maltratado y deshecho”.
23 DE MARZO DE 1923
Jesús continúa narrando a Josefa Su aflicción
durante Su terrible Pasión:
“Miradme, almas queridas, condenado por inicuos
tribunales… entregado a la multitud que Me insulta y profana Mi Cuerpo… como si
no fuera bastante el cruel suplicio de la flagelación para reducirme al más
humillante estado, Me coronan de espinas, Me revisten de manto de grana, Me
saludan como a un rey de irrisión y Me tienen por loco.
“Yo, que soy el Hijo de Dios, el sostén del
universo, he querido pasar a los ojos de los hombres por el último y el más
despreciable de todos. No rehuyo la humillación, antes Me abrazo con ella, para
expiar los pecados de soberbia y atraer a las almas a imitar Mi ejemplo”.
23 DE MARZO DE 1923
Josefa escribe una a una las conmovedoras Palabras
de Jesús que debiesen llevarnos a incrementar nuestro agradecimiento y amor a
la bondad de Dios:
“Permití que Me coronasen de espinas y que Mi
cabeza sufriera igualmente para expiar la soberbia de muchas almas que rehúsan
aceptar aquello que las rebaja a los ojos de las criaturas.
“Consentí que pusieran sobre Mis hombros un manto
de escarnio y que Me llamasen loco, para que las almas no desdeñen en seguirme
por un camino que a los mundanos parece bajo y vil y quizá a ellas mismas,
indigno de su condición”.
23 DE MARZO DE 1923
Jesús continúa dictando a Josefa Sus Palabras de
guía para las almas:
“No, almas queridas, no hay camino, estado ni
condición humillante cuando se trata de cumplir la Voluntad Divina. Las que os
sentís llamadas a este estado, no queráis resistir, buscando con vanos y
soberbios pensamientos el modo de seguir la Voluntad Divina haciendo la
vuestra.
“Ni creáis que hallaréis la verdadera paz y alegría
en una condición más o menos brillante a los ojos de las criaturas… No; sólo
las encontraréis en el exacto cumplimiento de la Voluntad Divina y en la entera
sumisión para aceptar todo lo que ella os pida”.
23 DE MARZO DE 1923
Jesús dedica palabras especiales para las muchachas
jóvenes que piensan en el matrimonio, las cuales Josefa transcribe a
continuación:
“Hay en el mundo muchas jóvenes que cuando llega el
momento de decidirse para contraer matrimonio, se sienten atraídas hacia aquel
en quien descubren cualidades de honradez, vida cristiana y piadosa, fiel
cumplimiento del deber, así en el trabajo como en el seno de la familia, todo,
en fin, lo que puede llenar las aspiraciones de su corazón. Pero en aquella
cabeza germinan pensamientos de soberbia… y empieza a discutir así: tal vez
éste satisfacerla los anhelos de mi corazón, pero en cambio, no podré figurar
ni lucir en el mundo. Entonces se ingenian para buscar a otro, en el cual
pasarán por más nobles, más ricas, llamarán la atención y se granjearán la
estima y los halagos de las criaturas.
“¡Ah! ¡Cuán neciamente se ciegan estas pobres almas!
Oyeme, hija Mía, no encontrarás la verdadera felicidad en este mundo y… quizá
no la encuentres tampoco en el otro. ¡Mira que te pones en gran peligro!”
23 DE MARZO DE 1923
Jesús continúa Su mensaje a las almas a través de
Josefa, que escribe cada Palabra que el Señor le comparte:
“¿Y qué diré a tantas almas a quienes llamo a la
vida perfecta, a una vida de amor, y que se hacen sordas a Mi voz?
“¡Cuántas ilusiones, cuánto engaño hay en las almas
que aseguran que están dispuestas a hacer Mi Voluntad, a seguirme, a unirse y
consagrarse a Mí, y sin embargo, clavan en Mi Cabeza la corona de espinas!”
