EL CAMINO: "YO SOY EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA, NADIE VA AL PADRE SINO POR MÍ". (JUAN 14:6)

"BUSCAD PRIMERAMENTE EL REINO DE DIOS Y SU JUSTICIA, Y TODO LO DEMÁS SE OS DARÁ POR AÑADIDURA". (MATEO 6:33)

"Y EN NINGÚN OTRO HAY SALVACIÓN, PORQUE NO HAY OTRO NOMBRE BAJO EL CIELO DADO A LOS HOMBRES, EN EL CUAL PODAMOS SER SALVOS". (HECHOS 4:12)

jueves, 13 de agosto de 2015

La última entrevista de la hermana Lucía


"Al final Mí Inmaculado Corazón Triunfará."


La última entrevista irrestricta
de la Hermana Lucía

La siguiente es la transcripción escrita de la charla que diera el notable experto sobre Fátima, Reverendo Padre Nicholas Gruner el 9 de octubre de 2006 a cientos de obispos, sacerdotes y laicos asistentes a la conferencia, La última oportunidad de obtener la Paz Mundial dada en Tuy, España. En esa charla, el P. Gruner da un relatado de la famosa entrevista del Padre Agustín Fuentes con la Hermana Lucía, la última sobreviviente de los videntes de Fátima, el 26 de diciembre de 1957. Fue en esta histórica entrevista que la Hermana Lucía dijo “La Santísima Virgen está muy triste porque nadie hace caso a Su Mensaje.”

Por el Padre Nicholas Gruner, S.T.L., S.T.D. (Cand.)

Hoy quiero compartir con ustedes algunos pensamientos sobre la histórica entrevista entre la Hermana Lucía y el Padre Agustín Fuentes en diciembre de 1957. Fue en esta entrevista profética donde se reveló, al menos en parte, el núcleo del Secreto de Fátima.

El Padre Fuentes era un sacerdote mexicano que fue designado postulador de la causa para la beatificación de Jacinta y Francisco Marto. El ya se había entrevistado con la Hermana Lucía el 10 de agosto de 1955. El tuvo otras oportunidades de reunirse con ella, y así lo hizo otra vez el 26 de diciembre de 1957. Después de esa reunión, el sacerdote dio una charla el 22 de mayo de 1958 en la casa matriz de la Hermanas Misioneras del Sagrado Corazón y de Nuestra Señora de Guadalupe. Durante esa charla el Padre Fuentes repitió palabras de la Hermana Lucía en su charla de diciembre anterior y luego se publicó el texto de esa charla. El Padre Alonso nos dice que la charla del Padre Fuentes fue publicada con toda garantía de autenticidad, y con la debida aprobación episcopal, incluida la del Obispo de Leiría, diócesis en la que está localizada Fátima.

El Padre Fuentes dejó muy en claro que el mensaje del cual habló, lo había recibido él mismo de los propios labios de la Hermana Lucía, la vidente principal de Fátima. He aquí algunos extractos transcriptos del texto original del Padre Fuentes en su idioma español.

¡La Santísima Virgen está muy triste!

Dijo el Padre Fuentes: “Quiero contaros únicamente la última conversación que tuve con ella, que fue el 26 de diciembre del año pasado: La encontré en su convento muy triste, pálida y demacrada; y me dijo: ‘Padre, la Santísima Virgen está muy triste, porque nadie hace caso a Su Mensaje, ni los buenos ni los malos. Los buenos, porque prosiguen su camino de bondad; pero sin hacer caso a este Mensaje. Los malos, porque no viendo el castigo de Dios actualmente sobre ellos, a causa de sus pecados, prosiguen también su camino de maldad, sin hacer caso a este Mensaje. Pero, créame, Padre, Dios va a castigar al mundo, y lo va a castigar de una manera tremenda. El castigo del cielo es inminente.’”

Así es como comienza la entrevista. Recordemos, estas palabras fueron dichas el 26 de diciembre de 1957. Eso fue antes de que la Hermana Lucía fuera totalmente silenciada por los últimos cuarenta años de su vida. Sin embargo, ya para entonces las entrevistas con la Hermana Lucía se habían vuelto cada vez más raras. La visita (anterior) ampliamente conocida fue la del Padre Lombardi, el bien conocido fundador del Movimiento para Un Mundo Mejor. Pero sin embargo, en 1960, incluso a su antiguo confesor –otro Jesuita quien había sido su confesor y director por diez años, entre los 30’s y los 40’s- cuando volvió de Brasil en 1960, le fue imposible ver a la Hermana Lucía.

La Hermana Lucía aislada en 1960

El permiso para ver a la Hermana Lucía debía ser otorgado no por el Obispo de Fátima, no por el Obispo de Coimbra, sino por el Cardenal Prefecto del Santo Oficio, o por el mismo Papa. Y así, esta conversación con el P. Fuentes fue, tal vez, la última entrevista irrestricta con la Hermana Lucía de la que alguna vez se tuviera noticias.

Estoy al corriente, por supuesto, de otras entrevistas publicadas, que pretenden darnos palabras de la Hermana Lucía. En un capítulo de The Devil’s Final Battle, Christopher Ferrara ha señalado la falta de credibilidad de la que pretende ser una entrevista dada en el 2001. El Sr. Ferrara dice que el texto está lleno de falsedades, o más exactamente, inexactitudes y medias verdades.

Pero eso es motivo para otra charla. Quiero hoy enfocar la entrevista de 1957 con el Padre Fuentes. Esa entrevista es muy profética y la considero la última entrevista sin barnices, sin retoques que la Hermana Lucía diera alguna vez.



Padre Nicholas Gruner

¿Por qué Ella está triste?

La Hermana Lucía dijo “La Santísima Virgen está muy triste”. ¿Por qué Ella está triste? Ella está triste “porque nadie hace caso a Su Mensaje, ni los buenos ni los malos”.

Es comprensible que los malos no presten atención. Después de todo, ¿por qué tendrían los pecadores –aquellos endurecidos en el pecado- cuidado de las cosas de Dios? Pero lo que es notable aquí es que la Hermana Lucía dice que tampoco los buenos prestan ninguna atención al Mensaje de Nuestra Señora.

Aun más sorprendente, como vemos hoy mirando desde la perspectiva de los últimos cincuenta años, es que la Hermana Lucía dijo que el castigo de Dios es inminente. Ella dijo eso como si en 1957 no hubiéramos transitado la Segunda Guerra Mundial y otra guerra importante en Corea.

