LAS NEGACIONES DE BXVI Y DE LOS APÓSTOLES DE
CRISTO HOY: LEFEBVRISTAS, FILOLEFEBVRISTAS, CONTEMPORIZADORES Y TIBIOS
A D. José Galat Noumer, que
denunció sin descanso y sin respetos humanos a Jorge Mario Bergoglio como el
falso profeta del Apocalipsis, teniendo que enfrentarse al desprecio de la
propia Iglesia y a la tibieza de sus pastores. Descansa en paz, siervo valiente
y fiel. Y brille para ti la Luz perpetua. Porque no se nos ha dado un espíritu
de cobardía, sino de valentía para proclamar la Verdad.
19 de marzo de 2019, festividad
de San José, patriarca de la Iglesia
Mateo 26, 69 y ss.:
“Pedro, entretanto, estaba sentado fuera en el patio; y una criada
se acercó a él y le dijo: «También tú estabas con Jesús el Galileo.» Pero él lo
negó delante de todos: «No sé qué dices.» Cuando salía al portal, le vio otra
criada y dijo a los que estaban allí: «Este estaba con Jesús el Nazareno.» Y de
nuevo lo negó con juramento: «¡Yo no conozco a ese hombre!» Poco después se
acercaron los que estaban allí y dijeron a Pedro: «¡Ciertamente, tú también
eres de ellos, pues además tu misma habla te descubre!» Entonces él se puso a echar
imprecaciones y a jurar: «¡Yo no conozco a ese hombre!» Inmediatamente cantó un
gallo. Y Pedro se acordó de aquello que le había dicho Jesús: «Antes que el
gallo cante, me habrás negado tres veces.» Y, saliendo fuera, rompió a llorar
amargamente”.
Hace seis
años, Jorge Mario Bergoglio usurpó el papado, haciéndose proclamar “papa” el
13-3-13, fecha, por cierto, cabalística y masónica donde las haya, para quien
quiera saberlo.
Hablamos de usurpación
porque la renuncia de BXVI fue nula de pleno derecho pues fue obtenida con
miedo injustamente provocado; y, además, por separar indebidamente el
ministerio (al que dijo renunciaba) del munus petrino
(que retenía). Canónicamente sabemos que no se puede separar el cargo de su
ejercicio a nivel de papado. Es decir: o se renuncia al cargo (munus)
o en realidad no se renuncia al papado. Así lo exige el canon 332.3 del Código
de Derecho Canónico, que exige, para la válida renuncia al papado, la renuncia
al munus, palabra que emplea expresamente:
“Si
contingat ut Romanus Pontifex muneri suo renuntiet,
ad validitatem requiritur ut renuntiatio libere fiat et rite manifestetur, non
vero ut a quopiam acceptetur”.
( “Si
el Romano Pontífice renunciase a su oficio, se requiere para la validez que la
renuncia sea libre y se manifieste formalmente, pero no que sea aceptada por
nadie”)
Pretender separar munus de ministerium en
el papado es un error jurídico tan grave que resulta muy difícil de creer que
BXVI no lo sabía. ¿Por qué aparentó entonces que renunciaba al papado? A eso
vamos a intentar responder en este artículo.
En 2013,
BXVI se encontraba absolutamente asediado por la masonería civil y eclesiástica
(las dos bestias del Apocalipsis) que, además, intentaron acabar con su vida
mediante veneno días antes de su supuesta renuncia (como, por cierto, le pasó
también a San Benito). Pero en lugar de enfrentarse a ella de frente, como
debería haber hecho, dio un paso en falso. La mejor defensa posible en su
situación pasaba por revelar las palabras de la Virgen explicando el Tercer
Secreto de Fátima, que no se hicieron públicas en 2000, y que versaban, a
juicio de muchos que hemos estudiado el tema a fondo (véase nuestro artículo en
esta web sobre el tema), sobre la gran apostasía de la Iglesia y sobre la
usurpación del papado por un agente de Satanás, un masón luciferino (el falso
profeta) que, bajo la bandera de la obediencia al supuesto papa llevaría a la
apostasía a muchos que no amaron la Verdad (2 Tes. 2, 10), como estamos viendo
desde hace seis años.
