San Nicolás de Bari patrón:
liberación de presos, peligros de robo, conversión de ladrones, panaderos,
toneleros, navegantes, niños, cerveceros, novias, encarcelados, toneleros,
barqueros, farmacéuticos, pescadores, Grecia, jueces, contra los juicios
injustos, estibadores, Lorena, doncellas, comerciantes, recién casados,
empleados de parroquias, prestamistas, peregrinos, pobres, encarcelados, Rusia,
marineros, escolares, limpiabotas, Sicilia, solteras, estudiantes, viajeros,
muchachas con deseos de casarse.
Obispo
de Myra y Confesor que vivió en el siglo IV
6
de diciembre † hacia el año 346 en Myra
Taumaturgo.
Más
de dos mil templos están dedicados a él en todo el mundo.
San Nicolás bendito, ruégale a Dios que nos libre de todo peligro del alma y
del cuerpo.
San
Nicolás Su nombre significa "Protector y defensor de pueblos". Fue
puesto en prisión durante la persecución de Diocleciano por confesar su
fe, fue liberado al subir al trono el emperador Constantino.
Participó en el Concilio de Nicea, condenando las doctrinas de Arrio, quien se negaba a admitir el dogma de la divinidad de Cristo. En el Concilio de Nicea se instituyó el credo Nicenciano.
Cuando los musulmanes invadieron Mira en 1087, el cuerpo de Nicolás se lo llevaron a escondidas a Bari, Italia. El papa Urbano II presidió la ceremonia en la que consagró sus reliquias en una iglesia recién construida. En esa ciudad se obtuvieron tan admirables milagros al rezarle a este gran santo, que su culto llegó a ser sumamente popular en toda Europa. Se cuenta que de su cuerpo sigue manando “una suave mirra”, o sudor con la que se curaba milagrosamente a los enfermos. En Italia es denominado el “Manna di S. Nicola”.
En el gobierno de su diócesis se distinguió por su ardiente celo pastoral, su
inmensa bondad y su poder como taumaturgo.
Es
invocado efectivamente en situaciones de peligros, en crisis económica, por su
ardiente caridad está dispuesto a socorrer y ayuda a los necesitados prontamente.
Con un amor generoso por los niños y las familias, es maestro de virtudes,
patrono de la juventud.
San Nicolás es un ferviente guardián de la pureza; es el primer santo de la iglesia que se preocupó por la educación moral tanto de los niños como de sus madres.
San
Juan Crisóstomo lo invoca majestuosamente en su liturgia, con
hermosas palabras: “Canon de la fe, imagen de la mansedumbre, maestro de la
continencia, llegaste a la región de la verdad; por la humildad conseguiste lo
más sublime; por la pobreza, lo más opulento. Padre Nicolás, sé nuestro legado
para con Cristo Dios, para que consigamos la salud de nuestras almas”.
Verdadera Ortodoxia
En
aquella época en la Iglesia había disturbios a raíz de la falsa herejía de
Arrio, que negaba la Divinidad del Señor Jesucristo. Para apaciguar la Iglesia,
el emperador San Constantino llamó al primer Concilio Ecuménico en Nicea, el
año 325. Entre los 318 santos obispos asistió también San Nicolás. El Concilio
Ecuménico condenó al arrianismo y fueron compuestos los primeros siete
artículos del Símbolo de nuestra Fe, en el cual se expuso en palabras exactas
la fe ortodoxa, la fe en el Señor Jesucristo, quien es el Hijo de Dios, tiene
la misma naturaleza de Dios Padre y no es su mejor criatura. Durante los
debates del Concilio, cuando San Nicolás escuchó las blasfemias del Arrio, quien negaba
la Santísima Trinidad, se indignó tanto que le dio una bofetada delante
de todos.
San Nicolás dándole una cachetada al herético Arrio al escucharle blasfemar
Cuentan
que el Emperador ordenó detener y deponerlo por su comportamiento. El
santo fue visitado en su celda por Nuestro Señor que le preguntó «¿Por qué
estás aquí?», a lo que Nicolás respondió «Porque te amo, mi Dios y mi Señor».
