El 12 de junio hizo
dos años de esta foto, donde se celebra una “misa” para que comulguen los
divorciados vueltos a casar después de un camino de “discernimiento y
acompañamiento”. Hoy, tras leer el Evangelio del día* (san Mateo 5, 27-32), me ha parecido
conveniente recordarlo, y recordar qué permite Bergoglio en su Exhortación Apostólica Postsinodal AMORIS LAETITIA, que tras idas y
venidas de mucho marear la perdiz, por fin quedó patente en la respuesta dada a
la carta de los obispos de Buenos Aires que les dejo aquí a continuación y que
ha sido recogida en la web del Vaticano como textos Magisteriales de Francisco.
CARTA
DEL SANTO PADRE FRANCISCO
A LOS OBISPOS DE LA REGIÓN PASTORAL DE BUENOS AIRES
EN RESPUESTA AL DOCUMENTO
"CRITERIOS BÁSICOS PARA LA APLICACIÓN DEL CAPÍTULO VIII DE LA AMORIS LAETITIA"
A LOS OBISPOS DE LA REGIÓN PASTORAL DE BUENOS AIRES
EN RESPUESTA AL DOCUMENTO
"CRITERIOS BÁSICOS PARA LA APLICACIÓN DEL CAPÍTULO VIII DE LA AMORIS LAETITIA"
Mons. Sergio Alfredo Fenoy
Delegado de la Región Pastoral Buenos Aires
Querido hermano:
Recibí el escrito de la Región
Pastoral Buenos Aires “Criterios básicos para la aplicación del capítulo VIII
de Amoris laetitia”. Muchas gracias por habérmelo enviado; y
los felicito por el trabajo que se han tomado: un verdadero ejemplo de
acompañamiento a los sacerdotes... y todos sabemos cuánto es necesaria esta
cercanía del obispo con su clero y del clero con el obispo. El prójimo “más prójimo”
del obispo es el sacerdote, y el mandamiento de amar al prójimo como a sí mismo
comienza, para nosotros obispos, precisamente con nuestros curas.
El escrito es muy bueno y explícita cabalmente el
sentido del capitulo VIII de Amoris laetitia. NO HAY
OTRAS INTERPRETACIONES. Y estoy seguro de que hará mucho bien. Que el
Señor les retribuya este esfuerzo de caridad pastoral.
Y es
precisamente la caridad pastoral la que nos mueve a salir para encontrar a los
alejados y, una vez encontrados, a iniciar un camino de acogida,
acompañamiento, discernimiento e integración en la comunidad eclesial. Sabemos
que esto es fatigoso, se trata de una pastoral “cuerpo a cuerpo” no satisfecha
con mediaciones programáticas, organizativas o legales, si bien necesarias.
Simplemente: acoger, acompañar, discernir, integrar. De estas cuatro actitudes
pastorales la menos cultivada y practicada es el discernimiento; y considero
urgente la formación en el discernimiento, personal y comunitario, en nuestros
Seminarios y Presbiterios.
Finalmente
quisiera recordar que Amoris laetitia fue el fruto del
trabajo y la oración de toda la Iglesia, con la mediación de dos Sínodos y del
Papa. Por ello les recomiendo una catequesis completa de la Exhortación que
ciertamente ayudará al crecimiento, consolidación y santidad de la familia.
Nuevamente
les agradezco el trabajo hecho y los animo a seguir adelante, en las diversas
comunidades de las diócesis, con el estudio y la catequesis de Amoris laetitia.
Por
favor, no se olviden de rezar y hacer rezar por mí. Que Jesús los bendiga y la
Virgen Santa los cuide.
Fraternalmente,
Vaticano,
5 de septiembre de 2016
Francisco
***
Región
pastoral Buenos Aires
Criterios básicos para
la aplicación del capitulo VIII de Amoris laetitia
Estimados
sacerdotes:
Recibimos
con alegría la exhortación Amoris laetitia, que nos llama
ante todo a hacer crecer el amor de los esposos y a motivar a los jóvenes para
que opten por el matrimonio y la familia. Esos son los grandes temas que nunca
deberían descuidarse ni quedar opacados por otras cuestiones. Francisco ha
abierto varias puertas en la pastoral familiar y estamos llamados a aprovechar
este tiempo de misericordia, para asumir como Iglesia peregrina la riqueza que
nos brinda la Exhortación Apostólica en sus distintos capítulos.
Ahora
nos detendremos solo en el capítulo VIII, dado que hace referencia a
“orientaciones del Obispo” (300) en orden a discernir sobre el
posible acceso a los sacramentos de algunos “divorciados en nueva unión”.
Creemos conveniente, como Obispos de una misma Región pastoral, acordar algunos
criterios mínimos. Los ofrecemos sin perjuicio de la autoridad que cada Obispo
tiene en su propia Diócesis para precisarlos, completarlos o acotarlos.
l) En
primer lugar recordamos que no conviene hablar de “permisos” para
acceder a los sacramentos, sino de un proceso de discernimiento
acompañado por un pastor. Es un discernimiento “personal y pastoral” (300).
