"Como decía Chesterton,
"dentro de la Iglesia uno tiene que quitarse el sombrero, pero no la
cabeza". No luchaba Moro obstinado en su concepción personal ni subjetiva
sino en defensa y amor a la verdad. No aspiraba a "salirse con la suya",
sino "con la de Dios".
"Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la Verdad, y la Verdad os hará libres". (Jn 8:31-32).
Rafael
Arango (Autor de la siguiente carta)
El
siguiente es el texto de mi carta de respuesta a los comentarios y opiniones
que Antonio Yagüe ha publicado en su canal de YouTube, en referencia a lo que
he expresado sobre Francisco.
Como
complemento, los invito a leer el artículo que Alberto Villasana publica en su
sitio de Internet:
Dios
los bendiga a todos.
Apreciado
Antonio:
La
obediencia ciega es inmoral. Ese no ver, no escuchar, no razonar, no denunciar,
no dar luz, callar la verdad es una forma de hacer más tenebrosa la obscuridad
y de caer en el anatema paulino (Gal 1:8) de anunciar un evangelio diferente o
al menos callar y acolitar a quien lo hace. En el formidable trabajo de
Denzinger-Bergoglio, donde se muestra sin ambages las salidas en falso e
incluso algunas herejías de Francisco, puedo señalarte algunas evidencias, sin lugar
a dudas, de intencionalidad de nuestro presunto pontífice; seguramente con la
intención de la famosa inclusión de muchos (lenguaje político) en la Iglesia,
aunque se rompan las normas morales y del Evangelio. Ello lo hace tan aceptable
y tan popular. A él no se le podrá decir la frase del Evangelio: “el mundo os
odiará”, pues ha aceptado la amistad con el mundo, lo que lo hace todavía más
culpable de su colección de desaguisados.
Creo
que es una obligación moral no guardar silencio frente a tan monstruosos
ataques a la integridad de la sana doctrina. Ese silencio cómplice que durante
cincuenta años nos condujo a este limbo globalizado de ignominia frente a la
doctrina sana; y que en seminarios, facultades de teología y púlpitos se
afirmaran toda serie de doctrinas, herejías, y se diere “licencia para pecar”.
Silencio cómplice y mortal para la inmensa mayoría de católicos. Hoy, el 60% de
las personas comulgan en pecado y sin confesión, y el 50% de norteamericanos
aprueban el matrimonio gay, el 80% de nuestros obispos no creen en el demonio y
persiguen con saña a los exorcistas. Es fruto del permisivismo y relativismo
teológico invocado a nombre de la libertad; y cuando el asunto llega al
vértice, sí se nos manda a callar. ¿Acaso el Cardenal Chiapi no anunció
proféticamente que desde el vértice nos vendría este caos? O el buen y legítimo
Francisco, el poverello, ¿no nos anunció que no vendría un buen pastor sino un
destructor? Caer en la herejía también es causal de perder la investidura,
aunque la elección hubiese sido canónicamente válida; a menos que la teoría del
Cardenal Danneels sobre la mafia de los conspiradores hubiese sido verdadera.
Lanzar epítetos gruesos y desobligantes contra los ortodoxos no es buena señal
de “apacentar el rebaño”. No creo que San Vicente Ferrer o los millones que se
equivocaron en el famoso cisma hubiesen caído en desgracia frente a Dios por su
buena fe o merecieran la lepra de María, la hermana de Moisés. Sigo pensando
que ser perro mudo es un grave pecado, pudiendo dar luz en esta inmensa
confusión y obscuridad que cubre toda la Tierra y la Iglesia; no solo es
obligante, sino que al no hacerlo se incurre en pecado grave aunque se trate de
las fallas del mismo papa o de obispos y sacerdotes. No denunciarnos llevó a
esta mega catástrofe ética, moral, disciplinaria y doctrinal. Creo que Catalina
de Siena cumplió cuando exhortó al papa, y lo mismo San Bernardo o San Roberto
Belarmino (Doctor de la Iglesia) quien dice: “Así como es lícito resistir al
papa que ataque al cuerpo, es también lícito resistir al que ataque las almas y
perturbe el orden civil, y especialmente al que intente destruir la Iglesia.
Afirmo que es lícito resistirlo: no obedeciendo sus órdenes y evitando que se
cumpla su voluntad”.
Debemos
obedecer primero a Dios que a los hombres, dice la Biblia, y ser luz entre los
hermanos. Por no hacerlo vivimos esta “horrorosa crisis”, como la calificó ¨La
Salette¨.