Si así lo
hubiera hecho, los fieles laicos y sacerdotes hubieran sabido que la usurpación
del papado y la difusión, desde la cima, de la apostasía en la Iglesia era el
secreto terrible que la Virgen les contó a Lucía y a Jacinta en Fátima y que
ellas a su vez le contaron a Francisco (recordemos que él solo veía las
visiones de los secretos pero no podía escuchar las posteriores explicaciones
de la Madre).
En el Tercer Secreto se
predice, entre otras cosas, que la gran apostasía en la Iglesia comienza por lo
más alto”. (Card.
Ciappi, uno de los que leyeron las palabras de la Virgen comentando el tercer
Secreto)
En lugar de eso, BXVI
hizo ademán de dimitir sin dimitir realmente. A los ojos del mundo y de tantos
fieles que desconocen las advertencias de la Virgen en tantas apariciones
marianas, BXVI renunció al papado por, supuestamente, encontrarse sin fuerzas.
Y se lo tragaron. Entero. A pesar de sus clarísimas declaraciones del 27
de febrero de 2013, el día previo a que su supuesta renuncia entrase en vigor,
cuando declaró:
<<El “siempre” es también un
“para siempre” – ya no existe una vuelta a lo privado. Mi decisión de renunciar
al ejercicio activo del ministerio no revoca esto.>>
Y a pesar de que su colaborador más cercano de BXVI, Mons.
Gänswein, en su charla de presentación en el Vaticano de un libro sobre BXVI de Roberto
Regoli, Director del Departamento de Historia de la Iglesia en la Pontificia
Universidad Gregoriana, el 21 de mayo de 2016, hiciera
unas declaraciones escandalosas sobre las que la prensa católica mundial ha
pasado de puntillas, en la línea de reafirmar que BXVI sigue siendo papa:
·
“…Él
no ha abandonado el encargo de pedro – cosa que le hubiese sido imposible a
consecuencia de su aceptación irrevocable del encargo en abril de 2005”.
·
La inmensa mayoría de católicos
parece no tener problemas de conciencia después de oír por boca del Card.
Danneels que una “mafia” de cardenales conspiró para que BXVI no saliese
elegido, para derrocarle una vez en el solio de Pedro y para cabildear votos en
el supuesto cónclave y sacar como supuesto papa a Jorge Mario Bergoglio; ni
después de ver a BXVI quedarse en el Vaticano
con pectoral, solideo y haciéndose llamar “Su Santidad” y vestido de blanco
(porque, supuestamente, no había sotanas negras en el Vaticano, argumento
absurdo dirigido a aquellos que quieran entender de que sigue siendo papa).
Prefieren silenciar sus dudas, anestesiar sus conciencias, como el avestruz
mete la cabeza debajo del ala para no ver.
La pregunta que se hacen y que tantas veces nos hacen a nosotros,
es ésta: si en realidad BXVI sigue siendo papa, ¿cómo es entonces que BXVI
sigue diciendo que el único papa es Francisco y le trata con deferencia cuando
va a visitarle?
Ésta es la clave, hermanos, que ahora quiero explicar. BXVI sabe
que él es el único papa y que Bergoglio es un usurpador. Lo dice en
privado y, de hecho, se encuentra secuestrado y vigilado. Incluso le han
intentado envenenar varias veces en los últimos años. BXVI, de hecho, conocía
todo esto desde hace décadas, pues como papa leyó las palabras de la Virgen
explicando la visión del Tercer Secreto de Fátima. Y conoce mejor que nadie
Garabandal y Akita, y el Libro Azul del padre Gobbi. Pero, por miedo humano,
simula y calla, negando la Verdad de la usurpación del papado, al igual que el
primer Pedro cayó en las negaciones cuando Judas entregó a Cristo al Sanedrín.
