BIOGRAFÍA
Malachi Brendan Martin (23 julio
1921 - 27 julio 1999) fue un sacerdote católico y escritor irlandés.
Originalmente ordenado como sacerdote jesuita, estudió en Oxford y en la
Universidad hebrea de Jerusalén y estaba especializado en teología en Lovaina.
Allí recibió doctorados en Idiomas Semíticos, Arqueología e Historia
Oriental. Eminente teólogo, experto en la Iglesia Católica y profesor en el
Instituto Bíblico Obispal del Vaticano; es el autor de libros exitosos, El Vaticano, El Último Cónclave, El Rehén
del Diablo, Los Jesuitas y The Windswept House (El Último Papa), entre
otros.
De
1958 a 1964 sirvió en Roma dónde era asistente del renombrado Cardenal Jesuita Agustín
Bea, y allegado al Papa Juan XXIII, lo que le llevó a tener el privilegio de
ser uno de los pocos que leyó el Tercer Secreto de Fátima. También fue
exorcista por más de 20 años.
En los años 60, después de dejar su
trabajo en el Vaticano, obtuvo dispensa de sus votos como miembro de los
Jesuitas y comenzó a vivir como un seglar con aprobación canónica, por
permiso especial directamente del Papa Pablo VI. El padre Martin oficiaba la
santa misa en privado, pero estaba muy preocupado con la total alteración
de “prácticamente todo lo católico” en las últimas tres décadas (de 1960 a
1990).
El padre Malachi Martín murió
inexplicablemente en su apartamento de Manhattan en 1999, aparentemente de
hemorragia cerebral según se dictaminó, pero en circunstancias tales que no
dejaron de infundir sospechas que nunca han sido aclaradas.
Su libro más reciente, una novela
titulada Windswept House (publicada por Doubleday en 1996), describe las
intrigas políticas y religiosas de un pequeño grupo de miembros
del Vaticano que ocupan altos cargos y trabajan para que la Iglesia
Católica acepte el Nuevo Orden Mundial. La novela describe los esfuerzos
de cardenales desleales que trabajan febrilmente para subvertir al Papa y
la Iglesia, y no dudan en asesinar, chantajear, y practicar el satanismo. Algunos
creen que su muerte fue resultado de lo revelado en su último libro “El último
Papa”.
El padre Martin fue entrevistado en su
residencia de Nueva York por John F. McManus, editor del THE NEW AMERICAN.
P. Usted dice que su libro no es ni
ficción ni realidad, sino un trabajo de “hechos”. ¿Qué quiere decir con
eso?
R. Windswept House (El último Papa) es
una novela. Pero en un 85% se basa en hechos reales, y muchos de los
personajes que aparecen en ella son reales, aunque les haya dado nombres de
ficción. Hay también algunas personas vivas que menciono, como Mikhail
Gorbachev, que es el mismo de la realidad. Y unos pocos personajes clave
que son realmente una composición de varias personas reales.
P. Usted abandonó los Jesuitas y la
vida sacerdotal ordinaria hace más de 30 años. En aquel tiempo usted
estaba destinado en el Vaticano como persona de confianza del Papa Juan
XXIII y del Cardenal Agustín Bea. ¿Qué causó que usted se fuera?
R. Cada vez me era más difícil ver a
Cristo en alguno de mis superiores inmediatos. No había causa liberal que
el Cardenal Bea no persiguiera. Incluso entonces percibía al jefe de
los Jesuitas de esa época, el padre Jean Baptiste Janssens, como enemigo
de la fe. Mis colegas creían que el juramento formal contra el modernismo,
requerido entonces de cada sacerdote, pero posteriormente descartado, era
una broma. Ese juramento nos obligaba a oponernos a la “renovación” del
dogma. En esencia, el modernismo sostiene que los dogmas cambian, un absurdo
total. No podía seguir prestándome a esa subversión.
P. Entonces usted abandonó los
Jesuitas. Pero eso no le liberó a usted de sus obligaciones como
sacerdote. ¿Cuál es su estatus actual?
R. A petición mía, el Papa Pablo VI me
concedió un estatus universal por el cual no estaría bajo la supervisión
de ningún obispo. No me visto como un sacerdote y no ocupo ningún puesto
sacerdotal. Pero aún soy un sacerdote.
P. Cuando usted quiso marcharse ¿hubo
algún intento de retenerlo?
R. Sí, me dijeron que podía llegar a
cardenal, que tenía conocimientos bíblicos, facilidad con los idiomas,
juventud, buena salud, buena memoria, y todo ello me situaba como
candidato para ser promocionado. Pero no quise quedarme porque veía
que la fe estaba siendo comprometida por muchos.
P. Su libro empieza con una vívida
descripción de una “Misa Negra” sacrílega celebrada en 1963 en Charleston,
Carolina del Sur. ¿Ocurrió eso realmente?
R. Sí, sucedió. Y también es un hecho
que participaron altos cargos eclesiásticos del Vaticano por teléfono. La
mujer joven forzada en el ritual satánico aún vive, y felizmente ha sido
capaz de casarse y de llevar una vida normal. Ella dio los detalles del
suceso.