En
cuanto a exhortar a un ungido de Dios, me extraña tu argumentación. Recuerda a
Samuel, a Natán con David sobre la oveja robada al vecino y sobre el templo; a
Pablo que reprende a Pedro por el problema de la circuncisión, a Catalina de
Siena que exhorta al papa a cumplir o renunciar, a San Bernardo con su
discípulo, el papa Eugenio; y son muchos los casos en la historia. Haciendo un
recuento de cuando estudié el Siglo de Hierro de la Iglesia, recuerdo a papas
en problemas de nepotismo, de sexo, de poder o de política, pero no recuerdo a
ninguno que en doctrina se haya equivocado. Francisco tiene, hasta hoy, 120
metidas de pata o errores, y algunas veces herejías de grueso calibre, como
cuando nos dice que a la muerte los egoístas se aniquilan (http://denzingerbergoglio.com/los-egoistas-se-auto-condenan…),
y los demás nos vemos todos allá arriba. Se llama apocatástasis, pues niega la
inmortalidad del alma, el infierno; y salva a todos. Otra contra él: Jesucristo
en el juicio será abogado y no juez. Y sus epítetos agresivos y groseros contra
los ortodoxos: “fariseos”, “paganos”, “murciélagos”, y muchos más. A veces creo
que no lo leen, o que quieren justificarlo a toda costa, sin leer, analizar,
reflexionar. Es la teología del topo o del avestruz. No podemos, los católicos,
dar una imagen de fanáticos, irracionales, afectivos. Y si fuere un verdadero
papa, con sus herejías dejó de serlo conforme al derecho canónico o al anatema
paulino de Gálatas de anunciar un evangelio distinto. Me asalta la inquietud
del gran teólogo Kelly Bowring sobre si realmente se trata del falso profeta y
es el preludio del a-nomos, el hombre sin Ley. Tenemos que amar la Iglesia y
defenderla, pero “examinándolo todo y quedándonos con lo bueno”. Siento mucho
el disentimiento entre nosotros, pero no se trata de tener la razón a toda
costa, sino de encontrar la verdad sin ambages ni dialéctica sentimental, o
como los militares “solidaridad de cuerpo” sin razón alguna y con la sin-razón.
(…)
El terreno está ampliamente abonado para el cisma, a partir de sesenta años de
una Iglesia permisiva, de unos pastores silenciosos que no corrigieron a
tiempo, de la postmodernidad, de los pastizales de Asmodeo de La Salette, en
donde las flores de la Iglesia están corrompidas. De ese deslumbramiento que
tuvieron obispos, sacerdotes y teólogos como Y. Congar, K. Rahner y H. Küng y
otros que obnubilaron a muchos, corrompieron los seminarios, alteraron la sana
doctrina, terminando por enseñar sus herejías como verdades de fe, las que
abiertamente niegan; y al fin, persiguiendo a los de sana doctrina, a
exorcistas y a ortodoxos. Es la inversión de la fe y el relajamiento total. Y
ahora, con derivaciones del Evangelio, se pretende paliar esas situaciones que generaron
la inercia de los evangelizadores y la intromisión de falsas teologías, en
contravía contra la sana doctrina. Y es lo que Francisco pretende paliar o
modificar. Lee las 120 frases, paradigmáticas, de su cosecha. Lo demás, es no
querer ver, analizar o razonar “ciegos que guían a ciegos”, o perros mudos, que
es en lo que no nos queremos convertir algunas voces que van surgiendo por todo
el mundo. Creo que no tenemos un verdadero pastor sino un destructor, como dijo
el poverello de Asís. Es la feria del relajo, dirán por aquí. Cómo me gustaría
equivocarme, pero cada día los acontecimientos confirman la posición de
Villasana, Bowring, Ferrara, Galat y muchos.
(…)
Siempre con José Galat hemos defendido la Iglesia y hemos recibido dardos a
porfía, pero hoy, que tenemos argumentos objetivos y serios, recibimos una
marejada de cañonazos, críticas y epítetos agresivos. Es la lógica del que no
tiene razón, diría don José Ortega. Cada semana podría darte cinco o diez
desaguisados de Francisco junto a lo que dice el magisterio, y esperamos una
respuesta lógica y real. Excomulgar al adversario sin razonar con él, es propio
de dictadores; sería la teología totalitaria. Y hemos recibido comunicaciones
al respecto. Tú, un hombre bueno, inteligente, bíblico, documentado, no creo
que vayas a caer en esto. Vuelve a leer a Francisco. Encontré también un viejo
filósofo alemán que lo critica duramente, y un argentino también. El cisma se
aproxima y espero que nos encuentre en el lugar verdadero.
Perdóname
si te mortifico, pero creo que este “obispo vestido de blanco” no es el
verdadero pontífice.
(…)
Un cordial abrazo y bendiciones de tu amigo de siempre.
Rafael
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