"El
Papa no es un soberano absoluto, cuyo pensamiento y voluntad son ley. Al contrario:
el ministerio del Papa es garantía de la obediencia a Cristo y a su Palabra. No
debe proclamar sus propias ideas, sino vincularse constantemente a sí mismo y
la Iglesia a la obediencia a la Palabra de Dios, frente a todos los intentos de
adaptación y alteración, así como frente a todo oportunismo". (Benedicto
XVI, Homilía en San Juan de Letrán, 7 de mayo de 2005)
"Estoy
maravillado de que tan pronto os hayáis alejado del que os llamó por la gracia
de Cristo, para seguir un evangelio diferente. No que haya otro, sino que hay
algunos que os perturban y quieren pervertir el evangelio de Cristo. Mas si aun
nosotros, o un ángel del cielo, os anunciare otro evangelio diferente del que
os hemos anunciado, sea anatema (maldito). Como antes hemos dicho, también
ahora lo repito: Si alguno os predica diferente evangelio del que habéis
recibido, sea anatema (maldito). Pues, ¿busco ahora el favor de los hombres, o
el de Dios? ¿O trato de agradar a los hombres? Pues si todavía agradara a los
hombres, no sería siervo de Cristo". (1ª de Gálatas 6-10)
No hay comentarios:
Publicar un comentario