El peor castigo

¿Cuál es, entonces ese castigo del que habló la Hermana Lucía? Ella lo nombra más tarde en la conversación, pero usa los ojos de la Fe para entenderlo. Por eso yo no aludo a la Fe en el Mensaje de Nuestra Señora, sino más bien a la comprensión de Su Mensaje desde la perspectiva de la Fe Católica.

Esa perspectiva está dada por San Juan Eudes citando la Sagrada Escritura. Jeremías nos dice, hablando en nombre de Dios: “Volved, hijos rebeldes, oráculo de Yahvé…,  Yo os daré pastores según Mi corazón, que os apacentarán sabiamente” (Jeremías, 3:14-15)

San Juan Eudes deduce de este pasaje que si nosotros no volvemos a Dios, luego Dios enviará sus pastores, quienes son solo pastores de nombre –pastores que son verdaderamente lobos vestidos de ovejas. El sigue diciendo que cuando Dios está enfadado particularmente con Su pueblo, El le envía malos pastores. ¡Y este es el peor castigo que El puede dar!

Este, creo, es el castigo del está hablando la Hermana Lucía. Ella alude a esto en el párrafo siguiente de su afirmación. “Sor Lucía me decía también” dice el Padre Fuentes, “Padre, el demonio está librando una batalla decisiva con la Virgen; y como sabe qué es lo que más ofende a Dios y lo que, en menos tiempo, le hará ganar mayor número de almas, está tratando de ganar a las almas consagradas a Dios, ya que de esta manera también deja el campo de las almas desamparado, y más fácilmente se apodera de ellas”.

Recordemos, la Hermana Lucía dijo eso en 1957. En 1965 había 455.000 sacerdotes católicos. En 1975 solo había 400.000. 55.000 sacerdotes –un poco más de la novena parte- habían dejado su ministerio en solo diez años. Tal declinación en el número de sacerdotes nunca se había visto en la historia de la Iglesia.

Incluso al presente, de acuerdo a las más recientes estadísticas publicadas por l’Osservatore Romano, el número de sacerdotes que permanecen en la Iglesia está en los 400.000. Y por supuesto, el porcentaje de edad de los sacerdotes hoy, en lugar de estar entre los cuarenta está en los sesenta años.

Aunque el número de sacerdotes está en declinación, la población de laicos que -aunque poco instruidos y poco prácticos- se consideran católicos, se está incrementando. Esas almas tienen menos y menos sacerdotes, por mil, para instruirlos y asistirlos. Y la relación de sacerdotes por laicos resultará significativamente más baja aún en los próximos diez años, por el desgaste natural que alcanza a muchos de los sacerdotes ahora en sus sesenta, setenta u ochenta años. 

Nosotros debemos proclamar Fátima

Así, el plan del diablo está esbozado aquí por la Hermana Lucía. Yo creo que esto está en el mismo Secreto porque casi todo en esta entrevista se refiere al Secreto. Para entender por qué digo esto, los refiero al libro The Third Secret  (Toda la verdad sobre Fátima) del Hermano Michel. Fue el propio Hermano Michel quien me alertó sobre la entrevista del Padre Fuentes con la Hermana Lucía. Fue en 1985, cuando nosotros dimos una conferencia para Obispos en la ciudad del Vaticano, el día de la apertura del sínodo extraordinario en noviembre de 1985. Nosotros tuvimos unos doscientos sacerdotes y obispos asistentes, incluyendo a Su Beatitud Giácomo Beltritti, Patriarca católico del Rito Latino de Jerusalem. El me dijo “Continúe en su camino de hablar públicamente. Yo continuaré en el mío de hablar a través de canales privados”. El ha ido por su recompensa, Dios lo bendiga. Pero ha sido mi convicción desde el principio, que como a Fátima se le dificulta tortuosamente la obediencia cuando se la trae a colación solo por canales privados, es por eso que debemos continuar hablando públicamente.

Muchas naciones desaparecerán

La Hermana Lucía pregunta al Padre Fuentes, “¿Qué falta, Padre, para 1960; y qué sucederá entonces? Será una cosa muy triste para todos; y no una cosa alegre si antes el mundo no hace oración y penitencia. No puedo detallar más, ya que es aún secreto que, por voluntad de la Santísima Virgen, solamente pudiera saberlo tanto el Santo Padre como el señor Obispo de Fátima; pero que ambos no han querido saberlo para no influenciarse. Es la tercera parte del Mensaje de Nuestra Señora, que aún permanece secreto hasta esa fecha de 1960.”

Ella continúa, “Dígales, Padre, que la Santísima Virgen, repetidas veces, tanto a mis primos Francisco y Jacinta, como a mí, nos dijo; Que muchas naciones de la tierra desaparecerán sobre la faz de la misma, que Rusia sería el instrumento del castigo del Cielo para todo el mundo, si antes no alcanzábamos la conversión de ese pobrecita Nación (...)”.

La única manera de obtener la conversión de aquella pobre nación es consagrarla, porque es “por ese medio” –la Consagración de Rusia- que Rusia será salvada. No hay otro medio.



La aparición de Nuestra Señora a los pastorcillos
encima de la encina


Cada uno de nosotros debe elegir

Así, nosotros estamos frente a una elección. Nosotros podemos pensar que tenemos otra elección, pero tenemos solo una elección. Nosotros podemos obedecer a Nuestra Señora de Fátima o no obedecerla. Nosotros no podemos desobedecerla con el pretexto de que verdaderamente no sabemos lo que Ella quiere. Eso, simplemente, no es cierto. Tampoco podemos desobedecerla con el pretexto de que no debemos hacerlo porque es una “revelación privada”. Eso tampoco es cierto. Pero nosotros podemos desobedecerla sencillamente porque hemos elegido no obedecerla, Ella y nosotros somos totalmente honestos sobre esto. Pero sigue siendo una elección el no obedecerla.

En la alternativa, nosotros podemos obedecer y obtener las bendiciones que prometió Nuestra Señora. No obedecerla es obtener la maldición de Fátima. Nosotros seremos maldecidos, y nosotros hemos sido maldecidos, y hemos sido maldecidos hasta el presente, por no obedecerla. Y la maldición se volverá peor aún hasta el tiempo en el que los que sobrevivan dirán “Esa generación ignoró a Nuestra Señora, no cometeremos su error. Finalmente obedeceremos. Nosotros obtendremos el beneficio”.

Esta generación ha sido elegida tanto para ser bendecida como para ser maldecida por Fátima. No tenemos otra elección. No elegimos nacer en esta generación pero estamos aquí y la elección en nuestra.

