MARÍA
REINA DEL UNIVERSO
Festividad: 22 de agosto
"La Virgen Inmaculada... asunta
en cuerpo y alma a la gloria celestial fue ensalzada por el Señor como Reina
universal, con el fin de que se asemejase de forma más plena a su Hijo, Señor de señores y
vencedor del pecado y de la muerte". (Conc. Vat. II, Const. dogm. Lumen
gentium, n.59).
Fiesta instituida por Pío XII. Se
celebra ahora en la octava de la Asunción para manifestar la conexión
entre la realeza de María y su asunción a los cielos.
"Dios todopoderoso, que nos has dado
como Madre y como Reina a la Madre de tu Unigénito, concédenos que, protegidos
por su intercesión, alcancemos la gloria de tus hijos en el reino de los
cielos. Por nuestro Señor Jesucristo". Amén.
¡Salve, Reina caelorum; Reina caeli,
laetare!
MARÍA
ES REINA DE LOS ÁNGELES Y DE TODOS LOS HOMBRES
El pueblo cristiano siempre ha
reconocido a María Reina por ser madre del Rey de reyes y Señor de Señores. Su
poder y sus atributos los recibe del Todopoderoso: Su Hijo, Jesucristo. Es
El quien la constituye Reina y Señora de todo lo creado, de los hombres y aún
de los ángeles.
Juan Pablo II, el 23 de julio del
1997, habló sobre la Virgen como Reina del universo. Recordó que "a partir
del siglo V, casi en el mismo período en que el Concilio de Éfeso proclama a la
Virgen 'Madre de Dios', se comienza a atribuir a María el título de Reina. El
pueblo cristiano, con este ulterior reconocimiento de su dignidad excelsa,
quiere situarla por encima de todas las criaturas, exaltando su papel y su
importancia en la vida de cada persona y del mundo entero".
El Santo Padre explicó que "el
título de Reina no sustituye al de Madre: su realeza sigue siendo un corolario
de su peculiar misión materna, y expresa simplemente el poder que le ha sido
conferido para llevar a cabo esta misión. (...) Los cristianos miran con
confianza a María Reina, y esto aumenta su abandono filial en Aquella que es
madre en el orden de la gracia".
"La Asunción favorece la plena comunión de
María no sólo con Cristo, sino con cada uno de nosotros. Ella está junto a
nosotros porque su estado glorioso le permite seguirnos en nuestro cotidiano
itinerario terreno. (...). Ella conoce todo lo que sucede en nuestra existencia
y nos sostiene con amor materno en las pruebas de la vida".
RAZÓN: Las Sagradas Escrituras nos enseñan
que los que son de Cristo reinarán con Él y la Virgen María es ciertamente de
Cristo.
Romanos
5:17
"En efecto, si por el delito de
uno solo reinó la muerte por un solo hombre ¡con cuánta más razón los que
reciben en abundancia la gracia y el don de la justicia, reinarán en la vida
por uno solo, por Jesucristo!".
II
Timoteo 2:12
"Si nos mantenemos firmes,
también reinaremos con él; si le negamos, también él nos negará".
MARÍA
SANTÍSIMA ES REINA DE TODO LO CREADO
Si bien todos reinaremos con Cristo,
María Santísima participa de Su reinado de una forma singular y preeminente.
Esto significa que Dios le ha otorgado Su poder para reinar sobre todos los
hombres y los ángeles, y para vencer a Satanás.
RAZONES
POR LAS QUE MARÍA SANTÍSIMA ES REINA DE TODOS:
1-Por ser la madre de Dios hecho
hombre, El Mesías, el Rey Universa. (Col 1, 16).
Santa Isabel, movida por el Espíritu
Santo, hace reverencia a María, no considerándose digna de la visita de la que
es "Madre de mi Señor" (Lc 1:43). Por la realeza de su hijo,
María posee una grandeza y excelencia singular entre las criaturas, por lo que
Santa Isabel exclamó: "Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de
tu seno" (Lc 1:42).
El ángel Gabriel le dijo a María que
su Hijo reinaría. Ella es entonces la Reina Madre.
Su reino no es otro que el de Jesús,
por el que rezamos "Venga tu Reino". Es el Reino de Jesús y de María.
Jesús por naturaleza, María por designio divino.
