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"Y EN NINGÚN OTRO HAY SALVACIÓN, PORQUE NO HAY OTRO NOMBRE BAJO EL CIELO DADO A LOS HOMBRES, EN EL CUAL PODAMOS SER SALVOS". (HECHOS 4:12)

sábado, 1 de agosto de 2020

San Alfonso María de Ligorio


“Orad, orad, orad y no abandonéis jamás la oración:
el que ora se salva, el que no ora, se pierde”.
(San Alfonso María de Ligorio)


SAN ALFONSO MARIA DE LIGORIO

Obispo, Doctor de la Iglesia,  por sus escritos sobre la moral.
Fundador de la Congregación del Santísimo Redentor (los Redentoristas).
Patrón de confesores y moralistas.
(1696-1787).
Fiesta: 1 de agosto

¿QUIÉN ES SAN ALFONSO MARÍA DE LIGORIO? 

Se le ha llamado “El más santo de los napolitanos y el más napolitano de los santos”. Alfonso de Ligorio (1696-1787) es el fundador de los Misioneros Redentoristas, fue proclamado “Doctor de la Iglesia” por el Papa Pío IX en 1871. Mereció este título por  la santidad manifestada a lo largo de su vida, por su amor a la Iglesia y por la riqueza de su doctrina. No únicamente, con su Teología Moral, sino que, con sus 111 escritos —que han conocido más de 20.000 ediciones en más de 70 lenguas—, este escritor infatigable, que había hecho el voto de no perder ni un minuto de tiempo; trabajó eficazmente en la evangelización de mucha gente sencilla en las zonas rurales de su país y en la renovación espiritual de toda Europa.

Sin embargo, San Alfonso fue, sobre todo, un gran orante. Su predicación, sus escritos su testimonio como laico, como sacerdote, como religioso fundador de una congregación misionera, como obispo son una escuela de oración para el pueblo cristiano. Como decía él: “Si, en una misión, no se podía predicar sino un único sermón, este sería el de la oración”. De ahí, el por qué la Iglesia le ha otorgado el título de “Doctor de la oración”.

Su obra, la más conocida, a propósito de este tema es: “El Gran Medio de la Oración”. En ella escribe:

“He publicado diversas obritas espirituales, pero creo no haber hecho ninguna más útil que ésta, en la que hablo de la oración, por ser medio necesario y seguro para obtener la salvación y todas las gracias necesarias para salvarse. No tengo poder para ello, pero si pudiera, querría estampar tantos ejemplares de este libro, cuantos son los fieles que viven en la tierra y regalárselo a cada uno, para que todos comprendiesen la necesidad que tenemos de rezar para salvarnos”. 

BIOGRAFIA

San Alfonso nació en Nápoles el 27 de Septiembre de 1696. Sus padres Don José de Liguori y Doña Ana Cavalieri eran de familias nobles y distinguidas.

Era un "niño prodigio" con gran facilidad para los idiomas, ciencias, arte, música y demás disciplinas. Empezó a estudiar leyes a los trece años y a los dieciseis años presentó el examen de doctorado en derecho civil y canónico en la Universidad de Nápoles. A los diecinueve años ya era un abogado famoso.

CONVERSIÓN

Según se cuenta, en su profesión como abogado no perdió ningún caso en ocho años, hasta que un día después de su brillante defensa, un documento demostró que él había apoyado (aunque sin saberlo), lo que era falso. Eso cambió su vida radicalmente.

Hizo un retiro en el convento de los lazaristas y se confirmó en la cuaresma de 1722. Estos dos eventos reavivaron su fervor. Al año siguiente, en dos ocasiones oyó una voz que le decía: "abandona el mundo y entrégate a mi". Hizo voto de celibato y abandonó completamente su profesión. Muy pronto Dios le confirmó cual era su voluntad.

Se fue a la iglesia Nuestra Señora de la Misericordia a pedir ser admitido en el oratorio. Su padre trató de impedirlo, pero al verlo tan decidido le dio permiso de hacerse sacerdote pero con la condición de que se fuese a vivir a su casa. Alfonso aceptó, siguiendo el consejo de su director espiritual que era oratoriano.

Hizo los estudios sacerdotales en su casa. Fue ordenado sacerdote en 1726 a los treinta años. Los dos años siguientes se dedicó a los "vagos" de los barrios de las afueras de Nápoles.