No se trata de dejar esa elección a su prójimo, a alguien con un más alto rango, o a alguien que proclama ser más devoto que usted. La elección es finalmente suya y usted será tenido por responsable de ella.

Rusia será el instrumento de castigo

En el Antiguo Testamento, se nos dice que Jeremías predijo la caída de Jerusalén. Los sacerdotes de ese tiempo dijeron, “Dios no dejará a los babilonios tomar Jerusalén, porque Jerusalén es la Ciudad Santa; tiene la promesa”.

Y hay católicos que dicen hoy: nosotros tenemos “la promesa del Nuestro Señor; las puertas del infierno no prevalecerán contra la Iglesia”. Por eso, “Dios no permitirá que la Iglesia sea arrojada a las catacumbas. Dios no permitirá que el Papa sea asesinado”.

Aún cuando el Papa presente ha revelado la visión de Fátima, lo que no le dijo, o lo que nosotros no comprendimos bien es que esta es una visión de un Papa en el futuro, muy probablemente él mismo. Pero esta no es una visión del intento de asesinato del Papa en 1981. Es la visiónfutura de un Papa que está siendo asesinado.

He estado trabajando con el Mensaje de Fátima por veintinueve años. He sido acusado de estar en contra del Papa, ¡pero la verdad es que soy el mejor amigo del Papa! Yo estoy tratando de salvar su cuello, literalmente. Pero estoy preocupado de no haber sido escuchado lo suficientemente bien o claramente. Ningún sacerdote –ni yo ni ningún otro-  puede hacerlo por sí mismo. Nosotros necesitamos otros sacerdotes para transmitir el Mensaje, para explicar el Mensaje y para ayudar a salvar el cuello del Papa y de los obispos.

¿Terminaremos como el Rey de Francia?

Se nos transmitió de Nuestro Señor en Rianjo, “Participa a Mis ministros que, en vista de que siguen el ejemplo del Rey de Francia, en la dilación de la ejecución de mi petición, también lo han de seguir en la aflicción”.

Con el “Rey de Francia”, El se refiere a los reyes desde 1689 a 1789. El 17 de junio de 1689, el Sagrado Corazón ordenó al Rey de Francia consagrar su país al Sagrado Corazón de Jesús. Pero los reyes de Francia siguieron el consejo de sus confesores – ellos casualmente fueron también jesuitas- y no obedecieron.

Lo que ocurrió a los jesuitas fue que en 1759 fueron suprimidos por el mismo Papa. Y treinta años más tarde, el 17 de junio –a cien años del día posterior a la advertencia de Nuestro Señor- el Rey de Francia fue despojado de su autoridad para legislar por el advenedizo Tercer Estado. Unas tres semanas más tarde, él fue encarcelado y cuatro años después de eso fue ejecutado por los soldados de la revolución como si hubiera sido un criminal.

Nuestro Señor está diciendo a los Obispos y al Papa y –aunque en un menor grado pero no menos cierto- a los sacerdotes, que “en vista de que siguen el ejemplo del Rey de Francia, en la dilación de la ejecución de Mi petición, también lo han de seguir en la aflicción”.

Nosotros podemos tener la ilusión de que tenemos el mando. Yo a veces tengo la ilusión que estoy a cargo de mi pequeño apostolado, pero el hecho es que ocurren cosas sobre las que no tengo control. Estoy seguro que ustedes deben encontrarse ante la misma experiencia en sus diócesis. Estoy seguro que al Papa le ocurre lo mismo en la Iglesia. Pero finalmente Dios tiene el control y El seguirá Su camino con nuestra cooperación o sin ella.

Rusia es el instrumento de castigo elegido por el Cielo para castigar a todo el mundo por sus pecados.

El Papa Pío XII nos dice en su encíclica Evangelii Praecones  (2 de junio de 1951), “El mundo está peor ahora que antes del Diluvio”. Si, como es seguramente el caso, ¿está peor ahora de lo que estaba en 1951, que podríamos decir hoy?

En 1951 el aborto no estaba legalizado, NO al menos en Occidente. Hoy, por supuesto, tenemos el holocausto del aborto con 50 millones de muertos cada año. El mundo está mucho peor hoy que antes de 1951, y mucho peor que antes del Diluvio.





El Modernismo ataca al clero

El castigo infligido sobre nosotros muestra que el diablo ha tenido su oportunidad y la ha aprovechado. El ha triunfado no solo sobre aquellos 55.000 sacerdotes que han dejado su ministerio, sino con todos aquellos quienes se han rendido a la interpretación modernista de las Escrituras, de la Liturgia e incluso del dogma –y en la interpretación modernista de Fátima.

Debo confesar que cuando leí la encíclica de San Pío X sobre el modernismo (Pascendi Dominici Gregis, 1907) quedé muy preocupado. Estaba volando de Londres a Canadá para entrar en el seminario, cuando leí en la encíclica algo de las tortuosas y diabólicas tretas que usa el Modernismo.

Una de estas terribles tretas es redefinir los vocablos católicos. Cuando ellos usan la palabra “transubstanciación” o “magisterio” o cualquier otro término católico, ellos le aplican un nuevo sentido a esa palabra, pero ellos no le hacen el favor ni tienen la honestidad de decirle a usted que han redefinido el término. Ellos, sencillamente, lo usan y usan y lo vuelven a usar otra vez, y finalmente usted viene a redefinir el término en su propia mente y deja de pensar como católico.

Me dije a mi mismo, ¿quién podría vencer tal astucia? El Papa León XIII, escribiendo en su encíclica Providentissimus Deus sobre los estudios bíblicos, dijo que los estudiosos de la Biblia debían estar fundamentados en el Dogma Católico, porque si no lo estaban, ellos terminarían “embebidos de la forzada erudición de los racionalistas”.

Y les diría lo mismo a nuestros filósofos y teólogos. Sean ellos eruditos en Dogma, en Moral o en Escrituras, que si ellos no están bien fundados en las definiciones solemnes de la Iglesia Católica, en el sentido que ellos están siempre indagando, luego ellos bien podrían terminar aceptando el pensamiento distorsionado de los racionalistas.

El Modernismo ataca a Fátima

Vemos que ante nuestros propios ojos, el Modernismo –que también propaga la forzada erudición de los racionalistas- está siendo usado para atacar Fátima, para redefinir Fátima en otros términos.

Aprendí la primera regla del saber Escriturístico de San Agustín, quien nos dice que debemos entender las Escrituras en su sentido literal antes que nada, a menos que sea contrario a la fe o contrario a la recta razón, de otra manera, esa es la primera regla de interpretación. Ese es también el método que utilizo para interpretar las profecías. Eso es lo que nunca me falló hasta aquí, y confirma mi creencia en que las profecías de Fátima deben ser tomadas literalmente, no en ningún sentido metafórico o simbólico.