En 1 Reyes 2:19 vemos que la madre
del Rey se sienta a su derecha. La Virgen María es Reina por su
íntima relación con la realeza de Cristo.
De la unión con Cristo Rey deriva, en María Reina, tan esplendorosa sublimidad, que supera la excelencia de todas las cosas creadas; de esta misma unión nace su poder regio, por el que Ella puede dispensar los tesoros del reino del Divino Redentor; en fin, en la misma unión con Cristo tiene origen la eficacia inagotable de su materna intercesión con su Hijo y con el Padre (cfr. Pío XII, Enc. Mystici corporis, 29-VI1943).
2-Por ser la perfecta discípula que
acompañó a Su Hijo desde el principio hasta el final, Cristo le otorga la
corona. Cf. Ap. 2,10 En María se cumplen las palabras: " el que
se humilla será ensalzado". Ella dijo "He aquí la esclava
del Señor".
3- Por ser la corredentora. El papa
JPII, en la audiencia del 23-7-97 dijo que "María es Reina no sólo porque
es Madre de Dios, sino también porque (...) cooperó en la obra de la redención
del género humano. (...). Asunta al cielo, María es asociada al poder de su
Hijo y se dedica a la extensión del Reino, participando en la difusión de la
gracia divina en el mundo".
Ella participa en la obra de
salvación de su Hijo con su SI en el que siempre se mantuvo fiel, siendo capaz
de estar al pie de la cruz (Cf. Jn 19:25)
María Santísima, reinando con su
hijo, coopera con El para la liberación del hombre del pecado. Todos nosotros,
aunque en menor grado, debemos también cooperar en la redención para reinar con
Cristo.
4- Por ser el miembro excelentísimo
de la Iglesia: por su misión y santidad.
La misión de María Santísima es única pues solo ella es madre del Salvador.
Enemistad pondré entre ti y la
mujer, y entre tu linaje y su linaje: él te pisará la cabeza mientras acechas
tú su calcañar." -Génesis 3:15
CARACTERÍSTICAS
DEL REINADO DE MARÍA SANTÍSIMA:
1-Preeminencia: "su honor
y dignidad sobrepasan todo la creación; los ángeles toman segundo lugar ante tu
preeminencia." San Germán.
2-Poder Real: que la autoriza a
distribuir los frutos de la redención. La Virgen María no solo ha tenido el más
alto nivel de excelencia y perfección después de Cristo, pero también participa
del poder de Su Hijo Redentor ejercita sobre las voluntades y mentes.
3-Inagotable eficacia de Intercesión
con su Hijo y el Padre: Dios ha instituido a María como Reina los cielos y
tierra, exaltada sobre todos los coros de ángeles y todos los santos. Estando a
la diestra de su Hijo, ella suplica por nosotros con corazón de Madre, y lo que
busca, encuentra, lo que pide, recibe".
4-Reinado de Amor y Servicio: Su
reinado no es de pompas o de prepotencia como los reinos de la tierra. El
reino de María es el de su Hijo, que no es de este mundo, no se manifiesta con
las características del mundo. María tiene todo el poder como reina de
cielos y tierra y a la vez, la ternura de ser Madre de Dios.
En la tierra ella fue siempre
humilde, la sierva del Señor. Se dedicó totalmente a su Hijo y a su obra. Con
El y sometida con todo su corazón con toda su voluntad a Él, colaboró en el
Misterio de la Redención. Ahora en el Cielo, ella continúa manifestando su amor
y su servicio para llevarnos a la salvación.
RESPUESTA
A LOS HERMANOS SEPARADOS
Hay quienes rechazan el reinado de
María Santísima alegando que ella no puede ser reina ya solo Jesús es rey.
Estos hermanos no comprenden la
naturaleza del Reino. El reino de María Santísima no es un reino aparte al de
su Hijo. Es el mismo reino. Donde Jesús reina, María Su Madre reina
también. Se trata de dos corazones eternamente unidos en el amor divino.
Dios ha dispuesto que así fuese. María, lejos de quitarle al reinado de
su Hijo, lo propicia. Ella es la más sumisa, la más fiel en el reino y por eso
también la más exaltada.