Ahora, cuando Bergoglio (el nuevo Judas) ha entregado al Cuerpo
Místico de Cristo, que es la Iglesia, a la Sinagoga de Satanás (la masonería
luciferina y judaica anticristiana), Benedicto XVI guarda silencio. Y ese
silencio y esa simulación nunca podrían ser queridos por Dios (como por ejemplo
piensa Antonio Socci) pues le hacen creer a los fieles que el papa es ciertamente
Francisco, y acaban obedeciéndole en su magisterio deletéreo y perverso,
condenándose muchos de ellos por comulgar en pecado mortal (adulterio,
siguiendo Amoris Laetitia) o usando preservativos para prevenir enfermedades, o
viviendo en sodomía (¿Quién soy yo para juzgar?), por apoyar la traición a la
Iglesia china martirial, por comulgar siendo protestantes, etc.
Hermanos, ese silencio de BXVI está costando muchas almas, y está
llevando a la confusión a muchos católicos que creen que Francisco es bueno, y
que los malos somos aquéllos que denunciamos que no es papa. Luego ese silencio
no viene de Dios, que no lo quiere como algo deseable y bueno. Lo permite para
que se cumplan las Escrituras y purificar la Iglesia, para que se vean los
corazones de todos, para ver quién en su Iglesia obedece a Dios antes que a los
hombres y quien ama el magisterio hasta la sangre y no obedece falsamente a una
autoridad falsa, espúrea y mortífera.
No, hermanos. Dios no actúa así. Dios quiere que seamos valientes
y denunciemos al lobo vestido de pastor que usurpó el solio pontificio, al
falso pastor que entró en el redil saltando la valla y sin entrar por la
puerta, asalariado, y cuya voz no reconocen las ovejas. Y por eso la supuesta
renuncia de BXVI se produjo un 11 de febrero, una clara señal para quien quiera
ver, el día de la Aparición de la Virgen en Lourdes como la Inmaculada
Concepción, la Mujer vestida de Sol de Apocalipsis XII, la que está luchando
contra el Dragón que es Bergoglio (que ataca el dogma de la Inmaculada sin
piedad, como es propio de los hijos de Belial), que tiene dos cuernos como si
fuera un cordero (aparenta ser papa, aparenta santidad) pero que habla como el
dragón (el comunismo ateo) y que es en realidad una serpiente, el falso profeta
de Apoc. 13, 11 y ss.).
Con su silencio y simulando que nada pasa en la Iglesia, BXVI, me
temo, se encuentra en las mismas negaciones que Pedro. Nos ha abandonado por
ahora, sí, pero sigue siendo el papa, como lo era Pedro también en los momentos
en que, ante las preguntas de la criada del Sumo pontífice, negó a Cristo tres
veces antes de que el gallo cantara (Mt. 26, 69 y ss.). Ahora, BXVI también
está en el patio del Sumo Pontífice, junto al Sanedrín (el convento Mater
Ecclesiae está junto al Vaticano) y, por miedo, calla su condición de pontífice
único y válido de la Iglesia. A pesar de lo cual, sigue a Cristo, como el
primer Pedro siguió a Jesús tras la traición de Judas hasta el patio del Sumo
Pontífice y no huyó como los otros apóstoles, a excepción de Juan. Misterio de
fe.
Dios no quiere la simulación. En los II Macabeos, 6 se nos cuenta
cómo Eleazar fue animado por sus paisanos helenizantes a que simulara que comía
carne de cerdo y así salvara la vida. Él se negó, ya que los jóvenes hubieran
interpretado ese gesto como la señal de que estaba bien apostatar para salvar
la vida; de que había que pisar el fumie, como aquel jesuita Ferreira que
apostató en Japón y sobre el cual versaba la película “Silencio” de Scorsese,
que tanto alabó Francisco, un gesto razonable alejado de todo fundamentalismo,
muy masónico. Pues bien, me duele decirlo, pero me temo que BXVI ha pisado el
fumie y que simula obediencia ante la Bestia, para dolor de tantos católicos
que sabemos quién es Bergoglio y que BXVI sigue siendo papa. Lo mismo que el
primer Pedro cuando negó conocer a Cristo. No se atreve a levantar la voz de
manera expresa, aunque lo haya hecho de manera indirecta en los últimos seis
años, reafirmando la creencia en la Eucaristía (Eucharistomen) o diciendo que
el diálogo no puede sustituir a la misión. O como cuando renunció a prologar un
libro sobre el magisterio de Francisco, donde se incluían autores herejes que,
además, atacaron su magisterio previamente.