LA PRÉDICA SENCILLA DESDE EL CORAZÓN

En los comienzos del siglo XVIII combatió la prédica muy florida y el rigorismo jansenista en los confesionarios. El predicaba con sencillez. El santo decía a sus misioneros: "Emplead un estilo sencillo, pero trabajad a fondo vuestros sermones. Un sermón sin lógica resulta disperso y falto de gusto. Un sermón pomposo no llega a la masa. Por mi parte, puedo deciros que jamás he predicado un sermón que no pudiese entender la mujer más sencilla".

San Alfonso abandonó su casa paterna en 1729, a los treinta y tres años de edad y se fue de capellán a un seminario donde se preparaban misioneros para la China.

En 1730 el Obispo de Castellamare, el Monseñor Falcoia, invita a Alfonso a predicar unos ejercicios en un convento religioso en Scala. Este hecho tuvo grandes consecuencias, porque ayudó a discernir a las religiosas una revelación que tuvo la hermana María Celeste. El día de la transfiguración de 1731, las religiosas vistieron el nuevo hábito y empezaron la estricta clausura y vida de penitencia. Así comienza la Congregación de las Redentoristas.

En 1732 se despide de sus padres y vuelve a Scala, y con la ayuda y colaboración de un grupo de laicos, a los treinta y seis años funda la Congregación del Santísimo Redentor, cuya primera casa perteneció al convento de las religiosas. San Alfonso era el superior inmediato y Monseñor Falcoia era el director general.

GRANDES PRUEBAS

Al poco tiempo comenzaron los problemas. La congregación se dividió entre los dos superiores. Al poco tiempo la hermana María Celeste se va a fundar otra congregación. A los cinco meses el santo se quedó solo con un hermano, pero más tarde se presentaron nuevos candidatos y se estableció en una casa más grande.

En 1734 funda otra casa en Villa degli Schiavi y se dedica a misionar allí. Su confesionario estaba siempre lleno. Trataba a sus penitentes como almas que era necesario salvar.

En 1737, se divulgan rumores sobre la casa de Villa degli Schiavi y San Alfonso decide suprimir esa fundación. Al año siguiente también cierra la casa de Scala.

Organizó misiones en Nápoles por dos años a pedido del Cardenal Spinelli, arzobispo.

En 1743, al morir Mons. Falcoia, San Alfonso vuelve a ocuparse de su congregación como superior general y se encarga de redactar las constituciones. A pesar de la oposición de las autoridades españolas, los misioneros reorganizados fundan varias casas.

En 1748 San Alfonso publica en Nápoles la primera edición de su "Teología Moral". La segunda edición apareció entre los años 1753 y 1755.

En 1749 el papa Benedicto XIV aprobó la congregación y a partir de eso, el éxito fue enorme.

En 1750, los Jansenistas comienzan a divulgar que la devoción a la Santísima Virgen era una superstición. San Alfonso defiende a Nuestra Señora, publicando "Las Glorias de María".

SAN ALFONSO ERA ESTRICTO, PERO A LA VEZ TIERNO Y COMPASIVO

En el proceso de beatificación el P. Cajone dijo: "A mi modo de ver, su virtud característica era la pureza de intención. Trabajaba siempre y en todo, por Dios, olvidado de sí mismo. En cierta ocasión nos dijo: 'Por la gracia de Dios, jamás he tenido que confesarme de haber obrado por pasión. Tal vez sea porque no soy capaz de ver a fondo en mi conciencia, pero, en todo caso, nunca me he descubierto ese pecado con claridad suficiente para tener que confesarlo' ". Esto es realmente admirable, teniendo en cuenta que San Alfonso era un Napolitano de temperamento apasionado y violento, que podía haber sido presa fácil de la ira, el orgullo y de la precipitación.

OBISPO

A los sesenta años fue elegido obispo de Sant' Agata de' Goti, diócesis pequeña con 30,000 habitantes, diecisiete casas religiosas y cuatrocientos sacerdotes entre los cuales habían varios que no practicaban su ministerio sacerdotal o llevaban mala vida. Algunos celebraban la misa en quince minutos. San Alfonso los suspendió "ipso facto", a no ser que se corrigiesen, y escribió un tratado sobre ese punto: "En el altar el sacerdote representa a Jesucristo, como dice San Cipriano. Pero muchos sacerdotes actuales, al celebrar la misa, parecen más bien saltimbanquis que se ganan la vida en la plaza pública. Lo más lamentable es que aun los religiosos de órdenes reformadas, celebran la misa con tal prisa y mutilando tanto los ritos, que los mismos paganos quedarían escandalizados… Ver celebrar así el Santo Sacrificio es para perder la fe".