“Porque ha puesto los ojos en la humildad
de su esclava, por eso desde ahora todas las generaciones me llamarán
bienaventurada". (Lucas 1:48)
LA
FIESTA LITÚRGICA
Pío XII en 1954, instituyó la fiesta
Litúrgica del Reinado de María al coronar a la Virgen en Santa María la Mayor,
Roma. En esta ocasión el Papa también promulgó el documento principal del
Magisterio acerca de la dignidad y realeza de María, la Encíclica Ad coeli
Reginam (Oct 11, 1954).
JPII:
JUNIO 19, 1983 EN POLONIA
"Al Reino de el Hijo está
plenamente unido el Reino de su Madre... su Reino y el de ella, no son de este
mundo. Pero están enraizados en la historia humana, en la historia de toda la
raza humana, por el hecho de que el Hijo de Dios, de la misma sustancia que el
Padre, se hizo hombre por el poder del ES en el vientre de María. Y ese reino
es definitivamente enraizado en la historia humana a través de la Cruz, al pie
de la cual estaba la Madre de Dios como corredentora. Y es en ese evento de la
Cruz y María al pie de su hijo, que el Reino se funda y permanece. Todas la
comunidades humanas experimentan el reino maternal de María, que les trae más
de cerca el reino de Cristo."
SCTJM
MARÍA
REINA
Catequesis de S.S. Juan Pablo II
Catequesis de S.S. Juan Pablo II
23 de julio de 1997
1-La devoción popular invoca a María
como Reina. El Concilio, después de recordar la asunción de la Virgen «en
cuerpo y alma a la gloria del cielo», explica que fue «elevada (...) por el
Señor como Reina del universo, para ser conformada más plenamente a su Hijo,
Señor de los señores (cf. Ap 19, 16) y vencedor del pecado y de la muerte»
(Lumen gentium, 59).
En efecto, a partir del siglo V,
casi en el mismo período en que el concilio de Éfeso la proclama «Madre de
Dios», se empieza a atribuir a María el título de Reina. El pueblo cristiano,
con este reconocimiento ulterior de su excelsa dignidad, quiere ponerla por
encima de todas las criaturas, exaltando su función y su importancia en la vida
de cada persona y de todo el mundo.
Pero ya en un fragmento de una
homilía, atribuido a Orígenes, aparece este comentario a las palabras
pronunciadas por Isabel en la Visitación: «Soy yo quien debería haber ido a ti,
puesto que eres bendita por encima de todas las mujeres tú, la madre de mi
Señor, tú mi Señora» (Fragmenta: PG 13, 1.902 D). En este texto se pasa espontáneamente
de la expresión «la madre de mi Señor» al apelativo «mi Señora», anticipando lo
que declarará más tarde san Juan Damasceno, que atribuye a María el título de
«Soberana»:
«Cuando se convirtió en madre del
Creador, llegó a ser verdaderamente la soberana de todas las criaturas» (De
fide orthodoxa, 4, 14: PG 94 1.157).
2-Mi venerado predecesor Pío XII en
la encíclica Ad coeli Reginam, a la que se refiere el texto de la constitución
Lumen gentium, indica como fundamento de la realeza de María, además de su
maternidad, su cooperación en la obra de la redención. La encíclica recuerda el
texto litúrgico: «Santa María, Reina del cielo y Soberana del mundo, sufría
junto a la cruz de nuestro Señor Jesucristo» (MS 46 [1954] 634). Establece,
además, una analogía entre María y Cristo, que nos ayuda a comprender el
significado de la realeza de la Virgen. Cristo es rey no sólo porque es Hijo de
Dios, sino también porque es Redentor. María es reina no sólo porque es Madre
de Dios, sino también porque, asociada como nueva Eva al nuevo Adán, cooperó en
la obra de la redención del género humano (MS 46 [1954] 635).
En el evangelio según san Marcos leemos que el día de la Ascensión el Señor Jesús «fue elevado al cielo y se sentó a la diestra de Dios» (Mc 16, 19). En el lenguaje bíblico, «sentarse a la diestra de Dios» significa compartir su poder soberano. Sentándose «a la diestra del Padre», él instaura su reino, el reino de Dios. Elevada al cielo, María es asociada al poder de su Hijo y se dedica a la extensión del Reino, participando en la difusión de la gracia divina en el mundo.
Observando la analogía entre la Ascensión de Cristo y la Asunción de María, podemos concluir que, subordinada a Cristo, María es la reina que posee y ejerce sobre el universo una soberanía que le fue otorgada por su Hijo mismo.