Cuando Nuestra Señora mostró a los niños videntes la visión del infierno, los niños la comprendieron. Después de todo, si usted nunca vio el infierno, lo cual tampoco me ocurrió, usted comprendería lo que está viendo. Sin embargo, la Santísima Virgen luego les explicó, “habéis visto el infierno, donde van las almas de los pobres pecadores”. Ella les explicó todo. Los niños de Fátima no son los únicos que necesitan que se les explique algo. Si verdaderamente vamos a conocer Fátima, debemos ser, como lo dijo Nuestro Señor, “como niños”.

Las almas arrastradas al infierno por el  mal clero

Así, la Hermana Lucia nos explica lo que es este castigo inminente. “Lo que aflige al Inmaculado Corazón de María y al (Sagrado) Corazón de Jesús es la caída de las almas religiosas y sacerdotales. El diablo sabe que los religiosos y sacerdotes que apostatan de su hermosa vocación arrastran numerosas almas al infierno Estas afirmaciones de la entrevista de la Hermana Lucía con el Padre Fuentes aparecen en una traducción italiana fidedigna que el Hermano Michel anota en el tercer libro de su trilogía TOUTE LA VÉRITÉ SUR FATIMA (Todo la verdad sobre Fátima) nota 1 página 337.

“El diablo quiere tomar posición de las almas consagradas. El trata de corromperlas para adormecer las almas de los laicos y llevarlas así a la impenitencia final. El emplea todas las tretas, aún yendo tan lejos como sugerir la demora en el ingreso a la vida religiosa.

“Resultado de esto es la esterilidad de la vida interior, y entre los laicos frialdad en materia de renunciar a los placeres y su total dedicación a Dios”.
Nosotros vemos que nuestra Fe Católica se ha vuelto cómoda, que la Cruz ya no está allí, que ya no debemos hacer ningún sacrificio.

Una persona me dijo, “A mí no me gusta esta marca de catolicismo porque no me dá satisfacción, así que, sencillamente, lo dejaré de lado”. Ellos piensan que pueden buscar y elegir. He tenido gente que me dijo que fue con el Confesor A, y si él les dijo algo que ellos no querían escuchar, fueron con el Confesor B porque sabían que este iba a ser más blando. Dios no va a ser burlado.

La Hermana Lucía avanza en la solución. “Dígales también, Padre, que mis primos Francisco y Jacinta se sacrificaron porque vieron siempre a la Santísima Virgen muy triste en todas sus apariciones. Nunca se sonrió con nosotros, y esa tristeza y angustia que notábamos en la Santísima Virgen, a causa de las ofensas a Dios y de los castigos que amenazaban a los pecadores, nos llegaban al alma; y no sabíamos qué idear para encontrar en nuestra imaginación infantil medios para hacer oración y sacrificio (...).”

Lo segundo que santificó a los niños fue la visión del infierno.


Sor Lucía de Fátima

La Hermana Lucía explica su propia misión

Por supuesto que con un artefacto nuclear detonado por Corea del Norte justamente hoy (9 de octubre de 2006), la visión tal vez es más dramática o más real para nosotros. Pero Lucía describe su propia visión y su propia misión en algunos otros términos. “No es mi misión indicarle al mundo los castigos materiales que ciertamente vendrán sobre la tierra si el mundo antes no hace oración y penitencia. No. Mi misión es indicarles a todos el inminente peligro en que estamos de perder para siempre nuestra alma si seguimos aferrados al pecado”.

Luego ella continúa diciéndonos lo que debemos hacer a la luz de las presentes  circunstancias actuales. Yo sé que es bastante común para mí –y pienso que lo he visto en otros a mi alrededor- decir “Bien, verdaderamente no es mi culpa, es la de aquella persona. El debió haber hecho su trabajo, y si él o ella hubieran hecho su trabajo, entonces yo hubiera hecho el mío. Pero hasta que ellos hagan su trabajo mis manos estarán limpias; no debo hacer nada.”

Nosotros no debemos esperar

La Hermana Lucía tiene una respuesta para eso en la entrevista. Ella también dijo al Padre Fuentes (quien lo escribió), “Padre no esperemos que venga de Roma una llamada a la penitencia, de parte del Santo Padre, para todo el mundo; ni esperemos tampoco que venga de parte de los señores Obispos para cada una de sus diócesis; ni siquiera tampoco de parte de las Congregaciones Religiosas. No; ya Nuestro Señor usó muchas veces estos medios, y el mundo no le ha hecho caso.

“Por eso, ahora, ahora que cada uno de nosotros comience por sí mismo su reforma espiritual; que tiene que salvar no sólo su alma, sino salvar a todas las almas que Dios ha puesto en su camino. El demonio hace todo lo que está a su alcance para distraernos y para alejar de nosotros el amor por la oración. Seremos salvados juntos o seremos condenados juntos.”

Estamos en los últimos tiempos

Para darnos algún contexto del punto en que estamos en la historia de la salvación, la Hermana Lucía nos dice que estamos en los últimos tiempos. “Padre, la Santísima Virgen no me dijo que nos encontramos en los últimos tiempos del mundo, pero me lo dio a demostrar por tres motivos.

El primero, porque me dijo que el demonio está librando una batalla decisiva con la Virgen y una batalla decisiva es una batalla final, en donde se va a saber de qué partido es la victoria, de qué partido es la derrota. Así que ahora, o somos de Dios, o somos del demonio; no hay término medio.”

Yo quiero comentarles algo que me ha tomado algún tiempo ordenar en mi propia mente. Alguna gente puede sentir que si es obediente a su superior inmediato, está, por lo tanto, del lado de Dios. Y ciertamente eso es verdad en muchos casos. Sin embargo, nosotros tenemos el primer Papa, San Pedro, haciendo esa distinción por nosotros; cuando el superior inmediato está dándonos ordenes contrarias a la voluntad de Dios, “Nosotros debemos obedecer a Dios antes que a los hombres”. (Hechos 5:29)

Así, es importante para nosotros darnos cuenta que toda autoridad viene de Dios. Por supuesto, usted encontrará ese pensamiento en la Sagrada Escritura. La autoridad del Papa, la autoridad del Gobernador – en realidad, usted encontrará esto definido en la bula Unam Sanctam -, toda autoridad viene de Dios.