Jesús le entregó un ejemplar de los Evangelios y la Santísima Virgen invistió a
Nicolás con su palio. Cuando llegó a oídos de los obispos reunidos, devolvieron
a San Nicolás su dignidad episcopal.
Como bien dijo el Padre Frederick Faber: “Donde no hay odio por la herejía, no hay santidad”.
San
Nicolás no permitió que la herejía de Arrio se propagara en Myra.
Vemos aquí el gran Celo Pastoral de San Nicolás, de velar por la salvación de las almas.
Vemos aquí el gran Celo Pastoral de San Nicolás, de velar por la salvación de las almas.
San
Metodio afirma que “gracias a las enseñanzas de Nicolás, la metrópolis de Myra
fue la única que no se contaminó con la herejía arriana la cual rechazó
firmemente, como si fuese un veneno mortal”.
Luchaba
contra el culto a falsos dioses y fue enemigo de la apostasía ecuménica.
Siendo
obispo, ordenó que se demoliera el templo de Artemisa en Myra y el de otros
dioses paganos.
Cuidado Pastoral
Al ser
elevado al episcopado: luchó contra los vicios.
“Su
solicitud pastoral se extendió generalmente a todas las necesidades de su
pueblo. Cuidaba de los pobres, de los enfermos, de los prisioneros, de las
viudas y de los huérfanos. […] Su principal aplicación era la de conocer las
necesidades espirituales de sus fieles y de llevarles los remedios eficaces.
[…] Predicaba contra todos los vicios, y lo hacía con una elocuencia divina que
lo hacía victorioso sobre todos los corazones”.
Verdadera Pureza y
Castidad
Evitaba las malas compañía y huía de los libertinos. Al crecer, evitaba los espectáculos peligrosos y domó su cuerpo, con vigilias y ayunos.
San
Nicolás de Myra, atento a la preservación de la castidad verdadera, miró a Dios
con una mente pura y siempre se encontraba en la Santa Iglesia del Señor,
cumpliendo la palabra de la Escritura: “He decidido ser un paria en la casa de
mi Dios, que habitar en las tiendas de los pecadores”. Con frecuencia se pasaba
todo el día y la noche en la iglesia, en la lectura de libros sagrados y en la
oración mental a Dios, en el ejercicio mismo de la reflexión sobre temas
edificantes, y aprovechando el descenso de la gracia del Espíritu Santo, para
quien había hecho de sí mismo una digna morada, de acuerdo con el dicho: “Vosotros
sois el templo de Dios, y el Espíritu de Dios mora en vosotros”. El Espíritu de
Dios moraba en San Nicolás, que se purificó por completo y se convirtió
totalmente en un hombre virtuoso y espiritual, con el corazón ardiendo de amor
cada vez que trabajaba para el Señor.
Protector de la Castidad
y defensor del Matrimonio
Se
cuenta que tres muchachas jóvenes no tenían dote para el matrimonio así
que fueron vendidas y encerradas; el padre, que era muy pobre, temía que sus
hijas fueran prostituidas para sobrevivir. Cuando San Nicolás se enteró del
problema se escapó varias noches para darles dinero durante su
encierro. Así cada una tuvo una buena dote para poder casarse y fueron
liberadas.
Verdadera humildad
Se escondía
para hacer el bien huía de la popularidad mundana y de todo narcisismo y falsa
piedad.
Celo por la Justicia
Su
celo por la justicia es legendario. Cuando el gobernador Eustacio había sido
sobornado para condenar a tres inocentes, Nicolás se presentó en el momento de
la ejecución, detuvo al verdugo y puso en libertad a los prisioneros. Eustacio
luego se arrepintió al ser reprendido por San Nicolás.
Caridad
San
Nicolás fue un gran benefactor de los Pobres. La principal pobreza que
combatió, fue la mayor pobreza de todas, la de los que carecen de
Cristo y de la Verdad.
Escribió
al respecto santa Teresa de Ávila, doctora de la Iglesia: “Precia más [nuestro
Señor] un alma que por nuestra industria y oración le ganásemos mediante su
misericordia, que todos los servicios que le podemos hacer”. (Libro de las
Fundaciones 1,7)
Y
dijo lo siguiente san Efrén el Sirio: “Nadie es verdaderamente pobre, sino el
que carece de la Verdad.”