Recordemos las inmortales palabras de Eleazar:
“«Porque
a nuestra edad no es digno fingir, no sea que muchos jóvenes creyendo que
Eleazar, a sus noventa años, se ha pasado a las costumbres paganas, también
ellos por mi simulación y por mi apego a este breve resto de vida, se desvíen
por mi culpa y yo atraiga mancha y deshonra a mi vejez. Pues aunque me libre al
presente del castigo de los hombres, sin embargo ni vivo ni muerto podré
escapar de las manos del Todopoderoso. Por eso, al abandonar ahora
valientemente la vida, me mostraré digno de mi ancianidad, dejando a los jóvenes
un ejemplo noble al morir generosamente con ánimo y nobleza por las leyes
venerables y santas.» Habiendo dicho esto, se fue enseguida al suplicio del
apaleamiento.”
Pero no debemos escandalizarnos, hermanos. Al contrario, tenemos que rezar mucho por BXVI, para que reciba el Espíritu Santo, declare que su renuncia fue nula y que, por tanto, sigue siendo papa. Recordemos que BXVI no siempre hizo la voluntad de Dios: al revelar en 2000 el Tercer Secreto de Fátima se prestó a los manejos del partido masónico para decir que ese secreto se refería al intento de asesinato de Juan Pablo II y que ya estaba cumplido. Gracias a Dios, posteriormente se arrepintió de esa simulación y, en una nueva visita a Fátima, dijo que el Tercer Secreto no estaba cumplido y que se refería al futuro. Efectivamente, ni Rusia ha sido aún debidamente consagrada (y por eso invadirá Europa de forma sorpresiva, como profetizaron tantos santos (Maria Julia Jahenny, Teresa Musco, San Juan Bosco, San Maximiliano Kolbe…) o como avisó la Virgen en Trè Fontane, y recoge Ezequiel 38; ni aún hemos entrado en el fin de los tiempos, que comenzarán cuando BXVI muera en el destierro según la visión del Tercer Secreto de Fátima y su sucesor, Pedro Romano, el último papa, se enfrente al falso profeta (es decir, a Bergoglio o a su sucesor, que será, como él, otro falso papa; y al Anticristo). Está próxima nuestra liberación, pues tras la gran apostasía, la gran tribulación y la persecución que será llevada a cabo por el Anticristo y el falso profeta, Cristo bajará, en su Parusía, y transformará este mundo viejo en Nuevos Cielos y Nueva Tierra, instaurando su Reino espiritual.
La gran apostasía tantas veces avisada por la Virgen en sus
apariciones, recogida en 2 Tesalonicenses y en el numeral 675 del Catecismo
implicaba esto: que la jerarquía abandonaría a Cristo, siguiendo a la Bestia de
la tierra. Maldito el hombre que confía en el hombre, dice el Señor (Jer.,
17,5). No debemos poner nuestras esperanzas en ningún hombre, ni siquiera en
Pedro (BXVI) ni en los cardenales, obispos y sacerdotes que callan y dejan
hacer a Bergoglio, para que destruya la Iglesia, sino en Cristo y en su
Santísima Madre, que recogerá a su resto fiel en su Cenáculo. Ellos son las dos
columnas inconmovibles de nuestra fe, que nunca vacilarán. Quien a ellos mira
no será confundido. Quien esté realmente consagrado al Inmaculado Corazón de
María sabe y entiende lo que está pasando en la Iglesia, y lo vivirá con
tranquilidad y con santa resignación, pues todo esto tenía que pasar… Ya pasó
con el Sanedrín en la época de Cristo, que apostató en su mayor parte y cometió
Deicidio. Y el pueblo, como ovejas sin pastor, seguía sin embargo a Cristo y se
convertían en masa al escucharle, mientras los obispos de entonces maquinaron
para matarlo. Ya saben: la Luz vino a los suyos y los suyos no le escucharon. Y
está ocurriendo exactamente igual ahora con la jerarquía católica como ocurrió
con el Sanedrín judío. Porque lo que fue, eso será.