El Papa Bonifacio VIII señala que hay dos espadas, la espada de la autoridad temporal y la espada espiritual. Pero ambas son dadas por Dios. Y la autoridad temporal es menor que la espiritual. Pero la espiritual misma viene de Dios y la autoridad espiritual no puede contradecir la autoridad de Dios. Y así, nosotros debemos elegir por la de Dios antes que nada e incluso ante cualquier orden de un gobernante temporal o un gobernante espiritual si ese gobernante temporal o espiritual está ordenándonos hacer algo contrario a la voluntad de Dios.

¿Cómo sabemos cuál es la voluntad de Dios? Nosotros la conocemos sobre todo, yo diría, por las Escrituras, por la Sagrada Tradición y por el Magisterio Solemne –la definición infalible de la Iglesia. Es sobre estas definiciones de la Iglesia que nosotros debemos distinguir para saber cuáles son nuestras obligaciones dadas por Dios.

La segunda razón que Lucía da para saber que estamos en los últimos tiempos, dice ella, es que “Lo segundo, porque (la Santísima Virgen) me dijo, tanto a mis primos como a mí, que dos eran los últimos remedios que Dios daba al mundo; el Santo Rosario y la devoción al Inmaculado Corazón de María; y, al ser los últimos remedios, quiere decir que son los últimos, que ya no va a haber otros”.

La tercera razón, nos dice Lucía, por la que ella entiende que nosotros estamos en los últimos tiempos es “porque siempre en los planos de la Divina Providencia, cuando Dios va a castigar al mundo, agota antes todos los demás medios; y cuando ha visto que el mundo no le ha hecho caso a ninguno de ellos, entonces, como si dijéramos a nuestro modo imperfecto de hablar, nos presenta con cierto temor el último medio de salvación, Su Santísima Madre. Porque si despreciamos y rechazamos este último medio, ya no tendremos perdón del cielo; porque hemos cometido un pecado, que en el Evangelio suele llamarse pecado contra el Espíritu Santo.

“Este pecado consiste en rechazar abiertamente, con todo conocimiento y voluntad, la salvación que se presenta en las manos; y también porque Nuestro Señor es muy buen Hijo; y no permite que ofendamos y despreciemos a Su Santísima Madre, teniendo como testimonio patente la historia de varios siglos de la Iglesia que con ejemplos terribles nos indica cómo Nuestro Señor siempre ha salido en defensa del honor de Su Santísima Madre.”

Así, la Hermana Lucía nos está diciendo en esta entrevista –la última publicada sin interferencias- que nosotros estamos en los últimos tiempos por tres razones. En primer lugar, el diablo está empecinado en librar una batalla final, decisiva. En segundo lugar, Nuestra Señora dice que estos son los últimos remedios dados a la humanidad. En tercer lugar, por la forma en que Dios actúa es porque El Mismo agota todos los otros medios antes de castigar, y si este Mensaje no es tenido en cuenta, entonces Dios castigará al mundo.

Ella luego continúa hablándonos de otros medios. “Me decía Sor Lucía”, afirma el Padre Fuentes, “Dos son los medios para salvar al mundo... la oración y el sacrificio.”



Un nuevo poder al Rosario

Con respecto al Santo Rosario, la Hermana Lucía dijo, “Mire, Padre, la Santísima Virgen, estos últimos tiempos en que estamos viviendo, ha dado una nueva eficacia al rezo del Santo Rosario. De tal manero que ahora no hay problema, por más difícil que sea, sea temporal o sobre todo espiritual, que se refiera a la vida personal de cada uno de nosotros; o a la vida de nuestras familias sean familias del mundo o Comunidades Religiosas; o la vida de los pueblos y naciones; no hay problema, repito, por más difícil que sea, que no podamos resolver ahora con el rezo del Santo Rosario. Con el Santo Rosario nos salvaremos, nos santificaremos, consolaremos a Nuestro Señor y obtendremos la salvación de muchas almas.”

El Inmaculado Corazón de María

Al fin de esta entrevista, la Hermana Lucía habla sobre la devoción al Inmaculado Corazón de María. Dirigiéndose todavía al Padre Fuentes, ella dice, “(Y finalmente consideremos), la devoción al Corazón Inmaculado de María, Santísima Madre, poniéndonosla como sede de la clemencia, de la bondad y el perdón; y como puerta segura para entrar al cielo.”

La respuesta al Padre Fuentes

Allí tienen ustedes la entrevista de la Hermana Lucía con el Padre Fuentes, publicada con la aprobación del Obispo de Leiría-Fátima, y también con la aprobación del propio Obispo del Padre Fuentes, Monseñor Pío López, Arzobispo de Veracruz, y con el apoyo del Cardenal Arzobispo de Guadalajara, México.

Es esta una muy simple afirmación. En realidad, la Hermana Lucía ha dicho cosas más enérgicas que las que el Padre Fuentes publicó. Y aquellas otras afirmaciones fueron publicadas sin problemas, pero esta entrevista con el Padre Fuentes dio la vuelta al mundo y gozó de amplia circulación. Y –¡sorpresa, sorpresa!- el Padre Fuentes fue atacado personalmente. El fue acusado de hacer esto premeditadamente. El fue acusado de fabricar esto.

Ataques anónimos

Hay signos reveladores por cuales usted debería saber a quién creer.  El primer signo revelador fue cuando usted tuvo una nota anónima venida de la Cancillería de Coimbra. Esto es, de nadie en la Cancillería –ni del Obispo, ni del Vicario General, ni del Canciller- ninguno  está dispuesto a decir “Yo asumo la responsabilidad por esta afirmación”. Sin embargo, esta nota anónima fue publicada, y nadie hasta el día de hoy se atribuyó la autoría de esa nota anónima atacando al Padre Fuentes.

Mi padre me enseñó cuando era un niño, “Si recibo una carta anónima ni siquiera debo leerla. Solo debo hacerla pedazos. Si la persona no tuvo el coraje de asumir la responsabilidad por lo que escribió, entonces no tendré tiempo para leerla”. Desafortunadamente, esta nota anónima fue creída.

Ahora nosotros sabemos, según la ley, que para dar una orden, en una sociedad abierta –a diferencia de la de los Masones, quienes reciben ordenes anónimamente, pues esa es su costumbre- en una sociedad abierta, sea la Iglesia o sea el Estado, la persona que da una orden debe estar dispuesta a asumir la responsabilidad de hacerlo. Debe estar dispuesta a firmar la orden si se le pide.