San
Gregorio Magno en razón a esto dijo: “Quizás no tenga pan con que socorrer al
necesitado; pero quien tiene lengua dispone de un bien mayor que puede
distribuir; pues vale más el reanimar con el alimento de la palabra al alma que
ha de vivir para siempre, que saciar con el pan terreno el cuerpo que ha de
morir. Por lo tanto, hermanos, no neguéis al prójimo la limosna de vuestra
palabra”. (Hom. 4 sobre los Evang.)
¡Oh bienaventurado San Nicolás de
Bari!
a quién Dios ha glorificado con
innumerables milagros
manifestando su voluntad de que
acudamos a ti
en los momentos difíciles de nuestra vida,
confiados en tu protección.
Devoción
de los santos por san Nicolás
Cinco
Papas han llevado el nombre de Nicolás. Varios santos peregrinaron en vida
al sepulcro de San Nicolás. Así San francisco de Asís, San Francisco de Paula,
Santa Brígida de Suecia, y Santa Catalina de Siena. Sabemos de
muchos otros que le profesaron singular devoción: San Juan Damasceno, de quien
se conserva una homilía; San Cayetano; San Nicolás de Tolentino, hijo de padres
estériles, y a quien sus padres le pusieron este nombre reconociendo la
intercesión del Santo en su concepción. También San Ambrosio, San Agustín, y
San Atanasio nos dan cuenta de su fervorosa devoción. Singular fue la devoción
que le profesó Santo Domingo de Guzmán, y que ha quedado reflejada en algunos
iconos con la imagen de los dos santos. Santo Tomás de Aquino, dominico,
consiguió que fueran dedicadas a San Nicolás los estudios y las universidades
de la Orden Dominicana.
Persecución
al santo
En
una de las persecuciones San Nicolás fue aprehendido y encarcelado por casi 30
años, aún desde la cárcel se sacrifica y ora por su Iglesia, a pesar que los
soldados romanos se burlaban de Él diciéndole que ya se había acabado la fe en
Cristo.
Al
convertirse al cristianismo el emperador de Roma, Constantino, hijo de Santa
Elena, el Obispo Nicolás fue liberado, ya anciano con el pelo largo y la barba
blanca, y convencido que era el único creyente que quedaba, regresa a su ciudad
dispuesto a empezar otra vez la Iglesia de Cristo.
Su
sorpresa fue grande cuando llegando al lugar observa la Catedral que había sido
reconstruida y en ella los cristianos entonaban el cántico Adestae Fidelis ya
que estaban celebrando la fiesta de Navidad (por eso la relación de Navidad con
la llegada de San Nicolás).
¡Oh portento de caridad! al que acuden
las familias, los pobres,
los enfermos, los comerciantes, los
empleados, los presos,
los niños, las doncellas en peligro;
yo, humildemente te pido me alcances la gracia que de ti espero, confiado en tu
valiosísima protección, la que nunca niegas a tus devotos, para que,
favorecidos por tus bondades, cantemos
una vez más las misericordias del Señor, y las maravillas de sus santos. ¡Providentísimo
San Nicolás! no me abandones.
Oración a San Nicolás como santo
patrono
San
Nicolás, a quien he elegido como mi patrono especial, ruega por mí que yo
también, algún día podría glorificar a la Santísima Trinidad en el cielo. Obtén
para mí una fe viva, que pueda tratar a todas las personas, cosas y acontecimientos
a la luz de Dios todopoderoso. Ora, para que pueda ser generosos para hacer
sacrificios de las cosas temporales para promover mis intereses eternos, como
tan sabiamente tú lo hiciste.
Enciéndeme con el fuego del amor por Jesús, para que yo tenga sed de sus sacramentos y graba en mí el celo por la propagación de su reino. Por tu poderosa intercesión, ayúdame en el desempeño de mis deberes para con Dios, conmigo mismo y con todo el mundo.
Gana
para mí la virtud de la pureza y una gran confianza en la Santísima Virgen.
Protégeme en este día, y todos los días de mi vida. Libérame de los pecados
mortales. Obtén para mí la gracia de una muerte feliz. Amén.
Fuente: Fiel a Cristo
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