En esa misma simulación están incurriendo, ay, cardenales y
obispos como Burke, Sarah, Schneider…, y todos los presbíteros y medios de
comunicación católicos que supuestamente denuncian la situación crítica de la
Iglesia pero callan por miedo ante Francisco, al que salvan una y otra vez de
manera esquizofrénica. Critican la situación de apostasía de la Iglesia pero no
aciertan a discernir (o no quieren hacerlo) cuál es el origen de ese espíritu
maligno que recorre la Iglesia y no se atreven a decirlo: Jorge Mario
Bergoglio. Unos, como Burke, Sarah y Schneider porque, al igual que los
apóstoles de Jesús, no adivinaron hasta el final quién era el traidor.
Recordemos que los apóstoles, incluso en la última cena, antes de la Pasión de
Cristo, desconocían que el traidor era Judas y le preguntaban a Cristo,
“¿Maestro, seré yo?” Triste ejemplo de ello es el Card. Sarah, hombre bueno y
santo donde los haya, pero que en su último libro “Se acerca la tarde y el día
casi ha terminado” exculpa a Bergoglio y dice que él está luchando contra la
pederastia, y que los malos son los sacerdotes que niegan el magisterio de la
Iglesia y los que caen en pederastia, exactamente el mismo discurso de la falsa
profetisa Marga o de Hispanidad (dirigida por Eulogio López).
Otros, como el Prof. De Mattei, Michael Matt o Adelante la Fe
tienen por papa a Bergoglio porque son lefebvrianos o filolefebvrianos y
consideran que Bergoglio es uno más de la lista de papas heréticos del
postconcilio y que los errores de Bergoglio son los errores de Pablo VI, JPII o
BXVI, pero ampliados. Y consideran, en resumidas cuentas, que el origen de
todos los males fue del “herético” (dicen) Concilio Vaticano II. Pues no,
amigos. Tajantemente no. Ya antes del Concilio la infiltración masónica era
masiva en la Iglesia. Como lo era antes de Trento la herejía protestante. A
ellos se ha unido desde hace unos meses, y nos duele decirlo, Infocatolica, que
impide publicar ningún comentario de este tenor y que critica la apostasía de
la Iglesia pero no permite decir de dónde procede.
Hay que recordar que el Concilio fue querido por el Cielo (basta
leer algunos mensajes de la aparición de la Virgen en Amsterdam o alguna
locución de la Virgen en Garabandal para saberlo). Y aquella efusión del
Espíritu Santo que fue el CVII quiso ser contrarrestada por Satanás con una
efusión del espíritu de confusión y de error, que cuajó en el famoso “espíritu
del Concilio”, que nada tenía que ver con la letra del mismo. Exactamente lo
mismo ocurrió tras el Concilio de Nicea, o tras el Concilio de Trento. Porque
nadie puede negar los buenos frutos del Concilio (el Catecismo, congregaciones
que han dado santos y que han sido cauce de salvación para muchas almas, como
Opus Dei, Comunión y Liberación, Focolares, y tantas otras realidades
eclesiales). Al igual que nadie puede tampoco negar los malos frutos del
postconcilio, inspirado por Satanás (secularizaciones masivas de sacerdotes,
ridiculización de las devociones populares como el rosario, desacralización de
la Eucaristía, banalización de la Virgen, y, en resumen, el ataque del
modernismo en todos los órdenes de la Iglesia). Pero no se debe confundir una
cosa con la otra.