Ahora, sin embargo, tenemos que la Iglesia está siendo manejada con  notas anónimas: la nota anónima de 1960 diciéndonos que el secreto no sería revelado, luego la nota anónima en 1961 diciéndonos que el Padre Fuentes mintió sobre la entrevista.

En El Tercer Secreto de Fátima del Padre Alonso, usted puede leer todo el texto de la entrevista. Esto también le dá a usted los antecedentes. Usted debería saber que en un principio, en 1965, el mismo Padre Alonso estuvo de acuerdo con la línea del partido sobre la nota anónima. Pero en 1975, después de hacer diez años de investigación, él dio su apoyo al Padre Fuentes y dijo que no había nada en esa entrevista que no fuera auténtico. Y él también dijo que no había nada que no hubiera sido confirmado por la Hermana Lucía en muchos otros lugares donde dijo cosas como esa.

Así, urge a aquellos quienes quieren averiguar los detalles, leer el libro del Hermano Michel, The Whole Truth about Fatima (Toda la verdad sobre Fátima), Volumen III,The Third Secret (El Tercer Secreto). (Toda la entretrevista con el Padre Fuentes está publicada allí.) Para aquellos de ustedes que no tienen problemas para comprender o creer esto, los urgiría también a leer el libro tan importante de Humano Michel, especialmente Volumen III, que fuera publicado en 1985. En ese tiempo, el Hermano Michel no tuvo el beneficio de los últimos veinte años de investigaciones. Pero sin embargo, es el mayor jalón de investigación sobre la parte del Secreto de Fátima, que aún no ha sido revelado.




Nuestra Señora está triste, Ella espera su respuesta

Yo quiero grabar en usted, una vez más, que Nuestra Señora está muy triste porque nadie ha prestado atención a Su Mensaje. Así, cada uno de nosotros –no quiero significar la persona al lado suyo, o a su derecha o a su izquierda, o delante o detrás de usted, quiero decir ustedes, usted mismo- cada uno de nosotros puede tomar esta decisión por si mismo, ciertamente en su corazón, que nosotros haremos, al menos, nuestra parte, para hacer que la Santísima Virgen se sienta menos desdichada, menos triste. Nosotros podemos tomar la decisión de que prestaremos atención a Su Mensaje, antes que nada y sobre todo nosotros podemos decidir vivir para Su Mensaje, ser guiados por él. Rezar por él. Promoverlo en nuestras mentes, en nuestros corazones, en nuestra voluntad, en nuestras palabras y en nuestras oraciones.

El Escapulario Marrón

Nosotros viviremos el Mensaje de Fátima rezando cinco decenas del Rosario todos los días, y usando el Escapulario Marrón de Nuestra Señora del Carmen que la Santísima Virgen sostenía en su mano el 13 de Octubre, en la última aparición a los tres niños. Ella quiere que todos nosotros usemos el Escapulario del Monte Carmelo, como explicó la Hermana Lucía. Ella explicó que el Rosario y el Escapulario van juntos.

Mucha gente, incluyéndome yo mismo, ha tenido esta gracia, que cuando se pone su Escapulario y lo usa en todo momento, usted encuentra más fácil rezar el Rosario todos los días. Yo recuerdo haberme puesto el Escapulario en el lugar donde Nuestra Señora dio la promesa del Escapulario. En 1251 Ella se apareció a San Simón Stock y le dijo, “Lleva mi Escapulario. Será un signo de salvación y de protección en el peligro y una prenda de paz. Quienquiera que muriera usando este Escapulario no sufrirá el fuego eterno”. Todos los Papas desde el año 1280 han usado el Escapulario de Nuestra Señora del Monte Carmelo.

El Escapulario es una versión acortada del manto carmelita. Del manto de Elías se ha escrito en la Sagrada Escritura. Elías, cuando quiso cruzar el Jordán, se quitó el manto, tocó el río y lo cruzó sin mojar sus pies. Cuando Elías fue ascendido al Cielo y su profeta sucesor le pidió su poder, el dijo “Si te dejo mi manto, sabe que has recibido mi autoridad profética”. Y cuando el carro encendido separó a Elías y a Eliseo, entonces el manto de Elías fue dejado para Eliseo.

El manto es, por consiguiente el símbolo de Elías. ¿Por qué de Elías? Elías fue el que rogó para que hubiera una sequía. Elías, como todos los profetas, supongo, tuvo el problema de llamar la atención de la gente. Y así, al poco rato, cuando él no pudo llamar la atención de la gente de otra manera, pidió a Dios que parara la lluvia que estaba cayendo. Así, por tres años y medio no hubo lluvia. ¡Elías lo había logrado; él finalmente atrajo su atención!

Elías pidió luego a Dios que volviera la lluvia. Después de todo, la gente estaba hambrienta. El estaba en el Monte Carmelo. El tenía a su ayudante con él y pidió la lluvia. Y él envió a su ayudante desde la cumbre del Monte Carmelo hasta el mar. El hombre subió a la montaña y dijo “no hay lluvia”. Elías pidió una segunda vez y una tercera vez, y aún una cuarta y una quinta y una sexta vez. Cada vez él hizo bajar al hombre de la montaña, y cada vez el hombre volvió a subir la montaña con el mismo mensaje, “no hay lluvia”.

Entonces Elías pidió a Dios una séptima vez que enviara lluvia. Su ayudante bajó la ladera de la montaña, fue al mar, y percibió, saliendo del agua salada del mar una pequeña nube. Era del tamaño de un pie. Esa nube creció y creció y creció hasta que cubrió toda la tierra de Israel. El hombre subió corriendo la montaña intentando contarle a Elías de la lluvia. La nube estaba allí ante el hombre. Pero Elías comprendió algo sobre esta nube.

Aparte de contestar a su pedido, él comprendió que esa nube simbolizaba a la Santísima Virgen María, porque era del tamaño de un pié. Esto simbolizó el pié que aplastará la cabeza de la serpiente, el pié de la mujer prometido por Dios en el Génesis 3:15. Es por eso que Elías fundó un grupo de eremitas para vivir en el Monte Carmelo, para preparar la venida del Salvador y de Su Madre. Ese grupo de eremitas continuó en el Monte Carmelo por siglos y se convirtió en la Orden Carmelita de nuestros tiempos presentes. 

San Buenaventura nos dice que hay otra razón por la cual la nube representa a la Santísima Virgen. La nube era de agua dulce pero vino del agua salada del mar. De la humanidad pecaminosa, representada por esta agua salada de mar, viene la Unica, como fue llamada la Virgen, la Inmaculada Concepción.