P. Usted se refiere a uno de sus
principales personajes como el “Papa Eslavo” y otro como el “Cardenal de
la Ciudad Secular.” ¿Se refiere usted al Papa Juan Pablo II y al difunto Cardenal Joseph
Bernardin de Chicago?
R. No puedo confirmar esas
especulaciones. He escrito un libro “factual.” No es un documental. Hay
por ahí un glosario que supuestamente da los nombres reales de docenas
de mis personajes.
P. Además del “Cardenal de la Ciudad
Secular,” usted describe negativamente a muchos otros cardenales y
obispos. ¿Están estas caracterizaciones basadas en hechos reales?
R. Sí, entre los cardenales y la
jerarquía hay satanistas, homosexuales, anti-papistas, y cooperadores para
conseguir un gobierno mundial.
P. ¿Hay tanta intriga y deslealtad en
el Vaticano como su libro parece indicar?
R. Hay más de la que he suministrado
en el libro. El Papa está rodeado de hombres con atuendo clerical que no
tienen la fe católica; trabajan con fundaciones, organizaciones,
grupos internacionales, instituciones financieras, gobiernos,
universidades, y otras agencias para traer un nuevo orden mundial.
P. En su libro usted dice que
influencias subversivas en las posiciones clericales más elevadas de la
Iglesia están trabajando para traer un nuevo orden mundial. ¿Qué quiere usted
decir con “nuevo orden mundial?”.
R. En su forma completamente planeada,
habrá una globalización monetaria, y el flujo de capital y mercancías será
gestionado por una entidad central única, como el Banco de Compensaciones
Internacionales de Suiza. Cualquier nación que no se someta al
sistema globalizado perecerá. Adicionalmente, habrá unas Naciones
Unidas expandidas que extenderá su nueva estructura ética… Esto
reemplazará a los Diez Mandamientos y será la base de una nueva religión
universal sin Dios. Todos los cristianos, sobre todo los católicos, serán
forzados a soportar un martirio en el que se les requerirá abandonar todo
lo que crean, serán presionados a que acepten la nueva forma del estado
con su nueva religión. Este nuevo orden mundial no estará centrado en un
grupo de edificios desde los que los emisarios saldrán a dar órdenes al
mundo. Habrá legislaciones nacionales, pero los gobiernos del mundo
estarán dirigidos por quienes estén en la cima.
P. ¿Qué quiere decir con la “cima”?
R. La fuerza que subyace y de la que
he escrito en Windswept House (El Último Papa) se estructura como en una
pirámide. Es ancha en la base, donde muchos individuos persiguen sus intereses
y esperan ser elevados a posiciones superiores. Hay cada vez menos
habitantes a medida que se asciende en la estructura. Solo unos pocos llegan al
último nivel de mando, la cima de la pirámide. Estos individuos no tienen
ninguna lealtad a las naciones de las que proceden; son un nuevo tipo de
ser humano, internacionalistas que buscan controlar a la humanidad.
No tienen un Dios, pero colectivamente, pretenden usar la religión, los
gobiernos, y cualquier cosa que encuentran útil para imponer su voluntad.
Por ejemplo, opino, que la URSS no se desintegró de forma natural, sino
que colapsó por una orden premeditada. Esas órdenes vinieron de la
cima.
P. ¿Prevé usted represión física en
este nuevo orden mundial?
R. Sí, aunque de un nuevo tipo. Las
fuerzas determinadas a conseguir el poder total ciertamente crearán campos
de detención, pero los individuos enviados a ellos serán siempre víctimas
de procedimientos completamente legales; serán declarados culpables de romper
la ley.
P. ¿Es la Iglesia Católica un mayor
objetivo que otras iglesias?
R. Sí, porque es una organización
internacional independiente a la que no se le puede permitir que exista
como competidor. La Iglesia Católica tiene su propio cuerpo diplomático
de embajadores destinados en las naciones industrializadas del mundo. Hay
180 naciones que han enviado embajadores al Vaticano. Ninguna otra iglesia
atrae tanta atención. Los que trabajan para el nuevo orden mundial deben
controlar esta organización única. El proceso que utilizan para conseguir
esto se describe en Windswept House. En el libro escribo, “la Iglesia
es el sine qua non para la llegada del nuevo orden mundial”.
P. ¿Usted ha descrito lo que sería
prácticamente una total desintegración de la Iglesia Católica que incluye
una negativa por parte de los líderes de la Iglesia para expulsar a los herejes
y teólogos apóstatas, detener la falsa anulación de matrimonio, expulsar a
los homosexuales, forzar a los obispos a que se adhieran a las leyes y
dogmas de la iglesia, etc. En un libro anterior, usted excusa al Papa
por no tomar medidas para poner fin a estos abusos, aludiendo a que había
buenas razones para su sorprendente tolerancia. Ahora, sin embargo, ha adoptado una
actitud mucho más dura que ya no ofrece excusas por su inacción. ¿Por qué la
nueva actitud?