También contra el CVII suscitó Satanás toda aquella marea negra
del mayo del 68, para opacar la luz que salió de Roma con aquel fango del sexo
libre, promiscuidad, ataque a la autoridad y a los mandamientos de Dios… De
hecho, el Concilio recordó, uno por uno, todos los dogmas de la Iglesia. Esas
webs y esos periodistas que citamos le achacan al Concilio los males que, en
realidad, vinieron del espíritu satánico del postconcilio, terrible error. Y se
niegan a reconocer que, con sus fallos, Pablo VI, Juan Pablo II y BXVI
lucharon, como pudieron, contra la masonería y el marxismo, en suma, contra el
mundo, que les crucificó en vida y de los que fueron víctimas (hostes). Y
alegan que esos papas promovieron la misa reformada, apoyaron los abusos
litúrgicos y eucarísticos, que nombraron obispos heterodoxos, etc., cuando la
verdad es que no fueron ellos sino la masonería eclesiástica que gobernaba, de
facto, las Prefecturas y Dicasterios de la Iglesia (basta recordar la Lista
Pecorelli), y que les presionaba de una manera difícil incluso de imaginar por
nosotros hoy en día, y que se describen en los libros de Malachi Martin “El
último papa” y “Las llaves de esta sangre”. Llamar verdugos a los que en
realidad fueron víctimas de esa masonería infiltrada y contra la que poca cosa
pudieron hacer es un error muy grave, que lleva al error a muchos católicos. Y
es completamente injusto.
Es cierto que el CVII no debió reformar la misa; que debió condenar
el comunismo y el judaísmo; y que debió reafirmar, como luego se hizo en
Dominus Iesus, que Cristo es el único camino de salvación para los hombres. No
lo hizo, y ahí está el pecado del Concilio. Pero de ahí a decir que el Concilio
es herético y que fue movido por el Diablo hay un mundo. Porque ésa es
exactamente la teoría de Lefebvre, que rompió con la Iglesia como Lutero, en
lugar de reformarla desde dentro, como hacen los hijos de Dios.
Estoy harto de los que, para defender a la Iglesia frente a Francisco,
recurren a Lefebvre y blanquean sus ataques a la autoridad papal. Le hizo la
vida imposible al pobre Pablo VI y a Juan Pablo II, a los que les hizo la vida
imposible, y les trató de herejes, separándose de la Iglesia. No. Esto es, sin
duda, la trampa final y más fina del demonio, que pone huevos en las dos cestas
(modernistas y tradicionalistas), para atacar a la Iglesia. Y, curiosamente,
ambos bandos le tiene por papa. ¡Qué casualidad!
Es más: algunos incluso nos tachan a nosotros (Comovaradealmendro
o a D. José Galat) de caer en el mismo error de Lefebvre cuando decimos que
Bergoglio no es papa, que somos entonces unos cismáticos y que nos hacemos una
Iglesia a nuestra manera. ¡No! Lefebvre se rebeló contra papas ortodoxos y
venerables, como Pablo VI, Juan Pablo II y el contra el Card. Ratzinger. Y dio
por válida aquella táctica tan querida por Satanás como es que “el fin
justifica los medios”, desobedeciendo a pontífices válidos y legítimos, de sana
doctrina. No, no será el resto fiel el que provoque el cisma. Será el falso
profeta el que lo haga, excomulgando al resto fiel. Pero serán, claro,
excomuniones falsas, hechas por alguien que no es papa. Y pasan, además, por
alto el hecho único y distinto que nunca se ha dado en la Iglesia; que ahora mismo,
en Roma, hay dos papas, dos vestidos de blanco, pero uno válido (BXVI) y otro
falso, Francisco. La misma Virgen le dijo en el s. XVI a Sor Mariana de Jesús
Torres en Quito que el papa estaría secuestrado:
“Este aparente triunfo de Satán traerá enormes sufrimientos a los
buenos Pastores de la Iglesia, los muchos buenos sacerdotes y
el Supremo Pastor y Vicario de Cristo en la tierra, quien, prisionero en el
Vaticano, derramará amargas lágrimas en secreto en presencia de su Dios y
Señor, pidiendo luz, santidad y perfección para todo el clero del mundo, de
quienes él es Rey y Padre”.