Otros Doctores de la Iglesia han discernido una tercera razón para ver a Nuestra Señora prefigurada por esa misma nube. Fue de una nube que vino la lluvia. Y el agua representa simbólicamente la gracia. Todas las gracias que vienen a la humanidad vienen a través de la Santísima Virgen María, vienen a través de Nuestra Señora, quien es la Mediadora de todas la Gracias.

Siglos más tarde, Nuestra Señora se apareció al Superior General de los Frailes Carmelitas, quienes fueron los sucesores de los Eremitas del Monte Carmelo. Ella prometió que si ellos usaban el Escapulario – El Escapulario, dicho sea de paso, usado sobre los hombros, de frente y de espaldas, como un manto- lo pone a usted simbólicamente bajo Su protección, bajo Su manto.

En mi tesis para los Dominicanos en Roma en los 70’s, señalé que por ponerse uno bajo el manto de Nuestra Señora, usted está reconociendo que usted es un hijo, haciéndose Su hijo. San Luis María Grignion de Montfort y San Agustín nos dicen que tal como nosotros morimos con Cristo,  y nacemos con Cristo,  así nosotros, como Cristo, somos llevados en el seno de la Santísima Virgen María,  y, que nosotros nacemos de la Santísima Virgen cuando vamos al Cielo.

Nuestra madre y nuestro padre naturales pueden ser nuestras hermanas y hermanos en el Cielo, pero María,  Nuestra Madre Celestial permanece como Nuestra Madre en el Cielo porque fuimos nacidos de Ella cuando entramos en el Cielo. Nosotros somos llevados místicamente en Su seno y eso es simbolizado por el uso de Su Escapulario. Usted está bajo Su manto.

Y por eso Nuestra Señora ofrece Su manto –el Escapulario del Monte Carmelo-, y nos pide a todos que lo usemos. Esto es parte de Sus pedidos en Fátima. Todos nosotros podemos entonces hacer esta promesa a Ella en nuestras oraciones.

Hagamos lo que Nuestra Señora pide de nosotros: recemos al menos cinco decenas del Rosario todos los días; usemos el Escapulario del Monte Carmelo; cumplamos nuestros debers diarios; guardemos los Mandamientos; y  consagrémonos a Su Inmaculado Corazón.

En segundo lugar, hagamos todo lo que podamos, desde donde estemos, para hacer conocido el Mensaje de Nuestra Señora de Fátima. Los sociólogos nos dicen que todos nosotros conocermos, al menos, doscientas personas. Algunos de nosotros conocermos, personalmente, tanto como cinco mil personas. Todos nosotros, a través de otros, podemos llegar a cinco mil personas. Todos nosotros, a través de otros, podemos alcanzar miles, si no decenas de miles o millones.

Dios ha dado a cada uno de nosotros un pequeño mundo. Por lo tanto nosotros debemos hacer nuestra parte para usar la influencia que Dios nos ha dado. Dondequiera que nosotros estemos, para alcanzar a otros con el Mensaje de la Santísima Virgen.

Nosotros debemos elegir, por lo tanto, estar del lado de Dios más que del lado del diablo. Yo he trabajado en exorcismos y puedo decirles que la mayor parte del tiempo el diablo se oculta. Su obra es evidente si usted observa cuidadosamente, pero él no se manifiesta a la mayoría de la gente, como usted ve en el exorcismo. No es un lindo cuadro. El no es un buen maestro. Pero se nos pide elegir nuestro maestro. Nosotros debemos elegir entre Dios y el diablo.

Digamos entonces que haremos nuestra parte.




El Movimiento de Sacerdotes de Fátima

Me gustará decirles más sobre nuestro propuesto Movimiento de Sacerdotes de Fátima. Hay otro movimiento de sacerdotes que depende de locuciones. Yo no tengo locuciones. El mensaje está basado simplemente en la Fe Católica como lo subrayó la Santísima Virgen María. Me refiero a la Fe Católica entendida, no en sentido modernista sino en el de la enseñanza clásica tradicional de Santo Tomás de Aquino, quien solo resume y sintetiza las enseñanzas de todos los Doctores y los Padres de la Iglesia hasta su tiempo.

Tomando el Mensaje de Fátima como nuestra luz, nosotros podemos comprender la jerarquía de las verdades y la jerarquía de quien y la que debemos obedecer. Primero es a Dios Padre, luego por supuesto a Dios Hijo en Su sagrada humanidad, y luego a la Santísima Virgen María, en ese orden. Luego tenemos la Fe Católica que ha sido enseñada y comprendida en todos los tiempos. Eso no incluye lo que la Iglesia nos enseña hoy, sino solamente lo que está de acuerdo con lo que la Iglesia Católica enseñó siempre. Las enseñanzas tradicionales de la Iglesia son, por supuesto, consecuentes con lo que Jesús y Su Santísima Madre María nos han enseñado en el Mensaje de Fátima.

Como señaló el Secretario del Concilio Vaticano Segundo, nosotros debemos seguir al Concilio Vaticano Segundo en todo aquello que la Iglesia siempre ha enseñado. Pero en las cosas nuevas, nosotros debemos tener precaución. Si lo nuevo contradice lo que la Iglesia ha enseñado siempre, entonces debemos seguir lo que la Iglesia ha enseñado siempre, porque el Concilio Vaticano Segundo rechazó empeñar su autoridad para definir infaliblemente. Hizo eso explícita y deliberadamente. Usted encontrará que en la Nota Preliminar publicada al término de la tercera sesión el  21 de noviembre de 1964, el Papa Paulo VI hizo de eso parte de los Documentos  Conciliares.

Así volvemos al Mensaje de Fátima. ¿Cuál es su papel? Santo Tomás nos dice, en Parte II – II, QQ 171-176, entre otras cosas, que Dios envía profetas a todas las generaciones. Él lo hace así, no para darnos una nueva doctrina, sino para recordar a los fieles que deben salvar sus almas.

Mi abuelo era investigador del cáncer. Por la obra por él realizada en 1915, recibió un premio en 1965. Usted puede decir que él se adelantó a su tiempo. El dijo que los doctores –algunos de ellos o muchos de ellos- están en las manos o en los bolsillos de las compañías farmacéuticas. Ellos hacen lo que las compañías farmacéuticas les dicen que hagan, para vender sus píldoras. (Yo no quiero clasificar a los doctores. Mis abuelos, ambos fueron doctores. Tengo un hermano que es doctor y los doctores hacen montones de obras buenas.) Pero sea en la medicina o en la ley, la gente a veces se permite ser persuadida por quienes están a su alrededor, aún contra su mejor juicio.

