EL CAMINO: "YO SOY EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA, NADIE VA AL PADRE SINO POR MÍ". (JUAN 14:6)

"BUSCAD PRIMERAMENTE EL REINO DE DIOS Y SU JUSTICIA, Y TODO LO DEMÁS SE OS DARÁ POR AÑADIDURA". (MATEO 6:33)

"Y EN NINGÚN OTRO HAY SALVACIÓN, PORQUE NO HAY OTRO NOMBRE BAJO EL CIELO DADO A LOS HOMBRES, EN EL CUAL PODAMOS SER SALVOS". (HECHOS 4:12)

sábado, 3 de octubre de 2020

Ángeles poderosos


 

ÁNGELES DE PAZ

Todos los ángeles desean la paz y quieren construir la paz a su alrededor. Pero en este mundo, en que hay tanta violencia, es importante que los invoquemos para pedirles paz para nosotros, para nuestra familia y para el mundo entero. Quizás hemos ofendido a alguien sin darnos cuenta y no nos quiere perdonar o nos guarda rencor o no quiere hablarnos. En éstos y en otros muchos casos, es muy eficaz pedir al ángel del otro que prepare su corazón para que haya comprensión y reconciliación. Es evidente que, por más malvada que sea la persona que nos ha ofendido, su ángel es bueno. Por eso, el invocar a su ángel puede ayudar a arreglar las cosas. Esto puede suceder también, cuando debamos tratar un asunto importante con otras personas y debamos llegar a un acuerdo decisivo. Es muy eficaz en estos casos el pedir a los ángeles que preparen las mentes y los corazones de todos para llegar a un buen acuerdo sin engaños ni mentiras.

A veces, puede ocurrir que nos ofendan sin razón, que nos traten injustamente o que nos castiguen sin motivo. En todos estos casos, es bueno pedir la ayuda de nuestro ángel, para que nos ayude a perdonar más fácilmente, aunque nos resulte muy difícil.

Pensemos en tantas familias divididas. Tantos esposos que no se hablan o que no se aman o que se engañan mutuamente. Tantas familias en las que se vive en una violencia continua y donde los niños sufren lo indecible. ¡Cuánto bien puede hacer la invocación a los ángeles! Pero, muchas veces, falta fe y ellos no pueden actuar, están como atados y miran con tristeza tanta desunión y agresión familiar.

¡Qué triste es, cuando se acude a los adivinos, brujos o curanderos para que arreglen las cosas! Ellos las van a empeorar y además van a cobrar dinero. Pidamos a nuestros ángeles que pongan paz en las familias. Y seamos nosotros mismos para los demás, ángeles de paz.


ÁNGELES PODEROSOS

Los ángeles son fuertes y poderosos. Ellos tienen como una tarea importante el defendernos de los peligros y, sobre todo, de los peligros y tentaciones del alma. Por eso, cuando sintamos que somos débiles ante cualquier asechanza del maligno, acudamos a ellos. Cuando estemos en peligros de la naturaleza o de hombres o de animales, acudamos a ellos. Cuando estemos de viaje, invoquemos la ayuda de los ángeles de quienes viajan con nosotros. Cuando debamos someternos a una operación quirúrgica, invoquemos al ángel del médico, enfermeras o personal que nos atiende. Cuando vayamos a la iglesia, igualmente, unámonos al ángel del sacerdote y de los demás fieles. Si damos una charla, pidamos ayuda a los ángeles de los oyentes. Si tenemos amigos lejanos, que pueden necesitar ayuda por estar enfermos o porque pueden estar en peligro, enviémosles nuestro ángel para que los cuide y proteja, o simplemente para que los salude y bendiga en nuestro nombre.

Los ángeles ven los peligros, aun cuando nosotros estemos ignorantes de ellos. No invocarlos será como dejarlos atados e impedir su ayuda, al menos en parte. ¡Cuántas bendiciones se pierden muchas personas, porque no creen en los ángeles y no los invocan! Los ángeles no tienen nada que temer. Los demonios huyen ante ellos. Por supuesto que nunca debemos olvidar que los ángeles cumplen órdenes de Dios. Por eso, si en alguna ocasión, nos ocurre algo desagradable, no pensemos: ¿Dónde estaba mi ángel? ¿Estaba de vacaciones? Dios puede permitir muchas cosas desagradables por nuestro bien y debemos aceptar por adelantado la voluntad de Dios, aunque no entendamos el porqué nos suceden ciertas cosas. Al final, debemos pensar que Dios todo lo permite por nuestro bien (Rom 8. 28). Pero dice Jesús: pedid y recibiréis y muchas bendiciones recibiremos, si las pedimos con fe.

Santa Faustina Kowalska, la mensajera del Señor de la misericordia, relata cómo Dios la protegió en una ocasión. Dice así: Me di cuenta de lo peligroso que era estar en la portería a causa de los tumultos revolucionarios y de tanto odio que la gente malvada tenía hacia los conventos. Fui a hablar con el Señor y le pedí que dispusiera las cosas de manera que ningún malintencionado pudiera acercarse a la puerta. De repente, he oído estas palabras: “Hija mía, desde el momento en que has ido a la portería, he puesto un querubín en la puerta para que la vigile, quédate tranquila”. Cuando volví del coloquio mantenido con el Señor, he visto una nubecita blanca y en ella un querubín con los brazos cruzados. Su mirada era relampagueante, y he comprendido que el fuego del Amor de Dios ardía en aquella mirada (IV cuaderno, día 10-9-1937).


Libro sobre los ángeles. P Ángel Peña

Visto en Religión, la voz libre



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