R. Es demasiado tarde para tratar
de encontrar excusas. El Papa debe utilizar su autoridad para salvar a la
Iglesia de sus enemigos internos. El problema dentro de la Iglesia de hoy es
la apostasía, el haberse apartado de los dogmas fundamentales,
especialmente por aquellos que ocupan altos puestos. Esto no es lo mismo
que la herejía y el cisma. Los apóstatas deberían ser expulsados. Cuando
se les permite seguir dentro, el pueblo poco a poco cae en la
misma apostasía.
P. ¿No cree que algunos católicos se
molestarán con usted debido a su crítica al Papa y su condena a
los más altos funcionarios de la Iglesia?
R. Algunos ya lo están. Sin embargo,
los Papas son hombres ordinarios que son elevados a un nivel
extraordinario y se les da poderes extraordinarios. En general, pero una
cuestión muy concreta, son falibles como lo fueron Pedro y Judas. En cuanto
a los cardenales y obispos, hay muchos grandes santos, pero la iglesia ha
sido dañada durante mucho tiempo por la intriga y deslealtad de algunos de
ellos.
P. ¿Lo que usted describe tiene algo
que ver con los planes del Carbonari italiano del siglo XIX? ¿Ese grupo se
estableció para infiltrarse en la Iglesia de modo que el clero católico y la
gente siguiera sus instrucciones?
R. ¡Precisamente! Sin embargo, la
Carbonari nunca fue una asociación fantasmagórica que funcionara en
secreto con capuchas y sombreros altos. Si usted entiende la táctica de
los Carbonari, usted sabe que sus dirigentes nunca intentaron destruir la
Iglesia, sino que su intención era utilizarla. Reconocieron la Iglesia
como una fuerza de estabilización social en el mundo y que querían su
control para sus propios fines. Su objetivo central era rodear al Papa
y al Vaticano y tener a la Iglesia siguiéndoles. Su plan siempre fue
coptar a la iglesia poniendo a su gente en los seminarios y conventos, no
destruirla.
P. ¿Ha habido algo parecido a lo que describe
en los 2000 años de la Iglesia Católica?
R. No, nada que se le parezca. Nunca
ha habido un momento en que prácticamente en todos los niveles de la
Iglesia, la apostasía es fomentada, protegida, permitida, y ni
siquiera condenada. Todo esto significa una cosa para mí: Esto no
significa el final de la Iglesia; significa el final de la estructura de
la Iglesia tal como la conocemos.
Y yo no espero que al final la Iglesia
Católica en América termine rompiendo con Roma y crear un cisma formal. Cuando
hay apostasía, el desconocimiento de los católicos los hace
seguir obedientes, si hay un cisma formal en lugar de la apostasía de los
prelados de América —y los prelados de cualquier nación anunciando una
ruptura formal— perderían la obediencia del pueblo.
P. Una de las varias personas que
viven en su libro cuyo nombre en realidad es Mikhail Gorbachev. ¿Es más o
menos peligroso para la humanidad ahora que ya no es el líder de la
ex Unión Soviética?
R. Él es mucho más peligroso. Está
destinado a grandes cosas en los planes de aquellos que están llevando a
cabo “el proceso” que lleva al nuevo orden mundial.
P. Su libro menciona “el ocaso de la
OTAN”. ¿Quiere decir que la OTAN está a punto de desaparecer?
R. No, me refiero al ocaso de la OTAN,
en relación a para qué fue concebida. Originalmente se formó como una
alianza militar para oponerse a cualquier posible avance soviético hacia
el oeste. No hay más Unión Soviética que era la gran amenaza militar para
Occidente. La OTAN debería haberse disuelto, pero su estructura es útil,
por lo que se está dando un nuevo papel político y económico.
P. Usted menciona el Consejo de
Relaciones Exteriores, (CFR) pero sólo brevemente. ¿Cuál es su actitud
ante el CFR?
R. No es el cerebro detrás de todo
esto. Hay un nivel superior de autoridad y la planificación que se
basa en el CFR y otros grupos. Esta es la Cima que he mencionado anteriormente.
P. ¿Cómo han tratado los encuestados
su libro?
R. No ha habido malos comentarios. Sin
embargo, numerosos encuestados han hecho una revisión de mi libro y del
libro “Humo Blanco” de Andrew Greeley, que recomienda la elección de otro
Papa que enfrentaría los problemas que la Iglesia sufre hoy en día. Eso, por
supuesto, no es lo que se necesita, sin embargo, los encuestados se
refieren a él como un conservador y a mí como un radical. Es
gracioso.
The New York Times no ha revisado
mi libro y yo no espero que los editores de su libro lo hagan. No hace
mucho tiempo, otro trabajo mío estuvo en la lista de best-sellers del Times,
y se referían a mí simplemente como “una buena lectura”.
P. ¿Qué es lo siguiente de Malaquías
Martin?
R. En el siglo XII, el erudito judío
Maimónides escribió para su pueblo una “Guía para los perplejos”. Espero
escribir un libro parecido para ayudar a los católicos durante este
período muy sorprendente en la historia.
(Traducción de la entrevista por Luis Eduardo López Padilla)
Para leer en línea o descargar El último Papa
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