En el evangelio según san Marcos leemos que el día de la Ascensión el Señor Jesús «fue elevado al cielo y se sentó a la diestra de Dios» (Mc 16, 19). En el lenguaje bíblico, «sentarse a la diestra de Dios» significa compartir su poder soberano. Sentándose «a la diestra del Padre», él instaura su reino, el reino de Dios. Elevada al cielo, María es asociada al poder de su Hijo y se dedica a la extensión del Reino, participando en la difusión de la gracia divina en el mundo.
Observando la analogía entre la Ascensión de Cristo y la Asunción de María, podemos concluir que, subordinada a Cristo, María es la reina que posee y ejerce sobre el universo una soberanía que le fue otorgada por su Hijo mismo.
3-El título de Reina no sustituye,
ciertamente, el de Madre: su realeza es un corolario de su peculiar misión
materna, y expresa simplemente el poder que le fue conferido para cumplir dicha
misión.
Citando la bula Ineffabilis Deus, de
Pío IX, el Sumo Pontífice Pío XII pone de relieve esta dimensión materna de la
realeza de la Virgen:
«Teniendo hacia nosotros un afecto
materno e interesándose por nuestra salvación ella extiende a todo el género
humano su solicitud. Establecida por el Señor como Reina del cielo y de la
tierra, elevada por encima de todos los coros de los ángeles y de toda la
jerarquía celestial de los santos, sentada a la diestra de su Hijo único,
nuestro Señor Jesucristo, obtiene con gran certeza lo que pide con sus súplicas
maternal; lo que busca, lo encuentra, y no le puede faltar» (MS 46 [1954]
636-637).
4-Así pues, los cristianos miran con
confianza a María Reina, y esto no sólo no disminuye, sino que, por el
contrario, exalta su abandono filial en aquella que es madre en el orden de la
gracia.
Más aún, la solicitud de María Reina
por los hombres puede ser plenamente eficaz precisamente en virtud del estado
glorioso posterior a la Asunción. Esto lo destaca muy bien san Germán de
Constantinopla, que piensa que ese estado asegura la íntima relación de María
con su Hijo, y hace posible su intercesión en nuestro favor. Dirigiéndose a
María, añade: Cristo quiso «tener, por decirlo así, la cercanía de tus labios y
de tu corazón; de este modo, cumple todos los deseos que le expresas, cuando
sufres por tus hijos, y él hace, con su poder divino, todo lo que le pides»
(Hom 1: PG 98, 348).
5-Se puede concluir que la Asunción
no sólo favorece la plena comunión de María con Cristo, sino también con cada uno
de nosotros: está junto a nosotros, porque su estado glorioso le permite
seguirnos en nuestro itinerario terreno diario. También leemos en san Germán:
«Tú moras espiritualmente con nosotros, y la grandeza de tu desvelo por
nosotros manifiesta tu comunión de vida con nosotros» (Hom 1: PG 98, 344).
Por tanto, en vez de crear distancia
entre nosotros y ella, el estado glorioso de María suscita una cercanía
continua y solícita. Ella conoce todo lo que sucede en nuestra existencia, y
nos sostiene con amor materno en las pruebas de la vida.
Elevada a la gloria celestial, María
se dedica totalmente a la obra de la salvación para comunicar a todo hombre la
felicidad que le fue concedida. Es una Reina que da todo lo que posee
compartiendo, sobre todo, la vida y el amor de Cristo.
FUNDAMENTO TEOLÓGICO DE LA REALEZA DE LA VIRGEN MARÍA
La razón por la que la Santísima Virgen María es Reina se fundamenta teológicamente en su divina Maternidad y en su función de ser Corredentora del género humano.
La razón por la que la Santísima Virgen María es Reina se fundamenta teológicamente en su divina Maternidad y en su función de ser Corredentora del género humano.
1-Por su divina Maternidad: Es el
fundamento principal, pues la eleva a un grado altísimo de intimidad con el
Padre celestial y la une a su divino Hijo, que es Rey universal por derecho
propio.