2) En
este camino, el pastor debería acentuar el anuncio fundamental, el kerygma, que
estimule o renueve el encuentro personal con Jesucristo vivo (cf. 58).
3) El
acompañamiento pastoral es un ejercicio de la “via caritatis”. Es una
invitación a seguir “el camino de Jesús, el de la misericordia y de la
integración” (296). Este itinerario reclama la caridad
pastoral del sacerdote que acoge al penitente, lo escucha atentamente y le
muestra el rostro materno de la Iglesia, a la vez que acepta su recta intención
y su buen propósito de colocar la vida entera a la luz del Evangelio y de
practicar la caridad (cf. 306).
4) Este
camino no acaba necesariamente en los sacramentos, sino que puede orientarse a
otras formas de integrarse más en la vida de la Iglesia: una mayor presencia en
la comunidad, la participación en grupos de oración o reflexión, el compromiso
en diversos servicios eclesiales, etc. (cf. 299).
5)
Cuando las circunstancias concretas de una pareja lo hagan factible,
especialmente cuando ambos sean cristianos con un camino de fe, se puede
proponer el empeño de vivir en continencia. Amoris laetitia no
ignora las dificultades de esta opción (cf. nota 329) y deja abierta la posibilidad de
acceder al sacramento de la Reconciliación cuando se falle en ese propósito
(cf. nota 364, según la enseñanza de san Juan
Pablo II al Cardenal W. Baum, del 22/03/1996).
6) En
otras circunstancias más complejas, y cuando no se pudo obtener una declaración
de nulidad, la opción mencionada puede no ser de hecho factible. No obstante,
igualmente es posible un camino de discernimiento. Si se llega a reconocer que,
en un caso concreto, hay limitaciones que atenúan la responsabilidad y la
culpabilidad (cf. 301-302), particularmente cuando una persona
considere que caería en una ulterior falta dañando a los hijos de la nueva
unión, AMORIS LAETITIA ABRE
LA POSIBILIDAD DEL ACCESO A LOS SACRAMENTOS DE LA RECONCILIACIÓN Y LA
EUCARISTÍA (cf. notas 336 y 351). Estos a su vez disponen a la persona
a seguir madurando y creciendo con la fuerza de la gracia.
7) Pero
hay que evitar entender esta posibilidad como un acceso irrestricto a los
sacramentos, o como si cualquier situación lo justificara. Lo que se propone es
un discernimiento que distinga adecuadamente cada caso. Por ejemplo, especial
cuidado requiere “una nueva unión que viene de un reciente divorcio” o “la
situación de alguien que reiteradamente ha fallado sus compromisos familiares”
(298). También cuando hay una suerte de
apología o de ostentación de la propia situación “como si fuese parte del ideal
cristiano” (297). En estos casos más difíciles,
los pastores debemos acompañar con paciencia procurando algún camino de
integración (cf. 297, 299).
8)
Siempre es importante orientar a las personas a ponerse con su conciencia ante
Dios, y para ello es útil el “examen de conciencia” que propone Amoris laetitia 300, especialmente en lo que se refiere a
“cómo se han comportado con sus hijos” o con el cónyuge abandonado. Cuando hubo
injusticias no resueltas, el acceso a los sacramentos es particularmente
escandaloso.
9) Puede
ser conveniente que un eventual acceso a los sacramentos se realice de manera
reservada, sobre todo cuando se prevean situaciones conflictivas. Pero al mismo
tiempo no hay que dejar de acompañar a la comunidad para que crezca en un
espíritu de comprensión y de acogida, sin que ello implique crear confusiones
en la enseñanza de la Iglesia acerca del matrimonio indisoluble. La comunidad
es instrumento de la misericordia que es “inmerecida, incondicional y gratuita”
(297).
10) El
discernimiento no se cierra, porque “es dinámico y debe permanecer siempre
abierto a nuevas etapas de crecimiento y a nuevas decisiones que permitan
realizar el ideal de manera más plena” (303), según la “ley de gradualidad” (295) y confiando en la ayuda de la gracia.
Somos
ante todo pastores. Por eso queremos acoger estas palabras del Papa: “Invito
a los pastores a escuchar con afecto y serenidad, con el deseo sincero de
entrar en el corazón del drama de las personas y de comprender su punto de
vista, para ayudarles a vivir mejor y a reconocer su propio lugar en la
Iglesia” (312).
Con
afecto en Cristo.
Los
Obispos de la Región
5 de
septiembre de 2016
+++
Bien, pero ¿qué nos dice nuestro Señor? ¿Qué ha sostenido la Iglesia fielmente a su Palabra por dos mil años?
*Todo
el que mira a una mujer deseándola, ya ha cometido adulterio (san Mateo 5,
27-32)
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Habéis
oído el mandamiento “no cometerás adulterio”.
Pero
yo os digo: Todo el que mira a una mujer deseándola, ya ha cometido adulterio
con ella en su corazón.