23 DE MARZO DE 1923
Josefa transcribe palabra a palabra lo que Jesús le
dicta acerca de lo que espera de las almas:
“Hay almas a quienes quiero por esposas y,
conociendo como conozco los más ocultos repliegues de su corazón, amándolas
como las amo, con delicadeza infinita, deseo colocarlas allí donde en Mi
sabiduría veo que encontrarán todo cuando necesitan para llegar a una
encumbrada santidad. Allí donde Mi Corazón se manifestará a ellas y donde Me
darán más gloria… más consuelo… más amor y más almas.
“¡Pero cuántas resistencias!… ¡Y cuántas
decepciones sufre Mi Corazón! ¡Cuántas almas ciegas por el orgullo, la sed de
fama y de honra, el deseo de comentar sus vanos apetitos y una baja y mezquina
ambición de ser tenidas en algo… se niegan a seguir el camino que les traza Mi
amor!”
23 DE MARZO DE 1923
Josefa sigue adelante en la transcripción del Señor
a las almas:
“Almas por Mí escogidas con tanto cariño, ¿creéis
darme la gloria que Yo esperaba de vosotras haciendo vuestro gusto? ¿Creéis
cumplir Mi Voluntad resistiendo a la voz de la gracia que os llama y encamina
por esa senda que vuestro orgullo rechaza?
“¡Ah, Josefa! ¡A cuántas almas ciega la soberbia!
Quiero que hoy hagas muchos actos de humildad y sumisión a la Voluntad Divina
para alcanzar que las almas se dejen guiar por el camino que les preparo con
tanto amor”.
23 DE MARZO DE 1923
Jesús continúa dictando a Josefa Su mensaje:
“Coronado de espinas y cubierto con un manto de
púrpura los soldados Me presentaron de nuevo a Pilatos, gritando ferozmente,
insultándome en son de burla a cada paso que daba.
“No encontrando en Mí delito para castigarme,
Pilatos Me hizo varias preguntas, diciéndome que por qué no le contestaba,
siendo así que él tenía todo poder sobre Mí…
“Entonces, rompiendo el silencio, le dije: `no
tendrías ese poder si no te hubiese sido dado de arriba; pero es preciso que se
cumplan las Escrituras´. Y cerrando de nuevo los labios Me entregué…”.
23 DE MARZO DE 1923
Jesús continúa compartiendo con Josefa Sus Palabras
de Su encuentro con Pilatos:
“Pilatos, perturbado por el aviso de su mujer y
perplejo entre los remordimientos de su conciencia y el temor de que el pueblo
se amotinase contra él, buscaba medios para libertarme… Y Me expuso a la vista
del populacho en el lastimoso estado en que Me hallaba, proponiéndoles darme
libertad y condenar en Mi lugar a Barrabás, que era un ladrón y criminal
famoso… A una voz contestó el pueblo: `¡Que muera y que Barrabás sea puesto en
libertad!´
“¡Almas que Me amáis, ved cómo Me han comparado a
un criminal, y ved cómo Me han rebajado más que al más perverso de los
hombres….! ¡Oíd qué furiosos gritos lanzan contra Mí! ¡Ved con qué rabia piden
Mi muerte! ¿Rehusé, acaso, pasar por tan penosa afrenta? No, antes al
contrario, me abracé con ella por amor a las almas, por amor a vosotras y para
mostraros que este amor no Me llevó tan solo a la muerte, sino al desprecio, a
la ignominia, al odio de los mismos por quienes iba a derramar Mi Sangre con
tanta profusión”.
23 DE MARZO DE 1923
Jesús continúa compartiendo con Josefa Su mensaje
de lo sucedido el Viernes antes de Su Crucifixión:
“No creáis, sin embargo, que Mi naturaleza humana
no sintió repugnancia ni dolor… antes al contrario, quise sentir todas vuestras
repugnancias y estar sujeto a vuestra misma condición, dejándoos un ejemplo que
os fortalezca en todas las circunstancias de la vida.
“Así, cuando llegó este momento tan penoso, aunque
hubiese podido librarme de él, no sólo no Me libré sino que lo abracé con por
amor y para cumplir la voluntad de Mi Padre. Para reparar Su gloria, satisfacer
por los pecados del mundo y alcanzar la salvación de innumerables almas”.
