“Por lo tanto, hermanos, manténganse firmes y conserven
fielmente las tradiciones que aprendieron de nosotros, sea oralmente o por
carta”. (2Tes 2,
15)
LO
QUE DECIAN LOS GRANDES SANTOS:
HUIR
DE LOS HEREJES.
Hablar impropiamente es el origen de las herejías. Por eso, con los herejes no debemos tener ni siquiera en común el lenguaje, para no favorecer sus errores”.
(San Jerónimo)
“Huid de los herejes, ellos son los sucesores del diablo que logró seducir a la primera mujer”.
(San Ignacio de Antioquía)
“¡Huid de todos los herejes!”. (San Irineo)
“¡Huid del veneno de los herejes!”. (San Antonio del desierto)
“¡No te sientes con los herejes!”. (San Efrén)
“He sabido que no sólo os entristece mi exilio, sino sobre todo el hecho de que los otros, es decir los arrianos, se han apoderado de los templos por la violencia y entre tanto vosotros habéis sido expulsados de esos lugares. Ellos, entonces, poseen los templos. Vosotros, en cambio, la tradición de la Fe apostólica. Ellos, consolidados en esos lugares, están en realidad al margen de la verdadera Fe, en cambio vosotros, que estáis excluidos de los templos, permanecéis dentro de esa Fe. Confrontemos pues qué cosa sea más importante, el templo o la Fe, y resultará evidente desde luego, que es más importante la verdadera Fe”.
(San Atanasio)
“El Apóstol ordena esta intransigencia a todas las generaciones: siempre habrá que anatemizar a aquéllos que tienen una doctrina contraria a la recibida”.
(San Vicente de Lerins)
“Los enemigos declarados de Dios y de la Iglesia deben ser censurados y sancionados con toda la fuerza posible. La caridad obliga a gritar por el lobo, cuando un lobo se desliza en medio del rebaño e incluso en cualquier lugar donde se encuentre”.
(San Francisco de Sales)
Hablar impropiamente es el origen de las herejías. Por eso, con los herejes no debemos tener ni siquiera en común el lenguaje, para no favorecer sus errores”.
(San Jerónimo)
“Huid de los herejes, ellos son los sucesores del diablo que logró seducir a la primera mujer”.
(San Ignacio de Antioquía)
“¡Huid de todos los herejes!”. (San Irineo)
“¡Huid del veneno de los herejes!”. (San Antonio del desierto)
“¡No te sientes con los herejes!”. (San Efrén)
“He sabido que no sólo os entristece mi exilio, sino sobre todo el hecho de que los otros, es decir los arrianos, se han apoderado de los templos por la violencia y entre tanto vosotros habéis sido expulsados de esos lugares. Ellos, entonces, poseen los templos. Vosotros, en cambio, la tradición de la Fe apostólica. Ellos, consolidados en esos lugares, están en realidad al margen de la verdadera Fe, en cambio vosotros, que estáis excluidos de los templos, permanecéis dentro de esa Fe. Confrontemos pues qué cosa sea más importante, el templo o la Fe, y resultará evidente desde luego, que es más importante la verdadera Fe”.
(San Atanasio)
“El Apóstol ordena esta intransigencia a todas las generaciones: siempre habrá que anatemizar a aquéllos que tienen una doctrina contraria a la recibida”.
(San Vicente de Lerins)
“Los enemigos declarados de Dios y de la Iglesia deben ser censurados y sancionados con toda la fuerza posible. La caridad obliga a gritar por el lobo, cuando un lobo se desliza en medio del rebaño e incluso en cualquier lugar donde se encuentre”.
(San Francisco de Sales)
LO
QUE DECÍAN LOS GRANDES SANTOS:
UN
HEREJE NO PUEDE SER PAPA
Bula “Cum
ex apostolatus officio”, de Paulo IV: “Si en algún tiempo aconteciese que un Obispo… o
electo Pontífice Romano que antes de su promoción al Cardenalato o asunción al
Pontificado, se hubiese desviado de la Fe Católica, o hubiese caído en herejía,
o incurrido en cisma, o lo hubiese suscitado o cometido, la promoción o la
asunción, incluso si ésta hubiera ocurrido con el acuerdo unánime de todos los
Cardenales, es nula, inválida y sin ningún efecto…”.
“Santo Tomás Cayetano, O.P. Teólogo y Cardenal señala que el famoso
axioma “Ubi Petrus, ibi Ecclesia” (Donde esta Pedro esta la Iglesia) es válido
sólo cuando actúa y se comporta como un Papa, porque Pedro “está sujeto a los
deberes de la Oficio” de otra
manera, “tampoco ni la Iglesia está en él, ni él está en la Iglesia.”
“San
Roberto Belarmino, cardenal y Doctor de la Iglesia, De Romano Pontifice, II,
30: "Un papa que se manifieste hereje, por ese mismo hecho (per se) cesa
de ser papa y cabeza, así como por lo mismo deja de ser un cristiano y miembro
de la Iglesia. Por tanto, él puede ser juzgado y castigado por la Iglesia. Esta
es la enseñanza de todos los Padres antiguos, que enseñaban que los herejes
manifiestos pierden inmediatamente toda jurisdicción".
San Antonino
(1459): “En el caso en que el Papa se convirtiera en un
hereje, se encontraría, por ese solo hecho y sin ninguna otra sentencia,
separado de la Iglesia. Una cabeza separada de un cuerpo no puede, siempre y
cuando se mantenga separado, ser cabeza de la misma entidad de la que fue
cortada. Por lo tanto, un Papa que se separara de la Iglesia por la herejía,
por ese mismo hecho en sí, dejaría de ser la cabeza de la Iglesia. No puede ser
un hereje y permanecer siendo Papa, porque, desde que está fuera de la Iglesia,
no puede poseer las llaves de la Iglesia” (Summa Theologica, citado en Actes de
Vatican I. V. Frond pub.).
“Mas respondiendo Pedro y los apóstoles, dijeron: Debemos
obedecer a Dios antes que a los hombres”. (Hechos 5:29)
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