Poco tiempo después se desata en su diócesis una terrible epidemia que San Alfonso había profetizado dos años antes. Se morían por millares. El santo, para ayudar a las víctimas, vendió todo lo que tenía y La Santa Sede le autoriza a usar fondos de la diócesis y contrae grandes deudas.

Sus esfuerzos por reformar la moralidad pública le trajo numerosos enemigos que lo amenazaron de muerte. Solía decir: "Cada obispo está obligado a velar por su propia diócesis. Cuando los que infringen la ley se vean en desgracia, arrojados de todas partes, sin techo y sin medios de subsistencia, entraran en razón y abandonaran su vida de pecado".

Dirigió la diócesis de Santa Ágata por diecinueve años.

Y MÁS PRUEBAS...

En Junio de 1767, sufre un terrible ataque de reumatismo que casi lo lleva a la muerte.

Al terminar de celebrar la misa el 21 de septiembre de 1774, San Alfonso se desmayó y quedó inconsciente por veinticuatro horas. Cuando regresó en sí, dijo a los presentes: "Fui a asistir al Papa, que acaba de morir". El Papa Clemente XIV muere el 22 de Septiembre de 1774.

En 1775 San Alfonso pidió a Pío VI que le permitiera renunciar al gobierno de su sede. El Papa le concede teniendo en cuenta su enfermedad. San Alfonso se retiró ciego y sordo. Fue a pedir hospitalidad a sus hijos espirituales, en Nocera, cerca de Nápoles, pensando así acabar tranquilamente sus días.

En 1777, los Redentoristas son atacados de nuevo. El Santo sufre con paciencia muchas humillaciones a causa de la traición de Monseñor Testa que era Capellán del Rey. El Santo se vio excluido de la congregación que había fundado.

Dios le reservaba una prueba aún más dura. Entre 1784 y 1785, el santo atraviesa por un terrible periodo de "noche obscura del alma", sufre tentaciones sobre su fe y sus virtudes. Se ve abrumado por sus escrúpulos, temores y alucinaciones diabólicas. Le duró dieciocho meses, con intervalos de luz y reposo. A esto le siguió un periodo de éxtasis, profecías y milagros.

GRAN ESCRITOR

Sus últimos doce años de vida se dedicó a escribir, aumentando así sus obras ascéticas y teológicas. Sus más conocidos libros son: La Practica de amar a Jesucristo, la Preparación para la muerte, las Glorias de María.

La Teología Moralis fue una obra que influyó en la formación del clero hasta hace pocos años.

El santo murió dos meses antes de cumplir noventa y un años, la noche del 31 de julio al 1 de agosto de 1787.

El Papa Pío VI en 1796 decreta la introducción de la causa de beatificación de Alfonso María Ligorio.  La beatificación se da en 1816
Fue canonizado en 1839.

En 1871 fue declarado Doctor de la Iglesia y propuesto como patrono de los confesores y de los teólogos de moral.

ORACIÓN DE SAN ALFONSO MARÍA DE LIGORIO
PARA LA COMUNIÓN ESPIRITUAL

Creo, Jesús mío, que estáis realmente presente en el Santísimo Sacramento del Altar.
Os amo sobre todas las cosas y deseo recibiros en mi alma.
Pero como ahora no puedo recibiros sacramentado,
venid a lo menos espiritualmente a mi corazón.

(Pausa en silencio para adoración)

Como si ya os hubiese recibido, os abrazo y me uno todo a Vos.
No permitáis, Señor, que jamás me separe de Vos. Amén.

Nota: La Comunión Espiritual o de deseo, consiste en orar con fe y con amor, expresando el deseo recibir a Nuestro Señor Jesucristo en el Sacramento de la Eucaristía y pidiendo recibirlo espiritualmente, bien porque se esté enfermo y en ese momento no se pueda recibir físicamente, o bien ante una necesidad o deseo de recibir al Señor.



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