23 DE MARZO DE 1923
Jesús dicta a Josefa Palabras especiales para las
almas a las que El llama, con un bello mensaje acerca de la aceptación de
tareas y posiciones “inferiores” a nuestros talentos:
“Ahora quiero volver a tratar de las almas de
quienes hablaba ayer. De estas almas a quienes llamo al estado perfecto pero
vacilan, diciendo entre sí: `no puedo resignarme a esta vida de oscuridad… no
estoy acostumbrado a estos quehaceres tan bajos… ¿qué dirá mi familia, mis
amistades?’ Y se persuaden de que con la capacidad que tienen o creen tener
serán más útiles en otro lugar.
“Voy a responder a estas almas. ¿Rehusé Yo o vacilé
siquiera cuando Me vi nacer de familia pobre y humilde… en un estado fuera de
Mi casa y de Mi patria… de noche… en la más cruda estación del año?
“Después viví treinta años de trabajo oscuro y rudo
en un taller de carpintero, pasé humillaciones y desprecios de parte de los que
encargaban trabajo a Mi padre San José… no me desdeñé de ayudar a Mi Madre en
las faenas de la casa… y sin embargo, ¿no tenía más talento que el que se
requiere para ejercer el tosco oficio de carpintero, Yo que a la edad de doce
años enseñé a los Doctores en el Templo? Pero era la Voluntad de Mi Padre
Celestial y así Le glorificaba”.
23 DE MARZO DE 1923
Jesús continúa compartiendo con Josefa las
lecciones de Su vida en este mundo:
“Cuando dejé Nazaret y empecé Mi vida pública,
habría podido darme a conocer por Mesías e Hijo de Dios, para que los hombres
escuchasen Mis enseñanzas con veneración; pero no lo hice, porque Mi único
deseo era cumplir la Voluntad de Mi Padre…
“Y cuando llegó la hora de Mi Pasión, a través de
la crueldad de los unos y de las afrentas de los otros, del abandono de los
Míos y de la ingratitud de las turbas… a través del indecible martirio de Mi
Cuerpo y de las vivísimas repugnancias de Mi naturaleza humana, Mi alma, con
mayor amor aún, se abrazaba a la Voluntad de Mi Padre Celestial…
“Entendí, almas escogidas, cuando, después de haber
pasado por encima de las repugnancias y sutilezas del amor propio, que os
sugiere vuestra naturaleza o la familia o el mundo, abracéis con generosidad la
Voluntad Divina, sólo entonces llegaréis a gozar de las más inefables dulzuras,
en una íntima unión de voluntades entre el Divino Esposo y vuestra alma”.
23 DE MARZO DE 1923
Jesús continúa compartiendo Sus reveladoras Palabras
a Josefa acerca de la felicidad:
“Esto que he dicho a las almas que sienten terror a
la vida humilde y oscura, lo repito a las que, por el contrario, son llamadas a
trabajar en continuo contacto con el mundo, cuando su atractivo sería la
completa soledad y la los trabajos humildes y ocultos…
“¡Almas escogidas!: Vuestra felicidad y vuestra
perfección no consiste en ser conocidas o desconocidas de las criaturas, ni en
emplear u ocultar el talento que poseéis, ni en ser estimadas o despreciadas,
ni en gozar de salud o padecer enfermedad… Lo único que os procurará felicidad
cumplida es hacer la Voluntad de Dios, abrazarla con amor, y por amor unirse y
conformarse con entera sumisión a todo lo que por Su gloria y vuestra
santificación os pida.
“Basta por hoy, Josefa; mañana continuaré. Ama y
abraza Mi Voluntad alegremente; ya sabes que está en todo trazada por el amor”.
24 DE MARZO DE 1923
Josefa prosigue la transcripción de cada una de las
Palabras que el Señor comparte con ella. Impresiona la extrema sensibilidad y
amor del Señor hacia Su Madre, María y Su Padre adoptivo, San José:
“Medita por un momento el indecible martirio de Mi
Corazón, tan tierno y delicado, al verse pospuesto a Barrabás… ¡Cuánto sentí
aquel desprecio! Y ¡cómo traspasaban lo más íntimo de Mi alma aquellos gritos
que pedían Mi muerte!