Y lo mismo vio Ana Katalina Emmerick. Los que sabemos esto,
entonces, ¿debemos entonces callarnos? ¿Debemos ocultar nuestros talentos y
dejar de avisar a las ovejas de que el que funge como pastor es en realidad un
lobo? No, no debemos callar. ¿Debió callarse Cristo cuando decía que el
Sanedrín había perdido su autoridad por apartarse de Yahvé, o Elías, o San
Atanasio, o Santa Catalina Siena? No. Basta de silencios, porque este silencio
cuesta almas, y eso nunca puede ser querido por Dios. Nosotros nunca vamos a
separarnos de la Iglesia. Será el falso papa el que nos eche, como nos avisaba
Cristo:
“Os echarán de los sinagogas; y aun viene la hora, cuando
cualquiera que os matare, pensará que hace servició a Dios. Y estas cosas
os harán, porque no conocen al Padre ni a mí. Mas os he dicho esto, para que
cuando aquella hora viniere, os acordéis que yo os lo había dicho. Esto empero
no os lo dije al principio, porque yo estaba con vosotros”(Jn. 16, 2-4)
Los lefebvristas y filolefebvristas tiene por heréticos a los
papas postconciliares, y, de hecho, llaman a la Iglesia, despectivamente,
“Iglesia conciliar” o “nueva Iglesia” o “neocatólicos”; y a nosotros “neocons”,
tomando la parte por el todo, como si toda la Iglesia tras 1965 fuera herética,
modernista y apostática, en contraposición con la Iglesia lefebvrista (FSSPX),
que, según ellos, es la única fiel, al tiempo que rechazan la validez de la
Eucaristía en la misa nueva y son inclusos capaces de no cumplir el precepto
dominical si no pueden asistir a la misa tridentina. La soberbia, el pecado
favorito del Enemigo de las almas. ¡Qué listo es el Enemigo de las almas…!
¿O es que eran heterodoxas Mysterium Fidei (1965), Sacerdotalis
Coelibatus (1967) o Humanae Vitae (1968), de Pablo VI?
¿O estuvo
mal que declarara a la Virgen como Madre de la Iglesia en 1964?
¿No fue
Pablo VI quien, en el Credo del Pueblo de Dios, escribía esto:
“4. Bien sabemos, al hacer esto, por
qué perturbaciones están hoy agitados, en lo tocante a la fe, algunos grupos de
hombres. Los cuales no escaparon al influjo de un mundo que se está
transformando enteramente, en el que tantas verdades son o completamente
negadas o puestas en discusión. Más aún: vemos incluso a
algunos católicos como cautivos de cierto deseo de cambiar o de innovar.
La Iglesia juzga que es obligación suya no interrumpir los esfuerzos para
penetrar más y más en los misterios profundos de Dios, de los que
tantos frutos de salvación manan para todos, y, a la vez, proponerlos a
los hombres de las épocas sucesivas cada día de un modo más apto. Pero,
al mismo tiempo, hay que tener sumo cuidado para que, mientras se realiza este
necesario deber de investigación, no se derriben verdades de la doctrina
cristiana. Si esto sucediera —y vemos dolorosamente que hoy
sucede en realidad—, ello llevaría la perturbación y la duda a los fieles
ánimos de muchos.
5.A
este propósito, es de suma importancia advertir que, además de lo que es
observable y de lo descubierto por medio de las ciencias, la inteligencia, que
nos ha sido dada por Dios, puede llegar alo que es,no sólo a significaciones
subjetivas de lo que llaman estructuras, o de la evolución de la conciencia
humana. Por lo demás, hay que recordar que pertenece a la interpretación o
hermenéutica el que, atendiendo a la palabra que ha sido pronunciada, nos
esforcemos por entender y discernir el sentido contenido en tal texto, pero
no innovar, en cierto modo, este sentido, según la arbitrariedad de una
conjetura.”?