Los abogados, por ejemplo, a menudo van tan lejos como para preocuparse más por los derechos de los acusados que por los de las propias víctimas. Usted encontrará eso en los contadores y también lo encontrará en el sacerdocio. Hay manías en las que caen incluso los profesionales, aún siendo ellos quienes deben saberlo mejor. Allí es cuando ellos necesitan un profeta –alguien para corregirlos y recordarles sus deberes y lo que es correcto.

En el caso de la Iglesia, en el caso de los sacerdotes y teólogos, nosotros tenemos el correctivo enviado por el Cielo que es llamado voz de profecía. La Escritura nos dice que la Iglesia está construida sobre los Apóstoles y los profetas. Ahora, el mensaje más profético de nuestro tiempo, el mensaje más auténtico y el más autorizado, es el investigado y probado Mensaje de Fátima. 

Los sucesos contemporáneos en la Iglesia y en el mundo están explicados por el Mensaje de Fátima. Ninguna otra explicación fuera de la Fe y de Fátima tienen ningún sentido.

La Iglesia y cada uno de nosotros estamos frente a una elección. Como cualquiera lo puede ver, tanto vamos a tener guerra como vamos tener paz. La idea Masónica  de darnos paz es para que dejemos de lado el dogma, para que dejemos de lado la verdad religiosa como cosa primordial y digamos, “Nosotros aceptamos a las autoridades temporales que nosotros mismos instalamos como supremas, y si usted se pone de pié contra ellas sobre las bases de la conciencia o del dogma definido, usted será encarcelado o matado”. Esa es su solución. Eso es lo que ellos nos ofrecen y lo que le están ofreciendo hoy a la Iglesia.

La otra solución es la de Nuestra Señora de Fátima, cual es: convertir a nuestros enemigos a la verdad de la Fe y a la práctica de la Fe –no solo a Rusia sino a todo el mundo.

En el Mensaje de Fátima se dice que todo el mundo, no solamente Rusia, necesita conversión. Pero Dios hará esto en un cierto orden. Dios lo hará antes que nada convirtiendo a Rusia, por intermedio del Papa y los obispos obedeciendo la orden de Nuestra Señora. Cuando eso ocurra, entonces se convertirá el resto del mundo y se realizará la profecía de Isaías, 2: 3-4. Isaías profetiza nuestro tiempo cuando finalmente el Papa y los obispos obedezcan la orden de Fátima.

Parafraseando a Isaías, “Venid y subamos al monte de Yahvé”. Veamos que la voluntad de Dios está a favor de nosotros. Eso será cuando todas las naciones del mundo entren a la Iglesia. Esa profecía de todas las naciones y pueblos viviendo en paz y todas convertidas a la Fe Católica será realizada por medio de la Consagración de Rusia.

Lo mismo en cuanto al ecumenismo. Está el camino Masónico del falso ecumenismo y el camino señalado por Fátima, el verdadero ecumenismo. Obedeciendo a Fátima, todas las religiones serán convertidas a la Fe Católica pero solamente por los caminos de Dios, no por el camino de los hombres. No será por diluir la verdad o negar la verdad, no por decir (que) esto es “menos esencial…” Sí, hay una jerarquía de verdades, pero cuando estas verdades son dogmas definidos usted no puede negarlos. Si, por supuesto, usted puede negar dogmas definidos, porque de acuerdo a los modernistas estos son secundarios; pero haciendo tal cosa, negando cualquier dogma definido, usted será incluso enviado al infierno si usted no se arrepiente de eso.

Asi, para nosotros, todos los dogmas definidos son esenciales para nuestra salvación y no podemos dejar pasar una iota de ellos. Nosotros tendremos la verdadera paz mundial y el ecumenismo realizados solo cuando tengan lugar la Consagración y la conversión de Rusia, con la  Consagración en primer lugar.

De lo contrario, la alternativa ofrecida a la Iglesia por los Masones y los Modernistas es decir “Suavicemos la verdad. No hablemos de dogmas religiosos. No hablemos de estas cosas; ellas solo nos dividen”. Pero al hacerlo, estamos negando a Cristo.

Cristo dijo a Pilatos, “Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo, para dar testimonio de la verdad; todo el que es de la verdad oye Mi voz.” (San Juan 18:37)

Así, o bien re-establecemos el orden mundial que Cristo quiere, cual es la Cristiandad fundada en las bases del Evangelio y en todas las enseñanzas infalibles de la Iglesia Católica y extendemos Su reino a través del mundo entero, o tendremos el “Nuevo Orden Mundial” Masónico que no es nada más que el establecimiento del reinado del Anticristo y de Satán, al cual Gorbachov, Castro y varios líderes políticos Americanos han llamado por más de los 30 años pasados y lo están promoviendo alrededor del mundo. La frase “Nuevo Orden Mundial” aparece en el reverso de los billetes de un dólar en latín (“Novus Ordo Seculorum”),  que varias influencias Masónicas a lo largo de los años han puesto en los símbolos oficiales americanos, tales como el Gran Sello de los Estados Unidos. Y la frase misma se remonta a 1776 con los Iluminati Masónicos promoviéndola precisamente antes de las revoluciones americana y francesa.

Si se hace por el poder de la espada o de los ejércitos Rusos, o si se hace con el poder de la influencia Americana y el imperialismo, no hay diferencia. ¡De cualquier manera es un Nuevo Orden Mundial Masónico que está bajo el reinado de Satán!

¡No tenemos otra elección! Usted debe pensar que no tiene otra elección, pero déjeme decírselo, usted no la tiene. Usted debe obedecer al Reino de Dios, “Venga a nos él Tu reino, hágase Tu voluntad así en la tierra como en el Cielo”.

Elegir luchar contra el Mensaje íntegro de Fátima –no importa cuán sincero uno pueda ser- es, en efecto, adelantar el nuevo orden mundial de Satán.

Hoy Nuestra Señora de Fátima nos pide que tomemos una nueva decisión. Me gustaría pedir a los sacerdotes, incluyendo por supuesto a los obispos, que se unan a un movimiento de sacerdotes por Fátima – el Movimiento de Sacerdotes de Fátima. Este es un movimiento de aquellos quienes serán fieles al Mensaje de Nuestra Señora en su integridad; de quienes defiendan el Mensaje sin preguntar por el costo personal; de quienes vivirán el Mensaje en sí mismos, por el rezo diario del Rosario, usando el Escapulario Marrón y consagrándose al Inmaculado Corazón de María. Quiera Dios bendecirlos y Nuestra Señora guiarlos cuando ustedes lo decidan. Muchas gracias.



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