“¡Cómo recordaba entonces las ternuras de Mi Madre,
cuando Me estrechaba sobre su Corazón! ¡Cuán presente tenía los desvelos y
fatigas que para mostrarme su amor sufrió Mi Padre adoptivo!
24 DE MARZO DE 1923
Jesús dicta a Josefa Sus reflexiones acerca de Su
sufrimiento por la ingratitud de aquellos a quienes El con tanto amor ayudó:
“¡Cuán vivamente se presentaba a Mi memoria los
beneficios que con tanta liberalidad derramé sobre aquel pueblo ingrato!… ¡dando
vista a los ciegos, devolviendo la salud a los enfermos, el uso de sus miembros
a los que los habían perdido!… ¡dando de comer a las turbas y resucitando a los
muertos! Y ahora, ¡vedme reducido al estado más despreciable! ¡Soy el más
odiado de los hombres y se Me condena a muerte como un ladrón infame!… ¡Pilatos
ha pronunciado la sentencia! ¡Almas queridas!: ¡considerad atentamente cuánto
sufrió Mi Corazón!”
24 DE MARZO DE 1923
Josefa escribe las extraordinarias palabras de
Jesús, que dan esperanza aún al más despiadado de los pecadores:
“Desde que Judas Me entregó en el Huerto de los
Olivos, anduvo errante y fugitivo, sin poder acallar los gritos de su
conciencia, que le acusaba del más horrible sacrilegio. Cuando llegó a sus
oídos la sentencia de muerte pronuncia contra Mí, se entregó a la más terrible
desesperación y se ahorcó.
“¿Quién podrá comprender el dolor intenso de Mi
Corazón cuando vi lanzarse a la perdición eterna esa alma que había pasado tres
años en la escuela de Mi Amor, aprendiendo Mi doctrina, recibiendo Mis
enseñanzas, oyendo tantas veces cómo perdonaban Mis labios a los más grandes
pecadores?
“¡Ah!, ¡Judas! ¿Por qué no vienes a arrojarte a Mis
pies, para que te perdone? Si no te atreves a acercarte a Mí por temor a los
que Me rodean, maltratándome con tanto furor, mírame al menos; ¡verás cuán
pronto se fijan en ti Mis ojos!…”
24 DE MARZO DE 1923
Las extraordinarias Palabras de Jesús son
transcritas por Josefa a su diario para dar esperanza, guía y aliento a las
almas más cargas y atormentadas por sus vidas alejadas de Dios:
“Almas que estáis enredadas en los mayores pecados…
Si por más o menos tiempo habéis vivido errantes y fugitivos a causa de
vuestros delitos, si los pecados de que sois culpables os han cegado y
endurecido el corazón, si por seguir alguna pasión habéis caído en los mayores
desórdenes, ¡ah!, no dejéis que se apodere de vosotros la desesperación, cuando
os abandonen los cómplices de vuestro pecado o cuando vuestra alma se dé cuenta
de su culpa… Mientras el hombre cuenta con un instante de vida, aún tiene
tiempo de recurrir a la misericordia y de implorar el perdón”.
24 DE MARZO DE 1923
Jesús dirige ahora Sus Palabras de consuelo y guía
a los jóvenes que se han alejado de El:
“Si sois jóvenes y los escándalos de vuestra vida
pasada os han degradado ante los hombres, ¡no temáis! Aún cuando el mundo os
desprecie, os trate de malvados, os insulte, os abandone; estad seguros de que
vuestro Dios no quiere que vuestra alma sea pasto de las llamas del infierno.
Desea que os acerquéis a El para perdonaros. Si no os atrevéis a hablarle,
dirigidle miradas y suspiros del corazón y pronto veréis que Su mano bondadosa
y paternal os conduce a la fuente del perdón y de la vida”.
Un llamamiento al Amor para descargarse el libro de sor Josefa Menéndez en pdf.
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