¿O
estuvo mal la Carta que el Card. Alfredo Ottaviani le dirigió a los Presidentes
de las Conferencias Episcopales, por
orden de Pablo VI, para cortar de raíz los abusos en la interpretación del
Concilio Vaticano II, reafirmando la obediencia al magisterio de la Iglesia,
donde condena la “evolución” del dogma, confirma la inerrancia de la Escritura
y su interpretación conforme a la tradición de la Iglesia, exhorta a recordar
el dogma de la transubstanciación, recuerda la necesidad del sacramento de la
confesión y la doctrina sobre el pecado original del Concilio de Trento, rechaza
la mortal de situación (que, por cierto, fue entronizada en Amoris Laetitia) y
explica que el verdadero ecumenismo es llamar a los separados y cismáticos a la
Iglesia católica, no el irenismo e indiferentismo que se promovía desde muchas
Cátedras de teología y desde los mismos púlpitos?
¿O acaso fue incorrecto
que Sacrosanctum Concilium advirtiera
que: “Por lo mismo, nadie, aunque sea sacerdote,
añada, quite o cambie cosa alguna por iniciativa propia en la Liturgia”?
¿No es
verdad que las Encíclicas de Juan Pablo II han sido baluartes contra el
modernismo y que, precisamente ahora, Bergoglio esté atacando a muerte? Me
refiero a Familiaris Consortio (1981) Redemptoris Mater (1987), Veritatis
Splendor (1993), Evangelium Vitae (1995), Et Unum sint (1995)?
En fin,
ruego a María Santísima que limpie los ojos de tantos católicos buenos que caen
en el error de afirmar que Bergoglio es papa, sin querer analizar los
gravísimos hechos que determinaron la renuncia falsa de BXVI. Suelen ser
cristianos con absoluta falta de formación sobre el fin de los tiempos y sobre
las apariciones marianas, que nos han advertido de esto desde La Salette hasta
hoy. Y de los que caen en el error de recurrir a otro lobo como Lefebvre para
defenderse de Bergoglio, llevando a las almas a otro error gravísimo y
cismático. Y de los que denuncian los errores de la Iglesia actual pero que,
por respetos humanos, callan ante la usurpación del trono por parte de
Bergoglio. Ruego por ellos, para que se den cuenta de una vez, antes de que sea
tarde, de quién es Bergoglio… que irá destruyendo la Iglesia poco a poco ante
su silencio y su falsa obediencia, hasta que Dios intervenga y reclame a cada
uno su cobardía o su ceguera voluntaria. Y espero que entonces para ellos aún
no sea tarde, porque se habrán acostumbrado a tolerar o a consentir su
inequívoca voluntad destructiva.
Hoy, día de
San José, felicitemos a Josef Ratzinger en el día de su santo. No es casualidad
que se llame igual que el patriarca José, hijo de Jacob, ni que San José, el
padre adoptivo de Cristo y patrón de la Iglesia. Ambos tuvieron que huir a
Egipto para salvar la Iglesia (al pueblo israelita y a Jesús, respectivamente).
Pronto también Josef Ratzinger deberá huir fuera de Roma para salvar al resto
fiel, según la visión del Tercer Secreto de Fátima: ese papa que sale de Roma
tambaleándose entre cadáveres de sacerdotes y que va al destierro, para morir
mártir a los pies de una cruz de madera tosca, hecha de cortezas como de
alcornoque, junto a muchos sacerdotes y laicos fieles.
Y pido a
todos que recen por BXVI, para que reciba el Espíritu Santo y proclame que su
renuncia fue nula y que, por tanto, sigue siendo el único papa válido y
legítimo de la Iglesia, en contra de lo que dice ahora en público. Puede incuso
que dentro de poco digan que ha muerto. No les crean. Les aviso.
María,
debeladora de todas las herejías. Ora pro nobis. San José bendito, patriarca de
la Iglesia, intercede por las ovejas y los pastores.
ENLACES
RELACIONADOS:
Juan Suárez Falcó
Visto en Como vara de almendro
Nota del admin del blog: Recuérdese que el Cardenal Daneels
falleció el día 14 de marzo de este año, un día después de la fecha de la supuesta elección de “Francisco”,
mientras que el Dr. José Galat falleció un día antes la víspera de san José, patrón de la
Iglesia. Es muy significativo. Nada es casual, Dios no juega a los dados y nos
habla por medio de estas cosas. Quién tenga entendimiento que entienda.
Roguemos por ambos y que descansen en paz.
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