Si tu
ojo derecho te induce a pecar, sácatelo y tíralo. Más te vale perder un miembro
que ser echado entero en la “gehenna”.
Si tu
mano derecha te induce a pecar, córtatela y tírala, porque más te vale perder
un miembro que ir a parar entero “gehenna”.
Se
dijo: “El que repudie a su mujer, que le dé acta de repudio” Pero yo os digo
que si uno repudia a su mujer – no hablo de unión ilegítima – la induce a
cometer adulterio, y el que se casa con la repudiada comete adulterio».
La Palabra
del Señor es clara y la Palabra de Dios es eterna, no cambia; como dice santa
Teresa de Jesús, Dios no se muda.
-El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán.
(Mateo 24:35)
-El respondió y dijo: Escrito está: No sólo de pan vivirá el
hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios. (Mateo 4:4)
-Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si
vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y
conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres. (Juan 8: 31-32)
-Estoy
maravillado de que tan pronto os hayáis alejado del que os llamó por la gracia
de Cristo, para seguir un evangelio diferente. No que haya otro, sino que hay
algunos que os perturban y quieren pervertir el evangelio de Cristo. Mas si aun
nosotros, o un ángel del cielo, os anunciare otro evangelio diferente del que
os hemos anunciado, sea anatema (maldito). Como antes hemos dicho, también
ahora lo repito: Si alguno os predica diferente evangelio del que habéis
recibido, sea anatema (maldito). Pues, ¿busco ahora el favor de los hombres, o
el de Dios? ¿O trato de agradar a los hombres? Pues si todavía agradara a los
hombres, no sería siervo de Cristo". (1ª de Gálatas 6-10)
Los Mandamientos de la Ley de Dios
son de obligado cumplimiento, si uno falta a alguno de ellos ha de confesarse
para reconciliarse con Dios.
-Sí
me amáis guardaréis mis Mandamientos. (Juan 14:15)
-El que no me ama, no guarda mis palabras; y la palabra
que habéis oído no es mía, sino del Padre que me envió. (Juan 14:24)
-De manera que la ley a la verdad es santa, y el mandamiento
santo, justo y bueno. (Romanos 7:12)
- Por cuanto los designios de la carne
son enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco
pueden; y los que viven según la carne no pueden agradar a Dios. (Romanos 8:7-8)
Para
que la confesión sea válida es necesario el arrepentimiento y el propósito de
enmienda. Difícilmente pueda darse ambas cosas en el caso que nos ocupa, si
tras la confesión regresan a su casa para seguir cometiendo el mismo pecado.
Dios
no nos manda pruebas que no podamos superar.
-No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea común a los hombres; y fiel es Dios, que no permitirá que vosotros seáis tentados más allá de lo que podéis soportar, sino que con la tentación proveerá también la vía de escape, a fin de que podáis resistirla. (1Cor 10:13)
En
referencia a la recepción de la Santa Comunión por personas divorciadas o
vueltas a casar, los miembros de la Congregación de la Doctrina para la Fé,
siendo el card. Joseph Ratzinger prefecto, en una carta a todos los obispos del
mundo de fecha octubre 14, 1994 dice:
La creencia errónea que tiene una persona divorciada y vuelta a casar, de poder recibir la Eucaristía normalmente, presupone que la conciencia personal es tomada en cuenta en el análisis final, de que, basado en sus propias convicciones existió o no existió un matrimonio anterior y el valor de una nueva unión. Esta posición es inaceptable. El matrimonio, de hecho, porque es la imagen de la relación entre Cristo y su Iglesia así como un factor importante en la vida de la sociedad civil, es básicamente una realidad pública.
-Quien coma el pan o beba el cáliz del Señor
indignamente, será reo del Cuerpo y de la Sangre del Señor. Examínese, pues,
cada cual, y coma entonces del pan y beba del cáliz. Pues quien come y bebe sin
discernir el Cuerpo, come y bebe su propio castigo. (1 Co 11, 27-29)
-Porque
llegará el tiempo en que los hombres no soportarán más la sana doctrina; por el
contrario, llevados por sus inclinaciones, se procurarán una multitud de
maestros que les halaguen los oídos, y se apartarán de la verdad para escuchar
cosas fantasiosas. (Segunda carta a Timoteo 4; 3-4)
Ahora se está cumpliendo lo que nos
advierte san Pablo en estas palabras, pero la Palabra de Dios no se puede
cambiar, ni Dios nos manda pruebas que no podamos superar con su ayuda y manteniéndonos
en gracia. Lo que se vive hoy es una rebelión, es querer hacernos como Dios, es
cambiar la Palabra de Dios a nuestro capricho, para hacer nuestra voluntad no
la voluntad de Dios. Los verdaderos hijos de Dios se someten a la voluntad de
Dios, de igual forma que lo hizo nuestro Señor Jesucristo, que siendo Dios se
sometió en todo, por humildad y obediencia. Porque como nos dicen los apóstoles
en Hechos (5:29):
¡HAY QUE OBEDECER A
DIOS ANTES QUE A LOS HOMBRES!
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