En la Sagrada Escritura se dice del
Hijo que la Virgen concebirá: "Hijo del Altísimo será llamado Y a Él le
dará el Señor Dios el trono de David su padre y en la casa de Jacob reinará
eternamente y su reinado no tendrá fin" (Lc. 1,32-33). Y a María se le
llama "Madre del Señor" (Lc. 1,43); de donde fácilmente se deduce que
Ella es también Reina, pues engendró un Hijo que era Rey y Señor de todas las
cosas. Así, con razón, pudo escribir San Juan Damasceno: "Verdaderamente
fue Señora de todas las criaturas cuando fue Madre del Creador" (cit. en
la Enc. Ad coeli Reginam, de Pío XII, 11-X-1954).
2-Por ser Corredentora del género humano: La Virgen María, por voluntad expresa de Dios, tuvo parte excelentísima en la obra de nuestra Redención. Por ello, puede afirmarse que el género humano sujeto a la muerte por causa de una virgen (Eva), se salva también por medio de una Virgen (María). En consecuencia, así como Cristo es Rey por título de conquista, al precio de su Sangre, también María es Reina al precio de su Compasión dolorosa junto a la Cruz.
2-Por ser Corredentora del género humano: La Virgen María, por voluntad expresa de Dios, tuvo parte excelentísima en la obra de nuestra Redención. Por ello, puede afirmarse que el género humano sujeto a la muerte por causa de una virgen (Eva), se salva también por medio de una Virgen (María). En consecuencia, así como Cristo es Rey por título de conquista, al precio de su Sangre, también María es Reina al precio de su Compasión dolorosa junto a la Cruz.
La Beatísima María debe ser llamada
Reina, no sólo por razón de su Maternidad divina, sino también porque cooperó
íntimamente a nuestra salvación. Así como Cristo, nuevo Adán, es Rey nuestro no
sólo por ser Hijo de Dios sino también nuestro Redentor, con cierta analogía,
se puede afirmar que María es Reina, no sólo por ser Madre de Dios sino también,
como nueva Eva, porque fue asociada al nuevo Adán" (cfr. Pío XII, Enc, Ad
coeli Reginam).
NATURALEZA
DEL REINO DE MARÍA
El reino de Santa María, a semejanza y en perfecta coincidencia con el reino de Jesucristo, no es un reino temporal y terreno, sino más bien un reino eterno y universal: -"Reino de verdad y de vida, de santidad, de gracia, de amor y de paz" (cfr. Prefacio de la Misa de Cristo Rey).
1-Es un reino eterno porque existirá
siempre y no tendrá fin (cfr. Lc. 1,33) y, es universal porque se extiende al
Cielo, a la tierra y a los abismos (cfr. Fil. 2,10-11).
2-Es un reino de verdad y de vida.
Para esto vino Jesús al mundo, para dar testimonio de la verdad (cfr. Jn.
18,37) y para dar la vida sobrenatural a los hombres.
3-Es un reino de santidad y justicia
porque María, la llena de gracia, nos alcanza las gracias de su Hijo para que
seamos santos (cfr. Jn. 1,12-14); y de justicia porque premia las buenas obras de
todos (cfr. Rom. 2,5-6).
4-Es un reino de amor porque de su
eximia caridad nos ama con corazón maternal como hijos suyos y hermanos de su
Hijo (cfr. 1 Cor. 13,8).
5-Es un reino de paz, nunca de odios y rencores; de la paz con que se llenan los corazones que reciben las gracias de Dios (cfr. Is. 9,6).
Santa María como Reina y Madre del Rey es coronada en sus imágenes -según costumbre de la Iglesia- para simbolizar por este modo el dominio y poder que tiene sobre todos los súbditos de su reino.
La oración Colecta de la Memoria de Santa María Reina dice: "Oh Dios, que nos has dado como Madre y como Reina, a la Madre de tu Unigénito; concédenos, por su intercesión, el poder llegar a participar en el Reino celestial de la gloria reservada a tus hijos".
5-Es un reino de paz, nunca de odios y rencores; de la paz con que se llenan los corazones que reciben las gracias de Dios (cfr. Is. 9,6).
Santa María como Reina y Madre del Rey es coronada en sus imágenes -según costumbre de la Iglesia- para simbolizar por este modo el dominio y poder que tiene sobre todos los súbditos de su reino.
La oración Colecta de la Memoria de Santa María Reina dice: "Oh Dios, que nos has dado como Madre y como Reina, a la Madre de tu Unigénito; concédenos, por su intercesión, el poder llegar a participar en el Reino celestial de la gloria reservada a tus hijos".
Visto en: Corazones.org
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