"Y pondré enemistad entre ti y la mujer, entre tu linaje y su linaje:
este te aplastará la cabeza y tú le aplastarás el calcañar". (Génesis 3:15)
Comienza el mes de mayo, mes de la
Madre. Sigo rezando el Rosario diariamente pero este mes con especial cariño.
Me imagino entrar en el Inmaculado Corazón de María, su pequeño jardín de
rosas, y tomar las flores de su alegría, de su humildad, de su paciencia, de su
actitud servicial, de su generosidad, de su esperanza, de su caridad, de todas
sus virtudes… y crear con ellas el ramillete de mi vida.
Me
gusta adentrarme en la oración en la vida de María, tan sencilla y tan elevada
al mismo tiempo, dedicada a cuidar, formar y servir a Jesús. Me gusta este mes
profundizar más en su figura de Madre y aprender de Ella a amar más a Dios y a
acercarme a Él con el corazón abierto para enraizarlo en mi encuentro
cotidiano.
Un
mes que me invita especialmente a vivir como Ella; aprender a acudir a Ella en
los momentos bonitos y también en los tristes. Tenerla más presente cada
momento de la jornada. Poner toda mi confianza en Ella y no olvidar que son sus
hermosas manos las que elevan mis súplicas a Cristo. Unirme a Ella en oración
bajo la luz del Espíritu Santo y comprender que mi misión consiste en anunciar
y testimoniar con alegría, compromiso y valentía a Jesús resucitado, esperanza
del hombre y la sociedad entera. ¡Todo tuyo, María! ¡Quiero ser tu misionero,
María!
¡Vuelvo
mi corazón a Ti, María, en este mes de mayo que ahora comienza para darte
gracias por tu amor de Madre, por ser también mi esperanza! ¡Acompáñame, María,
todos los días y ayúdame a ser coherente con mi ser cristiano! ¡Ayúdame a ser
un buen hijo, servicial y atento para los que necesiten una ayuda! ¡Ayúdame,
María, a vivir haciendo el bien, como le enseñaste a tu hijo Jesús! ¡Ayúdame,
María, a ser como Él y quererle con toda mi alma! ¡En un día como hoy te
ofrezco mi corazón para que lo guardes y lo unas al de tu Hijo! ¡Ayúdame a
cumplir como tú, siempre la Voluntad de Dios! ¡Madre, como Corredentora de
todos los hombres, imprime en mi corazón el deseo de ser santo! ¡Totus tuus,
María! ¡Amén!
Reseña del autor de la imagen
de portada:
Ignacio Valdés, (Cádiz, 1970), estudia en
la facultad de Bellas Artes Santa Isabel de Hungría de Sevilla y en la
Winchester School of Fine Art en Winchester, Inglaterra. En 1990 obtiene la
licenciatura en la especialidad de Pintura. Durante los primeros años su obra
pictórica se centra en el paisaje y el retrato. A partir de 2004 hasta la
fecha, orienta su trabajo en comisiones particulares o de instituciones
públicas y privadas y, por otro lado, a la pintura de retablos para Iglesias y
Oratorios; estas obras se distribuyen en el entorno nacional aunque la mayor
parte de su obra pictórica la realiza fuera de España: cuenta con obras en
Inglaterra, Polonia, Irlanda, Japón, Estados Unidos, Rusia, México, Chile,
Nigeria e Italia.
En la actualidad, hace
compatible su estudio de pintura en Sevilla, donde trabaja con sus dos
hermanas, pintoras también, con la educación como Director artístico y
profesor de Pintura en la Sacred Art School, en Florencia, Italia.
Visto en Como Vara de Almendro
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